PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN SEMINARIO SOBRE
CAN – MERCOSUR
Bogotá, 2 mar (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir
en el seminario sobre las perspectivas de un acuerdo de asociación
entre la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión
Europea, que se realiza en la Universidad del Rosario de la capital
del país.
“Les agradezco inmensamente este seminario. Su liderazgo
para que se llevara a cabo, doctor Carlos Holmes (Trujillo, embajador
de Colombia en Bélgica), el acompañamiento y el
entusiasmo de la Universidad (del Rosario) para acoger este seminario
aquí, y la participación de todos quienes nos han
ayudado con sus luces, de México, de Chile, y es muy importante
la participación del eurodiputado, tan buen amigo de Colombia,
José Ignacio Salafranca. Muchas gracias a todos.
Tres objetivos fundamentales de este Gobierno: consolidar la
seguridad, avanzar en la confianza para la recuperación
de la economía, y cumplir unas metas sociales que permitan
que este país que estuvo con una pobreza rondando el 60
por ciento, en el año 2010 la haya reducido al 35, para
que los subsiguientes gobiernos puedan cumplir nuestra visión
de largo plazo: Colombia Segundo Centenario, a fin de que en
el año 2019 esa pobreza no esté por encima del
15 por ciento.
En el tema económico, para nosotros lo fundamental, como
en los otros dos temas, es la construcción de confianza
en Colombia. Y la meta principal, las tasas de inversión.
Creemos que los otros temas de allí se desprenden. Que
el más importante, la gran expresión de confianza
y lo que se convierte en causa eficiente para construir infraestructura,
para resolver problemas sociales, etcétera, es un alto
nivel de inversión.
El país ha venido evolucionando. Estábamos en
el 12 por ciento: 6 y medio o 7 del sector privado. Luego 17 – 19.
Ahora 25 – 26: el sector privado 19 y el resto el Estado.
Nosotros creemos que el país en la medida que logre sostener
esas tasas, esos flujos de inversión, eso puede marcar
la diferencia de introducir un gran salto adelante para la sociedad
colombiana.
Como en oportunidades y consecuencias de esas tasas de inversión,
nosotros estamos buscando un gran avance en capital humano, un
gran avance en capital físico y, por supuesto, un gran
avance en conquista de mercados.
En capital humano tenemos unas metas claramente establecidas
(estamos luchando con todo ahínco para lograrlas) en educación,
en salud, en crédito popular, Banca de Oportunidades,
Familias en Acción, vivienda social, etcétera.
En capital físico, que las grandes obras que empiecen
a darle al país competitividad, que empiecen a desembotellarlo,
que empiecen a permitirle que su comercio exterior fluya. Y por
supuesto, la conquista de mercados.
La conquista de mercados, que está orientada por una
manera de ver el papel del Gobierno en una sociedad.
Nosotros hemos dicho que no podemos estar ni en la ola de desmonte
del Estado ni en la ola estatista. Que nos parece que el Estado
tiene que cumplir una tarea de garante de la cláusula
social, de garante de equidad, y que al mismo tiempo no puede
ser interferencia, obstrucción, a la iniciativa privada.
Que tiene que garantizar la responsabilidad social de la iniciativa
privada, pero en lugar de frenarla, estimularla a que crezca.
Eso es fundamental para lograr ser compatibles las altas tasas
de inversión a las cuales estamos aspirando, con las metas
sociales que nos hemos propuesto.
Pensamos nosotros que hay que empezar a sintetizar lo que ha
sido la gran discusión ideológica latinoamericana
de los últimos lustros.
Por ejemplo, primero se propuso la liberación de mercados.
Ha aparecido una gran oposición. Esa gran oposición
ha dicho que en lugar de estar avanzando en la liberación
de mercados, hay que buscar incorporar a las corrientes dinámicas
de la economía los sectores tradicionalmente excluidos
de nuestras sociedades.
Nosotros pensamos que la incorporación de los excluidos
a las corrientes dinámicas de la economía, es un
imperativo, inaplazable, pero que no se excluye con la búsqueda
de mercados. Al contrario, la búsqueda de mercados da
más confianza para que se den esos flujos de inversión.
Y esos flujos de inversión finalmente van permitiendo
acelerar el proceso de incorporar las masas históricamente
excluidas a las corrientes dinámicas de la economía.
Esto es la conquista de mercados. La vemos como un presupuesto
necesario para hacer el tránsito de una sociedad de grandes
sectores excluidos a una sociedad democrática, pluralista,
totalmente incluyente.
Para nosotros la conquista de mercados también hay que
verla desde las realidades de recursos de los países.
Nosotros, por ejemplo, tenemos una oferta de comercio internacional,
presente y por desarrollar, donde los productos que no necesitan
acuerdos de comercio están bastante ausentes en nuestra
oferta exportable.
Una cosa es salir hoy al mundo a venderles níquel o cobre
a los chinos, una cosa es salir al mundo a vender petróleo,
y otra cosa es ofrecerles gas a vecinos que no lo tienen, y otra
cosa es una economía con 42 millones de ciudadanos, declinante
en hidrocarburos, que tiene que ofrecerle al mundo aquello que
es bastante competido en el comercio internacional y que, por
lo tanto, necesita ofertas de mercado.
También el tema se ha venido examinando en el debate
ideológico con las decisiones de liberalización
de capitales. La oposición ha sido por la circunstancia
(y lo cita Stiglitz en el caso argentino) de que muchos países
trajeron, como consecuencia de haber liberado los capitales,
la desfinanciación de la economía interna.
En Colombia estamos haciendo compatible todo lo que es el crecimiento
de nuestro sistema financiero, a través de dar facilidades
al capital interno y al capital internacional, con una mayor
afluencia de recursos y de facilidades para financiar la economía
interna.
Esta semana me visitaba el Presidente Mundial del Citi Group.
Me decía que llevan 78 años de presencia en Colombia,
que no había venido a Colombia nunca un Presidente Mundial
de la Organización, que venía por primera vez,
que tenía todo el entusiasmo de crecer sus inversiones
en Colombia.
Y empezamos a hablar de este tema, y el compromiso fue que nos
abriría mil corresponsales no bancarios para ayudar a
esa gran estrategia de crédito popular que es Banca de
Oportunidades, que se ha comprometido en este Gobierno a llegarles
con crédito a cinco millones de familias. Ya llevamos
600 mil. De esas 600 mil, 200 mil por primera vez han accedido
al crédito.
Nosotros creemos, pues, que no se puede asociar la búsqueda
de capitales con la desfinanciación de la economía
interna. Al contrario, la búsqueda de capitales en el
mercado internacional, bien orientada por un Estado que no obstruya
pero que sí sea vigilante de la responsabilidad social,
con esos presupuestos la búsqueda de capitales tiene que
ayudar a financiar la economía interna, como requisito
necesario para vincular grandes sectores excluidos a las corrientes
dinámicas de la economía.
Se ha discutido también que América Latina en
los años 90’s se dio a la tarea de desmontar el
Estado. Que cuando llegaron a la conclusión que el problema
no era de mercados, que el problema no era de liberalización
de capitales, entonces creyeron que la causa del problema era
la presencia del Estado, y se dieron a la tarea de desmontarlo.
Colombia no está en ninguno de los extremos. No está ni
en el desmonte del Estado, ni está en la estatización.
Nosotros hemos reformado 300 entidades del Estado, 190 hospitales
públicos, ahora estamos reformando la totalidad de las
clínicas del Seguro Social, transformando la EPS, transformando
riesgos profesionales, transformando pensiones, a partir del
supuesto de que el Estado tiene que ser garante de lo social.
Tiene que estar allí presente aun en sectores donde haya
mucha vitalidad del sector privado, no para obstruir al sector
privado, sino para erigirse como una reserva en favor de la comunidad,
a fin de que cuando se den fallas de mercado la perjudicada no
sea la comunidad, sino que el Estado garantice que esas fallas
del mercado no pueden afectar los derechos fundamentales de la
comunidad.
Pero creemos que el Estado en sus diferentes expresiones no
puede estar al servicio de la politiquería ni de los excesos
sindicales, sino al servicio de la comunidad.
Y eso empata con una creencia fundamental: pensamos que se necesita
un gran equilibrio entre la democracia participativa y la democracia
representativa.
Por eso hemos venido impulsando, en nuestra manera de ver las
cosas, la solidez de las instituciones, que implica la solidez
del Congreso de la República, y lo que es la separación
de la visión y la defensa de la institución: separarla
de la responsabilidad personal que en hechos criminales puedan
tener integrantes.
Hemos venido combinando esa visión con la de darle creciente
participación a la Nación colombiana en espacios
de democracia directa, sobre todos los asuntos de la vida nacional.
Entonces hemos buscado que todos estos caminos nos conduzcan
a las metas sociales que hemos propuesto. Y la integración
a la economía internacional para nosotros es fundamental.
Hace cuatro años y medio empezamos lo que parecía
improbable de obtener: el acuerdo Comunidad Andina – Mercosur.
Tengo que reconocer que la elección del presidente Lula
en Brasil ayudó a abrir esos espacios. Se logró ese
acuerdo. Es de gran importancia.
Empezamos la negociación con los Estados Unidos. Cuando
uno repasa los antecedentes de esa negociación, encuentra
que visionariamente lo había logrado el presidente López
Pumarejo. La guerra impidió su práctica.
¿Después qué ocurrió? Hubo intentos
de carteras ministeriales en Colombia, pero no se llegó a
consensos de Gobierno.
Lo primero que hicimos nosotros fue construir un consenso al
interior del Gobierno. No era fácil. Para muchos de mis
compañeros de Gobierno, cuando empezábamos la tarea,
en agosto de 2002 un acuerdo CAN – Mercosur era imposible.
Y un acuerdo Colombia – Estados Unidos era imposible. Y
resultaba también bien difícil desde la perspectiva
de los Estados Unidos.
Fue muy difícil para nosotros lograr el tránsito
del viejo Atpa al nuevo Atpdea. Muy difícil. El presidente
Pastrana y su Gobierno hicieron todos los esfuerzos. A nosotros
nos tocó la tarea de que se culminara esa aprobación
en los Estados Unidos y se produjera la iniciación de
su vigencia efectiva.
Y fue muy difícil en los últimos meses conseguir
la extensión de la Atpdea en los Estados Unidos. Y fue
muy difícil que los Estados Unidos expresara voluntad
de negociar el tratado bilateral con Colombia. Y ha sido muy
difícil el proceso de negociación.
Y ahora nos aprestamos a la ratificación en los Congresos.
Que debería tener en consideración en Colombia
la circunstancia de las elecciones del 2006. En esas elecciones
el Gobierno, con toda franqueza, propuso el tema a la sociedad
colombiana.
Yo recuerdo que antes de las elecciones de Congreso, les pedí a
los negociadores que aceleráramos el cierre de la negociación,
para que nuestros compatriotas pudieran llegar a las elecciones
de Congreso con cabal conciencia sobre ese tratado. Con cabal
conciencia de que el Gobierno y las bancadas parlamentarias que
lo apoyaban, habían tomado la decisión de negociar
con los Estados Unidos ese acuerdo de comercio, y entonces las
elecciones eran una gran posibilidad para que el pueblo colombiano
se pronunciara.
Algunos me dijeron en febrero del año pasado: Aplacemos
el cierre de la negociación, hagámoslo después
de elecciones, que es muy peligroso. Mire lo que acaba de ocurrir
en Costa Rica.
Pues a nosotros nos parecía que lo peligroso era no utilizar,
no apelar a las instancias de la democracia, para que en el debate
se sopesaran los temas más importantes de la vida nacional.
Por eso aceleramos el cierre antes de la elección parlamentaria,
e hicimos de la elección parlamentaria y de la elección
presidencial también un escenario para debatir el tema.
Confiamos que los Estados Unidos, sus dos partidos, todo su
Congreso, puedan entender que cuando le propusieron a América
Latina la unión comercial de las Américas, no sería
consecuente con ella, negar el tratado de Colombia y el tratado
de Perú.
Confiamos que cuando la reacción de opinión de
América Latina le está pidiendo a Estados Unidos
más atención a nuestros países, con ello
no sería consecuente negar el tratado de Colombia y el
tratado de Perú.
Y eso no se excluye con nuestra vocación latinoamericana.
Nosotros estamos en la tarea de profundizar la Comunidad Andina.
Quisiéramos el reingreso de Venezuela. Qué bueno
que Chile se haya vinculado como Estado asociado de la Comunidad
Andina. Qué bueno que podamos profundizar los lazos que
ya construimos entre la Comunidad Andina y Mercosur.
Y además hemos participado en la fundación de
la Unidad Latinoamericana. Y Colombia se empeñó hace
cuatro años, y lo logramos, en vincularse al Plan Panamá – Puebla.
Por nuestra situación geográfica, nos corresponde
participar del Plan Panamá – Puebla, que es un principio
muy importante de integración en infraestructura.
Confío que en las próximas semanas podamos cerrar
el tratado de comercio con Guatemala, con El Salvador y con la
República de Honduras. Es un paso necesario. No se comprendería
que mientras Centroamérica tiene un tratado con los Estados
Unidos, nosotros lo tenemos firmado aún sin ratificar,
entre nosotros no avanzáramos en integración.
Hemos hablado del tema de los acuerdos con los tres últimos
Primeros Ministros de Canadá: el actual Primer Ministro
ha mostrado toda su voluntad para avanzar con nosotros en la
negociación de este tratado de comercio.
Nos parece muy importante avanzar con la Unión Europea.
Finalmente son tan precarias las preferencias europeas, como
las preferencias de los Estados Unidos. Ambas son muy limitadas
en el tiempo. No dan confianza para que vengan las inversiones.
Si ustedes me preguntaran qué aspira el Gobierno de los
tratados, si más comercio o más inversión,
yo diría, primero, más inversión. Porque
la inversión es la que nos da la posibilidad de ser competitivos
para poder tener éxito en el comercio. Y las preferencias
unilaterales, por su precariedad, que empieza por su naturaleza
unilateral, son obstáculos a la inversión.
Los americanos dicen: bueno, queremos invertir en Colombia,
pero con preferencias no tenemos confianza, necesitamos el tratado.
Los europeos dicen lo mismo.
El tratado con Europa tiene la connotación de que, más
allá que un tratado de comercio, es un acuerdo también
de diálogo político. Diálogo político
alrededor de la democracia, diálogo político alrededor
de las libertades, diálogo político alrededor de
los derechos humanos, diálogo político alrededor
de la equidad. Eso nos parece bien importante.
Quisiéramos que esas negociaciones, que han estado en
la etapa embrionaria, empiecen cuanto antes formalmente. Hemos
tenido lustros para pensar en ella. Debemos declararnos listos
para llegar a un final exitoso en esa negociación, con
prisa, con velocidad. La pobreza de nuestros pueblos no da más
espera.
Uno ve muchos países de Europa del Este, en esa ansiedad
por formar parte de la Unión Europea, y eso nos tiene
que llamar la atención.
¿Por qué si ellos, con su buen sentido, con la
observación histórica, unánimemente, llegaron
a la conclusión que necesitaban hacer parte de la Unión
Europea, cómo no vamos nosotros a impulsar esa integración
parcial que se da a través de este acuerdo de diálogo
político y de este acuerdo comercial con la Unión
Europea?
Pero quiero también expresarles a ustedes esta tarde
que estamos dispuestos, en concomitancia o previamente a la negociación
del tratado con la Unión Europea, a negociar con cada
uno de los países europeos, con velocidad, con prisa,
en el curso de los próximos meses, los acuerdos de desmonte
de la doble tributación.
La doble tributación es una barrera a la inversión.
Me dicen los ingleses y los franceses y los alemanes: bueno,
queremos invertir en Colombia. Colombia tiene hoy condiciones
muy importantes para invertir, Colombia acaba de aprobar una
reforma tributaria totalmente atractiva a la inversión.
Pero cuando invertimos en Colombia o en un país con el
cual el nuestro no tenga un tratado de desmonte de la doble tributación,
tenemos que pagar impuestos por las inversiones en Colombia y
por las inversiones en nuestro país.
Logramos el primer acuerdo de desmonte de la doble tributación
con España. Y confiamos que el Ministerio de Comercio
y la Cancillería rápidamente logren los acuerdos
de desmonte de la doble tributación con otros países
europeos y con China. Y ojalá con países asiáticos,
distintos a China, que puedan ser fuentes de inversión
en Colombia.
Como ven ustedes, para nosotros el tema del libre comercio no
es una categoría ideológica, no es un mito. Es
un camino práctico para fomentar inversión, es
un camino práctico para crecer la afluencia de recursos
en nuestro país y disponer de los recursos para lograr
las metas sociales que nos hemos puesto.
Una prueba al canto de que nosotros queremos abrirnos con todo
el mundo, llegar a todo el mundo, es el reciente acuerdo de comercio
que hemos logrado con la República de Cuba.
Cuando veo algún país de la región como
Chile, con 16 millones de habitantes, hago esta reflexión:
ha negociado Chile con 54 países. Esos 54 países
suman 3.500 millones de consumidores. ¿Qué pueden
pensar los chilenos? Ellos son 16 millones de productores, que
tienen 3.500 millones de compradores. 3.500 millones de potenciales
inversionistas en Chile.
Nosotros sin cobre, nosotros sin níquel, con un petróleo
gota a gota, nosotros con 42 millones de habitantes, con muy
serias dificultades todavía de pobreza, tenemos no sólo
el derecho sino la obligación de llegar a tener también
un mercado por lo menos de 3.500 millones de consumidores.
Eso hay que mirarlo no desde la perspectiva de la lucha ideológica,
sino desde la perspectiva de oportunidades para el talento colombiano.
Les agradezco inmensamente este seminario. Pongámosle
todo entusiasmo a la integración de Colombia a la economía
mundial, para traerles oportunidades a nuestros trabajadores.
Y por supuesto, quisiera escuchar preocupaciones de ustedes
que quieran formular sobre la coyuntura, sobre la visión
de Gobierno. Sé que a los europeos les preocupa el tema
de la parapolítica, el tema del DAS. Entonces ahí se
los introduzco en el temario, en el menú, para que no
vayan a sentir restricciones para preguntarlo, como se lo voy
a introducir más tarde al Representante MacGovern de los
Estados Unidos, con quien voy a tener una cita dentro de una
hora.
Muchas gracias y les ofrezco la palabra”.