PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL CONDECORAR A LA PRESIDENTA DE CHILE, MICHELLE
BACHELET
Bogotá, 19 abr (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez,
al condecorar a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien
adelanta una visita
oficial a Colombia.
“Me honra imponer a usted la Orden de San Carlos en el Grado
de Gran Collar, como símbolo y expresión de la fraternidad
de Chile y Colombia, miembros de esa gran sociedad de hermanos
llamada por vocación América Latina.
Entregamos la Orden de San Carlos a una ejemplar luchadora de
la democracia de su país y de la democracia continental.
Al hacerlo, rendimos homenaje merecido a la líder de un
gran pueblo, del cual los colombianos nos sentimos hermanos.
Esta condecoración también simboliza nuestra integración,
nos recuerda a cada momento la agenda que discuten los expertos,
e incita a todos para que demos pasos en beneficio y provecho de
nuestros pueblos.
En el ejemplo de los padres fundadores Bolívar y O’Higgins,
hay una consigna y mandato para los gobiernos de los dos países.
Ellos cumplieron bien una tarea que se complementaba: liberar a
nuestras patrias sin crear territorios de confrontación.
Cada uno entendió que el otro cumplía bien su deber.
Ese fue el gran éxito en esa tranquila, amistosa relación
entre el Libertador Bolívar y el Libertador O’Higgins.
Y es en vida y obra de Don Andrés Bello, el leal compañero
del Libertador en la lucha emancipadora, el pensador, el revolucionario
liberal, el poeta, el codificador, el gramático, el pedagogo,
en donde Chile y Colombia crearon una íntegra y superior
fraternidad que nos permite soñar con una alianza política
profunda y un destino común de progreso y desarrollo, fundados
en la preservación de nuestra larga tradición republicana.
Don Andrés Bello llegó a Inglaterra para predicar
ante el pueblo y el gobierno británicos la causa justa de
la Independencia.
Desde allí, Bello fue tejiendo la red que cobijó las
gestas de Bolívar y O’Higgins y los destinos de Chile
y Colombia.
Como secretario de la delegación chilena primero, y luego
de la delegación de Colombia, creó lazos de confianza
entre los dos caudillos de la Independencia, a los que fue nutriendo
con su inmenso aporte intelectual.
La amistad entre Bolívar y O’Higgins se profundizó a
través de una prolongada correspondencia. Allí encontré esta
frase que es un mandato: “Hemos expulsado a nuestros opresores,
fundando instituciones legítimas, pero aún nos falta
poner el fundamento del pacto social que debe formar en este mundo
una nación de repúblicas viables”.
Felices coincidencias, premonitorias, de nuestro estrecho vínculo
fraterno, se presentaron cuando Bello decidió que era el
tiempo de regreso a la patria grande para trabajar en la construcción
de una nueva sociedad libre.
Recibió la invitación entusiasta de los gobiernos
de Chile y Colombia para que les sirviera. El de Chile, por conducto
de don Mariano Engaña, y el de Colombia a través
del Libertador.
Circunstancias del destino llevaron a Bello -para bien de todos-
a la tierra del sur, que lo acogió como misionero y un maestro
y le dio todo lo que necesitaba para realizar sus ambiciosos proyectos.
Desde su patria, presidenta Bachelet, Bello ejerció una
tutela intelectual sobre el conjunto de la América hispana,
como se reconoció como cuando por unanimidad se bautizó con
su nombre el convenio de integración y cooperación
cultural y educativo de la región.
Bello actuó en Chile como un reformador social, se abocó de
inmediato a la conducción de una revolución educativa
y a la construcción de un gran ordenamiento jurídico.
Él sabía que la ignorancia es la mayor talanquera
para que los hombres se eleven a la categoría de ciudadanos.
Comprendía también que la instauración de
un nuevo orden político en las antiguas colonias españolas,
demandaba la formulación de un orden legal propio.
Bello nos dejó el ejemplo de su valoración por la
educación. Su obra fue inmensa. A él se deben las
primeras escuelas dominicales para adultos a fin de hacerlos aptos
para el ejercicio político y el goce de la ciudadanía.
En un artículo de prensa de 1836 formuló esta crucial
pregunta: ¿Qué haremos con tener oradores, jurisconsultos,
estadistas, si la masa del pueblo vive sumergida en la noche de
la ignorancia? Es no sólo una injusticia sino un absurdo
privar de los beneficios de la educación a las clases menos
acomodadas, si todos los hombres tienen el derecho al bienestar
social.
Nuestros pueblos y su dirigencia han seguido siempre la huella
integradora de Bello. Colombia, en 1887, acogió su texto
de código civil como propio, tal como propio hemos considerado
siempre a su autor.
También ha habido la convergencia de pensamientos coincidentes
en conceptos de seguridad y libertad.
En 1906 un rebelde de la Guerra de los Mil Días, Rafael
Uribe Uribe, y para ese entonces embajador colombiano en Santiago,
admirado por el profesionalismo y la eficiencia de la Fuerza Pública
chilena, convino la llegada a Bogotá de una misión
que asesorara la fundación de nuestra academia militar y
de policía y la profesionalización de la fuerza.
Ahora está entre nuevas prioridades el desarrollo de la
idea bolivariana, enfatizada por Bello, sobre la necesidad de integración
a partir de la construcción de unas relaciones armónicas,
con lazos comerciales, que tienen, según sus palabras, una
virtualidad pacificadora.
Hay una extensa agenda de temas: la Comisión Binacional
Permanente, el Plan de acción en materia de seguridad, la
lucha conjunta contra el terrorismo, la participación conjunta
para resolver el problema mundial de las drogas, el convenio de
seguridad social, que permite sumar los tiempos de cotización
pensional en nuestros dos países. La ley de ratificación
en Colombia está pendiente de que el Congreso apruebe el
acta de conciliación de las dos cámaras.
En asuntos culturales y de educación, la Feria Internacional
del libro, que hoy inauguraremos, en la cual Chile es país
invitado, es una gran oportunidad para que de nuevo se exprese
esa coincidencia cultural entre nuestros dos pueblos.
Como lo es ese instrumento de trabajo permanente que es la Comisión
Mixta de Asuntos Culturales y Educativos, y la posibilidad de poner
al alcance de cada uno de nuestros dos países el portal
educativo.
Nos esperan grandes temas, como la puesta en marcha de nuestro
Tratado de Comercio, que en buena hora se da con el Tratado de
Asociación entre Chile y la Comunidad Andina.
La aspiración de Colombia de participar con Chile en la
Asociación de Países de la Cuenca del Pacífico
y también en el P4, tratado comercial de gran importancia
que vincula a Chile ya con normas mucho mas ambiciosas que la APEC,
con algunas de las economías mas importantes del Pacifico.
La conectividad energética, las líneas de transmisión,
el avance paulatino de los gasoductos, el intercambio de experiencias
para poder sacar adelante los proyectos de biocombustibles.
Tenemos mucha fe en el tratado para desmontar la doble tributación,
que estimulará mucho la inversión chilena en Colombia
y la inversión colombiana en Chile y que es un gran complemento
al tratado de libre comercio.
Ha sido muy grato participar de esa visión de largo plazo
y del pragmatismo chileno en la Comunidad Suramericana de Naciones.
Y cuánto va a ayudar de nuevo la presencia de Chile como
Estado asociado en la Comunidad Andina de Negocios.
La iniciativa del Pacífico latinoamericano y la nueva organización
de regional de pesca del Pacífico Sur.
Una agenda que podría decirse, sin ninguna vacilación,
tiene sus fundaciones en la gran consigna de Don Andrés
Bello.
Chile desea tener relaciones estrechas con todos los Estados que
forman esta gran familia de pueblos libres, a que se gloria de
pertenecer, que descienden de un mismo origen, hablan un mismo
idioma, profesan una misma religión, conocen las influencias
de unas mismas costumbres y de una misma legislación civil,
y han organizado instituciones análogas.
Admiramos mucho cómo la restauración de la democracia
en su país ha sido complementada con una gran visión
económica y social: 16 millones de chilenos tienen hoy la
posibilidad de acceder a un mercado de 3.500 millones de consumidores.
Qué buen ejemplo para países que como Colombia tienen
que buscar mercados para poder colocar sus productos agrícolas
y manufactureros, a diferencia de aquellos países que con
grandes cantidades de hidrocarburos no necesitan buscar esos mercados
para colocar sus productos.
Qué buen ejemplo la democracia chilena: sin detenerse en
pequeños pleitos ideológicos internos, abierta al
mundo, para conseguir el bienestar de todos sus ciudadanos.
Señora Presidenta: de usted conocíamos sus virtudes
de luchadora de la democracia, su heroísmo para enfrentar
la dictadura, su temple al frente del Ministerio de Defensa de
Chile y su sensibilidad social al frente del Ministerio de Salud.
Pero qué grato haber conocido una faceta extraordinaria:
su diligencia, su capacidad ejecutiva. Con usted los más
difíciles temas se resuelven en 10 minutos. No se necesita
la larga prosopopeya que en algunos momentos históricos
de nuestros países ha producido tantos renglones de linotipo
y tan poquitos resultados económicos y sociales.
Usted es un ejemplo de liderazgo, de capacidad ejecutiva, de agilidad
gerencial. Lo que con usted no se resuelve en 10 minutos es porque
no tiene solución.
Me siento muy honrado cuando los colombianos tenemos la posibilidad
de recibirla hoy en nuestra capital.
Y al colocar en usted la Orden de San Carlos en el Grado de Gran
Collar, la colocamos en una superior luchadora por la democracia
y por la libertad de nuestros pueblos.
Muchas gracias, señora Presidenta, por esta visita, que
tanto nos ha honrado.
Y los invito a levantar esta copa por el futuro y el bienestar
de los pueblos de Chile y Colombia, por nuestras instituciones
democráticas, por la prosperidad económica, la equidad
social de nuestros pueblos, por su ventura personal y el éxito
de su administración, señora Presidenta”. |