PALABRAS DEL PRESIDENTE
EN LOS 90 AÑOS DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE CARTAGENA
Cartagena, 20 oct (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro
Uribe Vélez, con ocasión de los 90 años de
la Cámara de Comercio de Cartagena.
“Acudo esta noche con el exclusivo propósito de felicitar,
en compañía de quienes conmigo han llevado la responsabilidades
del Gobierno, de felicitar a la Cámara de Comercio de Cartagena
en sus 90 años de fructífera labor. De felicitar
a quienes la han dirigido a lo largo de estas nueve décadas,
a sus actuales directivos, a su junta directiva, al doctor Ricardo
Mayorga, presidente de esa junta, y a la doctora Silvana Giaimo,
directora ejecutiva de la Cámara.
Recibo con asombro esta condecoración y la recibo en nombre
de todos los compañeros del Gobierno, porque se debe a la
generosidad de ustedes. Lo único que nosotros hemos querido
es poner un granito de arena, ya que Dios y la democracia nos han
permitido el ejercicio del Gobierno para que Cartagena eche para
adelante. Toda esta es simplemente generosidad de ustedes.
Quiero destacar en estos 90 años de la Cámara de
Comercio de Cartagena su persistente lucha contra la corrupción.
Al leer los documentos que dieron origen a su nacimiento, los comerciantes
fundadores expresaron que necesitaban agruparse para poder enfrentar
acciones inescrupulosas del comercio privado. Se creó la
Cámara y en nombre de la transparencia ha vivido la Cámara
y es una gran esperanza para la transparencia.
Por más que avancemos en Seguridad Democrática,
si no hay transparencia no recobramos la confianza en el país.
Los inversionistas miran muchos elementos para invertir en un país.
Miran la seguridad, miran lo razonable de los manejos en lo económico
y en lo social, miran la estabilidad en las reglas del juego y
miran la transparencia.
Yo veo que todos los países hoy, sin detenerse en las viejas
fronteras que se crearon en la Guerra Fría entre aquellos
de orientación más socialista y aquellos de orientación
más capitalista, están compitiendo por la inversión
internacional.
Si Cuba no tuviera como obstáculo la Ley Burton-Helms,
sería el polo de atracción de capital internacional
de pronto más dinámico del continente. Quién
iría a pensar que 35 años después del imperio
de Mao Tse Tung, China se convierte en el principal receptor anual
de inversión extranjera, con 67 mil millones de dólares
en promedio en los últimos 15 – 18 años.
Pues bien, los países están luchando para que esa
inversión se sienta cómoda. Cómoda con su
manejo macroeconómico, cómoda con su tributación,
cómoda con la estabilidad en las reglas de juego. Pero esa
inversión empieza a reclamar algo bien importante, que es
transparencia.
Cuando los índices de transparencia afectan un país,
inmediatamente eso repercute, produce su resonancia en el ánimo
de los inversionistas.
La transparencia es hoy un imperativo para
que los colombianos tengamos confianza en nuestra Patria, para
poder construir un sentido
de comunidad, para que cada individuo de la sociedad colombiana
se sienta integrante del colectivo de la Nación. Sin transparencia,
cada uno mira al vecino con suspicacia y nadie se siente plenamente
comprometido con el todo colectivo al cual se le quiere afiliar.
Y la transparencia es un imperativo para
la inversión.
Cuando no hay transparencia, el efecto es el mismo que se produce
cuando hay terrorismo: se espanta la inversión.
La inversión en el mundo hoy es menos pirata y más
profesional. La inversión en el mundo hoy busca más
proyecciones de largo plazo, que ganancias de corto plazo. La inversión
en el mundo hoy por eso reclama más transparencia, y por
ello paga el precio de menos expectativas en márgenes de
utilidad.
Yo diría que esas nuevas características que se
ven en las corrientes de inversión en el mundo, nosotros
tenemos que divulgarlas ampliamente ante los colombianos para reclamar
la transparencia: la transparencia por la cual ha luchado la Cámara
de Comercio de Cartagena.
Miren: no hay recursos, por grandes que
los obtengamos, que alcancen para que este país cumpla con las metas sociales del Milenio,
sino erradicamos definitivamente la corrupción. Es un compromiso
de todos.
A mí me preocupa mucho pensar en las nuevas generaciones.
Los padres de familia siempre anhelamos dejarles a los hijos educación
y un principio de capital. Y todo eso se vuelve nulo si cuando
ya empezamos a ver las proyecciones de la Nación en nuestra
ausencia, empezamos también a considerar la posibilidad
de que la Nación esté afectada por flagelos como
el terrorismo o la corrupción.
Para que las nuevas generaciones puedan
vivir tranquilas en Colombia, felices en nuestra Patria, necesitamos
una Patria sin terrorismo,
una Patria sin corrupción, y en eso es un gran aliado el
universo empresarial de Colombia, ejemplarmente aglutinado alrededor
de las Cámaras de Comercio.
Quiero expresar mi gratitud a la Cámara de Comercio de
Cartagena por su civismo de todas las horas. A Confecamaras, y
aquí está su presidente, el doctor Eugenio Marulanda,
ha demostrado que por encima de intereses cortoplacistas de gremios,
están los superiores intereses de la Nación.
Ha sido muy grato en ese ejercicio de Gobierno
comunitario –que
parte del supuesto de que necesitamos integrar al Gobierno más
comunidad en la toma de decisiones, más comunidad en la
ejecución de decisiones, más comunidad en la vigilancia
de decisiones–, ha sido muy grato trabajar con las Cámaras
de Comercio en ese ejercicio de Estado comunitario. Un día
para mover los consultorios empresariales, al otro día para
definir las agendas de cada región, al siguiente para entrar
a mirar cómo podemos masificar el acceso al crédito.
La Cámarade Comercio es un aliado
irremplazable, insustituible, de los gobiernos comprometidos
por los superiores intereses de
la comunidad.
Con ustedes, con el señor Alcalde, con el señor
Gobernador, mis compañeros de Gobierno han podido avanzar
para poner en marcha unas obras bien importantes para la ciudad:
el Transcaribe, adjudicada ya en audiencia pública la primera
licitación, que empezará a ejecutarse el 15 de noviembre,
para no afectar con la obra física el alegre discurrir de
las festividades de noviembre.
Con ustedes, con sus autoridades, con la
ciudadanía, hemos
empezado a darle respuesta a un viejo anhelo de la ciudad: la vía
perimetral de la Cienaga Grande de la Virgen. Yo no la veo como
una vía más. Yo la veo como el principio de recuperación
de una zona históricamente deprimida.
Yo creo que la Cienaga de la Virgen va
a cumplir muchos propósitos.
Uno, a los ojos del turista que a atisbe a Cartagena desde la ventanilla
del avión, va aparecer allí una respetable alameda
que indicará el grado de dignidad que aquí se le
quiere dar al cotidiano vivir de la gente.
Un segundo efecto, frenar la expansión
invasionista sobre el espejo de agua.
Un tercer efecto, controlar invasiones.
Un cuarto efecto, devolverle espacio público
a los peatones.
Un quinto efecto, ser el eje, el principio,
el hilo conductor de un gran proceso de reivindicación
de la Cartagena tugurial y deprimida.
La verdad es que una ciudad con la historia
de Cartagena, con el presente y el porvenir, tiene que eliminar
el contraste entre
sus bellezas naturales, sus monumentos históricos, esta
ciudad amurallada, las playas y las ciénagas, esos elementos
tan bellos con que se le dotó, y la pobreza, que la ha ahorcado
en los últimos años, estimulada por el desplazamiento
del terrorismo.
Y para empezar a superar esa pobreza, la
Vía Perimetral
de la Ciénaga de la Virgen cumple un papel muy importante.
Es la colonización hacia la reivindicación de lo
deprimido.
La administración presidencial anterior se comprometió con
ustedes, y lo logró, en la consecución de la sede
para Cartagena de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Empezamos
el Gobierno con incertidumbre sobre la financiación. Pero
hay que conocer la historia de la Patria para tomar, con mejores
posibilidades de acierto, decisiones. Por eso tomamos la decisión
de que no habría escasez fiscal que nos llevara a cancelar
esos juegos, que los tendríamos que hacer.
El Congreso de la República nos ayudó creando un
recurso. Es una sobretasa al IVA de la telefonía celular,
para atender a Coldeportes y al Ministerio de Cultura.
Primero, logramos financiar los Juegos
Nacionales de Bogotá,
Soacha, Fusagasugá y Girardot. Después logramos financiar
con éxito la presencia de la delegación colombiana
en los Olímpicos. Hace pocos meses concluimos también
exitosamente la infraestructura en Pereira y Armenia para los Juegos
Bolivarianos.
Y estamos con la ciudadanía de Cartagena, con los colombianos
todos, con la Cámara de Comercio, con el Almirante Arango
Bacci, con el señor Alcalde y el señor Gobernador,
en un compromiso de amor por Colombia: que salgan bien los Juegos
Centroamericanos y del Caribe, en la esperanza de será un
evento más de alegría para esta tierra y que cada
deportista, cada entrenador, cada acompañante que pise Cartagena,
cuando la abandone irá a asumir las responsabilidades de
embajador y de promotor de Cartagena ante su comunidad.
Y tenemos otra esperanza: que esas construcciones
le sirvan a la juventud cartagenera para la práctica del deporte, para
aquello de que hablaban las mamás: mente sana, cuerpo sano.
Y además nos gusta muchísimo la localización
de algunas de esas obras, porque van a hacer juego con la Avenida
Perimetral de la Ciénaga de la Virgen, en el propósito
de reivindicar las zonas deprimidas de Cartagena.
Ecopetrol se encuentra en la tarea de escoger
de manera transparente, en pública competencia, el socio para la refinería
de la ciudad. No la pudimos hacer con la velocidad con que queríamos,
pero vamos por un camino serio, por un camino sin reversa, por
un camino transparente.
Por supuesto quedan muchas cosas. El cordón tugurial de
la ciudad implica un desafío enorme. Hay que reivindicarlo,
hay que superarlo.
La doctora Alicia Arango ha venido trabajando, con el amor que
la caracteriza, por esta ciudad, como delegada directa de mi persona,
para poder atender el problema de vivienda en Cartagena.
Hace un año realizamos la Teletón y el sector privado
nos ayudó muchísimo. Hay ya 400 viviendas dignas,
bien avanzadas, y confiamos que después de los peritazgos
que ha sido necesario adelantar para despejar dudas sobre algunos
aspectos ambientales del lote, podamos continuar con ese proceso.
Y el Ministerio de Vivienda, aquí representado por su titular,
la doctora Sandra Suárez, está haciendo también
un gran esfuerzo en vivienda.
Pero reconozco, en vivienda social nuestro
esfuerzo es insuficiente. Colombia tiene que hacer un esfuerzo
muy superior en vivienda social:
millón y medio de déficit de unidades de vivienda
social, es una cifra que se constituye en una calamidad para cualquier
sociedad democrática.
He propuesto recientemente que hagamos
unos programas experimentales de renovación urbana en Bogotá y en Medellín,
y habrá que pensarlos también en Cartagena.
Al ser informado de que el lote donde se
están construyendo
estas viviendas, es uno de los pocos que queda dentro del perímetro
urbano de la ciudad, me asalta la deuda que aquí estemos
empezando a vivir los problemas de otras ciudades colombianas.
Por ejemplo, uno ve a Bogotá con una extensión de
tierra plana, casi que infinita en esa Sabana. Pero no vale la
pena seguir extendiendo el perímetro. Cada extensión
del perímetro es un sacrificio del entorno verde, cada extensión
del perímetro es condenar a los ciudadanos a tener que vivir
en una jungla de concreto, cada extensión del perímetro
implica absorber unos elevadísimos costos de extensión
y de sostenimiento de la malla de servicios públicos.
Medellín no tiene terrenos. Prácticamente la escasa
parte plana y ondulada del Valle de Aburrá está construida
y la construcción ha doblegado la empinada cordillera.
Veo en Cartagena enormes dificultades para seguir extendiendo los
servicios públicos. Por eso creo que ha llegado la hora
de hacer renovación urbana. Espero en los próximos
días definir con los alcaldes de Bogotá y Medellín
unos proyectos de renovación urbana que sirvan de modelo
a todo el país, e invitaría a ustedes a considerarlos
en Cartagena.
Hay ya experimentos que muestran que es
rentable comprar un lote con sus mejoras, demoler las construcciones,
hacer un urbanismo
con generoso espacio público a nivel de superficie, y utilizar
debidamente la construcción aérea.
Hemos visto exitosos proyectos para estrato
3 y creo que también
se pueden acomodar, sin los costos del ascensor, para los estratos
1 y 2.
Más aún, pienso que para las ciudades va a ser más
benéfico subsidiar esos proyectos, que tener que costear
la extensión y sostenimiento de la malla de servicios públicos.
El país tiene que pensar en esa reorientación del
crecimiento urbano.
Vemos unas metrópolis en América Latina inmensamente
grandes e invisibles. Cuando uno las mira desde el aire dice: ¿y
cómo viven aquí los ciudadanos, y cómo van
a vivir en el futuro, si cada casa humilde o lujosa tendrá los
mismos 200 canales de televisión, el mismo acceso a internet? ¿Y
el espacio público? ¿Y el contacto con lo verde? ¿Y
el tema ambiental? Por eso no creo que podamos seguir por la vía
de simplemente ensanchar el perímetro de las ciudades colombianas.
El ex alcalde Enrique Peñalosa en eso nos ha dado indicaciones
muy claras, que ha llegado la hora que el país las recoja
y las aplique. Tenemos que hacer renovación urbana y Cartagena
debe empezar a considerarlo.
Además en la primera reforma tributaria de este Gobierno
incorporamos un estímulo de exención a aquellos propietarios
que permitan dedicar sus inmuebles a la renovación urbana.
Porque hay proyectos de renovación urbana que tienen que
hacerse a pleno costo fiscal, porque tienen un retorno social pero
no un retorno pecuniario. Pero hay otros proyectos de renovación
urbana que sí tienen un retorno pecuniario. En oficinas,
en centros comerciales, en apartamentos, en vivienda, que pueden
combinar la recuperación del espacio público con
las construcciones que den ese retorno pecuniario.
Y para los propietarios que permitan destinar
a esos proyectos de renovación urbana sus lotes e inmuebles, el retorno que
obtengan con las oficinas que les entreguen en compensación,
o los locales comerciales que se vendan, o las residencias que
se vendan, ese retorno, por definición de nuestra reforma
tributaria de diciembre de 2002, se constituye en un ingreso no
gravable.
Hay un gran estímulo. Tenemos que invitar a los alcaldes
de Colombia, a las Cámaras de Comercio, a que nos ayuden
en esa tarea, a promover la renovación urbana.
Y recuerden, en aquellos casos en los cuales
no aparezca inicialmente factible un proyecto de renovación urbana, hay que considerar
otro elemento: que sea más económico subsidiar esa
renovación urbana que extender los servicios públicos.
Lo que estamos haciendo por Cartagena apenas es un principio.
Hay muchas cosas que hacer, empezando por ese problema de vivienda
tugurial que hay que reivindicar.
Y tenemos enfrente lo que tiene que ser
la segunda etapa del sistema de transporte masivo: la recuperación de los caños.
Era yo Director de Aeronáutica con el Presidente (de la
República, Julio Cesar) Turbay, y trabajaba en ese entonces
con muchos de los aquí presentes, como el doctor Augusto
Martínez, en la conclusión de las obras de renovación
del Aeropuerto. Se estaba trabajando, por el presidente Turbay
y por Rafael Gama, en la construcción del Centro de Convenciones
y en la construcción de la Casa de Huéspedes. Siquiera
lo lograron, siquiera se sobrepusieron a la crítica nacional
del momento y le entregaron a Cartagena y al país esas obras.
Cuando yo en la campaña decía, en medio del entusiasmo
patriótico en los barrios de Cartagena y en aquellos encuentros
comunitarios de planeación estratégica para construir
el programa de gobierno, que iba a cerrar el bar de la Casa de
Huéspedes, alguno me dijo algún día que la
tenía que cerrar del todo, y le dije: “no, tampoco”.
Y después me buscó un periodista extranjero y me
dijo: “no vaya a cometer el error de cerrar la Casa de Huéspedes,
que eso le ha servido muchísimo a Colombia”.
¡Y cuánto le ha servido el
Centro de Convenciones!
Pero desde esa época estamos hablando del proyecto de reconstrucción
de los caños. Yo creo que nos tenemos que comprometer todos,
y yo asumo mi compromiso para trabajar desde cualquier posibilidad
que tenga en la democracia, para que la segunda etapa (que no se
demore mucho, que rápidamente empiece) del sistema de transporte
masivo de Cartagena, sea la etapa de la reconstrucción de
los caños. Lo necesita la ciudad.
Y hay otro tema de preocupación, que es el Canal del Dique,
su contaminación, su impacto en la sedimentación
de la Bahía.
Confío que, bajo la dirección del viceministro cartagenero
(de Transporte) Juan Ricardo Noero, aquí presente, rápidamente
tengamos los estudios definitivos que permitan en un año,
año y medio por tarde, a la administraciones presidenciales
de entonces, en compañía con las administraciones
departamental y distrital, emprender las tareas de recuperación,
de limpieza del Canal del Dique, de control de la contaminación.
Cada rato me lo reclaman los cartageneros,
y tienen razón.
En el mes de marzo, cuando ya llevamos varias semanas sin lluvia,
desde un helicóptero a baja altura, entrando por encima
del Canal del Dique a la Bahía, se ve esa autopista de lodo,
que se ha venido depositando en el canal navegable, y que es una
grave amenaza a la Bahía de Cartagena.
Quiero reiterar ante ustedes también el compromiso de trabajar
para que Cartagena logre descontaminar el Canal del Dique, y frenar
esa fuente de sedimentación de la Bahía.
Y vamos a seguir trabajando por el turismo.
Cartagena siempre ha tenido un gran turismo nacional. Algo se
le frenó en
las carreteras, que lo hemos recuperado con el heroísmo
de la Fuerza Pública. Pero tenemos que ir por el turismo
internacional.
En medio de las limitaciones que tenemos –porque Colombia
es un país muy dependiente internamente del transporte aéreo
y no se puede dar el lujo de abandonar la tesis de que vayan de
la mano el transporte aéreo interno y el internacional–-,
en medio de las limitaciones que tenemos hemos ido abriendo paulatinamente
posibilidades para que llegue más transporte aéreo
a Cartagena, y en eso estaremos introduciendo permanentes ajustes
y facilidades.
Y confiamos que los términos de la alarma de viajeros del
Departamento de Estado de los Estados Unidos, se suavicen más
frente a Colombia y rápidamente podamos tener una gran recuperación
del turismo de los cruceros del Caribe en nuestra ciudad de Cartagena.
Estamos trabajando persistentemente en esa dirección.
Como ustedes ven, apreciados compatriotas
cartageneros, la tarea que tenemos que hacer todos los colombianos
por esta ciudad, en
la época que nos ha correspondido, apenas empieza.
Estamos despuntando con unas obras, pero
nos esperan otras muy grandes, porque tenemos que construir una
Colombia, una Cartagena,
para que se sientan felices y cómodas las nuevas generaciones.
Cuando pienso en esta Patria, hoy que la
vemos más en la
idea de la Patria que habrán de vivir nuestros hijos y las
nuevas generaciones, creo que esta Patria necesita la derrota definitiva
del terrorismo, en lo cual no puede haber pausa.
Una cosa es la apertura al perdón
y otra cosa es la permisividad con el violento.
Que haya apertura al perdón, sí. Pero cero permisividad
con los violentos. Esa tiene que ser nuestra tónica.
Y tenemos que derrotar las drogas ilícitas,
para que el pasaporte de los colombianos vuelva a ser mirado
con respeto en
las aduanas internacionales.
Y tenemos que derrotar la corrupción,
y tenemos que reivindicar a los pobres.
Esa reivindicación de los pobres es el eslabón de
cohesión social que se requiere para una democracia moderna,
es el puente entre la política de Seguridad Democrática
y la reconciliación plena de los colombianos.
Recibo esta medalla con la palabra más difícil
de aplicar en la conducta de los seres humanos: humildad.
A mí no me da dificultad trabajar con disciplina, no me
da dificultad procurar que la condición humana propia proceda
con transparencia, no me da dificultad aplicarme al interés
público con infinito amor por mis compatriotas. Pero cuando
hablo de la necesaria palabra humildad, claro que uno tiene muchas
dificultades para vencer la arrogancia y la vanidad.
Recibimos esta medalla, en nombre de todos
mis compañeros
del Gobierno, como una expresión de generosidad de la Cámara
de Comercio de Cartagena, y la utilizaremos simplemente para fortalecer
nuestro compromiso con esta ciudad, como lo reiteramos ante el
señor Gobernador, hace pocos días, cuando celebrábamos
un nuevo aniversario del nacimiento de aquel compatriota que desde
aquí le dio luces a la Patria entera: Rafael Núñez.
Llegó a la Presidencia de la República como una
expresión de la rebelión caribe contra el desorden,
y había llegado a la Presidencia del Estado de Bolívar
como un afán de las gentes caribes para empezar a superar
el desorden en su propia localidad.
Núñez, al ser estudiado por muchos, entre ellos
por el historiador barranquillero (Eduardo) Posada Carbó,
reflejó aquello de que tras la alegría caribe hay
un compromiso con el orden, un compromiso con la transparencia.
Reflejó aquello que nos indica que tras la extroversión
libertaria del pueblo caribe, hay un compromiso con el orden como
presupuesto para las libertades.
Por esto cada vez que uno viene a Cartagena,
sueña con
el futuro de Colombia, inspirado en los valores que aquí se
han estimulado por décadas, como los estimuló Núñez,
y como en la últimas nueve décadas los ha estimulado
la Cámara de Comercio.
Vamos a proceder rápidamente a buscar un acuerdo con la
Cámara de Comercio, para que le ayude al Gobierno Nacional
en la coordinación de los compromisos de las diferentes
entidades del Gobierno Nacional con Cartagena y con Bolívar.
Es un gran acompañante, que nos puede ayudar en esa tarea,
en la cual hemos trabajado muy coordinadamente con el señor
Gobernador y con el señor Alcalde.
Las Cámaras de Comercio están bastante acreditadas
por su civismo, y como están bien acreditadas, haya que
pedirles más. Entonces espere que le causemos esa nueva
carga, doctora Silvana y doctor Ricardo.
A todos ustedes, muchísimas gracias”. |