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8 de junio
DISCURSO DEL EX PRESIDENTE BILL CLINTON AL RECIBIR EL PREMIO “COLOMBIA ES PASIÓN”

“Señor Presidente, damas y caballeros, les pido disculpas. Como pueden escuchar, estoy un poco ronco. Es la temporada de alergias en Nueva York y yo soy susceptible.

También quiero expresar mi agradecimiento al ex Embajador y Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Moreno, por estar aquí, y a la señora Embajadora. Gracias a todos los Ministros y miembros del Gobierno colombiano y a los miembros del sector empresarial y de la sociedad.

También quisiera expresar, señor Presidente, que estoy muy agradecido de que mi amigo de la infancia, mi primer Jefe de Personal (Chief of Staff) y mi enviado especial a las Américas, Mack McLarty, esté aquí conmigo esta noche, y le doy a él gracias por venir.

Para mí es un honor estar aquí y aceptar este galardón. Y sé, por supuesto, que este galardón me lo entregan como resultado de mi última visita a Colombia para la celebración de los 80 años de Gabriel García Márquez, el 40 aniversario de “Cien Años de Soledad”, y los 20 años de su Premio Nobel. Y también con el trasfondo del debate que se está llevando a cabo en Washington en estos momentos sobre el asunto del Tratado de Libre Comercio y también otros asuntos sobre los cuales la gente ha expresado su preocupación.

Ya escucharon al Presidente decir que hay mucho que hacer si algún maestro, sindicalista o defensor de los derechos humanos es asesinado injustamente. Muchas veces leo o escucho las políticas que se discuten actualmente con una perspectiva diferente. Quizás sea porque ya no me puedo postular para ningún otro cargo.

Pero creo que es importante primeramente tener claros los hechos, y luego que estos hechos sean vistos en términos del contexto más amplio y la trayectoria, en este caso la trayectoria que sigue Colombia. No nos olvidemos –y quiero decir esto a los norteamericanos–, que en el año 2000, cuando pasamos el Plan Colombia con un amplio apoyo bipartidista, lo hicimos, bajo el mando de su predecesor, porque Colombia era la democracia más antigua de Latinoamérica, un aliado de los Estados Unidos en la guerra contra el narcotráfico, y en esos momentos se enfrentaba a una situación que, hasta donde sepa, no enfrentaba ninguna otra democracia estable en el mundo.

La tercera parte del territorio colombiano estaba bajo el control de narcotraficantes, o sus partidarios guerrilleros, o los paramilitares que se habían organizado en contra de éstos. Los tres grupos hacían cosas ilegales, asesinas y terribles. Nadie niega esto, pero es muy importante recordar cómo comenzó todo esto.

Su predecesor perdió a un miembro de su familia por la violencia. A su propio padre lo mataron debido a la violencia. Y toda esta gente que quiere decir algo acerca de la violencia debe saber que es muy probable que el 50 por ciento de las personas a quienes ellos se dirijan para darles un sermón, tiene un familiar o alguien cercano que ha sido asesinado o secuestrado.

Como saben y como vieron en las fotos, yo fui muy impactado por los Niños del Vallenato, y me encanta verlos y escucharlos y hay una fotografía mía en el aeropuerto. Eso fue el 27 de junio del 2002, cuando usted, señor Presidente, ya había sido electo pero aún no se había posesionado. Y los niños me dieron un brazalete colombiano de bienvenida, que hasta el día de hoy llevo puesto. Ya son casi cinco años. En un par de semanas se cumplen los cinco años. Y hago esto para recordarme a mí mismo que estos niños me los presentó una Ministra de Cultura que también fue asesinada por la violencia en Colombia.

Por lo tanto, aquellos que tratamos de ayudar y aquellos que queremos ver el progreso continuo, tenemos la obligación con nuestros amigos en Colombia de entender lo que ellos han pasado y de expresar un poquito de humildad ante un pueblo que ya ha perdido tanto y que está trabajando arduamente para construir un mañana mejor.

Desde que usted llegó al cargo, señor Presidente, la violencia ha disminuido y la economía ha crecido, y francamente me encanta que me haya dado a mí el crédito por el turismo, pero creo que el hecho de que la violencia haya disminuido y la economía haya crecido, tiene mucho más que ver con el turismo que cualquier cosa que yo haya dicho.

Digo esto porque en Washington se ha desatado un debate general acerca de la política de comercio. Todas las naciones ricas tienen que enfrentarse al hecho de que la economía global es una bendición a medias, tanto para ellas como para los países en vías de desarrollo. La mitad de la población mundial todavía tiene que vivir con menos de dos dólares al día. Y casi ningún tratado de comercio podrá ayudar a esta gente, a no ser que venga acompañado de mejores políticas de desarrollo social.

En los países ricos, muchos en el mundo están descubriendo que los salarios medios, los de la mitad, permanecen fijos y estancados, sin importar cuánto crecimiento tengan. Esto es lo que ha sucedido en los últimos seis años en los Estados Unidos. Hemos tenido seis años de crecimiento económico, con salarios estancados. Más personas que han caído por debajo del umbral de la pobreza a pesar de tener empleo.

Por lo tanto, gran parte de este debate sobre el comercio hay que verlo en este contexto, y no tiene nada que ver con los detalles de lo que se desarrolla aquí. Nosotros estamos tratando de descifrar una mezcla de políticas que le permita a los Estados Unidos extenderle una mano al resto del mundo, ser un buen vecino, ser un socio económico, y crecer y seguir adelante juntos. Todo esto es como un enigma que tenemos que descifrar.

Y estamos en eso. Al igual que aquí, en Colombia las prioridades de ustedes son la seguridad, el crecimiento y la misión social. Eso es en lo que todos estamos. Entonces, a medida que todo esto se va desarrollando, creo que lo único que diría es: debemos recordar que somos amigos, debemos recordar que queremos compartir un futuro en común, debemos recordar que por primera vez en más de tres décadas hay presencia de las fuerzas de seguridad que representan al Gobierno electo colombiano en cada municipio del país. Por primera vez en más de treinta años.

Hay que recordar lo que se ha logrado. Y luego tenemos que ser honestos en cuanto a la problemática que persiste y tenemos que ver cómo hacerlo mejor. Tal es la naturaleza de la política. En los Estados Unidos, nuestros próceres nos legaron una misión interesante. Nos dijeron que nuestra misión eterna es forjar una unión más perfecta. Cuando expresaron esto al final del Siglo XVIII, en el idioma inglés esto se puede expresar así: nunca seremos perfectos, pero siempre podremos ser mejores de lo que somos.

La única manera de seguir siendo amigos es si se profundiza más la amistad. Por lo tanto, trabajemos juntos, hagamos nuestra unión más perfecta.

Honremos el sacrificio de todos aquellos que murieron, los inocentes en Colombia, aquellos que aún se encuentran secuestrados, y que usted, señor Presidente, trata de liberar, entre los cuales se encuentran tres norteamericanos, Ingrid Betancourt, con su doble ciudadanía, y sus ciudadanos colombianos. Gracias por el coraje que tuvo al liberar a esos guerrilleros de las Farc, y los esfuerzos que tuvo que hacer para lograrlo. Aprecio eso mucho.

Continuemos el diálogo con el Congreso, trabajemos todos estos asuntos, pero hagámoslo con un espíritu de convicción de que tenemos un futuro en común, y con un apoyo absoluto por el hecho de que nuestro vecino en Latinoamérica, nuestro vecino con la democracia más antigua, Colombia, en siete cortos años ha pasado de tener el 30 por ciento de su territorio en manos de fuerzas foráneas a ver más de 40 mil guerrilleros y paramilitares derechistas entregar sus armas y reintegrarse a la sociedad civil, y ver a cada ciudad con la presencia de las fuerzas de seguridad representando al Gobierno democráticamente electo.

Debemos apreciar de dónde venimos a medida que forjamos un mañana mejor. Muchas gracias y Dios los bendiga a todos”.

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