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19 de Abril

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE AL INAUGURAR FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BOGOTÁ

Bogotá, 19 abr (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al inaugurar la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2007, que tiene a Chile como país invitado de honor. En la ceremonia estuvo presente la Mandataria chilena Michelle Bachelet.

Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez: Muchas gracias, señora Presidenta (de Chile, Michelle Bachelet), por el inmenso honor que usted nos hace. Muchas gracias por esta gran delegación, por este gran aporte de Chile. No sabe cuánto la admiramos por la formación en la restauración democrática de su país.

Tuve oportunidad de conocerla personalmente cuando desempeñaba usted el Ministerio de Defensa de su país, con qué firmeza, con qué imparcialidad, con qué ecuanimidad. Y después del mundo le vio la misma eficiencia en el Ministerio de Salud. Y qué importante contar con usted en el liderazgo latinoamericano por su gran visión universal.

Usted trasciende los pequeños linderos de las ideologías que no dejan avanzar, y mira el mundo a través de un prisma mucho más profundo, de un horizonte mucho más infinito.

Muchas gracias por esta compañía. Muchas felicitaciones, Alcalde Luis Eduardo Garzón. Esta Feria del Libro es el inicio de un año de carnaval de la cultura para Bogotá, distinguida como capital mundial del libro.

Estamos unidos con Chile a través del más ilustre de los intelectuales suramericanos, Andrés Bello. Caro, Cuervo, Suárez, declararon ser sus discípulos.

Cuando nuestro Presidente Sabio, Marco Fidel Suárez, sus paisanos le anunciaron que bautizarían con su nombre a la pequeña aldea que lo había visto nacer, Hatoviejo, él rogó, para gloria de Colombia y suya propia, que mejor llevara el nombre del sabio y patriota en quien reconocía su principal inspiración. Hoy esa ciudad industrial lleva con orgullo el nombre del latinoamericano esclarecido: Bello.

A través de Bello también floreció la conciencia de la necesidad de universalizar la educación en los dos países. Su idea educativa, tan cercana a la lógica de John Stuart Mill y a la filosofía fundamental de Balmes, dio lazos estrechos que se prolongan hasta hoy entre los académicos chilenos y colombianos

En materia jurídica, uno de los sectores que más dinamiza nuestra industria editorial Andrés Bello, se formó en la escuela inglesa. Por eso los conceptos de seguridad y libertad impregnan toda su concepción del derecho y de la justicia.

Al tocar tierra firme en Chile, se abocó a la tarea de intervenir en una profunda evolución legislativa, que no se quedara en las meras recopilaciones. Su tarea de elaboración de códigos sistemáticos tuvo momento estelar en la codificación del derecho civil, obra cumbre del saber jurídico y del manejo del idioma. Un monumento a la cultura jurídica latinoamericana.

El Código es el mayor aporte a la construcción de unas bases de seguridad, dentro de un amplio espíritu de libertad.

Colombia en 1887 acogió el texto de Bello como propio, tal como hemos considerado a su autor, que compartimos con Chile

Hoy hemos recordado a Gabriela Mistral. Ella, sin habernos visitado nunca, está en la imaginación de nuestro pueblo, como una compatriota más. Decenas de escuelas públicas llevan su nombre. Y su Oración al Maestro nos es tan familiar como El Nocturno, de (José Asunción) Silva, o La Canción de la Vida Profunda, de Porfirio Barba Jacob.

¿Cómo no exaltar la memoria del “Poeta de América”, Pablo Neruda, cuyas palabras más expresivas son para Colombia, país al que amó y del que sintió hermano?

Los colombianos reconocemos en “El Canto General” uno de nuestros himnos, porque pone en evidencia cómo es nuestra América, y lo dice amándola, cantándola, exaltándola.

Neruda nos enseñó los nombres de los ríos más misteriosos, nombró las piedras que tutelan las canteras en nuestros países, hizo el inventario de los árboles y de los colores de las flores, se internó por nuestras selvas para poder cantar con las voces regionales a las plantas que alimentan a los compatriotas rurales.

Neruda se fue despacio por la historia, para exaltar los rudos varones de leyenda política, que no tienen sitio en los cartones oficiales sino que son los oscuros precursores de nuestra Independencia.

Neruda nos ordenó las sílabas, para que descubriéramos su contorno y su profundidad, e hizo el milagro poético de unificarnos.

Colombia en todas sus edades repite con afectos los versos de Neruda y de Gabriela Mistral.

En este escenario de cultura y hermandad, de la Feria del Libro de Bogotá, debemos rendir el merecido tributo a Gabriel García Márquez. Celebramos sus primeros 80 años de vida, 40 de la publicación de “Cien años de soledad”, y 25 del otorgamiento del Premio Nobel.

Nos llena de orgullo el que 100 destacados intelectuales de todo el mundo hayan escogido a “Cien años de soledad” como una de las 20 obras más importantes de todos los tiempos. Es un reconocimiento que lo engrandece a él, y engrandece al pueblo que lo inspiró y lo quiere.

Gabriel García Márquez, carpintero ejemplar del idioma, nos hay enseñado que el sentido del detalle y la perseverancia son el alimento del éxito de los pueblos. La trascendencia en su obra literaria y sus aportes para que el mundo construya una sociedad más justa, son un orgullo para nuestra Patria.

Colombia está viviendo una bonanza de confianza, que nos permite celebrar la escogencia de Bogotá por parte de la Unesco como capital del libro 2007, honor que con anterioridad recibieron Madrid, Alejandría, Nueva Delhi, Amberes, Montreal y Turín.

A estos eventos se suma la participación de Colombia como invitado de honor en la Feria Internacional del libro en Santo Domingo, donde el Caribe será el protagonista con la riqueza de sus manifestaciones artísticas y culturales.

En noviembre nuestra Patria será invitada de honor a la Feria de Libro de Guadalajara, la más importante en nuestra lengua en el mundo.

Y esa bonanza de confianza ha permitido también que Cartagena fuera escogida como sede del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, y Medellín fuera sede del Congreso de las Academias, celebrado con todo el entusiasmo por el pueblo de ambas ciudades, que acogieron como hermanos a los escritores, académicos, editores e intelectuales de todos los confines del español.

Colombia tiene una tarea urgente: ser un país de lectores. Es el camino para ser una Nación mucho más grande, porque la lectura genera cambios profundos y perdurables en la sociedad. El acceso al libro y a las bibliotecas hace mejores ciudadanos, seres humanos más críticos, más justos, más solidarios y más respetuosos de la diversidad.

La lectura tiene el poder de transformar y mejorar, despierta la creatividad y nos hace transitar entre la memoria y la imaginación. La lectura es la invitación a descubrir nuestra propia identidad. Y lo que es más importante para Colombia: la lectura nos hace auténticos, pero también tolerantes en la diversidad.

Esta es la tarea que durante dos décadas ha cumplido esta Feria, que es reiteración del justo derecho a que se reconozca nuestra Patria como casa de cultura de América.

Tenemos mucha fe en la industria editorial de Colombia, altamente competitiva.

Hemos mantenido los estímulos tributarios que fueron introducidos en la administración Samper.

Y en ese propósito del Gobierno y del Congreso, de estimular esta actividad y todas las actividades que mejoren la vida social de Colombia, quiero anunciar lo siguiente: definió la reforma tributaria que una vez terminen los beneficios tributarios de la Ley del Libro, la industria editorial colombiana tendrá los beneficios generales de la tributación, una deducción general del 40 por ciento por cada nueva inversión. Eso contribuye a que, a partir de ese momento, por cada peso de inversión el Estado aportará 12,8 centavos.

Para el 80 por ciento de los empresarios editoriales, la situación fue mejor en 2006 que en 2005. El crecimiento en ventas estuvo por encima del 7, y la producción llegó a estar cercana al 12. Las exportaciones crecieron 9,4 por ciento.

Esto va a de la mano con el amplio crecimiento en la edición de nuevos títulos. Pasamos de 5.700 en 1998, a 10.382 en 2005. Hay un acumulado en este mismo período de 64.135 títulos, cifra que se triplica si se tienen en cuenta las reimpresiones.

Dentro de este desarrollo es importante resaltar la solidez de la industria de texto escolar y su incursión en los mercados internacionales con productos desarrollados en Colombia. Así como la alta exportación de colecciones y obras de interés general.

La industria editorial colombiana está en plena ebullición. La materia prima de los libros, que son sus escritos, cuenta hoy con una pléyade de jóvenes que los producen en abundancia. Y de qué calidad. Nuestra prospera industria editorial es fuente de satisfacción espiritual e intelectual. Es la esperanza para superar el rezago que tenemos en el ritmo y en la asimilación de lectura, y un motor para el crecimiento de la vida económica y social.

Estamos logrando éxitos en esta tarea. La construcción del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, aporte para el país de lectores, una revolución cultural, silenciosa y profunda, a partir de la lectura, puede sucederse en nuestra Patria si todos la impulsamos.

El Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas reúne esfuerzos de los ministerios de Cultura y Educación, el Banco de la República, Isagen, Fundalectura.

Ciudades como Bogotá, entidades privadas y cooperación internacional, ponen al descubierto un país comunitario que sabe trabajar en equipo, articular esfuerzos, para hacer más equitativo el goce y disfrute de la cultura. Un país que cuenta con el apoyo, la cooperación y la solidaridad de tantos países hermanos alrededor del mundo.

Hicimos todo el esfuerzo y cumplimos las metas que habíamos propuesto en materia de cultura y de lectura en el pasado cuatrienio. Con un esfuerzo liderado por la ex Ministra María Consuelo Araújo y por la ministra Elvira Cuervo de Jaramillo, diseñamos las bases para el nuevo Plan de Desarrollo. Esperamos cumplirle al país con el capítulo de cultura, educación y lectura.

Confiamos que la Revolución Educativa pueda producir todas las metas: plena cobertura en educación básica. Encontramos la cobertura universitaria en el 22, está en el 29, aspiramos dejarla en el 35. Estamos haciendo un gran esfuerzo para mejorar la calidad. Aspiramos que el atraso que tenemos en conectividad lo podamos superar.

En cuatro años pasamos de cuatro millones de celulares a 30 millones. Pero estamos muy atrasados en banda ancha y en conectividad, en internet. Tenemos hoy la institucionalidad y los recursos para ese desatraso. Estamos confiados que en los años que vienen, Colombia mostrará grandes avances en esa materia.

Nuestras metas son muy exigentes en conectividad escuelas. El 80 por ciento de los estudiantes de las escuelas públicas deben tener conectividad al finalizar este Gobierno.

Muy exigentes para conectar todas las bibliotecas, aquellas de las comunidades más alejadas. Unas metas muy exigentes en banda ancha. Eliminamos el IVA a los computadores de menos de 700 dólares, para facilitar este proceso. En pocos días el Icetex, como partícipe del Banco de Oportunidades, lanzará la línea de crédito para adquirir computadores.

Tenemos una cifra muy mala: un computador por cada 40 estudiantes. Pero aspiramos que en los próximos años podamos decir que hemos logrado un computador por cada 20 estudiantes. Y con una muy buena conectividad.

Muchas gracias, presidenta Bachelet. En diciembre tuvimos el inmenso honor de visitar a su país y de firmar con usted el Tratado de Comercio, que se negoció rápidamente, como son las cosas con su liderazgo ejecutivo. Uno de los atributos de la presidenta Bachelet es que cuando los problemas no se resuelven con ella en 10 minutos, es porque no tienen solución.

Aquella visita a Chile me dio un ratico de esparcimiento en la biblioteca de don Agustín Edwards. Con el Presidente Betancur y con millones de colombianos habíamos repasado la obra de Neruda pocos meses antes, cuando este país, con gran jubilo, celebró los primeros 100 años del Poeta de América. Se nos escaparon muchos problemas.

En esa biblioteca de don Agustín Edwards encontré uno corto, que yo no conocía. Lo había escrito Neruda en 1959. Me regalaron copia del manuscrito. Y para llevarlo conmigo, traté de ponerlo en la memoria. Lo asocio mucho con esta Patria. Y se lo quiero dedicar, presidenta Bachelet.

Escribió Neruda en el 59:

“Amor mío, si yo muero y tú no mueres; amor mío, si tú mueres y yo no muero, no demos al dolor más territorio. No hay extensión como la que vivimos. Polvo en el trigo, arena en las arenas, el agua errante, el tiempo, el vago viento, nos llevó como grano navegante. Pudimos no encontrarnos en el tiempo. Esta pradera en que nos encontramos, oh, pequeño infinito, devolvemos; pero este amor, amor, no ha terminado. Así como no tuvo nacimiento, no tiene fin. Es como un largo río, sólo cambia de tierras y de labios”.

Quiero, al inaugurar esta feria de la cultura, decir en las palabras de Neruda a mis compatriotas: No demos al dolor más territorio. Muchas gracias”.

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