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18 de Abril
PALABRAS DEL PRESIDENTE EN EL ENCUENTRO CON EL COMITÉ EMPRESARIAL COLOMBO JAPONÉS

Bogotá, 18 abr. (SNE).- La siguiente es la intervención del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, durante la VI Reunión de Empresarios del Comité Empresarial Japón – Colombia del Keidanren:

“Quiero dar a todos un saludo muy afectuoso y agradecer esta nueva reunión. Hace tres años había muchas dudas sobre la reunión del Japón y sobre la reunión aquí en Bogotá. Todavía más dudas, para la reunión aquí en Bogotá.

Quiero agradecer a quienes la han hecho posible, al Keidanren de Japón, a sus directivos, a nuestros gremios, a la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), su presidente aquí presente, Luís Carlos Villegas; a Gabriel Silva, gerente de la Federación (Nacional de Cafeteros).

Quiero agradecer inmensamente al presidente de Mitsubishi, Yorihiko Kojima, por todo el permanente entusiasmo para que estas relaciones se desempeñen siempre en alza.

Quiero agradecer a nuestros embajadores. Quiero agradecer inmensamente al embajador de Japón en Colombia, Wataru Hayashi, cómo ha trabajado, cómo nos ha ayudado, con cuánto ánimo ha puesto en marcha todos los proyectos de cooperación de Japón en Colombia.

Colombia tiene 1.098 municipios y en un alto porcentaje de ellos, hay una obra de cooperación de Japón. Con eso lo digo todo.

Quiero agradecer muchísimo el entusiasmo con que ha asumido esta tarea nuestra embajadora, Patricia Cárdenas Santamaría y los esfuerzos y el entusiasmo de nuestro anterior embajador, Francisco Sierra.

Creo que hoy encontramos un panorama más tranquilo. Yo me asusté mucho hace cuatro largos años, cuando empezaba el primer gobierno y las autoridades japonesas me notificaban que no habría más inversión japonesa en Colombia, por el problema de la violencia y por la circunstancia de que había mucha desconfianza, dados los litigios.

Por fortuna –yo diría, Embajadores- hoy están superados esos litigios. Todavía, hace dos años, en nuestra visita al Japón –grata, inolvidable-, en la reunión con ustedes, todavía algunos de estos litigios estaban pendientes. Que bueno poder decir hoy: se han resuelto de manera transparente. Se hizo algo bien significativo. Los acuerdos a los cuales llegamos con los empresarios, antes de ser perfeccionados, se publicaron ampliamente. Entonces eso dio tranquilidad a la opinión pública y dio confianza a nuestros funcionarios porque yo encontré mucho temor en nuestros funcionarios y mucha suspicacia en la opinión pública.

La opinión pública tendía a ver, en cada transacción, en cada acuerdo para superar un litigio, en cada conciliación, un acto de corrupción. Y los empresarios vivían llenos de pánico por la tendencia de las decisiones de la Procuraduría, de la Contraloría y de los fiscales a judicializar, en cabeza de los funcionarios, esas decisiones.

Por fortuna, la manera como se condujeron, la confianza que se creó, ha dado muy buenos resultados.

Llegan ustedes hoy a una Nación que todavía tiene muchos problemas, pero que va por el camino de resolverlos. En una América Latina convulsionada políticamente. Por eso, déjenme hacer unas referencias hacia ustedes, sobre lo que estamos afirmando en el modelo colombiano de Estado, en el modelo colombiano de sociedad y sobre los tres propósitos fundamentales de Gobierno.

Ha sido necesario, dada la circunstancia política de América Latina, hablar de nuevo del tipo de Estado que queremos.

Nosotros no acompañamos la tendencia latinoamericana, de parte de la década de los 80 y de parte de la década de los 90, de eliminar el Estado, de desmantelarlo. Pero tampoco acompañamos la tendencia latinoamericana –que ahora quiere darse en algunos países- de estatización.

Nosotros creemos en un modelo en el cual el Estado dé todas las garantías a la inversión privada. En el cual los gobiernos creen una normatividad de Estado que sea totalmente atractiva a la inversión privada. Y por supuesto, el Estado tiene que cumplir la tarea de que esa inversión se desarrolle con responsabilidad social.

Nosotros no hemos mantenido al Estado sin reformas, lo hemos reformado; pero tampoco lo hemos desmantelado. Hemos reformado –hasta diciembre 340 entidades del Estado. La primera de ellas, bien familiar con ustedes: Telecom. Tenía valor negativo, perdía 170 millones de dólares al año, no tenía recursos para pagar a los pensionados y carecía de posibilidades de inversión. Hoy tiene valor positivo, tiene asegurado el pago de las pensiones, le paga a los trabajadores y va a invertir más de 3 billones (3 mil millones de dólares) en los próximos años, en Colombia.

Hemos hecho la reforma en 340 entidades del Estado.

Ahora, este año, estamos en el proceso de capitalización de Ecopetrol. En nuestro primer Gobierno nos dedicamos a superar problemas laborales y pensionales de Ecopetrol, darle a Ecopetrol viabilidad futura a través de la reforma laboral y pensional de Ecopetrol. Ahora entramos en el proceso de capitalizarla para convertirla en una de las empresas de petróleo más importantes del mundo.

Estamos también en el proceso de abrir la participación privada a la empresa estatal de generación de energía (ISAGEN) y en el proceso de que el sector privado entre a adquirir unas electrificadotas que hemos saneado. Estaban en rojo hace cuatro años, están bastante saneadas y ya están próximas a salir en oferta al sector privado.

Estamos reformando todos los hospitales de Colombia, las clínicas del Seguro Social. Una tarea política bastante difícil.

Hace algunos años, formado en las luchas ideológicas de la universidad y después de haber pasado unos años de luchas ideológicas difíciles en el Congreso para sacar adelante reformas laborales, pensionales, no pensaba que fuera posible que este país aceptara la reforma de Telecom, la reforma de Ecopetrol, la reforma del Seguro Social, pero creo que hay una gran modernización mental de las grades mayorías colombianas, por eso se han hecho posibles esas reformas y, vamos a continuar, hasta el último día de Gobierno, reformando el Estado.

Y eso nos ha ayudado mucho a la salud fiscal –a la cual me voy a referir-. Nuestro concepto de Estado es claro en este contexto político latinoamericano, para darle confianza a la inversión.

¿Cómo consideramos que debe expresarse la responsabilidad social de los inversionistas? Debe expresarse a través de tres puntos: primero, total transparencia en las relaciones con el Estado.

La falta de transparencia en muchos Estados, en esas relaciones entre sectores empresariales y el Estado, ha dado lugar a bruscos cambios políticos, ha dado lugar a procesos políticos que han traído mucha incertidumbre a la inversión privada.

La inversión privada también tiene una responsabilidad social que debe expresarse en las relaciones con la sociedad, con las comunidades circundantes.

Y la tercera expresión de la responsabilidad social, tiene que ser en las relaciones laborales.

Nosotros abogamos por unas relaciones laborales, no de capitalismo salvaje, no de odio de clases, unas relaciones laborales fraternas, cristianas. Creemos que es lo mejor para perpetuar indefinidamente toda la confianza del pueblo colombiano en las bondades de la empresa privada.

Estamos trabajando para tener una sociedad colombiana totalmente respetuosa y confiada de las instituciones. Una sociedad colombiana pluralista, en permanente debate, pero en debate fraterno, creativo, buscando opciones. No enfrascada en controversias ideológicas de antagonismos insuperables. El debate de antagonismos insuperables genera desconfianza, el debate constructivo es creador de confianza.

Tenemos tres propósitos de Gobierno: consolidar la seguridad, consolidar la confianza para que el país mantenga altas tazas de inversión y cumplir unas metas sociales muy exigentes.

Hemos avanzado en materia de seguridad. –Lo que les voy a decir creo que es más importante que los resultados, la evolución de los intangibles-. En Colombia, durante muchos años se dijo que una propuesta política de seguridad no triunfaría en Colombia, porque el pueblo colombiano era adverso a las propuestas políticas de seguridad. Se creó la confusión de que la civilidad era debilidad frente a los violentos.

Pues bien, hemos logrado un gran apoyo del pueblo colombiano a una propuesta política de seguridad. Yo creo que eso lo tienen que mirar los inversionistas internacionales en Colombia.

Se decía, además, que en Colombia no había voluntad política para derrotar a los violentos. Hoy nos sobra voluntad política. Y es más importante la voluntad política y el apoyo popular, que los mismos resultados, porque con voluntad política y con apoyo popular, los resultados se van obteniendo.

Se decía, al principio de nuestra política, que era financieramente insostenible. Pues bien, hemos logrado financiar la Seguridad Democrática.

Se decía que no era legítima, la hemos legitimado: el desmote del paramilitarismo y las circunstancias de que la Seguridad Democrática ha protegido por igual a todos los colombianos, se constituyen en dos factores legitimadores de nuestra política de seguridad, que es bien importante recalcarlos ante la comunidad nacional y ante la comunidad internacional.

¿Qué falta? Perseverancia para acabar de derrotar a los terroristas.

¿Qué queremos? Una Colombia sin guerrillas, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin corrupción.

El segundo objetivo de Gobierno: las altas tasas de inversión.

Hace cuatros años la tasa de inversión en Colombia era del 12 (por ciento), el año pasado fue el 26 (por ciento). La tasa de inversión privada era de 6.5 (por ciento), el año pasado fue del 19 (por ciento). ¿Cuál es nuestra obsesión?: mantener tasas de inversión en Colombia, no inferiores al 26 (por ciento).

¿Por qué –preguntarán ustedes- el afán del Presidente de la República por las tasas de inversión? Porque con las tasas de inversión, hacemos posible el crecimiento. Porque con las tasas de inversión, sostenemos la seguridad. Porque con las tasas de inversión, cumplimos las metas sociales.

Es mucho más importante la tasa de inversión sostenida en el tiempo y elevada, que una suerte de crecimiento por razones de lotería o de suerte, en algún momento. Que un crecimiento muy alto, por una bonanza de producción de petróleo a un año. O un crecimiento muy alto por una bonanza de precio de café a un año. Esas bonanzas son pasajeras, la única bonanza permanente, es aquella que se deriva de altas tasa de inversión sostenidas en el tiempo.

¿Qué estamos haciendo para lograr altas tasas de inversión sostenidas en el tiempo?

Primero: recalcando nuestro modelo de Estado. Pensaba que era innecesario el tema, pero el debate político de América Latina obliga a que las autoridades colombianas le digamos al mundo qué pensamos del Estado y de sus relaciones con el sector privado.

Segundo: la política de seguridad. Fundamental para las tasas de inversión. Tercero: la salud fiscal de la economía. Cuarto: estímulos sensibles como los tributarios. Quinto: estabilidad en las reglas de juego.

SALUD FISCAL Y FINANCIERA DE LA ECONOMÍA

Permítanme referirme a la salud fiscal y financiera de la economía.

Nosotros encontramos un endeudamiento público de 50 por ciento, estamos en el 32 (por ciento), aspiramos seguir reduciéndolo. Les tengo que decir, en nada estamos en el paraíso, pero vamos mejorando. En seguridad todavía nos falta mucho, pero vamos mejorando.

En agosto de 2002, el déficit del Estado colombiano era del 4.2 (por ciento) sobre el PIB. Hoy, hay un déficit no superior a medio punto del PIB. El mayor problema esta en el Gobierno Nacional Central que tenía un déficit cercano al 7 por ciento. A eso debemos sumarle el nuevo déficit, el que aparece por el agotamiento de las reservas del Seguro Social, que es del 1.4 por ciento, que le tiene que trasladar el Gobierno Nacional Central al Instituto de los Seguros Sociales.

Deberíamos tener un déficit del Gobierno Nacional Central del 8 (por ciento). Esta entre el 4 y el 4.6 (por ciento) y nuestra voluntad es reducirlo.

¿Cuál es la principal contribución del Gobierno, el legado que este Gobierno quiere dejar, para la salud fiscal y financiera de esta Nación? La reforma del Estado –a la cual me refería-.

Esa reforma del Estado nos implica hoy ahorros anuales de un punto en PIB, que aspiramos consolidar. Esa reforma ha eliminado 33 mil puestos públicos innecesarios. Hasta diciembre había tocado 340 entidades y seguimos.

Hemos aumentado el gasto público en un punto de PIB. A pesar de los grandes esfuerzos en seguridad y de los grandes esfuerzos en pensiones, todo lo que ha crecido el gasto público es un punto de PIB. Debería hacer crecido mucho más. Y lo importante y lo he discutido en estos días con la Junta del Banco Central –independiente-, es que el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo para lograr atender los requerimientos de seguridad, de inversión, de pensiones, sin que ello dispare el gasto público.

Y es bien interesante tener en cuenta eso en este momento, donde hay una apreciación del peso colombiano. El Gobierno ha sido totalmente cuidadoso en materia del gasto público y seguirá siéndolo.

Creemos muchísimo en la contribución de la salud fiscal y financiera, al objetivo de altas tasa de inversión. Los inversionistas pueden tener la certeza de que seguiremos en ese camino.

Claro, tenemos hoy un problema de reevaluación, hay una elevada apreciación del peso colombiano. Estamos haciendo todos los esfuerzos, en coordinación con el Banco Central, a ver como lo enfrentamos. Y de aquello que si pueden tener confianza, productores colombianos, es que así nos toque hacer un gran esfuerzo fiscal, estamos dispuestos a hacerlo, ahora en mayor grado, del que se hizo en dos años anteriores y creo que no puedo ocultar esta voluntad política, ante esta reunión empresarial tan importante.

Ese tema de la construcción de confianza inversionista, está el tema –también- de los atractivos tributarios a la inversión y el tema en la estabilidad en las reglas de juego.

La teoría económica de nuestro país era muy adversa a que se utilizara el instrumento tributario para atraer inversión. Nosotros lo hemos utilizado y ha producido buenos resultados.

Además, independientemente de la doctrina económica, de lo que digan las multilaterales, hay una realidad: en muchos países se esta compitiendo con la oferta tributaria. Cito solamente el caso de Cuba, donde se instala un hotel privado, le dan un número de años de exención tributaria y después, lo que paga por todo concepto, es el 30 por ciento de la renta gravable.

El Gobierno nuestro ha sido conciente que tenemos que competir y que para competir hay que crear incentivos. Pero miren, tenemos una gran diferencia con lo que ha hecho Estados Unidos. La crítica política de hoy en los Estados Unidos, es que le redujeron los impuestos a los ricos. La idea nuestra no es reducirle la contribución a los más pudientes, sino estimular la inversión.

Entonces, lo que se ha hecho consiste en, dar unos estímulos específicos y una deducción general.

Tenemos estímulos específicos muy importantes para el sector turismo. Un hotel que se construye en Colombia, tiene hoy 30 años de exención tributaria. Un hotel antiguo que se remodele en Colombia, los ingresos gravables proporcionales a la inversión de remodelación, tienen 30 años de exención tributaria.

Las empresas de turismo ambiental, ecológico, tienen exención tributaria en Colombia. La sísmica para buscar hidrocarburos, tiene exención tributaria. Los cultivos de tardío rendimiento tienen unas exenciones tributarias muy importantes, permítanme abrir un paréntesis, ¿por qué?, porque un gran futuro que Colombia le ofrece al mundo es el futuro de los biocombustibles.

Este país tiene 44 millones de pasturas y de sabanas naturales con gran aptitud para sembrar productos agrícolas fuentes de energía: palma africana, higuerilla, caña de azúcar o para sembrar maderas y maderas finas.

Esos 44 millones de hectáreas están en sabanas, en pasturas, no necesitan destruir un solo milímetro cuadrado de selva, preservamos la mitad del territorio colombiano en selva: 578 mil kilómetros y no tenemos que afectar un solo kilómetro de selva para hacer de Colombia un emporio en producción de biocombustibles.

Hace cuatro años no producíamos un litro de biocombustibles. Estamos produciendo 1 millón 50 mil. En tres semanas, empezaran unos ensanches de unas plantas y llegaremos a millón 200 mil.

En junio se estará produciendo la primera planta de biodisel y hay 10 proyectos en ejecución, en nuestro país.

¡Qué bueno ver la inversión japonesa, ayudándonos en el desarrollo de los biocombustibles!

Tenemos estímulos específicos y estímulos generales: toda inversión que se hace hoy en Colombia, tiene una deducción del 40 por ciento. Esa deducción equivale a que el Estado aporta el 12.8 (por ciento) del valor de esa inversión.

Y, algo bien importante: ya nuestra de ley de zonas francas –como se los habrá explicado el Ministro Plata (de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo), en su intervención en japonés –creo además que tenemos otra garantía, apostaría a que en el mundo occidental, europeo, latinoamericano, norteamericano, no hay un Ministro con fluidez en japonés como el Ministro Plata, esa es otra garantía para invertir en Colombia-.

Les habrá dicho él que tenemos una ley de zonas francas ya, ajustada a los requerimientos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que introdujo unos elementos muy importantes –que no los había en Colombia-: el monousuario. Ya las empresas que quieran operar como zona franca no tienen que irse a que las reciban dentro del perímetro prefijado de una zona franca, pueden operar en su lugar como zonas francas.

Y otro elemento bien importante: para reunir el requisito de número de empleos en las zonas francas agropecuarias, por ejemplo aquellas que se instalen para exportar biocombustibles, el requisito de empleo resulta de sumar los empleos de la planta industrial con los empleos de los cultivos dedicados a alimentar esa planta industrial.

Y esas zonas francas quedan con una tarifa de renta corporativa del 15 por ciento, pero compatible con las deducciones.

Entonces, una empresa de zona franca que invierta, tiene dos beneficios: el beneficio de la tarifa reducida del 15 por ciento y el beneficio de la deducción del 40 (por ciento).

Nosotros consideramos que Colombia tiene hoy una tributación muy atractiva para la inversión.

¿Y qué se suma a eso?: la ley de estabilidad. ¿Cuántos pactos de estabilidad vas a tener Ministro Plata?

Luis Guillermo Plata, ministro de Comercio, Industria y Turismo : Hay aproximadamente 30….

Presidente de la República : ¿Esta listo a firmar los pactos de estabilidad con las empresas japonesas?

Ministro de Comercio, Industria y Turismo :Por supuesto.

Presidente de la República : Y el último objetivo de Gobierno, igualmente importante: los objetivos sociales.

Nosotros tenemos unas metas sociales de largo plazo que el país ha venido discutiendo democráticamente. Y unas metas sociales que tenemos que cumplir para el final de este Gobierno, el 2010.

En esas metas sociales está: la plena cobertura en educación, una gran revolución que estamos avanzando en formación técnica. El instituto colombiano de formación vocacional, diría sin vacilación, que es hoy el más importante del Continente. Cuando nuestro Gobierno empezó, la cobertura universitaria era del 22 (por ciento), hoy es del 29 (por ciento). Aspiramos que la cobertura universitaria, en el 2010, este en el 35 (por ciento).

Tenemos unas metas muy importantes en salud: plena cobertura.

En crédito popular hemos vinculado todas las organizaciones financieras a un sistema que se llama Banca de Oportunidades. Hace 4 años la cartera total en manos de los microempresarios colombianos, representaba el 1.5 (por ciento), hoy representa el 5 (por ciento) y aspiramos dejarla en el 7 u 8 por ciento de la cartera total. Cinco millones de familias microempresarias de Colombia deben beneficiarse, en este Gobierno, de nuestra política de Banca de Oportunidades. No quiero fatigarlos, pero las metas sociales son muy importantes.

Me preguntaran ustedes ¿por qué esos tres objetivos de Gobierno?, porque tienen una relación transitiva de gran importancia. Si hay seguridad hay inversión y si hay inversión se posibilita el cumplimiento de las metas sociales. Si hay seguridad, se hacen posibles las metas sociales y si se cumplen las metas sociales, se legitima la seguridad.

Con la seguridad aumentamos la inversión, la inversión permite un mayor recaudo, con ese mayor recaudo estamos financiando –en julio llegaremos- a millón y medio de Familias en Acción. Familias pobres que reciben un subsidio del Estado para garantizar la educación y nutrición de sus hijos. Y cada familia que vea que es posible la educación y nutrición de sus hijos, por un subsidio estatal, esa familia se convierte en un validador de la política de seguridad.

Por eso los tres objetivos entrelazados: seguridad, altas tasas de inversión y política social.

¿Y qué queremos?: inversión japonesa, grande, enorme en Colombia.

Al agradecerles inmensamente esta presencia, quiero decirles: hace cuatro años ustedes me hicieron unas exigencias, hemos tratado de que queden satisfechas. Hace dos años –en esa inolvidable visita a Tokio- presentaron unos reparos, hemos tratado de hacer la tarea para que ustedes estén tranquilos. Pero estamos dispuestos a preguntarles: ¿qué más necesitan?, porque la respuesta nuestra esta dada, nosotros necesitamos mucha, mucha inversión japonesa en Colombia.

Muchas gracias.

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