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17 de octubre
PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN XV CUMBRE DE JEFES ANTINARCÓTICOS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Santa Marta, 17 oct. (SNE).- Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en la instalación de la XV Cumbre de Jefes Antinarcóticos de América Latina y el Caribe.

“Quiero darles la bienvenida a Colombia y agradecer que hayan escogido esta bella e histórica cuidad de Santa Marta para una reunión tan importante como la que empieza a realizarse, en un país tan azotado por la droga, pero tan resuelto a derrotarla.

Hemos sufrido en Colombia todas sus etapas y nos hemos engañado con nuestros propios juicios, que deben servir bien a otras naciones para no repetir errores.

Cuando en este país se asomaba el trafico de droga a alguna dimensión, decíamos… se escuchaba decir: “bueno pero es que aquí no somos productores, ni somos consumidores. Aquí simplemente se esta haciendo un tráfico”. No lo combatimos con rigor oportunamente.

Posteriormente empezamos a ver que crecían los cultivos, eso va ser intrascendente, nunca tendrás cifras preocupantes y nos equivocamos.

En el año 2000 cuando empezó el Plan Colombia, nuestro pías tenía más de 160 mil hectáreas de drogas ilícitas. Ya en esa etapa y muy anterior al 2000, habíamos reunido la doble condición de tener problemas de trafico y problemas de producción.

Y siempre se ha oído decir: “bueno pero es que no somos consumidores”. Mentiras hoy tenemos un problema de consumo que afecta a más de un millón de jóvenes de Colombia.

Esto para que lo tengan en cuenta países especialmente del vecindario para que no vayan a repetir este perverso periplo que Colombia ha vivido y que ahora queremos definitivamente desmontar.

El tema de la legalización. Es un tema que cautiva a muchas personas que teorizan sobre estos asuntos y sospecho que hay muchísimas personas amigas de la legalización que están en silencio, agazapadas, esperando que no triunfen nuestras políticas de erradicación, para decir: “se ha perdido la guerra contra la droga, hay que legalizarla”.

Yo veo con mucho pesimismo el tema de la legalización. Por supuesto lo miro más como padre de familia, que como Presidente. Tengo alguna inclinación más de sentimiento de padre de familia, que de raciocinio frío, pero déjenme expresar dos o tres argumentos para sustentar mi preocupación contra la legalización:

Primero: la circunstancia de que al dejar de criminalizar el negocio se reduzcan los precios, es una circunstancia que no va asegurar que por esa vía se reduzca la oferta.

Hemos visto que a pesar de estar criminalizado el negocio hay una gran oferta, que ha reducido sustancialmente los precios internacionales y sin embargo no se ha disminuido su oferta.

Segundo: por más que llegasen a reducirse los precios, yo no creo que deje de producirse. Si la agricultura lícita se produce a pesar de largos periodos de crisis, de pérdidas, de precios bajos, de insumos altos, en esta agricultura ilícita de un producto que infortunadamente da con tanta exhuberancia en tantas partes del continente y especialmente en nuestro país, cualquiera sea el precio, me parece que es una equivocación anticipar que se va disminuir el área sembrada.

Tercero: El daño ecológico. Cuando entro en discusiones para proponer mis tesis contra la legalización, en frente de los muchachos de las universidades, de muchos profesores, el gran argumento para poderlos situar en una reflexión contra la legalización, es el ecológico.

Usted lo decía señor Calvani y acaba de referirlo el señor Fiscal General de la Nación, frente a dos áreas geográficas: la Amazonia y Colombia es inserción amazónica, y la Sierra Nevada de Santa Marta, este bellísimo macizo de 12 mil kilómetros cuadrados que se empina aquí no mas de espaldas a esta gran cuidad.

Colombia ha perdido millón 700 mil hectáreas de selva tropical, por cuenta de los cultivos de droga. El futuro de Colombia en muy buena parte depende de la biodiversidad que se almacena en esa selva tropical y tememos que los cultivos de droga pueden constituirse en el gran enemigo de esa biodiversidad.

Hace mas de un año, hablando con un campesino del Putumayo, me decía: “Presidente yo llegue hace 35 años, a montar una finca en una isla del Putumayo. Allí había cualquier cantidad y variedad de pescado, pero hemos visto que escasea la cantidad y han desaparecido ya, especies piscícolas.

¿Por qué? Por que llego la droga”.

Empezaron a vertir los precursores químicos a las aguas afluentes del río Putumayo, empezaron a envenenar las aguas y acabar con especies de pescado. Eso es bien importante para decirle al mundo. Muchos de los que se oponen a la fumigación, de los que se oponen a la lucha contra el narcotráfico, se oponen con banderas ecológicas.

Es mucho mas grave el daño de producir y procesar, que el daño de combatir y erradicar. Y eso hay que hacérselo ver al mundo porque necesitamos la solidaridad de todos para triunfar en el noble propósito de que nuestros países queden libres de droga.

La verdad es que el daño que ha hecho el narcotráfico en los ríos, el daño que ha hecho en la destrucción de selva tropical en Colombia, pone de presente que es el gran enemigo de la ecología.

Y temo que la legalización lo que haga, el resultado que logre sea acelerar esa destrucción geológica, para sembrar drogas ilícitas.

Y finalmente, en este punto, la relación entre las políticas de prevención y rehabilitación con una eventual legalización. Expertos en la materia, científicos de la prevención y de la rehabilitación demuestran que su tarea es más eficaz si está acompañada de la criminalización.

La verdad es que la legalización llevaría a un aflojamiento de los resortes, que puede poner en muy serias dificultades los efectos positivos de las políticas de prevención y los esfuerzos en materia de rehabilitación.

Que tenemos que hacer mayores esfuerzos en educación, en prevención, en rehabilitación, por supuesto. Pero esos esfuerzos, serán esfuerzos inocuos, de no estar acompañados por políticas de criminalización.

Nuestra tarea: hemos avanzado pero no lo suficiente en la destrucción de la droga que se produce en Colombia. Este año, las fumigaciones han crecido en un 30 por ciento, en relación con el mismo período del año pasado y sumamos ya casi 23 mil hectáreas de erradicación manual.

El tema de las fumigaciones. A mí me parece muy preocupante la prevención que existe frente a las fumigaciones. Cuando fumigamos con productos de uso masivo en el sector de la agroindustria, yo no entiendo cómo se protesta porque se usan esos productos para fumigar droga y los mismos que protestan, dan licencias en sus países para que se utilicen masivamente en la agricultura comercial. Eso hay que hacérselo saber al mundo entero, repetirlo en todas partes porque finalmente, detrás de gente que de buena fe están en contra de la fumigación, hay aquellos que simplemente quieren que siga creciendo el imperio diabólico de la droga para poder alimentar el terrorismo y sus protervos fines destructores.

Esa es la pregunta. ¿Por qué si se tiene temor a los productos con los cuales estamos fumigando la droga, se permite que esos mismos productos se usen masivamente en agricultura comercial?

El tema de la erradicación manual. Hoy yo veo una necesidad y los resultados nos están convenciendo de su factibilidad. Creo que hace un año en Colombia no había entusiasmo por la erradicación manual. Hoy, los resultados nos demuestran que es factible. Personalmente siento un gran entusiasmo por la posibilidad de la erradicación manual. Sus costos, infinitamente menores. Sus recursos llegan a la gente, es muy importante buscar que los recursos en lugar de quedarse en las pocas manos de fabricantes de aviones o de fabricantes de agroquímicos, los recursos de la destrucción de la droga, en mayor cantidad se irriguen entre la gente porque eso produce un fenómeno de adhesión popular a la tesis de erradicar.

Tanto la fumigación como la erradicación manual exigen mucho sacrificio: la Fuerza Pública de Colombia, los técnicos, los pilotos de los programas de fumigación han pagado un gran sacrificio arriesgando su vida, muchos perdiendo su vida, arriesgando su seguridad y arriesgando su tranquilidad.

Y en el programa de erradicación manual ya hemos tenido varios ataques de los grupos guerrilleros contra los grupos de erradicadores colombianos. Esta semana, en El Bordo, Cauca, sufrimos el último ataque.

A todos ellos, a los que participan en la fumigación y en la erradicación, rendimos nuestro homenaje. Es muy importante que el mundo nos ayude a sostener en incremento los programas de fumigación y a crecer los programas de erradicación.

Miren, veníamos descendiendo el área sembrada en droga más velozmente. El año pasado, el estudio que terminó en julio, nos demostró que no hubo descenso. Y el estudio que terminó en diciembre Naciones Unidas, nos mostró un descenso de 7 por ciento. Es poco. Sí, venimos de 160 o 180 mil hectáreas de droga pero el año pasado terminamos con una barbaridad, con 80 mil.

Lo que necesitamos es decirle al mundo: Colombia país libre de droga y para eso hay que fortalecer los esfuerzos en fumigación y los esfuerzos en erradicación. En la medida que el narcotráfico se va acomodando, que desaparecen grandes extensiones en zonas relativamente planas, donde se facilita la fumigación, que se apela más a las laderas, que los cultivos ilícitos se mimetizan en el bosque, en los cultivos de café, que están más esparcidos en áreas pequeñas, se hace más necesaria la erradicación manual.


Los Estados Unidos nos han dado un gran apoyo a través del Plan Colombia. Nosotros somos aliados de los Estados Unidos en esta tarea y somos aliados con mucho orgullo. ¡Qué importante que podamos fortalecer todos los días, más y más, el programa de erradicación manual y seguir fortaleciendo el programa de fumigaciones!

Debemos completar este año la meta de erradicar 30 mil hectáreas manualmente y si lo logramos, nos podemos proponer para el año entrante, más de 40 mil hectáreas. Cada atentado de los grupos violentos contra la erradicación manual, tiene que hacer un acicate que estimule nuestra voluntad de acabar con la droga en Colombia. No podemos bajar la guardia.

El tema de los cultivos alternativos. Yo diría que hay que trabajar allí en dos grandes áreas: La protección del bosque y la producción de alimentos y de otros productos del agro que sustituyan la droga.

Colombia todavía tiene, por fortuna, el 50 por ciento o más de su extensión en bosque. Las cifras indican que Colombia cuenta con 578 mil kilómetros cuadrados en bosque o sea, una suma, un área superior a la total de Francia, que todavía preservamos en bosque.

Nosotros tenemos todas las posibilidades derivadas del bosque de protección y del bosque comercial. Por eso este Gobierno para defender el bosque, emprendió la tarea de vincular Familias Guardabosques, familias que en el pasado estaban vinculadas a las drogas y que hoy están vinculadas al Programa de Guardabosques. Familias que han asumido la obligación de mantener el área libre de droga y de cuidar la recuperación del bosque, que están siendo supervisadas por Naciones Unidas cuyo certificado es necesario para que el Gobierno proceda a efectuar los pagos.

Tenemos que seguir con ese programa: es costoso. Las 33 mil familias guardabosques en promedio nos cuestan dos mil dólares por familia al año y esto es costoso para las finanzas colombianas pero es un gran programa.

Hace poco, hablando con directivos de agencias de Naciones Unidas y contándoles en Nueva York el programa de Familias Guardabosques, me decían que debe ser el programa que se ponga en marcha en toda la Amazonía para evitar su destrucción, que en lugar de la tala de madera, que en el lugar de la sustitución de bosque para grandes plantaciones de soya o para producir pastos para el ganado, los campesinos y los hombres del campo puedan derivar su sustento del cuidado del bosque.

Las Familias Guardabosques constituyen un programa necesario en los países productores de droga para que esas familias en lugar de vivir de la droga, vivan de cuidar el bosque. Eso se constituye en un programa necesario para preservar la selva amazónica. Que los países amazónicos adoptaran este programa, veríamos una disminución sustancial de la tala del bosque amazónico. Lo vemos en los documentales y lo observamos desde los aviones. Cómo se tala la selva amazónica para sustituirla por pastos y para sustituirla por cultivos que en esos suelos tienen muy poca sostenibilidad.

Los invito a reflexionar sobre nuestro programa de Familias Guardabosques. Cuando inicialmente lo presentaba a autoridades de los Estados Unidos y de Europa, me decía es que no es sostenible. Qué más sostenible para el mundo de hoy que preservar la selva tropical húmeda, la selva amazónica o macizos que conservan buena parte en selva como este macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El otro tema es el de cultivos comerciales que le sustituyan a los campesinos los ingresos. Estamos trabajando con el tema de palma africana, con el tema de caucho, con el tema de madera, para todo ello, hemos introducido estímulos fiscales y hemos introducido estímulos tributarios y estímulos fiscales. Los cultivos de tardío rendimiento están hoy en Colombia exentos de impuestos y las agrupaciones campesinas, como aquellas que veíamos ayer en una reunión en la ciudad de Barrancabermeja, tienen preferencialmente un aporte del Estado que se llama incentivo de capitalización rural que paga hasta el 40 por ciento del valor de la nueva plantación.

Además este país tiene un gran futuro en producción de madera, grandes países exportadores de madera como Finlandia, producen por hectárea entre uno y tres metros cúbicos al año, de las mismas especies Colombia produce 25, Chile 12, 13 metros cúbicos, y aquí estamos muy bien situados en este Caribe. Aquí tenesmo apenas 170 mil hectáreas de bosque comercial, tenemos todas las posibilidades para plantar madera.

Este país entre este mes de octubre y el mes de enero, empezará a producir en cinco plantas un millón de litros diarios de alcohol carburante, eso será muy útil como alternativo energético, como medio de protección del medio ambiente y como factor de generación de empleo y rápidamente empezaremos a producir biodiesel de palma africana, yo diría que la perspectiva del biodiesel, a partir de palma africana se constituye en un gran horizonte de cultivos sustitutivos a las drogas ilícitas.

Este país tiene excelentes condiciones para la producción de caucho natural, y en el mundo de hoy, signado por un pánico bien fundado a la crisis energética que puede producir dos factores, estancar el progreso de la economía mundial y obligar a los países que no tienen energéticos a dedicar los recursos que deberían destinar a cumplir las metas sociales del milenio a desviar esos recursos para pagar los insumos energéticos.

Cultivos como el caucho natural, se convierten en cultivos alternativos que nos pueden ayudar muchísimo a suplir deficiencias derivadas de la crisis energética. En todo eso estamos trabajando, pero falta muchísimo más.

Por supuesto Colombia tiene terrorismo porque tiene narcotráfico. Yo recuerdo en mis años jóvenes, en mi universidad en la ciudad de Medellín, era imposible anticipar que la guerrilla en aquella época ideológica, hoy terrorista y mercenaria, fuera a juntarse 30, 35 años después con el narcotráfico, parecían polos excluyentes, los unos parecían ideólogos puros, idealistas incontaminados, dedicados a estudiar a Mao Tsetung, a Fidel Castro, a Rusia, otros experimentos socialistas en el mundo, con la intención y la aspiración ideal de transplantar esas experiencias a Colombia.

Y los otros parecían unos criminales ordinarios a los que todavía no se les asignaba mucha importancia, pero en el polo opuesto de las guerrillas. ¿Quién iba a pensar que no muchos años después los hemos visto fusionados? No hay guerrilla que no se esté surtiendo del narcotráfico.

El ELN se jacta de decir que no participa en el narcotráfico, y basta visitar la serranía de San Lucas en el sur del departamento de Bolívar, para ver los cultivos de droga del ELN, ¿o cómo se ha lucrado el ELN de droga en el Catatumbo? Y posteriormente ¿qué apareció? aparecieron los paramilitares, un país abandonado por el Estado en la lucha contra el terrorismo, ve aparecer soluciones a la postre perversas como el paramilitarismo, también financiado básicamente por la droga.

Es necesario seguir combatiendo esta droga para acabar el fenómeno terrorista en Colombia.

Ayer veía en Barrancabermeja esto: Barrancabermeja estuvo 25 años en poder del ELN, no se le combatió, se le dejó crecer, y cómo se le toleraba, cómo se le legitimaba, cómo se le aplaudía ideológicamente, y después apareció el paramilitarismo. El Estado no enfrentó el problema y vino ese derramamiento de sangre cuando acudió el paramilitarismo a desplazar al ELN.

Apenas estamos recuperando Barrancabermeja y falta muchísimo. Ayer encontré una ciudadanía más optimista, unas cifras de seguridad que han mejorado notablemente y me hacia esta composición de lugar. En esos 30 años de violencia de Barrancabermeja, casi se nos acaba la industria petrolera, eso fue lo que nos dejaron los muchachitos del ELN, casi se nos chatarriza la refinería, que es el corazón económico de este país, casi se nos acaba la pesca en el río Magdalena y se acabó toda la agricultura. Esos señores del ELN no dejaron que prosperara la ganadería, ni la palma africana, ni el caucho, ni el cacao en las laderas, la única agricultura que nos dejaron fue la agricultura del narcotráfico.

Eso es lo que finalmente nos han dejado guerrillas y paramilitares en Colombia, por eso hay que acabarlos y hay que acabarlos con toda la convicción, con palabras sencillas, pero con toda la eficacia.


Ojalá, ojalá podamos decirle al mundo rápidamente que Colombia es un país libre de drogas.

A mi no me gusta excusar nuestras políticas en las circunstancia de que esto tiene que ser un fenómeno que combatan los países consumidores, consumidores hoy somos todos, esa división entre consumidores y productores, es una división que se ha superado por sustracción de materia, porque aquí tenemos más de un millón de consumidores y eso nos quita la razón para decir, el problema no es nuestro sino de los industrializados que consumen, nosotros tenemos un problema de consumo muy grande. Entonces reconociendo que el problema es de todos, que nosotros no podemos excusar responsabilidades, todos tenemos que hacer un mayor esfuerzo.

A mi me preocupa que reinstalamos en Colombia la interdicción aérea, pero siguen saliendo grandes cantidades de droga, hay que hacer un mayor esfuerzo con nuestros vecinos en el Pacífico y en el Caribe y hay que hacer un mayor esfuerzo no solamente en el espacio aéreo de Colombia en donde lo estamos haciendo, en buena medida gracias a la interdicción aérea que se ha reestablecido con los Estados Unidos, sino en el espacio aéreo de todos los países vecinos. Hay que doblar ese esfuerzo, apreciados amigos asistentes.

La extradición. En este mundo globalizado en donde también se ha globalizado la justicia, la extradición tiene que desmitificarse, un país como Colombia que es afiliado a la Corte Penal Internacional, no puede ponerse en la tarea de negar la extradición. Instituciones multilaterales de justicia, necesitan para funcionar instituciones globales de procedimiento y una de ellas es la extradición, tenemos que seguir en esa tarea.

Les deseo muchos éxitos en estas deliberaciones y eso que todos los días, podamos mostrar más eficacia contra este flagelo, la verdad es que la mayor tristeza de un padre de familia o de una mamá en nuestra época, es ver a un hijo consumidor de droga o involucrado en el narcotráfico, si queremos que las nuevas generaciones de nuestros pueblos vivan felices, tenemos que derrotar este fenómeno de la droga. Muchas gracias por los esfuerzos que todos ustedes hacen”.

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