PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL CONDECORAR DE MANERA PÓSTUMA A PEDRO
CASTRO
Barranquilla, 25 jul (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al condecorar de manera
póstuma con la Cruz de Boyacá a Pedro Castro Monsavo,
fallecido hace 40 años, y a su esposa Paulina de Castro,
quien actualmente cuenta con 96 años de vida.
“Hace 40 años falleció Pedro Castro Monsalvo
y el país todavía lo recuerda con nostalgia. Lo quisiera
tener presente en los retos de la Colombia del ahora. Gobernador
en dos ocasiones del Magdalena Grande, antes de dividirse para
conformar el departamento del Cesar. Senador de la República,
Ministro de Correos y Telégrafos, Ministro de Agricultura.
Hijo de doña Rosa Monsalvo de Castro, considerada por el
folclorólogo, compositor e intelectual Tomás Darío
Gutiérrez, como una líder innata de Valledupar, a
raíz de su recia personalidad.
Dice Gutiérrez: “Le gustaban mucho la política,
las peleas de gallos, la ganadería, y lo que decía
y mandaba era palabra sagrada en el Valle”. Múltiples
son los cantos vallenatos que mencionan de manera entusiasta el
nombre de Pedro Castro, algunos dedicados totalmente a él:
Compae Chipuco, José María Chema Gómez dice: “Viajando
para Fonseca, yo me detuve en Valledupar, y allí en la plaza
me encontré con un viejito conversón, y al pasar
le pregunté: oiga compae, ¿cómo se llama usted?
Me llaman Compae Chipuco y vivo a orillas del río Cesar.
Soy vallenato de verdad, no creo en cuentos, no creo en nada, solamente
en Pedro Castro, el Santo Ecce Homo, Alfonso López y nada
más”.
Su estirpe de patriarca ancestral lo convirtió en amigo
de sus gentes, consejero y referente obligado de lo que muchos
intelectuales de la región y del país llamaban el “ser
vallenato”. Vallenato por excelencia, que se propuso sacar
del atraso a su ciudad natal. Descendiente de doña Concepción
Loperena de Fernández de Castro, hija de españoles,
bien acaudalada, que no vaciló en abrazar la causa de la
independencia de Colombia, obligando a proclamarla, jugándose
su patrimonio y su libertad. Tanto Bolívar como Santander,
reconocieron los servicios a la causa, con ocasión de su
muerte, y la honraron con toda clase de títulos.
Pedro Castro, empresario nato, dotado de un gran sentido práctico,
contrajo matrimonio con doña Paulina Mejía. Juntos
construyeron una gran obra al servicio de toda la comunidad cesarense.
En los rincones de las sabanas, en la época luchando contra
lo casi salvaje, con todos los riesgos y todas las dificultades.
Tenía una gran propensión a la política.
Venía de una élite que había conocido a Bolívar
y recordaba al doctor Próspero Reverend, a quien se consultaba
por todos sus menesteres. Pedro Castro conoció las regiones
de la patria. Para todas tenía un diagnóstico y una
receta. Su obsesión era redimir la provincia. Se propuso,
con sus amigos, devolverle una conciencia nacional a su ciudad
natal.
Propició la construcción de los primeros carreteables,
que le abrieron el camino del río a Valledupar. Le brindaron
trabajo a quienes estaban reducidos a cuidar el ganado. Entre los
primeros en popularizar la música vernácula, al vallenato
que ha acabado por identificarse como el son colombiano entre los
aires tropicales.
Formó parte del gabinete ministerial. Y doña Paulina,
muchas veces de la Dirección Nacional Liberal. Escalona,
en uno de sus versos, a raíz de la muerte de Pedro Castro,
dijo: “Es lo más grande que el Valle ha tenido”.
Dios sabe a qué alturas habría llegado como vocero
de la Costa y dirigente de su partido, si lo hubiéramos
tenido a lo largo de estos 40 años de ausencia.
Empezaba a interesarse en todas las técnicas de la agricultura
moderna. El ex presidente Alfonso López Michelsen, fallecido
hace pocos días, sobre Pedro Castro, dijo: “Más
de una vez en el curso de mi vida, me ha asaltado la convicción
de que lo poco que llegué a hacer, no sólo en la
República sino en la provincia del Cesar, le he debido corresponder
a Pedro Castro, a cuya sombra se desarrolló mi labor, cuando
un visionario de su talla desapareció del escenario nacional”.
Doña Paulina, en la existencia de Pedro Castro, hombro
a hombro con él, forjó mucho de lo que hoy disfruta
su tierra. Representante de Colombia ante la FAO, Embajadora ad-honorem
para coordinar la política internacional colombiana ante
los organismos de Naciones Unidas en Europa. Gobernadora del Cesar,
co-fundadora del Festival de la Leyenda Vallenata. Tantas veces
sirviendo al liberalismo con su ánimo patriótico.
Tantas veces, en todas las ocasiones de su vida, dispuesta al servicio
de la patria.
Se ha sentido menos la ausencia de Pedro Castro Monsalvo en los últimos
40 años de la vida nacional, porque él parece que
le hubiera encargado a doña Paulina continuar esa llama
encendida de fervor por Colombia.
Personalmente tengo una gratitud: cuando me proponía aspirar
a la Presidencia de la República, con un discurso de seguridad
que había tenido poco éxito en el electorado de Colombia,
vine a Barranquilla y encontré en doña Paulina Mejía
de Castro Monsalvo un gran apoyo.
Buena parte de aquello que habíamos podido hacer en estos
años de trabajo lleno de amor por la patria, lo debo al
apoyo que colombianos de toda la credibilidad pública, como
doña Paulina Mejía de Castro Monsalvo, dieron a esa
causa que empezábamos en los años 1999-2000.
Muy querida familia Castro Mejía: no son muchas las familias
colombianas que pueden exhibir la Cruz de Boyacá en el papá y
en la mamá. Pero no hay una sola familia colombiana que
pueda decir que tiene la Cruz de Boyacá sin mérito.
Ustedes tienen hoy la Cruz de Boyacá en el papá y
en la mamá, porque ellos procedieron, han procedido, como
papás y mamás de la patria. Queriendo a la patria
y luchando por el bien de la patria en todos los momentos.
Por eso me honra mucho, 40 años después del fallecimiento
de don Pedro Castro Monsalvo, entregar a doña Paulina la
Orden de Boyacá de manera póstuma.
Y me honra mucho entregar a doña Paulina Mejía de
Castro Monsalvo, hoy en sus 96 años de edad, aquí en
presencia de su familia, de las autoridades, de sus amigos, entregarle
la Cruz de Boyacá, la que creara El Libertador para distinguir
a los mejores hijos de la República.
Doña Paulina, muchas gracias, por todo lo que ha hecho
por Colombia”. |