Aclara Ministra
de Ambiente
“EN EL TLC NO ESTAMOS NEGOCIANDO NUESTROS
RECURSOS NATURALES”
Bogotá, 12 nov. (SNE).- “No estamos
negociando nuestros recursos naturales, eso tiene que quedarle
muy claro al país. No es una negociación ambiental,
estamos básicamente adoptando unas obligaciones en materia
de protección al medio ambiente que, además, nos
van a ser de mucha utilidad para reforzar y reafirmar nuestra propia
capacidad de cumplir nuestra propia legislación, y lo que
se define es unas posibilidades de cooperación entre las
partes que faciliten el cumplimiento de esas obligaciones”.
Con estas palabras la ministra
de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Sandra Suárez, despejó las
inquietudes de quienes señalan que en el Tratado de Libre
Comercio (TLC) se está entregando la soberanía ambiental.
Al intervenir en el Consejo
Comunal sobre el TLC, la funcionaria indicó que la negociación en la mesa
ambiental gira en torno básicamente a dos elementos: el
primero, la adopción de obligaciones en materia de protección
al medio ambiente del país, y el segundo, la definición
de unas áreas de cooperación entre las partes que
faciliten el cumplimiento de esas obligaciones.
En la mesa ambiental no
se negocian temas como el acceso a recursos genéticos, no se negocian conocimientos
tradicionales, ni temas relacionados con biopiratería pues
son abordados en la mesa de propiedad intelectual.
Suárez Pérez indicó que para
el Gobierno es importante dejar claro en la mesa ambiental el derecho
soberano de las partes para establecer las medidas que se consideren
necesarias para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad,
así mismo para la preservación de los conocimientos
y prácticas tradicionales de comunidades indígenas,
afrocolombianas y locales.
¿QUÉ SE NEGOCIA?
La Ministra insistió en que el TLC es un
tratado de comercio, que no es ni un tratado ni una negociación
ambiental, como sí lo ha hecho el país en otras ocasiones
como las negociaciones ambientales donde se adquieren compromisos
vinculantes, como el Protocolo de Kioto, el Convenio de Estocolmo,
el Convenio de Basilea, el Protocolo de Montreal, en el Convenio
de Diversidad Biológica.
En la mesa ambiental se
evalúa la legislación
que el país tiene con miras a que no se generen desequilibrios
comerciales ante la ausencia de una legislación adecuada
o que tenga unos estándares que generen distorsiones comerciales,
afirmó.
La funcionaria recordó que Colombia tiene
un código de recursos naturales del año 1974 y la
Ley 99 de 1993 que ordena y crea todo el Sistema Nacional Ambiental
y una regulación que le permite ejercer una protección
sobre su patrimonio natural y sus recursos naturales.
El eje de esa negociación gira sobre cuáles
son las obligaciones y cómo se genera un fortalecimiento
en el país para una mayor protección ambiental y
una mayor facultad para poder cumplir nuestra propia legislación
nacional.
Sobre el tema de la biodiversidad,
la Ministra reveló que lo que se busca es que se puedan tener oportunidades
de comercio para los mercados verdes, los productos orgánicos
que están creciendo a tasas muy importantes en el mundo
y en Colombia.
Al mismo tiempo se quiere
dejar claro en la negociación
que haya un reconocimiento expreso a la biodiversidad, siendo Colombia
el segundo país del mundo en biodiversidad y a la soberanía
sobre los recursos naturales que tiene el país.
“De ninguna manera se puede pensar que el
Tratado implica una pérdida de soberanía sobre nuestros
recursos naturales, aquí no se está negociando ni
el recurso hídrico, el agua. Al contrario, estamos dejando
expreso un reconocimiento a nuestra autonomía sobre nuestros
recursos naturales y es más, adicionalmente estamos buscando
ese reconocimiento para las comunidades tradicionales”, puntualizó.
Suárez informó que los objetivos
de los países andinos en las negociaciones son conservar,
utilizar sosteniblemente y distribuir justa y equitativamente los
beneficios derivados del uso de la biodiversidad, asegurar el respeto
por los conocimientos innovaciones y prácticas de las comunidades
locales, y adicionalmente, buscar los mecanismos de información
y los modelos que nos permitan frenar la biopiratería.
Una de las propuestas es
que haya un reconocimiento de la importancia de la biodiversidad
y de los conocimientos tradicionales
en el TLC. Otra es que se declare la soberanía de los países
sobre los recursos; y otra que se asuman esos compromisos para
combatir la biopiratería, declaró.
Sobre el caso de las patentes, la Ministra
aclaró que está en la mesa de propiedad intelectual
y que allí se busca la defensa de los recursos genéticos,
los conocimientos, innovaciones y prácticas de las comunidades
indígenas y locales. |