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12 de Abril

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 50 AÑOS DE LA EMPRESA MAC

Cali, 12 abr (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante la celebración de los 50 años de la empresa Mac.

“Desde hace muchos días, con inmensa felicidad, teníamos separada en nuestra agenda esta fecha para acompañar a don Ernesto Mejía, a su señora, a su familia, a nuestro compañero ex ministro Luis Ernesto Mejía Castro, en esta celebración de los 50 primeros años de MAC. Estos promisorios 50 primeros años.

No pensamos que la semana fuera a enlutarse con el hecho terrorista que afectó a la ciudad de Cali. Por eso el día de hoy es un día dulce y agrio. Dulce por estos 50 años, dulce por esta empresa, dulce por el ejemplo de don Ernesto Mejía. Agrio por este atentado terrorista, pero también dulce por el valeroso ejemplo de la ciudadanía caleña y vallecaucana, volcada sin temor a las calles de su ciudad capital para decirle al terrorismo que no prosperará más en nuestra Patria.

Quiero expresar dos muy sentidas felicitaciones en nombre de mis compañeros de Gobierno. A usted, don Ernesto, a usted, doctora María Fernanda, y a todos los que han hecho posible esta gran empresa ejemplo de la Patria que es MAC.

Y una felicitación al pueblo de Cali por conducto de sus autoridades. Del señor Gobernador y el señor Alcalde. Por conducto del Ministro del Interior (Carlos Holguín Sardi) y de la Presidenta del Congreso (Dilian Francisca Toro), por ese ejemplo que nos han dado de valor civil contra el terrorismo.

En el debate latinoamericano actual es muy importante que un país como Colombia, empeñado en construir confianza inversionista, repita permanentemente algunas de las características del modelo de Estado que busca consolidarse, del modelo de sociedad, de los objetivos de gobierno.

América Latina en algún momento quiso desmantelar totalmente el Estado, y ahora en algunas partes quiere desmantelar totalmente la empresa privada. Ha hecho tránsitos entre la idea de acabar con el Estado y la idea del estatismo que acaba con la empresa privada.

Colombia no está ni en lo uno ni en lo otro. Para el modelo colombiano es fundamental el Estado transparente, garante de la responsabilidad social que dé todo el espacio al sector privado, con la exigencia de la responsabilidad social. Un Estado que garantiza, atrae, estimula la inversión privada, y le impone como condición la responsabilidad social.

Una sociedad en permanente espíritu de progreso. Una sociedad pluralista. Una sociedad en ininterrumpido debate, pero debate fraterno, buscando superar antagonismos, construir opciones, avanzar hacia estadios superiores de desarrollo. Una sociedad con prosperidad, con equidad.

Hemos buscado trabajar tres objetivos de gobierno: la consolidación de la seguridad, que tiene momentos amargos, reveses, como el atentado terrorista contra Santiago de Cali. Consolidar la confianza inversionista y cumplir nuestras metas sociales.

Para nosotros es fundamental la confianza inversionista, que va fortaleciendo. Nos interesa especialmente medirla a través de tasas de inversión. Nos parece mucho más importante contar con tasas de inversión elevadas y sostenidas en el tiempo, que con accidentales períodos de crecimiento económico. Las tasas de inversión finalmente nos garantizan la sostenibilidad de la seguridad, la competitividad y el cumplimiento de las metas sociales.

Hace cinco años el país tenía una tasa de inversión del 12 por ciento. El año pasado el 26. Otros países muestran altas tasas de inversión sustentadas en inversión pública con recursos de petróleo. Lo importante de la nuestra es que es una inversión que empieza a irrigarse en todos los sectores de la vida económica y social, y que de esos 26 puntos porcentuales sobre el PIB, 19 corresponden a inversión privada. Hace cinco años esa inversión privada estaba en el 6,5.

Nuestro propósito es construir confianza para que esas tasas de inversión se proyecten elevadas en el tiempo. Tenemos la convicción de que es lo que puede marcar finalmente la diferencia en Colombia.

Para garantizar esa confianza inversionista consideramos imperativos necesarios y el concepto de Estado y de Seguridad.

Hace pocos años se creía que con la consolidación de la democracia en América Latina, también se consolidaba de manera irreversible la tendencia de crear marcos de confianza a la inversión privada. Pero los nuevos brotes estatistas han desvirtuado esa presunción. Por eso hoy se hace de nuevo necesario hablar del modelo de Estado y de sociedad, como condiciones, como imperativos necesarios para la confianza inversionista.

Otro es la Seguridad Democrática, otro es el manejo macroeconómico, la salud fiscal, la salud macroeconómica, la estabilidad en las reglas de juego y la prudente orientación de los estímulos.

Tenemos, entre las muchas acciones emprendidas en la compañía del Congreso de la República, dos que quiero destacar hoy: una de ellas la reforma administrativa y otra de ellas los estímulos tributarios.

Dentro de la idea de un Estado al servicio de la comunidad, no al servicio de la politiquería, no al servicio de los excesos sindicales, dentro de una idea de Estado transparente, habíamos reformado hasta diciembre 340 entidades estatales. Telecom, la primera reforma de Ecopetrol, y así sucesivamente. E intervenido en reformas muy importantes de empresas mixtas como Paz del Río.

Ese conjunto de reformas han mostrado que puede lograrse que un Estado eficiente que atraiga al sector privado y garantice responsabilidad social. Que no hay que desmantelarlo y que ese Estado, en lugar de convertirse en una carga para el fisco, tiene que operar como apoyo a la prosperidad comunitaria.

Esas reformas han aclarado el panorama pensional en muy buena parte. Han convertido valores negativos, como el que tenía Telecom, en valores positivos de los patrimonios públicos. Garantizan grandes inversiones, por ejemplo para desatrasar al país en conectividad, en banda ancha. Garantizan estabilidad laboral. Y le han ahorrado al fisco por año un punto del PIB, que equivale hoy más o menos a 3 billones 500 mil millones.

El sector privado nacional e internacional puede tener absoluta confianza de que continuaremos con esas reformas hasta el último día de gobierno.

Por eso ahora estamos empeñados en las reformas del Seguro Social, de sus clínicas, de la EPS, de la empresa de Pensiones, de la empresa de Riesgos Profesionales. En las reformas hospitalarias, en la capitalización de Ecopetrol, que habrá de convertirla en una empresa líder de América Latina, en una empresa importante en el mundo entero.

No quiero desaprovechar un escenario tan importante como éste: llamo la atención de mis compatriotas a fin de que se preparen a invertir sus ahorros en la capitalización de Ecopetrol.

En lugar de estancarnos en el trasnochado debate ideológico que con sapiencia nos ayudó a superar el Congreso el año pasado, cuando se aprobó la Ley de capitalización de Ecopetrol, es la hora de animar a los colombianos a invertir en la buena idea de dos vallecaucanos (el entonces ministro de Minas, Luis Ernesto Mejía Castro, y el entonces presidente de Ecopetrol, Isaac Yanovich), para que después de haber logrado durante tres años sortear un conflicto laboral que le regresó a la empresa viabilidad en el pago pensional y viabilidad en la sostenibilidad laboral, entrara en la nueva etapa de reforma su capitalización, conducida en el Congreso de la República con prudencia y eficacia total por el ministro Hernán Martínez Torres.

Puede estar seguro el universo de inversionistas que vamos a continuar con todas estas reformas, para bien de nuestra Patria.

Paz del Río es un ejemplo de reforma conceptual muy importante. Hace cuatro años estábamos condenados a ver cerrada la empresa, a buscar unos recursos donde no los había en el presupuesto nacional para pagarles a sus pensionados y para subsidiar a la comunidad de trabajadores.

Hicimos un pacto para que el sindicalismo realizará allí el tránsito del viejo sindicalismo reinvindicacionista a un sindicalismo con vocación empresarial, participante. Y lo aceptaron y lo cumplieron.

Pasaron de participar en un seis, ocho por ciento de la propiedad de la empresa, a un 46, redujeron a un 36, nos ayudó el precio internacional de hierro y del acero, eliminamos la politiquería, se introdujeron procedimientos transparentes y democráticos para la elección de directivos, y la empresa acaba de venderse en un alto porcentaje a socios internacionales que garantizan un futuro promisorio tanto en la parte minera como en la parte industrial.

La reforma administrativa aspiramos sea el legado fiscal más importante de nuestro Gobierno para la salud de las finanzas públicas de la Patria.

Y hemos orientado la tributación, con el apoyo del Congreso, no a rebajar impuestos para que haya más apropiación de utilidades, sino a estimular la inversión.

Cuando comparo las nuevas normas tributarias de Colombia con aquellas que se critican en los Estados Unidos, allí se marca la diferencia. Mientras en los Estados Unidos se critica hoy una tributación que rebajó impuestos para los sectores más pudientes, sin asegurar altas tasas y nuevas energías inversionistas, aquí lo que se ha hecho es aumentar la inversión: dar un tratamiento diferente al contribuyente que invierte, por supuesto más favorable que al contribuyente que no invierte.

La deducción del 40 por ciento a las nuevas inversiones, que equivale a un aporte de ahorro de impuestos del 12,8 frente a esas nuevas inversiones, se constituye en un factor, como se ha visto en los últimos tiempos, dinamizador de la inversión en nuestra Patria.

Además de estímulos específicos, como el estímulo a los combustibles biológicos, que tramitamos en diciembre de 2002, con el liderazgo del entonces ministro Luis Ernesto Mejía Castro y permitió que se instalaran en el Valle del Cauca, en Cauca y en Risaralda las primeras plantas de biocombustible.

En lo cual el país tiene un futuro promisorio, redentor del empleo rural, de gran competitividad internacional, colonizador de regiones donde los colombianos tenemos grandes posibilidades como la Orinoquía, con una agricultura que no requerirá destruir la selva sino utilizar las sabanas, y profundamente benéfico para el medio ambiente.

Invito al sector privado colombiano e internacional a mirar el marco de condiciones propicias para la inversión que se da hoy en nuestro país. A lo cual se suma el nuevo concepto ya vertido en la ley y en los decretos reglamentarios de zonas francas, y la ley que autoriza al Gobierno a suscribir los pactos de estabilidad con el sector privado.

Hemos puesto la legislación de zonas francas a tono con la Organización Mundial de Comercio. Eso ya da tranquilidad al Gobierno y a los inversionistas.

Las zonas francas tienen una tarifa de renta de 15 por ciento, que es compatible con la deducción del 40 por ciento a las nuevas inversiones.

Además hemos introducido el concepto de monousuario, para que una empresa que quiera constituirse como zona franca exportadora no se vea en la necesidad de buscar ubicación dentro de los perímetros de las zonas francas tradicionales, sino que tenga libertad para definir el sitio de ubicación en el país.

Y los requisitos de empleo se pueden cumplir, por ejemplo en el caso de los biocombustibles, sumando los empleos que se generen en la planta, más los empleos que se generen en los cultivos, orientados a alimentar la planta.

Aspiramos que haya mucha dinámica en la firma de los acuerdos de estabilidad en las reglas de juego, entre el Ministerio de Comercio y los inversionistas. Hay ya más de 60 solicitudes para aplicar en los casos específicos de inversión la norma general que en buena hora nos aprobó el Congreso de la República.

Tenemos atrasos significativos en infraestructura, pero estamos haciendo todos los esfuerzos para superarlos.

Y un ejemplo de gran importancia es MAC. Quiero destacar de MAC su ética empresarial. Quiero destacar de MAC su capacidad competitiva. Quiero destacar de MAC su responsabilidad social.

Nosotros entendemos la responsabilidad social en la relación de cada empresa con el Estado, con la comunidad circundante y con los trabajadores.

¿Cómo definimos la de MAC? Transparente en sus relaciones con el Estado, totalmente solidaria en las relaciones de la comunidad circundante, como lo atestiguan esta noche los vallecaucanos, a través del homenaje que a MAC le ha rendido el sector privado, la Gobernación, las alcaldías de Cali y Yumbo, la asamblea, los concejos municipales y el Congreso de la República, presidido por una ilustre hija del Valle del Cauca.

Y quiero destacar de la responsabilidad social de MAC, las relaciones con los trabajadores y su respeto por el medio ambiente. Nosotros queremos, como norma general para el país, unas relaciones entre empresa y trabajadores no regidas por el capitalismo salvaje, no regidas por odio de clases, sino regidas como en MAC por principios cristianos de fraternidad y de solidaridad.

Y quiero destacar en MAC, como característica fundamental de su responsabilidad social, su respeto por el medio ambiente.

Es bueno que esta planta, el alto porcentaje de materia prima que proviene del reciclaje, lo mire el país para que se reconozca en este esfuerzo empresarial una gran tarea en favor del medio ambiente. Este tipo de inversiones nos ayudan a cumplir nuestras metas sociales, que son muy exigentes.

Nosotros no queremos competir con salarios deprimidos, nosotros no queremos competir con trabajadores sin afiliación a la seguridad social. Nosotros queremos competir con un país que siga el ejemplo de MAC y avance todos los días en la escala tecnológica, lo que permite el mejoramiento de los ingresos de los trabajadores, la estabilidad en las relaciones laborales y la afiliación a la seguridad social.

Permítanme referirme al tema del orden público. Estábamos muy contentos hasta el domingo, porque era una Semana Santa que batía todos los récords. Nos entristece mucho el carrobomba de Cali.

Allí hay varias circunstancias: el motorista muerto, otra víctima del terrorismo, irreparable; la enfermera herida, que a esta hora se debate en un hospital, con su cara desfigurada, en la angustia de recuperar su salud, y más de 700 familias vallecaucanas afectadas en su pecunio.

Hoy realizamos un consejo de seguridad, y antes de llegar a (Baterías) MAC, asistimos a una reunión que se convirtió en un pequeño Consejo Comunitario, en la calle del atentado, donde acudieron muchas de las víctimas.

En el consejo de seguridad se examinaron varios aspectos: cómo venía funcionando la inteligencia previamente al atentado, cómo viene operando después del atentado.

El señor general (Jorge Daniel) Castro Castro, comandante de la Policía, expresó lo que como Presidente de la República apoyo ante todo el país: la Policía ha hecho un recaudo probatorio que permite decirle al país, con claridad y sin duda, que el autor material e intelectual del atentado ha sido el grupo narcoterrorista de las Farc.

Hemos reiterado la oferta de mil millones de pesos para que esas recompensas nos ayuden a dar, a capturar a los bandoleros que han generado este atentado.

Para que no haya ninguna duda, en el curso del consejo de seguridad la Fiscalía General de la Nación, en apoyo a la tesis de la Policía, expresó que la hipótesis más seria que tiene en sus investigaciones es la misma de la Policía: que ha sido el grupo narcoterrorista de las Farc el responsable del atentado.

Hemos examinado la situación al interior de la ciudad de Cali y en la periferia vallecaucana.

Al interior de la ciudad de Cali venimos asistiendo a un lento mejoramiento, al cual ha contribuido la militarización de algunas comunas.

Un aspecto muy importante es el esfuerzo de la Policía local para construir capital social. Ya Cali tiene, además de los frentes locales de seguridad, de más de 12 mil vigilantes de empresa privada comprometidos en la seguridad ciudadana, 164 mil ciudadanos vinculados como Policía Comunitaria. Ese es un camino excepcionalmente positivo para construir capital social.

Nos proponemos continuar con las recompensas individuales y también con las recompensas colectivas a los sectores de la ciudad donde opera la Policía Comunitaria. Hemos hecho un acuerdo entre Policía y Alcaldía, para que allí donde opera Policía Comunitaria empecemos a dar apoyos en pequeñas obras.

Por ejemplo, estimular un éxito de esa Policía Comunitaria, mejorando una cancha de fútbol, mejorando una calle, construyendo un pequeño trayecto de ciclorruta, mejorando una placa polideportiva.

Esto es, sumarle a nuestra recompensa individual la recompensa colectiva allí donde se han dado pasos de construcción de capital social, como el paso de Policía Comunitaria.

Hemos examinado la situación en Buenaventura y en todo el espacio territorial de la cordillera occidental, entre Cali y Buenaventura, teniendo como puntos de referencia Anchicayá, la carretera Buga – Buenaventura, y la vieja carretera Simón Bolívar.

Hemos examinado la comunicación del Valle del Cauca con el Chocó a través del Cañón de Garrapatas, y la situación de la Cordillera Central. ¿Por qué? Porque especialmente en la zona de Anchicayá es donde tienen asiento las retaguardias terroristas que promueven estos atentados contra la ciudad.

En el mes de mayo activaremos una nueva Brigada Móvil, que se incorporará al Valle del Cauca, y aspiramos fortalecer más los controles viales, especialmente en la carretera de Anchicayá.

Pero hemos tomado la decisión de llevar a estas zonas rurales la figura de cooperantes rurales, con bonificación económica periódica.

Como lo hemos hecho en otro sectores del país, como lo definimos hace dos noches en Urabá, como opera hoy en la línea de torres de energía de Arauca, en alguna parte del Putumayo, estos tres sectores rurales del Valle del Cauca habrán de tener, primero, coroneles del Ejército como enlaces para construir confianza con la ciudadanía que está asentada en esos sectores; y segundo, bonificaciones económicas regulares, ojalá cada dos meses, a un conjunto significativamente importante en número de cooperantes campesinos, para ayudar a la Fuerza Pública.

En la parte comprendida de Anchicayá hacia el Pacífico, el enlace de confianza estará a cargo de la Armada Nacional.

Aspiramos que esto contribuya a nuestro propósito: derrotar definitivamente el terrorismo.

Apreciados compatriotas: se dan varios elementos que nos obligan a ser más resueltos. La ciudadanía colombiana apoya la Seguridad Democrática y la lucha contra el terrorismo. La manifestación de Cali hoy es ejemplar, notificante, profundamente diciente. No nos extraña. Aquí en certamen democrático tras certamen democrático, ha habido una caudalosa manifestación en favor de la seguridad. Ese es el primer elemento.

Hay voluntad política total en el Gobierno. Antes se decía que no había voluntad en los gobiernos civiles de manera sostenida para confrontar el terrorismo. Ahora la hay de sobra.

Uno de los jefes terroristas de las Farc, en el proceso electoral del año 2000 – 2002, solía decir que él no veía posible la elección de Álvaro Uribe, y que de llegar a ser elegido, la seguridad que él (Uribe) proponía sería un fracaso, porque el Estado colombiano no tenía recursos para financiarla. En medio de dificultades la hemos financiado. Ese es el tercer elemento.

Y el cuarto, la seguridad tiene dos elementos legitimantes. Ha sido democrática para todos los colombianos, sin distingo de clase social, de estrato económico o de posición política frente al Gobierno.

Ha sido Seguridad Democrática para trabajadores y para empresarios, Seguridad Democrática para agricultores y para campesinos, Seguridad Democrática para amigos y opositores del Gobierno, seguridad con democracia.

Aquí no se han cercenado las libertades públicas, se han profundizado. Y eso marca la diferencia con lo que sucedió en otros sitios del continente, donde en nombre de la seguridad se sustentaron dictaduras, se marchitó el pluralismo, se cercenaron las libertades.

Esto ha sido un factor legitimante de nuestra política de seguridad.

Y el otro, el desmantelamiento del paramilitarismo.

Tenemos, pues, apoyo popular a la lucha contra el terrorismo, toda la voluntad estatal para derrotarlo, hemos logrado financiar la política de seguridad, y tiene dos legitimantes de gran importancia: su práctica democrática y el desmantelamiento del paramilitarismo.

¿Qué nos falta? Ganas de derrotar a las Farc.

Por eso, desde Cali, pido hoy a todos los soldados y policías de la Patria, a los comandantes, y me pido a mí mismo, que nos revisemos interiormente para que nos llenemos de ilimitadas ganas para derrotar a las Farc. Esos criminales llenos de dinero, con insaciable sed de sangre, tienen que sufrir la derrota. Que en el corazón de cada uno de los caleños que hoy desfilaban, era una visión esperanzadora.

Don Ernesto, al felicitar a MAC, a su familia, con afecto, con el más inmenso sentimiento patriótico, permítame decir esta noche que en estos 50 años de MAC, usted, que es un ejemplo de energía, también permite que con esas Baterías MAC y con la energía de don Ernesto Mejía Castro, nos llenemos de ganas para aquello que falta: toda la energía para derrotar a las Farc.

¡Estamos con ustedes, apreciados vallecaucanos!”.

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