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03 de octubre |
CONCLUSIONES
DEL CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA SOBRE COLOMBIA
Sesión 2678 del Consejo – Asuntos
Generales
Luxemburgo, 3 de octubre de 2005
El Consejo adoptó las siguientes
conclusiones:
“Luego de la aprobación de la Ley de Justicia y
Paz por el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez,
el Consejo adoptó las siguientes conclusiones.
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El Consejo recordó y reafirmó sus conclusiones
de Diciembre de 2004, en el cual expresó la solidaridad
total de la Unión Europea con el pueblo colombiano, y
su apoyo total al Gobierno de Colombia en su búsqueda
por una solución negociada al conflicto interno armado.
El Consejo también recordó la Declaración
de Cartagena de Febrero de 2005, la Declaración de la
Directiva de la Comisión de Derechos Humanos sobre Colombia
en abril de 2005 y la resolución 2005/81 sobre impunidad,
de dicha Comisión.
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El Consejo reiteró su llamado a todos los actores en
el conflicto a respetar los derechos humanos y la ley humanitaria
internacional y repitió su llamado a todos los grupos
ilegales a cesar todas sus hostilidades y participar en un proceso
de paz y de actuar acorde. En este sentido el Consejo le dio
la bienvenida a las recientes iniciativas del Presidente Uribe
para explorar posibles diálogos de paz con el ELN y su
acercamiento con las FARC. El Consejo subrayó la necesidad
de un acuerdo humanitario. El Consejo reiteró su exigencia
de que todos los grupos armados ilegales que todavía retienen
rehenes, los liberen inmediatamente e incondicionalmente y exige
que se abstengan de secuestros futuros. El Consejo enfatizó la
importancia de garantizar la seguridad de aquellos individuos,
organizaciones e instituciones, incluidos los defensores de derechos
humanos que trabajan por la promoción y protección
de los derechos humanos y por proteger los derechos de las minorías
y los indígenas.
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El Consejo elogió el trabajo de la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en
Colombia y urgió una pronta implementación de sus
recomendaciones, como lo refleja la Declaración de la
Directiva sobre Colombia adoptada por la Comisión de Derechos
Humanos en su sesión 61. El Consejo expresó la
voluntad de la Comisión para llevar a cabo discusiones,
a mitad de año, para evaluar el progreso de implementación
con el Gobierno de Colombia y la OACNUDH dentro del marco
del G-24 en Colombia.
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El Consejo recordó que las conclusiones de diciembre
de 2004 llamaban por la adopción de un marco legal global
para el proceso de desarme, desmovilización y reintegración
(DDR) de los grupos armados ilegales y había subrayado
que dicho marco debería estar en conformidad con compromisos
internacionales y debería tener en cuenta el derecho a
las víctimas a la verdad, justicia y reparación.
Por lo tanto, el Consejo consideró la Ley de Justicia
y Paz, adoptada el 21 de junio por el Congreso de Colombia y
aprobada por el Presidente Uribe el 25 de julio, un desarrollo
significativo, ya que provee un marco legal general para el DDR
en Colombia. El Consejo reconoció que su adopción
llegó luego de un largo y profundo proceso parlamentario
democrático. El Consejo reconoció que en tales
situaciones un complicado balance debe lograrse entre la paz
(el cual incluye dar suficientes incentivos a los grupos armados
ilegales para dejar las armas y desmovilizarse) y justicia (el
cual requiere verdad y reparaciones para las víctimas
y castigo para aquellos que hayan cometido los crímenes).
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El Consejo anotó que las preocupaciones expresadas por
la OACNUDH y otros, de que la ley como fue aprobada no toma suficiente
cuenta de los principios de verdad, justicia y reparación
en acuerdo con estándares internacionales acordados. El
Consejo compartió muchos de estas preocupaciones incluyendo:
el énfasis insuficiente en la necesidad de un desmonte
efectivo de las estructuras paramilitares colectivas; la desdibujación
de distinciones entre crímenes “políticos” y
de otro tipo; el poco tiempo permitido para la investigación
de confesiones, y para la investigación de bienes que
pudieron haber sido adquiridos como resultado de actividades
ilegales; la restricción de oportunidades para que las
víctimas pidan reparaciones; la limitación de penas
máximas para los crímenes más serios; y
la fuerte presión por recursos sobre el sistema
legal colombiano para sobrellevar las exigencias de
la nueva ley.
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No obstante, el Consejo cree
que si la ley es implementada efectiva y transparentemente
hará una contribución positiva
a la búsqueda de la paz en Colombia. El Consejo confirmó su
voluntad de trabajar de cerca con el Gobierno, las instituciones
y la sociedad civil de Colombia, así como con la OACNUDH,
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el G-24,
y otros que puedan estar involucrados en el monitoreo de la implementación
del proceso judicial establecido bajo la ley. El Consejo le dio
la bienvenida a la continuada participación de la Organización
de Estados Americanos (OEA) en el acompañamiento en la
desmovilización de los grupos paramilitares.
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El Consejo confirmó la voluntad de la UE y sus estados
miembros para asistir al Gobierno de Colombia y a la sociedad
civil en apoyar a: las comunidades afectadas por el conflicto
interno; grupos de víctimas; actividades de reconciliación
local; y la reinserción y desmovilización de niños
soldados; y la complementación de programas
desarrollados por UNICEF y otros.
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El Consejo creyó que un progreso en estas áreas
complementarias, junto con una efectiva y transparente implementación
de la Ley de Justicia y Paz y las recomendaciones de la OACNUDH
de parte del Gobierno colombiano, tendrían un impacto
positivo en la construcción de paz en Colombia.”
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