Bogotá, 18 may. (SNE).- Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe
Vélez durante la transmisión de mando de la Policía
Nacional al general Oscar Naranjo Trujillo.
“En esta mañana lluviosa,
cuando al decir del poeta, “bajo el influjo próvido
de espirituales lluvias, la tierra florece con ilusión”,
nos reunimos aquí en este campo de la Escuela General
Santander para dar otro paso en la búsqueda de la seguridad,
que es la felicidad de los colombianos.
Quiero dar toda la gratitud al
General Jorge Daniel Castro Castro, por todos estos años
de esfuerzo, 39 años al servicio de la Policía,
con abnegación, con patriotismo y con eficacia. Más
de 3 años en esta lucha hombro a hombro con nosotros,
en la fatiga de la Policía, en el sacrifico de sus gentes,
en el sufrimiento de los colombianos y en la angustia del Gobierno
buscando la seguridad de los colombianos.
General, en nombre de tantas poblaciones
de la Patria, que durante el ejercicio de comando suyo, vieron
por primera vez llegar la Policía a protegerlas; en nombre
de tantas familias, que sintieron el alivio de la presión
del secuestro; en nombre de tantos colombianos, que han empezado
a gozar la disminución del terrorismo; en mi nombre, que
compartí con usted tantas horas de angustia, nuestra gratitud.
A usted, a doña Alicia,
su señora, a su familia, por tantos esfuerzos.
Fue ayer que recibía usted
la Policía, de otro patriota que hoy nos acompaña,
del General Teodoro Campo, con quien empezamos esta fase de la
Seguridad Democrática.
Y recibe hoy el Comando de la
Policía una figura brillante, brillante de la inteligencia,
brillante del compromiso, brillante de valores íntegros,
el General Oscar Naranjo Trujillo: 31 años al servicio
de la institución, una tarea siempre de ascenso en la
lucha, en la búsqueda del mérito.
Al empezar este Gobierno asumió las
inmensas dificultades que enfrentaba la ciudad de Cali. En los últimos
años, al frente de la Policía Judicial, en una
coyuntura en la cual Colombia quiere liberarse definitivamente
del terrorismo.
Llega al Comando de la Policía,
rodeado de la ilusión de todos los compatriotas que quieren
la seguridad como el único camino para la paz, rodeado
de la confianza de la comunidad nacional e internacional, rodeado
del respeto de todos los integrantes de la Policía, y
por supuesto, depositario de la confianza del Gobierno de la
Patria.
Hago, mi General Naranjo, todos
los votos por el éxito de esta tarea que empieza.
Y nos unimos a la angustia de
su señora, de sus hijos, de sus hijas, de sus padres,
de toda su familia, a la angustia de todos los compatriotas,
para que usted pueda cumplir aquello que hablamos en la noche
del lunes: la derrota del secretariado de la Farc, la captura
de narcotraficantes como Diego Montoya y Varela, que aún
siguen libres, la captura de Vicente Castaño, y de quienes
no quisieron someterse a la Ley de Justicia y Paz, la derrota
en general del terrorismo, del narcotráfico, la liberación,
el rescate de los colombianos, de nuestros compatriotas secuestrados
y de los tres norteamericanos secuestrados.
Y nos reunimos esta mañana
aquí en este campo, también para hablar de algunos
temas: las interceptaciones, las filtraciones, hablemos también
de la Seguridad Democrática, de la violencia contra los
sindicatos, del proceso de paz, de la verdad, de los secuestrados,
del Subintendente (Jhon Frank) Pinchao, de la suerte que corren
la doctora Ingrid Betancur y los otros compatriotas secuestrados,
de nuestra conversación con el presidente de Francia,
de nuestros deberes.
LAS INTERCEPTACIONES
Compatriotas, las interceptaciones,
las filtraciones. Este es un Estado de leyes, lo que caracteriza
al Estado de leyes exige que los que ejercen funciones de Gobierno
o de autoridad, tengan que dar ejemplo en materia de sometimiento
a la ley, que ha sido fijada de modo externo a ellos.
Los menos autorizados para violar
la ley somos los ciudadanos que en algún momento ejercemos
competencias de gobierno o de autoridad. Esa es una característica
fundamental del Estado de Derecho.
Como la otra, la libre participación
de la opinión, la que estimula nuestro concepto de Estado
Comunitario, bien afianzado en el corazón de los colombianos.
El proceder ilegal viola la ley,
demerita la acción de Gobierno, oscurece el Estado de
leyes y afecta las libertades de los ciudadanos.
Las interceptaciones son un medio
de prueba para garantizar que no se viole la ley, pero no pueden
ser un medio de coacción de la libertad de los ciudadanos.
Las interceptaciones hay que someterlas
a las reglas jurídicas y hay que orientarlas para esclarecer
materias que violan la ley, y para esclarece sujetos que violan
la ley.
Varias características
tiene el Estado de leyes, el Estado de Derecho. Refiramos dos:
la obligación de los gobernantes, de quienes ejercen funciones
circunstanciales de autoridad, para cumplir la ley, la ley que
ha sido dispuesta de manera externa a ellos.
El menos autorizado para violar
la Ley, el más obligado para dar ejemplo de cumplimiento
de la Ley, es quien ejerce tareas de Gobierno o de autoridad.
Una segunda característica:
el Estado de leyes, tiene que crear todo un marco de realidad
para que los ciudadanos puedan disfrutar las libertades, para
que se de esa participación ciudadana, como una expresión
de la libertad de cada individuo y el colectivo, participación
que se afecta cuando se afectan las libertades.
Por eso, las interceptaciones
tienen que orientarse exclusivamente a perseguir el delito, no
a coartar las libertades de los ciudadanos.
Para perseguir el delito, las
interceptaciones tienen que someterse a órdenes previas
de los organismos competentes del Estado y deben dirigirse solamente
a perseguir el delito.
Las interceptaciones no pueden
hacerse sin la autorización de los funcionarios competentes,
y además, deben efectuarse exclusivamente sobre materias
y sobre personas que estén delinquiendo.
Si hay alguien que está en
un grupo terrorista y hay que interceptarlo, eso se tiene que
hacer por la razón de buscar ese delito, que es la vinculación
al grupo terrorista, y con la observancia rigurosa de la formalidad,
que es la autorización previa del funcionario competente.
Hay que hacer las interceptaciones
de acuerdo con las formalidades de la ley, para perseguir el
delito. Una cosa es interceptar a alguien que está atentando
contra la seguridad de la Patria, en el país o en el extranjero,
que está cometiendo el delito de estimular el terrorismo
contra Colombia y contra sus compatriotas, interceptarlos con
la previa autorización legal, y otra cosa es interceptar
a un periodista o a un político que ejercen sus libertades.
La interceptación del delito
y del delincuente con las autorizaciones legales, fijadas en
nuestro ordenamiento jurídico, es un medio necesario para
lograr la seguridad.
La interceptación ilegal
e injusta, violatoria de la ética democrática,
en contra de la libertad de los ciudadanos, de su intimidad,
de su libertad para expresar sus ideas políticas, para
adelantar su tarea periodística, es una ofensa al Estado
de Derecho, es un constreñimiento a la libertad que debemos
garantizar a cada ciudadano.
¡Que se acabe ese vicio
de creer que la libertad es para que el funcionario abuse y constriña
la libertad del ciudadano. Eso no puede darse más en nuestra
Patria!
LAS
FILTRACIONES
Y el tema de las filtraciones.
Yo no me opongo a que todo en la vida pública colombiana
sea conocido por la opinión. Al Gobierno que menos le
extrañan las filtraciones es a este. Una de las instrucciones
que he dado a mis compañeros de Gobierno, desde que empezó la
administración, es que cuando nosotros tengamos conocimiento
de un acto de corrupción, seamos los primeros en comunicarlo
a la opinión pública y a la justicia. No esperemos
que tenga que venir el periodismo investigativo, con ganzúa,
a esclarecerlo.
Y hemos cumplido este compromiso.
Faltaban 40 días para las elecciones presidenciales del
año pasado, y el Gobierno, con su iniciativa, comunicó a
la opinión pública y a los órganos de justicia,
casos de corrupción detectados al interior de agencias
del Estado, de agencias de Gobierno.
Que la opinión pública
lo conozca todo, a mi me parece bien, es una necesidad. Hay que
tener cuidado si, con la oportunidad.
La ley dice que en una etapa de
investigación, el sumario, el expediente que se está instruyendo
en un proceso penal, en una etapa de investigación, debe
ser sometido a reservas, por muchas razones, para no afectar
la investigación, para evitar que alguien investigado,
a través de una filtración inoportuna, sea difamado,
y después al declararlo inocente la justicia, se haga
imposible repararle el daño infligido a su honra.
La ley es sabia, así como
en la etapa del juicio permite que la ciudadanía conozca
todo lo que tiene que ver con ese caso, en la etapa de investigación
pide la reserva del sumario.
Creo que necesitamos una reflexión
todos los colombianos, para respetar las reservas del sumario.
¿Por qué dije yo,
que era partidario de que se televisaran las audiencias de la
Ley de Justicia y Paz? Porque para que la opinión pública
conozca lo que allí se dice, da lo mismo que se televisen
en vivo o que salgan minutos después en los medios de
comunicación.
Veamos qué me preocupa
como Presidente de las filtraciones: la oportunidad y la motivación.
Es grave violar una reserva del
sumario, porque afecta una investigación y puede afectar
injustamente la honra de un ciudadano, como es grave ocultar
la verdad en un juicio.
¿Qué reclamo de
estas filtraciones? ¿Por qué si se había
recaudado información sobre posibles delitos cometidos
desde la cárcel de Itagüí no se le dijo al
Gobierno? Está bien que funcionarios de autoridad que
tienen esa información la oculten al Gobierno, cuando
el Gobierno es cómplice con el delito. Pero este Gobierno
desde la hora cero, ha reaccionado con toda la determinación
en cada minuto, cuando ha conocido un delito.
Una de mis aspiraciones al salir
de la Presidencia, es poder mirar a mis compatriotas a los ojos
con la tranquilidad en la conciencia de haber perseguido el crimen
sin reservas, con toda la determinación.
Un Gobierno que completará cinco
años en agosto, que no ha tenido reservas ni omisiones
para perseguir el crimen, que no ha tenido cálculo para
exigir la verdad, es un Gobierno que merece que las instituciones
del Estado que conocen sobre la tipificación de crímenes,
lo informen a tiempo y no lo sorprendan, no lo sorprendan a través
de informarle primero al público y lograr que el Gobierno
sea el último en saberlo.
¿Acaso nos ha faltado determinación?
Miren, ¿acaso nos faltó determinación primero
para dar de baja a través de las fuerzas institucionales
a 1.700 integrantes de los paramilitares? ¿Acaso nos faltó determinación
para exigir la liberación del ex senador Gnecco, cuando
se pensó que lo habían secuestrado desde Ralito? ¿Acaso
nos faltó determinación para exigir la captura
de Murillo Bejarano, conocido con el sobrenombre de Don Berna,
cuando la Fiscalía lo vinculó al crimen de un diputado
de Córdoba? ¿Acaso nos faltó determinación
para ordenar que los dirigentes paramilitares fueran llevados
a La Ceja? ¿Acaso nos faltó determinación
para ordenar que fueran trasladados de La Ceja a Itagüí? ¿Acaso
nos faltó ha faltado determinación para extraditar
574 personas reclamadas por justicia de otro país, por
diferentes delitos? ¿Acaso nos ha faltado determinación
para demandar de la Fuerza Pública que se evite el rearme
de los desmovilizados? ¿Acaso nos ha faltado determinación
para que se capturen quienes quieran rearmarse, o se les de de
baja por las fuerzas institucionales? 400 que han tratado de
rearmarse han sido dados de baja, más de 800 que han tratado
de rearmarse han sido puestos en prisión.
Un Gobierno comprometido en todas
las horas en la lucha contra el delito, merece que en este caso
los funcionarios de inteligencia de la Policía le hubieran
comunicado sobre el conocimiento de delitos cometidos desde la
cárcel de Itagüí.
Que quede claro, la interceptación
es para perseguir al delito, al delincuente, con las autorizaciones
de la ley, de la Constitución, no para constreñir
la libertad de los ciudadanos, no para afectar su individualidad.
Las filtraciones, se oponen a
un Gobierno que quiere que todo se maneje a plena luz del día,
asaltan la buena fe de un Gobierno, que cada vez que ha sabido
del delito, por iniciativa propia, ha perseguido el delito.
SEGURIDAD
A SINDICALISTAS
Y hablemos del tema de la Seguridad
Democrática, de los sindicatos, del proceso de paz.
Les decía yo a los interlocutores
de los Estados Unidos -y pido a quienes aquí nos acompañan
como representantes de diferentes agencias de los Estados Unidos,
que lo digan allá, y que nuestra Cancillería lo
comunique ampliamente a los Estados Unidos y a la opinión
internacional- nosotros aquí hemos venido en una tarea
de Seguridad Democrática desde la hora cero del Gobierno.
Nosotros no hemos salido a defender
a los sindicalistas ahora, por temor a que no nos aprueben el
TLC o a que no nos aprueben la continuidad del Plan Colombia.
Nosotros los defendimos desde antes de ganar la elección
presidencial.
Antes de la elección de
2002, entregué a los compatriotas el Manifiesto Democrático,
una plataforma de 100 puntos, y en el punto 27 se dice: nuestra
seguridad será democrática, para proteger por igual
al empresario víctima del secuestro, que al líder
sindical víctima del asesinato, y al periodista amenazado,
para proteger por igual a los voceros de las tesis del Gobierno,
y a los representantes de los críticos del Gobierno.
Y eso lo hemos cumplido. Sobre
nosotros no necesitaron ejercer presiones, para que emprendiéramos
la tarea de proteger a los líderes sindicales.
A las cinco y media de la mañana
del jueves 8 de agosto de 2002, el día siguiente de nuestra
posesión, en lugar de quedarnos en Bogotá desenguayabando,
en desayunos protocolarios, estábamos en Valledupar emprendiendo
la lucha sin cuartel por el rescate de la institucionalidad,
por la derrota de la guerrilla y de los paramilitares,
por la protección efectiva de nuestros compatriotas.
Cada vez que se asesinaba un sindicalista
durante nuestro Gobierno, el Vicepresidente, el Ministro de la
Defensa y yo, hemos salido a ofrecer recompensa, a liderar la
captura de los verdugos, a aumentar la protección efectiva
de los líderes sindicales.
A un Gobierno no se le puede desvirtuar
el récord de sus actuaciones, con el discurso demagógico
del que desconoce la realidad.
Yo le pido a la Embajada de los
Estados Unidos en Colombia, que los periódicos de los
Estados Unidos, que los congresistas demócratas, conozcan
la verdad, y que la conozcan no a medias sino totalmente.
Antes de empezar nuestro Gobierno,
aquí en Colombia asesinaron en un año 256 ciudadanos,
líderes sindicales y profesores. Nuestra tarea ha sido
eficaz, la tendencia es muy buena, no obstante que no hemos podido
llegar a cero.
En el año 2005 fueron asesinados
25, el año pasado se recrudeció, 60, este año,
en lo corrido del año, llevamos 2 sindicalistas muertos
en acciones armadas, y 8 profesores. De los 8 profesores, dos
de las Farc, a cargo de las Farc. Otros casos, por razones eminentemente
personales, todas graves, nada justifica un asesinato.
Pero el Gobierno tiene que decirle
-con base en la justicia- al mundo, cuál es la razón
de cada caso, y esos casos se están investigando rigurosamente.
Los dos integrantes de sindicatos
asesinados este año, por favor, ¡que lo sepa cada
congresista de los Estados Unidos, porque a nosotros que nos
derroten con los hechos, no con la difamación!
¡Que lo sepa cada congresista
de los Estados Unidos, a nosotros que nos derroten por nuestra
incapacidad, por la falta de producir hechos, pero no por la
difamación!
Este año ha muerto un integrante
del sindicato del INPEC. Lo que ha dicho la justicia hasta ahora,
es que fue asesinado por relaciones, no en relación con
su actividad sindical, sino en relación con su oficio
de guardián en el INPEC. Eso se está investigando
rigurosamente, por una justicia independiente y apoyada por el
Gobierno, respetada y apoyada por el Gobierno.
El 3 de mayo, mientras yo estaba
en los Estados Unidos, una persona que después apareció como
integrante de un sindicato de Sucre, fue muerto en una acción
armada. La Armada Nacional lo dio de baja, porque esa persona
estaba armada en un grupo terrorista, enfrentando a las fuerzas
institucionales. Murió en esa acción. El levantamiento
del cadáver lo hizo de inmediato el CTI.
Nosotros no podemos aceptar que
se sindique del asesinato de un sindicalista, la acción
que ha dado de baja a un terrorista.
Y he dicho con claridad, que si
llegare a desvirtuarse lo que hasta ahora ha dicho la justicia
y la Armada, el primero en reconocer sería el Gobierno.
Lejos de nuestro temperamento, lejos de nuestra manera de concebir
al Estado, está el ocultamiento o la distorsión.
Y entonces, así como el
Gobierno reconoce que todavía no hemos podido llegar a
la protección total, que todavía hay casos de asesinatos,
el Gobierno pide que se nos reconozcan los avances.
¡Yo pido al Congreso de
Estados Unidos, que no sea sordo ante la realidad de nuestros
avances!
¡Así como reconozco
todo lo que falta por hacer, pido que se reconozca lo que hemos
avanzado!
Es que aquí no hemos tenido
una tarea fácil, ni en camino de rosas, aquí encontramos
60 mil terroristas. ETA en España sería unos pocos
centenares. A mi me sorprendió el viernes Santo de 1998,
observando desde la Universidad de Oxford el acuerdo con el IRA,
y eran unos pocos centenares. En Colombia 60 mil terroristas.
Y entonces se habla de la impunidad.
Nosotros aceptamos que aquí hubo una impunidad del 98
por ciento, pero pedimos a la comunidad internacional y al Congreso
de Estados Unidos, que se reconozca lo que hemos hecho para avanzar
contra la impunidad.
¡A nosotros que nos juzguen
no por discursos políticos, sino por hechos!
Primero, lo más eficaz
para derrotar la impunidad, es avanzar contra el crimen. Con
30, 35 mil asesinatos que en algún año hubo en
Colombia, no hay justicia que valga. El primer factor para superar
la impunidad es el avance eficaz de la lucha contra los criminales,
del enfrentamiento armado por parte de la Policía, el
Ejército, de todas las fuerzas, a los criminales.
Unos criminales que no son enfrentados
por las fuerzas institucionales, crean un Estado de violencia,
un Estado de zozobra que no permite superar la impunidad.
Pero también hay que tener
en cuenta esto: el país introdujo el régimen acusatorio,
se modificaron los códigos, solamente el año pasado,
solamente el año pasado para poder avanzar en la implementación
del régimen acusatorio, a la Fiscalía se le adicionó al
presupuesto en más de 70 millones de dólares. Y
aquí no sobra el dinero, aquí vivimos en escasez
crítica de recursos.
El Gobierno no vaciló para
atender el reclamo de la Corte Suprema de Justicia -y en este
acto nos acompaña su Presidente- a fin de proveer los
recursos presupuestales que le permitan a la Corte Suprema de
Justicia, que le permitan a la Corte Suprema de Justicia, tener
su propio cuerpo de investigación.
El Congreso acaba de aprobar en
el Plan de Desarrollo, la autorización para seguir fortaleciendo
a la Fiscalía.
Aquí había un 98
por ciento de impunidad, pero nuestros esfuerzos no son vanos.
¡Yo les acepto a los congresistas
demócratas que aquí falta mucho para derrotar la
impunidad, pero ellos tienen que reconocer lo que hemos hecho!
En los últimos meses, en
los últimos meses, aquí una justicia independiente
apoyada y respetada por el Gobierno, ha producido 47 sentencias,
han sido condenados 59 personas por haber participado en asesinatos
contra dirigentes sindicales.
Al mismo tiempo, hasta antes de
las nuevas versiones, en una evaluación que la justicia
y el Ministro del Interior hicieron, sobre la Ley de Justicia
y Paz, hace dos semanas, apareció que de las primeras
26 versiones se derivaba el esclarecimiento de 106 crímenes,
muchos de ellos contra dirigentes sindicales.
Tenemos un acuerdo bajo el liderazgo
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que
vincula a Gobierno, empresarios y a centrales sindicales, que
ayer repasé con los empresarios y los trabajadores, para
derrotar la impunidad en el asesinato de los integrantes de las
organizaciones sindicales.
Por favor que la comunidad internacional
sepa: este desafío a nuestra democracia no lo hemos ganado
todavía, pero lo vamos ganando.
Y sé, señores generales
Padilla de León y Naranjo Trujillo, que vamos a adelantar
esfuerzos adicionales para decirle al mundo que Colombia ha superado
la tragedia del asesinato de trabajadores, de maestros.
Como la estamos superando en el
asesinato de periodistas, que cuando yo llegué a la Presidencia,
Colombia había sufrido años en los cuales asesinaban
15 periodistas al año. Este año no han asesinado
uno solo.
El desmonte de los paramilitares,
el debilitamiento de la guerrilla, ha producido el resultado
de que en nuestro país hoy los periodistas se sienten
más libres.
¡Les hemos venido quitando
de la nuca el fusil guerrillero, les hemos venido quitando de
la nuca el fusil paramilitar, para que puedan opinar, escribir
y analizar, en un país que les garantiza gustoso el ejercicio
pleno de sus libertades!
¡Por favor señores
de la Embajada de los Estados Unidos, que lo sepa el Congreso
Norteamericano, porque nosotros no podemos aceptar que se apruebe
el TLC a Panamá y a Perú, y se castigue a Colombia
en esta batalla, se le de un tratamiento de paria! ¡Eso
es inaceptable!
Nosotros reconocemos todo lo que
hay que hacer, pero nosotros pedimos que se reconozca todo lo
que honorablemente hemos hecho y estamos haciendo.
PARAMILITARES
Y miremos ahora el tema de los
paramilitares.
Por allá sugería
un ilustre analista de esta Capital de la República, que
Uribe para liberarse de las acusaciones de paramilitar, estaba
en condiciones de desmontar los paramilitares.
Ignoraba ese analista que yo me
he jugado mi carrera política sin cálculo. Ignoraba
ese analista, que yo he sido un combatiente honrado de la democracia,
en las más difíciles obras. Ignoraba ese analista,
que yo he puesto mi pellejo en la guillotina, durante 30 años
de mi carrera política para combatir el crimen.
Pero démosle una respuesta
al mundo: a mí no necesitaron presionarme para enfrentar
a los paramilitares. Nuestro enfrentamiento a los paramilitares
empezó con nuestro enfrentamiento a la guerrilla, a las
cinco de la tarde del miércoles 7 de agosto de 2002, y
a las cinco y media de la mañana de ese 8 de agosto en
Valledupar.
Por convicciones cristianas y
democráticas, por la angustia interna de ser eficaces
en el propósito de dejar una Colombia mejor a las generaciones
que habrán de venir, nuestro camino ha sido un camino
exclusivamente institucional.
En este campo he dicho lo que
hoy quiero repetir: habríamos tenido la oportunidad de
unirnos subrepticiamente con el paramilitarismo, de mandarles
el mensaje de que cesaran las masacres y nos ayudaran a combatir
a la guerrilla. De pronto iríamos más adelante
en el desmantelamiento del ELN y las Farc, pero ese no es nuestro
camino.
Nuestra convicción ha sido
una sola: la institucionalidad. El combate de todos los terroristas
por igual, a través de exclusivo medio de las fuerzas
institucionales de la Patria.
Ese camino en el corto plazo,
no es el que más eficacia brinda, pero es el que más
reconciliación y confianza da, que es lo que requiere
este país para los años que vienen y para las generaciones
que se levantan.
Ahí están
los resultados: nuestra política de Seguridad Democrática
presionó la desmovilización de 40 mil terroristas,
más de 30 mil de los mal llamados paramilitares, y hasta
ahora 10 mil de la guerrilla. Eso no tiene antecedentes, eso
no tiene antecedentes en el mundo, ahí están
los resultados: 1.700 paramilitares dados de baja antes, ahora
400 de quienes han tratado de rearmarse. Miles
capturados antes, ahora más de 800 de quienes han tratado
de rearmarse.
Repito hoy: hemos suspendido la
extradición en cinco casos, porque han ayudado a la desmovilización
de 30 mil paramilitares, pero los recientemente capturados, como
el señor Veloza -a quien se conoce con el nombre de “H.H.”-
y el señor Salomón, a quien las autoridades competentes
le imputan haber sido el segundo en la organización de
Jorge 40, han sido detenidos, no se sometieron a la Ley de Justicia
y Paz. El Gobierno no los presentará como posibles elegibles
para el beneficio de sentencia reducida a esa Ley. Y además,
si son requeridos en extradición, y la Corte Suprema de
Justicia da el visto bueno, procederemos a extraditarlos.
Y déjenme hablar del paramilitarismo.
Ahora que buscamos esclarecer
la verdad, no podemos perder de vista una de las razones de la
verdad: la memoria histórica. Hay que contar lo que ocurrió,
pero también hay que contar las causas que determinaron
ese fenómeno de crueldad.
Era yo estudiante de mi alma máter,
una universidad pública y democrática y combatiente,
la Universidad de Antioquia, a principios de los años
70, nos hacían pensar que el mundo no tenía sino
un derrotero: el socialismo como vía al comunismo.
Salíamos de una clase de
estudiar a Nicos
Poulantzas y la construcción de la dictadura
del proletariado, llegamos a otra clase a estudiar a Luis Althusser
y la crítica a todo el aparato del Estado, como un andamiaje
para reproducir las condiciones de explotación.
Y llegábamos a estudiar
a Marta Harnecker, y nos hacía ver que todos los esfuerzos
empresariales eran simplemente triquiñuelas para poder
capturar inmoralmente la plusvalía per se obtenida por
los trabajadores.
Y en la ciencia política
nos decían que el único Estado válido era
la dictadura del proletariado, y que el único medio
válido de acción política era la lucha de
clases.
Y qué daño le hicieron
a Colombia. Y cómo se equivocaron frente a la historia.
No anticiparon, ni nos dejaron anticipar que en China Mao Tse-Tung
sería sucedido por la apertura de Deng Siao- Ping. No
anticiparon, ni nos dejaron anticipar la caída del muro
de Berlín, el colapso de Unión Soviética.
Infundieron en Colombia lucha de clases, odios. Esas guerrillas
marxistas, esas guerrillas marxistas crearon el paramilitarismo.
Le dije a la doctora Alicia Arango
(Secretaria Privada de la Presidencia), que la primera página
del periódico El Tiempo de ayer la guarde, porque hay
que mostrarla nacional e internacionalmente. Aparece en la misma
página un héroe colombiano víctima de las
Farc, el Subintendente Pichao, y en la misma página, las
versiones de los paramilitares. Para decirle al mundo: esta crueldad
de las Farc engendró esa crueldad del paramilitarismo.
Es que ahora, en el proceso de
esclarecimiento de la verdad se busca conocer todas las conexiones
del paramilitarismo con la política, las que no se esclarecieron
en la guerrilla.
Esa es una de las diferencias
de este proceso de paz con los anteriores. ¿Quién
enseñó a matar, y al mismo tiempo penetrar el movimiento
obrero?: la guerrilla. ¿Quién aprendió el
paramilitarismo ¿Quien enseñó a secuestrar, ¿y
al mismo tiempo a penetrar la política?: la guerrilla. ¿Quién
aprendió? el paramilitarismo ¿Quién enseñó a
penetrar y a amenazar a sectores del periodismo a tiempo que
producían masacres?: la guerrilla. ¿Quién
aprendió? el paramilitarismo.
Eso no se puede perder de vista.
Ese fenómeno cruel del paramilitarismo, que ahora se está desmontando,
tiene un origen. Ese fenómeno fue creado por las Farc,
por ese verdugo que está vivo y que tenemos que exterminar
de la faz de la patria, que es las Farc.
Tamaña tarea generar Padilla
de León, mi general Naranjo Trujillo.
Y el Estado no aparecía.
Tantos años de acción guerrillera en las regiones,
y el estado no aparecía. Primero sustituida por la guerrilla,
después sustituida por la reacción paramilitar.
Guerrilla y paramilitares compitiendo en crueldad, como verdugos
contra el pueblo colombiano. Y el Estado ausente, y las gentes
de las regiones sometidas.
Por eso, yo confío, señor
Presidente de la Corte Suprema de Justicia, yo confío
señor Vicefiscal General de la Nación, que la justicia
en su sabiduría va saber establecer diferencias: la diferencia
entre los colombianos, que sometidos en esas regiones por los
verdugos del terrorismo, tuvieron que ir donde ellos por una
gestión humanitaria, o por una coacción insuperable.
La diferencia de esos casos, con el de aquellos, en los cuales
hubo complicidad.
Yo confío, que para bien
del futuro de Colombia, para que no se repita la tragedia, la
justicia, en su sabiduría, irá aclarando, estableciendo
las diferencias.
Y sigamos con el tema. Ahora hay
escándalo paramilitar, pero hay paz paramilitar. Eso es
bueno que lo sepan en el Congreso de los Estados Unidos. Es bueno
que lo sepa la comunidad internacional.
Nosotros no reconocemos más
violencia paramilitar. En alguna forma la legitimaron sectores
de Colombia, como una reacción contra la guerrilla. Nosotros
hemos dicho: la única acción válida y legítima
contra la guerrilla, es la de las fuerzas institucionales.
Hoy están los líderes
paramilitares en la cárcel. Y los que no están
en la cárcel, tienen que ser puestos presos, por su gente,
general Naranjo, por su gente, general Padilla de León. Tienen
que ser puestos presos, juzgados por la justicia ordinaria, sin
los beneficios de la Ley de Justicia y Paz.
Y aquellos que intenten rearmarse,
tienen que ser tratados como simples terroristas, como simples
narcotraficantes. Y tienen que ser combatidos eficazmente por
la Fuerza Pública.
Nos espera una tarea: liberar
a los compatriotas de Nariño de las Farc, de una nueva
organización armada que se llama “la ONG”,
y de “los rastrojos”. No hablemos de esas bandas,
como fenómeno paramilitar subsistente, sino como fenómeno
terrorista y narcotraficante que quiere maltratar al pueblo colombiano.
Allá conviven estos bandidos
de las Farc, “los rastrojos”, y una organización
de bandas criminales, “la ONG”. ¡Vamos a acabarlos!
Ayer me decía un compatriota: “Presidente,
usted ha anunciado tres días en el pacífico, al
final de mayo; ha anunciado que va a El Charco, a Buenaventura,
a Juradó, allá donde desemboca el río San
Juan, (¿cómo se llama, un poco al norte, a Pizarro,
donde desemboca el río?), Baudó”. Allá vamos
a ir. Me decían: “Presidente, no vaya. Allá hay
un grupo de criminales, la “ONG”, ALLÁ ESTÁ LAS
Farc, está el narcotráfico”. ¡Allá vamos!.
General Padilla de León,
general Naranjo: ¡a acabar esos bandidos, a todos!. Con
rabia, con emoción. Y críticos, y amigos, y empezando
por Lina, me dicen: “Älvaro, que no se te vaya la
piedra”, si no sacamos la piedra, no acabamos esos bandidos.
Nosotros hablando apaciblemente en tertulia en Bogotá no
los vamos a acabar. Los tenemos que acabar es con la piedra afuera,
combatiéndolos en los campos y en las ciudades de Colombia.
El filósofo español
decía: “las conclusiones racionales de los hombres,
en las tareas difíciles, sólo se llevan a cabo
cuando son conducidas por una emoción, y por un estado
de excitación del alma, totalmente comprometidos en la
obtención de esos propósitos”.
¡Vamos a acabarlos, señores
generales!, para que las nuevas generaciones de colombianos puedan
vivir en paz.
Y que sepa el Congreso de Estados
Unidos, que sepa el Congreso de Estados Unidos, que aquí ha
habido más determinación para derrotar al terrorismo,
que la determinación que ellos pueden haber tenido en
tantas guerras internacionales en las que han participado.
Nosotros hemos respetado esta
alianza leal con los Estados Unidos, pero pedimos al Congreso
de Estados Unidos respetar la lucha valerosa del pueblo colombiano
contra las expresiones del terrorismo.
Por favor señores de la
Embajada, que estas palabras no queden aquí en la Escuela
de Policía General Santander, transmítanlas enteritas
a cada uno de los 465 integrantes del Congreso de los Estados
Unidos.
LA VERDAD
El tema de la verdad. La semana
anterior fui visitado por integrantes de la Comisión de
Conciliación, y en esa reunión estuvo la Conferencia
Episcopal. ¿Qué me propusieron?, que me traían
una propuesta de Itagüí, para dividir la confesión
en dos: “que los crímenes se confesaran ante la
Fiscalía, y las vinculaciones, de manera secreta –sacramental,
ante la iglesia católica. Que era necesario buscar ese
camino, porque de lo contrario, el país se desestabilizaría”.
De inmediato contesté que
no. Que yo que he jurado dos veces cumplir la Constitución
y la ley, para posesionarme como Presidente de Colombia, lo único
que tengo que hacer es procurar la verdad que demanda la ley.
Y también dije: “Desde
el punto de vista de la legitimidad del Estado, lo único
que cambia es que cualquier cosa que tengan que decir en relación
con el Presidente de la República, la digan al público
y a las autoridades competentes”.
Esta lucha nos tiene que llenar
de valor. Nos tiene que llenar de energía.
Nosotros hemos promovido la verdad
sin cálculos. Hemos promovido la verdad sin distorsión,
porque además creemos que es lo único que finalmente
reconcilia. Porque además creemos que es lo que
permite que la ciudadanía de Colombia y el mundo entiendan
la dimensión de la tragedia que hemos vivido, y se evite
la repetición.
Al conocer la dimensión
de la tragedia, en el interior de cada colombiano debe darse
un compromiso superior, para que ese bello colectivo que es la
Nación impida la repetición, y logremos una patria
sin guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin
corrupción. Por eso, hemos impulsado la verdad.
A mí no me asusta que la
verdad desestabilice. No, no desestabiliza. La verdad sin distorsiones
despeja la tormenta, y consolida las instituciones. Por eso la
promovemos.
Entonces, aparecen muchos acusados.
También he dicho que en Colombia los sindicalistas no
han sido asesinados por las empresas, sino por la guerrilla y
por los paramilitares. Es el fruto de mi observación de
tantos años sobre la vida colombiana.
También he dicho que si
una empresa apareciese condenada por la justicia por haber asesinado
trabajadores, el Gobierno apoyará a la justicia para que
sea implacable en grado sumo. Ceder al máximo. Que no
dudaríamos en pedir extradiciones para juzgar con el peso
de nuestras leyes a esos responsables.
Salvando todo mi respeto por la
justicia, mi parecer es que los líderes sindicales asesinados
en Colombia, desde José Raquel Mercado, asesinado por
el M-19, hasta los asesinados en los últimos años
por las Farc y por los paramilitares, no han sido asesinados
por empresarios, han sido asesinados por la guerrilla y los paramilitares.
¿Quién provocó eso?
La guerrilla, que fue la maestra, y los paramilitares, el alumno
aventajado.
Cuando la guerrilla combinaba
masacres con la penetración del movimiento sindical, estaba
creándole a esos líderes sindicales todos los riesgos. ¿Qué vino
después?, los paramilitares trataron de hacer lo mismo. Y
vino esta refriega, este baño de sangre. Los paramilitares
asesinando líderes sindicales, a quienes acusaban de ser
cooperantes –colaboradores de la guerrilla, y la guerrilla
asesinando líderes sindicales, a quienes acusaban de ser
colaboradores del paramilitarismo.
Y ojo con esto. El año
pasado perdimos la tendencia muy buena que habíamos logrado
hasta el 2005, y que ahora recuperamos porque las cosas tornaron
a agravarse por el enfrentamiento entre los terroristas de las
Farc y del Eln. Ya no era simplemente un enfrentamiento entre
guerrillas y paramilitares, era el enfrentamiento entre guerrillas.
Entonces en Arauca, generales,
ayúdenle a la Fiscalía, para que la Fiscalía
lo aclare. Un día asesinan un profesor, lo asesina
las Farc porque lo acusan de ser colaborador del Eln, y al otro
día asesinan a un dirigente sindical de un hospital, porque
el Eln lo acusa de ser colaborador de las Farc. Y eso lo tiene
que saber el mundo. Y no es porque nosotros nos vayamos
a quedar en el análisis, sino porque tenemos que saber
la realidad de las cosas para poder combatirlas y recuperarle
a Colombia la paz.
El caso de Ingrid Betancur, de
los compatriotas secuestrados. Qué bueno que se esté sabiendo
la verdad. Qué bueno que el gobierno de Francia sepa hoy
que a Ingrid Betancur no la tienen allá con comodidades
de cinco estrellas, sino con sufrimientos de esclavitud. No conoce
la historia de la humanidad unos verdugos como estos, no los
conoce. ¿Por qué Europa y los Estados Unidos se
aterrorizan de los campos de concentración de los nazis,
y no hay unas voces semejantemente fuertes para condenar los
campos de concentración de la FARC?.
El testimonio del Subintendente
Pinchao, héroe de la Patria, figura emblemática
de esta política a quien tenemos que presentar en todo
el mundo; el testimonio del canciller Fernando Araujo, demuestran
que los campos de concentración de la FARC, tienen mayor
crueldad que los campos de concentración del nazismo.
Mientras Europa quiso negociar
con Hitler, Hitler avanzó que a nosotros no nos guíen
por el camino bobalicón de entregarle el país a
la FARC.
Señores Generales, vamos
a rescatar a Ingrid Betancourt, se los ruego. y no les doy sino
una virtud mía para apoyar ese ruego, mi infinito amor
a Colombia: ¡vamos a rescatar a Ingrid Betancourt, aquí no
hay jueguitos con estos bandidos de la FARC, que se olviden estos
bandidos que habrá zonas de despeje!
Mientras a Hitler le despejaron
a Hungría y a Checoslovaquia, el nazismo avanzó,
aquí de buena fe se despejó el Caguan, y el Gobierno
de entonces con su buena fe, fue engañado por estos criminales.
No despejamos ni un milímetro del territorio de la Patria
y no renunciamos ni un milímetro a rescatar a Ingrid Betancourt
y a los otros compatriotas que están cautivos con
ella.
Y que en el Congreso de los Estados
Unidos, que en el Congreso de los Estados Unidos se quiten las
dudas porque aquí también vamos por el rescate
militar de los tres norteamericanos que están cautivos
por la FARC en el territorio de Colombia. Aquí no hay
vacilaciones en la lucha contra el terrorismo.
Como les parece anoche me preguntaban
los periodistas que abnegadamente viven cubriendo estas intervenciones: “Presidente
y usted va a liberar a los de la FARC que están en la
cárcel después de que la FARC no acepta? Dije yo
no estoy negociando con ese bandido de Raúl Reyes, yo
no estoy negociando con esa recua de criminales, aquí lo
que estamos es buscando es la liberación de nuestros compatriotas
y vamos a avanzar, con la ayuda del Procurador, con el sabio
consejo de la justicia, con la consulta a la comunidad internacional
vamos a avanzar en la tarea de liberar de la cárcel mucha
gente de la FARC.
Estamos con el Ministro del Interior
encontrando el mecanismo jurídico para hacerlo y lo vamos
a hacer y que salgan de la cárcel con el compromiso de
no volver a delinquir, que salgan de la cárcel con el
compromiso de sentar una tutoría como podría ser
la de la Iglesia católica, porque no vamos a negociar
con Raúl Reyes y compañías, pero tampoco
vamos a ahorrar esfuerzos para liberar a los compatriotas que
están secuestrados.
Es que la FARC no quiere el acuerdo
humanitario, la FARC quiere el despeje para seguir engañando
al pueblo colombiano, es que lo que le duele a la FARC es que
este Gobierno se le atravesó en el camino de la toma violenta
del poder en Colombia, es que lo que le duele a esos bandidos
es que ellos dejaron de ser los figurines de primer orden en
el interés de la opinión pública.
No perdamos la memoria, no nos
dejemos conmocionar por las audiencias de la Ley de Justicia
y Paz, recuerden quedan Raúl Reyes y don Marulanda y don
Jojoy, en la televisión engañando al pueblo colombiano
durante esos años del Caguán, dejaron de ser los
actores de primera línea, que bueno haber sustituido los
consejos terroristas del Caguán en los programas sabatinos
de la televisión, por los Consejos Comunitarios con las
gentes pobres de Colombia, en el Canal Institucional de los sábados.
Que no se nos olviden estas cosas
y esos guerrilleros que salgan de la cárcel, reinsertados,
con el compromiso de no intervenir más en la guerrilla,
vamos a volverlos aliados nuestros en la bella causa de restablecer
la paz en Colombia; vamos a volverlos aliados nuestros en la
bella causa de una Colombia pluralista, de una Colombia sin exclusiones
y sin odio de clases, sin violencia, con ejercicio pleno de las
libertades; vamos a convertir esos guerrilleros que salgan de
la cárcel, en aliados nuestros en el propósito
de liberar a nuestros compatriotas secuestrados.
General Naranjo, se ha posesionado
usted en medio de la leve lluvia, en medio de la alegría
de la tierra que florece cuando del cielo cae la lluvia o empresarios.
Después de esta lluvia la tierra florece, que con su ejercicio
al mando de la Policía florezca la seguridad.
Apreciado General, integrantes
todos de la Policía, un compromiso de todos, Colombia
sin el secretario de la FARC, que esos terroristas consentidos
de Reyes, de Marulanda, de Jojoy, los acabemos, que las interceptaciones
sean con autorización legal para acabar esos bandidos,
no para coartar la libertad ni para afectar la individualidad
de los Colombianos.
General Naranjo, que los paramilitares
no sometidos a la Ley, vengan rápido a la cárcel,
empezando por Vicente Castaño; General Naranjo, que los
bandidos del narcotráfico, Varela, Diego Montoya, con
la ONG de Nariño, los rastrojos, se han desmantelado rápidamente,
que Colombia pueda demostrar en los hechos, que este es un país
en pie de lucha para quitarse de una vez por todas estos años
de sufrimiento del terrorismo.
Un compromiso del alma, que esta
gestión que usted empieza en la Policía, sea una
contribución para que las nuevas generaciones de colombianos
puedan vivir felices en el noble suelo de la patria
Un saludo lleno de afecto a la
Policía de Colombia, en esta hora de definiciones y que
viva nuestra patria Colombiana.