PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE AL INAUGURAR INSTALACIONES
DE CARACOL TELEVISIÓN
Bogotá, 30 mar (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la inauguración
de las nuevas instalaciones de Caracol Televisión.
“Hemos entregado la Medalla Manuel Murillo Toro a Caracol,
en esta oportunidad de sus 53 años y de este nuevo avance,
para testimoniar en nombre del Gobierno Nacional el reconocimiento
a este gran esfuerzo, a esta gran tarea para darle oportunidades
a las libertades colombianas, para darle oportunidad a la inteligencia
y a la creatividad de nuestros compatriotas.
La Medalla Manuel Murillo Toro significa mucho. Él fue
el Presidente héroe de los bienios que sucedieron a la
Constitución del 63 y que fueron interrumpidos por la
del 86. Gran luchador, al lado de Mosquera, para que el país
avanzará en esa Constitución del 63 en libertades
y en descentralización. Fundó el Estado Soberano
del Tolima y se convirtió en el gran pionero de las comunicaciones
en Colombia.
Hablar de Murillo Toro es hablar de un colombiano superior en
todas las épocas.
Entrego con mucha energía de Patria esta condecoración
a Caracol, por lo que representa en la historia de Colombia Manuel
Murillo y por lo que representa Caracol para las libertades de
Colombia y para la creatividad del talento de nuestros compatriotas.
Muchas felicitaciones a los fundadores de Caracol, aquí representados
por el doctor Fernando Londoño y por Alfonso López
Caballero, en representación del ex presidente Alfonso
López Michelsen.
Muchas felicitaciones a quienes han estado en todas las horas
de Caracol.
Muchas felicitaciones a sus actuales accionistas, encabezados
por don Julio Mario Santodomingo.
Muchas gracias, don Julio Mario, por la fe en Colombia, por
la confianza en nuestros compatriotas.
Muchas felicitaciones al equipo de Caracol, encabezado por Paulo
Laserna.
He tenido el privilegio de conocer a Paulo Laserna hace muchos
años, de seguir su carrera periodística –que
ha sido una sucesión de éxitos–, de conocer
su inteligencia, su perseverancia, su energía.
Y todavía cometo errores de depositarle secretos, como
el que le transmití cuando vi a todos estos compatriotas
que enmarcan este auditorio y le dije: “¡Qué efecto
visual tan importante de votos y de compañía popular!”.
Muchas felicitaciones, Paulo, por esta obra de tesón,
por esta obra de perseverancia en lo que ha sido su exitosa carrera
periodística.
Y qué bueno. Cuando veo estos esfuerzos, digo: los celebró,
pero quiero que en Colombia sean muchos, muchos más. Que
cada esfuerzo de estos produzca un efecto multiplicador y genere
muchísimos más.
Y eso me lleva a decirles a ustedes que venimos trabajando,
con cuidado, lo que es una necesidad para Colombia en el debate
político latinoamericano de hoy.
Venimos trabajando con cuidado para que este país sea
un país generador de mayor, y mayor confianza.
¿Qué trabajamos? Un modelo de Estado, un modelo
de sociedad, unos propósitos de Gobierno, un modelo de
Estado donde la decisión es: el Estado se reforma, pero
no se destruye. Es el gran garante de la responsabilidad social.
Pero, al mismo tiempo, no puede haber estatismo. El Estado como
garante de la responsabilidad social, pero sin tentaciones estatistas.
El Estado que dé todas las garantías a la inversión
privada, que genere toda la confianza a la inversión privada,
pero exigiendo responsabilidad social. Responsabilidad social
que se tiene que traducir en las relaciones transparentes con
la sociedad, con las instituciones, y en las relaciones laborales.
Unas relaciones laborales que no pueden estar caracterizadas
ni por el capitalismo salvaje ni tampoco por el odio de clases
que trajeron las tendencias marxistas, que ojalá sean
guiadas por la fraternidad cristiana, por la democracia solidaria.
Y hemos venido trabajando un concepto de sociedad, una sociedad
colombiana en permanente debate, con un pluralismo vibrante,
profundo, pero que sea capaz de superar contradicciones. Que
no se estanque en antagonismos insuperables.
Una sociedad colombiana en un permanente ejercicio democrático,
en una ruta continuada de progreso, con condiciones de movilidad
social, que son las que finalmente hoy garantizan el sello democrático
de una sociedad.
Tenemos enfrente tres propósitos de Gobierno: consolidar
la Seguridad Democrática, consolidar las tendencias de
inversión y cumplir las metas sociales. Y están
profundamente relacionados.
Sin Seguridad Democrática no se da la confianza para
que podamos consolidar altas tasas de inversión. Sin altas
de inversión no es posible la sostenibilidad de la Seguridad
Democrática. Sin altas tasas de inversión no es
posible construir una sociedad equitativa, en permanente progreso.
Una cosa es pretender una sociedad equitativa, nivelando por
la miseria, y otra cosa es buscar una sociedad equitativa y en
permanente progreso, en avance hacia el bienestar.
Las metas sociales son las únicas que justifican las
tasas de inversión, y son las que le dan credibilidad
a la razón de ser de la Seguridad Democrática.
Por eso en estos años hemos derramado un impuesto transitorio
a los mayores patrimonios del país, para poder financiar
la consolidación de la Seguridad Democrática.
Hace cuatro años la tasa de inversión en nuestro
país representaba el 12 por ciento del PIB (Producto Interno
Bruto), ahora el 26 (por ciento del PIB).
La inversión privada representaba el seis y medio (por
ciento del PIB), ahora el 19 (por ciento del PIB).
Tenemos que hacer todos los esfuerzos para que esas tasas de
inversión no se caigan, para mantenerlas en un piso del
26 (por ciento del PIB), ojalá crezcan.
Y eso exige confianza. Nosotros trabajamos la confianza con
los propósitos de Estado, con el concepto.
Trabajamos la confianza, además, con garantías
a la inversión, para que esa inversión se dé con
responsabilidad social.
Hemos adoptado un Estatuto Tributario bien atractivo de la inversión;
unas nuevas normas de zonas francas; hemos adoptado la Ley que
permite hacer los pactos de estabilidad entre el Ministerio de
Industria y los inversionistas.
En Colombia se discutió durante muchos años, sin éxito,
la necesidad de que la legislación tributaria se atreviera
a darle grandes incentivos a la inversión. Difícil
lograrlo, pero lo hemos logrado.
Vemos una diferencia entre lo que hemos aprobado en Colombia,
y lo que se cuestiona en algunos países capitalistas del
mundo.
En otros, más que estímulos a la inversión
hay reducciones de las tasas de contribución, lo que no
garantiza inversión, pero sí garantiza -en muchas
ocasiones- más apropiación de utilidades y menos
compromiso social.
No es el caso nuestro. Aquí lo que hemos hecho es crear
incentivos no a la apropiación de utilidades sino a la
inversión.
Por eso hoy tenemos incentivos específicos en el sector
de los biocombustibles, en el turismo, en los cultivos de tardío
rendimiento, y el incentivo general de la deducción del
40 por ciento a todas las inversiones que se realicen en Colombia.
Tenemos fe que eso nos va a ayudar, como elemento muy importante,
a que el país mantenga el ritmo que viene alcanzando de
tasas de inversión del 26 por ciento.
Además hemos incorporado el nuevo concepto de zonas francas,
ya de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio,
donde se premia la generación de empleo.
En ese nuevo concepto no solamente hay una tarifa baja del 15
por ciento, que es concurrente con la deducción general
del 40 por ciento, sino que también en el caso de los
biocombustibles o de actividades semejantes, para cumplir el
requisito de empleo, se pueden consolidar los empleos generados
en la planta industrial con los empleos generados en los cultivos
que alimenten esa planta industrial.
Y ya hemos empezado a suscribir los acuerdos de estabilidad
normativa, estabilidad en las reglas de juego con los inversionistas,
de acuerdo con la ley que nos aprobó el Congreso de la
República facultando al Gobierno para ello.
Confiamos que todo esto sea un medio para lograr las metas sociales,
que justifiquen en las mayorías colombianas y por ende
legitimen la seguridad democrática y el estímulo
a las altas tasas de inversión.
Metas muy exigentes: plena cobertura en educación básica,
en salud. Teníamos una cobertura universitaria del 22
por ciento, hoy está en el 29, aspiramos dejarla en el
35.
Estamos multiplicando por cinco la cartera en el Instituto Colombiano
de Crédito Educativo, y por seis, el número de
estudiantes beneficiarios de esos créditos.
Hemos querido reconciliar al sector financiero de Colombia con
los sectores populares, a través de la Banca de Oportunidades.
En nuestro primer gobierno pudimos llegarles a millón
800 mil familias microempresarias con crédito, lo que
parecía imposible.
La meta ahora en este cuatrienio, que generosamente nos han
permitido los colombianos, es llegarles a cinco millones de familias
colombianas con microcrédito, para posibilitar la movilidad
social, que es el sello diferencial por excelencia de la democracia.
Tenemos muchos problemas, como los que el país ha revivido
recientemente en el departamento del Chocó, pero con lucha
de todos los días, con los propósitos de seguridad,
de manejo económico, de metas sociales, iremos remontando
esos problemas.
Con las metas en Bienestar Familiar, en el Sena, con la meta
de millón y medio de Familias en Acción, con la
energía de trabajar todos los días para avanzar
hacia el cumplimiento, iremos trayendo más confianza en
todas las regiones de la Patria.
Qué bueno que todos podamos hacer un esfuerzo, como el
que hace ahora Caracol, para que esta Patria se transforme.
Hace cuatro años la pobreza había llegado al 60
por ciento, la última medición da el 45. Es todavía
muy alta, pero la tendencia es buena.
Ojalá el 20 de julio de 2010, cuando termina este Gobierno,
se cumplan las metas parciales de la visión de largo plazo
que hemos venido construyendo y la pobreza no sea mayor del 35
por ciento. Para que aquellos compatriotas que nos sucedan en
el Gobierno puedan cumplir la meta a fin que en el 2019 esa pobreza
no esté por encima del 15 por ciento.
Muchas felicitaciones a toda la familia Caracol.
Aquí vemos dos grupos de rostros: unos rostros adustos
y serios, sentados en esta mesa y en esta sala, y unos rostros
alegres, que se reflejan en estas fotografías, que enmarca
este auditorio de los dos mil integrantes de la familia Caracol.
Alegres como están ellos, queremos que estén todos
los colombianos. Y trabajando todos, con amor de Patria, como
lo hace Caracol, lo vamos a lograr.
Muchas gracias, don Julio Mario. Muchas gracias, Pablo, por
contribuir a que las libertades de Colombia no sean retóricas,
sino efectivas. Estos son medios de libertades.
Muchas gracias por confiar en nuestra Patria. Muchas gracias
por darle oportunidades al talento, al infinito talento de las
nuevas generaciones de colombianos. Allí veo un grupo
de jóvenes actrices, que representan la belleza y el talento
de la mujer colombiana.
Muchas gracias por dar oportunidad a todas estas nuevas generaciones
de colombianos. Nuestro trabajo tiene una razón de ser:
lograr avanzar para que nuestra Patria les dé felicidad
a las generaciones que habrán de venir.
Muchas felicitaciones”.