Bogotá, 31 ene (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez con motivo
del saludo al Cuerpo Diplomático acreditado en Colombia.
“Quiero saludarlos muy respetuosamente. Desear a los
países, a las organizaciones que ustedes representan,
a sus personas, a sus familias, el mejor año posible
en 2007.
Al ver esta concurrencia, tan dignamente representada por
nuestro Nuncio (Apostólico), su eminencia Beniamino
Stella, fácil se concluye cómo la larga tradición
colombiana de construir relaciones amistosas con todo el mundo,
basadas en el respeto, ha producido confianza en nuestro país.
Queremos seguir el proceso de integrar a nuestro país
con todo el mundo. De integrarlo en el intercambio de culturas,
de integrarlo en el intercambio de experiencias, de integrarlo
en la profundización de los valores democráticos,
y de integrarlo en la construcción de una economía
que avanza velozmente hacia la globalización, pero cuyo
fin no sea la globalización sino el bienestar de la
comunidad.
En 2007 creció bastante la economía colombiana.
Aspiramos tener una senda prolongada de crecimiento. No es
fácil. Nosotros no tenemos cantidades excedentarias
de petróleo. La producción es declinante. No
somos grandes exportadores a las economías que jalonan
esta época del mundo, como la china, como la hindú.
Los estudiosos asignan al jalonamiento de la economía
china una tercera parte del crecimiento de la economía
mundial. Colombia está muy por debajo de ese promedio,
dado su volumen de exportaciones a esa economía. Sin
embargo, todo indica que 2006 fue un año de crecimiento
del 6 por ciento. Y queremos hacer todos los esfuerzos para
que eso se convierta en una constante.
El crecimiento para nosotros no es un fin. Es un medio para
resolver la pobreza, es un medio para construir equidad.
Discrepamos de excesos latinoamericanos. En algún
momento de los años 60, el péndulo en América
Latina dijo que lo único que importaba era el crecimiento,
ignoró el mejoramiento social, y no llegó.
En otro momento, el péndulo de América Latina
se fue al extremo opuesto, a preocuparse solamente por la distribución,
haciendo caso omiso del crecimiento, y se terminó distribuyendo
pobreza.
Nosotros nos hemos comprometido a reducir sustancialmente
la pobreza. Cuando nuestro Gobierno empezó, estaba rayando
el 60 por ciento. Ya hay mediciones que la muestran alrededor
del 45 – 47. La meta que nos hemos fijado para el 20
de julio de 2010, en las vísperas de transferir al nuevo
Presidente, es dejarla no por encima del 35, para que los gobiernos
que nos sucedan puedan cumplir la meta de largo plazo, a fin
de que en el año 2019 no exceda el 15 por ciento.
Por primera vez, el coeficiente Gini de distribución
del ingreso, que ha sido muy negativo para Colombia, empieza
a mostrar signos alentadores.
Hoy tuvimos una nueva sesión del diálogo social.
Me he propuesto, desde el inicio del nuevo Gobierno, tener
una reunión mensual, que yo mismo presida, con las organizaciones
de trabajadores, para impulsar el diálogo social, lo
que no quiere decir que en todo tengamos que estar de acuerdo.
Pero lograr acuerdos y lograr también un diálogo
sincero, que le permita a cada uno decir por qué tiene
una convicción que es contraria a la convicción
de la otra parte, y sustentarla con sólidos argumentos.
Hemos avanzado mucho en la afiliación de trabajadores
a la seguridad social. Si ustedes miran lo que ha pasado en
las cajas de compensación, más empresas, más
trabajadores afiliados a ellas.
En las nóminas del Seguro Social, en la cotización
de los trabajadores colombianos al régimen contributivo
de salud, a pensiones, a riesgos profesionales, observarán
que hay una tendencia grande de afiliación a la seguridad
social.
El Departamento Nacional de Estadísticas cambió la
metodología para medir el desempleo. Desde julio del
año pasado están aplicando una nueva metodología.
Entonces tendremos cifras comparables sólo a partir
de julio de este año.
Confiamos que lo que se observa en afiliación a la
seguridad social, tanto dinamismo, se traduzca también
en una sustancial reducción del desempleo.
Estamos adelantando un proceso de paz, difícil. Primero,
preguntemos de dónde nació. Nació de la
Seguridad Democrática.
La seguridad con alcance democrático les ha dicho
a los violentos que no les quedan sino dos caminos excluyentes:
o negociar, o esperar que el Estado democrático los
derrote.
Hemos desmovilizado alrededor de 40 mil personas. El apoyo
de ustedes en la reinserción es fundamental.
Hoy está en plena aplicación la Ley de Justicia
y Paz. Es una Ley que marca diferencias con anteriores procesos
de paz de Colombia y del mundo. Es una Ley que le pone un punto
muy alto a los futuros procesos de paz, de Colombia y del mundo.
Que se prepare nuestra ciudadanía para exigirle a
la guerrilla, en los procesos de paz del futuro, lo mismo que
se les está exigiendo a los paramilitares.
El mundo y Colombia en anteriores procesos de paz, tenían
la preocupación por la reconciliación, el perdón,
pero no por la justicia, no por la reparación, no por
la verdad. Esta Ley es una ley de paz sin impunidad, de paz
con reparación, de paz con verdad. Hemos estimulado
que se diga totalmente la verdad.
He dicho, en los días recientes, que respetando a
los jueces de la República, en un país de instituciones
independientes, respetando a la Comisión de Televisión,
como Presidente de los colombianos, soy amigo de que estas
audiencias se sigan transmitiendo en vivo.
¿Por qué? Este es un país libre. Alguien
dice: bueno, lo que pasa es que en estas audiencias los paramilitares
que allí acuden, pueden, al tener la televisión,
distorsionar la verdad. También lo pueden hacer, distorsionando
la verdad, a través de aquello que les digan a periodistas
de la prensa escrita, o de la radio, o de programas diferidos.
Me parece que para la verdad es mucho más importante
que toda la opinión escuche y vea esas declaraciones
en tiempo real. Porque la gente que ha vivido en las regiones
y ha sufrido esos problemas, será un juez de opinión
para señalar: lo que está diciendo en este momento
quien habla es verdad, o para decir: miente.
Saben ustedes que en este país hay permanentes filtraciones
de sumarios judiciales en etapa de reserva. Es ilegal. Sin
embargo, el Gobierno, por el respeto a la libertad de prensa,
no protesta. Razón de más para decir –en
un país que ha mostrado libertad, al punto de que en
los medios de comunicación, sin consecuencias para ellos,
se filtren etapas procesales aún sometidas a reserva–:
no debe extrañarnos que este proceso de reconciliación,
de paz, de justicia, se transmita en directo.
La reconciliación verdadera nace de la verdad. La
reconciliación sin verdad es como una herida que sana
en falso: aparece cicatrizada la apariencia, pero la infección
queda por debajo.
Me parece importante que este proceso sea un proceso de verdad,
para que los colombianos todos interioricemos el imperativo
de que esta Nación, en el presente y en el futuro, sea
diferente a la que vivimos en los últimos lustros, en
las últimas décadas. Para que esta Nación,
en el presente y en el futuro, no repita la triste historia
del Estado relegado por guerrillas, por paramilitares, por
narcotráfico y por corrupción.
La búsqueda de la verdad no es la acción de
sembrar el odio. La reconciliación sale de la verdad.
Cuando hay reconciliación aparente, el odio en cualquier
momento reaparece. Cuando la verdad ayuda a una reconciliación
profunda, esa verdad protege para que la reconciliación
no sea amenazada por el odio.
Nuestra Seguridad Democrática nos lleva a apoyar la
justicia. Hoy la Corte Suprema de Justicia tiene, de este Gobierno,
un presupuesto que la hace más autónoma, que
le permite tener su propio cuerpo de investigación.
Hemos dicho que para el bien de la democracia, el respeto
a las nuevas generaciones y la contribución al país
que queremos, los dirigentes debemos ser cuidadosos en la imparcialidad.
Debemos no sesgarnos. Porque hacemos daño cuando ante
hechos graves, somos severos y condenatorios del adversario
político y, al mismo tiempo, indulgentes y justificativos
del amigo político.
La justicia tiene todo nuestro apoyo. Además, las
circunstancias de lugar, de tiempo, de modo, en que se dieron
los hechos que hoy empiezan a ser juzgados, tienen que ser
tenidas en cuenta.
El país sabe que esos hechos, la inmensa mayoría
de los cuales se dieron con antelación a este Gobierno,
se produjeron en un escenario de circunstancias en el cual
el Estado había perdido la soberanía real. Había
desaparecido la protección eficaz a los ciudadanos.
Esa soberanía real había sido asumida, de hecho
por usurpación, por las diferentes facciones del terrorismo.
Ustedes saben cuánto se ha recuperado nuestra democracia.
Muchos de ustedes han sido testigos de nuestro proceso electoral
del 2003 sobre el Referendo. Las elecciones que he presidido
no han tenido coacción paramilitar.
Miren la primera que presidí, la del Referendo del
2003. Al día siguiente la de alcaldes y gobernadores.
El mundo celebró, y la oposición en Colombia
se regocijó, del hecho de que muchos que se inscribieron
en nombre de la oposición, triunfaron. Pero aquel día
triunfó la democracia, triunfó la Seguridad Democrática.
Ustedes son testigos de cómo hemos protegido las elecciones
que se llaman excepcionales, que han elegido tantos alcaldes
y algunos gobernadores. Todo el mundo ha disfrutado garantías.
Ustedes conocieron el proceso electoral del año anterior.
Todas las garantías eficaces para amigos y para contradictores
del Gobierno.
No es extraño, no es casual escuchar en el país
que en el proceso electoral del año pasado, los únicos
que sufrieron coacción de terroristas fueron electores
míos, de mi causa, en Nariño, en el Caquetá,
en el Putumayo, presionados por el grupo terrorista de las
Farc, para tener que acudir a las urnas en contra de la candidatura
que yo representaba, y sugiriendo otras opciones.
Esperamos que nuestro avance en Seguridad Democrática
nos permita que en octubre no haya coacción paramilitar,
como no ha habido en nuestro gobierno. Y tampoco haya coacción
guerrillera, como la sufrió mi candidatura el año
pasado.
Por supuesto, el tema de la droga es inseparable del tema
del terrorismo.
Necesitamos el apoyo de todos los países. No puede
ser que algunos países nos den apoyo económico
y otros nos den apoyo retórico. Queremos y necesitamos
apoyo integral.
Ustedes saben que, dado el volumen de droga en Colombia,
tenemos que fumigar. También saben ustedes que hemos
avanzado mucho en erradicación manual. La introdujimos
con fuerza hace dos años. En 2005 fueron cerca de 32
mil hectáreas. En 2006, 43 mil. Aspiramos llegar en
2007 a 50 mil hectáreas de erradicación manual.
Aquellos países que no nos pueden ayudar en fumigación,
nos deberían ayudar en erradicación manual.
Hago esa solicitud, de todo corazón, especialmente
dirigida a la Unión Europea.
Estamos haciendo un gran esfuerzo en cultivos sustitutivos.
He querido, para mayor comprensión de la comunidad internacional,
frente a los cultivos sustitutivos dividir el país en
tres.
En eso está la mitad del territorio colombiano, que
tenemos que preservar en bosque, que no podemos presentar hacer
una infraestructura que destruya ese bosque. Por eso la importancia
de las Familias Guardabosques.
Hace pocos días le comentaba al Presidente (Ignacio) Lula (Da
Silva), de Brasil, que nuestro esquema de guardabosque es útil
para preservar y recuperar la selva, el pulmón de la humanidad,
cualquiera sea la causa de la destrucción.
En el Brasil los campesinos destruyen la selva para sembrar
soya y obtener un ingreso. En Colombia la destruyen, presionados
por los terroristas, para sembrar coca.
En el momento que el mundo adquiera dimensión de cómo
se recupera la selva, no solamente criticando su destrucción
en los programas de televisión sino ayudando a recuperarla,
entenderá la razón de las Familias Guardabosques.
El día que el mundo le ayude a Brasil para que el
campesinado amazónico sea remunerado como guardabosques,
ya las cámaras de filmación de las cadenas internacionales
de televisión no encontrarán nuevas destrucciones
de selva para sembrar soya.
Si masificamos los guardabosques en Colombia, el mundo va
a ver cómo vamos a avanzar en la recuperación
de la selva, en la derrota de las drogas ilícitas.
Confiamos que aquellos que no comparten nuestra política
de fumigación, nos ayuden muy intensamente con erradicación
manual, nos ayuden muchísimo con Familias Guardabosques.
No negamos los procesos de paz. Si los hubiéramos
negado, no habría 40 mil desmovilizados.
Hoy, por sugerencia del Alto Comisionado (para la Paz, Luis
Carlos Restrepo), firmé el decreto que le reconoce a
otra persona muy importante en la jerarquía de esa organización,
del ELN, su condición de miembro representativo. Una
apuesta más de nosotros para contribuirle a ese proceso
de paz.
Nos duelen los secuestrados. Nuestra lucha contra el secuestro
es incesante. Tengo que decirles a ustedes que somos amigos
del acuerdo humanitario, pero que el acuerdo humanitario no
puede ser un camino para que los terroristas se fortalezcan.
Y tenemos que cumplir el deber de buscar el rescate de los
secuestrados con nuestros instrumentos constitucionales, que
son las Fuerzas Armadas, la Policía, la Justicia.
Una misión europea está trabajando en nuestro
país, autorizada por nuestro Gobierno, en búsqueda
del acuerdo humanitario. Esta mañana se autorizó a
otro facilitador para adelantar una gestión.
Tenemos, sí, que repetir que una zona de encuentro
para un acuerdo humanitario, no puede ser una zona de despeje.
Porque un país que requiere copar con sus instituciones
todo su territorio, no puede ir en contravía, permitiendo
zonas de despeje.
Pido a ustedes una reflexión. Tenemos otra restricción
al acuerdo humanitario: no podemos liberar de las cárceles
a guerrilleros para que vuelvan a delinquir. Si llegáremos
a liberar guerrilleros, en aras de un acuerdo humanitario,
deben salir de la cárcel con compromisos que garanticen
la eficacia de no volver a delinquir.
Nosotros no podemos permitir que un acuerdo humanitario se
aproveche para que salgan de la cárcel 500 ó 600
jefes de las Farc, y regresen a reforzar esa organización.
Les queremos pedir a los países interesados en el
acuerdo humanitario que nos ayuden también en el rescate
de los secuestrados, a través de nuestras instituciones
armadas y de justicia.
Como lo ha dicho el Comisionado, nuestra política
es integral y, como es una Nación profundamente democrática,
esa política no se pude fraccionar. Así como
nos ayudan en la paz, que también nos ayuden en la seguridad.
Ayudarnos en la seguridad no quiere decir que vayan a venir
tropas francesas a ayudarnos a rescatar a la doctora Ingrid
Betancourt. Pero sí quiere decir que así como
los franceses se preocupan por el acuerdo humanitario, también
se preocupen para ayudarnos con su tecnología, con su
inteligencia, con sus equipos, a que tengamos éxito
en el propósito del rescate de los secuestrados.
Continuaremos haciendo todo el esfuerzo por mejorar la seguridad
en Colombia.
En el mes de enero, próximo a concluir, se ha presentado
otro descenso importante del homicidio en Colombia, del 8 por
ciento, con relación al mes de enero del año
pasado.
Todos los delitos han disminuido en enero. Ayer, al reunirme
con los comandantes de Policía de todo el país,
para mirar enero y para repetir las líneas fundamentales
de nuestra política de Seguridad Democrática
para 2007, revisamos homicidio: caída del 8 por ciento.
Secuestro: en enero apenas se han presentado dos casos de secuestro
extorsivo en el país.
Cuando leo eso, me parece estar leyendo ficción. Es
el resultado de nuestra política de Seguridad Democrática.
Pero queremos derrotar totalmente el secuestro.
Se ha reducido sustancialmente la amenaza contra periodistas,
contra sindicalistas, contra profesores. Delitos que no habíamos
podido reducir sustancialmente, como hurto a residencias, hurto
a personas, ya muestran las primeras reducciones. Y hemos venido
en una serie de años, que se confirma en enero, reduciendo
delitos de robo de carros y de robo de motos.
Pero nada nos conforma. Por eso hemos llamado, y agradezco
mucho las referencias de nuestro eminentísimo Nuncio,
hemos llamado el año 2007 El Año de la Vida,
que años de la vida deberían ser todos.
¿Por qué? Permítanme compartir con ustedes
una observación de mi vida. No recuerdo, en mis 54 años,
un día completo de paz en nuestra Patria. En los últimos
25 años me ha asombrado mucho escuchar en mi región
y en muchas regiones colombianas, que cuando llega la noticia
de un crimen, en lugar de repudiarlo, se empieza a buscar justificaciones.
¿Por qué lo mataron? Entonces el uno contesta:
porque era mafioso. El otro: lo mataron porque era auxiliar
de la guerrilla, auxiliar de los paramilitares, porque estaba
en una discoteca bailando con la novia de un narcotraficante.
Y el encuentro de todas esas justificaciones al crimen, termina
en impunidad, prevalece la justificación del crimen
que el rechazo, y eso determina que no llegue la justicia eficaz
sino que el crimen quede encubierto por la impunidad.
El rechazo del crimen, cualquiera sea la víctima,
un ciudadano inocente o un delincuente, tiene que ver con la
tradición colombiana. Este país en 1910 eliminó la
pena de muerte. Las veces que se ha intentado, en el discurso
político, revivirla, nadie lo acepta. Este país,
de profundas creencias cristianas, tiene que volver a apreciar
en toda la dimensión práctica el don precioso
de la vida.
Nuestra insistencia este año: defender la vida en
favor de los inocentes, en favor de los culpables. Defender
la vida que nos dio Nuestro Señor en favor de todos
los colombianos.
Dentro de pocos días, y procuraremos que se haga en
televisión, vamos a empezar un proyecto muy importante
de 2007: la premiación de los más destacados
en la defensa del derecho a la vida. Mes a mes lo haremos.
En los primeros días de febrero premiaremos los comportamientos
de enero. El proyecto de colegio de Colombia que en enero más
se hubiera destacado en la defensa del derecho a la vida. La
ciudad que mayores esfuerzos haya hecho en enero. Una ponderación
de esfuerzos y resultados. Los municipios, por categoría,
que merezcan ese premio. Y además, en las brigadas militares
cada mes destacaremos un proyecto de defensa del derecho de
la vida, de respeto a los derechos humanos. Lo mismo en los
comandos de Policía. Lo mismo en los comandos de la
Fuerza Aérea y de todas las otras fuerzas. Insistiremos
en ello.
Muchas gracias, distinguidos integrantes del Cuerpo Diplomático,
que tanto honran a Colombia con la presencia digna que aquí hacen
en representación de sus países.
Esta Nación es una Nación abierta. Yo discuto
con las ONG’s de vez en cuando, pero la Nación
es abierta y respetuosa de su presencia.
En circunstancias difíciles de violencia, otros países
se encerraron. Colombia es una democracia abierta ante sus
ciudadanos y ante el mundo entero. Ustedes representan unos
países que tienen que ser los compañeros de nuestra
lucha, porque es una lucha democrática.
Le he dicho al mundo que no vacile en llamar a todos estos
grupos terroristas, porque aquí estos grupos no se pueden
legitimar como otrora se legitimaron en otras partes del continente
donde luchaban contra dictaduras. Aquí son sicarios
de la democracia. Aquí no se financian con donaciones
de entidades que persiguen nobles causas. Aquí se financian
con el narcotráfico.
A todos ustedes, a sus gobiernos, a sus pueblos, a sus familias,
que el año 2007 sea lleno de prosperidad. Al eminentísimo
Nuncio, la gratitud por las palabras y por las oraciones que
eleva a Dios Nuestro Señor por el bien de Colombia.
Que Dios Nuestro Señor, al escuchar sus oraciones,
eminentísimo Nuncio, nos ayude a equivocarnos lo menos
posible.
A todos, muchas gracias”.