INTRODUCCIÓN
DEL PRESIDENTE URIBE AL CONVERSATORIO CON LÍDERES CÍVICOS
DE NUEVA YORK
Nueva York, 9 jun (SNE). Con las siguientes
palabras el presidente Álvaro
Uribe Vélez introdujo el conversatorio que sostuvo este
sábado con líderes cívicos y comunidad colombiana
residente en Nueva York.
“Un saludo lleno de afecto, lleno de gratitud, a ustedes.
Quisiera poderles transmitir en las palabras lo que se siente
en el corazón cuando uno se encuentra con ustedes. Les
doy gracias a ustedes por lo bien que hacen quedar a Colombia.
En los periódicos salen las malas noticias, pero en el
sentir popular navegan tranquilas las cosas buenas.
Con quien quiera que yo hablo en los Estados Unidos me dicen:
los colombianos son los mejores trabajadores. Los colombianos
son los más imaginativos. Los colombianos son los más
cumplidos. Los colombianos son los más esforzados. Los
colombianos son los más alegres. Hacen sacrificios excesivos
y no pierden la espontaneidad. Eso es muy bello. Un pueblo con
la tragedia del pueblo nuestro debería ser un pueblo furioso
y amargado, pero es una comunidad alegre y espontánea.
Los felicito. Los felicito porque es lo que uno le oye decir
a todo el mundo sin excepción.
Me parece conveniente, como un tributo a la democracia, leer
el papel que distribuyeron aquí. Y con todo respeto por
las personas, contestar punto a punto, brevemente. El país
tiene que vivir en permanente discusión, en tranquilo
análisis. ¿Cuál es el primer punto?
Cónsul de Colombia en Nueva York, Francisco Noguera:
En primer lugar, la carta está fechada en abril 23 de
2007. Está dirigida a la congresista Nancy Pelosi, vocera
de la Cámara; el congresista Charles Rangel, presidente
del Comité de Medios y Arbitrios; el congresista Sander
Levin, presidente del subcomité de Comercio.
Presidente de Colombia: Al grano. ¿Qué es lo que
dice?
Cónsul de Colombia en Nueva York, Francisco Noguera:
Dice: “Les dirigimos esta carta abierta a ustedes, como
líderes de la mayoría demócrata del Congreso.
Los instamos a votar negativamente la propuesta de Tratado de
Libre Comercio que está siendo considerado junto con su
ayuda militar a Colombia. Existen positivos acuerdos comerciales
entre países, pero este tratado no es bueno ni para el
pueblo de Estados Unidos ni para el de Colombia. Abundan razones
para rechazarlo. El TLC aumentaría la disponibilidad de
las drogas en las calles de Estados Unidos y perjudicaría
la agricultura colombiana, destruyendo la autosuficiencia alimentaria
del país, el aumento de las importaciones colombianas
de alimentos de Estados Unidos, empujaría a los campesinos
al cultivo de productos ilícitos. Cosechar coca y amapola
sería la única alternativa económicamente
viable para muchos campesinos y trabajadores rurales honestos”.
Esa es la primera afirmación.
Presidente de Colombia: Sí. Entonces voy a tratar de
ser breve en esta respuesta, para que la miremos una a una.
Primero: los tratados no quedan como uno quiere. Son acuerdos
de las dos partes. Y esos acuerdos son una cesión parcial
y recíproca de aspiraciones. Uno tiene que ceder en sus
aspiraciones, el otro tiene que ceder en sus aspiraciones. Es
lo primero que reconozco.
Veamos la agricultura. Hay unos cultivos en los cuales nosotros
tenemos presente y futuro. Otros que por nuestra localización
geográfica, nuestros climas, nuestras lluvias, nuestros
suelos, no.
Veamos positivos y negativos. El tratado, por ejemplo, nos elimina
todas las barreras para poder traer café con todos los
niveles de industrialización: un reclamo histórico
de Colombia. Esto es muy importante. Nosotros le vemos al café gran
futuro en la medida que sea café orgánico, café especial.
En todos esos cultivos de tardío rendimiento tenemos
mucho futuro. Por ejemplo, y esto es bueno tenerlo en cuenta
para lo que les voy a decir: el 51 por ciento del territorio
del país está todavía en selva. La última
Ley Forestal dice: no podemos tumbar la selva para cambiar de
uso de suelo. Quienes han destruido la selva son quienes siembran
droga. Cortan para sembrar droga. Ahí estamos bregando
a trabajar con Familias Guardabosques. Ya tenemos 50 mil. Familias
que reciben un pago del Gobierno por cuidar la selva, no tumbarla,
mantenerla libre de droga. Naciones Unidas las supervisa. Lo
que necesitamos es muchas más Familias Guardabosques.
En todo el país me piden es Familias Guardabosques, por
donde quiera que voy.
Madera. Nosotros hemos introducido una serie de incentivos tributarios
muy importantes para invertir en Colombia. El país tiene
un gran potencial maderero. Chile exporta tres mil millones de
dólares al año en madera y derivados. Nosotros
no. Una hectárea de Chile produce 12 – 13 metros
cúbicos de madera al año. En Colombia 25 metros
cúbicos.
El Congreso nos aprobó la exención a la madera,
a los aserríos, y hoy empieza ya a hacerse mucha inversión
de madera en Colombia. Las cosas toman tiempo. El capital es
arisco. Esos incentivos se introdujeron en el 2002, en el 2003,
y apenas empiezan a producir resultados. El día antes
de partir a Washington, recibí unos inversionistas de
los Estados Unidos, de Canadá y de Europa para hacer inversiones
en madera en Colombia.
A mí me han dicho que Colombia, por su posición
geográfica, por sus suelos, etcétera, es un gran
origen para proveer el mercado centroamericano, México
(que tiene un gran faltante de madera), aun los Estados Unidos
y el Caribe. Y desarrollar una gran industria maderera. Es bueno
el tratado para eso.
Cacao. Lo mismo.
Palma africana. Excelente, por el tema de biodiesel.
Había mucho temor antes en el azúcar. Ahora con
la conversión en el mundo de cultivos de caña y
de fuentes de azúcar como la remolacha a la producción
de alcohol carburante, de etanol, el azúcar comienza a
tener una gran posibilidad.
Hace cuatro años si a mí me hubieran preguntado
si sembramos una hectárea más de caña en
Colombia, les hubiera dicho que no. Hoy hemos hecho mucho allá en
etanol. El país no producía un litro. Hoy produce
un millón 200 mil. Hay 10 proyectos sembrados, en instalación.
El país no producía biodiesel. Ya está produciendo
los primeros 50 mil litros y parte de esos 10 proyectos son de
biodiesel. Hace cuatro años hubiera dicho: no siembren
caña. Hoy, toda la que puedan sembrar para producir etanol.
El mundo está en una necesidad. En esos cultivos de tardío
rendimiento veo ventajas, en todos, en el TLC.
Riesgos. Maíz. Sí, hemos visto un riesgo en maíz.
En esto hay que procurar hablar con toda la verdad.
Hay un libro sobre el presidente Fidel Castro. Lo leí con
mucho interés. Lo leí hace muchos años.
Tenía todavía este pelo negro. El autor es un periodista
norteamericano de familia china. Y fue a Cuba y le dijo: “Oiga,
presidente Castro, ¿usted me permite escribir una biografía
sobre usted?”. Y Castro dijo: “No, mira, chico, tú me
vas a tratar mal, tú eres del imperialismo, tú no
me tratas objetivamente”. Y el periodista dijo: “Yo
no le prometo que lo trate objetivamente, pero sí le prometo
que lo voy a tratar con la menos subjetividad posible”.
Entonces voy a bregar a ser lo menos subjetivo posible.
El maíz. Teníamos temor. Colombia produce un millón
de toneladas de maíz y consume tres millones y medio.
Nosotros hemos creído que con ese consumo, la importación
sin arancel hace bien a los consumidores.
Ahora, hay que tener en cuenta: el tratado que firmamos de la
Comunidad Andina con Mercosur también va a eliminar los
aranceles para traer maíz de Argentina, que es un gran
productor. Y eso no si no se cuestionó. Entonces pregunto: ¿hay
una razón económica o hay una razón política? ¿Por
qué cuando hacemos convenios con otros países que
nos pueden causar el mismo riesgo, no protestamos?
Pero miren lo que ha pasado con el maíz: aquí en
Estados Unidos, a pesar de que ha aumentado mucho la cosecha,
hay una gran conversión de maíz hacia el etanol.
Y en el mundo entero. Entonces en Colombia hoy hemos perdido
el temor a la parte del tratado que se refiere a maíz.
Trigo. Definitivamente nosotros no producimos trigo. Nuestra
situación tropical, etcétera, nos lleva a que tengamos
una productividad con la cual no podemos competir. Los mejores
esfuerzos que se han hecho en Colombia son esfuerzos que han
logrado producir tonelada y media de trigo en una cosecha. Por
hectárea. Aquí creo que producen (y en Canadá)
seis – siete toneladas por hectárea.
El país consume millón 300 mil toneladas de trigo
y producimos 90 mil. ¿Qué hemos hecho? Hemos hecho
este acuerdo con los campesinos trigueros de Nariño y
Boyacá: el Gobierno paga un precio de sustentación
para que les absorban la cosecha sin que pierdan, y el resto
lo importamos sin arancel. Creo que eso ayuda a sostener los
cultivos de los campesinos de Boyacá y de Nariño.
Y a que el trigo que entra para el pan de los consumidores, entre
más barato.
Arroz. Hay un riesgo. Pero ese riesgo no es solamente los Estados
Unidos. En cada momento Ecuador nos dice: yo soy un país
andino, necesito que ustedes me compren 150 mil toneladas, 200
mil. Y ahí mismo se deprime el precio en Colombia. ¿Y
cómo le dice uno al Ecuador que no?
Cada momento entra arroz de Venezuela, que Venezuela produjo
mucho arroz o que importó y mandó a Colombia. ¿Qué estamos
haciendo? Apoyando a los productores de arroz.
Creo que hay unas tierras de arroz que pueden mejorar la productividad.
Hay otras que se deben ir cambiando a palma africana, a frutales,
etcétera. En eso estamos.
Este año el Congreso aprobó la Ley Agro Ingreso
Seguro, con la cual estamos apoyando a los productores agropecuarios.
En el país hoy hay una situación muy diferente,
favorable, de crédito para el campo, para comprar maquinaria,
de incentivos para ellos. El país no había vuelto
a importar tractores ni combinadas.
En estos días me visitaba un miembro de la oposición
(todos los días me dan madera en un periódico),
y se descachó conmigo. Se descachó conmigo y me
dijo que su familia tenía una empresa importadora de maquinaria
agrícola y que estaban haciendo “ochas” en
Colombia. Que qué maravilla, que qué reactivación.
Ahí vamos con eso.
El tema de los pollos ha sido otro tema donde hemos tenido temor.
La industria avícola colombiana es una industria muy importante.
Uno sobrevuela Bucaramanga. Y todo lo que podríamos llamar
el “cinturón” que rodea Bucaramanga está en
avicultura. Genera empleo con afiliación a la seguridad
social. De gran importancia.
Pues bien, ¿entonces cuál es el temor? Que aquí en
los Estados Unidos les gusta la pechuga, pero no les gusta las
paticas y las alas. El temor de nos inunden a Colombia con paticas
y alas de pollo sumamente baratas.
Ahí hay dos posiciones. Hay quienes dicen: bueno, que
el pueblo colombiano tenga pollo más barato es una ventaja.
Y hay quienes dicen: es una desventaja que nos vayan a quebrar
la industria avícola, porque es altamente generadora de
empleo.
Ahí logramos negociar un período de transición
de 18 años, como también en el arroz. Esto tiene
unos períodos de transición largos, importantes.
Y también logramos negociar unos sistemas de comercialización
de esas importaciones de pollo, que le van a permitir un beneficio
a los avicultores colombianos. Y estamos dispuestos a apoyarlos.
Entonces manejar esto no es fácil, pero creo que salimos
bien. Yo no le tendría miedo a lo de la agricultura.
Ustedes saben que hay cultivos muy sensibles para generar empleo.
Flores: 100 mil empleos directos en la Sabana de Bogotá.
Ese mercado de aquí es muy importante. El TLC nos permite
el ingreso permanente de esas flores.
Un cultivo muy importante como el banano, el plátano.
El banano es de empresas grandes en Urabá. En el Magdalena
está partidito: empresas grandes y campesinos. El plátano
es todo de campesinos. Y este ha sido el gran mercado en crecimiento,
por la población de hermanos latinos que ha crecido aquí.
Yo veo al país agrícola hoy mucho más tranquilo.
Yo voy al Huila, departamento arrocero, donde había mucha
oposición al TLC, al Tolima, a los Llanos. ¿Qué me
dicen en los Llanos? No, mire, Presidente, defiéndanos
el arroz, pero necesitamos del TLC, porque el Llano lo vamos
a sembrar de palma africana, de caña, de yuca, para producir
biodiesel, para producir etanol.
Voy al Huila y me dicen: Cuidado, Presidente, no vaya a dejar
acabar el TLC, que nos lo aprueben. El Huila el año pasado
exportó a los Estados Unidos 17 mil toneladas de tilapia.
La pisciultura está creciendo en muchas partes. Y el TLC
nos permite la exportación de peces a los Estados Unidos.
Pero miren qué pasa en el Huila: capturan esos peces
de madrugada o en la tarde, los mandan por tierra al aeropuerto
El Dorado, llegan a Nueva York y aquí los compra el mercado
todavía frescos. Y eso es intensivo en generación
de empleo allá en la Represa de Betania en el Huila. He
visto lo mismo en las Bocas del Sinú.
El tema de las frutas. Ahora, manzanas y duraznos nosotros producimos
muy poquito. Eso viene de Chile y nos mandan las que queramos.
O sea, ¿qué va a pasar con las manzanas y duraznos
de los Estados Unidos sin arancel? Van a competir en el mercado
de Colombia con las de Chile.
Pero en frutas tropicales nosotros tenemos un gran porvenir.
Uno ve en los mercados de aquí mangos de México,
de Jamaica, y no ve de Colombia. También ve esa guayaba-manzana
de Centroamérica, y no ve de Colombia. Y allá hay
grandes posibilidades.
Ahora, hay riesgos. Esto no es un paraíso y el TLC no
es una panacea. Pero creo que bien manejado salimos adelante.
Yo mantengo buena amistad con el presidente Chávez. Es
que el mundo tiene que aprender a convivir. Y la gracia no es
decírselo a él en Caracas. ¿Para qué allá? ¿Para
qué le dice uno a la mujer de uno que está muy
bonita cuando está solo con ella? Ella le agradece es
cuando uno está por ahí con diez quinceañeras
y aparece la mujer de uno y uno le dice: ¡cómo estás
de bella!
Entonces le decía: Mira, presidente Chávez, comprende
esto: ustedes producen tres millones de barriles de petróleo
al día. Esos se los arrebatan. No necesitan tratados de
comercio. Colombia tiene muy poquito petróleo, muy poquito
gas. Nosotros tenemos que vender productos agrícolas.
Tenemos un futuro en biocombustibles. Tenemos que vender manufacturas,
servicios. Atraer capitales. Por eso necesitamos estos tratados
de comercio.
Los enemigos de los biocombustibles dicen: es que ustedes van
a destruir la selva y van a acabar con la producción de
alimentos para producir etanol y biodiesel.
No es así. Les voy a explicar: Colombia tiene el 51 por
ciento del territorio en selva, que hay que preservarlo, evitar
que lo sigan tocando. Por eso Familias Guardabosques. Pero Colombia
tiene 44 millones de hectáreas en sabanas y pastos y solamente
26 millones de cabezas de ganado. Ahí se puede hacer todo
el crecimiento que se pueda en producir comida y en producir
agricultura para biocombustibles. Ahí tenemos una gran
posibilidad.
Les voy a hacer una pregunta de geografía, para que vean
la dimensión de este futuro. Situémonos en Villavicencio.
Llevemos una línea mental de Villavicencio al río
Orinoco y otra de Villavicencio al Pacífico. ¿Qué está más
lejos de Villavicencio: el río Orinoco o el Pacífico? ¿Quiénes
dicen el Pacífico? Levanten la mano. ¿Quiénes
dicen el Orinoco? Ganaron los del río Orinoco. Está más
lejos el río Orinoco. Lo que pasa es que uno se orienta
a equivocarse, porque uno asocia a Villavicencio con la llanura,
que en Colombia se extiende hasta el Orinoco. Inclusive el centro
del país está por ahí cerca de Puerto López,
saliendo de Villavicencio al este.
Entonces uno tiene prácticamente mil kilómetros
por tierra de llanura, poco utilizada, en sabana, donde no hay
que tumbar un milímetro cuadrado de bosque entre Villavicencio
y el Orinoco. Eso se puede sembrar todo en comida y en agricultura
para energía, sin poner problema.
Ahora, vamos a tratar todos estos temas de la siguiente manera:
bregando a tener toda la honestidad mental con las ideas y con
respeto a las personas. A mí siempre se me zafa la piedra,
pero de vez en cuando. Vamos a proceder con todo el respeto por
las personas”. |