PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE AL CLAUSURAR EL CURSO DE ALTOS ESTUDIOS MILITARES
Bogotá, 22 nov. (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la clausura del Curso de Altos Estudios Militares, que
se llevó a cabo este martes en el Club Militar de Bogotá:
“Acudimos a este acto con emoción por el éxito
de quienes se han vinculado exitosamente a estos cursos insignias
de la Patria, quienes están próximos a continuar
su carrera de ascenso en nuestras Fuerzas y acudimos –también-
con un dejo de tristeza por la muerte de uno de los líderes
colombianos que más apoyó en todos los momentos de
su carrera política, a las Fuerzas Militares y de Policía,
el honorable Representante, Roberto Camacho, a cuyas exequias debemos
acudir tan pronto terminemos esta ceremonia.
Muy apreciados graduandos: quiero felicitarlos
de todo corazón,
no solamente por el éxito en el período académico
que hoy cerramos, sino por lo que significa dentro de su propósito
de servir bien a Colombia, con toda dedicación, esmero,
profesionalismo, en la bella jerarquía de las Fuerzas Militares
y de Policía.
Y quiero felicitar a ese grupo tan importante
de civiles, hombres y mujeres, que en expresión del afecto del pueblo colombiano
por su Fuerza Pública, se han vinculado a esta tarea académica
y que hoy son compañeros de nuestros oficiales en esta graduación.
Y quiero felicitar a todas sus familias
por la abnegación.
Ser esposa, ser hijo ser esposo, ser papá o mamá,
ser familiar cercano, ser amigo cercano, de los integrantes de
nuestra Fuerza Pública, en un período tan difícil
de la vida colombiana, es tener una disposición permanente
al sacrificio, una disposición permanente al dolor, una
disposición permanente al riesgo.
El patriotismo de ustedes, distinguidos
graduandos, es superior y superior –también- es el patriotismo de sus familias.
A sus queridas esposas, a sus esposos, a sus hijos, a sus padres,
hermanos, a todas sus familias, un saludo de felicitación
lleno de afecto, con la mayor expresividad, porque esas familias
hacen un gran sacrificio por Colombia.
La Fuerza Pública de la Patria nos llena de orgullo. No
conocemos, en la historia del Continente, una Fuerza Pública
que haya tenido que enfrentar un terrorismo tan rico, autofinanciado,
tan numeroso y que le esté ganando la batalla con total
transparencia.
En otras partes, el terrorismo no estaba
enraizado, era pobre, echaba mano de unos recursos que venían de afuera o de algunos
que esporádicamente podrían obtener al interior.
No era tan numeroso y sin embargo, para derrotarlo, se dejaron
heridas profundas porque fueron campañas de extermino no
de recuperación de la seguridad, porque fueron campañas
de tierras arrasada no de eficacia con respeto a los derechos humanos,
porque fueron campañas donde lo que importaba era ganar,
sin tener en cuenta el ordenamiento jurídico, a diferencia
de todo lo nuestro.
Cuando este Gobierno empezó, mal contados, en la Patria
habían 50 mil terroristas –17 mil integrantes de las
Farc, 11 ó 12 mil milicianos urbanos de la misma organización,
4.500 del Eln, hoy vemos más de 20 mil de las mal llamadas
autodefensas-. Pues bien, ese número no lo conocía
el Continente, pero tampoco conocía el Continente otro factor:
a ese poderío militar se le suma la riqueza.
Los grupos que actuaron en otras naciones
del Continente eran pobres, si uno lee la historia del final
de ese problema en El
Salvador encuentra que allí la guerrilla tomó la
decisión de negociar en serio, cuando confluyeron varias
circunstancias. Primero, se dieron cuenta que no tenían
posibilidades de avanzar en lo militar y segundo, se quedaron sin
recursos a medida que les cerraron las fuentes europeas de financiación.
La discusión que se dio entre ellos no era sobre la posibilidad
o la no posibilidad de una victoria militar. La discusión
que se dio finalmente, entre ellos –y esto es muy importante
tenerlo en cuenta-, era si estaban en lo militar estancados o en
retroceso.
Por eso, para ganar definitivamente esta
tarea, es muy importante que esas fuerzas terroristas sientan
que tienen que dar ese debate,
no el debate entre la opción de ganar, de arrasar nuestro
Estado democrático por la vía violenta y la opción
de no hacerlo, sino el debate entre dos situaciones: la de estar
estancando o la de estar en retroceso.
Y a ese debate solamente se llega con los hechos y esos hechos
solamente lo producen el valor de nuestras fuerzas institucionales.
El segundo punto, que contraste tan grande,
mientras allá hubo
un momento en que dijeron: ‘ya no nos llega plata de afuera’ y
no propiamente de la Cortina de Hierro, sino de organizaciones
de Europa Occidental que alimentaban esos grupos y al ver que les
cerraron la fuente de financiación tuvieron que aceptar
la necesidad de la negociación, aquí –muy apreciados
graduandos- son inmensamente ricos, poderosamente ricos.
Por eso ya se dan el lujo de despreciar
la Comunidad Internacional, por eso se dan el lujo de no respetar
siquiera lo que en algún
momento tuvieron como puntos de referencia, a quienes amplios sectores
de opinión y de analistas que se atribuían ser mentores
intelectuales de los terroristas nuestros.
¡Pues bien!, por eso hay que derrotarles definitivamente
la droga y el secuestro, para cerrarles las fuentes de financiación.
Y otra cosa bien importante: estas Fuerzas
Institucionales de la Patria todos los días ganan más respetabilidad
porque sus esfuerzos en procura de la eficacia, están acompañados
de su rigurosa observación de los derechos humanos. Eso
es necesario en el presente y en el futuro.
En el presente, porque ustedes integran
las Fuerzas Institucionales de una organización democrática,
no de una dictadura.
En una dictadura, una política de seguridad –cualquiera
sea su naturaleza-, los elementos que la caractericen, se sostiene
mientras tenga fuerza la dictadura.
En una democracia, una política de seguridad solamente
se sostiene en la medida que tenga respetabilidad de la opinión.
Una democracia es un estado de opinión y la gobernabilidad
depende, finalmente, de lo que la opinión –que es
el reflejo de quienes integran el Estado: los integrantes del pueblo-,
perciba, intuya.
Si la opinión, aquello que percibe le da confianza, le
da credibilidad, esa política se vuelve sostenible durante
todo el tiempo necesario para que sea victoriosa.
Si esa sostenibilidad se da a través de que la opinión
perciba, intuya que esa política es eficaz y totalmente
respetuosa de la transparencia, de los derechos humanos. ¡Y
eso se está logrando en la Patria! Y para eso, ustedes se
han preparado en el ejercicio práctico de todos los días
y en ejercicios académicos tan importantes como el que acabamos
de cerrar.
Esta Patria necesita –apreciados graduandos- derrotar el
terrorismo, derrotar la droga, derrotar la corrupción y
reivindicar a los pobres. Y para eso es fundamental la confianza
y la confianza hoy, no puede ser una aspiración a obtener
en lo nacional, sino que también tiene que obtenerse en
lo internacional.
Esa confianza se deriva de la eficaz y
transparente Seguridad Democrática. Esa confianza se deriva
de nuestra capacidad de cumplir con las Metas Sociales del Milenio.
Y esa confianza
se deriva de nuestra transparencia. Eso en bien importante.
Pues bien, estamos avanzando en esa confianza.
Si no hay seguridad, no hay inversión. Si no hay inversión que apalanque
el crecimiento de la economía, es imposible obtener recursos
para cumplir las Metas Sociales del Milenio.
Esta Patria, a tiempo que ustedes han aumentado
su heroísmo
para rescatarle la seguridad, también ha hecho esfuerzos
muy importantes en materia social. Es lo que yo llamo: el acompañamiento
integral de esta tarea de seguridad.
Déjenme referir, compartir con ustedes, algunas cifras.
Hemos llegado ya al 91 por ciento de cobertura en educación
básica. Pero no estamos conformes. A pesar de que este Gobierno
cree 1.500.000 de cupos, de los cuales ya ha creado millón
100 mil, hay que llegar el ciento por ciento.
El sábado pasado en el Huila, en Pitalito, llegamos a constituir
el Huila en el primer departamento con cobertura universal en régimen
subsidiado de salud. Eso fue un hito. Ayer en el Cesar, esta semana
en Antioquia, Casanare y Arauca.
Esperamos que el congreso nos apruebe la
ley que en dos años
nos permita que 26 millones de colombianos de los estratos 1, 2
y 3 tengan cobertura universal en régimen subsidiado de
salud.
El discurso social solamente es creíble
si hay resultados.
Cuando empezó este Gobierno, teníamos 10 millones
y medio de colombianos afiliados al régimen subsidiado.
Terminamos este año con 18 o más. Hay 4 millones
de los estratos pobres en el régimen contributivo. Ahí hay
22. Nos queda faltando afiliar 4 millones para tener cobertura
universal, pero lo vamos a lograr.
Esta política social es un acompañamiento fundamental
de la política de seguridad. La política de seguridad,
en la medida que da confianza para invertir, posibilita los recursos
para financiar la política social. Y la política
social, en la medida que crea adhesión del pueblo a las
instituciones, hace posible la política de seguridad.
He explicado a mis compatriotas de todas
las regiones, en este ejercicio de contacto permanente con el
pueblo, que en Colombia
hay que dejar atrás el discurso y la actitud que hacía
aparecer como excluyente la política de seguridad con la
política social. Van de la mano. La una es requisito fundamental
para que la otra se dé.
Miren: cuando empezó este Gobierno, Bienestar Familiar
tenía 6 millones 100 mil usuarios. Ahora tenemos 10 millones.
Falta mucho, pero hemos avanzado.
Esta mañana veíamos las cifras de Bogotá.
En Bogotá hemos pasado de 240 mil beneficiarios de Bienestar
Familiar, casi a 500 mil. Falta mucho, pero duplicar en 40 meses
esa cobertura, es algo bien significativo para demostrar que a
medida que estamos aupando, acompañando, exigiendo el sacrificio
de nuestros hombres de la Fuerza Pública, también
se hace un inmenso esfuerzo por la política social.
Este año terminaremos con 1.100.000 niñitos de menos
de 5 años en un nuevo programa de desayunos. Había
cero, en esa edad, cuando empezó el Gobierno. Nos comprometimos
con 500 mil. Cumplimos esa cifra el año pasado en Pereira
y mañana se cumplirá la expansión que nos
falta en los departamentos del Cauca, del Putumayo y de Nariño
y podremos decir que hemos llegado a 1.006.000 niñitos.
En ancianos, la Patria tiene –óigase bien- más
o menos 860 mil ancianos pobres, indigentes. Este Gobierno, cuando
empezó, encontró que les pagaban un subsidio a 60
mil ancianos. Se pagaba y no se pagaba. Nosotros hoy estamos subsidiando
200 mil. Y cumplidamente.
Pero no nos quedamos ahí. Estamos completando 400 mil ancianos
pobres que reciben un almuerzo al día. Terminamos el año
con 600 mil ancianos en estos programas. Hay que llegar a 860 mil,
pero hemos dado un gran salto.
Falta mucho, pero déjenme referir al programa Familias
en Acción.
Estamos terminando el año con 500 mil Familias en Acción.
El programa lo teníamos reducido a las pequeñas poblaciones.
Ya ha llegado a sectores de desplazados de las grandes ciudades.
En Bogotá, en Navidad, se estará haciendo el primer
pago a las familias desplazadas inscritas en el programa Familias
en Acción. Ese programa nos vale 500 mil millones por año.
El año entrante será para 650 mil familias. Pero
no estamos conformes, hay que llegar a un millón de familias,
las más pobres, para que tengan los ingresos para subsidiar,
para pagar la educación y la nutrición de sus hijitos.
Estamos en esa tarea. Ustedes en muchas
regiones han presenciado cómo avanzan estos programas. El de microcrédito,
para hacer de Colombia un País de Propietarios, el programa
de Familias Guardabosques –que ya les ha llegado a 33 mil
familias-, el programa de seguridad alimentaria –que les
ha llegado a 1.300.000 campesinos de la Patria-.
Quiero insistir, pues, que ustedes no se
pueden sentir solos en materia de política social. Este Gobierno ha hablado de
unos presupuestos para la política de seguridad. La voluntad
política, ese reflejo en la decisión, en la emoción,
en la determinación del gobernante que interprete el querer
de un pueblo que renuncia la violencia. La eficacia –hija
del sacrificio de ustedes–, la transparencia –generada
por la adhesión de ustedes a los derechos humanos, a la
Constitución y a la ley–, el acompañamiento
integral –cuyo componente fundamental es que vamos con la
política social–.
Falta mucho, pero trabajando todos los
días de buena fe,
lo logramos.
Ha sido muy difícil en la situación financiera y
presupuestal de Colombia, financiar la expansión de nuestras
Fuerzas Militares y de Policía y la política social.
Haberlo hecho con abundancia del dinero no sería gracia.
Recuerdo agosto de 2002, cuando el ministro
(de Hacienda) Roberto Junguito me dijo que el déficit, el alto endeudamiento,
la situación de tesorería, no permitía que
garantizáramos siquiera los salarios para terminar ese año
al día con las Fuerzas Militares y de Policía.
Recortamos un billón de pesos en gastos, derramamos el
impuesto de Seguridad Democrática, hemos venido haciendo
grandes esfuerzos en el 2002, en el 2003, en el 2004, en el 2005.
Y estamos dispuestos a hacerlo en el presupuesto y en las acciones
que quedan de esta administración, para que vayamos llevando
de la mano la política de seguridad con la política
social.
Esa política de Seguridad Democrática conlleva dos
mensajes: un mensaje de autoridad y un mensaje de reconciliación,
es una notificación a los terroristas, que nosotros, ustedes
en las Fuerzas Militares y de Policía y quienes estamos
en el Gobierno como ciudadanos de la sociedad civil, tenemos el
mandato del pueblo de recuperar plenamente la soberanía
de Colombia para que esté protegida por nuestras Fuerzas
Institucionales.
Tenemos el mandato del pueblo que no quiere
terroristas, el mandato del pueblo que no quiere narcotráfico. Ese mandato se traduce
en una acción de seguridad, que es una notificación
de autoridad al terrorismo.
¡Señores, no más! Vamos ganando, aunque no
hemos ganado todavía. Pero también, esa autoridad
ejercida democráticamente, conlleva un mensaje de reconciliación.
No debería haber nada más tranquilizante para un
reinsertado, que saber que en su patria esa política de
Seguridad es Democrática que es para proteger a todos los
colombianos.
No importa como piensen, no importa que
apoyen o critiquen al gobierno de turno, eso es una garantía
para cualquiera que entre en un proceso de paz.
¡Qué importante entonces, que se haga entender que
lo que es una acción de Seguridad Democrática para
derrotar el terrorismo, también es un camino de confianza
para la reconciliación definitiva!
Aquellos que están en procesos de paz, los que entren en
procesos de paz, deben entender que nuestro concepto democrático
de seguridad es una garantía de un Gobierno que no engaña
pero que tampoco está dispuesto a permitir que esos procesos
sean defraudados.
Y como todo gira alrededor de la eficacia
y de la transparencia de las Fuerzas Militares y de Policía que ustedes iluminan,
que ustedes guían, finalmente son ustedes los garantes de
que esa política de seguridad, con su eficacia, envíe
esos dos mensajes: el de autoridad y el de reconciliación.
La seguridad con espíritu democrático, acompañada
de la transparencia y de la política social, es el puente
para que Colombia gane la paz que le ha sido tan esquiva, especialmente
en los últimos 40 años.
La paz es hija de la autoridad, pero para
evitar la controversia, que también le ha aparecido a este postulado, por eso nuestra
propuesta de autoridad se encarnó en un binomio: Seguridad
Democrática.
Y los ejecutores de esa bella tarea son
ustedes, que representan los Soldados y Policías de esta
Patria colombiana.
Algunos me preguntan si este crecimiento
de las Fuerzas será sostenible
en el futuro. Con muchos sacrificios sí, porque el éxito
de ustedes aumenta la inversión en Colombia. No olviden
que este país había visto reducir la inversión
a 500 millones de dólares al año. Este año
supera los 5 mil (millones de dólares) no olvidemos que
esta Patria nuestra había visto pasar el desempleo del 7.5
(por ciento) a casi el 20 (por ciento), sigue muy alto, pero se
ha reducido al 11.2 (por ciento).
No olvidemos que esta Patria había
visto saltar el desempleo de jefes de hogar del 4 al 10 por ciento,
sigue muy alto, pero
lo hemos reducido al 5.2 (por ciento).
Entonces, si de la acción de ustedes recuperando la economía,
se hace sostenible la política de Seguridad Democrática
en términos financieros.
Y la eficacia de la acción de ustedes se convierte en un
factor de confianza popular, que hace que la política sea
sostenible en términos de un estado de opinión.
Y muchos colombianos preguntan: ¿y qué será del
futuro de estas Fuerzas Militares y de Policía que tanto
han crecido? Pues bien, hay que responder.
Todavía tenemos muchos reclamos en un territorio tan vasto.
Las gentes del Catatumbo, de Urabá, de otras partes dicen: ‘¡por
Dios, no permitan que aquí entren las guerrillas después
de que se han desmovilizado los paramilitares!’. Y a esas
gentes le tenemos que responder nosotros con eficacia.
Yo creo mucho en el futuro de nuestras
Fuerzas Institucionales, para que con su eficacia se produzca
una pedagogía totalmente
persuasiva del pueblo colombiano. La convicción del pueblo
colombiano que no puede pensar sino en nuestras Fuerzas Institucionales.
¡Que se doble la página de esa aciaga época
de colombianos obligados, por las circunstancias, a someterse a
la guerrilla o a acudir a los paramilitares!
¡Que los colombianos de todas las condiciones sociales,
de todas las regiones, entiendan –en virtud de nuestro esfuerzo,
apreciados graduandos- que tienen un camino, el camino de las Fuerzas
Institucionales de la Patria, que es el único que garantiza
tranquilidad al padre de familia cuando piensa en sus hijos, en
sus nietos, en las nuevas generaciones!
¿Para qué dejar educación a unos hijos, algunos
bienes de fortuna, en un país desinstitucionalizado, en
un país donde hay que estar a toda hora construyendo actos
de connivencia con terroristas?
Un padre de familia responsable no puede irse tranquilo al sepulcro
si ese es el panorama que observa de su Patria.
Por eso la pedagogía a los colombianos para que la única
alianza que acepten en su alma sea con las Fuerzas Institucionales,
surge de la eficacia de ustedes, apreciados graduandos.
Y veo también mucho futuro. Por ejemplo, la Fuerza Aérea
puede convertirse en una gran agregadura de valor en el Continente
para aviación militar y civil, en una gran vendedora de
servicios, de nuevas tecnologías de equipamiento. Por supuesto
el Ejército, Indumil, Cotecmar.
Hay que continuar esa transformación para que el pueblo
colombiano vea, en esas empresas militares, tanta eficacia como
en las más eficientes del sector privado.
Cuando Cotecmar ha sido capaz de construir
unas nodrizas con costos de 5 millones de dólares, que compradas afuera valdrían
al doble, eso indica que es capaz de superar finalmente todas sus
dificultades y convertirse en una empresa totalmente eficiente.
Unas Fuerzas Militares y de Policía fortalecidas hoy, son
el camino para que la Patria recupere totalmente la institucionalidad
y también, nos muestran un promisorio futuro para que la
Patria sea en el mundo, un factor de extensión, de tecnología,
de valor agregado, de venta de servicios, de venta de equipos desde
nuestras Fuerzas Militares y de Policía.
¡El compromiso es muy grande! Nunca antes, en la historia
de Colombia, había habido –en simultáneo- tanta
adhesión a la democracia y tanto aprecio por las Fuerzas
Militares y de Policía!
Conocimos períodos donde había profunda despena
a la democracia, pero también primaba un erróneo
concepto de civilidad, que llevaba a muchos a darle la espalda
a las Fuerzas Militares y de Policía. Era mal visto, entre
algunos militares y demócratas, que se acercaran a las Fuerzas
Militares y de Policía.
Y también conocimos períodos donde para ser amigo
de las Fuerzas Militares y de Policía, era casi un imperativo
renunciar a los valores democráticos.
Si algo bueno empieza a suceder en el alma,
en el sentimiento y en la razón del pueblo colombiano, es combinar ese par
de factores totalmente complementarios, mutuamente alimentarios,
de la adhesión a los valores democráticos y a las
Fuerzas Militares y de Policía.
A sus familias, muchas gracias por tanta solidaridad y sacrificio.
A ustedes muchas gracias, pero la tarea
que emprenden ahora es de mayores responsabilidades. Más formados, mejor orientados
académicamente, llamados a cursos para ascender, mayores
responsabilidades en función de la Patria.
Ustedes representan una generación que ha tenido la oportunidad
de estudiar más, de conocer más de cerca de carne
y hueso el mundo académico y el mundo práctico de
una Patria flagelada por el terrorismo.
Ustedes representan una nueva generación que ha tenido
mejores oportunidades de formación.
La Patria agradecida les pedirá siempre
mejores resultados, porque la Patria tiene en ustedes toda la
confianza.
Gratitud y que siempre los podamos felicitar
por sus nuevas hazañas
a favor de Colombia.
A todos muchas gracias.
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