DISCURSO
DEL PRESIDENTE DE CHILE DURANTE CONDECORACIÓN POR EL PRESIDENTE
URIBE
Bogotá, 2 sep (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente de Chile, Ricardo Lagos,
durante la condecoración que le entregó el
presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.
“Quiero agradecer su invitación,
Presidente, a visitar Colombia, la hospitalidad con la cual
nos ha recibido el pueblo colombiano. Y me alegra estar aquí en
esta Casa de Nariño y agradezco el alto honor que
representa la Condecoración Orden de San Carlos en
el Grado de Gran Collar.
La recibo con orgullo por venir de Colombia
y por ser usted quien me la impone, señor Presidente,
aquí en ésta, la Casa de los Presidentes de
Colombia.
Como usted lo ha dicho, los chilenos nos
sentimos unidos con Colombia,tanto en lo personal como en
lo colectivo, por un gran afecto con su gente. Nos importa
lo que aquí ocurre y nos alegra cuando las cosas van
bien para los colombianos.
En Colombia, déjeme decirle, se
encuentra la mayor proporción de chilenos con más
de 30 años de residencia en otro país. Es cierto:
ustedes los han acogido, aquí han hecho sus vidas.
Con ellos, una parte de Chile vive aquí en Colombia.
Y esa hospitalidad nos compromete a todos, particularmente
cuando tantos requirieron de esa hospitalidad en momentos
difíciles en nuestra Patria.
Como usted muy bien lo ha dicho también,
nos une la historia, las luchas compartidas de quienes nos
dieron la libertad. Admiramos el intenso desarrollo cultural
e institucional de este país, compartimos valores
esenciales.
Creemos que la vida es la búsqueda
de la libertad hecha posible por justicia social, que entrega
condiciones para ejercerla. Que la ciudadanía es la
llamada a decidir sobre el porvenir de nuestras sociedades,
más que mecanismos de transacciones económicas
que tienen su orbita propia y específica. Que la democracia
es la manera de construir sólidas mayorías
legítimas para hacer cambios mediante políticas
públicas. Que el terrorismo y la violencia son equivocados
e ilegítimos.
Ambos países sabemos que pertenecemos
a una región diversa y rica, que requiere de unidad
política y cultural para su fortaleza, desarrollo
económico para su consolidación. Que su integración
depende de acuerdos que se cumplan, de proyectos concretos
a ejecutar y de una buena coordinación macro y micro
económica. Más allá de la retórica
tenemos que proponernos tareas concretas y específicas.
Creemos también en una integración
de la sociedad mundial, de una globalización respetuosa
de personas, y no sólo de algunos intercambios económicos.
Esta integración global exige paz. Exige reglas y
condiciones comunes para todos. Por lo tanto apoyamos el
despliegue de esfuerzos multilaterales, que los distintos
campos promuevan estos desarrollos.
En definitiva, señor Presidente,
nuestros países creen que en el mundo de hoy los valores
nacionales y los valores globales deben converger.
Creo que esta visión es la que inspira
sus palabras del 17 del pasado mes, cuando señaló que
no deben existir, y cito: “contradicción entre
la seguridad y la lucha contra la pobreza, entre crecimiento
y política social, entre el fortalecimiento de la
economía externa y de la economía interna”.
Creo que es por estas mismas razones que
hoy podemos mirar nuestras relaciones bilaterales, que están
prácticamente en su mejor momento.
Tenemos una comisión binacional
de concertación política, tenemos un convenio
de cooperación cultural bilateral, estamos perfeccionando
un convenio de seguridad social, tendremos un plan de acción
conjunta en materia de seguridad, justicia y lucha contra
el crimen organizado.
En nuestro comercio bilateral, como usted
lo ha recordado, hemos alcanzado el 95 por ciento de la desgravación
de los aranceles y nuestros flujos comerciales crecen con
fuerza.
Es cierto: tenemos un conflicto sectorial
y esperamos que en el día de hoy hayamos tomado los
caminos adecuados para poderlo encausar.
Pero tan importante como ello, es lo que
hemos decidido de un acuerdo para promover las inversiones
en la ampliación del acuerdo de complementación
económica y también la firma de un convenio
de doble tributación. Y de esa manera incrementaremos
las posibilidades de inversiones allá y acá.
Hay otras áreas donde hay que desarrollar
muchas tareas, pero las bases institucionales hoy existen.
Con estas coincidencias también
explican que nuestra agenda regional sea coincidente, en
tanto pensamos que es necesario fortalecer el Grupo de Río,
para que no pierda el sentido principal de su tarea: ser
un mecanismo de coordinación política.
Apoyamos a la Comunidad Suramericana de
Naciones, en donde tenemos que concretar proyectos concretos
de energía e infraestructura para una integración
real y con metas alcanzables.
Trabajamos con vista a la Cumbre de las
Américas, a inicios de noviembre próximo, donde
podremos tener oportunidad de constituir un diálogo
hemisférico concordante con la realidad de nuestro
tiempo.
Es por estas razones, porque queremos tener
el apoyo de Colombia, es que nos parece importante que Colombia
ingrese al Foro del Asia Pacífico tan pronto cuando
termine la actual moratoria en el año 2007.
Y en lo multilateral, desde siempre, como
socios fundadores ambos, destaca nuestro apoyo al sistema
de Naciones Unidas, a la Declaración del Milenio que
ha definido las metas para cumplir en el año 2015,
y cómo también tenemos la decisión de
luchar contra el hambre y la pobreza.
Es en este sentido que mi país ha
decidido participar en una muy modesta proporción
con un impuesto de vuelos internacionales que salen desde
Santiago de Chile y otros lugares del territorio, para poder
contribuir a la constitución de este fondo.
Tenemos también, por modestas que
sean nuestras economías, de dar ejemplos de voluntad,
trabajo conjunto, mancomunado y multilateral.
Una aproximación coincidente tenemos
en la necesidad de la liberación del comercio mundial,
junto a mecanismos adecuados de equilibrio y cooperación
para el desarrollo.
Tenemos también una inmejorable
posición para enfrentar juntos los desafíos
de una agenda global. Y sólo la acción coordinada
y efectiva a nivel multilateral y regional, hará posible
que enfrentemos estos y otros desafíos, como el aumento
de la criminalidad, las pandemias, las amenazas contra bienes
públicos globales, como es la seguridad y el respeto
a los derechos humanos.
Justo a lo anterior quisiera señalar
que en mi país vemos con profunda admiración
los esfuerzos que usted ha hecho, el liderazgo que usted
ha tomado para poder volver a vivir en un clima de paz en
Colombia.
Tomamos nota de los esfuerzos que se hacen
para la desmovilización, y esa es la razón
por la cual usted puede seguir contando con el apoyo de Chile
ante los organismos internacionales, para que se entiendan
los esfuerzos que aquí se están haciendo.
Para que se entienda que es posible avanzar
con mayor rapidez, si también se extiende la mano
generosa y el apoyo de otros países, particularmente
desarrollados, a que no es fácil la reinserción,
a que no es fácil destinar tierras ayer en la coca,
hoy a cultivos distintos. Porque no es fácil, es que
se requiere entonces un apoyo. Y esta es una tarea, por cierto
de ustedes los colombianos, pero que nos atañe a todos
en la región, a colaborar, a resolver este problema.
Esa es la razón por la cual en muchos
foros he planteado esto con mucha fuerza. Soy un convencido
que los latinoamericanos tenemos que tener la capacidad de
ordenar también las tareas en nuestro territorio.
Por eso cuando Naciones Unidas planteó el
tema de lo que ocurría en Haití, planteamos
con fuerza la decisión de participar con nuestras
tropas en Haití. Si no lo hacemos nosotros, lo harán
otros de fuera de la región. Cuando eso ocurra no
nos quejemos, porque llegan otros, porque nosotros no supimos
hacer nuestra tarea.
Tengo una profunda convicción en
esto. Y me parece en consecuencia que así como lo
hacemos al igual que en nuestros propios países. Una
cosa es demandar reglas justas en comercio internacional,
pero no porque no haya reglas justas no debemos hacer las
tareas duras en nuestra casa para avanzar, crecer y con ese
crecimiento distribuir mejor los frutos del desarrollo.
Son tareas complementarias, pero creo que
si queremos tener la autoridad moral para exigir un orden
multilateral más justo, tenemos que comenzar, como
usted lo hace cotidianamente, por construir un orden interno
más justo en donde el crecimiento llegue a todos.
Un Mutis, un García Márquez,
en otra forma han hablado de lo mismo. Cuando García
Márquez, recordaba en la mañana, recibió el
Premio Nobel, habló de los Cien Años de Soledad,
de soledad de tantos en la exclusión social.
Y decía: ¿será posible
darles a aquellos, después de cien años de
soledad, una segunda oportunidad? La segunda oportunidad
depende de lo que nosotros hagamos, de nuestra tarea cotidiana,
de la convicción que podemos soñar en cambiar
los mundos, pero cambiar el mundo no es realista, concreto,
efectivo.
No se trata de soñar con un futuro
y nunca gobernar porque nunca llegaremos a ese futuro. Se
trata de cómo, a partir del presente, los cambios
que hacemos hoy nos permiten construir con pie firme un mejor
futuro.
Y en ese sentido, en ese caminar, siento
que chilenos y colombianos podemos apoyarnos recíprocamente.
Hubo un tiempo en que me dedicaba a otras
tareas, no a la actividad pública y venía bastante
a Colombia.
Cuando veo los cambios en Colombia en estos
años me impresiona. Me impresiona no porque dude de
la capacidad de ustedes. Me impresiona porque ustedes han
avanzado a pesar de la guerra y la violencia.
Y entonces, claro, uno veía una
pujanza distinta. Es distinto avanzar con un país
en paz que con un país que tiene que destinar cotidianamente
ingentes esfuerzos, como ustedes lo hacen.
Entonces digo: ese país, que es
capaz de crecer y avanzar en medio de esta situación
tan compleja y difícil, ¿cuánto va a
avanzar cuando esta situación se supere a través
del liderazgo que usted ha dado?
Por eso quiero decirle que recibo este
honor que ustedes me hacen, acompañado de una delegación
que representa al Estado de Chile, a sus instituciones, al
poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Lo hago porque me pareció que era
la forma de llegar acá en una visita de Estado y señalar
que esta posición nuestra respecto a cada uno de los
temas que hemos convocado, es una posición que interpreta
una política de Estado en Chile, más allá de
Gobierno y oposición. Una visión de cómo
queremos construir el futuro en este siglo XXI.
Si, como usted decía, O’Higgins
y Bolívar construyeron el futuro a partir de las guerras
a comienzos del siglo XIX, ¿cómo nosotros construimos
el futuro de este siglo XXI para tener una globalización
más humana, más justa, más gobernable,
más responsable? Pero ello nos obliga a trabajar bien
internamente y a trabajar coordinadamente hacia fuera.
Si lo hacemos, tal vez tendremos un mundo
mejor para dejar a nuestros hijos y nietos.
Mientras tanto sigamos trabajando juntos
y permítanme brindar por su éxito, por el éxito
del esfuerzo en el cual usted está empeñado
con tanta fuerza en su Gobierno, por la amistad de Chile
y Colombia, por nuestros gobiernos y por nuestros pueblos.
Por usted, señor Presidente”.