PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN CONGRESO NACIONAL ARROCERO
Bogotá, 30 nov (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez
durante el XXX Congreso Nacional Arrocero.
“Acudo a uno de los congresos más importantes de
la Patria, en un momento de muchas expectativas. Como mostraba
el video, un producto de gran importancia en todo el mundo. Como
lo muestran las cifras, un producto de gran importancia en Colombia:
casi 500 mil hectáreas cultivadas en arroz, 211 municipios
directamente involucrados. Con una institucionalidad muy seria.
La verdad es que en las horas buenas y
en las horas difíciles
hemos visto la presencia de Fedearroz, prestando servicios excelentes
en todo el territorio. Cuando el país, por temor, no quería
comprar maquinaría agrícola, tal vez el único
gremio que la ofrecía, insistía, la financiaba, era
Fedearroz.
Cuando la depresión del campo llevó a frenar la
investigación, dos o tres insistieron en la investigación,
uno de ellos Fedearroz, lo que nos muestra hoy unos resultados
en nuevos productos, en incrementos de productividad y en reducciones
de costos sorprendentemente positivos. Quiero, pues, saludar a
todos los arroceros de mi Patria y felicitar a su institucionalidad.
Quería, pues, compartir con ustedes algunos temas generales,
por ejemplo, el empleo. Unos minutos antes de disponerme de la
oficina a trasladarme acá al Congreso (Nacional Arrocero),
el Dane presentó la nueva cifra de desempleo: octubre, 10
por ciento. En las 13 ciudades grandes de Colombia, 12,1. Hay una
caída muy importante. En el período se generaron
763 mil nuevos empleos. Ha caído muchísimo el desempleo
de jefes de hogar. En siete años el país vio saltar
el desempleo de jefes de hogar del 4 al 10 por ciento. En octubre
se situó en el 4,3. Y ese es uno de los que más nos
preocupa. ¿Por qué? Pierde el empleo el jefe de hogar,
inmediatamente la cónyuge que tiene niñitos en edad
escolar, tiene que abandonarlos y saltar al mercado del trabajo.
Y cuando los niñitos en edad escolar van alcanzando la adolescencia,
esa angustia de que el jefe de hogar perdió el empleo, también
se convierte en un factor estimulante de la deserción escolar.
Yo diría que la tendencia en buena, pero dista mucho de
lo que necesitamos. Es buena, ¿por qué? Porque el
desempleo en Colombia en pocos años, en seis años,
pasó del 7,5 a casi el 20 por ciento, que tocó en
algunos meses del año 2000.
Cuando empezó este Gobierno, el ministro Juan Luis Londoño
me decía: Presidente, no espere reducciones del desempleo,
nos va a tocar ver el desempleo en el 25 por ciento. ¿Por
qué, Juan Luis? Porque un desempleo que ha crecido tan agresivamente
en un período de tiempo tan corto, tiene una fuerza inercial
para seguir creciendo mucho rato, sin que lo podamos detener.
En 40 meses de este Gobierno, afortunadamente,
eso no se dio. Y hemos venido bajando del 18, a situarnos en
un octubre en el
10. El subempleo está muy alto, esta todavía en el
32,6. A eso confluyen 3 elementos.
Le preguntan a los colombianos: ¿usted esta ganando el
salario que merece? No. Esa respuesta marca para el subempleo y
se presenta un desempleo muy alto. Le preguntan a nuestros compatriotas: ¿usted
está desempeñando las tareas que conoce? No, estoy
trabajando en otra cosa. Eso marca un subempleo muy alto. Y eso
hay que corregirlo con la Revolución Educativa, con el punto
de la pertinencia.
Hasta ahí dos aspectos bien preocupantes del subempleo.
Pero en la encuesta de subempleo del Dane aparece un punto muy
importante, positivo. Le preguntan a los colombianos: ¿usted
está trabajando ya en un empleo de tiempo completo? Más
de 2 millones de colombianos, que cuando empezó el Gobierno
estaban en empleos de tiempo parcial, ya están trabajando
en empleos de tiempo completo. Ese es un aspecto que hay que mirar.
Ahora, esto ha estado acompañado de un gran crecimiento
del empleo en el campo. De los 763 mil nuevos empleos, 229.500
fueron creados en el campo. Vemos que está recuperando el
campo colombiano la dinámica del empleo.
Y esto ha estado soportado por un gran
crecimiento a la inversión.
En Seguridad Democrática falta mucho. Esta mañana
le decía yo a los altos mandos: cuidado, que tenemos que
poner revisando temas como el del Guaviare, ajustando clavijas,
llenándose todo el mundo de espíritu de victoria,
y decir las cosas como fueron.
Los 14 liberados allá no se liberaron por presión
militar, sino porque la guerrilla tenía interés era
en llevarse otros cinco o siete, y el Gobierno no puede ocultar
la verdad. Pero entonces, ajustando y mejorando eso, tenemos que
ganar, que todavía no hemos ganado, pero vamos ganando.
Hay más confianza inversionista en Colombia. Hace 40 meses
la inversión extranjera en Colombia se había reducido
a 500 millones de dólares por año. Este año
puede ser más alta –ya lo ha anticipado el Banco de
la República– que el año 96, que fue el año
de las privatizaciones. Puede acercarse a los 6 mil millones, sin
contabilizar permutas de acciones. Y bastante repartida en todos
los sectores de la economía, no concentrada en el sector
de hidrocarburos.
La participación del sector privado, de la inversión
del sector privado en el PIB, que se había caído
al 6 – 7 – 8, el año pasado terminó por
el 12. Y creo, como van las cosas, que este año ya puede
terminar en el 15, pero tenemos que llegar al 25, apreciados compatriotas
productores de arroz.
En ese tema del empleo hay otros elementos
bien importantes. Más
de 700 mil nuevos trabajadores han sido afiliados a las cajas de
compensación, más de 1 millón de trabajadores
al sistema general de pensiones, más de millón 300
mil trabajadores al seguro de riesgos profesionales. En el régimen
contributivo de salud hay alrededor de 1 millón 700 mil
beneficiarios más, que implica 700 mil cotizantes más.
Falta mucho, pero yo creo que esa tendencia
demuestra que un país
que no quería generar empleo, que tenía totalmente
estancada la inversión, que había visto congelarse
la cobertura de seguridad social, empieza a despertar y empieza
a recuperar dinamismo en esas tendencias. Quería, pues,
referirme a esta noticia fresca del empleo.
Por supuesto, hay una discusión bien importante: la discusión
de salario mínimo. En los tres años anteriores, este
Gobierno, de manera prudente, ha instado para que empleadores y
trabajadores se pongan de acuerdo, y con o sin acuerdo hemos logrado
en los tres años un salario mínimo superior a la
inflación. Llevamos tres años consecutivos de mejoramiento
real del salario mínimo. Eso es bien importante para construir
una Patria solidaria, con todo el respeto por la Comisión
de Concertación Salarial, con toda la paciencia para que
se busque ese acuerdo de empleadores y trabajadores, qué bueno,
qué bueno poder salir con un crecimiento real importante
del salario mínimo.
Eso tiene varios elementos a favor y uno
en contra. En los elementos a favor yo destacaría un mejor comportamiento de la pequeña
empresa colombiana, lo ha dicho Acopi. En los elementos a favor
destacaría la reducción de la tasa de interés.
Un país que ve reducir la tasa de interés y que hizo
dos reformas laborales, una en el 90, piensen qué pasaría
con todas estas empresas si todavía tuvieran la retroactividad
de las cesantías, y la nueva reforma laboral de 2002, es
un país que crea condiciones para mejorar el salario.
De un lado las reformas laborales, de otro
lado la reducción
de la tasa de interés, de otro lado el buen desempeño
de la pequeña empresa, deben considerarse como elementos
para que haya una mejoría importante en el salario mínimo.
Me preocupa el sector exportador, o los
sectores de la producción
interna, cuyos precios están referidos a tasa de cambio,
también el tema arrocero, porque ahí sí hemos
tenido una reducción de ingresos muy importante, muy preocupante,
para decirlo mejor. Pero yo creo que podemos hacer un esfuerzo
en materia de salarios.
En materia de tributos, apreciados compatriotas,
este Gobierno ha aumentado los impuestos pero también ha creado incentivos
muy importantes. Para no referirlos a todos, ustedes lo saben,
lo de los biocombustibles, lo de los combustibles de tardío
rendimiento, el incentivo de la hotelería, etcétera,
el IVA a los bienes de capital, déjenme referir al incentivo
de la deducción del 30 por ciento de nuevas inversiones.
Casi que tuvimos que implorarle al Congreso
que no lo aprobara. Incluso los estudiosos de la economía no querían
permitir que eso se diera. La verdad es que el equipo económico
me aprobó eso por respeto pero sin convicción.
¿Qué tal que no hubiéramos introducido esa
deducción tributaria del 30 por ciento en diciembre de 2003?
Llevamos dos años con ella, con excelentes resultados, claro
que cuesta fiscalmente. Si ustedes me preguntan: ¿cuánto
costo este año? Un billón. Y el año entrante
puede costar más, pero eso tiene una tasa de retorno inmensamente
grande. La inversión está creciendo mucho en el país,
hay dinamismo en la inversión y no se puede demeritar la
incidencia de estímulos tributarios de esta naturaleza.
Por eso nuestra propuesta es que mañana en las comisiones
Terceras de Cámara y Senado, aquí está el
doctor (Jorge Eduardo) Casabianca, que le pedimos su ayuda, Ministro,
no me olvide ahora para hacer unas llamaditas al Congreso, entre
ellas a Sergio Díazgranados, a ver si logramos que eso se
apruebe.
Además de aprobar unas normas para eliminar el impuesto
de remesas, para resolver la situación tributaria de las
zonas francas, aquí está el presidente del gremio
exportador, el doctor Javier Díaz, la propuesta del Gobierno
es que de una vez resolvamos lo de tarifa de renta, para que la
gente tenga claridad a futuro.
Mi idea es, y la he pensado mucho y la
comparto con ustedes, que le digamos de una vez al país cuál va a ser la tarifa
de renta una vez venza la deducción tributaria. ¿Para
qué? Para que la gente tenga reglas de juego claras y fijadas
con suficiente antelación, porque eso estimula la inversión.
Si nosotros seguimos con este ritmo inversionista,
yo he dicho mucho a mis compatriotas, si seguimos con este ritmo,
el desempleo
se va a poner en el 10 máximo y de ahí para abajo,
promedio mes a mes en el año 2007, pero de pronto llegamos
antes.
Nosotros estábamos esperando un desempleo del 10 por ciento
sólo en diciembre, por la estación, y se dio dos
meses antes. Ese es un indicativo de que tenemos un vigoroso ritmo
de inversión en Colombia. Entonces por eso para mantenerlo
es muy importante, es muy importante, apreciados amigos arroceros,
el tema tributario y el tema del acuerdo con Estados Unidos. Que
la gente no tenga incertidumbre sobre lo uno, ni incertidumbre
sobre lo otro.
¿Qué hemos propuesto en el tema tributario? Hombre,
mantengámosle este incentivo a la gente. La tarifa de renta
estable es del 35 por ciento, hay una sobretarifa transitoria que
elevó eso al 38 y medio.
¿Cuál es la propuesta nuestra? Mantengamos renta
para las utilidades distribuidas en el 35 por ciento, pero para
aquello que se reinvierta en el 28, ojalá menos.
Entonces, ojo con el lenguaje político, no es rebajarle
el impuesto a los empresarios. Es decirles: señores, lo
que inviertan para generar empleo tiene un incentivo de menos tarifa,
lo que se vayan a gastar repartiendo utilidades tiene la misma
tarifa. Es un estímulo orientado a la generación
de empleo, para poder proyectar, prolongar en el tiempo, lo que
hemos hecho con la deducción tributaria.
El tema del arroz: quiero simplemente fijar
la memoria de ustedes en el reconocimiento a los grandes logros
del gremio en momentos
tan difíciles de la vida económica. Vender tractores
en bonanza no es gracia, la gracia es lo de Fedearroz. Yo veía
por ahí unos almacenes agropecuarios en Colombia vacíos,
arruinados, desolados, y el único que ofrecía tractores
y seguía ofreciendo maquinaria era Fedearroz, en una época
de tanta crisis.
Hacer investigación en bonanza no es difícil, hacerla
en crisis tiene un gran mérito.
En lo que hemos hecho, ustedes generosamente
lo han reconocido, el año pasado de muy buena fe creímos que el elemento
regulador iba a ser el elemento de las subastas, eso no sirvió,
por eso hubo un momento que le dije al Ministro de Agricultura:
no discutamos más eso, eso hay que frenarlo ya, ahorrémonos
discusión, que eso está haciendo mal, ese virus cúrenlo
ya.
Y ahí se están haciendo esfuerzos, ustedes lo dijeron,
con el incentivo de almacenamiento. Veo que a pesar de que hay
problemas, el inventario ha rebajado con relación al año
pasado. El Ministro de Agricultura me dice que empezamos el año
con 530 mil toneladas, que lo vamos a terminar con 380 mil.
Ustedes saben el esfuerzo que se ha hecho
para defendernos de las importaciones. Comparto la preocupación del doctor Rafael
Hernández, muy difícil trabajar en la Comunidad Andina,
que necesitamos fortalecer, con esas disparidades cambiarias. Uno
de los pasos que necesita la Comunidad Andina, lo hemos luchado
por todos los medios, es que tengamos una armonización cambiaria.
Usted lo dijo, aquí se nos ha presentado una reevaluación
incontrolable, mientras en Venezuela ha habido una gran devaluación.
Por fortuna nos ha ayudado la tendencia de inflación, a
lo cual ha contribuido mucho el sector de ustedes.
Ojalá el dato de inflación de mañana sea
bueno. Y nos ha ayudado la tendencia de tasas de interés.
Ahora, lo de la Comunidad Andina es difícil. Yo por aquí tenía
las cifras de hectareaje de arroz en los países andinos. ¿Usted
me las mostró por ahí, Andrés? ¿Cuánto
le da Perú?
MINISTRO DE AGRICULTURA, ANDRÉS FELIPE ARIAS: Presidente,
Perú este año tiene un hectareaje casi de 352 mil
hectáreas para 26 millones de habitantes o menos.
Venezuela: casi 180 mil hectáreas.
PRESIDENTE URIBE: pero compra mucho de afuera y de todas partes.
MINISTRO DE AGRICULTURA: sí, señor.
Ecuador: 337 mil para 12 millones de habitantes.
Bolivia: ese dato no lo tengo, Presidente.
PRESIDENTE URIBE: o sea que en la Comunidad
Andina tenemos una dificultad, todos nos llenamos de arroz y
vaya a ver después
las dificultades con los vecinos.
Sí, lo de ustedes incentiva para que trabajemos por esa
armonización cambiaria en la Comunidad Andina.
El TLC: nosotros necesitamos ese acuerdo pero lo necesitamos justo,
equitativo. Acuerdo ideal no es posible, pero un acuerdo equitativo
es necesario.
Muchos compatriotas me decían: Presidente, no busquen ese
mercado de Estados Unidos, hagan un acuerdo con Mercosur. Está formalizado.
No se veía en el horizonte colombiano hace 40 meses, hoy
es una realidad. Anoche terminó el ciclo de aprobación
en el Congreso (de la República), anoche se aprobó en
el Senado de la República.
Yo creo que es de un gran impacto político inmediato, no
económico. Estamos jugando a que traiga ventajas económicas
en el mediano y largo plazo.
Otros colombianos me dicen: Presidente –y acabo de oír
al doctor Rafael Hernández– prorroguemos el Atpdea.
Ojalá. Miren, compatriotas, puede ser que en el año
2007 haya una prórroga de Atpdea y que ustedes digan: Uribe
estaba equivocado, nos dijo mentiras. Pero lo que se ve hoy es
que no es posible. Y mal cumpliría yo mi deber con los compatriotas,
si no les dijera lo que en la intimidad percibo.
He hablado sobre el tema con más de 50 congresistas norteamericanos,
no lo ven posible. Pesa muchísimo el elemento de que han
negociado con países más pobres que Colombia, como
Honduras y otros centroamericanos.
Hablé con el presidente (Leonel) Fernández, de República
Dominicana, y le dije: pero si usted ha atenido un Atpdea mucho
más favorable que el de Colombia, que es la Iniciativa del
Caribe, ¿por qué negoció un Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos? Me contestó: porque el Atpdea
de ellos, que lo llaman la Iniciativa del Caribe, vence en el 2008,
y les anticiparon que no había prórroga.
El Atpdea nuestro vence el 31 de diciembre
del año entrante,
todavía más próximo el vencimiento aquí que
en República Dominicana. Es que además nosotros tenemos
Plan Colombia, que le cuesta más o menos a los Estados Unidos
600 millones de dólares al año.
Hay otro problema con la prórroga de las preferencias unilaterales,
eso no genera confianza inversionista. He leído a muchos
analistas económicos decir: no estamos aprovechando suficientemente
las ventajas del Atpdea. Y uno se pregunta por qué. Porque
no se ha dado la inversión para aprovecharlas, hay un círculo
vicioso.
¿Y por qué no se ha dado la inversión? Porque
los inversionistas razonan de esta manera: para qué vamos
a hacer un gran esfuerzo inversionista, si solamente nos aseguran
un acceso a un mercado por tres años, y de ahí en
adelante hay toda la incertidumbre.
Para esa confianza inversionista es muy importante que se sepa
que hay el acceso a ese mercado, con unas reglas definidas y con
una vigencia indefinida de largo plazo.
Hay otro problema con el Atpdea y con estas
preferencias unilaterales. Eso deja muchas restricciones, hay
muchos productos que nosotros
podríamos exportar allá que hoy no estamos exportando,
porque no nos permiten o porque no hemos tenido un instrumento
que buscamos en el Tratado, que es el instrumento fitosanitario.
Cuando eso es bilateral, nosotros estamos
buscando que el manejo fitosanitario sea bilateral. Cuando es
de preferencias unilaterales,
como las del Atpdea, el manejo fitosanitario lo imponen ellos.
He aquí un gran problema, que amerita buscar ese Tratado.
Productos hipersensibles. Está el tema del azúcar.
Yo no soy optimista, creo que la gran defensa del azúcar
se llama el alcohol carburante.
Lo que me han dicho –y aquí está el Jefe del
Equipo Negociador (de Colombia, Hernando José Gómez)-
es que está despejado el panorama para poder exportar, no
ahora porque apenas estamos empezando a producir y estamos lejos
de atender la necesidad nacional, pero sí en el mediano
y corto plazo, alcohol carburante a Estados Unidos. Más
que alcohol carburante como especie, el género de los biocombustibles,
donde es de una gran importancia el biodiesel, que la semana entrante
ya debe tener formalizada la fórmula de precios, que está ya
concebida y comunicada por el señor ministro de Minas y
Energía (Luis Ernesto Mejía).
Hay que manejar el tema del azúcar con el tema de los jarabes.
Hay que buscar un desdoblamiento de la panela, que no la incorporen
en lo del azúcar, sino que tenga un tratamiento arancelario
diferente.
Hay que buscar que, si no podemos obtener
ahora un aumento de la cuota razonable a Estados Unidos, que
por lo menos se comprometan
que si mañana o pasado mañana les falla algún
proveedor, automáticamente nosotros podamos acrecer nuestras
exportaciones hacia allá. Y eso no es descabellado
Mire, esta mañana veíamos, en el Congreso Nacional
Cafetero, que uno de los éxitos de Colombia fue sostener
la producción durante la crisis. Y lo hicimos, lo hicimos
con recursos del presupuesto, en cambio muchos países –empezando
por los centroamericanos- redujeron esa producción en la
crisis.
Yo veo hoy muchos países del mundo reduciendo la producción
de azúcar.
Le pregunte al presidente (de Cuba, Fidel)
Castro: ¿Usted
por qué ha cerrado tantas centrales? Me dijo: porque es
muy difícil ese tema de precios, porque los cubanos que
se han educado no quieren cortar caña.
República Dominicana prácticamente está eliminando
el azúcar. Muchas islas del Caribe eliminando el azúcar.
Ya empezó el debate en Europa para quietarle el subsidio
a la producción de azúcar, que allá tiene
en la remolacha una de sus fuentes principales.
O sea que un mercado muy complicado, muy
saturado, como es el mercado de azúcar, de pronto la gente aburrida se va saliendo.
Y si nosotros resistimos, podríamos entrar en mercados que
otros abandonen, eso hay que dejarlo previsto en lo de los Estados
Unidos.
Y buscar, entonces, si no vamos a tener
la posibilidad de exportar allí todas las toneladas, entonces sí, señores,
caminen, ¿cómo nos van a defender el arroz? ¿Y
cómo nos vana defender la industria avícola? ¿Y
cómo vamos a defender el maíz?
Esta mañana ratifiqué otra razón para defender
el maíz. El ministro (de Agricultura) Carlos Gustavo Cano,
empezó un programa para estimular a los cafeteros a sembrar
maíz, en los solares zocolados, y empezamos con 5 mil hectáreas,
este año hay 59 mil con altísimas productividades
en la Zona Cafetera.
Entonces hay están buscando los negociadores una buena
ecuación entre la absorción de la cosecha nacional
de maíz y la facilidad para importar el resto. Es un país
que consume tres millones 200 (mil toneladas) – tres millones
y medio (de toneladas), un crecimiento muya acelerado del consumo
acelerado año tras año, como del 7 (por ciento),
y que produce más o menos millón – millón
100 mil toneladas.
Y el tema avícola. Ustedes saben el problema de los hábitos
de consumo, el temor por las alas y los muslos.
Y el tema arrocero. Yo quiero reiterarles
a ustedes toda la decisión
del Gobierno de proteger estos hipersensibles.
En otros temas hay buenas noticias. Para
ser absolutamente veraz aquí, me reuní en detalle ayer con la señora
ministra de Cultura (María Consuelo Araujo) y le dije: ¿cómo
vamos en la negociación de cultura? Eso va bien. El tema
de cuota de pantalla se ha sorteado exitosamente.
Yo diría que ahí nos faltan unos temas, pero hemos
avanzado bastante, muchos más de lo que pensamos hace tres
semanas.
Para ser absolutamente veraz con ustedes,
hablé este tarde
con el doctor Juan Alfredo Pinto (presidente de Acopi). Me confirmó que
en el tema de las Pymes la negociación resulta altamente
favorable.
Tenemos este tema agrícola y el
tema de la propiedad intelectual pendientes, temas muy delicados.
Yo vengo a darles la cara a ustedes, como
se les ha dado permanentemente. ¿Les
he faltado a congresos siendo Presidente? ¿Cuándo
les falté? ¿A dónde estaría yo? Les
aseguro que no estaba por ahí jugando cartas si les falté.
El año pasado, que era el más grave por lo de las
subastas, les vine, ¿cierto? ¿Tampoco? El año
pasado sí me da pena, porque les debí haber dado
la cara por el tema de las subastas, que tanto daño hicieron.
Yo vengo hoy a darles la cara, con todo afecto, a decirles: no
esperemos un Tratado ideal, pero estamos haciendo todo el esfuerzo
para que sea lo que tiene que ser, equitativo.
Ustedes nos han acompañado en todos los momentos de la
negociación.
Pensemos en la protección efectiva del arroz. Miren, a
mí me preocupa mucho tener que escoger entre el arroz y
la avicultura para una exclusión definitiva. Quiero hablarles
con toda franqueza. Es que en mi casa éramos cinco hermanos
y mi mamá decía: los cinco diferentes. Pero no puedo
escoger. Qué difícil escoger entre esos dos sectores
para una exclusión definitiva. Yo lo discuto con los ministros,
con el doctor Hernando José. El ideal sería una exclusión
definitiva de ambos. Yo lo veo bien lejano. Entonces allí hay
que pensar en otra formalidad, en otras posibilidades. O se excluye
definitivamente uno de los dos, o se les buscan unos largos períodos
de protección a ambos.
Quiero hablar esto muy realista, muy crudamente
con ustedes. Y en eso el Gobierno estará en permanente consulta con ustedes.
Doctor Rafael, ¿sabe qué me preocupa? El tiempo.
El año electoral el año entrante en Estados Unidos.
El presidente Toledo va para allá la semana entrante. La
semana pasada nos amenazaron todos los días que ya Perú iba
a cerrar. Yo llamé a todo el mundo, a decirles, y al presidente
Toledo: van a cerrar y nos van a crear un problema. Porque entonces
la idea es que lo que cierre con Perú lo tenemos que adherir
los otros países. No. Yo creo que deberíamos hacer
un esfuerzo por acelerar, pero siempre con un imperativo, que es
la equidad. Y tenemos claro cuáles son nuestros riesgos,
empezando por el arroz, que tenemos que sortear exitosamente.
Yo no le jugaría a dilatar, porque además del temor
a que amanezcamos en el 2007 sin acceso a ese mercado, está el
temor de que cierre Perú. Entonces ya eso le diga a Estados
Unidos, ya no tenemos, como negociamos esto con Perú no
tenemos margen para tener unas flexibilidades distintas con Colombia
y Ecuador.
Yo sería partidario de que aceleremos sin renunciar a la
equidad. Hernando José, si no llega a haber una exclusión
definitiva tiene que haber una cosa, cuidado con los contingentes,
por lo que dijo el doctor Rafael Hernández. Aquí dos
granos de arroz no le quitan el hambre a un gallo fino, pero nos
deprimen el precio. Hay que ponerle mucho cuidado a los contingentes.
Esto es muy sensible a cualquier entrada, el precio es muy sensible
a cualquier entrada, hay que tener mucho cuidado en eso.
Ahora, quiero hacerles una propuesta que
hice esta mañana
en el Congreso Nacional Cafetero. Busquemos, en una ley de la República,
desde ya, una política de Estado de apoyo al agro. Los subsidios
de este Gobierno este año valen 480 mil millones, al agro.
Los cafeteros reconocieron esta mañana que se salvaron por
el apoyo del fisco cuando estábamos en esa situación
tan mala. ¿Qué tal que no se hubiera invertido una
platica para ayudarles a ustedes a compensar tantas dificultades
con el tema del incentivo de almacenamiento? O lo que nos hemos
tenido que gastar en precios de sustentación de algodón,
etcétera.
Ahora, orientando bien esos subsidios,
por ejemplo, para ser muy franco, les he dicho a mis compatriotas
del norte del Cesar y La
Guajira: hombre, no subsidiemos algodón allí. Eso
no agrega valor. Esa platica se gasta cada año y la gente
queda igual de pobre y la productividad agrícola igual de
baja. Allí hay que sembrar algodón donde haya riego.
Por eso estamos con ese distrito de riego en plena construcción,
que es el de Riohacha, el de Ranchería, y el otro grande,
el del Triángulo del Tolima, que también era un sueño.
Subsidiemos en La Guajira, en el norte del Cesar, subsidiemos el
campo, pero agregando valor. Sembremos allí madera, sembremos
palma africana, subsidiemos distritos de riego, etcétera.
Y para que los subsidios no sean discrecionales,
convirtamos eso en una política de Estado. Mi invitación es a lo
siguiente: que la SAC y todos los gremios se constituyan desde
ya, desde mañana, en interlocutores del Gobierno y del Congreso,
para tramitar, con todos los sectores representados en el Congreso,
una ley de apoyo fiscal al campo, prefiriendo sectores que lleguen
a tener dificultades.
Me hecho esta reflexión. Me dicen algunos economistas:
es que no tenemos plata. Y les contesto: ¿y ustedes no dicen
que nos va a dar mucho el TLC? Si el TLC nos va a dar mucha, entonces
gastemos en subsidiar sectores que pueden tener ahí vulnerabilidades.
El presidente Lagos de Chile me decía que cuando él
estaba negociando el acuerdo de comercio con Estados Unidos, le
crearon temores, le dijeron que no era posible subsidiar el campo,
porque además Chile iba a tener que pagar un alto costo
fiscal al desmontar aranceles. Se desmonta el arancel en virtud
de una negociación de esta naturaleza, menos ingreso al
fisco. Y el Presidente me dice que en poco tiempo el crecimiento
de la inversión fue tan grande, que se superó ese
temor fiscal y que tienen hoy un superávit de 10 puntos.
Entonces la conclusión de los economistas es que el TLC
en su conjunto es muy útil para Colombia. Que todos los
sectores son ganadores, pero que hay dificultades al interior de
sectores. Y la verdad es que cómo ve uno este riesgo, para
un sector tan importante como el del arroz, uno ve otras posibilidades.
En un Consejo Comunitario el pasado sábado, hablábamos
de unas plantaciones de cardamomo en zona cafetera marginal caliente.
Necesitan TLC.
De la nuez de macadamia, exitosa en el
Quindio, en Cauca, con mucho futuro, necesita TLC. De mango en
la cordillera andina colombiana,
en la franja de clima caliente, especialmente donde el ambiente
es seco, necesita TLC. De cítricos, necesita TLC. Flores,
pero no solamente las de la Sabana, de gran importancia social.
Cuando lleguen de sus regiones, cada vez que yo entro a la Sabana
miro ese hectareaje en flores, que genera 100 mil empleos, y digo: ¿qué sería
del orden público de esta ciudad y de este país,
si no tuviéramos esos 100 mil empleos directos aquí?
Pero no solamente los de la Sabana, las heliconias, los follajes,
que tienen posibilidades en tantas partes del país. Esos
alcoholes carburantes, necesitan TLC. El biodiesel, para citar
otros productos.
Entonces yo propondría tres cosas: procuremos sacar la
negociación sin mucha dilación, por los temores expuestos.
Segundo, con un presupuesto: equidad. Y tercero, busquemos desde
ya una ley que sea política de Estado para proteger productos
agropecuarios que llegaren a tener dificultades. Esa sería
mi propuesta en grandes términos, apreciados productores
de arroz.
Y por supuesto, si alguno quiere hacer
alguna pregunta o un comentario, plantear alguna preocupación, con el mayor gusto lo escucho”. |