PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE ANTE EMPRESARIOS
VALLECAUCANOS
Cali, 15 feb (SNE). Las siguientes son
las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez,
durante el conversatorio que sostuvo este jueves con empresarios
vallecaucanos.
“En primer lugar quiero resaltar la importancia de este
acto. Me parece sumamente positivo. Este es un acto de un gran
sentido democrático, de una manera diferente de hacer
política. El cambio de la política no se predica
sino que se practica. Yo creo que enaltece a la política
colombiana una reunión como la de esta tarde. Estemos
de acuerdo parcial o totalmente, o en desacuerdo, pero esto enaltece
la política.
Yo quiero felicitarlos con los más positivos sentimientos.
Agradecerle a usted, señora Presidente del Congreso, su
iniciativa, y a usted, señor Gobernador, sus nobles palabras
y su noble participación.
Les propondría lo siguiente: déjenme referir
a unos temas generales, procuraré hacerlo no de manera
muy extensa. Enseguida vamos repasando estas conclusiones, yo
les voy pidiendo a mis compañeros de Gobierno las referencias
a los temas concretos que corresponden a cada uno.
Por ejemplo, como la presentación que tiene la Directora
de Planeación sobre el Plan Nacional de Desarrollo es
bastante extensa, que nos ayudara para ir seleccionando las más
significativas tablas, que nos permitan una apreciación
al proyecto de Plan Nacional de Desarrollo.
Y como hay algunos compañeros del Gobierno que no están
aquí, y temas que corresponden a ellos se han tratado,
en lo posible yo voy a dar unas reacciones a esos temas.
Si ustedes me preguntaran cuál es la palabra clave que
gira alrededor del Gobierno, que jalona al Gobierno, es la de
buscar confianza en Colombia. Confianza para invertir en el país,
para vivir en el país, para trabajar en el país,
para estudiar en el país. Que haya confianza en Colombia.
Colombia ha tenido bonanzas, en el siglo pasado tuvo varias
bonanzas, pero todas específicas. Recuerdo la indemnización
de 25 millones de dólares por la separación de
Panamá. Eso trae una bonanza de inversión en los
años 23 – 25.
Después una bonanza que se dio, a partir de las guerras
europeas, que nos obligaron a la sustitución de importaciones.
Se recuerdan tres bonanzas cafeteras en los gobiernos de los
presidentes Gustavo Rojas Pinilla, Alfonso López Michelsen,
Belisario Betancur.
Bonanzas petroleras cuando aparecieron Caño Limón,
Cusiana, Cupiagua. Una bonanza de inversión en telefonía
móvil, cuando el país abrió la posibilidad
de que los particulares invirtieran en ella, y otra de canales
privados de televisión. Para no hablar sino de las bonanzas
físicas. Todas fueron específicas y furtivas. Yo
creo que por primera vez el país empieza a encontrar el
camino, todavía débil y embrionario, de una bonanza
de confianza, como lo indican, por ejemplo, los flujos de inversión.
Eso tenemos que consolidarlo.
Yo creo que eso debe soportarse sobre tres elementos: Seguridad
Democrática, crecimiento de la economía e inversión
social.
Y tienen, todos, una relación en doble vía. Por
ejemplo: ¿por qué digo yo que la Seguridad Democrática
y el crecimiento de la economía tienen una relación
de mutua implicación? Porque sin Seguridad Democrática
no hay inversión. Sin inversión no hay crecimiento
de la economía.
¿Por qué digo yo que también desde el
lado del crecimiento hay una acción de réplica
sobre la seguridad? Porque solamente ese crecimiento permite
disponer de los recursos para hacer de la política de
seguridad una política sostenida en el largo plazo.
Hace cuatro años derramamos a los colombianos el impuesto
a la Seguridad Democrática. Si no hubiera crecido la economía,
no sería posible derramarles hoy a los 11 mil o 13 mil
contribuyentes más ricos de Colombia el nuevo impuesto
a la Seguridad Democrática. Y se haría insostenible
en el largo plazo la Seguridad Democrática.
¿Por qué digo que hay una relación de
mutua implicación entre la Seguridad Democrática
y la inversión social? Porque la Seguridad Democrática
posibilita los recursos para la inversión social. Pero,
a su vez, para que la Seguridad Democrática sea sostenible
en un país de opinión, los ciudadanos tienen que
percibir sus bondades, y sus bondades se dan no solamente en
la tranquilidad de las carreteras, no solamente en el control
territorial, en la paulatina derrota del terrorismo, sino también
en la inversión social.
Si los ciudadanos perciben que hay inversión social,
los ciudadanos empiezan a sentir en su propio ser un beneficio
de la Seguridad Democrática, y esa inversión social
se convierte en un factor legitimizante de la Seguridad Democrática.
¿Y por qué dos de estos factores van de la mano:
crecimiento e inversión social, que nosotros los manejamos
con una visión de equilibrio?
Colombia no puede estar en ninguno de los extremos que vivió América
Latina. En los años 60, el Brasil impuso el modelo del
desarrollismo, el énfasis era en el crecimiento, y había
un olvido por el tema social. Se creyó que el tema social
vendría como una consecuencia automática del crecimiento,
y no llegó. Hubo años en los cuales la economía
creció al 14 por ciento, y se aumentó la pobreza.
Después de ese fracaso, otros países de América
Latina, en otras décadas, se fueron al otro extremo. Simplemente
se habló del tema social, se le dio la espalda al crecimiento.
Y entonces no hubo crecimiento y el discurso social se quedó simplemente
en una expectativa de frustración. Y lo que finalmente
se logró fue repartir pobreza, aumentar la miseria en
América Latina.
Nosotros no creemos en ninguno de esos extremos. Creemos que
hay que tener un gran equilibrio entre crecimiento e inversión
social. La inversión social además le ayuda al
crecimiento, lo legitima, y le va incorporando sectores excluidos
de la sociedad a las corrientes dinámicas de la economía,
lo cual le da más fortaleza a ese crecimiento.
Y esto obliga a que el Estado cumpla un rol. Por eso nosotros
hemos venido estableciendo en estos días la diferencia
entre el papel que le asignamos al Estado en Colombia y la visión
estatista que se proponen otros modelos políticos. Nosotros
no somos de la tesis de eliminar el Estado, ni de la tesis estatista,
extremos en los cuales se ha movido con fracasos América
Latina.
Nosotros creemos que el Estado tiene que cumplir un rol social,
un rol de promotor, un rol de jalonador, que no puede ser obstructor
de la inversión privada, que unas partes como, por ejemplo,
frente a la industria azucarera del Valle del Cauca, tiene que
crear condiciones para que esa industria produzca alcohol carburante.
En otras partes, donde no hay músculo empresarial, tiene
que cumplir un factor promotor, haciendo inversiones industriales
que suplan, así sea transitoriamente, la falta de fortaleza
de la inversión privada, tal como lo vamos a hacer en
el departamento de Sucre. Yo diría que un concepto que
dé confianza a la ciudadanía en el Estado y que
dé confianza al sector privado sobre sus posibilidades.
Y creo que con lo que está pasando en muchas partes
en materia política, es muy importante que nosotros vayamos
fortaleciendo esos conceptos y mejorando.
Déjenme, para irme aproximando al tema que ustedes han
planteado esta tarde y que lo he escuchado con toda, con la más
profunda convicción, déjenme recordar lo siguiente,
apreciados compatriotas: para crear confianza y posibilitar un
crecimiento de largo plazo, se necesita un marco macroeconómico
sano. Nosotros no podemos jugar contra el marco macroeconómico
sano. Hemos avanzado, pero no lo suficiente.
Déjenme registrar algunos elementos: endeudamiento.
Hace cuatro años, el endeudamiento del Gobierno Nacional
Central representaba más del 50 por ciento del PIB. Hoy
representa el 30 – 32. Pero todavía no tenemos reconocimiento
como grado de inversión. Y eso marca la diferencia.
Miren: no obstante que hemos avanzado mucho en tasas de interés,
recuerden la crisis de los TES hace cuatro años, en septiembre
hizo cuatro años. La Nación tenía que colocar
TES al 17, hoy entre el siete y medio y el nueve.
Era yo Gobernador de Antioquia, coincidíamos en ese
período con el doctor Germán Villegas, y nos tocaron
unas tasas de interés críticamente altas. Yo creo
que la situación de endeudamiento ha mejorado muchísimo
hoy para la Nación, para las entidades territoriales.
Eso hay que cuidarlo.
Y hay que cuidarlo en todas las decisiones que se tomen. Nosotros
no podemos arriesgarnos a que venga una crisis financiera y nos
encuentre sin grado de inversión.
El mundo nos está ayudando, nos tiene confianza, los últimos
créditos nos los entregaron a 31 años de plazo
y a una tasa del 7 por ciento, porque creen que vamos bien. No
podemos dar señales en contravía, eso le haría
mucho daño al Gobierno Nacional, a los gobiernos territoriales
locales y al sector privado. Ese tema del buen manejo del endeudamiento
hay que acentuarlo.
Esta semana veía que, no obstante que el último
crédito internacional lo obtuvimos a 31 años de
plazo y al 7.14, si tuviéramos grado de inversión,
en esos 500 millones de dólares en 31 años nos
ahorraríamos más de 300 millones de dólares,
por menor tasa de interés. Y entonces uno convierte ese
ahorro en kilómetros de carreteras que se puedan pavimentar.
Por eso hay que ser muy cuidadoso en ese manejo.
Otro tema, el déficit. Se está haciendo un gran
esfuerzo en lo territorial y en lo nacional, pero todavía
falta mucho. Hace cuatro años el déficit del Gobierno
Nacional Central estaba en el seis y medio. A eso le sumamos
la responsabilidad que tuvo que asumir el Gobierno Nacional de
entrar a pagar las pensiones del Seguro Social, por el agotamiento
de las reservas. Eso le ha implicado al Gobierno Nacional una
nueva obligación del 1.3 del PIB. Este año eso
equivale a cinco billones 100 mil millones, que hay que trasferirlos
del presupuesto general de la Nación al Seguro Social,
para que el Seguro Social les cumpla a los pensionados.
Si ese 1.3 se lo sumáramos al déficit del Gobierno
Nacional Central, de hace cuatro años, sería 6.5
más 1.3: 7.8.
Sin embargo, con el esfuerzo que se viene haciendo, el año
que terminó debe estar entre tres y medio y cuatro. La
proyección de este año es del 4.1. Vamos a ver
cómo lo rebajamos. Ojalá termináramos nuestro
mandato presidencial con un déficit del Gobierno Nacional
Central no por encima del dos y medio o tres.
Entre otras cosas porque no se puede jugar con el déficit.
Hace cuatro años a mí el Banco Mundial me dijo:
cuidado, que Colombia está perdiendo la viabilidad. El
país durante unos años financió el déficit
con endeudamiento, pero llega un momento en que le cierran las
ventanas del endeudamiento. Y allá no se puede llegar.
Por eso el camino del saneamiento fiscal hay que continuarlo,
que se ha hecho de muchas maneras. Una de las maneras es con
la reforma de 300 empresas del Estado. Y ese proceso reformista
hay que seguirlo.
Ese cuadro macroeconómico nos tiene que llamar la atención
para decisiones que se tomen en materia de Plan de Desarrollo
y en materia de transferencias. A mí me parece muy sano
para el país que se dé la discusión del
Plan de Desarrollo, a tiempo que se da la discusión de
transferencias.
Y entonces sobre transferencias, permítanme, respetuosamente
y le pediría a Carolina Rentería que me vaya ayudando
con unas cifras, decir lo siguiente: nosotros buscamos fortalecer
la descentralización sin quebrar a la Nación. Ese
es un equilibrio necesario. Yo quería repetirlo aquí en
el Valle del Cauca. Porque esta tierra y aquella de donde yo
vengo, tienen la común característica de ser líderes
en materia de descentralización en Colombia. No hay nada
más grave para el proceso descentralista que la Nación
quebrada.
Lo vimos en el año 1999 y en el año 2000. La
Nación tuvo que suspender los compromisos que había
asumido con las regiones en la Constitución del 91. Si
no lo hace, yo no sé dónde estaríamos. Por
eso hay que lograr ese equilibrio: avancemos hacia la descentralización,
sin quebrar a la Nación. La quiebra de la Nación
es la quiebra de las entidades territoriales. Es la quiebra del
sector privado en materia financiera. Los intereses se los suben
a todo mundo por igual.
Y quiero hablar con toda franqueza, apreciados compatriotas:
no hay recorte. Por supuesto, no hay un incremento como debería
darse si se volviera a la norma del 91. Pero no hay recorte.
Incremento hay, no tanto como el que determinaba la norma del
91, que en mi concepto es utópica, imposible de cumplir.
Entonces el Gobierno Nacional le pide a la ciudadanía
verificar esto: no hay recorte, hay aumento, y el Gobierno Nacional
acepta que el aumento no es tan elevado como sería de
acuerdo con la Constitución del 91.
En los últimos años hemos pasado –y me
rectificará o ratificará Carolina Rentería– de
unas transferencias de 9 billones a unas transferencias que este
año son de…
Directora de Planeación Nacional, Carolina Rentería:
Dato de este año, Presidente, es 18. Ya le digo el número
cerrado. Pero es 18 y pico. 18 y pico, Presidente, este año,
o sea 2007.
Presidente de la República: ¿Cómo es
la serie, hacia atrás y hacia adelante?
Directora de Planeación
Nacional: Ya se la doy, Presidente.
Presidente de la República: Mientras vemos esa serie,
permítanme afirmar esto: el tema de competencias. Yo diría
que el problema no es de competencias, el problema es de recursos,
pero a todos les faltan recursos: a los municipios, a los departamentos,
a la Nación. Por eso necesitamos, todos, crear unas condiciones
de crecimiento de la Nación.
Cuando yo digo que el problema no es de competencias, es situándome
en la honrosa situación en que estuve de Gobernador. Prácticamente
la Constitución y la Ley autorizan a las Gobernaciones
a emprender iniciativas sobre casi todos los temas. La restricción
es de recursos.
Pero miren la importancia de cuidar el marco económico,
para poder generar confianza. Yo creo que lo único que
finalmente le permite al país salir adelante en materia
de seguridad y en materia social, son unos flujos elevados de
inversión. Es lo único. Y eso no lo tomo del capitalismo
clásico. Lo tomo de la China de Mao Tse Tung y de Den
Xiao Ping. Llevan casi 20 años con unos flujos de inversión
extranjera de 67 mil millones de dólares al año.
Con qué pragmatismo lo entendieron y lo asimilaron.
Colombia hace cuatro años tenía un flujo de inversión
anual del 12 por ciento, inversión privada del 6 y medio,
ya lleva dos años con flujos de inversión superiores
al 20, el año pasado estuvieron en cerca del 25: 19 por
ciento sector privado y lo otro Estado. Eso hay que preservarlo.
Yo creo que si este país logra colocarse en unos niveles
de flujo de inversión del 25 por ciento, este país
garantiza un crecimiento de la economía alto y estable.
Nada nos ganamos, apreciados compatriotas, con que la economía
crezca mucho un año porque hay un descubrimiento de petróleo,
o al otro año por una bonanza carbonera, o al año
siguiente por una bonanza de café. La economía
no necesita crecimientos por loterías, que son furtivos
y cortoplacistas, sino crecimientos sostenidos, vigorosos, en
el largo plazo, y eso solamente se consigue con flujos de inversión
que se dan en la medida que haya confianza.
Yo quiero recabar sobre eso. Y decir que en el tema de competencias
no hay preocupación. Ahora, si hubiera que corregirlas
el Gobierno no se opone a eso, pero yo creo que ese no es el
problema.
Directora de Planeación Nacional, Carolina Rentaría:
Presidente, ¿desde cuándo?
Presidente de la República: Por ejemplo, desde el 2000.
Directora de Planeación
Nacional: 2001, que fue cuando
arrancó el acto legislativo, arrancó en 9.9 billones,
pasó a 12.02 en 2002, 13.1 billones 2003, 14.2 en 2004,
15.3 en 2005, 16.4 en 2006, 17.6 en 2007, 19 en 2008, 20.4 en
2009, 21.7 en 2010, 23 en 2011, 24.4 en 2012, según lo
aprobado.
Presidente de la República: Es simplemente
para ver que si bien no hay un crecimiento que lo creemos imposible
como
lo marcó la Constitución del 91, sí hay
una tendencia bien importante de crecimiento.
Se ha dicho lo siguiente: se ha dicho: bueno, es que lo que
hay que definir en Colombia es si gasta el Gobierno Nacional
o gastan las regiones. Este es un pleito mucho más de
concepto sobre quién gasta, que de cifras.
Pero miren lo que pasa: a tiempo que se pide más descentralización
en recursos, también se piden más inversiones por
parte del Gobierno Nacional. La reunión de esta tarde
lo acredita. Y en todo el país ese ve.
Yo le decía al Gobernador antes de ayer: supongamos
que volvamos a la Constitución del 91. Entonces le quitamos
4 billones al Gobierno Nacional por año, para empezar,
y eso hay que quitárselo al gasto del Gobierno Nacional.
Eso no va a ser que les traslademos esos 4 billones a las regiones
y que el Gobierno Nacional no recorta. El monto de gastos, si
queremos tener un esquema macroeconómico sano, que dé confianza,
no se puede alterar. Entonces, ¿quién va a juntar
a todas las regiones colombianas para que cada una ponga un poquito,
para poder construir la doble calzada Buenaventura? Hay unos
eventos en los cuales el único que los resuelve es el
Gobierno Nacional.
Pero lo que no se ha dicho en la discusión en Colombia
es que, si bien el Gobierno Nacional es el que más recauda,
no es el que más gasta.
Yo diría que ese debate en Colombia ha sido un debate
parcial, porque se ha dicho: es que el Gobierno Nacional recauda
tanto y las regiones apenas el 19 por ciento. Pero no se ha presentado
la otra cara de la moneda: las regiones gastan más del
50 por ciento de lo que recauda el Estado Colombiano.
Departamentos y municipios juntos recaudan más o menos
el 21 por ciento del total del recaudo del Estado Colombiano,
más un 30 – 33, de transferencias, y otras rentas,
como la sobretasa a la gasolina. Ahí ya llevamos que más
de un 50 por ciento de lo que gasta el Estado colombiano, lo
gastan las regiones. Y no sumo allí los gastos extraordinarios
sino los recurrentes. Extraordinarios son los Transmilenios,
donde el Gobierno Nacional aporta el 70 por ciento. Gasto extraordinario
es el Plan 2.500, el rescate de Emcali. Eso no lo sumo para establecer
esos porcentajes. Los tengo como extraordinarios. Solamente sumamos
los que se repiten año tras año.
Pero además veamos, por ejemplo, qué pasa con
otros gastos que hace el Gobierno Nacional. Familias en Acción,
fundamental para educación. Sí, eso lo hacemos
a través de la Consejería de Acción Social
de la Presidencia, de Bienestar Familiar, pero eso no es discrecional.
Familias en Acción no es para las personas que diga Uribe.
Porque una de las cosas que se dicen, primero a mí me
decían: Es que Uribe es guerra y no es inversión
social. Y cuando ya empezamos a mostrar resultados en Familias
en Acción, en una cosa o en la otra, ya la queja es: no,
es que el gasto lo hace Uribe.
Miren cómo es Familias en Acción: eso tiene que
ir al estrato 1, es un gasto condicionado a que estén
cumpliendo unos deberes de educación, de salud y de alimentación
de los niñitos, y tiene que ir a desplazados. ¿Quién
dice quién es del estrato 1? Los Alcaldes, tampoco caprichosamente,
de acuerdo con unas normas.
¿Quién dice quiénes son los desplazados?
Organismos nacionales e internacionales, no el Presidente de
la República. Esos son valores de nuestra democracia.
Yo he leído con mucha emoción en estos días
el libro de Eduardo Posada Carbó, el historiador barranquillero,
se los recomiendo. ¿Saben por qué me emocionó?
Se llama: La Nación Soñada. Porque muestra las
cosas positivas de Colombia, y una de las tesis centrales de
ese libro es que analistas de izquierda, de derecha, de centro,
todos han partido de la base de considerar que Colombia es mala
y que sus gentes son malas y que esto es malo. Y les muestra
todo lo contrario: virtudes de este país, en medio de
las dificultades, la trayectoria demo-liberal de este país,
la trayectoria de libertades.
Ayer le decía yo a un periodista inglés. Me decía:
bueno, sí, ustedes están logrando mucha confianza
inversionista. ¿Y quién nos garantiza que eso se
dé después del 2010? Le decía: mire, no
hablemos de política, hablemos de la tradición
colombiana. Este es un país que ha tenido solidez en su
democracia, solidez en el respeto a las reglas de juego. Yo creo
que aquí nosotros vamos a lograr que este país
adquiera también solidez en la defensa de la Seguridad
Democrática y de la confianza inversionista.
Cuando uno lee ese libro empieza a pensar en las cosas buenas
de Colombia, una de ellas, la institucionalidad. No es el Presidente
de la República el que dice: denle este subsidio a fulano,
que es amigo mío, y niégueselo a aquel, que votó por
Angelino. Eso no se puede hacer en Colombia. Aquí hay
unas reglas que exigen que, por ejemplo, la política social
sea imparcial. Y eso hay que tenerlo en cuenta en este debate,
apreciados compatriotas.
Tengamos en cuenta eso en lo de las transferencias. En estos
días me han regañado a mí en el Ministerio
de Hacienda y en Planeación. Porque me dicen: Presidente,
claro, usted le entregó todo al Congreso en el primer
debate y se quedó sin nada en el segundo debate.
¿Saben por qué lo hice? Porque es que hay que
dejar esa manía de mantener cargas escondidas. Porque
necesitábamos, la bancada que me acompaña y yo,
poderle explicar al país, entre diciembre y marzo, que
el proyecto que se ha aprobado de transferencias es defensable.
Y yo creo que eso ha ayudado a mitigar el debate en contra. Y
les voy a explicar por qué no es malo.
Franklin (Legro, representante a la Cámara): yo tuve
oportunidad de hacer una gran amistad con usted cuando era secretario
de Gobierno usted del Valle del Cuca, y le voy a contestar muy
constructivamente sus críticas, ya le contesté parte.
El regreso de la fórmula a los ingresos corrientes de
la Nación no es para el 2019. Esos compañeros suyos
que están sentados al lado suyo, enormemente críticos,
pero constructivos y buscando opciones, obligaron al Gobierno
aceptar bajar eso al año 2016. Eso es bien importante.
La fórmula aprobada en primer debate dice que en el
año 2016 las transferencias se aumentarán de acuerdo
con el incremento promedio de los ingresos corrientes de la Nación,
en los últimos cuatro años. Además eso no
va a ser inflación más cuatro, sino algo más.
Miren: la norma constitucional vigente hoy dice: para el año
2008, las transferencias se aumentan en inflación más
dos y medio. Miren lo que dice la norma constitucional en trámite:
se aumentan en inflación más cuatro.
Segundo: habrá un punto adicional para educación.
Eso no se sabía. Para resolver falencias en materia de
calidad educativa. Un punto adicional para educación.
Para hablar, con toda franqueza, que no hará parte de
la base para el siguiente año, porque se nos volvería
infinanciable.
Tercero: si la economía llegare a crecer por encima
del cuatro, esa diferencia se expresa ciento por ciento en transferencias.
Supongamos: tenemos la esperanza de que la economía
colombiana no crezca por debajo del cinco, ojalá la estabilicemos
en el seis, eso lo necesitamos. Supongamos que nos va bien en
este 2007 y que la economía crece al cinco, ojalá crezca
al seis. Supongamos que ya estamos en el 2008 y que la economía
crece al cinco. Entonces tenemos: inflación más
cuatro puntos básicos, más el punto de educación,
y el punto que crece por encima del cuatro. Entonces ahí tendríamos:
inflación más cuatro; el de educación, cinco,
y como creció la economía en ese ejemplo al cinco,
sería un punto adicional: inflación más
seis.
Y si la economía creciere al seis, entonces ahí habría
otro punto, sería inflación más siete. Eso
no es fácil. Eso no es fácil de sostener.
Y se acaba el albur en contra de las regiones. Porque la norma
que existía dice: si la economía llegare a tener
un crecimiento débil, hay un recorte proporcional de transferencias.
No lo hay. Si el crecimiento es débil, eso juega contra
la Nación, no puede afectar con recortes a las regiones.
Y se define otro punto muy importante. Creo –me corrigen
la doctora Carolina y los parlamentarios que trabajaron eso intensamente–:
de la bolsa de propósito general se dedica el nueve por
ciento a los municipios menores de 25 mil habitantes, que son
casi 800 en Colombia. ¿Cuánto quedó?
Directora de Planeación Nacional, Carolina Rentería:
En el último debate se volvió a cambiar y quedó: ‘destinar
a los municipios menores de 25 mil habitantes el dos por ciento
del sistema general de participaciones’. La verdad es que
a nosotros sí nos parecía mejor la fórmula
que estaba anterior, porque esto de destinar el dos por ciento
del total del sistema toca sectores como educación y salud.
Presidente de la República: Ahí queda esa propuesta
de Planeación, que no afecte toda la bolsa sino lo que
se destina a propósito general. Porque al aplicarse el
porcentaje sobre toda la bolsa, afecta educación y salud.
No así cuando se aplica solamente a propósito general.
Quería hacer esos comentarios sobre transferencias.
Yo creo que el proyecto de transferencias es defensable. Defensable
en cualquier escenario colombiano. Y piensen eso: las regiones
gastan más del 50 por ciento de lo que recauda el Estado.
Ustedes proponen que los temas del Valle del Cauca se lleven
a un Conpes. Yo estoy de acuerdo, pero permítanme hacer
unos comentarios, con mucha solidaridad pero también con
mucho realismo: sin que ese Conpes exceda el Plan de Desarrollo.
A mí me parece bien ordenar las prioridades del Valle
del Cauca en un Conpes, porque eso amarra más al Gobierno,
pero sin exceder el Plan de Desarrollo. Porque voy viendo en
todo el país que todo el mundo quiere Conpes. Entonces
si no ponemos en buen cuidado de que el Conpes refleje apenas
lo del Plan de Desarrollo, a través de los Conpes agregaríamos
otro tanto de gasto público imposible de financiar. Esa
sería mi reacción sobre ese tema.
Viene el tema que presentó el doctor Heriberto (Sanabria,
representante a la Cámara): Buenaventura como Distrito
Especial Turístico Ambiental. Yo no me opongo, pero eso
no es milagroso. La verdad es que los problemas de Santa Marta,
Cartagena, Barranquilla, no se han resuelto porque los hubieran
declarado Distrito. Lo único que hace, y lo consultaba
ahora con el ministro Holguín, es aumentar el divisor
y que le toque a cada uno un poquito menos.
Ahora, ustedes me dirán: bueno, hay que quitarle a todo
el mundo un poquito para ayudar Buenaventura. Pero también
todo el mundo quiere el mismo tratamiento en Colombia. ¿Hay
cuántas capitales que son Distrito? Tres del Caribe y
Bogotá. Ahora todas quieren ser Distrito. Y se nos vuelve
un problema porque se nos aumenta el divisor. Busquemos un acuerdo
político en el Congreso, que no se incluya sino Buenaventura.
Porque entonces si nos empiezan a incluir al uno y al otro,
creamos un problema fiscal inmanejable en el país. Si
aquello que pretendemos es que el país le corresponda
a Buenaventura, que tiene un drama social, por donde hace tránsito,
fluye el 50 por ciento del comercio exterior de nuestra Nación,
hagamos eso, pero solamente para Buenaventura.
Después escuchamos al doctor Germán Villegas
sobre el tema de las vías. Miren, déjenme, antes
de escuchar al Ministro, invitarlos a considerar un concepto
de vías. El país tiene atraso en todo: en vías
municipales, en vías departamentales, en vías de
competitividad, vías de comercio exterior.
Yo voy a la reunión de la Andi (Asociación Nacional
de Empresarios) y me regañan. Me dicen: Es que usted hizo
el Plan 2.500, eso conecta municipios, pero eso no le sirve a
la competitividad, porque eso no ayuda a que fluya el comercio
exterior. Tienen razón.
Y al otro día voy a una reunión de alcaldes,
la recuerdo. Llegué a Santander a una reunión de
alcaldes y todos me regañaron, me dijeron: muy importante
el Plan 2.500, pero insuficiente, porque quedan muchos municipios
todavía desconectados. Y tienen razón.
Por eso uno tiene que vivir laborando con sus compatriotas,
dar razones, pero también entender que los reclamos son
justificados.
Nosotros tenemos un compromiso: terminar el Plan 2.500 en el
kilometraje inicialmente concebido, lo que nos va a implicar
mayores recursos, pero no podemos emprender una obra departamental
más.
¿Por qué? Porque lo que tenemos que emprender
ahora son las vías de comercio exterior, empezando por
las de Buenaventura. Esos dos trayectos que faltan por financiar
hay que financiarlos. Nosotros no le podemos negar un peso a
la doble calzada de Buenaventura. Yo les rogaría tener
en cuenta eso.
Entonces me dicen: bueno, pero usted mismo reconoce que falta
mucha vía departamental. Sí, para eso se ha tomado
la decisión de conseguir un crédito de mil millones
de dólares, que lo tramite y lo avale la Nación,
lo ejecuten y lo paguen los departamentos.
Me han dicho: bueno, pero es que hay departamentos que están
en plan de desempeño. Ya conseguimos el primer crédito
para Antioquia. Estamos a disposición de los gobernadores,
que nos digan: aquí está mi solicitud. Lo avaló la
Nación y lo conseguimos a 25 años de plazo, con
una tasa de interés muy baja y con 5 años de período
de gracia.
Estamos buscando que los períodos de gracia permitan
que el servicio de esa deuda empiece a darse en aquellos departamentos
que están con obligaciones frente al sector financiero,
cuando las hayan cumplido.
Yo vengo hoy a decirle al Gobernador (del Valle del Cauca)
Angelino (Garzón), y a mis compatriotas del Valle del
Cauca: utilicen esa línea, así esté en el
plan de desempeño. ¿Cuándo termina su plan
de desempeño?
Gobernador del Valle del Cauca,
Angelino Garzón: El
departamento comienza a ser viable en el 2010, más o menos.
Presidente de la República: No hay problema, porque
le conseguimos unos períodos de gracia que le permitan
empezar a servirse de esa deuda cuando haya terminado el plan
de desempeño.
Y le voy a pedir un favor al Congreso. Para poder hacer eso
y el plan de aguas, el Congreso nos va a tener que ayudar con
una norma en el Plan de Desarrollo: autorizar a los actuales
gobernadores y alcaldes, en su último año, excepcionalmente,
a utilizar vigencias futuras. Porque si no, tenemos que esperar
a que lleguen los nuevos, iniciar desde cero la discusión
con ellos, y se nos va el resto de nuestro Gobierno.
Yo le ruego eso al Congreso, porque es muy difícil manejar
las vías al detal y manejar los acueductos al detal. Por
eso nos hemos propuesto los planes departamentales de vías
y los planes departamentales de agua, pero tenemos la limitación
que como entraron en el último año gobernadores
y alcaldes, no pueden ya comprometer nuevas vigencias futuras.
Les dejo a los distinguidos congresistas esa inquietud.
Eso es una gestión para una obra que van a adelantar
los sucesores. Yo no sé cómo podría interferir
la Ley de Garantías eso. Si la hay, mejor, para que lo
hagamos más rápido. Pero eso se puede hablar con
el Procurador, porque no podemos poner las obras públicas
al servicio de la politiquería, pero tampoco podemos dejar
que el país se nos atrase más. Cualquier atraso
cuesta mucho.
Y vienen vías terciarias. Lo primero que acaba de hacer
el Congreso es que eliminó la definición ‘vías
terciarias’. Lo segundo que acaba de hacer el Congreso
es que elevó a 294 mil millones (de pesos) el tema para
atender esas vías, que ahora se llaman municipales.
Lo que tienen que hacer ustedes es ya, con el comité de
cafeteros, entre ustedes, con Invias (Instituto Nacional de Vías),
entrar a definir su participación en ese presupuesto de
vías municipales. Y ahí vuelvo a la descentralización.
Mire, Franklin (Legro, representante a la Cámara): ese
aporte lo hace la Nación, pero ¿quién lo
gasta? Los alcaldes. Eso es lo que hay que empezar a mirar en
esta discusión sobre descentralización. Como lo
de vivienda. El Congreso de la República hace la apropiación
presupuestal, el Gobierno paga, ¿quién hace los
proyectos de vivienda? Las autoridades locales. Es muy importante
tener en cuenta esto en la discusión centralización
versus descentralización en Colombia.
Y quería, finalmente, decir lo siguiente: yo creo que
los problemas viales de Colombia nos obligan a nosotros, en las
pendientes, a hacer dobles calzadas.
Yo resolví hace muchos años meterme en el tema
de los ingenieros, porque creí que la única profesión
especulativa era la que yo estudié: el derecho. Pensé que
la ingeniería era una ciencia exacta, y cuando empecé a
conocer las discusiones entre los ingenieros, dije: no, esto
también tiene mucho componente subjetivo.
Entonces aquí viene mi componente subjetivo, de metido
en el tema. Empecé a ver un estudio que concluye: hombre,
no hagan más vías de montaña, de calzada única
en Colombia. Una calzada única en montaña no da
velocidad, mejor hagan dobles calzadas.
Y acabamos de tener una discusión bien importante en
Santander. Estaban pidiendo la vía esa Bucaramanga – Cúcuta,
por el Alto del Escorial, entonces les dijo el Ministro: cuesta
dos billones de pesos, y quedan lo mismo que con la actual, ¿no
será mejor hacer en la actual la doble calzada? Ojalá pudiéramos
avanzar mucho en dobles calzadas en estas carreteras de montaña,
para darle velocidad al comercio exterior.
Ministro, sobre los otros temas que le plantearon a usted, ¿qué nos
dice? Si quiere yo le voy haciendo unas preguntas que yo le anoté aquí.
Los dos tramos que faltan de doble calzada en la carretera
Buga – Buenaventura.
Ministro de Transporte, Andrés
Uriel Gallego: Bueno,
está contratado hasta Loboguerrero, y tenemos contratado
Alto Zaragoza – Triana, y Triana – Cisneros. En eso
tenemos contratos por 155 mil millones de pesos, en esos dos
segmentos.
Nos falta el segmento de Citronella – Alto Zaragoza,
que está trabajándose fase tres, que es de 15 kilómetros.
Y el tramo complejo, que es de Cisneros – Loboguerrero,
que es de 11 kilómetros y medio.
Tenemos disponibles 220 mil millones de
pesos. El estimativo nuestro es que para sacar esos dos tramos,
requerimos unos 60 – 65
mil millones de pesos, para completar la doble calzada. Con esa
partida, adicional a lo que tenemos todavía disponibles,
completaríamos la doble calzada Buga – Buenaventura.
Presidente, sobre ese tema entonces la respuesta”.