PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE ANTE LA SOCIEDAD
INTERAMERICANA DE PRENSA
Cartagena, 18 mar. (SNE). - Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez,
al intervenir en la asamblea de la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP).
“Muchas gracias por estar en Colombia, muchas gracias
por regresar después de tantos años.
En este país la libertad de prensa se respeta, sin someterla
a discusión. Ha sido una tradición de los gobiernos
de Colombia. Difícil para mí escoger uno de mis
antecesores en la Presidencia de la República para proponerlo
como representante de la tradición colombiana de respeto
a la libertad de prensa.
El año pasado celebramos los 100 años del nacimiento
de Alberto Lleras Camargo. Permítanme reivindicarlo como
esa expresión colombiana superior de respeto a nuestra
tradición para honrar las libertades.
Como dirigente político fue un gladiador para rescatar
la libertad de prensa, como Presidente de la República
la honró de manera ejemplar, y como periodista la ejerció sin
restricciones.
Muchas gracias por venir a Cartagena, a esta maravillosa ciudad.
Déjenme decir que al lado de todo lo bueno y bonito,
tiene mucha pobreza. En pocos años pasó de 500
mil habitantes a un millón. Ese crecimiento no fue solamente
atraído por todas las posibilidades de la ciudad, sino
forzado por el desplazamiento, al cual fueron sometidos muchos
compatriotas por guerrillas y por paramilitares.
Por supuesto, ese crecimiento desbordado en tan pocos años
fue un crecimiento de la pobreza. Pero así como empiezo
por reconocer ese problema, también permítanme
decir que estamos haciendo todos los esfuerzos para superarla.
Casi cinco años de Gobierno. Cuando hablaba con el Vicepresidente
(Francisco) Santos y con el ministro de la Defensa (Juan Manuel
Santos), para que me aconsejaran sobre qué decir ante
la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ellos
me dijeron: “Hable cortico”.
No me resulta fácil. Tengo muchas cosas que me muero
del deseo de contarles. Y entonces ahí voy a contradecir
las generosas palabras del doctor Enrique Santos Calderón,
para decirles que en América Latina no soy yo tan poco
convencional. Siempre mantengo ese convencionalismo de hablar
largo. Vamos a ver qué podemos hacer hoy.
Hemos venido trabajando un concepto de Estado Comunitario. Hemos
querido salirnos de la discusión entre neoliberalismo
y estatismo.
Un concepto de Estado con alta participación ciudadana
para la toma de decisiones públicas, para la ejecución
de esas decisiones y para la vigilancia de esas decisiones.
Un concepto de Estado en el cual nosotros no desmantelamos las
instituciones del Estado, pero tampoco permitimos que sean obstáculo
a la inversión privada.
Hemos reformado más de 300 entidades del Estado, sin
desmantelarlo, agregándoles valor, convirtiéndolas
en entidades transparentes, eficientes, al servicio de la comunidad.
Hace cuatro años me decían que dejáramos
morir la Empresa Nacional de Telecomunicaciones. La reestructuramos,
tenía valor negativo, hoy tiene valor positivo. No obstaculiza
la inversión del sector privado en el sector de las comunicaciones
y es una gran reserva del Estado para garantizar la provisión
social del servicio, la llegada a comunidades remotas.
Un socio estratégico ha ayudado a darle valor en favor
de toda la comunidad, y además se convierte en un obstáculo
para que prospere allí el clientelismo o la corrupción.
Ese solo caso me permito referirlo a ustedes brevemente para
ilustrar el esfuerzo que estamos haciendo para reformar el Estado.
Nosotros tenemos un concepto de sociedad, pluralista, incluyente,
en permanente debate, pero no con antagonismos insuperables;
de base fraterna, no con odio de clases.
Nuestra idea central es profundizar confianza en Colombia. Discrepamos
de la discusión latinoamericana entre izquierda y derecha.
Creemos que es obsoleta, creemos que no tiene razón práctica
y es polarizante.
Tenía razón cuando en América Latina se
confrontaba a las dictaduras, aparecían derechas para
soportarlas, y bien importado el concepto europeo de izquierda
para combatirlas.
Cuando todo el mundo se precia hoy de que quiere simplemente
honrar la democracia, esa vieja división es obsoleta,
polarizante –como se demostró en la elección
del último Secretario General de la Organización
de los Estados Americanos (OEA)–, y poco práctica.
Una colega de ustedes, periodista internacional, me preguntaba
un día que cómo nuestro Gobierno podía vivir
en una América Latina de crecientes gobiernos de izquierda.
Y le dije yo: ¿Y por qué dices que otros son de
izquierda y el mío de derecha? No me dio un solo argumento.
Y después le dije: ¿Y por qué insistes
en el tema? Y me dijo ella que era de izquierda. Y le dije: ¿Y
por qué yo doy de derecha? No me dio un solo argumento.
Y le dije: Y tú que has hecho una comparación entre
el gobierno del presidente Lula en Brasil y el nuestro, y le
hablé de otros, ¿puedes decir que ellos son de
izquierda y el nuestro de derecha?
Y el diálogo con esa comunicadora internacional me demostró que
esa división es hoy polarizante, artificial, no tiene
sustentación práctica.
¿Qué proponemos? Avancemos hacia el futuro alrededor
de la regla democrática y una democracia moderna, una
democracia con seguridad democrática, con libertades,
con cohesión social, con transparencia, con instituciones
independientes.
La seguridad con alcance democrático todo el mundo la
requiere, izquierdas y derechas. ¿Cómo prosperan
las izquierdas sin seguridad? ¿Cómo aquellos que
piensan que pueden tener un pensamiento de derecha, lo defienden
sin seguridad?
Las libertades: en algún momento europeo las reclamaban
unos, los de izquierda, y las negaban los de derecha. Pero también
en otro momento los de izquierda decían que esas libertades
eran las libertades de las clases dominantes, que lo que se necesitaba
era suprimirlas y poder impulsar las reivindicaciones sociales.
La cohesión social: se requiere en todas las democracias.
De lo contrario no se garantiza su estabilidad. Sin transparencia,
no hay confianza ciudadana en los procesos democráticos.
Y sin instituciones independientes no se evitan los excesos de
ramas del poder que contradicen la democracia.
Hemos avanzado en nuestra Seguridad Democrática. No hemos
ganado todavía, pero vamos ganando.
¿Por qué democrática? Porque es seguridad
para todos los colombianos, porque es seguridad para profundizar
el pluralismo, porque nosotros en nombre de la seguridad no hemos
suprimido las libertades, porque América Latina fue recorrida
por el fantasma de la doctrina de la seguridad nacional y en
nombre de la seguridad se sustentaron dictaduras, se cercenaron
las libertades.
La nuestra es democrática, contraria a la doctrina de
la seguridad nacional, porque la nuestra ha sido para profundizar
las libertades, para rescatar las libertades suprimidas por el
terrorismo. La nuestra no ha conculcado sino profundizado el
ejercicio de esas libertades.
¿Por qué nosotros decimos que los grupos armados
de Colombia son terroristas? Cuando uno lee las legislaciones
de Europa Occidental encuentra una muy severa definición
de terrorista. Allí definen como terrorismo el uso de
la fuerza o la simple amenaza del uso de fuerza por razones ideológicas,
religiosas o políticas.
Y uno les pregunta a los profesores de ciencia política
de Europa por qué tanta severidad en la calificación
del terrorismo, y su respuesta es clara: porque una democracia
pluralista, que da opción de que todos los días
haya un conflicto de ideas, no puede permitir el uso de la violencia.
Esta democracia colombiana tiene la misma razón, tiene
la misma autoridad moral. Por eso nosotros calificamos de terroristas
a aquellos que atentan contra ella por la vía armada.
Además se financian con la droga, además sus acciones
contra las libertades, contra la sociedad civil, sus acciones
contra la Fuerza Pública, permiten calificarlos de terroristas.
¿Negamos el diálogo por la razón de que
los calificamos de terroristas? No. No negamos el diálogo,
pero exigimos que el diálogo se adelante por lo menos
con una buena fe de cese de hostilidades.
¿Por qué negamos que con ellos hay conflicto?
Porque en alguna forma en América Latina a los grupos
insurgentes se les dio ese nombre calificativo porque estaban
amplios sectores de la sociedad en conflicto con las dictaduras.
Aquí hay una democracia, una democracia que opera. Aquí el
conflicto no se puede reconocer con los alzados en armas. El
conflicto que nosotros reconocemos es el conflicto de las ideas
entre todos los actores de la democracia, que hay que resolverlo
no de vez en cuando en un proceso electoral, sino todos los días
ante la opinión pública.
En el conflicto de las ideas que se permite en la democracia,
no es admisible calificar como conflicto la acción armada
del terrorismo contra la democracia.
INDICADORES
Hemos avanzado, pero no hemos ganado. Ustedes conocen las cifras
de descenso de actos terroristas, las cifras de descenso de homicidios,
las cifras de descenso de masacres.
Déjenme referir algunos indicadores bien importantes
para esta reunión. Algunos indicadores bien importantes
que interesan a nuestro concepto democrático de seguridad.
En este país hace pocos años, por año llegaron
a ser asesinados 168 integrantes de organizaciones de sindicatos
de trabajadores. Hemos tenido un proceso descendente. Quisiéramos
decirle al mundo que ya no se asesina a uno solo. Todavía
se nos presentan asesinatos. Este año ha sido asesinado
un integrante del Sindicato de Trabajadores del Sistema Nacional
Carcelario.
La reducción es muchísima. El incremento de la
protección efectiva es bien importante, pero todavía
no hemos conseguido lo que queremos: cero asesinatos contra estos
grupos tan importantes de la democracia.
Hubo un año reciente en Colombia cuando fueron asesinados
15 periodistas. Hemos hecho un esfuerzo para proteger la vida
de los periodistas. No en vano. Este año, en lo corrido
hasta ahora, no ha sido asesinado un solo periodista en Colombia.
Además encontramos que nuestra política de Seguridad
Democrática contra las guerrillas, contra el paramilitarismo,
contra todas las expresiones del terrorismo, han devuelto la
seguridad eficaz, no retórica, la seguridad eficaz al
periodismo en muchas regiones del país.
Recuerdo recorriendo el país como candidato a la Presidencia,
en unas regiones el periodismo amordazado por las guerrillas,
en otras amordazado por el paramilitarismo. Hoy se respira un
periodismo más libre en todas las regiones de la Patria.
Los profesores públicos han sido otro objetivo del asesinato
del terrorismo en Colombia. Tuvimos años del asesinato
de 100 maestros sindicalizados del Estado. Son 360 mil. Este
año todavía nos han asesinado tres.
Las comunidades indígenas, las comunidades afrodescendientes,
las minorías étnicas de la Patria, son también
objetivo de nuestra política de Seguridad Democrática
para recuperarles plenamente su seguridad eficaz.
Colombia en el 2002 asistió al triste episodio del asesinato
de 196 indígenas, de una población indígena
de 800 mil personas. Este año todavía han sido
asesinados dos.
PROCESO DE PAZ
Estamos trabajando un proceso de paz. Hemos abierto la posibilidad
de la negociación. Nosotros creemos que la negociación
seria surge del ejercicio de autoridad. Nuestra política
de Seguridad Democrática ha conducido a una negociación
con los mal llamados paramilitares, y creo que en el futuro si
Colombia persiste en ella, con los ajustes respectivos, conducirá a
una negociación eficaz con las guerrillas. Hasta ahora
se han desmovilizado aproximadamente 43 mil personas. eso no
tiene antecedentes.
Cuando nosotros comparamos esta cifra con desmovilizaciones
del pasado, o el número de integrantes de los grupos armados
de Colombia con los integrantes de ETA en España o del
IRA en Irlanda o de otros grupos que actuaron en América
Latina, el número de los nuestros es descomunal.
Esa política de abrir las puertas de la negociación,
ha estado apoyada en la Ley de Justicia y Paz. Es la primera
ley en Colombia, en el mundo, como lo destacan analistas internacionales,
que en nombre de la paz exige que no haya impunidad, exige reparación
a las víctimas con dinero de los victimarios, y exige
la verdad.
En el pasado en Colombia y en el mundo, en nombre de la paz
se amnistiaron delitos atroces. Se olvidó la gravedad
de los delitos con tal de conseguir la paz, y se concedió la
amnistía o el indulto. Esta ley nuestra exige que no puede
haber amnistía ni indulto para delitos atroces. Así la
estamos aplicando.
Sé que esa circunstancia va a crear problemas adicionales
para futuros procesos de paz con las guerrillas. El Eln exige
amnistía o indulto para cualquier clase de delitos, y
las Farc históricamente han dicho que ellos no son sujetos
del derecho penal colombiano, porque desconocen el Estado colombiano.
Quiero llamar la atención de la comunidad internacional
sobre la necesidad de dar a todos los delitos la misma aplicación
de la norma, independientemente de la orientación ideológica
que hayan querido invocar los criminales.
En el mundo los casos de verdad han sido muy espectaculares,
pero pocos. Esta ley exige la verdad. Todas las políticas
del Gobierno van orientadas a que se conozca la verdad.
Nosotros hemos estimulado que las audiencias ante los jueces
y fiscales se transmitan directamente en los medios de comunicación. ¿Por
qué queremos la verdad? Por muchas razones.
Déjenme invocar ante ustedes una sola: porque en la medida
en que conozcamos la verdad total de la tragedia colombiana,
eso nos ayudará a que este país tome una decisión
en el alma de cada ciudadano para lograr una futura Colombia
sin guerrillas, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin
corrupción.
Solamente dos países suramericanos adoptaron decisiones
para indemnizar a víctimas de dictaduras, una indemnización
con recursos fiscales, no completa.
Este es el primer caso del mundo donde se exige a los beneficiarios
de la Ley de Justicia y Paz, entregar sus bienes para indemnizar
a las víctimas. Creo que es un paso bien significativo.
Y hemos tomado la decisión de que la Policía,
aprovechando una ley bien importante que tenemos para decomisar
riqueza ilícita, preventivamente decomise esas riquezas,
a fin de que no haya manera de eludir el derecho de las víctimas
a la reparación.
LOS PARAMILITARES
El tema de los paramilitares. Permítanme referir a él
con una introducción: en este momento Colombia está gozando
de una disminución de la violencia paramilitar, que es
casi una eliminación de la violencia paramilitar, pero
hay una gran discusión pública. Qué paradoja:
en el momento del alivio de esa violencia aparece la mayor discusión.
¿Cuál es la génesis de ese problema? Las
guerrillas partidistas de Colombia cesaron rápidamente
en los procesos de paz de finales de los años cincuenta,
con la creación del Frente Nacional. Algunas de ellas
y los nuevos militantes se incorporaron en las doctrinas marxistas.
Treinta años de guerrillas marxistas en Colombia penetraron
la universidad, el movimiento obrero, el movimiento campesino,
sectores de la prensa, de la política. Practicaron la
tesis de la combinación de todas las normas de lucha.
Todavía lo hacen.
A mí me parece muy preocupante que el Partido del Trabajo
de México, que hace poco convocó a un foro, en
la lista de convocantes hubiera presentado partidos políticos
de la región. Está bien que presenten el Partido
Comunista, todos los partidos políticos que quepan en
el espectro de la democracia. Pero también presentaron
como convocantes a las guerrillas colombianas Eln y Farc, que
son conjuntamente con los paramilitares actores terroristas declarados
por la Unión Europea.
Se combinaron las formas de lucha. Un sentido de civilidad colombiana
llevó a los diferentes gobiernos, con pocas excepciones,
a buscar superar el problema a través de diálogo,
de la búsqueda de las razones que sustentaban esa insurgencia.
Pero esa insurgencia marxista respondió a los actos de
generosidad de los gobiernos con la lección que habían
tomado de Marx, y él a su vez de Maquiavelo: los gestos
de generosidad del adversario debes interpretarlos como debilidad
para golpearlo y avanzar hacia la toma del poder.
Cuando aquí había gesto de generosidad de los
gobiernos con las Farc, las Farc los aprovechaba para avanzar
hacia la toma violenta del poder.
Muchas comunidades colombianas se sintieron desprotegidas durante
tres décadas. Y apareció el paramilitarismo como
un proceso de autodefensa, y terminó en los mismos crímenes
de la guerrilla. Y ambos terminaron financiados por el narcotráfico.
Nosotros nos hemos propuesto desmontarlos a todos, tratarlos
de igual a igual. Miren: cuando uno está cerca de cumplir
cinco años en el gobierno, no hay discurso que valga sino
está sustentado en los hechos.
Un paramilitarismo creciente, por primera vez se le ha enfrentado
con toda la contundencia. En este Gobierno tenemos 1.700 integrantes
de las organizaciones paramilitares dados de baja, varios miles
en las cárceles.
Y me preguntan algunos compatriotas y entrevistadores de la
comunidad internacional: ¿Y el riesgo del reamarme? Sí hay
riesgos, indudablemente.
Hay el riesgo de que no sea exitosa la reinserción. Estamos
haciendo todo esfuerzo para que lo sea. Pero también hay
el riesgo de que se rearmen.
Déjenme decir de manera simple: la única manera
de evitar el rearme de grupos terroristas, la única manera
de evitar que acudan nuevos militantes a reforzarlos, es sosteniendo
una política severa de autoridad del Estado, de Seguridad
Democrática que los detenga.
Parece una respuesta simple. Pero por falta de ello fue que
crecieron en Colombia. Y la aplicación de esa política
será la que permitirá que no renazcan después
de este proceso.
ECONOMÍA Y POLÍTICA SOCIAL
En nuestros propósitos de Gobierno, además de
la Seguridad Democrática, está el tema del crecimiento
de la economía y el tema de la política social.
Son los tres ejes de construcción de confianza en Colombia.
Nosotros nos hemos propuesto dar en Colombia todas las garantías
a la inversión privada nacional e internacional, pero
al mismo es tiempo de exigirles toda la responsabilidad social.
Si ustedes me preguntaran cuál es la visión de
crecimiento del Gobierno, para nosotros el crecimiento no es
un fin, es un medio para superar la pobreza.
América Latina tiene que aprender de las experiencias.
En los años sesenta, el desarrollismo brasilero hizo pensar
a amplios sectores del continente que lo importante era el crecimiento,
que la distribución vendría espontáneamente.
Tuvieron años de 14 por ciento de crecimiento y de mayor
pobreza.
Hubo otro extremo. En otros países de América
latina y en décadas posteriores, se hizo creer que lo
importante era la distribución, se afectó totalmente
la confianza inversionista, se deterioró el crecimiento
y terminaron distribuyendo pobreza.
Nosotros creemos que hay que llevar de la mano el crecimiento,
la superación de la pobreza y mejoramiento de la equidad.
Hace cuatro años la tasa de inversión de Colombia
era del 12 por ciento, el año pasado fue del 26.
Hace cuatro años la tasa de inversión del sector
privado en Colombia era del 6,5. El año pasado fue del
19.
Para nosotros el punto fundamental del manejo económico
es el de confianza para que se den tasas de inversión
elevadas. Creemos que eso es lo que va a marcar la diferencia
en Colombia.
Y a esa confianza inversionista hemos contribuido con la seguridad,
hemos contribuido con el sistema tributario y hemos contribuido
con la ley que autoriza al Gobierno a firmar pactos de estabilidad
en las reglas de juego con los inversionistas.
EL SISTEMA TRIBUTARIO
Nosotros en Colombia tenemos estímulos específicos
y estímulos generales. Hay estímulos específicos
a los medios de comunicación.
Cada vez que mis colegas en el Ministerio de Hacienda, dirigido
por mentes de superior inteligencia, me presentaban el proyecto
de una reforma tributaria estructural, aparecía por hay
el articulito de gravar a los medios de comunicación.
En una vez se me pasó y logró llegar al Congreso.
Y de allí se devolvió y después les dije:
ni lo vayan a presentar.
Por razones de convicción y por razones de ocasión
no lo podemos permitir. Les dije: en el Gobierno de la seguridad,
que se expone a que todos los críticos le digan Uribe
fascista, Uribe paramilitar, ¿cómo vamos a gravar
los medios de comunicación? No puede ser. O sea que allí ha
habido también no sólo una razón circunstancial,
no sólo una razón de convicción, sino un
razón circunstancial para mantener la exención
a los medios de comunicación.
Y tenemos exenciones dirigidas al sector turístico. Este
país recibía por aire 530 mil turistas hace cuatros
años. El año pasado un millón 50 mil. Vamos
a ver cómo llegamos rápidamente a dos millones.
Exenciones dirigidas al sector de los cultivos de tardío
rendimiento, al sector de los biocombustibles. Nosotros no creemos
que el estímulo tributario deba ser un estímulo
para que haya más apropiación de ganancias. Eso
marca nuestra diferencia con algunos modelos tributario neoliberales.
Nosotros creemos que el estímulo tributario tiene que
ser para que haya más inversión. Por eso el estímulo
general es una deducción a las inversiones del 40 por
ciento.
TRATADOS DE COMERCIO
Y nuestro Gobierno está hoy autorizado por la ley para
firmar pactos de estabilidad en las reglas de juego con los inversionistas.
Es bien importante el tema del acceso a los mercados. Hemos
firmado el acuerdo de comercio con los Estados Unidos. Pero previamente
lideramos para que se hiciera el acuerdo de comercio entra la
Comunidad Andina y Mercosur.
Hace pocas horas cerramos las negociaciones de un acuerdo de
comercio con Honduras, Guatemala y El Salvador. Excluyó el
25 por ciento de la canasta industrial y el 28 por ciento de
la canasta agrícola. Pero ha sido un gran avance e incorpora
unas normas evolutivas que permiten a los gobiernos, con la aprobación
de las leyes ratificatorias, en algún momento ir incluyendo
esos porcentajes industriales y agrícolas que han quedado
por fuera.
Estamos con la Comunidad Andina trabajando la integración
con la Unión Europea. No son buenas las preferencias unilaterales,
son cortas en el tiempo, los inversionistas no confían
en ellas.
Cuando uno los invita a invertir en un país, so pretexto
de que hay unas preferencias unilaterales para entrar al mercado
de los Estados Unidos o para entrar al mercado europeo, contestan:
Eso no me da seguridad. ¿Qué puede pasar en el
futuro?
Por eso, en lugar de preferencias, estamos reclamando para Colombia
los tratados de acceso a estos mercados. Queremos buscarlos con
Canadá y firmar cuantos tratados podamos de protección
de inversiones con los países europeos y los países
asiáticos.
Hay una discusión en el continente. Lo primero que tenemos
que hacer para unir el continente es respetar la diversidad,
y la diversidad no surge solamente de maneras de pensar, sino
también de la composición de las economías.
Nosotros no somos una economía de petróleo. Los
productos que le vendemos al mundo son productos que requieren,
para acceder a los mercados, tratados de comercio. Eso marca
una diferencia. Hay productos que cuando se ofrecen al mundo,
el mundo los reclama porque los necesita, sin apelar a tratados
de comercio.
Una producción agrícola, una producción
industrial como la nuestra, muy competida, requiere tratados
de comercio para acceder a los mercados.
También nos han dicho que en lugar de estimular los tratados
internacionales de comercio, hay que estimular la economía
interna, incorporar las grandes masas pobres. Nosotros no vemos
contradicción entre lo uno y lo otro.
El acceso a esos mercados estimula inversión, y el crecimiento
de la inversión permite la reivindicación de las
grandes masas excluidas.
Hemos observado que los tratados de comercio incorporan normas
laborales que aumentan la protección efectiva de los trabajadores.
Y hay algo bien importante en Colombia: mientras los sectores
de trabajadores del Estado se oponen por razones ideológicas
a los tratados de comercio, los sectores de trabajadores sindicalizados
del sector privado los apoyan, porque ellos entienden que las
inversiones en su sector, que las posibilidades en su sector
dependerán en buena parte de las posibilidades de acceso
a mercado, que además garantizan los recursos para el
desatraso de infraestructura. Atraso en infraestructura que en
nuestro país es todavía severo.
Y observamos que, por ejemplo, la remuneración y la afiliación
a la seguridad social en los sectores de exportación es
superior que en los sectores no transables.
Y permítanme entonces referir allí a la Comunidad
Andina. El tema de la hermana República Bolivariana de
Venezuela. Nosotros hemos dicho lo siguiente: nuestras economías
viven integradas por un fenómeno de ósmosis. Cuando
mejora la economía venezolana, mejora la nuestra. Si la
de allá mejora por el petróleo, la nuestra mejora.
Pero también si la nuestra mejora porque podemos venderles
más a terceros mercados, mejora la economía venezolana.
El crecimiento de nuestras exportaciones en los últimos
años también se ha traducido en mayores compras
a Venezuela. Hemos exportado más a los Estados Unidos
por las preferencias, hemos exportado más a otros países
y hemos comprado más a Venezuela.
Todavía tenemos una balanza deficitaria con Venezuela,
pero me atrevo a decir esto, primera vez que lo digo en público:
cuando Venezuela cuantifica sus exportaciones, y a esas exportaciones
les deduce el petróleo, encuentra que Colombia es el primero
o el segundo país que más le compra productos diferentes
al petróleo.
Por eso es muy importante crear confianza. Si allá, por
razones de diversa índole que respetamos, no están
de acuerdo con el Tratado de Colombia con los Estados Unidos,
debemos muy objetivamente mirar cómo estos tratados, bien
conducidos, al servirle a Colombia, también le ayudan
a la hermana República de Venezuela.
Con el caso de Ecuador. Las exportaciones de Ecuador a Colombia
han venido creciendo muchísimo, porcentualmente más
que las exportaciones de Colombia a Ecuador, no obstante que
todavía hay un superávit en favor de Colombia.
Discutía con el Gobierno ecuatoriano sobre el temor de
ellos de que pueda haber un fenómeno de triangulación,
si uno de los países o varios países andinos firman
acuerdos con terceros y los otros no lo hacen. Para eso están
las reglas de origen. Para eso está la necesidad de fortalecer
la institucionalidad andina.
Y es muy importante mirar también esos fenómenos
de ósmosis. Yo estoy seguro que si Ecuador tiene éxito
con Mercosur, ese éxito también producirá un
fenómeno de externalidad positiva en la economía
colombiana.
Y si Colombia tiene éxito en el mercado de los Estados
Unidos, ese éxito le debe ayudar a la hermana nación
ecuatoriana.
RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
Garantías para la inversión privada en Colombia,
con responsabilidad social.
Para nosotros la responsabilidad social se tiene que traducir
en transparencia en las relaciones con los trabajadores y en
las relaciones con la sociedad.
Transparencia. Este país en un país transparente
ara adjudicar los contratos de concesión, de explotación
de recursos naturales.
Nosotros de manera transparente reunimos periódicamente
a la comunidad con las firmas que trabajan estos objetos en Colombia,
para resolver problemas ambientales.
Nosotros exigimos que la responsabilidad social tenga transparencia
en todos los componentes de la tributación.
Creemos mucho en el control de opinión. Una de nuestras
razones para apelar intensamente, directamente al pueblo colombiano,
es porque creemos en el control de opinión. Y sí que
se da frente a la inversión extranjera.
En las regiones mineras, por ejemplo, en el Estado de Derecho,
hay controles penales, controles administrativos, controles políticos,
controles fiscales. El más importante es el control de
opinión.
Que la opinión pública, los sectores interesados,
los sectores afectados, conozcan directa y totalmente todo lo
que ocurre, y que el Gobierno promueva discusiones entre los
inversionistas y las comunidades para garantizar que los inversionistas
cumplan con las normas de responsabilidad social.
En materia de relaciones laborales, el Gobierno nuestro trabaja
para que el crecimiento de la inversión sea un crecimiento
en el mejoramiento a los trabajadores de su afiliación
a la seguridad social.
Nosotros rechazamos las relaciones laborales regidas por el
capitalismo salvaje. Nosotros rechazamos las relaciones laborales
por el odio de clases. Nosotros en cada empresa promovemos relaciones
laborales regidas por la fraternidad cristiana.
LUCHA CONTRA LA POBREZA
La visita de ustedes a Colombia no puede llevarme a ignorar
la realidad social de nuestro país y el tema de las drogas
ilícitas.
Teníamos casi un 60 por ciento de pobreza. Las guerrillas
marxistas que surgieron en los años sesenta, hablaban
de las reivindicaciones democráticas y de la eliminación
de la pobreza.
Mientras el país avanzaba en ampliación democrática,
ellos asesinaban a los actores de la democracia. Mientras el
país era bien gobernado en los conceptos macroeconómicos,
ellos producían el desplazamiento, el desencanto inversionista
y el empobrecimiento.
Es muy importante mirar qué ha causado qué. Aquí el
terrorismo ha sido causa muy eficiente del empobrecimiento nacional.
Hace cuatro años la pobreza estaba casi en el 60. Ahora
está aproximadamente en el 45 – 47.
Nuestra meta para el 20 de julio de 2010, en el segundo centenario
del Grito de Independencia, cuando habrá de terminar nuestro
Gobierno, es tenerla no más del 35 por ciento, para que
los gobiernos que nos sucedan puedan cumplir la meta de la visión
de largo plazo, que se viene construyendo en el debate democrático
de la Nación, a fin de que el 7 de agosto de 2019, segundo
centenario de la Batalla de Boyacá, la pobreza no exceda
el 15 por ciento.
Tenemos metas muy exigentes: plena cobertura en educación
básica. La reforma del Estado nos ha llevado a tener el
instituto de formación técnica más importante
del continente. Hace cuatro años instruía por año
a un millón de colombianos. El año pasado cuatro
millones. Lo hemos conectado con las universidades.
Teníamos un 22 por ciento de cobertura universitaria,
hoy estamos en el 29, aspiramos para el 2010 el 35, superior
a la tasa de cobertura de América Latina.
Estamos creciendo con toda importancia el instrumento de financiación
de la educación superior. Se está multiplicando
por ocho veces su cartera. Al final de este Gobierno 350 mil
estudiantes colombianos deberán tener créditos
de esa institución.
Además, mi predecesor introdujo el programa de Familias
en Acción. Empezamos con 200 mil. Hoy tenemos 680 mil.
Vamos a llegar este año a millón y medio. Aquí en
Cartagena una cifra muy importante.
Familias pobres que reciben un subsidio del Estado para garantizar
la educación de sus hijos.
Nosotros trabajamos unas políticas de seguridad social
estructurales. Buscan que a través del mejoramiento de
la educación, de las posibilidades de acceso a todas las
ventajas de la democracia, haya movilidad social. Solamente tenemos
políticas asistenciales para los ancianos, que son inevitables.
Le abrimos las puertas al capital financiero internacional,
le damos toda la confianza al capital financiero nacional, pero
exigimos todos los compromisos para financiar las actividades
de producción de los colombianos y los pequeños
negocios.
En el pasado Gobierno, un millón 800 mil colombianos
fueron beneficiarios del programa de microcrédito. Ahora
ha empezado el sistema de Banca de Oportunidades, que integra
todas las instituciones públicas y privadas, que lo promueve
el Gobierno hombro a hombro con creciente compromiso del sector
privado.
Aspiramos a entregarle a la microempresa cinco millones de créditos
en este Gobierno. Eso puede ayudarle a 25 millones de colombianos.
Ya vamos en 700 mil.
Por supuesto, esto no se ve. Yo llego a una reunión de
microempresarios ayer a las ocho de la mañana en el sur
de Bogotá, y es tanta la necesidad de la gente de crédito
y de reivindicación, que las cifras no sobresalen. Y es
normal.
Cuando yo les presento estas cifras a ustedes, no es para tratar
de describirles una Nación paradisíaca, es para
decirles que hay todos los compromisos para superar los grandes
problemas que nos afectan.
LUCHA CONTRA LAS DROGAS ILÍCITAS
Hace dos días nos reunimos en Santo Domingo con algunos
de los vecinos de la Región para hablar del tema de las
drogas ilícitas. Primero, en este país hay terrorismo
porque hay drogas ilícitas. La guerrilla salvadoreña
negoció un día cuando vio que estaba estancada
militarmente y que ya no le llegaban recursos de las Ong’s
de Europa Occidental.
Los grupos terroristas nuestros desprecian a la comunidad internacional,
son ricos, inmensamente ricos, por la droga, y esa droga les
aumenta la arrogancia criminal que dificulta la negociación.
Este país producía el 90 por ciento de la coca
del mundo. Todavía produce el 54. Es una vergüenza.
Pero estamos combatiéndola con toda la intensidad.
Nosotros creemos que es una batalla ganable. Lo importante es
que no caiga la determinación de los Estados y de las
sociedades.
Encontramos algunos problemas. Nuestros vecinos del Caribe se
quejan de que se necesita que Estados Unidos y Europa hagan mayores
esfuerzos para evitar los vuelos ilícitos sobre el espacio
aéreo del Caribe, y para evitar el transporte marítimo
de droga.
Hace dos años Colombia reestableció con los Estados
Unidos el programa de interceptación aérea. Ha
funcionado muy bien en nuestro espacio aéreo, como lo
muestran los informes de las Naciones Unidas, basados en fotos
del satélite.
Pero la droga sale para otras partes, y en otras partes se están
originando los vuelos ilícitos. Por eso se necesita la
concurrencia de todos.
El temas de las fumigaciones. ¿Qué hacemos nosotros
para combatir la droga? Fumigamos, erradicamos manualmente, estimulamos
actividades alternativas.
¿Cuáles son las actividades alternativas? La mejor,
la recuperación general de la economía, que en
buena parte depende de nuestro éxito para derrotar la
droga.
Hay que llevar actividades alternativas puntuales a zonas donde
todavía no llega la inversión privada, pero finalmente
hay otras zonas de selva donde se necesita proteger la selva
amazónica como pulmón de la humanidad o las fábricas
de agua del país, donde la única actividad alternativa
tiene que ser pagarle al campesinado por el cuidado del bosque.
Hemos introducido un programa bien original en nuestro país.
Ya tenemos 50 mil Familias Guardabosques, llegaremos a 80 mil.
Son familias campesinas que antes estaban involucradas en el
tema de la droga, y que han hecho el compromiso de mantener las áreas
donde viven libres de droga.
El programa es supervisado por Naciones Unidas. El Gobierno
colombiano les paga un subsidio, y la obligación de ellos
es mantener el área libre de droga y también supervisar
la recuperación del bosque.
El año pasado fumigamos 160 mil hectáreas. En
Colombia no hubo problema. Cuando se presenta un error, y por
ejemplo se afecta un cultivo lícito, el Estado colombiano
de inmediato indemniza.
Lo hemos ofrecido a nuestros vecinos. Nosotros fumigamos con
unos protocolos científicos rigurosos. Si por algún
error, alguno de nuestros vecinos reclama que le deparamos un
daño, nuestra oferta es indemnizarlos de inmediato.
Nuestro propósito es derrotar la droga, no tener problemas
con nuestros vecinos y hermanos.
Hemos introducido la erradicación manual: en el año
2005 erradicamos 31.200 hectáreas, el año pasado
43 mil, la meta es erradicar este año 50 mil.
Así como Estados Unidos nos ayuda en el Plan Colombia,
en fumigaciones y en cultivos alternativos, deseamos más
ayuda de Europa en la erradicación manual y en el pago
de Familias Guardabosques.
¿Qué es lo que causa del año ecológico? ¿La
fumigación o la droga?
Nosotros hemos procedido con protocolos científicos rigurosos.
Fumigamos con lo mismo que se utiliza para la agricultura comercial.
Todo indica que esos protocolos evitan que la fumigación
de la droga cause daño ecológico.
¿Qué dicen los científicos consultados?
Ratifican lo que nos han dicho los campesinos del río
Putumayo. En ese intenso diálogo nuestro con las comunidades,
ellos dicen (no los que llegaron recientemente por el atractivo
de la droga sino los que han vivido allí durante muchos
años), que la fauna y la flora se han afectado, no por
la eliminación de la droga sino por la siembra de la droga.
¿Qué hacen los cultivadores de droga? Primero
destruyen la selva, no solamente con instrumentos mecánicos
sino con agroquímicos corrosivos. Le causan un irreparable
daño a las corrientes de agua, a la fauna, a la flora.
Y después se utilizan los precursores químicos,
severamente dañinos, para transformar la hoja de coca
en cocaína.
Por eso pedimos que el mundo nos acompañe en esta tarea
de eliminar la droga. Nosotros tenemos toda la voluntad. Y entonces
allí viene otra pregunta: ¿Y la corresponsabilidad
de los países consumidores?
La historia de este país, contada en pocas palabras es:
primero se pensó que solamente Colombia iba a obtener
beneficios del tráfico, aquí no había cultivo.
Empezaron los cultivos con 5 mil hectáreas y llegamos
a tener 200 mil.
Ya tenemos muy poca o nula heroína, pero llegamos a ser
el segundo, tercer, cuarto productor de heroína. Después
se nos dijo: bueno, Colombia produce pero no consume. Tenemos
alrededor de un millón de familias consumidoras.
Pasado mañana entregaremos al Congreso de la República
un proyecto de enmienda constitucional que autorice la sanción,
sin pena privativa de la libertad, el consumo de droga.
Un país que en este Gobierno ha extraditado a 530 personas,
un país que en este Gobierno ha aplicado severamente la
Ley de Extinción de Dominio, un país que ha sufrido
tanto el terrorismo, no puede ser laxo con el consumo de droga,
que estimula todas las otras fases del delito.
Llegan ustedes a un suelo fértil para la libertad de
prensa. Déjenme compartir estos números: nuestras
universidades tienen 92 programas de periodismo, en cada semestre
entran aproximadamente 16.242 estudiantes.
Colombia tiene 651 emisoras comerciales, 428 comunitarias, 186
de interés público, inmensa cantidad de canales
de televisión, empezando por 916 canales de televisión
comunitaria.
Una reflexión final: claro que la libertad de prensa
incomoda a los Gobiernos. Ya el doctor Enrique dice cómo
este Presidente en ocasiones discute con los comunicadores.
¿Pero qué necesita la democracia? ¿La comodidad
del Gobierno o la comodidad del pueblo? La verdad es que la incomodidad
que la libertad de prensa causa a los Gobiernos, es una garantía
para el pueblo, es un acicate para los Gobiernos.
La crítica de la libertad de prensa, en el caso del Gobierno
comunitario nuestro, estimula al Gobierno a corregir, a enmendar,
a mejorar.
Y quisiera decir al oído de los gobernantes del mundo:
el gobernante tiene que pensar en su época de ex gobernante.
Su época de ex gobernante necesita libertad, libertad
de prensa. Por eso cuando se es gobierno, es mejor sufrir la
incomodidad de la libertad de prensa que afectar la libertad
de prensa.
La libertad de prensa ayuda a construir la verdad, esa verdad
relativa, la única al alcance de los seres humanos, esa
que se construye en la contradicción diaria. Cada cual
en la contradicción aporta un poquito al mejoramiento
de la verdad.
La libertad de prensa ayuda a que surja la crítica social,
la libertad de prensa iguala a los ciudadanos en un país
de desiguales.
Nuestra Seguridad Democrática se legitima en la libertad
de prensa. Por ejemplo, cuando yo hablo de la fuerza contra los
grupos terroristas, esa fuerza tiene que ser legítima
y la inspiro en aquella frase del Libertador al Congreso de Cúcuta.
Decía: “considerad, legisladores, que la energía
de la fuerza pública es la amenaza que aterra al delincuente,
es la esperanza de toda la sociedad”.
En un párrafo, bello, al final, agregaba: “Sin
la energía de la fuerza pública no hay virtud y
sin virtud perece la República”.
Para que la energía de las instituciones democráticas
contribuya a sacar adelante la recuperación total de la
seguridad en Colombia, esa energía necesita un factor
legitimante.
Muchas gracias a ustedes por venir a Colombia. Ese factor legitimante
es la libertad, la libertad de prensa que ustedes representan”.