PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN FORO DE LÍDERES DE LA U
Bogotá, 27 oct. (SNE). - El presidente Álvaro Uribe
Vélez pronunció las siguientes palabras en el foro “Líderes
y Emprendedores en la U – 2005”.
“Quiero agradecerles inmensamente esta convocatoria tan útil
para la Patria. Ya Isabel Cristina nos hacía el recuento
de las reuniones que he tenido oportunidad de sostener con ustedes
hace dos años, el doctor Alejandro Santos muy amablemente
me invitó a una magnifica reunión con algunos de
ustedes sobre liderazgo promovida por la revista Semana en el Hotel
Tequendama.
Después en conversaciones con ustedes surgió la
idea de que se convirtieran en un pilar fundamental en la construcción
de la Visión Colombia 2019 y aplaudo la circunstancia de
su interés por este tema tan importante para la Patria.
¿Por qué este trabajo de Planeación Nacional?
Nos habíamos comprometido desde la campaña presidencial
de 2001-2002 que no solamente nos quedaríamos en la elaboración
del Plan de Desarrollo sino que le presentaríamos al país
una propuesta de largo plazo. La propuesta que ha venido preparando
el doctor Santiago Montenegro, director de Planeación, con
un brillante equipo de colaboradores.
Creemos que hay una fecha bien importante
que es el 7 de agosto de 2019 cuando esta Patria cumplirá 200 años de vida
independiente y como lo decía el doctor Alejandro Santos,
ustedes estarán al frente del timón de nuestra Nación.
Nosotros hemos propuesto una Nación en permanente debate,
en nombre del pluralismo pero debate solidario, debate siempre
con la vocación de encontrar síntesis, de mejorar
consensos, de superar contradicciones, no debate de posiciones
antagónicas, porque cuando los debates se surten a través
de posiciones antagónicas eliminan su creatividad, su capacidad
de aportar a las soluciones y simplemente en medio del antagonismo,
la sociedad se sumerge en un remolino. Una sociedad en permanente
debate, profundamente pluralista, una sociedad solidaria, una sociedad
sin exclusiones y sin odios.
Yo que soy hijo de la universidad pública en los años
70 he vivido lo que nunca mi generación en ese momento alcanzó a
imaginarse. Nuestros dos primeros años de estudios de derecho
fueron estudios de marxismo, en ciencias políticas veíamos
el texto de Nikos Poulantzas; en introducción al estudio
de la economía el texto sobre explotación de clases
de Marta Harneker; en teoría del conocimiento las cuatro
tesis filosóficas de Mao Tsetung; en otra de las cátedras
el librito de Luis Althusser sobre ideología y aparatos
ideológicos de Estado.
Todo parecía ser que el mundo iba a la construcción
de un estado socialista y de una sociedad comunista. ¿Quién
podría imaginar en aquellos años 70 que tan rápidamente
iba a caer el muro de Berlín? ¿Qué tan rápidamente
iba a hacerse evidente el fracaso del comunismo? ¿Qué tan
rápidamente aquello que en esa época nos imponían,
iba a mostrar sus debilidades y fracasos?
Nos impusieron dogmas, pero no nos invitaron
a construir dialécticamente
una visión de largo plazo. Yo creo que hay que meditar sobre
lo que es imponer dogmas y lo que es la construcción democrática
de una visión de largo plazo.
Lo que queremos es construir esa visión de largo plazo,
no obstante que tenemos objetivos claros como el de que esa visión
sea guiada y conduzca a esa sociedad pluralista, en permanente
debate, debate solidario, debate sin antagonismos insuperables,
hacia esa sociedad sin exclusiones y sin odios.
Yo creo que es fundamental la sociedad
sin exclusiones y sin odios. Yo viví lo que era la imposición del modelo teórico
del odio de clases para conducir al estado socialista, creo que
eso -con la droga- le ha producido a Colombia una tragedia que
nos vamos a demorar mucho en superar. Pero la democracia tampoco
es sostenible en la medida que la democracia no sea capaz de superar
la sociedad con exclusiones.
Por eso es bien importante una propuesta
guía y un camino,
democracia deliberante en permanente debate, pero debate creativo
y solidario, y sociedad sin odios y sin exclusiones.
Es muy importante atar este trabajo a unos
retos del país.
El país necesita credibilidad en lo interno y credibilidad
ante la comunidad internacional.
Para abreviar, quiero proponer a ustedes
tres elementos de construcción
de credibilidad, que deberían estar en esta visión
de Colombia de largo plazo: la Seguridad Democrática, el
cumplimiento de las Metas del Milenio, y la transparencia.
El mundo nos mira permanentemente, nos
va a mirar y nos va a preguntar ¿qué tan
democrática es la seguridad que se está buscando
en Colombia? ¿Cómo es su respeto por el pluralismo? ¿Cuál
es su adhesión a la observancia de los derechos humanos?
La capacidad de responder con los hechos,
positivamente a esos interrogantes, nos dará o nos quitará credibilidad.
Las Metas del Milenio, el país tiene que cumplirlas, es
otro factor de credibilidad. Yo tengo confianza que las vamos a
cumplir en educación.
En educación, como en todos los temas sociales, estas metas
no puede ser más objeto del discurso, de la oferta de campaña,
sino que tienen que cumplirse. Estamos obligados en lo interno,
y estamos obligados por unas fechas y unos compromisos internacionales.
En educación lo que veo es que la meta del milenio debería
ser más exigente. Nosotros no podemos confiarnos con cumplirla,
con poder tener, por ejemplo, para el año 2015, plena cobertura
en educación básica; hay que conseguirla en dos años.
Hemos logrado ahora una cobertura del 91
por ciento, pero en dos años tenemos que mostrarle al mundo que hemos cumplido esa
meta de la cobertura del ciento por ciento en educación
básica, y dedicar el tiempo remanente a superar con creces
esas metas en calidad, en pertinencia, en universidad, en capacitación
técnica, en ciencia y tecnología.
Y eso exige definir muchas acciones que son parte del documento.
El documento propone cifras, metas, actores, tareas. Yo creo
que eso ayuda muchísimo.
Y, por ejemplo, aparece en las metas de
educación el rezago
del país en ciencia y tecnología. Yo lo veo con mucha
preocupación, por una razón: porque en el gobierno
que presido no hemos podido, dada la situación fiscal, financiar
los programas de ciencia y tecnología como habríamos
querido.
Nos propusimos regresar a un 0,6, un 0,69
del PIB (Producto Interno Bruto) y no lo hemos logrado. Pero
hemos avanzado mucho en otro
campo, que me parece que puede ayudar más en el mediano
y largo plazo, que es el estímulo a la investigación
científica en los planteles de educación básica.
La pregunta es ¿qué es primero, el aporte presupuestal
o la vocación investigadora? Nosotros reconocemos que el
aporte presupuestal es muy bajo, pero creemos que el estímulo
a las competencias investigadoras es fundamental.
Los países que han avanzado en materia de investigación,
no empezaron con caudalosos presupuestos, empezaron con una gran
disciplina investigativa.
Hace cuatro semanas la Ministra de Educación (Cecilia María
Vélez) nos convocó en Bogotá a una magnífica
reunión de representantes de 600 escuelas del país,
que vinieron a informar y a cambiar experiencias sobre lo que vienen
haciendo para despertar la vocación investigativa de niños
y de profesores.
Experiencias magníficas: los unos investigando lenguas
de comunidades indígenas; los otros investigando las posibilidades
de la piscicultura para la seguridad alimentaria, etcétera.
Yo diría que una de las tareas más importantes en
materia educativa es universalizar en todos los estudiantes de
Colombia la vocación investigativa.
A mí me ha preocupado muchísimo ver que el debate
político sobre ciencia y tecnología se centra sobre
quien propone más en materia de aportes presupuestales,
como proporción al PIB, para apoyar el desarrollo científico
y tecnológico.
Yo quisiera agregarle a ese debate, y proponerles
a ustedes y al doctor Santiago Montenegro (Director de Planeación Nacional)
que le asignemos capital importancia a la promoción de las
competencias científicas en el universo de los estudiantes
de Colombia, creo que eso puede dar el mejor resultado.
En las Metas del Milenio referidas a salud vamos bien y mal. Por
ejemplo, cuando vemos el tema de mortalidad infantil, de mortalidad
de madres al momento de nacer, de dar a luz, vemos avances en muchas
regiones de Colombia, pero no avances en otras.
Hay un crecimiento, hay un mejoramiento desequilibrado, dispar.
Objetivo inmediato es corregir esos desequilibrios.
En materia de cobertura de régimen subsidiado yo creo que
al país se le acabó el tiempo para seguir ofreciendo
la promesa de que se va a llegar a la cobertura universal. Hay
que hacerlo.
Nosotros estamos trabajando con el Congreso
de la República,
para que Colombia en dos o tres años pueda decir: hemos
logrado cobertura universal en materia de régimen subsidiado
de salud.
Los estratos uno, dos y tres de la población colombiana
suman 26 millones de personas, aproximadamente, de ellos hay cuatro
millones en lo que se llama el Régimen Contributivo de Salud
-contribuye el empleador con ocho puntos, contribuye el trabajador
con cuatro puntos de la nómina- quedan 22 millones. De esos
22 millones, este Gobierno encontró diez y medio afiliados
al régimen subsidiado de salud. Vamos a terminar este año
con algo más de 18 millones, nos quedan cuatro millones.
El país tiene que hacer un enorme esfuerzo para poder decir
en dos años: hoy tenemos cobertura de salud para los 26
millones que integran los estratos 1, 2 y 3.
Si ustedes me preguntaran preocupaciones
sobre metas del milenio, yo les diría saneamiento básico. Allí veo
que estamos lejos, que estamos bastante deficitados. Hay que hacer
un enorme esfuerzo en los años que vienen, mis antecesores
lo hicieron, lo ha hecho este Gobierno en medio de muy duras restricciones
fiscales, pero estamos lejos de las metas.
Cuando se discutía la Ley 715, hubo dos posturas: una que
dijo, entreguemos esa transferencia de manera libre a los departamentos
y a los municipios, y otra que dijo, no, atemos esa transferencia
al saneamiento básico. Primó esta segunda tesis,
este año, el Gobierno Nacional transfiere a las regiones
900 mil millones para saneamiento básico, las transferencias
han sido muy grandes, pero todavía tenemos problemas graves
en provisión de agua potable, y cero soluciones en materia
de saneamiento de aguas residuales.
Le he pedido a Planeación Nacional que profundicemos los
estudios para saber que esta fallando, porque hasta ahora conocemos
las gráficas del incremento de los aportes y del menor avance
de la cobertura, pero hay muchos prejuicios, hay muchas tesis que
hay que mirar en la realidad si son ciertas o no. Algunos imputan
el fracaso a la corrupción, otros lo imputan a la falta
de recursos, otros a las malas políticas.
Necesitamos dar ese avance y ese avance
requiere ejemplos. Bogotá,
Medellín y Cali tienen que dar un ejemplo. Son los tres
grandes focos contaminantes del país, esta ciudad con apoyo
del Gobierno Nacional de la Corporación ambiental, le tiene
que demostrar al país, que es capaz de limpiar el río
Bogotá.
Cali, con la superación de la crisis de EMCALI, en lo cual
hemos estado empeñados, le tiene que demostrar al país
que es capaz de tratar todas las aguas residuales antes de verterlas
al río Cauca.
Medellín tiene que construir la segunda planta, y decirle
al país: hemos cumplido con la meta de tratar el ciento
por ciento de las aguas residuales.
Es prácticamente imposible pedirle a los pequeños
municipios que resuelvan ese problema, si los tres grandes focos
contaminantes no lo resuelven.
Eso nos va a obligar a ser muy cuidadosos
en los presupuestos de Colombia, para saber priorizar lo que
tenemos que priorizar.
Yo diría, que esa exigencia de saneamiento básico,
el país tiene que asumirla con febrilidad, de lo contrario
no solamente vamos a quedar mal en esa meta del milenio, sino que
vamos todos los días a ver más serios problemas en
materia de producción, de productividad y de competitividad.
Sino se avanza con la variable ecológica nos vamos a atrasar
en los temas que les acabo de enunciar.
Y el otro punto fundamental a mi juicio,
apreciados jóvenes
y distinguidos compatriotas que nos juntamos esta mañana
acá, es el de la transparencia, si no hay transparencia
no hay credibilidad, si no hay transparencia los jóvenes
no creen en las instituciones, los inversionistas no invierten,
uno puede decir, bueno, pero estamos avanzando en materia de seguridad,
tenemos una ley hoy que garantiza que le da al Gobierno facultades
para firmar pactos de estabilidad en materia de reglas de juego.
Si no hay transparencia, la gente no invierte.
En este mundo globalizado, donde la inversión se puede
mover hacia el sitio donde le den mejores garantías, una
de las garantías es la transparencia. Además si no
hay transparencia no hay recursos que alcancen para cumplir las
metas del milenio.
En ese tema, de los tres puntos fundamentales
para la credibilidad de Colombia al interior del país, entre sus ciudadanos,
y con miras a la comunidad internacional, hay unos retos elementales
y grandes, atados a esos puntos de credibilidad, la vocación
de derrotar el terrorismo, la vocación de derrotar las drogas
ilícitas, la vocación de derrotar la corrupción
y la vocación de derrotar la pobreza.
El tema de las drogas si que es difícil. Yo le decía
al gobierno ecuatoriano el pasado domingo, les decía, ustedes
se preocupan mucho por la fumigación, que hubiera hecho
Colombia en el año 2000, gobierno del presidente Pastrana,
sino se pacta el Plan Colombia y si no empieza ese proceso de fumigación,
el país tenía 50 mil terroristas y 180 mil hectáreas
en drogas ilícitas. Yo creo que la adopción del Plan
Colombia hay que reconocerlo, produjo un positivo punto de inflexión,
yo no quiero imaginarme donde habríamos llegado en ausencia
de ello.
Cuando se le hace ese planteamiento a los
más severos críticos
de la política colombiana en la materia enmudecen. Y es
bien importante la conciencia de la juventud sobre el liderazgo
que tiene que asumir Colombia en el proceso de la derrota de las
drogas.
Yo no diría, jóvenes, que Colombia tiene que quedarse
por ahí apostadita a ver si fracasa la política de
lucha contra las drogas y se impone la legalización. Yo
diría que Colombia, en esta visión de largo plazo,
lo que tiene que proponer, es ser el país líder en
la derrota mundial de las drogas.
Miren el periplo que hemos vivido. Se nos
dijo inicialmente: Colombia simplemente sirve de sitio de tráfico y de comercio. No
vamos a pasar de ahí. ¡Mentiras! A los pocos años
teníamos cinco hectáreas cultivadas. Y no pasaron
muchos años para que llegáramos a 180 mil.
Se nos dijo: Bueno, tenemos producción y tenemos comercio
pero no hay consumo. ¡Mentiras! Los problemas de consumo
que hemos tenido son enormes. Y yo diría que las drogas
se convierten en el gran enemigo de la gran ventaja colombiana
que es la biodiversidad.
Este país nuestro, a pesar de todo el maltrato que ha sufrido,
todavía preserva 578 mil kilómetros cuadrados de
bosque de una extensión total de un millón 160 mil
kilómetros. La extensión de Francia es una extensión
de alrededor de 500 mil kilómetros. Colombia solamente en
bosque tiene más.
Cuando uno habla con los campesinos del
Putumayo, Caquetá,
de Tumaco, etc. se da cuenta que el gran daño ecológico
no lo ha causado la fumigación sino la siembra de droga
y su procesamiento. Eso fue lo que produjo una tala de millón
700 mil hectáreas de bosque tropical. Eso es lo que ha producido
la desaparición de varias especies de la fauna de los ríos
colombianos como lo hemos podido ver en el Putumayo.
Yo diría para la generación de ustedes, que mirando
el problema de la droga en perspectiva, hay que considerarlo como
el gran enemigo de la variable ecológica. Algunos me dicen: “Bueno,
pero eso se acaba si se legaliza”. Dejando a un lado el debate,
simplemente moral, al cual uno tiende mucho como padre de familia,
dejando a un lado el debate de si Colombia puede liderar eso o
no puede liderarlo, yo diría, jóvenes, que en la
medida que se aflojen los resortes así el precio se reduzca
a lo mínimo, la invasión de la droga nos puede causar
una tragedia ecológica de consecuencias irreparables. Por
eso, quiero invitarlos a ustedes a reflexionar muy profundamente
sobre ese tema.
Nosotros estamos defendiendo ahora en el
TLC el tema de la biodiversidad, de los derechos de estos países a ser los dueños
de los desarrollos de su biodiversidad. Pues bien, el gran enemigo
de eso, no va a ser el comercio mundial, puede ser la expansión
de la droga. En esto hay que pensar muy bien cómo cuidar
nuestro bosque, cómo combinar la tarea de fumigación
con la tarea de erradicación, cómo terminar rápidamente
ese flagelo, cómo combinar la criminalización del
negocio con las políticas educativas, preventivas y de rehabilitación.
Y por supuesto, el tema de retos tiene uno fundamental que es la
superación de la pobreza.
El vehículo para todo esto es la confianza. Si ustedes
me dijeran: una palabra clave: Yo les diría confianza.
Confianza para que los jóvenes estudien en el país,
confianza para que los jóvenes sientan que en el país
pueden obtener todas sus aspiraciones, llenar todos sus sueños.
A mí me ha preocupado mucho. Recuerdo a principios de 2002,
en muchos foros universitarios le preguntaba a los muchachos: ¿ustedes
en alguna oportunidad han pensado irse de Colombia e irse definitivamente? ¿Sin
tiquete de regreso? Me ha golpeado mucho cuando muchísimos
levantan la mano.
El proceso de construcción de confianza lo primero que
tiene que buscar es que los jóvenes sientan gran pertenencia
por su Patria, la pasión de ir afuera no sea para abandonar
su Patria, no sea en razón de desapego de su Patria sino
por la búsqueda de una oportunidad intelectual, de una oportunidad
económica, recreativa, científica, espiritual, pero
nunca de abandono de Colombia.
Un país que tiene un profundo desapego de su juventud a
los valores de la Patria, que enmarcan ese país, es un país
sin futuro. Uno de los propósitos sentimentales de invitar
a la juventud colombiana a construir esta Visión de Colombia
2019 es despertar, fertilizar el sentimiento de pertenencia de
las nuevas generaciones por su Patria. Creemos que eso es fundamental
para el presente y para el futuro.
Confianza para invertir, confianza para
hallar empleo en Colombia. Muchas veces hemos dicho que la confianza,
además de depender
de la seguridad, depende de la estabilidad macroeconómica,
de la estabilidad en las reglas de juego, yo diría que la
confianza depende muchísimo de la gobernabilidad y que la
gobernabilidad depende a su vez del respeto a la democracia y de
que la democracia genere resultados.
La gobernabilidad tiene un elemento fundamental
que es la relativa aceptación de los ciudadanos a las instituciones rectoras.
Y eso, hoy en día hay que buscarlo a través del respeto
a la democracia, pero no basta. Si esa ciudadana, los ciudadanos
sienten que no generan resultados, que no mejora el nivel de vida,
que no abre oportunidades, entonces se afecta esa credibilidad
en las instituciones que es la base de la gobernabilidad.
La gobernabilidad necesita el respeto a
la democracia y que esa democracia genere resultados. Y para
generar resultados necesitamos
una visión de largo plazo, necesitamos un esfuerzo cotidiano
y necesitamos metas parciales.
Miren, si hay un gran esfuerzo cotidiano
pero no hay visión
de largo plazo, se pone en duda la capacidad de la democracia de
generar resultados, por ende, se afecta la credibilidad popular
en las instituciones que es la base de la gobernabilidad.
Si hay una gran visión de largo plazo, pero no hay un esfuerzo
de trabajo cotidiano, esa visión en lugar de ilusionar se
torna en una frustración.
Pienso que a la Patria le ha hecho falta,
y debemos corregirlo y es nuestra responsabilidad hacerlo, combinar
esa visión
de largo plazo con el trabajo cotidiano, lo macro con lo micro,
son mutuamente sustentables les pediría considerar esa relación.
Ahora, la mejor manera de saber que esa
combinación de
la visión, con el esfuerzo, con la capacidad de remar todos
los días para aproximarse a la visión, está generando,
está causando ese presupuesto de gobernabilidad, que es
la generación de resultados a través de las democracia,
es a través de las metas parciales. Nada más estimulante
para una visión de largo plazo que el cumplimiento de una
meta parcial. Nada más ensombrecedor de una visión
de largo plazo, que no cumplir las metas parciales.
Por eso, en este proceso es fundamental,
construir la visión
y emprender con muchas energías el trabajo de lograrla y
estimularla a través de metas parciales. El 20 de julio
de 2010 cuando cumpliremos los 200 años del grito de independencia,
será una gran oportunidad para que la Patria haga una gran
evaluación, pero no puede ser la única ni la última
meta parcial, yo creo que este proceso necesita permanentes metas
parciales.
Todo esto es un proceso de cambio, este
proceso de cambio necesita, además de esa visión de largo plazo, de ese trabajo
cotidiano, el equipo de liderazgo. John Kotter, en un magnifico
libro que les recomiendo, yo no sé Juan Alberto si ustedes
lo han traducido, ya al país lo han traído, que se
llama “El corazón del cambio”, yo he tenido
la oportunidad de leerle tres magníficos libros a Kotter, él
a finales de los años ochenta produjo un libro que se llamó el
cambio que lidera, el Leading Change, después siendo yo
Gobernador de Antioquia me hizo llegar otro que acababa de publicarse,
que se llama “El liderazgo del cambio” y ahora acabo
de leer otro que se llama “El corazón del cambio”,
importantísimo. Él destaca cómo esa coalición
para liderar el cambio no puede ser de unas pocas personas, no
puede ser de que nos sentemos el ex presidente Betancourt, el doctor
Alejandro Santos, el ex ministro Fernando Carrillo, el doctor Santiago
Montenegro, Margarita que ha sido su mano derecha en esto, y yo,
a decir: nosotros vamos a liderar este proceso de cambio. No. Cuanto
más colectivo mejor. Se necesita que eso permee a las grandes
mayorías colombianas y que cada uno de los integrantes de
nuestra Patria se sienta líder de este proceso de cambio.
En la sociedad contemporánea pensar que uno poquitos tienen
la visión, la capacidad de liderazgo y de ejecución
de esos procesos de cambio equivale a anular el cambio, si eso
no compromete no solamente racionalmente sino afectivamente a las
grandes mayorías se torna en un imposible.
Este proceso de cambio necesita además, y yo creo que nos
está faltando un capítulo, la motivación sentimental
de los colombianos. Yo creo que el documento es un gran documento
para la motivación racional de los colombianos, pero requerimos
la motivación sentimental de los colombianos. Hoy no hay
cambio posible si la gente no compromete su comportamiento en la
dirección de ese cambio y para poder comprometer el comportamiento
de los ciudadanos se necesita la parte racional y la parte sentimental,
Kotter lo trata muy bien. Y para comprometer la parte afectiva,
supuesto básico para lograr estos propósitos de cambio,
todo el mundo se tiene que sentir constructor, líder y ejecutor
de la visión. Eso garantiza además otro punto fundamental,
que es la firmeza en el camino, porque si estamos dando bandazos
quiere decir: no tuvimos solidez democrática para construir
la visión, que no tenemos una adhesión suficientemente
firme.
Una cosa es un proceso dialéctico, de ajustes, de cambios
permanentes y otra cosa es un proceso vacilante, temeroso, inseguro
de bandazos, creo que el documento nos tiene que ayudar a establecer
esa discusión. La diferencia entre el ajuste dialéctico
de todos los días, para que el país se mantenga en
una senda de mejoramiento continuo, y la actitud vacilante, temerosa
de los bandazos que lo único que hace es desorientar. Eso
es bien importante.
Una de las críticas que se la hacen a los procesos nuestros,
es que son corto plazistas en sus planes de desarrollo, que no
hay líneas de continuidad. Pero eso no tiene solución
que se pueda imponer. Uno no puede en contra de la democracia decir,
los planes de desarrollo no son cuatrienales sino eternos. Uno
no puede en contra de la democracia, negar el derecho del pueblo
de examinar, de cambiar sus gobernantes su Congreso, etcétera.
Entonces lo único que garantiza continuidad de líneas
básicas dentro de ese proceso dialéctico de ajustes
es que se construya una visión de largo plazo. Por ejemplo, ¿cómo
se garantiza que haya unas líneas básicas que trasciendan
de un plazo cuatrienal de desarrollo al siguiente?. Eso no se puede
imponer. Lo único que lo garantiza es la condición
popular y para lograr obtener esa convicción popular se
necesita la construcción de esa visión de largo plazo
y que las grandes mayorías sean concurrentes en esa construcción.
Entonces el documento, el propósito de construir esa visión
cumple la tarea de constituirse en un puente democrático
de plan de desarrollo en plan de desarrollo. Y para garantizarlo
se tiene construir con un gran esfuerzo de participación
popular. Por eso, el 7 de agosto cuando en la Quinta de Bolívar
acompañamos al doctor Santiago Montenegro a lanzar el documento, él
fue muy enfático en decir, ‘documento para la discusión’.
Yo he sido más duro, lo he llamado ‘primer borrador’,
que con la discusión pública, con los colombianos
de todos los matices, se debe ir mejorando.
Yo confío que en el primer trimestre, en los primeros cuatro
meses del año entrante, el doctor Santiago Montenegro y
la Dirección de Planeación le entreguen al país
el segundo borrador. El primero que ya haya recogido estas inquietudes,
las inquietudes de estos primeros debates.
He invitado a todos los departamentos también a construir
también su anexo, deberíamos tener un anexo por región,
por departamento. Y esto va a necesitar una seria de anexos de
gran importancia, solamente para mencionar, el anexo de competitividad,
el anexo de infraestructura.
El lunes yo le decía a los gobernadores, ‘mire, negociado
el TLC, entrado el país en el camino con la Comunidad Andina
de hacer el acuerdo con Europa, que lo necesitamos, con países
asiáticos. Adoptada la visión de largo plazo, los
gobiernos en Colombia no podrán seguir en esta limitación
de recursos, por ejemplo, invirtiendo en el mantenimiento de vías
terciarias, ahí se van a tener que dedicar ustedes gobernadores
con alcaldes, con alguna ayuda de Findeter, a buscar procedimientos
comunitarios, procedimientos regionales, bancos locales de maquinaria
etcétera, que contribuyan a eso. El Gobierno va a tener
que dedicar sus escasos recursos en esa materia a las vías
de la competitividad. Pero para definirlas y para que el país
apoye esa estrategia, todo el mundo tiene que participar en lo
que es la definición del listado de cuáles son las
vías de competitividad.
En un tema tan delicado, aparentemente
tan especializado como ese, es totalmente válida la participación popular.
Resulta mejor hecho el listado de las vías de competitividad
que tiene que construir el país si se hace a través
de un gran proceso democrático, que si lo imponen cuatro
sabios.
Entonces la invitación es a asumir este trabajo democrático
con toda la vocación por Colombia. Y nos debe llevar también
a hacer una propuesta, la propuesta de los elementos característicos
de una democracia moderna. El debate latinoamericano entre izquierda
y derecha está obsoleto, es polarizante y se ha vuelto muy
cansón, como se dice coloquialmente en mi tierra, porque
no agrega nada, simplemente repite unas frases, no se construye
valor intelectual. Era válido en las épocas de las
dictaduras, ahora que todo el mundo está respetando la regla
democrática, ya no trae los elementos para caracterizar
una democracia. Es polarizante, como lo acabamos de ver hace poco
en la elección del nuevo Secretario de la OEA, y no es práctico.
A mí me preguntaba una periodista internacional, ‘bueno,
pero cómo se siente su gobierno y se va a sentir muy mal
Colombia en el club de izquierda de América del Sur’.
Entonces le dije yo, ‘dígame un hecho del Presidente
Lula para que usted diga que es de izquierda, y un hecho, mío
como gobernante, para que usted diga que soy de derecha’.
Enmudeció. En seguida me dijo, ‘el TLC es de derecha’.
No. Hay gobiernos de izquierda en el mundo, supuestamente de izquierda,
buscando estos acuerdos de comercio. ¿Qué hacemos
nosotros si nuestra economía produce unos bienes que necesitan
mercado? Y buscar esos mercados, eso no es ideológico, eso
es pragmático. Y después le dije, ‘bueno, y
por qué tanta insistencia’. Me dijo porque yo soy
de izquierda. Y yo le dije, ‘bueno deme explicaciones usted
por qué es de izquierda” y enmudeció.
La verdad es que ese es otro tema que hay
que tratar a fondo. He propuesto, y creo que sería conveniente para nuestras
relaciones internacionales, para que los colombianos tengamos más
claridad sobre la visión teórica de nuestro modelo
de estado, que en este documento hagamos unas reflexiones: ¿qué necesita
una democracia moderna?
Una democracia moderna a mi juicio necesita,
ser una democracia de liderazgos constructivos, pero no de caudillismo
anquilosados.
Hay que establecer la diferencia entre un liderazgo constructivo
y el caudillismo anquilosado. Una democracia moderna necesita ser
regida por el respeto a la ley, a los acuerdos surgidos de procesos
democráticos y no por los caprichos del gobernante. Eso
implica que quien mayor ejemplo debe dar en materia de cumplimiento
de la ley y de acatamiento de la voluntad popular es el gobernante.
Una democracia moderna no puede ser una
democracia de dogmas sino una democracia de permanentes ajustes.
Tiene que ser incluyente,
pluralista y para eso he propuesto a la discusión cinco
parámetros que permitan medir los modelos democráticos
del continente y responder cómo avanzan esas democracias,
qué tan modernas o retardatarias son esas democracias.
Los cinco parámetros que he propuesto son: la seguridad
con pleno alcance democrático, el respeto a las libertades
públicas, la cohesión social, la transparencia y
el resto a instituciones independientes.
Hace pocos días leía un documento bellísimo
de Bobbio que me inspiraba para conectar en esta propuesta lo que
es el respeto a las libertades públicas con lo que es la
lucha por la cohesión social, porque el respeto a las libertades
públicas aparece como el homenaje al individualismo liberal
histórico, y el respeto a la cohesión social aparece
como el homenaje al ser social. Entonces el uno aparecería
en el extremo del individualismo y el otro en el extremo de lo
colectivo.
Pero Bobbio da luces para juntarlos, nos
explica como esa síntesis
entre el respeto a las garantías individuales, la razón
de ser del individualismo liberal, y el respeto a la cohesión
social, la razón de ser de la tesis de origen Hegeliano
de la prevalencia del ser social, como la armonía puede
crear una gran síntesis, para que cada quien en una sociedad
se sienta plenamente respetado en su individualidad y totalmente
obligado y comprometido con el colectivo.
Es bien importante, pues, llevar de la
mano el respeto a las garantías
individuales con el compromiso sobre la cohesión social.
Les recomendaría también repasar ese tema de Bobbio.
Y todo esto nos tiene que ir llevando a
que cada quien se sienta no solamente cedulado por un país sino ciudadano comprometido
con ese país. Qué bueno que la vida nos permita verlos
a ustedes al frente del timón rector de la Nación
y sintiéndose que fueron constructores de la visión,
ejecutores de las tareas, evaluadores de las metas parciales y
que fueron asumiendo diferentes grados de liderazgo, que han empezado
en esta tarea y que tienen que traducirse en el liderazgo superior
de producir los grandes cambios que la Nación requiere.
Muchas gracias por su interés en
esta materia”
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