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22 de Febrero

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 25 AÑOS DEL FONDO NACIONAL DE GARANTÍAS

  • “El acceso al crédito, en un país cuyos sectores populares no lo tienen o dependen de la usura, se convierte, para la justicia social y la equidad, para la superación de la pobreza, en algo casi tan necesario como la educación”.
  • “No podemos opacar una ilusión: la ilusión de hacer en Colombia una gran revolución de inversión, una gran revolución de confianza, una gran revolución de crédito popular”.
  • “Si esta Patria nuestra es capaz de acompañar la Seguridad Democrática con objetivos sociales, como el de entregarles en este cuatrienio cinco millones de créditos populares a cinco millones de familias populares de la Patria, esta Patria nuestra puede encontrar caminos más acelerados de prosperidad, de bienestar, de felicidad”.

Bogotá, 22 feb (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante la celebración de los 25 años del Fondo Nacional de Garantías (FNG).

“Nos convoca esta tarde un nuevo aniversario del Fondo Nacional de Garantías: 25 años. Quiero felicitar a quienes lo concibieron. A los funcionarios de la administración del presidente (Julio César) Turbay, que hace 25 años identificaron ese necesidad de la Nación. A sus directores en todas las épocas. Al primero de ellos, el doctor Daniel Hernández Rojas. A quienes han venido introduciéndole mejoras.

No sólo me correspondió asistir a su nacimiento, como funcionario de esa administración, sino que en 1995, trece años más tarde, como Gobernador de Antioquia, creábamos el Fondo Regional de Garantías de Antioquia, con una participación del Fondo Nacional de Garantías. Aquí está con nosotros quien desde el momento de su creación ha dirigido el Fondo de Garantías de Antioquia, ejemplo de la expresión regional de este gran instrumento.

Quiero felicitar a sus actuales directivos. Quiero felicitar el proceso que han liderado de incorporar crecientemente al Fondo de Garantías el crédito popular de nuestra Patria. Ya el doctor Juan Carlos Durán decía como en el último cuatrienio logramos avanzar muchísimo en aquello de involucrar al Fondo Nacional de Garantías en el crédito popular, y como tenemos unas proyecciones muy ambiciosas para este cuatrienio. Quiero destacar que hace parte de una gran institucionalidad para hacer en Colombia una revolución de crédito popular, que llamamos, con esperanza, Banca de Oportunidades.

He tenido el privilegio de reunirme dos veces con el Premio Nobel Muhammad Yunus, primero en Medellín, cuando en nuestro primer Gobierno avanzábamos con las cajas de compensación en la promoción del microcrédito. Y después, hace unos pocos meses, en su visita a Bogotá. Le expliqué nuestra idea de Banca de Oportunidades, que él en principio la veía con dudas. Pero cuando, respondiendo a sus preguntas, le expliqué por qué tiene Colombia una institucionalidad que permite que el esquema de Banca de Oportunidades funcione, comprendió. Y se detuvo a hacerme indagaciones sobre el Fondo Nacional de Garantías. Y cuando le contesté todas las preguntas, me dijo que lo que había faltado en otros países, donde estaba fracasando el crédito popular, aun en América Latina, en nuestros vecinos, a pesar de toda la voluntad política de sus respectivos gobiernos, era la falta de instituciones, que en Colombia eran muy sólidas, como el Fondo Nacional de Garantías.

Nos aprestamos en estos tres años y medio de gobierno a cumplir una gran meta. En el primer gobierno logramos 1 millón 800 mil microcréditos. Logramos que la cartera de microempresarios pasara de 732 mil millones a más de 3 billones (de pesos). Nuestra meta en esta segunda oportunidad que generosamente nos han dado los colombianos, es entregar 5 millones de microcréditos. Cinco millones de nuevos créditos. Meta difícil. Hubo que luchar mucho para lograr 1 millón 800 mil nuevos créditos en el primer gobierno. Y la meta la hemos subido a cinco millones de nuevos créditos.

Los críticos de la globalización, como Stiglitz, dicen que el tema no es solamente de mercados, que el tema no es solamente de comercio, que el tema no es solamente de liberalización de capitales, que el tema no es solamente de discusión de roles de gobierno, sino que el tema también es de participación y de respuesta a la comunidad. El concepto nuestro de Banca de Oportunidades, con el apoyo de instituciones como el Fondo Nacional de Garantías, es un concepto de participación y de respuesta a la comunidad.

Muchos colombianos me preguntan: Presidente, ¿por qué el Banco de Oportunidades no es un nuevo banco? Entonces explíquenos qué es.

Les he contestado: Nada ganamos con un nuevo banco. El Banco Agrario ha tenido menos de 700 oficinas. El Banco Cafetero, recientemente vendido, tenía alrededor de 280. Un nuevo banco podría tener muy poca cobertura en Colombia, territorial y poblacional. No sería el instrumento indicado para llegarles a cinco millones de familias colombianas en cuatro años con crédito.

¿Entonces qué es? Consejo comunitario, tras consejo comunitario, en el diálogo permanente con los compatriotas, hemos explicado: es el compromiso de todo el sistema financiero de Colombia para volcarse a atender con crédito los sectores populares de la Nación. El acceso al crédito, en un país cuyos sectores populares no lo tienen o dependen de la usura, se convierte, para la justicia social y la equidad, para la superación de la pobreza, en algo casi tan necesario como la educación.

Cuando pensamos en ese esquema de Banca de Oportunidades, nos preguntamos: bueno, ¿y quiénes integran ese conjunto? ¿Quiénes serán los beneficiarios y cómo van a participar los diferentes actores? Lo integran los bancos públicos y privados de Colombia, las cooperativas, las Ong’s, que las hay y tan buenas en Colombia.

Cuando yo le contaba al Nobel de la Paz, Mohammad Yunus, ese gran universo de entidades sin ánimo de lucro que hay en Colombia al servicio del crédito popular, uno menciona cuatro o cinco y le llegan a la cabeza otras diez, y le llegan diez y aparecen otras cien, y en la enumeración uno incurre en vergonzosas omisiones, pero empieza uno por el Minuto de Dios, por el Banco Mundial de La mujer, por Actuar, por la Fundación Mario Santodomingo, por la Fundación Carvajal, y siga, y siga y siga, él dice: Es que esto no lo hemos tenido en otros países.

Y ahí entran en esa institucionalidad el Fondo Nacional de Garantías y los Fondos Regionales, y entran las Cámaras de Comercio y entran las Cajas de Compensación Familiar.

¿Y quiénes van a ser los beneficiarios? Los sectores de Colombia socialmente vulnerables y otros que, sin tener esa vulnerabilidad social, han tenido toda suerte de obstáculos para el acceso al crédito.

Socialmente vulnerables: desplazados, madres de Familias en Acción.

Y otros que, sin tener esa vulnerabilidad social, han sufrido cualquier clase de barreras que les impiden el acceso al crédito: por ejemplo, hace poco lanzamos Banca de Oportunidades para tenderos de Barranquilla. Se han defendido en su crédito de la usura. Hace poco lanzamos Banca de Oportunidades para egresados universitarios en Medellín. No les prestan. ¿Por qué? Porque son muy jóvenes, porque no tienen historia financiera.

Y así sucesivamente encontramos una serie de sectores en Colombia que pertenecen a uno u otro universo. Historias de exclusiones sociales o historias de barreras de acceso al crédito.

¿Qué tareas tienen que cumplir las diferentes instituciones de Banca de Oportunidades? Una pregunta. Y una segunda: ¿Qué está haciendo el Gobierno para apoyar?

La primera pregunta: en Banca de Oportunidades hay que seleccionar beneficiarios, preferiblemente de grupos sociales organizados. Un grupo social organizado: asociaciones de mujeres cabeza de familia, asociaciones de mujeres en Familias en Acción. ¿Por qué nuestra preferencia por los grupos sociales organizados? Porque el hábito de la organización social anticipa el cumplimiento en las obligaciones con el crédito. Todo indica que el capital social que se construye en la organización social, es un gran generador de cumplimiento en el crédito.

¿Quién los escoge? Entidades públicas, privadas. Hasta ahora los hemos seleccionado con Acción Social de la Presidencia, con el Sena. Pero pueden contribuir a la escogencia Cámaras de Comercio. Y quiero abrir un paréntesis para agradecer toda esa integración que hemos tenido con la Cámara de Comercio de Bogotá, procurando proveer de crédito a los medianos y pequeños empresarios de Bogotá, que ha sido un ejemplo. Y con muchas Cámaras de Comercio del país. Los puede escoger el Minuto de Dios, los puede escoger una alcaldía, una gobernación, una fundación del sector privado, una entidad privada de la economía ordinaria.

Segundo: hay que darles una mínima capacitación. ¿Quién capacita? El Sena. Cualquiera de las entidades capacitadoras en Colombia.

Tercero: hay que presentarlos al Banco. Una presentación que no es avalarlos. Es una especie de garantía operativa. Los banqueros me han dicho en Colombia, en todo el país, que sienten más confianza cuando un microempresario llega a su oficina acompañado de una entidad seria, así esa entidad seria solamente lo presente y no lo avale, que cuando llega solo.

Entonces si los tenderos de Barranquilla llegan a un banco acompañados por Fenalco, acompañados por el Sena, acompañados por la Fundación Mario Santodomingo, así esas entidades que acompañan no se conviertan en fiadores de esos tenderos, de todos modos el banquero, al conocer la compañía, siente más confianza para otorgar el crédito.

Pero el acompañamiento no puede durar solamente hasta el otorgamiento del crédito. Tiene que ir durante todo el proceso, durante todo el período en que el nuevo deudor deba, hasta que se cancele el crédito.

Cumplidas esas tareas por cada una de las instituciones, tiene que funcionar, y bien. Esto tiene costos, que hay que remunerar, e incentivos que hay que dar.

De los recursos de venta del Banco del Café, llevamos al presupuesto de la Nación 120 mil millones para empezar a apoyar Banca de Oportunidades. Le he sugerido a la Junta de Banca de Oportunidades que es muy importante apoyar un gran soporte tecnológico y también remunerar costos.

Si la Corporación Cívica de Nariño incurre en unos costos por acompañar y preparar microempresarios, yo creo que la Junta Nacional de Banca de Oportunidades pueda remunerarlos, con cargo a ese presupuesto.

Segundo: esto está conectado con la bancarización, que es un gran paso formalización de la economía. La reciente reforma tributaria se erige en uno de los estatutos tributarios más importantes del mundo para generar confianza inversionista. Colombia tiene que divulgarla. Todavía los empresarios del mundo miran, con una enorme curiosidad, casi que sin creer, que Colombia tenga hoy esas normas tan atractivas de la inversión.

Pero hicimos otra cosa: está vigente un artículo de la ley tributaria, que le introdujo modificaciones al Cuatro por Mil: a los contribuyentes se les va a devolver un punto del Cuatro por Mil.

Y para estimular el acceso a Banca de Oportunidades, se define que las cuentas de ahorro que tengan movimientos mensuales este año, hasta más o menos de siete millones de pesos, por esos movimientos mensuales hasta ese techo no pagarán Cuatro por Mil. Creo que es un gran estímulo a la bancarización, a la formalización, a través del acceso de nuestros compatriotas a Banca de Oportunidades.

Tercero: hemos tenido una constructiva discusión con el sector financiero. Yo he creído que es muy importante la concertación social con el sector financiero, para no permitir que Colombia llegue a uno de dos extremos: aquel extremo en el cual se da una contradicción antagónica, insuperable, entre el sector financiero y la sociedad, o aquel otro extremo en el cual la intervención estatal aniquila las posibilidades de expansión del sector financiero. Creo que lo que equilibra, para evitar llegar a cualquiera de esos extremos, es un proceso ininterrumpido de concertación social, permanentemente, con el sector financiero.

El Gobierno ha aceptado que la Superintendencia Financiera modifique las certificaciones de usura. Pero el Gobierno no encuentra posibilidades políticas de eliminar los techos de usura. Seguramente en el futuro la evolución financiera del país lo permita. Hoy no hay esas condiciones.

Pero creo que lo que hemos acordado va por buen camino. Por ejemplo, el microcrédito tiene una certificación de usura alrededor del 32. Y proponemos que esté estable por lo menos un año. Ojalá pudiera ser estable muchos años.

La comisión que era del 7 y medio, pensábamos eliminarla, pero no se puede. Se reduce. Eso ayuda a remunerar el crédito popular, que es costoso. Costoso por los elementos naturales de administración financiera y por lo nuevos que hay que incorporar, como la capacitación y el acompañamiento.

Y el Gobierno ha asumido tranquilamente, por mi conducto, en todo el país, la responsabilidad política de explicar por qué ese costo. Y cuando los colombianos comparan lo que les cuesta estar en la usura, frente a este costo, los colombianos empiezan a aceptar que el Gobierno ha debido, para impulsar el crédito popular, tomar estas decisiones.

Hemos expedido dos decretos, que han sido criticados, razonablemente. Se han realizado una serie de audiencias de concertación en los últimos días. El nuevo proyecto de decreto ha estado exhibido en la página de internet de la Superintendencia Financiera en los últimos días. Y confío que ya lo podamos expedir y que eso le dé tranquilidad a todo el mundo para que siga este gran proceso.

Seguiremos, pues, trabajando con instituciones tan importantes como las cooperativas, la banca privada, la banca pública y el Fondo Nacional de Garantías, para cumplir estos propósitos.

Hoy veíamos en San Vicente del Caguán lo siguiente:

Cuando el Gobierno Nacional empezó en el 2002, la cartera del Banco Agrario en el Caquetá era de 14 mil millones de pesos. Hoy es de 77 mil. Un brinquito de 14 mil a 77 mil millones de pesos. En San Vicente del Caguán era de 700 millones de pesos. Hoy es de más de 20 mil. Y la cartera tiene buen comportamiento. Como baja es la siniestralidad del Fondo Nacional de Garantías, que nos lo acaba de demostrar el doctor Durán.

¿Pero qué me pedían en San Vicente del Caguán hoy? Más y más crédito. Más y más presencia de los bancos y de Banco Agrario.

Yo tengo mucha confianza que la medida que tomó el Gobierno, de aprobar los corresponsales no bancarios, va a ayudar mucho. Uno lo mira solamente en el Banco Agrario, con 700 oficinas: una gran dificultad para crecer. Municipio colombiano donde llega el Gobierno, le piden a uno más Banco Agrario.

Pero tengo mucha fe que vamos a poder responder con el esquema de corresponsales no bancarios. Y de manera muy elemental, hemos venido conversando con los colombianos sobre el corresponsal no bancario. El Banco Agrario ya tiene 30. Aspiramos que este año tenga 600.

Yo les digo a mis compatriotas: miren, había una sede vieja, muy costosa. El corresponsal no bancario es la sede nueva, menos costosa. La sede vieja costaba mucha plata: compre o alquile la oficina, remodélela o constrúyala, llévele los muebles, cómprele los cuadros, los tapetes, el escritorio. Y era muy difícil la comunicación. La nueva sede del corresponsal no bancario es una casetica humilde, pero con una gran fortaleza en comunicaciones.

Fue emocionante el 24 de diciembre en Puerto Santander, al norte de Cúcuta, al pasar el día de Navidad con los soldados y policías de la Patria acantonados allí, mirar cómo empezaba a funcionar el corresponsal no bancario del Banco Agrario en una tienda, una casetica al interior de la tienda. Y el tendero lo maneja.

Y entonces la gente no creía, y se entregaron los primeros créditos, y se les entregaron abonados en una cuenta de ahorros y con la tarjeta débito, y comenzaron a sacar plata, y eso a funcionar bien. Y no se necesita el helicóptero que lleve la remesa, sino que funciona con el circulante de la misma tienda.

Pero necesitamos llenar el país de corresponsales no bancarios. Empiece, Carlos Moya (Director de la Banca de Oportunidades) por San Vicente del Caguán. Póngale uno a cada vereda. Y aquí veo a algunos banqueros que nos pueden ayudar. Esto no lo puede hacer solamente el Banco Agrario. La banca privada nos tiene que ayudar.

Hace dos días recibí al Presidente Mundial del Citi Group. Me dijo: Llevamos 78 años en Colombia, y nunca el Presidente Mundial del Citi Group había visitado a Colombia. Vino muy entusiasmado, y me habló de no sé cuántos millones de nuevas inversiones en Colombia.

Yo le digo a la doctora Alicia Arango: inversionista que pida cita, désela, cualquier cosa hago yo para atenderla. Pero si están aburridos en otra parte y les sobra una platica, y si están entusiasmados por Colombia, no los podemos dejar pasar por aquí sin que inviertan.

Entonces le dije al Presidente del Citi Group: usted nos tiene que ayudar es con una cosa. Stiglitz dice que la internacionalización de la banca ha sido mala para la empresa local, que porque solamente financia a las transnacionales. Ayúdenos para mostrar que el crecimiento del Citi Group en Colombia va ser social.

Se comprometió conmigo: que va a instalar en Colombia, para ayudar con Banca de Oportunidades, mil corresponsales no bancarios. Yo creo que podemos hacer una revolución. Colombia tiene la institucionalidad.

No puedo ocultarles que llego a este acto, después de regresar de San Vicente del Caguán, atribulado, por la noticia del ex Director del DAS. Tengo que asumir mis responsabilidades ante el país, pero tampoco podemos opacar una ilusión: la ilusión de hacer en Colombia una gran revolución de inversión, una gran revolución de confianza, una gran revolución de crédito popular.

Si esta Patria nuestra es capaz de sostener establemente en el tiempo lo que logró el año pasado (unos flujos de inversión ya en el 25 por ciento del PIB y el sector privado con el 19), si esta Patria nuestra es capaz de acompañar la Seguridad Democrática con objetivos sociales, como el de entregar en este cuatrienio cinco millones de créditos populares a cinco millones de familias populares de la Patria, esta Patria nuestra puede encontrar caminos más acelerados de prosperidad, de bienestar, de felicidad.

Muchas gracias, Juan Carlos (Durán), a usted y a todos sus compañeros. Y que sigan teniendo todo el éxito en el Fondo Nacional de Garantías”.

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