PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 150 AÑOS DEL DEPARTAMENTO DE
BOLÍVAR
Cartagena, 15 jun (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir en
los actos de conmemoración de los 150 años del
Departamento de Bolívar.
“Casi en este mediodía del 15 de junio nos reunimos
aquí en Cartagena para conmemorar los 150 años
del nacimiento del departamento de Bolívar. Quiero felicitar
a todos mis compatriotas de Bolívar, por conducto de su
Gobernador, nuestro noble amigo Libardo Simancas. Agradecerle
a él que nos haya convocado a los colombianos a esta fecha
tan importante.
No tengo palabras para expresarle mi gratitud por tener el honor
de compartir con uno de los periodistas más importantes
de Colombia de todas las épocas, con credibilidad en los
ciudadanos, afecto en el pueblo, Juan Gossaín, la distinción
inmensa de hijos adoptivos de esta tierra.
Quiero felicitar a todos los condecorados hoy. Agradecer al
Gobernador su condecoración a las Banderas de la Armada
y de la Policía Nacional.
A los ministros Fernando Araújo Perdomo y Hernán
Martínez Torres, tan destacados hijos de esta tierra,
ejemplos de heroísmo, ejemplos de pulcritud y de eficiencia.
A Alicia Arango Olmos, quien representa los mejores valores
caribes y colombianos, frente a quien tengo la incancelable gratitud
de haber acompañado, con coraje de cartagenera singular,
esta carrera política durante muchos años.
Al vicefiscal General de la Nación, Guillermo Mendoza
Diago; al subdirector de la Policía, brigadier general
Rafael Parra Garzón; a la regional del Sena, en cabeza
del doctor Julio Alandete; al capitán de fragata en uso
de buen retiro, Alfonso Salas Trujillo, gerente de la Sociedad
Portuaria (de Cartagena).
En el grado de Comendador, al capitán de navío
Rodolfo Amaya Kerquelén, quien durante estos cinco años
me ha acompañado con lealtad, con prudencia, con disciplina,
al frente de la Casa Militar de la Presidencia.
A Juan Gossaín Abdalah, al empresario Carlos Coronado
Yances, tan importante en el proyecto adjudicado, en plena marcha,
de hacer de la refinería de Cartagena una de las más
importantes del mundo.
A la Academia de Historia de Cartagena, en cabeza de su presidente,
Vicente Martínez Emiliani.
A la Universidad de Cartagena, legado directo del Libertador,
que cumplirá 180 años en los próximos meses.
A la Cámara de Comercio, a través de su presidenta
ejecutiva, Silvana Giaimo Chávez, Cámara de Comercio,
institución dedicada a liderar los proyectos de interés
general de la región bolivarense, de la ciudad.
Al doctor Raimundo Angulo Pizarro, como presidente del Concurso
Nacional de Belleza, institución que le ha dado tanto
reconocimiento a Cartagena y al país.
A la doctora Judith Carvajal de Álvarez, de la Cruz Roja
Colombiana seccional de Bolívar, que nos ayuda en todos
los momentos de dificultades de la Patria.
A la EPS dirigida por el doctor Luis Guillermo Otoya Gerdts,
ejemplo de calidad en el servicio.
Al maestro Héctor Lombana Piñeres, expresión
en la escultura de la creatividad de esta tierra.
Al medico Luis Yarzagaray Cogollo, quien ha hecho brillar la
inteligencia colombiana en el extranjero, y siempre ha puesto
al servicio de esta tierra sus éxitos allende las fronteras
de la Patria.
Al compositor Martín Madera Viñas.
A don Héctor Flórez González, quien representa
ese grupo de cultivadores de Maríalabaja, que nos están
mostrando cómo el microempresario del campo colombiano
puede salir adelante.
A don Carlos Enrique Segrera Lemaitre, expresión de los
ganaderos afectados durante tantos años por la violencia.
A Juan Manuel Peláez González, sector privado
al servicio de los intereses sociales de la ciudad.
A Jaime González Montano, empresario al servicio de los
intereses sociales de Cartagena, de Bolívar.
Era 1857. Atrás había quedado la epopeya de la
Independencia, el nacimiento de los partidos tradicionales, las
batallas de Obando, Melo estaba por fuera, la Presidencia la
ejercía Mariano Ospina Rodríguez, y en uno de sus
momentos más estelares de su larga carrera política,
Tomás Cipriano de Mosquera se desempeñaba como
Presidente del Congreso. Nacía el Estado de Bolívar.
A nadie lo tomó por sorpresa el nombre. Esta tierra que
atrajo el espíritu de los derechos humanos de Nariño
a buscar aquí capacidad de sacrificio, abnegación
y heroísmo, también convocó por las mismas
razones al Libertador. Su campaña en Venezuela, iniciada
a partir de 1812, no encontró en otros lugares la fortaleza
del heroísmo que sí halló en Cartagena.
Aquí reclutó con quien adelantarla. Cuando en
otras partes la cobardía lo dejó solo, los cartageneros
los acompañaron para esa gran campaña, que si bien
no fue la definitiva, fue bien importante para la Independencia
de la hermana Venezuela.
Aquí El Libertador inspiró momentos fulgurantes
de su carrera. Mompós, Turbaco, Cartagena, siempre estuvieron
a su lado en sus sueños, en sus viajes, en sus descansos,
en la iniciación de sus campañas.
El pueblo de Cartagena y de Bolívar asimiló como
el que más los principios del Libertador. Bien ganando
ese nombre, bien merecido el del Estado de Bolívar.
Vino la Constitución de Rionegro de 1863, la gran constitución
federalista, y Bolívar se había anticipado. El
espíritu federalista de esa constitución fue antecedido
por el Estado de Bolívar.
Viene la Constitución de 1886, y el doctor Núñez,
en el proceso de recuperar el orden, deja prácticamente
inalterado el Estado, que se convierte en departamento, con la
misma dimensión y con las mismas posibilidades.
Surge Barranquilla. El país está más conectado
con el exterior que con el interior. El surgimiento de Barraquilla
se debe a esa actitud cosmopolita del Caribe colombiano, del
Estado de Bolívar. Y es el quinquenio del General Rafael
Reyes, en 1905, cuando del gran Bolívar se desprende el
departamento del Atlántico, como reconocimiento a ese
surgimiento de Barranquilla.
Posteriormente, otros hijos llegan a mayoría de edad:
Córdoba y Sucre. Y todos con el espíritu original
del Estado de Bolívar. Un recorrido bien importante en
la historia de la Patria, que hoy nos causa profundad reflexiones.
Quiero decir hoy desde Cartagena a los compatriotas que Núñez,
examinado como líder del presente, a través de
las realizaciones de su época, es uno de los inspiradores
del modelo de nuestros sueños.
Un Estado garante de la responsabilidad social, pero al mismo
tiempo con toda la apertura a la inversión privada. Ni
desmantelamiento del Estado ni anulación de la inversión
privada. Núñez, descentralización con orden.
La creación del Banco Central, la intervención
de la banca, producto de haber combinado la rigurosa preparación
académica con el agudo conocimiento de las realidades
sociológicas, económicas y políticas de
la Nación, tuvieron como motivación el propósito
del Presidente Núñez de evitar la especulación,
fomentar el empleo, la producción, las oportunidades para
los trabajadores con afiliación a la seguridad social.
Diríamos, mirando el panorama político de nuestra
América Latina de hoy, que Núñez no desmanteló el
Estado, no afectó la inversión privada, exigió responsabilidad
social, y tampoco incurrió en las tentaciones del estatismo.
Era el equilibrio entre el intervencionismo como presupuesto
necesario para la responsabilidad social, y la garantía
a la inversión social bajo la condición de cumplir
con la responsabilidad social.
Núñez reflejó bien el espíritu caribeño.
Su elección primero a la Presidencia del Estado de Bolívar
y después a la Presidencia de la República, fue
producto de la angustia caribe por el desorden y por la violencia,
del imperativo caribe de que la disciplina se convirtiera en
la regente del ejercicio de las libertades.
Cuando miramos lo que ocurrió en Colombia, un Estado
responsable de haber abandonado las regiones, unas regiones que
vieron hasta el 2002 el crecimiento de los poderes terroristas
de las guerrillas y los paramilitares y el desvanecimiento del
poder legítimo del Estado democrático, quiero proponer
esta reflexión a los colombianos:
Si el espíritu de Núñez se hubiera proyectado
en el tiempo, como expresión del orden que subyace al
temperamento caribe, Colombia no habría sucumbido a los
poderes terroristas que, alimentados por el narcotráfico,
ejercieron las guerrillas y el paramilitarismo. Colombia no habría
permitido el debilitamiento del Estado, especialmente en la función
esencial de proteger a la ciudadanía.
Hay que preocuparse por la historia, no para saludarla con lamentos,
al contrario para proyectarla. Vamos ganando en materia de Seguridad
Democrática, pero no hemos ganado todavía.
Es necesario que el país comprenda el espíritu
de Núñez para proyectar en el tiempo la Seguridad
Democrática. Para que los colombianos sientan que no hay
guerrilla que pueda maltratarlos, presente la protección
democrática del Estado. Para que los colombianos sientan
que no hay narcotráfico que pueda desplazarlos, presente
la protección democrática del Estado. Para que
los colombianos perciban que no se requiere acudir a los poderes
irregulares de los paramilitares para encontrar la protección,
cuando está presente esa protección en la expresión
democrática del Estado.
Ninguna fecha más importante que este 15 de junio para
volver sobre Núñez, como el como el aporte cimero
de Bolívar, de este gran departamento. Para examinar su
pensamiento y su obra, no para que se quede simplemente en los
libros de historia y en las reuniones de las academias, sino
para que se proyecte en el futuro de la Patria.
Tenemos nosotros tres compromisos: consolidar la Seguridad Democrática,
consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales.
Hay que avanzar con todos ellos. Están entrelazados.
Sin seguridad no hay inversión. Sin inversión
es insostenible la seguridad. Sin seguridad y sin inversión,
no hay manera de cumplir las metas sociales. Sin seguridad y
sin inversión, el único discurso que cabe es el
discurso demagógico de repartir pobreza. Con seguridad
y con inversión, se puede proponer y llevar a la práctica
el discurso de construir equidad, de superar la pobreza, en un
horizonte de prosperidad.
Todo eso nos lo inspira el recorrido de este departamento. Una
gran expresión de país, de la diversidad en la
composición demográfica del país, de los
diferentes estratos de la vida social y económica, de
todas las dificultades y de todas las posibilidades.
Además es bueno recordar todos los compromisos de la
Nación con el Caribe, con Bolívar. El historiador
barranquillero Eduardo Posada Carbó, en una magnífica
obra sobre el Caribe colombiano entre 1850 y 1950, se refiere
a todos los problemas que causaron atrasos. No problemas del
temperamento, no problemas de la manera de ser, no problemas
de dosis de energía y de emprendimiento en la mujer y
en el hombre caribe, sino problemas de diversa índole: épocas
de plagas como en nuestra época, épocas de inundaciones
como en nuestra época, vacilaciones del país para
acceder al comercio exterior como en nuestra época, dificultades
con mercados foráneos como en nuestra época. Pero
siempre un espíritu caribe enhiesto, con toda la energía
para afrontar el presente y poder encontrar el futuro.
Un país que estuvo incomunicado hasta 1950 entre su litoral
Caribe y la Colombia andina, es un país que aprendió del
Caribe a buscar en el espíritu cosmopolita las grandes
oportunidades. Por eso hoy buscamos el acceso al mercado de los
Estados Unidos y a los países centroamericanos. Y ayer
en la Comunidad Andina, cuando Colombia reasume la Presidencia
pro témpore, se lanza la negociación con Europa.
Y empezaremos la negociación con los países asociados
a la Unión Europea. Y el 17 de julio estaremos empezando
la negociación con Canadá.
Aspiramos que el espíritu cosmopolita de nuestro Caribe,
del departamento de Bolívar, nos dé toda la energía
para buscar a 43 millones de colombianos las oportunidades de
llegar a todos los mercados del mundo con sus productos, con
sus servicios, con su capacidad productiva. Quien mejor lo entiende
es quien mejor lo reivindica: este Caribe de la Patria, que hoy
en su departamento de Bolívar cumple 150 años de
vida institucional.
Por supuesto, tenemos muchos problemas de capital humano, de
capital físico, de infraestructura. Por eso reiteramos
hoy toda nuestra vocación: la de lograr en este período,
para Colombia y para el Caribe, plena cobertura en educación
básica, los primeros 400 mil cupos para los niños
pobres menores de cinco años en primera educación,
un gran avance en la calidad, un gran avance en cobertura universitaria.
Cuando empezaba nuestro Gobierno, estábamos en el 22.
Hoy en el 28. Aspiramos que en el 2010 podamos decirle al país
que hemos logramos una cobertura universitaria del 34. Y un gran
fortalecimiento de la universidad pública, de la universidad
privada al servicio de la ciencia, de la crítica social,
de las oportunidades masivas para los colombianos. Un Icetex
multiplicado por cuatro en su cartera, en el número de
beneficiarios.
Un Sena que ha pasado de atender a un millón de colombianos,
a atender a cuatro millones por año. De cinco millones
de hora de enseñanza, a 15 millones de horas de enseñanza.
Y que ahora se propone tener un millón 200 mil estudiantes
en ambiente virtual, 250 mil estudiantes en tecnologías,
en grados técnicos, para que puedan después acceder
a la universidad, completar los créditos, lograr la graduación
en estudios superiores.
Aspiramos que en agosto millón y medio de familias pobres
colombianas estén recibiendo el beneficio de Familias
en Acción. En Cartagena más de 32 mil, en el departamento
de Bolívar 135 mil. En el país, millón y
medio. Familias pobres que reciban el subsidio para garantizar
la educación de sus hijos, la nutrición de sus
hijos, para que se puedan abrir las oportunidades de movilidad
social, cuya negación desmerece la democracia.
Aspiramos superar factores de exclusión. Por eso nuestra
lucha por Banca de Oportunidades, que en el primer Gobierno logró millón
800 mil créditos a los sectores populares, que en este
segundo Gobierno debe lograr cinco millones de créditos
a igual números de familias en los sectores populares
de la Patria. Haciendo un esfuerzo, combinado de banca privada,
banca pública, banca de primer piso, banca de segundo
piso, Congreso, alcaldías, gobernaciones, fundaciones,
aportes del presupuesto de la Nación.
Confiamos que al final de este Gobierno le podamos decir al
país que hemos logrado plena cobertura en el régimen
subsidiado de salud y un mejoramiento de calidad.
Confiamos que después de haber reformado 360 entidades
del Estado, empezando por Ecopetrol, Telecom, ahora podamos reformar
las que faltan. Y que así como aquí reformamos
la clínica del Seguro Social –que hoy da un gran
servicio, en recientes semanas, después de la reforma–,
y Hospital Universitario, con el liderazgo del gobernador Libardo
Simancas, que se constituye en una nueva esperanza, podamos entregar
reformadas todas las clínicas del Seguro Social del país,
y sumarles a los 190 hospitales reestructurados un número
todavía muy superior.
Sé el reclamo de Bolívar y de Cartagena por obras
de competitividad. Logramos cumplir con los Juegos Centroamericanos
y del Caribe. Eso anima a Colombia a reclamar ahora para Bogotá la
sede de los Panamericanos y para Medellín la sede de los
Suramericanos.
Bogotá nos dio el ejemplo de los Transmilenios, que hoy
se adelantan en nueve ciudades colombianas. Y aquí hay
toda la esperanza en las obras que avanzan en Transcaribe, no
ausentes de dificultades, pues siempre son comunes en estos grandes
proyectos. Lo importante es ejecutarlos con toda la transparencia.
Y lo mismo estamos haciendo en otras nueve ciudades colombianas.
Y en el Plan de Desarrollo el Congreso acaba de obligar la extensión
del sistema a otras diez ciudades colombianas. Más del
Caribe: Montería, Santa Marta y Valledupar.
Qué bueno que esa larga discusión que tuvo entre
sus líderes a la senadora Piedad Zucardi, haya concluido
en proyecto de ampliación de la refinería de Cartagena.
De manera transparente logramos los asociados. Hoy avanza y le
dará a la ciudad una de las refinerías más
importantes del mundo.
Qué bueno que, a la par que con la Policía heroica
de la Patria, con el heroísmo de nuestros soldados y de
nuestros infantes, se recuperaba la seguridad de las carreteras
para que regresara el turismo del interior para reestablecer
la movilidad vial entre las ciudades del Caribe, para empezarle
a dar confianza a la comunidad internacional, que ya se vuelca
de nuevo con los cruceros del Caribe a Cartagena, qué bueno
que hubiéramos empezado a resolver el otro problema: el
problema social de falta de vivienda social, de falta de infraestructura
social.
Por eso de gran importancia este primer tramo de la Avenida
Perimetral de la Ciénaga de la Virgen, que deberá conectarse
con las nuevas concesiones, con La Cordialidad y con la Carretera
al Mar, y que tendrá que complementarse con el mejoramiento
de vivienda, para que toda esa vivienda tugurial, donde injustamente
han sido condenados a recibir tantos corazones alegres del Caribe,
se torne en vivienda decente y en vivienda digna.
Y sé que es mucho lo que falta. Cuando construimos ya
la primera etapa del Dique de La Mojana, y estaban en plena ejecución
de obras el mejoramiento y la pavimentación de la carretera
de San Marcos – Majagual – Achí, de 102 kilómetros,
el Río Cauca irrumpe por otros sitios y La Mojana está de
nuevo inundada. Pero allí estamos trabajando y confiamos
que la continuación del Dique, complementado con el drenaje
del Río Cauca, y ya van avanzando las grúas para
proceder a adelantar ese drenaje, definitivamente recupere La
Mojana.
Hasta el último día de Gobierno trabajaremos en
esas obras, que vienen agitándose en Colombia, hace cinco
décadas.
El Plan 2.500 tiene otros retos en el departamento de Bolívar.
Encontramos que para llegar a la Isla de Mompós, en una
primera etapa, era necesario hacer el esfuerzo del puente de
Botón de Leyva, próximo a ser concluido. Adicionalmente
se pavimentan los trayectos Cuatro Vientos – El Banco.
Avance satisfactorio de las obras.
El Banco – Guamal, mucho atraso. Dificultades con el contratista,
pero toda la voluntad del Gobierno para superarlo.
Botón de Leyva – Mompós avanza, no al ritmo
que quisiéramos.
Hemos construido el puente de Barrancabermeja, fundamental para
la comunicación del Sur de Bolívar.
Recibimos de nuestro antecesor el inicio del proyecto de Simití a
Burgos y a Santa Rosa del Sur. Lo concluimos.
Ahora avanzamos en 30 kilómetros de pavimentación
entre Simití y San Pablo.
Esas obras son apenas el principio. En los tres años
de nuestro Gobierno que quedan, con las dificultades presupuestales,
será imposible el sueño, pero quedan las primeras
etapas de avanzar en la comunicación entre Barrancabermeja,
por Cantagallo, San Pablo, Simití, Morales, Regidor, al
Banco por un lado, a Mompós y también a La Mojana
y a Magangué, por otro.
Lo importante con estas obras es tenerlas presentes todos los
días. Dormirse angustiado por no verlas con suficiente
celeridad, y despertarse con todas las ganas para darle en el
despuntar del nuevo sol un nuevo impulso.
Cuando profundizamos el canal de acceso a la Bahía de
Cartagena, viene el reclamo justo de los bolivarenses: Las obras
del Canal del Dique, para evitar que siga contaminando la Bahía.
Hemos terminado la etapa de estudios. Y con un liderazgo muy
eficiente de la Cámara de Comercio de Cartagena, de la
doctora Giaimo, del alcalde de la ciudad Nicolás Curi
Vergara, del gobernador Libardo Simancas, y con una Contraloría
en favor de Cartagena y de Bolívar en la Presidencia de
la República, que ejerce la doctora Alicia Arango Olmos,
vamos a buscar que los recursos presupuestales nos permitan empezar
la ejecución, la instalación de las obras, para
evitar los procesos de contaminación, de sedimentación
del Canal del Dique, su impacto tan negativo en la Bahía
de Cartagena. Tengo confianza que las podamos adelantar.
Todo esto necesita una economía en crecimiento, confianza
inversionista y seguridad. Nuestro Gobierno ha dado todos los
pasos para la confianza inversionista. Garantía de un
Estado sin tentaciones estatistas, con todo el respeto a la inversión
privada, pero con todo el condicionamiento de su cumplimiento
con los parámetros de la responsabilidad social.
Y seguridad. Una tributación que hoy se compara con las
más atractivas del mundo, para fomentar la inversión
privada, y que la consolidó el Congreso, con la reforma
tributaria aprobada en diciembre.
El país, que en el 2002 tenía tasas de inversión
del 12 por ciento, ahora las tiene del 26. Que tenía tasas
de inversión privada del 6,5, ahora las tiene del 19.
A preservarlas.
Y en esa dirección es muy importante lo que ha hecho
el Congreso en estos días, que va a consolidar en las
sesiones de martes y miércoles, en favor de la salud fiscal
de la Nación.
Uno de los requisitos para la confianza inversionista es que
las finanzas públicas avancen en proceso continuo de mejoramiento.
Felicito al Congreso de la República por el valor de apoyar
proyectos tan importantes como el proyecto de las transferencias.
Nos pone entre Núñez y la Constitución del
63. Si hubiéramos revivido la fórmula de la Constitución
del 91, nos habríamos ganado un aplauso efímero
con las regiones, que revertiría en un fustigamiento acre
al momento de incumplir.
El aplauso del 63 en Rionegro duró poco tiempo. La Nación
fue incapaz de cumplir esas obligaciones contraídas frente
a las regiones. La Constitución del 91 en el 98 mostró que
era incapaz de cumplirle a las regiones. Por eso ahora pusimos
las cosas en su justo punto: promover la descentralización
sin arruinar a la Nación. Y creo que mientras las mayorías
del país, llenas de sensatez, ven que esta fórmula
es conveniente, las críticas constructivas que leemos
nos muestran que el Congreso ha acertado.
Un editorial de la Capital de la República dice que el
Gobierno fue muy flexible, que permitió muchos recursos
para las regiones. Y periódicos de las regiones se quejan
y acusan a los parlamentarios de no haber exigido regresar a
la fórmula del 91. Cuando leo a los unos y a los otros,
me parece que hemos cumplido con la norma de Santa Teresa: la
distribución equitativa de la inconformidad. Me parece
que hemos ubicado al país en el justo punto entre la Constitución
del 63 y la Constitución del 86.
Descentralización sí, pero sin arruinar a la Nación,
sostenible, cumplible.
El año entrante la educación colombiana va a tener
un billón de pesos más de transferencias a las
regiones. Eso no se veía. Se profundiza la descentralización.
Y les decía a los maestros de mi Patria, hace dos días,
desde Santa Marta, lo que quiero decirles hoy desde esta plaza
de Cartagena, en los 150 años del Departamento de Bolívar:
el Congreso está aprobando un proyecto que permite que
las transferencias educativas pasen de 9 billones a 17, entre
el 2007 y el 2016.
Pero adicionalmente tenemos que aportarles a las universidades
un billón 800 mil millones al año de transferencias
de la Nación. Y tenemos que asumir la carga pensional
de las universidades. Miren: solamente en la Universidad Nacional
el pasivo pensional puede ascender a cuatro billones. La Nación
tendrá que pagar entre el 92 y el 98 por ciento.
Tercero, a los profesores: además de las transferencias
rutinarias recurrentes año tras año, tenemos que
hacer aportes para rescatar universidades. El último para
rescatar de la postración del cierre a la Universidad
del Atlántico, que costó 30 mil millones.
Y otro punto para los educadores de mi país, para los
padres de familia, para los estudiantes: las pensiones del magisterio
oficial, en lo actualizado hasta hoy en materia actuarial, valen
37 billones. Una tercera parte del presupuesto de la Nación
de un año. Todavía no se ha completado el estudio
y eso lo tiene que pagar la Nación.
Y otra anotación al oído de los profesores de
mi Patria, de los educadores, de los niños, de los jóvenes,
de los padres de familia: mantenemos la Ley 21, recursos extras
de la Nación para contribuir a la infraestructura educativa.
Y otro punto de gran importancia: firmamos un pacto con el Congreso
para que en cada uno de los tres años que faltan de este
Gobierno, haya un aporte adicional a la educación que
tenga prelación sobre otros destinos de inversión.
Y lo vamos a cumplir.
En nuestro primer Gobierno dedicamos 736 mil millones del presupuesto
nacional, por encima, adicionales a las transferencias, para
pagar cesantías atrasadas del magisterio. Cuatrocientos
mil millones para descongelar el escalafón. En cada uno
de los tres años que nos quedan, en el presupuesto nacional,
con prelación a otro destino de inversión, habrá una
partida adicional para resolver problemas de la educación.
La vamos a definir Congreso y Gobierno. Y desde ya invitamos
a los educadores colombianos a vincularse a esa mesa de análisis.
Las protestas de los últimos días las asumimos
tranquilamente. A mí me gusta la protesta social. Qué tal
que hubiera pasividad en un país con tanto desequilibrio.
Lo que no podemos permitir es el vandalismo. Superadas estas
semanas, invitamos a los educadores a sentarse con Congreso y
Gobierno, a mirar las partidas extras para la educación
en cada uno de los tres presupuestos que aún nos restan.
Ya hemos asumido un compromiso: el compromiso de que en el año
2009 habrá un aumento salarial para los profesores de
nuevo escalafón. Y con fe en Colombia, nos proponemos
honrar ese compromiso.
Vamos a defender especialmente, entre esta fecha y octubre,
lo aprobado por el Congreso: descentralización sin arruinar
a la Nación. Hay que aprender de la historia. Si hubieran
moderado a tiempo los excesos federales de la Constitución
del 63, no habría habido necesidad de los excesos centralistas
de la Constitución del 86. Moderar a tiempo es una norma
necesaria de la vida colombiana.
Y este país es muy descentralizado y seguirá siéndolo.
Aprecien esto, apreciados compatriotas: en la Republica Federativa
de Brasil, las regiones gastan el 30 por ciento y en Colombia
el 51. El Estado central del Brasil gasta el 70 por ciento y
en Colombia el 48.
Y allí no estamos sumando aportes del presupuesto nacional
que fortalecen la descentralización y que no son recurrentes.
El Gobierno Nacional aporta el 70 por ciento de Transcaribe,
pero las obras las ejecuta la municipalidad de Cartagena. El
Gobierno Nacional aporta los subsidios de vivienda, pero las
obras las ejecutan alcaldes y gobernadores. El Gobierno Nacional,
por orden del Congreso, ha entregado este año en promedio
140 millones a cada municipio para mejorar sus vías municipales,
y ellos ejecutan la obra: descentralización en la ejecución.
El Congreso tiene que estar orgulloso de que, en medio de la
incomprensión, del bullicio siempre alegre y muchas veces
injusto, acaba de aprobar un proyecto que fortalece la descentralización,
sin causar ruina para la Nación.
Y vamos a repetirlo en todos los rincones de Colombia, especialmente
entre esta fecha y las elecciones de octubre, para que no haya
malos entendidos que desorienten a la opinión, antes de
que la opinión se aproxime a las urnas para elegir a los
nuevos alcaldes, a los nuevos gobernadores, a los nuevos concejales
y a los nuevos diputados.
Y convoco al Congreso para que en martes y miércoles
se complete esta gran tarea. Un período legislativo corto
que ha sido capaz de aprobar el Plan de Desarrollo, las transferencias,
nos falta solamente la conciliación en la plenaria del
Senado, ayer se logró en la plenaria de la Cámara.
Que ha sido capaz de aprobar el TLC, que ha sido capaz de aprobar
leyes tan importantes como la Estatutaria de Justicia, la ley
para resolver en procesos abreviados las pequeñas infracciones,
la ley para evitar la permisividad en la excarcelación,
permisividad en la excarcelación que tanto daño
hace a la seguridad cotidiana, todo eso aprobado por el Congreso.
Nos faltan las conciliaciones. Y vamos a seguir trabajando martes
y miércoles. Y entraran en un receso. Y en ese receso
el Gobierno preparará una nueva agenda. Y empezaremos
el 20 de julio con renovados bríos, porque lo único
que saca a este país adelante es que trabajemos intensamente
por él, con amor, con amor infinito. Para Colombia una
fórmula: quererla, amarla infinitamente y trabajar por
ella incansablemente.
Qué bueno hoy, al recordar el acto legislativo de 1857,
la razón del nombre de Bolívar, de ese Estado y
del departamento de Bolívar, esa sincronía entre
el espíritu del Estado de Bolívar y las ideas del
Libertador.
El período ejemplar, nunca agotado, siempre inspirador,
del presidente Rafael Núñez. El pasado, el presente
de Bolívar, de ver que Cartagena florece de nuevo en su
turismo y que allí en Maríalabaja ya hay alrededor
de 5 mil hectáreas de palma africana de propiedad campesina,
y que la guerrilla y el paramilitarismo ceden en el sur de Bolívar
y que ya hay 13 mil hectáreas de palma africana. Y que
en medio de las inundaciones de La Mojana, avanzan las obras
para reivindicar La Mojana.
Qué bueno venir a compartir con ustedes y con el gobernador
Libardo Simancas estos 150 años de Bolívar, para
decirle a esta tierra que apenas está empezando: ha contribuido
mucho a la Patria, pero se ha acreditado para que la Patria les
pida todos los días a Bolívar y a sus gentes más
y más contribuciones al buen suceso de Colombia.
Que viva Bolívar y que viva Colombia.
Muchas felicitaciones, Gobernador”. |