PALABRAS
DEL PRESIDENTE DE REPÚBLICA DOMINICANA DURANTE SU VISITA
DE ESTADO A COLOMBIA
Bogotá, 8 nov. (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández,
durante su visita de Estado a Colombia.
“Nos sentimos profundamente regocijados de encontrarnos
aquí nuevamente en esta hermosa República de Colombia.
Como ha dicho el presidente Uribe, ya en otras ocasiones, tanto
en funciones oficiales como no oficiales, hemos estado aquí en
esta tierra. Y ciertamente en cada ocasión que hemos estado,
lo hemos entendido y lo hemos sentido como una extensión
de la propia República Dominicana.
Pero en esta ocasión, al estar aquí, nos sentimos
doblemente regocijados, porque hemos visto en poco tiempo el inmenso
progreso que la República de Colombia ha experimentado bajo
el liderazgo del presidente Uribe.
Sentimos que ha habido un rescate de la
confianza para este país.
Y ese rescate de la confianza y del respeto a nivel internacional,
ha generado un incremento de la inversión privada en Colombia,
tanto la inversión privada nacional como la inversión
extranjera.
Y eso es un testimonio de la confianza
que se va teniendo en la estabilidad y en la seriedad de un país.
Y esa inversión, nacional y extranjera, ha sido un motor
fundamental en la reactivación del crecimiento económico
colombiano. Y con esa reactivación del crecimiento, ha habido
una disminución sensible de la tasa del desempleo.
El presidente Uribe nos contaba que hace
tres años la tasa
de desempleo en Colombia rondaba de cerca al 19 – 20 por
ciento. Y sin embargo, en tan solo tres años, el desempleo
ha disminuido a un 11 por ciento.
Yo creo que eso es una tarea titánica. Hoy día,
uno de los graves problemas que tienen los gobiernos es que aun
cuando logran la estabilidad macroeconómica, aun cuando
todos los indicadores van funcionando adecuadamente –tasas
de interés, tasas de cambio, crecimiento, en fin, una macroeconomía
estable–, la gente dice: “pero, no me llega. Ese progreso
material de que tanto se habla no me llega”.
Yo recuerdo, presidente Uribe, que al término de mi primera
gestión de gobierno, recibí una carta muy simpática
de una señora, que me empezaba diciendo: “mire, presidente
Fernández, reconozco los logros de su gestión de
gobierno, tengo entendido que efectivamente avanzamos en estabilizar
la macroeconomía, que la economía efectivamente creció,
que se hicieron obras de infraestructura muy importantes, que usted
hizo un esfuerzo por colocar a la República Dominicana en
los foros internacionales, que se hizo un gran trabajo en educación,
en salud pública y en seguridad social, pero su gobierno,
Presidente, tuvo un gran fallo: se olvidó de mí”.
Y yo creo que, de alguna manera, eso es
lo que pasa en el continente: que la gente siente que no hay
una relación directa entre
crecimiento económico, entre estabilidad macroeconómica
y el bienestar personal que cada quien va recibiendo.
Y siento que la primera expresión de ese bienestar personal,
tiene que estar dada por la oportunidad de generación de
empleos. Que justamente fue el objeto central de nuestro reciente
encuentro en Mar de la Plata: cómo crear oportunidades para
que la gente logre insertarse en el mercado laboral, y que esto
produzca los ingresos indispensables que una persona debe recibir
para vivir con dignidad, para vivir con las condiciones mínimas
adecuadas que le hagan acreedor de la condición humana.
Y lograr de 20 a un 11 por ciento en tan poco tiempo, creo que
es una proeza que tenemos que reconocer y que indica que efectivamente
Colombia avanza. Y avanza por el hecho de que tiene un Presidente
visionario, un Presidente dedicado, entregado, infatigable.
Cada vez que veo al presidente Uribe es
una labor tras la otra. Y cuando él hacía la ponderación sobre mi
persona, yo honestamente no escuchaba y me preguntaba como los
antiguos latinos, porque al fin y al cabo estaba hablando de él
mismo.
El presidente Uribe, al fin y al cabo,
es el portavoz, es el estandarte de estas virtudes, de estas
cualidades, que le han hecho un líder
no solamente en Colombia sino un líder continental, un líder
mundial, cuya voz, cuyos planteamientos se escuchan con respeto,
se escuchan con admiración, y yo personalmente trato siempre
de orientarme: ¿qué dirá el presidente Uribe
para yo seguir sus pasos y saber que no me voy a equivocar?
De manera, Presidente, que compartimos
unos mismos problemas, compartimos unas mismas dificultades,
unos mismos obstáculos,
pero también unos mismos anhelos de fortalecimiento de un
Estado democrático de Derecho, donde haya plena garantía
a las libertades individuales, donde haya transparencia, donde
haya eficiencia de la calidad del servicio público que ofrecemos
a nuestros conciudadanos.
Y que sabemos que estamos comprometidos
a que la democracia no solamente sea el fortalecimiento institucional,
sino crear condiciones
de progreso económico y bienestar social, lo que significa
diseñar y aplicar estrategias que garanticen el crecimiento
económico sostenido, que en el caso de nuestros pueblos
no debe ser nunca inferior a un 5 por ciento y en todo caso por
encima de la tasa de crecimiento demográfico, para que efectivamente
tenga algún impacto en la población.
Esto en la necesidad de reducir la pobreza
hasta eliminarla, conforme a como nos hemos comprometido en el
objetivos de desarrollo del
Milenio. La necesidad de, a través de la historia y a través
de los valores y principios que nos identifican, volver a establecer
cuál es la identidad cultural de nuestros pueblos, para
de esa manera poder integrarnos con más eficacia en los
mercados internacionales y en el fenómeno de la globalización.
Insertarnos sin perder lo que somos, insertarnos
enriqueciéndonos
de la diversidad cultural que el mundo nos ofrece, pero sin renunciar
a lo que nosotros mismos somos, testimoniar a través de
nuestra historia.
En fin, sabemos que hay disputas, hay controversias,
que 29 naciones podemos reconocer la importancia de hacer parte
de un acuerdo de
libre comercio, en el caso de la República Dominicana por
consideraciones de supervivencia.
El 85 por ciento de las exportaciones de
la República Dominicana
van al mercado de los Estados Unidos. En los últimos 25
años, el progreso relativo que hemos tenido se debe esencialmente
a un programa conocido como “Iniciativa para la Cuenca del
Caribe”, que ha permitido un acceso arancelario preferencial
al mercado norteamericano. Y es la base de lo que nosotros llamamos
las “Zonas francas industriales” de la República
Dominicana, dedicadas esencialmente a la producción de calzado,
plásticos, textiles, prendas de vestir y equipos médicos.
Para nosotros lo ideal habría sido la continuidad de esta “Iniciativa
para la Cuenca del Caribe”, porque en el fondo es libre comercio,
pero de carácter unilateral. Es desde la República
Dominicana hacia el mercado de los Estados Unidos.
Pero resulta que las propias autoridades
norteamericanas le han puesto a este programa un plazo. Termina
en el año 2008
y el gran interrogante que desde la República Dominicana
nos hacíamos es: ¿cómo un país tan
dependiente de su comercio exterior, como lo somos nosotros de
los Estados Unidos, qué pasaría si al término
de la “Iniciativa para la Cuenca del Caribe” perdemos
ese acceso preferencial al mercado norteamericano?
De ahí que resultaba ineludible, resultaba inevitable,
el que la República Dominicana fuese parte de este acuerdo
de libre comercio con los países de Centroamérica,
que se conoce como el DR-CAFTA.
En Estados Unidos no fue fácil. Vimos que inclusive en
la Cámara de Representantes al final se ganó por
un voto. Y este voto porque el presidente de los Estados Unidos,
el presidente Bush, se involucró personalmente, tratando
efectivamente de que el DR-CAFTA fuese salvado.
Claro, el DR-CAFTA era más que el DR-CAFTA. Porque si en
el Congreso norteamericano no se ratificaba este acuerdo con Centroamérica
y la República Dominicana, un acuerdo de libre comercio
con el Pacto Andino peligraba. Y las posibilidades de seguir con
el ALCA pues también se ponían en peligro y se postergaban
en el tiempo.
De manera que el DR-CAFTA fue una gran
victoria para los que creemos que efectivamente el futuro del
hemisferio está en cómo
integrarse comercialmente, financieramente, en el ámbito
técnico y científico.
Pero lo importante a retener es que en
los propios Estados Unidos tuvo que darse una gran batalla para
que se pudiese ratificar este
acuerdo. Que no es que hay tampoco consenso en el propio sistema
norteamericano respecto de lo que es el libre comercio. Allá también
se dan posiciones diversas. En algunos Estados los legisladores
porque también tienen maquilas, también tienen empresas
como las que tenemos por acá y entienden que el libre comercio
les genera desempleo y que el libre comercio para ellos, al fin
y al cabo, viene a erosionar y a deteriorar su base productiva.
En la reciente campaña electoral de los Estados Unidos
hay mensaje fundamental del candidato John Kerry, era su oposición
al hecho de que vayan inversiones a nuestros países que
permiten efectivamente la elaboración de nuevos bienes y
servicios que ingresarían al mercado norteamericano.
No compartimos esa idea. Creemos que en este mundo globalizado
lo que hay es una distribución de la cadena productiva,
que efectivamente el capital irá a aquellos lugares que
ofrezcan mayores niveles de competitividad.
A pesar del éxito que hemos tenido en los últimos
25 años, no estamos conformes en la República Dominicana
con lo que hemos logrado. El hecho de que se haya ratificado el
DR-CAFTA en el Congreso norteamericano y en la República
Dominicana, tampoco es una panacea de que hemos resuelto todos
nuestros problemas. Al fin y al cabo, lo único que se nos
ha garantizado es un acceso a un mercado, por supuesto, al más
importante y poderoso e influyente mercado que existe en el mundo.
Pero sólo el acceso. El resto ya es competencia nuestra.
Y nosotros creemos que lo que tenemos que
hacer en la República
Dominicana y estoy seguro que de igual forma piensa el presidente
Uribe para Colombia, es cómo articulamos una estrategia
nacional de competitividad, que significa identificar nuevas fuentes
de generación de riquezas, añadir mayor valor agregado
a lo que son nuestros productos tradicionales, para de esa forma
transformar un modelo de desarrollo económico de trabajo
intensivo hacia uno de capital intensivo con mayor fuente tecnológica
y mayor valor agregado.
Y creemos que por ahí es que está el futuro de nuestros
pueblos, en fortalecer las democracias, las garantías individuales,
la libertad individual, la justicia social, pero siendo al mismo
tiempo más productivos, más competitivos y sabiéndonos
colocar adecuadamente en los mercados internacionales.
A mí ese futuro me parece claro. Y aquellos que se distancien
de ese futuro nos quedaremos, en el mediano y en el largo plazo,
en un proceso de pauperización, del cual será difícil
salir porque, al fin y al cabo, en nuestros tiempos modernos cada
quien compite por posicionarse, y el que perdió tiempo en
esta carrera quedará desplazado con condiciones trágicas
y lamentables.
Veo, pues, con mucha simpatía que el presidente Uribe haya
asumido, con la vehemencia, la pasión y la dedicación
que lo caracterizan, este camino.
Y veo entonces, además de todo esto, con estos esfuerzos
de cooperación que hacemos en la región, la cooperación
Sur-Sur, cómo podemos mirar hacia Colombia para compartir
lo que tiene que ver con proyectos energéticos, nuevas iniciativas
como la transformación de la caña de azúcar
en alcohol carburante, justamente para reducir la dependencia en
los carburantes fósiles, el hecho de cómo podemos
intercambiar programas culturales, programas educativos, científicos
y técnicos, el cómo podemos colaborar en un área
tan sensible del mundo moderno como es el de la seguridad ciudadana,
que atañe tanto a Colombia como a la República Dominicana.
Nuestro país hasta hace poco era solo trampolín
en lo que tenía que ver con el narcotráfico. Sin
embargo hoy se ha generado un mercado interno de consumo y eso
ha generado un incremento de la violencia y de la delincuencia
en la República Dominicana. No lo podemos combatir solos,
no lo podemos erradicar solos.
De ahí esta cooperación entre Colombia y la República
Dominicana en adiestramiento policial, en compartir experiencias,
compartir conocimientos, la eficacia que ha tenido la Policía
de Bogotá, la Policía de Medellín o de Cali
en el enfrentamiento al narcotráfico, en el enfrentamiento
al crimen o a la violencia. Para nosotros en la República
Dominicana es clave conocer lo que se ha hecho.
Este acuerdo que vamos a firmar, de cooperación en lo que
tiene que ver con aguas jurisdiccionales, en lo que tiene que ver
con espacio aéreo, justamente para combatir el narcotráfico.
Esto es lo que requiere América Latina. Esto es lo que reclama
el Hemisferio Occidental. La posibilidad de avanzar en cada uno
de esos pasos, con una confianza mutua, con un respeto, como lo
estamos haciendo, y saber que compartimos el mismo objetivo.
De manera, pues, que, presidente Uribe,
le reitero una vez más
lo profundamente alborozados que nos sentimos, yo personalmente
y toda nuestra comitiva, al saber que damos un paso más
hacia adelante en el afianzamiento de estos lazos históricos
de amistad y de fraternidad que unen a Colombia y a la República
Dominicana.
Así, pues, que, de igual manera, me permito reciprocar
pidiéndoles a ustedes que celebremos este encuentro, que
reafirma la amistad entre Colombia y República Dominicana.
Salud, Presidente, Salud”.
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