Primera frase de Bush a Uribe
“AMIGO, VEN AQUÍ, QUÉ BONITA ES TU CIUDAD”
Bogotá, 11 mar (SNE). Como acostumbra a hacerlo siempre,
este domingo el presidente Álvaro Uribe se levantó antes
de que clareara el día. Hizo una oración y pasó revista
a la situación de orden público. Desayunó,
se enteró de las noticias y permaneció recogido
con su familia en el apartamento privado de la Casa de Nariño.
Se dedicó a afinar los parlamentos para las distintas
reuniones que sostendría con Bush.
Hacia las diez de la mañana ya todos los preparativos
en la Casa de Nariño, en la Plaza de Bolívar y
en el Aeropuerto Militar de Catam estaban en su punto. Alrededor
de 25 cajas con flores, entre exóticas y ornamentales
e industriales, la mayoría donadas por el gremio de cultivadores
Asocolflores, se habían utilizado para engalanar los distintos
lugares del recorrido de Bush por el palacio presidencial.
A esa hora se extendió el tapete rojo en la Plaza de
Armas para los honores militares. Y a esa hora exacta, por la
planta
baja de la Casa de Nariño, ingresó un grupo élite
conformado por 15 “Rangers”, descomunales, vestidos
unos de camuflado y otros de negro, luciendo gafas oscuras y
portando maletas con armas de miras telescópicas y aparatos
de rastreo digital. Los militares se ubicaron en puntos estratégicos.
Incluidos los techos.
UN JARRÓN MOPA, EL REGALO DE URIBE A BUSH
Ya para entonces se habían definido los regalos que se
intercambiarían los presidentes.
La decisión del mandatario colombiano fue obsequiar a
Bush un Jarrón Barba Mopa Mopa, que iría acompañado
de una nota explicativa sobre la técnica empleada para
decorar el jarrón.
Dicha nota decía: “Del árbol selvático
de Mopa Mopa se extrae una resina con la cual, luego de cocinarla,
teñirla con tintes vegetales y estirarla hasta formar
una delgada lámina, se cubren superficies de objetos de
madera. Mediante el cortado y aplicado en zonas que alternen
y contrasten los colores, se obtiene una decoración con
diseños variados que pueden ser geométricos, lineales
y figurativos, según el deseo del artesano. Esta específica
manera de ornamentar bandejas, platos, cofres y otros, se denomina
Barniz de Pasto, por ser esa ciudad colombiana, capital del departamento
de Nariño, el lugar donde se ha conservado la tradición
artesanal, que tiene antecedentes prehispánicos y una
continuidad que abarca tiempos coloniales”.
Por su parte, el regalo para la esposa del presidente Bush,
la señora Laura, fue una gargantilla momposina en oro
y plata. En este caso la pertinente nota explicativa que acompañó el
regalo fue: “En Mompós, la ciudad colonial olvidada
en un recodo del río Magdalena y de la historia, se
conserva, pujante y productiva, la técnica artesanal
de la orfebrería. Luis Guillermo Trespalacios Mesa es
un patriarca del oficio, con más de sesenta años
de experiencia en el constante trajinar del trabajo en oro,
plata y bronce. Él es maestro en dominar una de las
labores artesanales que requieren de gran exactitud, imaginación
y poder creativo. Este joyero de las maravillas funde el metal
y lo convierte en hilo para tejer en entorchados y dobleces,
en círculos concéntricos, en espirales y óvalos,
las gargantillas de rosas, los collares de hojas y flores,
los aretes y anillos y pulseras que lucirán las mujeres
de su llanura del Caribe. La orfebrería precolombina,
truncada en la Conquista, renace en la Colonia con aportes
hispanos, y llega hasta el presente, conservada en el diario
y minucioso quehacer de artesanos y artistas como Guillermo
Trespalacios”.
En cuanto al regalo para la Secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, se trató de una pieza artesanal elaborada en madera
de pino, con bordes trabajados en cañaflecha y terminaciones
en plata ley 9.25.
A su vez, el presidente Bush regaló a Uribe Vélez
un cubrelecho de edredón, estampado con la figura de un
caballo.
Todos estos regalos se intercambiaron en forma protocolaria
a través de Casa Militar de los dos países.
LLEGADA A CATAM
El Air Force One aterrizó en Catam faltando cinco minutos
para las 12 del día. Se abrió la portezuela. El
presidente Bush, luciendo traje gris y corbata rojiza, y su esposa
Laura,
de traje claro, asomaron y saludaron levantando la mano. Descendieron
por las escalerillas, él tomándola a ella por el
brazo.
Al tocar tierra fueron recibidos por el canciller colombiano
Fernando Araújo y el embajador de Estados Unidos en
Bogotá, William Wood. Permanecieron unos cinco minutos
en Catam, cuyas instalaciones habían sido olfateadas
hasta la saciedad por una cuadrilla de 15 perros amaestrados.
Acto
seguido abordaron la caravana, compuesta por 40 vehículos,
entre los que se contaban la limusina del presidente Bush y su
esposa Laura, los carros de seguridad de la Casa Blanca, la ambulancia
presidencial, los vehículos de la comitiva, el carro del
Canciller de Colombia, y seis microbuses en los que iban 15 periodistas
que viajaron desde Montevideo (Uruguay) en el Air Force One.
Los vehículos de la caravana y el equipo de comunicaciones
y rastreo satelital, habían llegado a Catam varios días
atrás, a bordo del avión C-5 Galaxy, el avión
carguero más grande del mundo.
RECIBIENDO A BUSH EN LA PLAZA DE BOLÍVAR
La caravana tomó la Calle 26 y tardó menos de
diez minutos en recorrer el trayecto desde Catam hasta la Carrera
Séptima, para venir a detenerse en la esquina norte de
la Plaza de Bolívar, frente a la Casa del Florero.
Una nube de periodistas nacionales e internacionales esperaba
su arribo a este lugar desde primeras horas del día.
Desde los enviados especiales de CNN y el canal qatarí de
televisión Al Jazeera, que hizo varios reportes en directo
por la mañana, hasta La Voz de los Robles de Tuluáa
(Valle), acreditada para cubrir el encuentro de mandatarios.
En las cafeterías aledañas, antes de ingresar
a sus lugares de trabajo en la Plaza de Bolívar, los periodistas,
fotógrafos, camarógrafos, técnicos y conductores,
habían tomado la precaución de comprar víveres
y refrigerios en la cafeterías aledañas, para no
tener que salir después, pues la orden perentoria era
que comunicador o vehículo que saliera de la plaza durante
el lapso de espera de la caravana, no podría volver a
ingresar.
“AMIGO, VEN AQUÍ, QUÉ BONITA ES
TU CIUDAD”
Entre la Casa del Florero y la puerta de entrada a la Casa de
Nariño de la carrera séptima, frente al nuevo
edificio del Congreso, la limusina del presidente Bush fue
escoltada por siete caballos montados por jinetes del Batallón
Guardia Presidencial.
La puerta del palacio estaba abierta, pero, por razones protocolarias,
el presidente Uribe y su esposa Lina esperaban a los visitantes
en el interior del edificio. Se abrió la puerta de la
limusina y Bush vio a Uribe.
–¡
Amigo, ven aquí, qué bonita es tu ciudad! –dijo
Bush a Uribe, en español, invitándolo a que saliera.
Con su esposa Lina, el presidente Uribe salió de la Casa
de Nariño, se abrazó con Bush y le explicó que
por razones de protocolo no había salido a la calle a
recibirlo. A lo cual Bush sencillamente replicó, también
en español: “Qué bonita es tu ciudad, qué bonitos
edificios, qué buen tiempo hace”.
Las primeras damas, Lina de Uribe y Laura Bush, aprovecharon
este breve momento para saludarse, tras lo cual todos ingresaron
a la Casa de Nariño.
Por el camino, el presidente Uribe aprovechó para presentar
a su invitado a algunos funcionarios de la Casa de Nariño,
entre ellos el secretario de Seguridad, coronel Flavio Buitrago,
y el de Prensa, César Mauricio Velásquez, con quienes
Bush intercambió frases en español. La impresión
que quedó es que el Presidente de los Estados Unidos,
si bien no es un ducho en la materia, tiene capacidad para sostener
una conversación en castellano.
GALERÍA DE EXPRESIDENTES
El primer recorrido de los dos Jefes de Estado en el interior
de la Casa de Nariño se cumplió a lo largo de
la Galería de Expresidentes, un hall en cuyas paredes
hay colgados retratos de los últimos gobernantes del
país, concluyendo con El Libertador Simón Bolívar.
Uribe se detuvo a mostrarle a Bush especialmente las pinturas
de López Michelsen, Turbay, Gaviria y Pastrana.
La exposición de cuadros en esta galería funciona
de la siguiente manera: cada vez que un presidente termina su
mandato, tiene la posibilidad de escoger a un pintor favorito
para que lo represente. Hecho esto, su retrato se cuelga al inicio
de la galería y los demás avanzan un espacio. Esto
significa que la última pintura de la serie se queda sin
sitio para ser exhibida, por lo cual sale de la galería
y es enviada a un museo especial.
En consonancia con esto, cuando el presidente Álvaro
Uribe termine su administración en el año 2010,
su retrato ocupará el primer lugar de la serie, y saldrá de
la misma la pintura del presidente Carlos E. Restrepo, quien
gobernó el país entre 1910 y 1914, por ser la última
que ocupa la galería.
FOTO OFICIAL
Terminado este trayecto, Uribe y Bush marcharon hacia el Salón
Luis XV, pasando cerca de la escultura Baco, dios de la fiesta
y el vino, de 1.800 años de antigüedad y hallada
hace bastante tiempo en la costa del Mar Mediterráneo.
El Salón Luis XV fue el sitio del encuentro de Bush con
los hijos del presidente Uribe, Tomás y Jerónimo,
a quienes el mandatario estadounidense expresó especial
deferencia, al punto que insistió en tomarse una foto
con ellos. Otro tanto hizo con las señoras encargadas
del protocolo de la Casa de Nariño. Bush también
pidió una foto familiar, en la cual quedaron para el recuerdo –en
su orden– Tomás Uribe, Laura Bush, los presidentes
George Bush y Álvaro Uribe en el centro, la señora
Lina y Jerónimo Uribe cerrando el lado derecho.
En la foto oficial, tomada en este mismo sitio, el Salón
Luis XV, como es de protocolo, solamente aparecen los dos Jefes
de Estado, con el retrato del presidente Rafael Reyes de fondo.
Por fuera de cuadro quedó el resto del mobiliario del
Salón, estilo Luis XV, que transpira arte rococó y
dentro del cual se destacan la lámpara de cristal murano,
uno de los materiales más finos del mundo, y los jarrones
hechos por la famosa fábrica de porcelanas Meissen de
Alemania, así como la escultura del Fauno, dios de la
agricultura, hecha en bronce fundido.
HONORES EN PLAZA DE ARMAS
Eran pasadas las 12 y 30 del día cuando, concluida la
faena de la foto oficial, los presidentes marcharon hacia la
Plaza de Armas, donde todo estaba dispuesto para la ceremonia
de honores militares: el tapete rojo extendido, las comitivas
de los dos países alineadas, las banderas de los dos países
flotando a viento, las fuentes de agua dando un toque mágico
al escenario, la banda de guerra del Batallón Guardia
lista para dar el recibimiento, el maestro de ceremonias frente
al micrófono, los fotógrafos con el dedo sobre
el obturador, los caballos de la escolta de protocolo ubicados
sobre el costado de la Plaza que mira hacia el Capitolio Nacional.
“Quietos para la foto”, gritó uno de los periodistas
apostados en un sector del costado de la carrera octava de la
Plaza de Armas, en cuanto aparecieron Bush y Uribe, emergiendo
por el Hall de Banderas.
–
Welcome to Colombia! – gritó otro periodista.
–
How are you?– atinó a contestarle Bush.
Avanzaron cuarenta pasos sobre el tapete rojo hasta ubicarse
en la tarima dispuesta para ellos, entre las comitivas de los
dos países. La banda del Batallón Guardia Presidencial
interpretó los dos himnos, empezando por el de Estados
Unidos y terminando con el de Colombia. Se produjeron luego
los saludos de las comitivas a los presidentes y las primeras
damas, tras lo cual llegó el momento de pasar revista
a las tropas, acto en el que también participaron el
ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el comandante general
de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León.
Luego los dos Jefes de Estado entraron a la Casa de Nariño.
REUNIÓN BILATERAL
De inmediato, sin dar tiempo para nada más, ingresaron
al Salón Protocolario, para dar inicio a la reunión
bilateral de los dos presidentes y sus equipos. Antes de sentarse
a la mesa para discutir los temas fuertes de la visita, el presidente
Uribe enseñó a Bush las pinturas de Bolívar
y Santander que adornan el salón. La secretaria de Estado,
Condoleezza Rice, se mostró interesada en el tapiz hecho
en fique de Olga de Amaral. Bush firmó el libro de registro
de visitantes ilustres.
Siete puntos, que tenía perfectamente preparados, trataron
el presidente Uribe y su equipo con sus pares de los Estados
Unidos:
1. Gratitud a Bush por su apoyo práctico en seguridad
y en la lucha contra las drogas.
2. Modelo de Estado: No estatismo, no desmantelamiento del Estado,
confianza inversionista y responsabilidad social.
3. TLC como sinónimo de inversión, empleo y reducción
de la pobreza.
4. Medio Ambiente: los biocombustibles como alternativa.
5. Lucha contra la droga: apoyo a la erradicación manual
y el programa familias guardabosques.
6. Reflexión sobre el terrorismo.
7. Frase del Libertador: “La energía de la fuerza
pública es la única salvaguarda del débil,
la única que aterra y disuade al delincuente”.
APERITIVO
La reunión bilateral tardó una hora y cinco minutos.
Se abrieron las puertas del Salón Protocolario y los asistentes,
con quienes los esperaban afuera, marcharon al Salón Ezpetela,
donde las comitivas departieron unos minutos y degustaron una
copa de vino blanco como aperitivo.
El tema de la reunión del Salón Ezpeleta, que
cumple funciones de sala de recibo de la Casa de Nariño,
giró en
torno a su mobiliario, entre el que se destaca un jarrón
Meissen, de valor incalculable y del que sólo existen
tres modelos en el mundo. Como cosa curiosa, se observa un cucarrón
petrificado que permanece adherido a la base del jarrón.
Se dice que hace muchos años ese cucarrón llegó ahí,
y nunca volvió a moverse.
Con el nombre de este salón, contó uno de los
encargados de protocolo, se quiso hacer un homenaje al Virrey
Ezpeleta.
En el salón está la lámpara más antigua
de la Casa de Nariño, dotada con un sistema de poleas
que permitía bajarla para acondicionarle las velas.
También posee un par de asientos largos para dos o más
personas. Uno de los asientos es bajo, y era el que, en tiempos
de la Colonia, correspondía a las damas del séquito.
Ahí se sentaban ellas, extendiendo por toda la sala sus
frondosos vestidos con cola, a escuchar o a coquetear con sus
contertulios varones. Ellos se acomodaban en un asiento similar
pero de patas más altas, al frente y a una distancia de
varios metros de ellas.
Sobre los espejos que también posee este Salón,
existe el mito, por supuesto inventado, de que quien se mire
en ellos y que sea soltero o soltera, nunca podrá casarse.
EL MENÚ
Tras el aperitivo, alrededor de 40 personas ingresaron al Salón
Azul para dar inicio al almuerzo, en cuya preparación
participó un equipo de 25 personas, entre chefs y ayudantes
de cocina. El menú del almuerzo para el presidente Bush
y su comitiva fue el siguiente:
Entrada: Crema de chócolo con niditos de plátano
verde y suero costeño y aguacate.
Plato principal: Pescado mero con piña caramelizada al
ron en mantequilla de albahaca, acompañado de arroz salteado
en soya y jengibre con frutos secos. Además de esto, ensalada
de lechugas mixtas, tomates punta de espárrago verde con
palmitos, fresas y uchuva.
Postre: Blinzerde de guayaba, arequipe, queso y salsa caliente
de crema a la guayaba.
El almuerzo comenzó a las dos de la tarde en el Salón
Azul, conocido así porque este es el color que predomina
en sus paredes. El salón hace las veces de comedor oficial
de la Casa de Nariño. Su principal atractivo es el tríptico
del maestro Antonio Barrera, en el cual se plasman tres hermosos
paisajes de la geografía nacional: un amanecer en el Atlántico,
un atardecer en el Pacífico y un panorama de las regiones
andina y amazónica. La monumental porcelana que adorna
el comedor, fue un regalo del gobierno francés durante
la presidencia de Alfonso López Pumarejo.
HISTORIA DEL GATO
Simultáneamente se cumplía la agenda paralela
de las primeras damas, Lina de Uribe y Laura Bush. Tras almorzar
en la Vicepresidencia de la República, hacia las 2:30
de la tarde visitaron la Escuela de Artes y Oficios Santodomingo,
ubicada a pocas cuadras de la Casa de Nariño, donde intercambiaron
palabras con las personas que se capacitan allí en actividades
como carpintería, bordado, platería y cuero. La
señora Bush prestó especial atención a las
artesanías de los estudiantes.
La tercera etapa de las primeras damas se cumplió en
la Fundación Rafael Pombo, donde compartieron con niños
vulnerables procedentes del sector de Altos de Cazucá en
Soacha. Doña Laura les leyó la historia “La
primera luna llena de gatita”, del escritor escocés
Kevin Henkes, sobre un gato que confunde la Luna con su taza
de leche y nunca puede alcanzarla.
El cuento fue leído en inglés y traducido simultáneamente
al español por la representante de la Fundación,
Juanita Santos, con el propósito de que los niños
estuvieran al tanto de lo que se les estaba narrando.
Antes de despedirse, la señora Bush dejó de recuerdo
a los niños una postal en la que aparece la mascota de
la Casa Blanca, que precisamente es un gato, parecido al de la
historia que acababa de contar. Terminada esta visita, las primeras
damas regresaron a la Casa de Nariño y se reunieron con
las comitivas.
EL “SOROCHE” DEL PRESIDENTE BUSH
En este intermedio, el presidente Bush presentó algunas
molestias corporales, causadas por la altura de Bogotá,
lo que comúnmente se conoce como “soroche”,
y que se solucionó cuando el mandatario estadounidense
ingirió panelitas y bocadillos veleños.
Así que en cuanto se repuso, Bush reanudó su intensa
jornada, escuchando de boca del presidente Uribe los problemas
de heladas que recientemente afrontó la Sabana de Bogotá,
participando en la rueda de prensa del Salón Bolívar
que terminó con un “Dios los bendiga” dicho
en español, reuniéndose con colombianos afrodescendientes
en el Salón del Consejo de Ministros, y concluyendo con
la visita a la Plazoleta de los Novios, donde recorrió seis
stands que exhibían productos de desarrollo alternativo,
apoyados por el Gobierno de Estados Unidos.
En el primer stand, de Asocolflores, habló con dos desplazados
que trabajan en cultivos de flores ornamentales que se envían
a Estados Unidos. En el segundo, escuchó a dos guardabosques,
uno que trabaja produciendo miel en la Sierra Nevada de Santa
Marta, y otro que produce café especial en La Vega (Cauca).
En el tercer stand intercambió impresiones con dos cultivadores
de cacao. En el cuarto observó los palmitos del Putumayo.
En el quinto saludó a una reinsertada y a un ex soldado
de contraguerrilla, que mostraban cuadros de paisajes colombianos
y artículos típicos como ponchos paisas y sombreros
aguadeños. En el sexto y último stand, de Asocaña
y Fedepalma, revisó las muestras de biocombustibles colombianos,
como etanol, biodiesel y aceite de palma africana.
La despedida de Uribe y Bush, tal como estaba previsto, se dio
hacia las cinco y media de la tarde en la Plaza de Armas. Bush
abordó la caravana y partió hacia la sede de
la Embajada de Estados Unidos, donde hizo una escala para departir
con sus funcionarios acreditados en Colombia. La caravana reanudó su
marcha, llegó a Catam, los visitantes se apearon y abordaron
el Air Force One, que despegó hacia las siete de la
noche rumbo a Guatemala. Al presidente Uribe le quedó sonando
esa frase, la primera dicha por Bush al inicio del encuentro: “Amigo,
ven aquí, qué bonita es tu ciudad”. Así se
lo comunicó Uribe a los periodistas en un encuentro
informal con que cerró la noche de este domingo histórico.