PALABRAS DEL VICEPRESIDENTE AL ENTREGAR PREMIO
DE LA LIBERTAD DE PRENSA UNESCO/GUILLERMO CANO 2007
Medellín, 3 may (SNE). Las siguientes
son las palabras del vicepresidente de la República,
Francisco Santos Calderón, durante la entrega del Premio
de la Libertad de Prensa Unesco/Guillermo Cano 2007, en forma
póstuma, a la periodista rusa Anna Politkovskaya.
“Un saludo muy especial a la mesa principal, a la señora
Lina, a los funcionarios del Gobierno, pero especialmente a la
familia Cano, a la familia de la ganadora de este premio y a
ustedes, jóvenes periodistas, que veo aquí presentes.
El mundo y la Unesco hicieron justicia a la ciudad de Medellín
al señalarla como la capital donde se entrega cada año
el Premio Guillermo Cano a la Libertad de Prensa. Primero porque
aquí se marcó uno de los grandes hitos del periodismo
colombiano cuando se fundó allí El Espectador hace
ya 120 años. Y también porque un descendiente de
esa estirpe periodística y de la estirpe antioqueña,
don Guillermo Cano, fue un verdadero mártir de la libertad,
pues fue asesinado por las fuerzas del narcotráfico en
una de las épocas más aciagas del periodismo nacional.
La parábola de su vida, su claridad conceptual, su vertical
oposición a todas las formas de violencia, su pluma siempre
al servicio de la libertad, fueron por fortuna elevados a símbolo
de reconocimiento universal al crearse el Premio Unesco-Guillermo
Cano a la Libertad de Prensa.
Esta distinción se entrega hoy en forma póstuma
a la periodista rusa Anna Politkovskaya. Su muerte nos conmovió y
estremeció como periodistas. Al conocer la información
sobre su vida y su obra y sobre todo las noticias de su asesinato,
entendimos que ella, como don Guillermo Cano y tantos otros periodistas
del pasado y del presente, de Colombia y del mundo, fue un ser
humano que entendió que la verdad y el derecho a la información
abierta son el patrimonio más preciado del ser humano.
Escasean las palabras para expresar y valorar la verdadera dimensión
de su vida, obra y muerte. Ofrendó su vida por defender
estos principios, y la humanidad entera le debe gratitud y memoria.
Los colombianos valoramos como nadie su sacrificio. Como escribiera
John Donne, las campanas no doblaron por ella, doblaron por todos
nosotros, por la libertad universal entera. Fueron las mismas
campanas que tantas veces escuchamos doblar en el pasado por
los periodistas colombianos y que siempre sentimos que se llevan
mucho de lo mejor de nosotros mismos. El hijo de Anna Politkovskaya,
Ilya, y su hermana Elena, aquí presentes, reciben toda
nuestra admiración y respeto.
Reciban ellos este reconocimiento póstumo en Colombia
y en Medellín, país y ciudad que como pocos lugares
de la Tierra han puesto una cuota tan alta de sacrificio para
defender la libertad de expresión. Esta hermosa ciudad
y su corajudo pueblo fueron sometidos por las fuerzas del crimen
organizado a pruebas muy duras. Fueron las distintas épocas
en que el narcotráfico, las guerrillas y los paramilitares
asolaron la ciudad y la comarca. Narcotráfico, guerrilla
y paramilitares que forman en la historia colombiana una “trinidad
maldita” que constituye el primer enemigo de la libertad
de prensa. En esto no hay que llamarnos a engaño. En Colombia,
salvo en las épocas de las sectarismos políticos
partidistas en la década de los cincuenta, en los últimos
40 años la mayor amenaza a la libertad de prensa provino
de todos los agentes al margen de la ley, como estos de la “trinidad
maldita”. A estos factores de violencia se suman además
las fuerzas de la corrupción en todas sus modalidades,
que también son una acechanza mortal contra la libertad
de prensa.
Los grupos ilegales son en Colombia la mayor amenaza contra
la democracia. Porque no existe democracia si no hay libertad
de prensa, y eso lo sabemos y lo defendemos muy bien los demócratas,
que entendemos que ningún grado de prosperidad económica
o estabilidad política se justifica si se pretende a costa
de la libertad de prensa.
Pero sólo una sociedad en orden y en paz puede garantizar
la existencia de esas dos hermanas siameses, como deben serlo
la democracia y la libertad de prensa. Los casos de Colombia
y Medellín son el mejor ejemplo. Cuando en la ciudad y
el país todos estos grupos al margen de la ley amedrentaban
a la sociedad civil, y las fuerzas de seguridad del Estado eran
desbordadas, la ley del silencio era el statu quo que se imponía.
Quienes osaban investigar o denunciar eran castigados con la
muerte. Por ello hasta fueron asesinados en Colombia hasta el
2002 más de 12 periodistas por año. Fue algo que
puso por muchos años a Colombia como el país del
mundo donde era más peligroso ejercer esta noble profesión.
Durante los últimos cinco años, Colombia ha visto
una progresiva recuperación del orden público porque
ha combatido como nunca el narcotráfico, la guerrilla
y los paramilitares. Al disminuir esta amenaza, sin duda alguna
ha disminuido también la amenaza contra la libertad de
prensa y los periodistas. Mientras que en 2002 fueron asesinados
11 periodistas, en 2004 fueron asesinados sólo tres, un
años después en el 2005 dos el año pasado
desafortunadamente tres. En lo que va corrido de 2007 no ha habido,
por fortuna, ni un solo asesinato de periodistas. Pero toda cifra
sobre la muerte, por baja que sea, debe ser inaceptable. Lo que
aspiramos es llegar a una situación ideal de cero periodistas
asesinados. Y cero periodistas asesinados, cero sindicalistas
asesinados, cero colombianos asesinados por motivos políticos,
es la meta que ambiciona toda Colombia.
En la medida en que se combaten el narcotráfico, la guerrilla
y los paramilitares, los periodistas han alcanzado ha recuperar
un mayor grado de libertad para expresar su opinión. Con
menos temor a los castigos de la muerte o el exilio, la libertad
de prensa ensancha su poder de informar y opinar. No creo que
sea excesivo afirmar que con los estándares de violencia
que Colombia aún tiene, es en estos momentos uno de los
países del mundo donde los periodistas tienen mayor espacio
de libertad para expresar sus ideas, para denunciar e incluso
para ejercer la oposición radical al Gobierno. El Presidente
Uribe le acaba de dar la cara al país en una gran rueda
de prensa, y lo hizo precisamente frente a los periodistas que
han sido más duros y críticos con su Gobierno.
Apreciados amigos: alguna vez, yo personalmente sufrí el castigo
del secuestro y del exilio por mi labor de periodista que enfrentó a
los narcotraficantes y a los corruptos de todas las pelambres. Porque
conozco ese flagelo, y por mis convicciones patrióticas, sigo
ejerciendo en mi calidad de Vicepresidente de la República la
misión de perro guardián de la libertad en la sociedad
colombiana. Esa actitud de perro guardián de la verdad que debe
acompañar a todo periodista y que ahora ejerzo día y
noche para proteger la libertad de prensa en Colombia.
Como dijera un ilustre ex Presidente de Colombia, es preferible
una prensa desbordada a una prensa censurada. Me atrevo a decir,
y hoy lo digo como gobernante en la otra orilla, que en Colombia,
como en muchos países del mundo, la prensa está desbordada,
y que el Gobierno lo padece y lo soporta porque éste es
también un precio que tenemos que pagar por nuestra democracia.
Y así seguiremos sin claudicaciones ni desmayos.
Son nuestras convicciones, la del presidente Uribe y la del
vicepresidente Santos y la de todo su Gobierno. Ante la memoria
de don Guillermo Cano, al entregar este premio póstumo
a otra mártir del periodismo universal, la moscovita Anna
Politkovskaya, quiero decirles a todos que así como Medellín
y Colombia han luchado y sufrido demasiado por defender todas
las libertades, especialmente la de prensa, el presidente y todo
el Gobierno, ahora y para siempre, seguiremos en este empeño,
no solo porque son nuestras convicciones sino porque esto es
una actitud de alma y de política del pueblo colombiano.
Muchas gracias”.