PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE ANTE EL CONSEJO PRESIDENCIAL ANDINO
Tarija (Bolivia), 14 jun (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir
este jueves en la XVII Reunión del Consejo Presidencial
Andino, en la cual Colombia asumió la Presidencia Pro
Témpore de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
“Mil gracias a todos ustedes y mil gracias al Presidente
Evo Morales por su hospitalidad. Todas las felicitaciones porque
para él no era fácil en las circunstancias políticas
del Continente llevar la Comunidad Andina a este buen puerto
que es el inicio de negociaciones con la Unión Europea.
Creo que deja un camino muy despejado que, con la ayuda de Dios,
vamos procurar continuar bien. Muchas gracias, Presidente Evo
Morales, por su afán de buscar concensos a partir de la
contradicción, que es muy importante. Y muchas gracias
a Tarija y a sus autoridades por esta hospitalidad.
Qué bueno ver a Chile reintegrada a la Comunidad Andina.
Agradecer a su Gobierno, a la Presidenta Bachelet, este gran
esfuerzo que nos da nuevas energías.
Permítanme inicialmente hacer unas referencias a Colombia.
Nosotros tenemos dos realidades: una democracia en profundización
y un terrorismo en descenso. Un país con todas las opciones
políticas, con todas las contradicciones políticas,
afectado por una violencia que hemos empezado a superar. Es importante
reiterar ante los hermanos andinos nuestra firmeza en contra
del terrorismo y nuestro compromiso interno con la profundización
de la democracia.
Hemos venido trabajando tres objetivos de Gobierno: consolidar
la seguridad con alcance democrático, consolidar la confianza
inversionista con responsabilidad social, y la construcción
de cohesión social, equidad, superación de la pobreza.
Van de la mano. Parecían excluyentes.
Por ejemplo, en Colombia se pensó durante mucho tiempo
que la seguridad y la política social eran excluyentes.
Y antes que empezaran a aceptar esa convergencia intelectuales,
escritores, el pueblo fue el que la impuso.
Hoy en todas las regiones de Colombia, en un diálogo
que este Gobierno nuestro, comunitario, ha procurado tener de
manera interrumpida con el pueblo colombiano, los ciudadanos
reclaman por igual seguridad y política social. Entienden
que sin la una, no se da la otra.
La seguridad genera confianza inversionista, confianza en el
país, confianza para residir en Colombia, confianza para
estudiar en Colombia. Le devuelve a la juventud la esperanza
de poder reencontrar en su país felicidad, la realización
de su vida espiritual, intelectual, material. Esa seguridad democráticamente
orientada genera confianza inversionista, que con responsabilidad
social tiene que proveer medios para poder superar pobreza, para
poder construir equidad.
Diría que la confianza inversionista da los recursos para
hacer sostenible la política de seguridad, y al mismo
tiempo la política social legitima la política
de seguridad.
Nosotros estamos trabajando más la confianza inversionista
que el interés en unas altas tasas de crecimiento inmediatas,
porque creemos que lo único que garantiza altas tasas
de crecimiento sostenidas en una trayectoria de largo plazo es
la confianza inversionista. Confianza inversionista, por supuesto,
nacional, internacional, confianza inversionista microempresarial,
de mediana empresa, de gran empresa, todos con responsabilidad
social.
Para nosotros es muy importante el tema de la responsabilidad
social. Exigimos que se refleje en tres áreas. Primero,
en la relación de la inversión con el Estado. Segundo,
en la relación de la inversión con las comunidades.
Y tercero, en la relación de los inversionistas con los
trabajadores.
El elemento transversal tiene que ser honestidad. En la relación
de la inversión con el Estado: honestidad, total transparencia,
para adjudicar concesiones, para adjudicar contratos. Nuestra
norma es hacerlo públicamente. Yo, por ejemplo, encontré 21
litigios en el área de telecomunicaciones con inversionistas
internacionales. Nadie se atrevía a superarlos. Los funcionarios
del Estado, por temor a la suspicacia de la opinión pública,
por temor a los organismos de control.
¿Cómo superamos esa situación? Con participación
ciudadana. Se exigió que antes de perfeccionar los acuerdos
de transacción de esas disputas, fueran publicados ampliamente
y los conociera en detalle la ciudadanía. Y eso disipó suspicacias,
las sustituyó por confianza y se abrieron paso.
Nosotros no permitimos hoy en el Gobierno Nacional que se adjudique
un solo contrato, una sola concesión, que no sea en un
proceso público, de amplia participación comunitaria.
Tenemos la idea de que nuestra época necesita una gran
combinación de la democracia directa y la representativa.
Se alimentan mutuamente. Creemos que entre más participe
directamente la ciudadanía, mejor son las decisiones que
toma el Estado, más eficiente y transparente su aplicación
y, por supuesto, mejor la posibilidad de asignar las responsabilidades
políticas y también de mejorar la distribución
de los beneficios.
Transparencia es para nosotros la primera expresión de
responsabilidad social en las relaciones entre los inversionistas
y el Estado. Y la gran garantía de transparencia es la
participación de la ciudadanía.
El segundo elemento de responsabilidad es la relación
entre las empresas y las comunidades, basada en la solidaridad.
Nosotros no negociamos esa solidaridad dentro de cuatro paredes.
La exigimos en un diálogo público, permanente,
en el cual participan los inversionistas, participa el Estado
colombiano y participa la comunidad.
El más reciente caso: las empresas internacionales que
explotan carbón en el norte del país. Las comunidades
quejosas porque por unas carreteritas por las cuales nadie transitaba
hace algunos años, hoy transitan 600 camiones grandes
al día transportando carbón y levantando una polvareda
en esos caminos que no tienen pavimento y afectando la salud
de nuestros conciudadanos. Hemos exigido, de manera pública,
primero que todas esas empresas le den la cara a la comunidad.
Segundo, los acuerdos que el Gobierno jalona, que el Gobierno
ayuda a construir. Y tercero, el cumplimiento de esos acuerdos.
Y finalmente la responsabilidad social la exigimos en las relaciones
laborales. Nosotros hemos dicho que no puede haber relaciones
laborales regidas por el capitalismo salvaje. Tenemos una legislación
equilibrada entre la protección a los trabajadores y los
elementos necesarios para la confianza a la inversión.
También hemos dicho que no podemos permitir unas relaciones
laborales jalonadas por el odio de clases. Nuestra orientación
es buscar que esas relaciones laborales se den a través
de los principios de la fraternidad cristiana, del principio
solidario de la democracia.
Para nosotros es de gran importancia este tema de la responsabilidad
social en un país que le da todas las garantías
a la inversión.
El tema de las metas sociales. La verdad es que 40 años
de una violencia profunda han afectado todo el tejido social
de la Nación. Yo encontré un desempleo por encima
del 20 por ciento, llegando al 25, y la pobreza en el 60. Hoy
desempleo está en alrededor del 11. Confiamos rápidamente
tenerlo por debajo del 10.
La mayor importancia se la asignamos a la afiliación
a la seguridad social. La pobreza que estaba en 60, en la medición
del año pasado dio el 45. Estamos haciendo todos los esfuerzos
para que en año 2010, cuando termine el Gobierno, la podamos
dejar no por encima del 35.
Y todo ha sido una lucha difícil porque encontramos el
endeudamiento del país en el 50 por ciento del PIB. Hoy
esta en el 30, en el 32. Encontramos el déficit del Gobierno
Nacional central en el 7,5. Este año todavía debe
estar entre el 3,5 y el 4. O sea unas limitaciones financieras
y fiscales bastante severas.
Tenemos un plan social muy ambicioso. Aspiramos a cumplir las
metas sociales del Milenio antes de la fecha señalada
por Naciones Unidas. Y vamos más allá en nuestra
propuesta social.
Por ejemplo, ya estamos llegando al 5 por ciento del PIB como
inversión en educación. Cuando mi Gobierno empezó teníamos
la educación básica en una cobertura del 84 y está en
92. La vamos a dejar en el 100 por ciento.
Empezamos ya la escolarización de los sectores pobres
para niños menores de cinco años, la primera educación.
En la educación de primera edad aspiramos a dejar allí 400
mil cupos iniciales, debidamente vinculados al sistema educativo.
Tenemos hoy un instituto estatal de formación vocacional
de gran importancia, pagado con contribuciones a la nómina.
Nosotros no aceptamos la receta de desmontar los impuestos a
la nómina, porque en el caso colombiano han sido muy importantes
para revertir beneficios a los propios trabajadores a través
de tres instituciones: la formación vocacional, las cajas
de compensación familiar que administran empleadores y
trabajadores, y el Instituto de Bienestar Familiar, fundamentalmente
orientado a los beneficios de la niñez.
En ese instituto de formación vocacional hemos pasado
de cinco millones de horas de enseñanza hace cuatro años,
a 15 millones el año pasado. De atender un millón
100 mil estudiantes por año a atender 4 millones el año
pasado. Y ahora le tenemos metas muy exigentes, como la meta
de tener un millón 200 mil estudiantes con total gratuidad
en ambiente virtual.
Estamos avanzando en cobertura universitaria, en financiación
de la universidad estatal, en financiación de los estudiantes.
Yo recibí una cobertura universitaria del 22. Esta hoy
en el 29. Aspiramos dejarla en el 34. Del 2002 al 2010, la cartera
de financiación de estudiantes debe multiplicarse por
seis. Y el número de estudiantes atendidos con créditos
subsidiados por el Estado en el nivel universitario, debe también
multiplicarse por seis.
Confiamos completar ahora en agosto millón y medio de
Familias en Acción, familias desplazadas, el mayor nivel
de pobreza, recibiendo un subsidio del Estado para garantizar
la nutrición de los hijos y la educación. Aspiramos,
por ejemplo, que todas las familias que viven en la frontera
con el Ecuador y en nuestro Litoral Pacífico, donde se
da mucha pobreza, empiecen a recibir ese beneficio ahora en agosto,
con plena cobertura.
Aspiramos que el logre en el año 2010 plena cobertura
en salud. Nosotros en el primer Gobierno creamos 13 millones
de nuevos cupos en el sistema de salud, al sumar aquello que
se atiende a través de cotizaciones de empleadores y trabajadores
y lo que se atiende directamente con subsidios del Estado.
Uno de los factores de exclusión en América Latina
ha sido el acceso al crédito. En Bolivia vemos un caso
bien iluminante. Nosotros hemos creado un esquema que llamamos
Banca de Oportunidades, en donde comprometemos a la banca pública,
a la banca privada, a las Ong’s, a las instituciones de
primer piso, de segundo piso, recursos del presupuesto nacional,
con el Estado como promotor permanente, a facilitarles crédito
a los sectores más pobres de la Nación.
Cuando empezó nuestro Gobierno, la cartera en favor de
los pobres representaba el 1,5. La cartera total. A principios
de este año el 5,5. Aspiramos que al final del Gobierno
quede en el 7 – 8 por ciento del total de la cartera.
En el primer Gobierno logramos entregarles crédito a
un millón 800 mil familias pobres. En este segundo Gobierno
la meta es entregarle a 5 millones de familias pobres.
Tenemos, pues, un programa social bien ambicioso. ¿Y
por qué lo llevamos de la mano de la construcción
de la confianza inversionista? Nos parece que la historia de
América Latina enseña. Yo recuerdo la discusión
sobre el desarrollismo en los años sesenta. La tesis era:
empujen el crecimiento de la economía, que lo social vendrá automáticamente.
Y no llegó.
Algún país de la región tuvo tasas de crecimiento
sostenidas del 6 – 7 por ciento, y aumentos de pobreza
del 14 por ciento. Tampoco hemos creído en el otro extremo:
en el de hacerle todo el énfasis a la distribución
con descuido de las condiciones de inversión, porque finalmente
se llega solamente a repartir pobreza.
Cuando nosotros buscamos ese equilibrio entre las metas sociales
y la confianza inversionista es para buscar un sendero de superación
de pobreza y de equidad, pero con prosperidad y no de distribución
de pobreza.
En el tema de la seguridad vamos ganando, pero no hemos ganado
todavía. Falta un largo trecho. Nosotros vemos una gran
disminución en muchos indicadores. En el homicidio venimos
de 35 mil, el año pasado 17 mil. En el secuestro venimos
de más de 3 mil y el año pasado 370. Y en las masacres.
Vemos que ha cedido la narco-economía. Yo recorro el
país y veo que se están construyendo hoy 5 mil
habitaciones hoteleras. Pregunto: ¿hay inversión
del narcotráfico? Antes era muy evidente. Hoy, si la hay,
está muy reducida y buscando todas las maneras de esconderse.
Veo en todas las actividades productivas que hay confianza inversionista.
Y por fortuna, no se observa esa presencia de la narco–economía
en la construcción, en la propiedad rural. Todavía
tenemos unas altísimas cifras de cultivos de coca.
Este es el tercer año en el cual hacemos un gran esfuerzo
en la erradicación manual. No es fácil lo de los
cultivos alternativos. Yo al país lo tengo dividido mentalmente
para ese efecto en dos áreas: el país donde podemos
llegar con alternativas productivas, y el país donde no
podemos llegar, porque está muy lejos de los terminales
viales, porque está en la selva. Y allí lo que
hay que hacer es proteger esa selva.
Entonces allí la alternativa que hemos buscado es la
alternativa de Familias Guardabosques. Colombia, con un millón
160 mil kilómetros cuadrados, todavía tiene la
mitad del territorio en selva. Un recurso para la humanidad de
esos que, en las palabras del presidente Correa, tiene valor
más no precio. Y que habrá que buscar que el mundo
lo compense.
El programa que nosotros hemos implementado allí es el
de Familias Guardabosques. Familias que estaban destruyendo las
selvas para sembrar coca. Ya con 50 mil de ellas hemos hecho
el compromiso de que se abstengan de seguir en el proceso de
siembra de coca. Que supervisen la recuperación del bosque.
Y el Estado está entregando a cada familia dos mil dólares
al año, amén de ayudar con los diferentes programas
de erradicación de pobreza.
No estamos en un punto ideal, pero vamos por un buen camino.
Tenemos problemas delicados. Por ejemplo, en este momento el
peso colombiano se ha revaluado en un 30 por ciento. Entonces
el Gobierno lucha por un control de capitales, y apenas se puede
imponer a los capitales especulativos, de corta duración.
Control impuesto. Por un control cambiario. El país tuvo
buena y mala experiencia. En una primera época de la administración
Lleras Restrepo dio muy buen resultado. Después fue un
factor de corrupción muy difícil de manejar.
¿En la violencia de dónde venimos? Teníamos
60 mil terroristas, sumando las Farc, el Eln y los paramilitares.
Cuatro décadas de descuido.
Recuerdo el Viernes Santo de 1998, cuando se firmó el
acuerdo de Irlanda del Norte. Pregunté: ¿cuánta
gente tiene el IRA? Y me dijeron: 118. Yo comparaba: 60 mil en
Colombia.
¿Cuántos asesinatos se han presentado por obra
del IRA? Y me decían: desde 1923, tres mil 200 asesinatos.
En el año 98 solamente en mi ciudad de Medellín,
cinco mil asesinatos.
En España la preocupación ha sido por 90 – 100
personas de ETA. Nosotros 60 mil.
Con una diferencia, que se manifiesta cuando uno habla con los
compañeros de Centroamérica. Por ejemplo, con Joaquín
Villalobos. Les voy a decir a los colombianos que hoy tuve un
gran ascenso en mi carrera política, porque el Presidente
Morales me dijo: “compañero”. Me ascendió,
me promovió hoy. Por supuesto, pero el otro me gusta más,
porque el uno siempre se da y el otro no siempre.
Y veíamos el tema centroamericano. Joaquín Villalobos,
comandante del Farabundo Martí, con quien he tenido la
oportunidad de departir sobre el tema largas horas, dice: las
guerrillas centroamericanas tomaron la decisión de negociar
cuando se les acabó la financiación externa, que
no venía propiamente de Unión Soviética
ni de Cuba. Venía de las Ong’s de Europa Occidental.
¿En Colombia de dónde proviene la financiación
de estos grupos, guerrillas y paramilitares? De la coca. Las
unas tenían una financiación que se les cerraba
cerrando una llave de afuera. Las nuestras tienen financiación
con creces del negocio del narcotráfico.
Allí hemos tenido una gran dificultad. Sin embargo, de
esos 60 mil terroristas hemos desmovilizado 43 mil. No han prosperado
los que han tratado de reincidir. Hoy, por ejemplo, hay debate
paramilitar en Colombia, pero hay cesación de la violencia
paramilitar.
El paramilitarismo allí lo crearon como una reacción
a las guerrillas, que no tenían control de parte del Estado.
Entonces las regiones colombianas quedaron entre el poder terrorista
de la guerrilla y el poder terrorista del paramilitarismo.
Nosotros creo que tenemos la ley más importante de paz
en el mundo, por su exigencia de justicia, de verdad y de reparación.
El beneficio que concede simplemente es una sentencia reducida.
Y miren las paradojas: quienes la critican porque la consideran
blanda con el paramilitarismo, anticipan que no será aplicable
a las Farc ni al Eln, porque las Farc y el Eln necesitarán
total amnistía, total indulto.
Entonces es una lucha difícil, pero tengo fe que salimos
adelante.
Quiero contarles a ustedes dos temas: el tema del asesinato
de líderes sindicales y el tema de la reciente liberación
que el Gobierno ha hecho de unos integrantes del las Farc.
El tema del asesinato de líderes sindicales. Hay que
preguntarse qué es lo que realmente ocurre, por qué la
impunidad y cuál es el origen.
Cuando yo llegué a la Presidencia, en ese año
inmediatamente anterior asesinaron 256 personas, sumados profesores
y líderes sindicales.
Desde la hora cero del Gobierno empezamos una protección
eficaz. Nuestra política de Seguridad es democrática.
Cuando reivindicamos el calificativo de democrática para
esa política, es porque hemos hecho todo el esfuerzo para
distinguirla en la práctica de la doctrina de la Seguridad
Nacional, de ingrata recordación.
Logramos años tras año un descenso de ese asesinato.
En el año 2005 se presentaron 25 casos. En el año
2006 se recrudeció, se subió a 60, porque además
de la lucha tradicional entre guerrilla y paramilitares, empezaron
las dos guerrillas a matarse entre sí: Las Farc y el Eln.
Entonces llegaban las Farc a un hospital de Arauca: “Este
líder sindical es del Eln”. Y lo matan. Y llegaba
el Eln a una escuela del Cauca: “Este líder sindical
es de las Farc”. Lo asesinan.
Este año nos han asesinado dos líderes sindicales.
El uno del sindicato de prisiones. La justicia hasta ahora ha
dicho que no hay evidencia que muestre relación de su
actividad sindical con el asesinato. Y el otro, el 3 de mayo,
estaba integrado en un grupo de las Farc, armado en un grupo
de las Farc, se enfrentaron al Ejército y el Ejército
dio de baja a varios integrantes de las Farc en esa acción
y murió una persona afiliada a un sindicato el norte del
país.
Y nos han asesinado en las diferentes zonas rurales de Colombia
nueve profesores. Nosotros no estamos contentos. Nosotros quisiéramos
poder decirle a la Comunidad Andina, al mundo: ya hay cero asesinatos
de líderes sindicales en Colombia. Pero hay que preguntarse
de dónde venimos.
Estamos hoy protegiendo eficazmente, protección individual,
a seis mil personas en Colombia, con protección individual.
Eso nos cuesta 40 millones de dólares este año.
Y de ellos hay 1.500 que son líderes sindicales.
¿Qué ha pasado con la impunidad? Yo he dicho en
todos los foros nacionales e internacionales que Colombia es
un país de 42 millones de habitantes. Las estadísticas
hablaban de 28 – 30 mil asesinatos al año antes
de nuestro Gobierno. Con las fosas encontradas de asesinatos
de los años 98 – 2000, eso indica que hubo años
de 35 mil asesinatos.
Inglaterra, con 60 millones de habitantes, tiene 200 homicidios
al año. No hay justicia en el mundo, con 35 mil asesinatos
en un país de 42 millones de habitantes, que derrote la
impunidad.
Sin embargo, hemos hecho todos los esfuerzos: reformamos la
Constitución, introdujimos el sistema penal acusatorio,
la oralidad, estamos reforzando la justicia en medio de nuestras
limitaciones fiscales. Ya este año se han presentado las
primeras 37 sentencias que han condenado a 59 personas responsables
de asesinatos de líderes sindicales.
Una de las discusiones que hay es que empresarios colombianos
o extranjeros residentes en Colombia han asesinado líderes
sindicales. Yo he dicho: si la justicia de Colombia o de otro
país concluye eso, el Gobierno de Colombia será el
primero en estar al lado de la justicia.
Como observador de la vida colombiana, creo que los empresarios
no han asesinado a los trabajadores, ni los trabajadores han
secuestrado a los empresarios. Ese ha sido un problema de guerrillas
y paramilitares. Y de descuido estatal.
Las guerrillas marxistas en Colombia, y era yo estudiante universitario,
aplicaron el principio de la combinación de las diferentes
formas de lucha: asesine y penetre el movimiento estudiantil,
secuestre y penetre el movimiento obrero.
Llegaron los paramilitares e hicieron lo mismo. ¿Entonces
qué pasó? Los paramilitares asesinaban a un líder
sindical acusándolo de ser colaborador de la guerrilla.
Y la guerrilla asesinaba a otro acusándolo de ser colaborador
de los paramilitares.
Nosotros reconocemos todo ese problema. Si ustedes recuerdan,
algunos países de América Latina superaron el terrorismo
cerrando las libertades, eliminando el disenso, validando dictaduras,
evitando la crítica y la supervisión internacional.
Nosotros somos un caso en el cual estamos superando esta agresión
terrorista, abiertos al mundo. Cualquier Ong que quiera llegar
a Colombia a criticar al Gobierno de Colombia no necesita ni
pedir visa. Tiene toda la libertad.
Nosotros lo que hemos hecho en esta lucha contra el terrorismo
es proteger las libertades. Por eso he dicho a los Estados Unidos,
a la Unión Europea: hay que pensar en este momento de
Colombia, cuando está superando estas dificultades. En
Colombia nadie se atrevía a dar una declaración
contra la guerrilla o los paramilitares, por miedo. Ahora todo
el mundo declara, porque siente que el Gobierno lo protege.
Entonces hay tres integrantes del Congreso de la República
en la cárcel. Nunca se investigó la relación
de la política con la guerrilla. Hoy nuestro Gobierno
ha exigido que los paramilitares que se sometan a la Ley de Justicia
y Paz para obtener el beneficio, tienen que decir la verdad de
quiénes los apoyaron desde la política o desde
la empresa privada, etcétera. Y ojalá eso se dé en
el futuro en las negociaciones con la guerrilla, que algún
día llegarán.
¿Por qué el Gobierno ha liberado 150 integrantes
de las Farc y a Rodrigo Granda? Permítanme abusar del
tiempo de ustedes, pero a mí me parece muy importante,
hoy que Colombia vuelve a asumir la Presidencia pro témpore
de la Comunidad Andina, contarles esto. Y se los cuento, apreciados
Presidentes y delegaciones y señor ex Presidente Borja,
de la manera más cándida.
Cuando el autor norteamericano de origen asiático que
escribió “El Castro que yo conocí”,
visitó a Cuba y le preguntó al Presidente Castro.
Le dijo: “Yo tengo la idea de escribir una biografía
sobre usted”. El Presidente Castro le dijo: “Tú eres
del imperialismo, tú no eres capaz de tratarme con objetividad”.
Y el autor le contestó: “Yo no le prometo objetividad
total, pero sí la menor subjetividad”.
Yo he querido contarles hoy esta realidad colombiana a ustedes,
con todo aprecio –ustedes son los hermanos, ustedes en
alguna forma la sufren–, con la mejor subjetividad.
Nosotros encontramos secuestrada a la doctora Ingrid Betancourt,
que también tiene nacionalidad francesa. Como candidato
a la Presidencia, yo tuve una posición muy estricta, que
la fui ablandando en aras de un acuerdo humanitario.
El año pasado llegamos a aceptar a dos delegados europeos
la propuesta de tener una zona de encuentro de 200 kilómetros
con las Farc. Enormemente riesgosa, pero en un gesto humanitario
la aceptamos. Las Farc mintieron. La Unión Europea nos
dijo a nosotros: “Le hicimos esa propuesta al Gobierno
y a las Farc”. Primero las Farc dijeron que no se la habían
hecho. Después dijo que no la aceptaba.
Lo que yo no puedo aceptar allá es la desmilitarización
que exige las Farc. El país vivió desmilitarizado
y esos vacíos los llenaron guerrilla y paramilitares.
En Colombia se habla de una zona desmilitarizada y corren los
grupos terroristas a refugiarse allí.
El Presidente Clinton decía el pasado viernes en Nueva
York que al examinar el contexto colombiano, saber dónde
está el país y de dónde viene, que el conoció en
el 2000 una Colombia en la cual el 30 por ciento de los habitantes
tenía que vivir sin Estado –un país de 43
millones de habitantes–, directamente presionados por dos
Estados terroristas en ascenso: guerrillas y paramilitares.
Eso lo hemos recuperado mucho. Yo temería que una zona
desmilitarizada sea un retroceso. Tampoco puedo aceptar que un
país que ha desmovilizado 43 mil de los 60 mil terroristas,
haga un acuerdo con las Farc donde le permita que salgan de la
cárcel unos integrantes de las Farc para que se reintegren
a delinquir, a secuestrar y a asesinar.
Yo he dicho: con mucho gusto, yo libero gente de la cárcel,
pero con el compromiso de que no vuelvan al asesinato, no vuelvan
al secuestro.
Entonces eso no ha funcionado. Esfuerzos de todo el mundo: dos
delegados europeos permanentes, muchos ciudadanos colombianos,
etcétera.
Ahora tomé la decisión unilateral de liberar 150
personas de las Farc, como un gesto humanitario en busca de que
liberen a nuestros secuestrados. Recibí una llamada del
Presidente Sarkozy de Francia, al día después de
su elección, y me dijo: “¿Es cierto que usted
va a hacer esto?”. Y le dije: “Sí, Presidente,
como un gesto humanitario”. A la semana me llamó y
me dijo: “Por qué no me ayuda, por qué no
libera a Rodrigo Granda”. Yo no le hice mayores preguntas.
Preferí la confianza que la curiosidad. Y le dije: “Yo
voy a mirar cómo lo puedo liberar”.
Tengo además que comentarle al Presidente Paraguayo,
porque él ha estado allí en un principio de investigación
por una supuesta vinculación de las Farc al secuestro
y posterior asesinato de la señora Cubas en Paraguay.
Bueno, le pedí al presidente Sarkozy, le dije: “Bueno,
usted nos tiene que ayudar no solamente a liberar a Ingrid Betancourt,
sino a liberar a los otros colombianos y a los tres norteamericanos”.
Las personas que han logrado evadir ese secuestro, uno de ellos
el señor Canciller, más de seis años secuestrado,
y otra persona que hace poco se fugó del secuestrado,
un subintendente de Policía con ocho años y medio
secuestrado, el testimonio de él es que han sufrido tortura,
hambre, encadenamiento. Que un niñito que nació allí,
su madre es Clara Rojas, secuestrada, lo separaron de su mamá desde
los primeros meses después del nacimiento.
Realmente lo que le describen a uno es un campo de concentración.
En un país que todavía tiene 578 mil kilómetros
de selva, es muy difícil perseguir a un grupo terrorista
en esa geografía.
Entonces le dije al presidente Sarkozy: “Yo lo voy a hacer”.
Y lo hicimos. ¿Cómo les parece? Los abogados de
las Farc impedían la salida de Rodrigo Granda de la cárcel.
La logramos. Hoy hay 150 integrantes de las Farc liberados unilateralmente
por el Gobierno nuestro y Rodrigo Granda, liberado a solicitud
del presidente Sarkozy.
Incluso le acepté a Rodrigo Granda que no se desmovilice
de las Farc. Lo que se le pidió es que no vuelva al secuestro,
que no vuelva a la extorsión, que sea gestor de paz. Y
se le pidió que no vuelva a la clandestinidad, que esté en
el extranjero o en el país, pero dándole la cara
a todo el mundo. A los políticos, a los organismos internacionales,
a la prensa, a la opinión colombiana, a la iglesia. Que
haga una gestión de pez abierta y no en la clandestinidad.
Hasta hoy no hay respuesta de las Farc. Hay unas declaraciones
muy hostiles. Pero la instrucción que he dado es: no contestemos.
Nosotros hicimos un gesto unilateral muy grande. Que nuestro
segundo aporte a ver si en algún momento se les conmueve
el corazón y liberan a los secuestrados, sea la prudencia.
Quería contarles todo esto de Colombia, apreciados Presidentes.
Se qué un trabajo importante del Presidente Evo Morales
en la Presidencia pro témpore de la CAN, ha sido entender
y ayudarnos a entender la necesidad de unirnos más a través
del respeto a la diversidad. Y eso es muy importante.
Ahora que estaban conversando el Presidente Alan García
y la Presidenta (Michelle) Bachelet, el Presidente Evo Morales
al entregarme la Presidencia pro témpore me dijo: compañero.
Y yo lo resalté. Dije: Me siento gratamente promovido.
Yo creo que ha sido un esfuerzo bello, Presidente. Yo humildemente
lo felicito, y voy a hacer todo lo posible, en medio de las limitaciones,
para contribuir con ello.
Déjenme decir una cosa atrevida: yo creo que los ejercicios
gubernamentales en las democracias, que exigen darles seguridad
a los ciudadanos, que exigen confianza inversionista, que exigen
cohesión social, que exigen respeto a las libertades,
al ejercer los gobiernos las divergencias son menos por razones
ideológicas y más por razones de realidades.
Creo que es muy importante entenderlo. Pienso que si uno hace
una evaluación del tema, encuentra que son las realidades
la principal determinante de las divergencias, no los dogmas
ideológicos. Las afugias de los gobiernos, la necesidad
de construir consensos dentro de la democracia a partir de la
contradicción, obligan a superar los dogmas de los discursos
de campaña.
Yo mantengo una gran amista con el Presidente Chávez
y lo aprecio mucho. Yo no le reconozco esa amistad en Caracas,
allá no es gracia, sino cuando voy a Estados Unidos, donde
tratan de indisponerme con el Presidente Chávez. Yo siempre
digo: es gran amigo y lo aprecio y cualquier diferencia la manejo
con él cara a cara.
Y hago una comparación: las cosas hay que decirlas en
el momento indicado. ¿Para qué le digo eso en Caracas?
Yo se lo digo es en Washington. ¿Para qué le digo
yo a mi señora cuando estamos solos que está muy
bonita, que la quiero mucho? La gracia es decirle que está muy
bella cuando me ve rodeado de quinceañeras, y ella llega
y le digo: ¡cómo estás de bella!
He tenido muchas largas conversaciones con el Presidente Chávez,
y aprecio esos diálogos. Le decía: mira, Hugo,
es que tú tienes esa enorme cantidad de petróleo
y gas. Tú no necesitas acceso a mercados. Una situación
privilegiada como la de Venezuela, lo que ofrezcas de petróleo
te lo arrebata el mundo, en las condiciones que tú quieras.
Pero mira esta situación de Colombia.
Y un día le decía al Presidente Morales: Colombia,
con 42 millones de habitantes, tiene siete teras cúbicas
de gas. Bolivia por fortuna tiene reservas probadas superiores
a 70 (teras cúbicas), Venezuela tiene 270 – 280
(teras cúbicas).
Nosotros producimos el mismo petróleo que la hermana
Ecuador, pero Ecuador en ascenso, nosotros en descenso, con el
grave riesgo de perder en tres años la capacidad de exportar
y en cinco años la autosuficiencia.
Entonces uno empieza a ver realidades en todo, que son las mayores
determinantes de las divergencias.
Yo creo que si nosotros aceptamos, más que el respeto
a la divergencia, también el respeto a las realidades
diferentes, eso nos ayuda mucho a consolidarnos, aceptando esas
diferencias y procurando cómo se respetan de verdad. Esto
es: el respeto a la diferencia no es abusar de la diferencia.
Yo creo que allí podemos ir saliendo adelante.
Ahora, tenemos muchos retos: el reto de esta negociación
que hoy se ha lanzado con la Unión Europea. Yo confío
que nos salga bien y confío en esa noción pluralista
tan importante de la Unión Europea, para que en el curso
de las negociaciones comprendan nuestras diferencias. Unos países
andinos pueden ir más profundamente en unos capítulos.
Otros no.
Creo que con realismo, con sinceridad, con fraternidad, eso
se puede ir manejando.
Creo que en estos años hemos avanzado en la integración
de la Comunidad Andina con Mercosur. En el 2002 era imposible.
No había interés en Mercosur, y por lo menos en
Colombia no había la mínima venial de interés.
Lo logramos. Y yo no me opondría, en el momento en que
ustedes lo tuvieran a bien, que profundizáramos esa integración
Comunidad Andina – Mercosur.
Se creó la Comunidad Suramericana, que va teniendo forma.
Hoy nos ha entregado un documento bien importante de pilares
sólidos, el señor ex Presidente Borja.
Creo que hay perspectivas bien importantes para que como Comunidad
Andina nos integremos más y más en la idea de tener
una Latinoamérica con una integración sólida.
Ojalá algún día pudiéramos llegar
a la moneda única, pasando por otros estadios. Por el
estadio de tener unos indicadores macroeconómicos dentro
de unos rangos, unas tasas de cambio dentro de unos rangos, unos
déficit dentro de unos rangos, unos endeudamientos dentro
de unos rangos. Ojalá pudiéramos avanzar hacia
allá. Ojalá lo pudiéramos hacer en la Comunidad
Andina.
El reingreso de Chile, lo decía en ausencia de la Presidenta
Bachelet, ha sido de gran importancia. Además nos da mucha
fuerza, Presidenta Bachelet. Yo se lo reconozco humildemente.
Nosotros llegamos más sólidos a Europa después
del ingreso de Chile a la Comunidad Andina, que si no lo tuviéramos.
Tenemos un reto inmediato. El 30 de junio vencen las preferencias
en los Estados Unidos. Hay que asegurar que en estas dos semanas
las renueven.
Por ejemplo, comprendo el pensamiento del Presidente Correa
y el pensamiento del Presidente Morales, que por circunstancias
respetables y que yo no puedo entrar a discutir, dicen: no hacemos
TLC con Estados Unidos, los que hemos firmado Perú y Colombia.
Creo que hay que pedirle a los Estados Unidos: hombre, miren,
ustedes han dado hoy muy buenas razones, despéjenle en
materia de acceso al mercado norteamericano el camino a Ecuador
y a Bolivia, preferencias no con esos tiempos tan cortos, con
esos períodos tan precarios. Y a Colombia y Perú extiéndanlas
como puente, mientras logramos la aprobación y la implementación
de los dos tratados.
A mí me parece de la mayor importancia el reingreso de
Venezuela a la Comunidad Andina. Busquémoslo.
Yo me atrevería a pedirle al doctor Freddy que, en consulta
con los diferentes presidentes, tuviéramos una aproximación
al Gobierno del Presidente Chávez a preguntarle qué norma
especial quiere usted para salvar los principios de Venezuela,
que se incorpore en la Comunidad Andina, en las relaciones del
resto de países de la Comunidad Andina con Venezuela.
Abrir ese espacio. Que no sea una sola invitación de
palabra, sino la oferta de mirar una norma que salve el actual
pensamiento de Venezuela sobre el manejo del comercio internacional,
para que se reintegre a la Comunidad Andina, cómoda. Que
no sienta que tiene que quebrar su pensamiento político
y económico del momento.
Me parece de la mayor importancia pensar en esta integración
más allá del comercio. Nosotros compartimos con
usted, Presidente Correa, que el comercio como la inversión
no son fines en sí mismos. Tienen que ser caminos de superación
de pobreza, de construcción de equidad. Nosotros creemos
que la integración tiene que ser mucho más global.
A mí me parece de la mayor importancia que en la Comunidad
Andina nos comprometamos a ser periódicas rendiciones
de cuentas sobre el avance en lo social, sobre el tema ambiental,
sobre el tema de corrupción.
Algo que nos ha faltado es sentarnos un día entero a
que cada uno de nosotros escuche el informe de los otros países
sobre qué están haciendo en materia ambiental,
social, lucha contra la corrupción, y que vayamos enriqueciendo
la normativa andina con eso. Y que nos comprometamos todos a
dar pasos en esa materia y a dejarnos evaluar. Nosotros, si nos
comprometemos con el tema social, ambiental, de lucha contra
la corrupción, deberíamos dar rendiciones de cuentas
al interior de la Comunidad Andina.
Esos son algunos de los retos que veo, muy apreciados Presidentes
y delegados. Les tomé mucho tiempo para contarles eso
que estamos viviendo en Colombia, pero creo que el primer deber
es contarlo en casa. Entonces a algunos de ustedes se los había
contado y a otros no había podido. Y vamos a ver cómo
hacemos el mejor trabajo por la Comunidad Andina, ahora que corresponde
a Colombia este turno de la Presidencia Pro Témpore.
Muchas gracias, Presidente Morales, y ojalá esto nos
salga bien. A todos muchas gracias y avancemos con toda la agenda
prevista”. |