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23 de Febrero

PALABRAS DE CÉSAR MAURICIO VELÁSQUEZ AL POSESIONARSE COMO SECRETARIO DE PRENSA DE LA PRESIDENCIA

Bogotá, 23 feb (SNE). Las siguientes son las palabras del comunicador y periodista César Mauricio Velásquez, al posesionarse este viernes, ante el presidente Álvaro Uribe Vélez, como nuevo Secretario de Información y Prensa de la Presidencia de la República.

“Muy feliz al participar en este momento en mi posesión. Agradezco infinitamente a todos los amigos, amigas, colegas, familiares, tantas, tantas personas tan queridas, que en distintos momentos de la vida me han servido, me han ayudado, me han orientado.

Quisiera saludarlos, como lo hice ahora, de mano a cada uno, esta vez con nombre propio. Pero por razones de tiempo, al ritmo del Gobierno del Presidente Uribe, no hay tiempo para eso.

Quería solamente exponer tres ideas, reflexiones que he escuchado también del señor Presidente, a la hora de asumir este cargo.

Asumo este cargo con la firme convicción en los principios éticos y políticos que desde el inicio de su vida pública han orientado al Presidente Álvaro Uribe Vélez. Su talante democrático, apertura al sano debate de las ideas y su preocupación constante por el bien común, me han llevado a dejar la vida académica para estar al frente de la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de la República. ¡Qué responsabilidad tan grande y qué buena oportunidad de servirle a la Patria!

Desde esta Secretaría es importante propender para que las relaciones entre el gobierno, el poder y la prensa sean honestas y transparentes. Debemos ayudar a dignificar el periodismo como un baluarte de la democracia. En regímenes totalitarios el dictador de turno controla los canales de información y sus contenidos, pero en una democracia como la nuestra el Presidente Uribe ha defendido los principios de nuestra Constitución, que contempla: No habrá censura.

Esto no quiere decir que la libertad de prensa sea un principio absoluto, es decir, que en aras de esa libertad los periodistas difundan cualquier noticia sin confrontar versiones, sin analizar y sin asumir responsablemente el contenido de sus publicaciones o emisiones. Si la información de los medios es veraz, responsable y equilibrada, sin ninguna duda va a aguantar y a resistir cualquier examen.

En una contienda política como la actual, influida por toda clase de intereses, la prensa no puede estar al vaivén de la ofensa y la calumnia o valerse de su poder para contaminar la opinión pública. La prensa debe estar vigilante, pero no atizando; guardián, pero no condenando. Los medios se apartan de su misión cuando pretenden suplantar a los tribunales de justicia.

La prensa, por ejemplo, debe impulsar el trabajo de la justicia, velar para que las investigaciones avancen y lleguen a coherentes decisiones. Así lo ha planteado en diferentes escenarios el Gobierno. Todos los organismos del Estado están de puertas abiertas al servicio de la prensa. Nada que contribuya al desarrollo de la Patria debe estar oculto. Y por el contrario, todo lo que está abierto, a disposición, a discernimiento de la prensa, contribuye al fortalecimiento de la democracia.

Los colombianos se benefician más con una información política escéptica ante el poder político que con una prensa cómplice. Una prensa que ejerce su función de perro guardián del gobierno, del poder público, como aseguran los ingleses, es salvaguarda contra los abusos de poder y garantía para desenmascarar comportamientos fraudulentos de personas públicas. La prensa, la prensa colombiana, hoy más que nunca, con mayor libertad, con mayores posibilidades de acceso a las fuentes de información, debe ayudar también al gobierno y a fortalecer la democracia desde sus investigaciones, desde esa vigilancia.

Aquí radica la misión de la prensa, y para alcanzar este logro requiere de periodistas profesionales, rigurosos e independientes. La prensa debe ser un contra poder, no un poder más que se confunde con intereses políticos o económicos de grupos. La prensa debe estar de cara a la sociedad, al bien común, y alertar sobre lo que no va bien para la sociedad. La prensa en una democracia no puede callar.

La vigencia plena de la libertad de prensa, característica de nuestro régimen democrático, no descarta la posibilidad de que los propios medios de comunicación hagan la adecuada evaluación sobre su responsabilidad en los momentos de dificultades institucionales.

Los deberes de verificación y ponderación de la información suministrada por terceros no pueden pasar desapercibidos, por ejemplo, en momentos en que los medios de comunicación prácticamente admiten como verdad aquella proliferación inusitada de versiones, de todo carácter, cargadas de imputaciones delictuosas contra los ciudadanos.

La responsabilidad de la prensa en el manejo de este tipo de situaciones es el mejor aporte que podemos hacer al ejercicio de la libertad de expresión, pues no encontramos procedente el retorno a épocas pretéritas, como en el año 1992, cuando un decreto de excepción, inclusive respaldado por la Corte Constitucional, impuso serias restricciones al trabajo informativo de los medios de comunicación para evitar que pasaran a convertirse en factores de agravamiento de la situación de anormalidad institucional.

Amigos y amigas, señor Presidente: asumo este cargo con todo mi empeño profesional, fiel a los principios democráticos que usted, como Presidente, ha fortalecido. Aquí, con el equipo humano de periodistas, camarógrafos, fotógrafos, editores y asistentes, con todos ellos, estamos dispuestos a servir, a servir y a servir.

Muchas gracias”.

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