PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA SALAZAR
Y HERRERA
Medellín, 5 oct. (SNE).- Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en la Institución
Universitaria Salazar y Herrera, en Medellín.
Siempre es grato venir a la tierra, aún en los momentos
de mayores problemas y dificultades, la circunstancia de venir
a encontrarse con los coterráneos para enfrentar dificultades,
para diseñar opciones, para buscar cómo vadear
obstáculos, se convierte en una circunstancia grata e
iluminante.
Difícil encontrar una ocasión más grata
que ésta, que posibilita venir a la tierra para saludar
este gran esfuerzo educativo y para imponer la Orden Nacional
al Mérito a uno de los colombianos más realizadores
desde la sencillez, más prácticos desde la inteligencia,
más humanos desde la fe: monseñor Gustavo Calle
Giraldo.
Acudo con alguna inhabilidad, por mi
afecto a esta institución
educativa, a usted, y por la admiración a su obra, que
tengo desde hace muchos años.
¡Usted ha sido un goleador a favor del interés
público, monseñor Gustavo Calle! ¡Cuánto
debemos los antioqueños a usted, y cuánto deben
todos los colombianos!
Usted es un hombre de permanentes realizaciones
en favor de esta tarea fundamental de la educación.
Nos hemos propuesto recuperar confianza
en Colombia, que los muchachos confíen que en Colombia
pueden estudiar, vivir, realizarse en lo espiritual y en lo
material, y agotar un ciclo
con plena felicidad.
Confianza para que los inversionistas
inviertan más en
nuestra Patria, y se cree empleo.
Confianza para que los trabajadores vean que en la Patria es
posible adquirir un empleo justo, con seguridad social, estable,
bien remunerado.
Confianza para que aquel que tiene inquietudes
empresariales, pueda llevarlas a la práctica.
Para construir esa confianza hemos querido
trabajar la seguridad con alcance democrático, que significa seguridad para
todos los colombianos; opositores o amigos de las tesis del Gobierno;
líderes sindicales o empresariales; campesinos o empresarios
del agro.
Seguridad Democrática que es seguridad donde la eficacia
se tiene que acompañar de la transparencia, y donde el
ejercicio de la autoridad no puede vulnerar las libertades públicas.
Hemos buscado que para constituir un
camino creciente de confianza en Colombia, se recupere la actividad
económica, necesaria
para poder generar empleo, para que haya inversión, para
que el Estado recaude a partir de los tributos para poder hacer
la inversión social que tanto demanda esta Nación,
que tiene que superar la pobreza.
Hemos buscado que el Gobierno proceda
guiado por amor a Colombia, que quienes estén en el Gobierno no busquemos la comodidad
de los cargos, ni simplemente adornar la hoja de vida con la
circunstancia de haber ejercido los cargos, sino que busquemos
aportar todo lo que podamos en favor de Colombia. Transparencia
para que los asuntos públicos se manejen con toda la dignidad.
Y la reactivación social Este país –y correspondió hacerlo
por mi conducto- reafirmó hace tres semanas ante las Naciones
Unidas la decisión de cumplir con las metas sociales del
milenio.
El 7 de agosto lanzamos a consideración de los colombianos
un documento que se llama “Colombia Visión de Segundo
Centenario”.
En efecto, el 7 de agosto de 2019 cumpliremos
200 años
de la Batalla de Boyacá, que selló nuestra independencia.
El país, para que todos los ciudadanos se sientan integrantes
de un todo, integrantes de un colectivo que está labrando
los caminos para crecientes niveles de bienestar, requiere esfuerzos
cotidianos y visiones de largo plazo.
Si los gobiernos simplemente buscan definir visiones de largo
plazo y no hacen esfuerzos cotidianos, la ausencia de esta labor
impide conquistar las metas de largo plazo.
Pero al contrario, si los gobiernos hacen
un esfuerzo de trabajo cotidiano, pero no señalan unas metas de largo plazo,
se crea desconfianza porque no se sabe a dónde va a conducir
tanto esfuerzo.
Por eso hemos pensado que se requiere
combinar el trabajo de todos los días con la visión de largo plazo, que
la visión de largo plazo facilita la gobernabilidad en
la manera que le da a los ciudadanos claridad sobre el horizonte,
y los convoca a apoyar y rodear a las instituciones para conquistar
ese horizonte.
Invito a mis compatriotas a estudiar
ese documento, que en la Universidad Salazar y Herrera puede
tener un gran escenario de
discusión.
Lo presentamos como un primer borrador,
para que a medida que se vaya mejorando con la discusión pública podamos
ir publicando los siguientes borradores, hasta tener un documento
hijo del debate democrático, que sea luz para todos los
colombianos.
Y ese documento se ajusta a las metas
sociales del milenio, definidas por las Naciones Unidas, que
tendrá una etapa
en la cual deberemos acreditar cumplimiento riguroso en el año
2015.
Pues bien, queremos anticipar el cumplimiento de algunas de
esas metas sociales del milenio.
Por eso, a lo largo de estos 38 meses,
en medio de una escasez crítica de recursos fiscales, de un déficit y de
un endeudamiento que en el curso de pocos años saltaron
a niveles que jamás el país había esperado,
hemos procurado llevar de la mano la política de seguridad
con la política de inversión.
Y lo bueno que registro hoy en la expresión del pueblo
colombiano es que ya no se les reclama como elementos excluyentes
del trabajo público.
Todos los colombianos que hoy nos reclaman
más seguridad,
nos reclaman mayor inversión social. Y aquellos que antes
sólo se preocupaban por la inversión social y negaban
el valor de la seguridad, hoy nos reclaman más inversión
social y más seguridad.
Hay que llevarlas de la mano. Es imposible
mirarlas como elementos divergentes. Hacen parte de la ecuación por el bienestar
de los colombianos. ¡Sin seguridad no hay confianza, no
hay inversión, no hay expansión de la economía,
no hay empleo, no hay recursos para la inversión social!
Y sin inversión social no se construye un factor fundamental
de las democracias contemporáneas, que es la cohesión
social, que se convierte en el tránsito entre la seguridad
y la paz definitiva.
Y esa política social la hemos orientado con lo que llamamos
las siete herramientas de equidad: la Revolución Educativa
las encabeza.
El avance en la protección social, el apoyo a la economía
solidaria, el manejo social del campo, de los servicios públicos,
la construcción de un país de propietarios y la
construcción de un país con calidad de vida urbana.
¿Por qué la Revolución Educativa encabeza
esta política? Porque una política social tiene
que resolver a través de planes asistenciales problemas
de coyuntura.
Pero fundamentalmente tiene que producir
un fenómeno
transformador en la sociedad, que abra caminos de ascenso social
para que eviten que los hijos de los pobres estén condenados
a seguir siendo pobres.
Las sociedades democráticas que no abren caminos de ascenso
social son sociedades con grandes falencias, que no ameritan
en el mundo contemporáneo que se les reconozca el calificativo
de democracias plenas.
El ascenso social es fundamental en una
sociedad tan inequitativa como la nuestra, y ese ascenso social
sólo lo posibilita
una revolución educativa permanente.
Hemos entendido que esa revolución educativa debe desagregarse,
como muy bien nos lo recordaba esta tarde monseñor Gustavo
Calle, en los temas de cobertura, de calidad, de pertinencia,
de capacitación técnica y de ciencia.
El país hoy ha alcanzando ya un 91 por ciento de cobertura
en ecuación básica, pero tenemos que llegar al
ciento por ciento.
Hemos creado millón 86 mil cupos en este gobierno, pero
antes de concluirlo en agosto del año entrante necesitamos
millón y medio.
Una meta muy exigente para el Gobierno,
pero todavía
insuficiente para la Nación. Si la logramos, aún
tendremos 500 mil niñitos en edad escolar por fuera de
las oportunidades.
En educación universitaria nos propusimos una meta de
400 mil cupos. Empezamos lentamente, pero con el esfuerzo de
la universidad pública, de la universidad privada; con
esfuerzos tan importantes, como este esfuerzo de la Institución
Universitaria Salazar y Herrera; con el esfuerzo de las tecnologías
en el Sena y en otros proveedores de formación tecnológica,
nos vamos a aproximar a esa meta.
Sin embargo, todavía quedamos, en términos
porcentuales de cobertura, bastante rezagados.
Hemos logrado en estos 38 meses recuperar
las tendencias de crecimiento tanto en la universidad pública como en la
privada. Veíamos una creciente disminución de matrícula
y una acelerada deserción de quienes alcanzaban a matricularse.
La disminución de matrícula tocó fondo,
y vemos una recuperación en su ampliación, pero
todavía es muy alta la deserción universitaria,
fenómeno que tenemos que combatir.
En el tema de calidad, yo diría que uno de los grandes
pasos es la decisión de que los maestros del Estado se
seleccionen todos por concurso. Fue muy difícil implementar
los concursos.
Eso supera una larga etapa de mediocridad
en la educación,
caracterizada por la selección de los maestros simplemente
por recomendaciones políticas, sin atención a los
méritos.
El primer concurso nos dio mejores resultados
de los esperados, y confiamos que los colombianos tengan más
confianza a medida que se den los nuevos concursos.
Las pruebas Saber, la exigencia en los
registros de los programas universitarios o su acreditación, y las pruebas Ecaes
(Exámenes de Calidad de la Educación Superior)
a los egresados universitarios, son instrumentos que hemos puesto
en práctica para mejorar la calidad de la educación.
Entre 2005 y 2006 los egresados de todas
las profesiones universitarias de Colombia deberán pasar por las pruebas Ecaes, para
medir la calificación, la calidad de nuestra educación
universitaria.
Y para que haya pertinencia hemos venido
impulsando lo que se llama el Observatorio Laboral de los Egresados.
Empezó el
primero de enero de este año y el año entrante
ya le debe dar los primeros resultados a los colombianos, para
que oriente a los padres de familia de los estudiantes, para
que ellos al escoger una opción universitaria o tecnológica,
sepan cómo están de conectadas o de desconectadas
las instituciones con las posibilidades de la vida económica
y social de la Nación.
Creemos que los resultados del Observatorio Laboral de los Egresados
Universitarios van a ser un gran orientador de padres de familia
y de estudiantes.
He tomado atenta nota de sus preocupaciones,
monseñor
Gustavo, y voy a transmitirlas a la señora Ministra de
Educación, quien no nos puede acompañar esta tarde
porque está representando al país en una conferencia
internacional, para que miren con usted estas observaciones.
Me parece difícil atender la aspiración de un
menor tiempo de cotización, de acuerdo con la Ley 100,
porque tenemos todavía la salud muy desfinanciada.
Ni qué decir de las pensiones. Pero creo que si las visitas
de los pares universitarios empiezan a ser anacrónicas,
no alcanzan a percibir la realidad de la institución visitada,
tenemos que mirar cómo se ajusta ese tema. Y también
la acción de las dos direcciones del Viceministerio de
Educación Superior, a las cuales usted refería.
No puedo dejar de hacer unas referencias
al tema de la capacitación
técnica y de su relación con la formación
universitaria.
Este Gobierno ha reformado 152 empresas
del Estado y ha reformado 111 hospitales públicos. Es más la tarea que queda
por delante que la adelantada. Reformas en Inravisión,
Banco Cafetero, Granahorrar, Telecom, hospitales, red hospitalaria
de Antioquia, González Valencia de Bucaramanga, etcétera.
Una reforma bien importante la del Sena, que ha consistido en
recortar los gastos no misionales y en crecer el presupuesto
misional.
Cuando este Gobierno empezó, el Sena estaba dando asistencia
a 1 millon 100 mil colombianos por año. Este año
le provee formación a 3 millones 600. Y aspiramos que
el año entrante el Sena alcance la meta de proveer formación
a 4 millones de colombianos.
Es un salto bien importante: de 1 millón
100 mil a 4 millones de colombianos.
Ha avanzado mucho el Sena en el tema
de los Jóvenes Rurales.
El año pasado atendió en muchos municipios de la
Patria a 107 mil Jóvenes Rurales y este año debe
atender 120 mil.
¿Qué es ese programa? Es
un programa de 6 meses para bachilleres campesinos que no alcanzaron
a entrar a la universidad
(casi ninguno de los campesinos entra a la universidad) y que
no han tenido desarrollo de competencias laborales. Expuestos
a ser reclutados por alguna de las expresiones del terrorismo.
Ese programa es un programa que combina
la formación
teórica con el ejercicio práctico y que tiene un
estímulo económico y lo estamos conectando con
la financiación de microempresa.
El Sena ya está en todos los municipios de la Patria.
Se creía que el Sena para estar en un municipio tenía
que construir edificios. Revaluamos eso. Buscamos lo que fueron
los fundamentos de la revolución educativa asiática
después de la Segunda Guerra Mundial y dijimos: primero
educación que edificios. Todo lo contrario de occidente.
Ustedes se demoraron muchos años para hacer este edificio.
Yo que he tenido la fortuna de visitar durante mi ya larga carrera
política en múltiples ocasiones a la institución
educativa Salazar y Herrera, la he conocido impartiendo excelente
educación en aulas muy modestas. Y hoy la vuelvo a visitar
y la encuentro impartiendo excelente educación ya en auditorios
muy elegantes como este.
Pero fueron un ejemplo. Ustedes no empezaron
con estos auditorios. Ustedes empezaron con una gran vocación
y con mucha austeridad en las aulas.
Yo le he dicho al Sena: no más edificios. Utilicen todos
los que hay por ahí disponibles. Y pongan otros edificios,
no los dejen dormir, pongan los edificios a trabajar de 8:00
de la noche a 5:00 de la mañana.
Por ejemplo, el sur de Bogotá. Me recibieron hace 38
meses con un proyecto para construir un edificio de 30 mil millones.
Con los hermanos cristianos encontramos que tenían un
edificio excelente, subutilizado. Hicimos un convenio con ellos
y estamos formando 10 mil muchachos al año en ese edificio.
Y estamos pagando por estudiante formado, con la supervisión
académica y el programa de Sena.
Pero lo más importante es que a partir del Sena, nos
hemos propuesto integrar la formación técnica,
la tecnológica y la superior.
Los colombianos tenemos que entender
la educación como
una pirámide, que nos permite estudiar y trabajar toda
la vida.
Hace pocos días me decían unos estudiantes del
Sena de Cundinamarca: “Presidente, estamos muy aburridos,
porque nosotros vinimos a estudiar administración de empresas
agropecuarias y nos están enseñando a enrejar vacas,
a maniar vacas. Y nos están enseñando a vacunar.
Y nos están enseñando esto y aquello”.
Les dije: “¿Y por dónde querían empezar? ¿Por
el escritorio?”.
Eso refleja lo que quiere hacer el Sena
para darle una luz a la educación colombiana. Que empecemos aprendiendo oficios
que rápidamente podamos ofrecer en el mercado laboral.
Y que a partir de allí nos vamos calificando, hasta que
nos gradúen de técnicos. Y que las materias que
se cursen para un grado de técnicos, sean materias que
se tengan en cuenta para un posterior grado de tecnólogos.
Y que las materias que se cursen para el grado de tecnólogos,
después se tengan en cuenta para un grado en educación
superior.
¿Cómo lo está haciendo el Sena? Tiene técnicas
y tecnologías. Y este año debe terminar con la
celebración de acuerdos con más de 70 instituciones
universitarias, para que los muchachos que egresen del Sena de
una tecnología, en esas instituciones universitarias,
puedan completar los créditos que les permitan acceder
al título de educación superior.
Y eso va eliminando el desprecio de los
colombianos por las técnicas y las tecnologías. Asombra, y no positivamente,
constatar que mientras en los países desarrollados hay
un profesional por cada 10 tecnólogos, aquí es
al revés: 10 profesionales por cada tecnólogo.
Hay una aversión de los colombianos, un desdén
por las tecnologías. Y la verdad es que estamos equivocados.
Allí tiene que empezar la formación contemporánea.
Este Gobierno ha sido más exitoso en la reducción
del desempleo que en la reducción del subempleo. Y eso
tiene relación con el tema que les vengo diciendo.
Miren: en el curso de pocos años, Colombia pasó de
una tasa de desempleo del 7,5 a casi el 20 por ciento, que estuvo
en el 2000. Recuerden ustedes el año 2000: la tasa de
desempleo bordeando el 20 por ciento.
¿Qué pasó con el desempleo de los jefes
de hogar? En el curso de esos pocos años brincó del
4 al 10 por ciento. Ustedes saben lo grave que es el desempleo
de los jefes de hogar. Inmediatamente el cónyuge o la
cónyuge tiene que saltar de la casa, abandonar obligaciones
de atención a los niñitos, buscar afanosamente
un empleo. Muchas veces los muchachos se ven obligados a desertar
de sus estudios para buscar cualquier actividad generadora de
ingreso.
Pues bien, la última tasa de desempleo marcó 11,3.
Es muy alta todavía. Pero confiamos que si la economía
sigue reaccionando y el estímulo de inversión que
vemos en Colombia se mantiene, en el año 2007 la tasa
de desempleo, en promedio mes a mes, se sitúe por debajo
del 10 por ciento.
Y que sigamos rebajando la tasa de desempleo
de jefes de hogar. Estuvo en el 10. Está en el 5,3.
Pero nuestra meta es bajarla al 4.
En lo que no hemos podido tener mayor
reducción es en
el subempleo. Y una de las explicaciones del subempleo es la
falta de pertinencia del aparato educativo. O de su relación
con la realidad de la economía.
El subempleo no siempre significa bajos
ingresos. Para saber si una persona está subempleada o no, se le pregunta,
por ejemplo, a quienes tienen grados de estudio: ¿usted
está trabajando en el área de materias en las cuales
obtuvo su grado? Y la respuesta muy amplia es: no. Ahí hay
un subempleo, que no necesariamente significa que la persona
esté obteniendo un ingreso indigno, pero sí expresa
que hay esa falta de pertinencia.
Creo que en la medida que logremos conectar
las técnicas,
las tecnologías y la educación superior, podemos
combatir ese problema.
Por eso saludo este esfuerzo del Salazar
y Herrera. Porque ustedes, que tenían una formidable integración del preescolar,
la transición, la primaria, el bachillerato, unas técnicas,
ahora avanzan al grado superior. Y lo hacen en la misma institución.
Lo que el SENA tiene que hacer sin ofrecer
bachillerato, ni primaria, ni preescolar, ni transición, lo que el SENA
tiene que hacer contratando con universidades diferentes, usted
lo hace dentro de la misma institución educativa, desde
que el niñito tiene 4 años, y por lo que veo no
va a ser hasta determinada edad sino por toda la vida. Porque
cuando llegan ya a tener estas profesiones, se ven obligados
a estar permanente ofreciendo programas de posgrado y de extensión
o refrescamiento a sus egresados. Entonces eso los va a llevar
a que tengan durante toda la vida vinculado al niño que
empezó a estudiar acá, acá se graduó y
acá vuelve a refrescar y a profundizar conocimientos.
Creo muchísimo en ese ejemplo de ustedes para aportarle
a la pertinencia de la educación colombiana, o sea, a
esa integración a esa necesaria sincronización
entre la enseñanza que se le ofrece a los colombianos
y los conocimientos que la realidad económica y social
demanda de los colombianos.
Eso que han hecho, monseñor Gustavo, merece que los colombianos
nos refiramos a la institución universitaria de Salazar
y Herrera con toda nuestra admiración, con todo nuestro
respeto.
Ustedes aquí, de manera cristiana y sencilla nos están
ayudando a construir una Patria sin exclusiones; la sociedad
incluyente de hoy es la sociedad del conocimiento, pero sin odios;
eso sí que es importante, de la universidad de la formación
democrática y cristiana, que es una formación que
finalmente logra la sociedad sin exclusiones, pero también
el debate sin odios. Yo no sé que es más grave,
si una sociedad pretendidamente democrática y con exclusiones,
o una sociedad en permanente debate de antagonistas con odio
de clases. Ustedes logran que no se de ni lo uno ni lo otro,
que no se de la exclusión, y que no se de el fomento del
odio.
Qué bueno este aporte. Y han trabajado con esa característica
de la buena gerencia antioqueña: hacer mucho con muy pocos
recursos. Si de mi dependiera le entregaría toda la platica
del Estado colombiano, orientada a la educación, a usted
monseñor Gustavo para que la hiciera rendir más.
Por eso es muy importante, métase más con el Icetex,
usted sabe que allá tiene las puertas abiertas, y eso
ha crecido bastante, y todo lo que quieran hacer por ampliación
de cobertura el presupuesto nacional ha venido aportando unos
pesitos que no estaban, para ayudarle a los departamentos a financiar
la ampliación de la cobertura vía contratación
con entidades tan importantes como el Salazar y Herrera.
Monseñor Gustavo, usted con su sencilla laboriosidad,
con resultados tan eficientes, con su patriótica amistad,
con su fe, su antioqueñidad, es un ejemplo para todos
los colombianos. Acudo esta tarde con mucho respeto, con mucho
afecto por usted por su tarea y por lo que ha hecho esta institución
que no es lo importante, lo importante es lo que la Universidad
Salazar y Herrera habrá de hacer por Colombia desde Antioquia.
Muchas gracias y muchas felicitaciones.