PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL ENTREGAR PREMIO A LA GESTIÓN DE
CALIDAD
Bogotá, 6 oct (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al entregar
el Premio Colombiano a la Gestión de Calidad.
“Quiero saludarlos a todos y expresar la felicidad del
Gobierno por ver los éxitos de la empresa privada colombiana.
Qué bueno que se estimule más el crecimiento,
la fe de los colombianos en su empresa privada, en las posibilidades
de obtener empleo estable, bien remunerado, digno, con afiliación
a la seguridad social, a través del crecimiento de nuestra
empresa privada.
Quiero felicitar
a la Fiduciaria de Colombia, Fiducolombia, por su gran esfuerzo,
por ejemplo,
para llevarle nuevas posibilidades
de financiación al sector agropecuario.
Quiero felicitar
al Banco (Bancolombia) por el gran esfuerzo para ir a buscar
a los potenciales clientes
de la microempresa
colombiana. Ese es un ejemplo bien importante. Aquí pudimos
conocerlo: el Banco con sus misiones de funcionarios ofreciéndoles
crédito a los microempresarios. No esperando que los microempresarios
lleguen, sino visitando a los microempresarios.
Ese es un gran ejemplo, que lo valoramos y lo destacamos ante
todos los colombianos.
Quiero destacar
a Alianza Team, por esa gran tarea de agrupar tantas empresas
del sector para
lograr economías de escala,
para logra mayor productividad, mayor competitividad.
Se ha visto en
inversiones de modernización,
se ha visto en ese gran crecimiento de su capacidad instalada
industrial.
Alianza Team es
un esfuerzo empresarial, donde muchos que seguramente a título individual no habrían podido ser competitivos,
se han unido para lograr ser competitivos y traerle más
inversión a Colombia, más ingreso a los colombianos
y más oportunidades de trabajo.
Y quiero felicitar
a Petrobrás. Nos sentimos muy orgullosos
de este tipo de empresas extranjeras, internacionales, que están
en Colombia.
Sus palabras, señor representante de Petrobrás
(Joao Carlos Araujo Figueira), nos muestran los esfuerzos que
están haciendo en Colombia, especialmente en una concesión
tan ilusionante como la Concesión Tayrona, donde ustedes,
con la Exxon y Ecopetrol, comparten la exploración en
4 millones de hectáreas.
Y en esa tarea
los colombianos tenemos fincadas muchas expectativas, para
ojalá poder revertir la tendencia decreciente de
nuestras reservas de petróleo y agregarle a nuestras reservas
de gas.
Estamos muy ilusionados
también de que ustedes crezcan
más y más sus inversiones en Colombia.
En un magnífico libro, publicado hace poco, de John Kotter,
sobre el corazón del cambio, en uno de los capítulos
finales dice que la cultura del cambio en las empresas –y
lo asimilo por igual para las públicas y para las privadas–,
no es producto del discurso, no es producto de lo que se escriba
en la visión o en la misión, es producto de los
resultados.
Diría que primero son los resultados y después
la cultura empresarial.
Estos resultados de ustedes fortalecen la cultura empresarial
de calidad. Impactan el comportamiento de los colombianos para
avanzar en ese ejercicio empresarial de calidad, que es un presupuesto
necesario para la competitividad.
Ustedes, al haber logrado este premio, han tenido que permanecer
durante largo rato en el camino del cambio. El camino del cambio
no tiene fin.
En el Estado, en
el sector privado, menos en sociedades con tantas deficiencias
como la nuestra,
nadie puede decir: ya lo
hice, ya cumplí. Cada día, mientras más
hayamos hecho, más necesitamos hacer.
En un país donde hay tantas necesidades, un 52 por ciento
de la población en pobreza, el balance de nadie es suficiente.
Los mejores balances son apenas mínimos.
Por eso hay que
tener esa decisión de apegarse permanentemente
al mejoramiento, al mejoramiento continuo, como lo enseñara
Kotter, al mejoramiento con ajustes dentro de una franja, al
mejoramiento generalmente sin cambios bruscos, pero sin estancamiento,
al mejoramiento con ajuste de todos los días.
Y es bien importante
para esa cultura empresarial a base de resultados, comprometer
en todas las
empresas, estatales y públicas,
a todo el mundo con el cambio.
El cambio para
la calidad, para la competitividad, no es cuestión
de unos pocos. Puede que un grupito reducido lo inspire, pero
si no compromete a todo el mundo, o se logra.
Cuando el cambio
apenas compromete a un grupito reducido de la cúpula empresarial, es mucho más difícil
que produzca resultados.
Cuando nosotros
trabajamos con ese concepto que mis críticos
llaman de tumulto, justamente lo hacemos en la convicción
de que hay que comprometer a toda la base social con las tareas
que necesita la sociedad colombiana.
Mientras más amplia la base empresarial o social comprometida
con las tareas de cambio, menos difícil el resultado.
Y si ustedes han
logrado estos éxitos, es porque han
tenido la combinación necesaria de visión y de
ejecución.
Nada nos ganamos
con tener visión,
si no hay capacidad ejecutiva.
Nada nos ganamos
con tener horizontes de largo plazo, si no trabajamos en el
día a día para lograrlos. Si no
hay ese trabajo que nos aproxime en el día a día
a los horizontes de largo plazo, esos horizontes se convierten
en meras declaraciones, en expectativas, en quimeras que se desvanecen.
Y es muy importante
también lo contrario. Esa visión
de largo plazo, para que el esfuerzo cotidiano ponga a todo el
mundo a mirar en la misma dirección.
Para ganar este Premio, para producir los resultados que ustedes
han producido, tienen que haber trabajado con esos elementos.
Esta Patria nuestra
es campo fértil para la inversión
privada. Diría que hay aspectos muy importantes. Uno de
ellos: la empresa privada colombiana es solidaria.
Uno se pone a ver la carga en tributos, la carga en parafiscalidad,
la carga en aportes a la seguridad social, y hay que decir: la
empresa privada colombiana es solidaria.
Cuando comparo
la empresa privada colombiana con la empresa privada de algunos
países que se autocalifican de socialistas,
veo que aquí la mayor parte de la carga para el pago de
la seguridad social es de los empleadores. Allá de los
trabajadores.
Eso dice que la empresa privada colombiana hace un gran esfuerzo
por la solidaridad.
Y en los trabajadores
colombianos hay solidaridad, en los trabajadores colombianos
no hay odio
de clases. En los trabajadores colombianos
uno encuentra un gran compromiso con el éxito de la empresa
privada.
Yo diría que esos dos elementos: una clase empresarial
con solidaridad y una clase trabajadora con solidaridad, donde
en la una hay mucha ausencia de odio, de egoísmo, y en
la otra total ausencia de odio, son dos factores extraordinarios
para invitar a invertir en Colombia.
Además veo unos elementos que le dan un gran potencial
competitivo al país.
Se habla mucho, por ejemplo, de lo que hemos avanzado para garantizar
la estabilidad en las reglas de juego. Se habla mucho del alto
nivel gerencial de Colombia, pero quiero destacar el marco laboral
colombiano.
Cuando lo comparo
con la legislación laboral de los países
del Continente y con las inflexibilidades de algunos países
de Europa Occidental, veo que aquí estamos en el justo
punto, en el punto de equilibrio, entre la flexibilidad necesaria
para que haya productividad empresarial y la estabilidad necesaria
para que haya tranquilidad y garantía para los trabajadores.
Ese punto de equilibrio
que hemos logrado en el esquema laboral colombiano es muy importante.
Quizás nosotros no lo hemos
apreciado suficientemente, pero hay que exhibirlo, hay que referirse
a él, porque tiene que ser un factor de atracción
de la inversión en Colombia.
Sigan creciendo.
Les ha tocado un Gobierno que ha derramado bastantes impuestos,
pero también un Gobierno que ha introducido
estímulos tributarios para aquellos que quieren crecer.
Estamos creando
en el país
una conciencia de que si bien hay que resolver los problemas
fiscales, en materia tributaria
hay que permitirles a todas las empresas que se asienten en Colombia
que sean completamente competitivas.
Por eso somos de
la tesis que una vez venza la vigencia de estímulos
tributarios introducidos en este Gobierno, como la deducción
del 30 por ciento a las nuevas inversiones generadoras de renta,
lo que debe seguir es una norma con una tarifa de renta reducida.
Hay que seguir
ampliando base de contribución en renta
y de base de IVA, pero poner mucho cuidado con las tarifas, para
que no nos saquen de la franja que nos permita ser más
y más competitivos.
Sigan creciendo.
Estamos avanzando
en el TLC, después de haber firmado
el Tratado CAN – Mercosur.
El Tratado CAN – Mercosur no va a producir efectos muy
bondadosos en el corto plazo, pero sí en el mediano y
largo plazo.
Una comunidad suramericana de 400 millones de habitantes tiende
a convertirse en un gran mercado que nos tiene que sacar adelante
a todos, para crecer, para distribuir, para reivindicar a la
pobreza.
Confío que ese fue el gran paso político que nos
tiene que abrir las avenidas para que haya finalmente comprensión
política a la negociación del TLC, que las hemos
despojado de sesgos ideológicos. La hacemos por pragmatismo.
Miren: cuando uno
tiene un producto que el mercado mundial se lo arrebata como
el petróleo, sin necesidad de negociar
acuerdos de comercio, puede darse el gusto de protestar contra
la globalización, de rechazar los acuerdos de comercio.
Pero cuando tenemos que salir a vender camisas y textiles y
manufacturas, tenemos que buscar mercados.
Eso hace la diferencia
y eso explica porqué estamos haciendo
este esfuerzo con el TLC, que confío sea equitativo, que
confío se puedan ir disipando tantas preocupaciones que
hay en sectores tan sensibles de la economía colombiana.
Y veo que hay noticias que se convierten, desde el punto de
vista empresarial, en triunfos parciales que estimulan la lucha
por nuevos triunfos.
Por ejemplo, la
inversión extranjera que había
caído a niveles de 600 millones de dólares, este
año puede superar los 5 mil, sin sumar las permutas de
acciones.
La inversión privada, cuya participación en el
PIB había caído al 6 - 8 por ciento, el año
pasado subió al 12. Este año puede estar por el
15. Un camino que tenemos que mantener para llegar al 25.
Anoche me decía la señora Ministra de Vivienda
que, revisadas las cuentas, del 70 por ciento de quienes ofrecieron
vivienda en la Bolsa Inmobiliaria de Nueva York, hace dos semanas,
hay ya ventas perfeccionadas por 18 millones de dólares,
ventas en camino a punto de cerrarse por otros 25 millones de
dólares, y todavía el 30 por ciento de quienes
intervinieron sin reportarse.
Entonces hay algunas
señales que nos indican que esta
Patria definitivamente es tierra promisoria para el crecimiento
de la empresa privada, para la reivindicación de los pobres,
para el imperio de la democracia, para el imperio de la solidaridad.
Apuéstenle a Colombia, Colombia está de moda.
No dejen pasar, apreciados empresarios, este momentico de un
país que se puso de moda entre todos los inversionistas
del mundo.
Los felicito, doctor
Zarruk, doctor Velásquez Botero.
Y los felicito, distinguidos empresarios”.