Bogotá,
7 ago (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente
Álvaro Uribe Vélez durante la conmemoración de los 188 años
de la Batalla de Boyacá y el Día del Ejército Nacional. “Nos reunimos hoy aquí en este campo
de parada de la Escuela José María Córdova, en este 7 de
agosto, para conmemorar un aniversario más de la Batalla
de Boyacá, en un año en el cual hemos cumplido en la patria
100 años de la existencia de nuestra Escuela, que ha prodigado
tanta posibilidad a los colombianos.
Hace dos años nos reunimos en la Quinta
de Bolívar, el 7 de agosto, para definir, de acuerdo con
Planeación Nacional y su entonces director, el doctor Santiago
Montenegro, lo que serían las metas de largo plazo, la Visión
Colombia Segundo Centenario: la patria que queremos en seguridad,
la patria que queremos en armonía social para el 7 de agosto
de 2019, cuando esta nación habrá de cumplir 200 años de
haber sellado su independencia en el Puente de Boyacá.
Hoy nos congregamos en este campo
de parada para condecorar a unos compatriotas distinguidos
en la dura brega de rescatarle a la nación la seguridad.
Hemos condecorado con la medalla militar
al valor al subteniente, que en paz descanse, Diego Alejandro
Barrero Ginand. La hemos entregado a su padre, ese noble
compatriota Fernando Barrero Chávez. Al sargento segundo
Flanklin Sánchez García, al soldado profesional Idier Saiz
Calderón, a los soldados profesionales José Antonio Durán
y Danober Garcés Guaca.
La medalla de servicios distinguidos
en orden público, por segunda vez, al mayor Javier Tamayo
Tamayo; a los tenientes, por primera vez, Edilson Alvis Santos,
Anderson Torres Enciso, John Eduard Páez Chinama, Juan Pablo
Lozano Trujillo; al subteniente Jonatan Rafael Ortiz, al
sargento viceprimero Johan Agredo, al sargento segundo Luis
Martínez, al cabo segundo Daniel Gómez, al cabo segundo Juan
David Correa, al soldado profesional Víctor Darío Martínez
y al soldado profesional José del Carmen Valdez.
La medalla militar Herido en Combate
al mayor Óscar Ruiz Lozano, a los tenientes Ignacio Lobo
Guerrero, Cristian Torres Anaya, al sargento segundo Jaime
Albarracín Daza, al cabo segundo Juan Carlos Gutiérrez, al
cabo segundo Luis Alberto Buitrago, a los soldados profesionales
Alexander Morales Córdoba, Tomás Pertuz Celis, Carlos Cortés
Valencia y Víctor Vargas Zapata.
La Orden al Mérito Militar Antonio
Nariño ha sido entregada a los brigadieres generales Gustavo
Matamoros, Hernando Pérez Molina, Carlos Eduardo Ávila Beltrán
y Carlos Alejandro Rueda Gómez; al obispo castrense, que
con anta devoción ha sido el guía espiritual de las Fuerzas,
monseñor Fabio Suescún Mutis, y a una distinguida colombiana,
caldense, ejemplo de valor civil, de patriotismo en el dolor,
de visión de patria en el martirio de su familia, doña María
Matilde Londoño de Mejía.
Hemos impuesto la orden al mérito
militar José María Córdova al señor general Jorge Ballesteros,
comandante de la Fuerza Aérea; al señor almirante Guillermo
Barrera Hurtado, comandante de la Armada; al brigadier general
Óscar Naranjo, director de la Policía, y a los brigadieres
generales Jairo Antonio Erazo Marzola y Ricardo Vargas Briceño.
La orden al Mérito Sanitario José
Fernández Madrid la hemos impuesto al mayor general Gilberto
Rocha Ayala, al brigadier general Héctor Jaime Fandiño y
al capitán de navío Rafael Ignacio Gil Galindo.
Qué bueno congregarnos esta mañana,
en este mediodía del 7 de agosto de este día de la patria,
a resaltar aquí a quienes con tanto heroísmo han servido
bien a Colombia. Qué afán de rescatar la seguridad, señores
generales y señor Ministro.
Cuando condecoramos a Fernando Barrero
con el dolor de la muerte de su hijo, cuando condecoramos
a doña María Matilde Londoño de Mejía con el dolor de la
muerte de su esposo, cuando condecoramos a nuestros compatriotas
lisiados por las minas del terrorismo, sólo viene una reflexión:
requerimos acelerar este proceso, mantener toda la determinación
para quitarles rápidamente a los colombianos el sufrimiento
que durante tantas décadas ha causado el terrorismo.
Hace cinco años empezamos esta tarea.
Cinco años durante los cuales he tenido el honor de estar
al frente de la Presidencia de la República, acompañado de
un selecto grupo de colaboradores, patriotas a plenitud,
y del patriotismo, del heroísmo, de la abnegación de las
Fuerzas Militares y de Policía. A todos mis compañeros de
estos cinco años, toda la gratitud. A las Fuerzas Armadas
y de Policía toda la gratitud.
Hemos estado trabajando la seguridad,
el rescate de la confianza en Colombia y la política social.
Quisiera hacer un recuento de algunos de los elementos que
han jalonado nuestra política de seguridad.
Primero: es una política democrática.
A diferencia de los fantasmas que en algún momento invadieron
a Suramérica, que en nombre de la seguridad soportaban el
terrorismo, que en nombre de la seguridad anulaban las libertades,
eliminaban el disenso, cerraban los periódicos, nuestra política
de seguridad es para la democracia.
Aquí era el terrorismo el que interfería
la seguridad. Era el terrorismo el que interfería la democracia,
y es nuestra política de Seguridad Democrática la que recupera
las libertades de la patria. Una política para todos. Una
política para los amigos y los críticos del gobierno. Una
política para los campesinos y los agricultores. Una política
para los empresarios y para los trabajadores. Una política
para quienes están de acuerdo y para quienes critican.
Muchos de los críticos que vivieron
fuera del país, están ya en Colombia. Han regresado justamente
por las garantías que ofrece esta política de Seguridad Democrática.
Una política de Seguridad Democrática.
En esta política hay incidido la voluntad
política. Existía la queja de que faltaba la voluntad política,
esto es, la decisión en la dirección del Estado para apoyar
a la Fuerza Pública en la tarea de derrotar al terrorismo.
A lo largo de estos cinco años no ha faltado voluntad política
en un solo segundo. No se ha quebrantado la voluntad política.
Pedimos hoy a Dios que nos dé toda
la energía para mantener en los tres años de gobierno que
restan toda esa voluntad política. Esa voluntad política
que se transmite del pueblo, a través del Ejecutivo, con
apoyos del Congreso, a las Fuerzas Militares y de Policía
y a la justicia, para recuperarle plenamente a Colombia la
seguridad.
Hablo más de voluntad política que
de recursos, porque si bien la situación de recursos todavía
es escasa, de todas maneras la escasez ha sido menos crítica.
Hemos logrado, a lo largo de estos años, que las Fuerzas
Militares y de Policía dispongan de mejores recursos para
avanzar en el cubrimiento de todo el territorio. Y la nación
lo ha entendido. La nación ha entendido que en aquellos sitios
donde por falta de voluntad no llegó la Fuerza Pública, en
esos se enseñoreó el terrorismo.
La nación los ha acompañado en la
tarea de llevar a esos sitios la Fuerza Pública, para desalojar
el terrorismo y recuperar la genuina expresión institucional
de nuestra democracia, la presencia de las Fuerzas Armadas
y de Policía.
Cuando hay voluntad política, en medio
de la escasez aparecen los recursos que se requieren para
lo necesario y para lo urgente.
Y además, en estos años, hemos querido
que se trabaje con ánimo de victoria. No hemos ganado, pero
vamos ganando. Podemos ganar. La victoria dependerá de la
perseverancia. Hay que perseverar en la tarea de tener una
Colombia sin terrorismo guerrillero, sin terrorismo paramilitar,
sin narcotráfico, sin corrupción, porque eso nos conduce
a tener una Colombia también con un tejido social equitativo,
con un tejido social justo.
La perseverancia, característica fundamental
de esta política, requiere liderazgo. Invito a todos los
soldados y policías de mi patria a que cada uno ejerza ese
liderazgo. Quisiera apoyarlos en cada minuto, durante los
tres años de gobierno que faltan, para que cada uno ejerza
liderazgo. Un liderazgo con una visión: una Colombia segura
es lo único que la reconcilia. Una Colombia sin terroristas,
un liderazgo con visión, es un liderazgo con empuje, con
capacidad de conducir las acciones necesarias para poder
lograr los fines visionados.
Gerencia. La gerencia es aquella labor
organizada de los recursos y del personal para poder cumplir
con las tareas de largo plazo que asigna el liderazgo. Y
también con las urgencias, con lo inmediato, que se constituye
en las victorias de corto plazo, que son las que alimentan
la ilusión de que se va a obtener la victoria definitiva.
Liderazgo y gerencia en cada una de
las Fuerzas, en cada uno de sus comandantes, en cada uno
de sus integrantes, son atributos bien importantes. Sentido
de equipo en cada Fuerza, entre las Fuerzas. Sentido de equipo
con el pueblo colombiano. Una Fuerza separadamente no triunfa.
Necesitamos más y más integración, como lo ha venido reclamando
el Ministro, por ejemplo, en el tema de la inteligencia.
Y además hay que integrar a las Fuerzas
con la justicia. Y hay que integrarlas con el DAS. Y a todas
las instituciones del Estado con el pueblo. Diría que hay
un trípode sobre el cual reposa la esperanza de los colombianos
de tener una nación segura: la alianza entre el pueblo, la
Fuerza Pública y el texto de la Constitución de la Patria.
Y ese sentido de equipo exige que
cada integrante de la Fuerza sea un gran comunicador. Para
ser un gran comunicador hay que dar órdenes con claridad.
Para ser un gran líder hay que visionar hacia dónde se dirigen
esas órdenes. Para ser un gran gerente hay que definir cómo
se implementan esas órdenes.
Pero más que dar órdenes, qué comunicar,
el liderazgo moderno exige escuchar. Extraño en la subordinación
militar y policiva que se convoque a escuchar. La comunicación
tiene que ser entre iguales en la jerarquía y con el pueblo.
La comunicación en la jerarquía tiene que ser una comunicación
de superiores a subordinados. Y una gran capacidad de subordinados
de comunicarse con los superiores. Y una gran capacidad de
los superiores de escuchar aquello que respetuosamente expresen
los subordinados.
Cada uno de los integrantes de la
Fuerza, para que ganemos esta batalla, tiene que ser un gran
comunicador con el pueblo colombiano, escucharlo, orientarlo.
En una gira con el señor Ministro
(de Defensa, Juan Manuel Santos) y los Altos Mandos por Arauca,
Vichada y Casanare, durante el jueves y el viernes de la
semana pasada, encontrábamos un gran avance en la seguridad
en esos departamentos. Notorio.
Pero también decíamos que para poder
llevar esta batalla a su éxito final, necesitamos la integración
con el pueblo. Si bien entre todas las Fuerzas suman cuatro
millones de cooperantes, deberíamos tener 43 millones de
cooperantes.
Esa comunicación nos tiene que ganar
más confianza con el pueblo: una comunicación permanente
con todos los compatriotas, una comunicación para expresarles
a nuestros compatriotas que la Fuerza Pública ha llegado
a todos los sitos del territorio para quedarse allí y darles
confianza. Una comunicación para invitar a todos los compatriotas
a fin de que cooperen con la Fuerza Pública. Darles confianza.
Y que cuando llame un cooperante,
que cuando un ciudadano toque la puerta de un cuartel, de
un comando de Policía, timbre un teléfono celular o haga
un llamado a través de un equipo de radio, inmediatamente
escuche la respuesta diligente, animada, eficaz, de quien
le recibe la llamada en el cuartel militar o policivo.
Esta comunicación es fundamental para
poder construir más sólidamente cada día la alianza de la
victoria, que es la alianza entre el pueblo y la Fuerza Pública,
a la luz del texto de la Constitución para poder conseguir
la batalla final.
Y esa batalla final, la victoria final,
requiere combatividad, iniciativa. Tenemos que cabalgar sobre
el lomo de la iniciativa. Nosotros tenemos que tomar siempre
la delantera en la combatividad. Una Fuerza Pública con toda
la capacidad de combatir con el terrorismo, que demuestre
en todo momento la energía de su iniciativa.
Y esa energía de la iniciativa tiene
que producir eficacia. Si esa eficacia se suma con transparencia,
eficacia sumada al respeto total de los derechos humanos,
eso tiene que producir credibilidad.
Los derechos humanos, los que hoy
en este campo de parada vimos violados en la fisonomía de
nuestros soldados, mutilados por las minas antipersona que
en el territorio de la patria han sembrado los terroristas;
los derechos humanos que cada día son más creciente razón
de ser de nuestra Fuerza Pública, ¿los derechos humanos saben
para qué los utilizan los terroristas?
Los utilizan hipócrita y farsantemente
para decir en el extranjero, a través de quienes les hacen
el juego, que la Fuerza Pública viola los derechos humanos,
cuando la Fuerza Pública es la que la que sufre la violación
de los derechos humanos, como lo presenciamos de nuevo en
este campo de parada hoy al condecorar a nuestros compatriotas
mutilados por las minas antipersona, por las violaciones
de los derechos humanos de las guerrillas terroristas.
Esta tarea hay que hacerla con total
transparencia. Transparencia en la acción militar y policiva,
en la observancia de los derechos humanos. Transparencia
en la lealtad con la Fuerza. Transparencia en la observancia
rigurosa de la Constitución. Transparencia en el manejo de
los recursos. Transparencia en la contratación. Ese es un
presupuesto fundamental de credibilidad.
Esta tarea hay que hacerla con el
entusiasmo que producen las victorias de corto plazo, aquellas
que se van acumulando todos los días. Y esta tarea hay que
hacerla con el amor que se requiere para persistir en las
horas de la abnegación. Y esta tarea hay que hacerla con
el coraje que se demanda en los duros momentos de reveses.
Cuando hay coraje, hay revés incapaz
de producir reversa. Cuando hay coraje, la perseverancia
se impone sobre el dolor, sobre la angustia, sobre el desasosiego.
¿Cuál amor en esta tarea? El amor a Colombia. El único que
nos jalona por sobre todas las circunstancias. El que nos
lleva a pedirle a Dios cada día que nos dé mejor fuerzas,
más fuerza para poder responderle bien a Colombia.
Apliquemos esos elementos, apreciados
soldados y policías de mi patria. Y expreso a ustedes toda
la gratitud por su heroísmo. A los altos comandantes, al
señor Ministro la tarea abnegada de ellos, la tarea comprometida
para mejorar la Fuerza Pública de la patria, para conquistar
más peldaños de seguridad todos los días en favor de nuestros
compatriotas.
Y eso genera confianza en Colombia.
Y la confianza permite que los ciudadanos vivan más felices
en Colombia, que prospere la economía. Y ello permite que
vayamos cumpliendo las metas de inversión social. Porque
nos hemos propuesto simultáneamente la seguridad, la confianza
en Colombia, la superación de la pobreza, la construcción
de equidad. Y en ello vamos avanzando.
Hace cinco años, cuando empezaba esta
tarea de gobierno, me parecía imposible comprometerme ante
mis compatriotas con la construcción de la doble calzada
Bogotá, Tunja, Sogamoso Duitama. Hoy vamos a inaugurar los
primeros 42 kilómetros.
El país empieza a tener un tren de
obras públicas que va a ser de la mayor importancia y que
comprenderá la doble calzada Bogotá-Buenaventura, con el
Túnel de la Línea, que habremos de llamarlo el Túnel del
Segundo Centenario, para que cuando los compatriotas pasen
por allí, las nuevas generaciones sientan que quedaron atrás
los días de la oscuridad del terrorismo y que van llegando
los días de claridad de las centurias de felicidad que requerimos
para los colombianos.
Una gran capacidad portuaria, que
ya se construye en Buenaventura, y la doble calzada Bogotá-Santa
Marta, para no hablar sino de algunas obras. Y la concesión
del aeropuerto El Dorado, que implicará una inversión superior
a los 600 millones de dólares. Hace cinco años ello parecía
imposible.
¿Por qué se ha hecho posible? Porque
la política de Seguridad Democrática, que es igual al heroísmo
de la Fuerza Pública de la patria, ha aumentado la confianza
en Colombia.
Y si bien no hemos superado el déficit
y el endeudamiento, las finanzas de país han permitido que
al tiempo que financiamos la Fuerza Pública, vayamos financiando
estas obras de infraestructura tan importantes.
Y en este mes de agosto estamos llegando
a millón y medio de Familias en Acción. Cuando empezó el
Gobierno eran 220 mil. Las familias más pobres, que reciben
un subsidio para la educación y la nutrición de sus hijos.
Era un ensayo por unos meses. Nos parecía imposible aumentar
el número de Familias en Acción. Nos parecía convertir ese
programa en permanente.
Hoy es un programa permanente. Este
mes de agosto tendremos millón y medio de Familias en Acción:
familias pobres de la patria recibiendo ese apoyo para la
educación y nutrición de sus hijos. ¿Por qué se ha logrado
lo que parecía imposible? Se va logrando por el heroísmo
de la Fuerza Pública.
Ahora, antes de desplazarnos a Boyacá
para conmemorar también en el Altar de la Patria este nuevo
aniversario del la Batalla de la Gloria, asistiré con la
Ministra de Educación a conocer las conclusiones del nuevo
Plan Decenal de Educación.
Con la ayuda de Dios, cuando estemos
rindiendo la cuenta final de este Gobierno en el 2010, habremos
de decirles a los colombianos que logramos plena cobertura
en educación básica, más unos avances excepcionales en universidad,
en educación preescolar, en formación técnica y tecnológica,
y una más sólida financiación de la investigación y el desarrollo.
Eso no parecía posible hace cinco
años. Era un país dominado por el terrorismo, una ciudadanía
presa del desencanto y unas finanzas públicas bastantes enfermas.
Hoy podemos decir que vamos por la plena cobertura de educación,
gracias al heroísmo de la Fuerza Pública que con la política
de Seguridad Democrática ha devuelto la confianza en el país.
En una nación con tanta pobreza y
tantas dificultades, cualquier cosa que se hace es poca.
No se nota lo que se hace, se expresa lo que falta. Ahora
que lleguemos a millón y medio de Familias en Acción, a pesar
de dar ese salto de 220 mil a millón y medio, ya no veremos
el millón y medio sino las que quedan faltando.
Eso es normal que ocurra. En una patria
donde había 60 mil terroristas, ya pocos nos acordamos de
que hemos desmovilizado 43 mil. Porque ahora tenemos que
estar empeñados en que los otros 11 mil, 12 mil o 13 mil
que todavía merodean y hacen daño en la patria los podamos
llevar a la cárcel o desmovilizar en su totalidad. Lo vamos
a lograr.
Hace cinco años no podíamos sustentar
la política de Seguridad Democrática en los cabecillas. Ahora
la tenemos que sustentar en la persecución de los cabecillas.
Tengo fe, señor Ministro y altos comandantes. Pero también
tenemos la angustia que emana del pueblo colombiano sobre
la necesidad de capturar a los cabecillas de todas las organizaciones
terroristas.
Nos quedan tres años. Lo tenemos que
lograr rápidamente. Tenemos que llenarnos todos, en cada
nuevo minuto, de sentido de urgencia, porque el pueblo colombiano
quiere con sentido de urgencia dejar atrás esta larga pesadilla.
Solamente una política de Seguridad
Democrática seria y contundente, conduce a la paz. Los terroristas
no negocian con gobiernos débiles. Los terroristas saben
engañar. Y cuando engañan se fortalecen. Hablan de paz para
fortalecer su acción criminal. Los terroristas solamente
negocian cuando sienten que hay un gobierno con toda la voluntad
de derrotarlos.
Hemos desmovilizado 43 mil porque
hemos tenido toda la voluntad para derrotarlos. Y vamos a
desmovilizar al resto porque mantendremos toda la voluntad
para derrotarlos.
Quiero expresar hoy nuestra voluntad
de luchar para que esos terroristas que aún no se han desmovilizado,
se desmovilicen. Para lograr una Nación para la felicidad
de las nuevas generaciones.
Cuando veo a estos niños que acuden
hoy con sus papás y con sus mamás, que acuden a observar
la condecoración de su padre, cuando veo estos niños alegres,
a pesar de que muchos tiene el papá herido o lo han tenido
tantas horas distante en el campo de batalla contra el terrorismo,
cuando veo estos niños digo: señores generales y señor Ministro,
esta batalla se justifica en la medida en que logremos que
tenga el éxito total para que las nuevas generaciones de
colombianos puedan vivir felices en el noble suelo de la
Patria.
Le voy a pedir al Cardenal que para
terminar este acto, nos entone tres Avemaría, un Padre Nuestro
y una oración al Espíritu Santo, para que hagamos en estos
tres años que quedan una tarea con más devoción por Colombia,
una tarea con más amor por Colombia, una tarea con más pulso
y mejor buena letra por el éxito de todos los compatriotas”.
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