Correo Presidencia Video Audio Ir al inicio Noticias Fotografía Mapa de Sitio
2002 - 2003 - 2004 - 2005 - 2006 -
2007 - 2008 - 2009 - 2010

Agosto 2007
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
L M M J V S D
    1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31    
 
 

Secretaría de Prensa Noticias 5629349

     
   
   
 
Agosto 30

Palabras del Presidente Uribe en la celebración de los 150 años de Santander

Bucaramanga, 30 ago (SNE). “Mis compañeros de Gobierno y yo al llegar esta tarde a Palo Negro. sentimos que llegábamos no a cumplir un acto de cortesía sino un mandato del alma.

Tengo muy presente, alguna vez que llegué a esta tierra, una pancarta en Palo Negro: “Quien pisa tierra santandereana es santandereano”. Así nos han hecho sentir ustedes. Y el compromiso del alma es querer esta tierra para merecer recordar esa pancarta.

Me entusiasma en estos 50 años de historia, que son un peldaño al porvenir, recordar toda la trayectoria de esta tierra y examinar para la razón de mis compatriotas lo que representa su presente y el potencial de su futuro.

La entrega de la Orden de Boyacá a Santander, en cabeza del Gobernador del departamento, es, más que el reconocimiento a su historia, la fe en su futuro.

Esta tierra habitada inicialmente por étnicas Muiscas, Chitarera, Lache, Yariguí, Opón, Carare y de forma especial por los Guanes de la familia Chibcha, dedicados a diferentes actividades agrícolas que se mantuvieron en el tiempo, como acabamos de escucharlo en la intervención del doctor Juan Camilo Montoya Bozzi.

Los Guanes se anticiparon en la producción de riego artificial, en la industrialización de la cerámica. Tenían conocimiento de horneado de la arcilla. Además confeccionaban artesanías de algodón, como vestidos, gorros y mochilas.

Cuando veo toda la dinámica industrial del Santander, también reflexiono que eso no se hizo de la noche a la mañana. Tiene profundas raíces históricas. Esas raíces históricas le dan inmenso peso a las posibilidades del departamento de crecer en competitividad, o como acabamos de escucharlo.

Cada comunidad no solamente estaba organizada alrededor de un cacique, sino que tenía diferentes niveles sociales bien definidos. Socializaban los excedentes, y esas comunidades que primero habitaron esta tierra empezaron a construir un gran capital social, que después en el Siglo XX se tradujo en la pequeña empresa moderna.

Aquí encontró Don Antonio de Lebrija en 1529 y después Don Ambrosio Alfinger en 1532, un gran potencial para estos nuevos y territorios y para el mundo entero.

En 1539, Don Martín Galeano dio otro paso al fundar la ciudad de Vélez. Y en 1549, Don Pedro de Pedro de Usúa y Ortún Velásquez, a Pamplona.

Una y otra se constituyeron en puntos de avanzada durante la conquista, a la cual los indígenas de la región opusieron severa resistencia.

Se destaca la valentía con que lucharon los Yariguíes, Carares, Opones. Los caciques Agatá, Saboyá y Tisquisoque, quienes aliados con los Muzos combatieron abiertamente, sin tregua, como corresponde en las actividades que procuran el bien colectivo.

En 1547 se produjo en la provincia Guane una gran rebelión de todos los caciques, dirigidos por Chanchón y Chalalá. El proceso de colonización no fue nada fácil, porque nunca los indígenas se declararon dominados. Eso antecede muy bien el carácter independiente y libertario del gran pueblo santandereano.

Durante el periodo colonial el territorio actual fue adjudicado y administrado por los cabildos seculares de las ciudades y villas fundadas en la región. Inicialmente a cargo del Cabildo de Vélez y más adelante de Pamplona.

Los términos jurisdiccionales de las ciudades se establecieron en los márgenes izquierdo y derecho del Río del Oro y posteriormente con la creación en 1636 de una nueva unidad administrativa, la jurisdicción fue manejada por la ciudad de Girón, territorio comprendido entre los ríos Sogamoso, del Oro y el Magdalena.

En 1689 cuando se creó la Villa de San Gil y exactamente un siglo después la Villa del Socorro, perteneciendo por esa época todas a la Provincia de Tunja que estaba a cargo de un corregidor y cuyos límites se extendían desde el norte de Cundinamarca, pasando por el de Boyacá, parte del Casanare, el sur del Golfo de Venezuela, hasta la ciudad de Mérida y las villas de San Cristóbal, Pedraza y Barinas.

El crecimiento poblacional y la complejidad de las relaciones sociales que se presentaban en el interior de la Provincia de Tunja, obligaron a replantear el marco de esta entidad territorial. Es así como el 9 de julio de 1795 se creó el Corregimiento de Vélez-San Gil-Socorro, cuya sede político-administrativa estaría radicada en la villa del Socorro.

Y hoy celebramos, especialmente, el año 1857, cuando el Presidente Mariano Ospina Rodriguez sancionó la ley aprobada por el Congreso de la Nueva Granada, para crear el Estado Federal de Santander, con el territorio jurisdiccional que hasta entonces habían tenido las provincias de Pamplona y Socorro.

Destaco ante mis compatriotas que ese reconocimiento de 1857 se convirtió en un antecedente determinante de la Constitución de Rionegro de 1863, el esfuerzo federalista más importante de la Nación.

Años difíciles sobrevinieron. Las guerras civiles, luchas iniciadas y concluidas aquí en nombre de la conquista de las libertades, terminaron todas, después de pasar por la Constitución del 86, en la desmembración de Panamá.

Hace pocos años en Norte de Santander celebramos, en Chinácota, el centenario de uno de los tres pactos que puso fin a la Guerra de los Mil Días. Y dijimos que todavía la historia tendrá que escrutar más sus justificaciones o sus injustificaciones.

Cómo participaron en ellas santandereanos tan comprometidos con la búsqueda de las libertades, como el General Gabriel Vargas Santos, al lado de compatriotas oriundos de otras regiones, como el General Rafael Uribe Uribe.

Los bienios entre 1863 y 1886 todavía merecen más análisis de la historia, para saber hasta qué punto la lucha por un excesivo de federalismo y la lucha por las libertades, creo desorden o incomprensión. Y todo desembocó con la frase del Presidente Nuñez: “La Constitución de 1863 ha dejado de existir”

En noviembre de 1903 se desmembró Panamá. Los historiadores señalan como causa determinante la postración en que quedó la nación después de la Guerra de los Mil Días, que tuvo entre sus epicentros más importantes esta tierra libertaria.

Yo particularmente diría que hubo otra causa más determinante. Desde Bogotá no se miraba sino el fin de la Sabana. Se desconocía el resto del territorio y se negaba a los panameños la ambición de ir más adelante que los gobiernos poéticos, que no se habían dado cuenta de la honda crisis nacional.

Es importante entrar a reconsiderar todas estas aseveraciones de la historia, para mirar este pasado que puso bases tan importantes para el Santander de hoy y del futuro.

Hace pocos días, cuando visitaba de nuevo, con el señor Gobernador, para asistir a la Conferencia de Gobernadores, el Parque Nacional del Chicamocha, me emocionaba pensar que los turistas nacionales e internacionales que vengan allí, que las escuelas y colegios de Santander que por allí pasen, que el sector educativo que venga al Chicamocha, tendrán la oportunidad, recreándose, de examinar la historia, el talante de esta gran tierra.

Emocionante el monumento a los comuneros, su actualidad. Creo que el movimiento comunero no se puede dejar en el lugar común de calificarlo como precursor de la Independencia, ahora que lo tenemos que reivindicar cuando nos aproximamos al segundo centenario del Grito de Independencia, el 20 de julio de 2010. Y cuando el país ha hecho un gran esfuerzo de planeación democrática, con miras a obtener grandes resultados, a través de los gobiernos que nos sucedan desde el 2010 hasta el 2019, cuando habremos de celebrar los 200 años de la Batalla de Boyacá.

El movimiento comunero es precursor de la Independencia, pero es precursor de la participación popular en las grandes decisiones del Estado. Ahora que hay que discutir con todos los sectores de la Nación una reforma tributaria, ahora que hay que discutir con todos los sectores de la Nación la agenda de cada región, que hay que debatir el largo, mediano y en corto plazo, que hay que darle creciente participación a la comunidad en la toma de las decisiones del Estado, en la ejecución de las decisiones del Estado y en la vigilancia de las decisiones del Estado, en nuestro medio ese Estado de participación comunitaria tiene un determinante antecedente en el movimiento comunero.

Qué bueno que en el Parque del Chicamocha, cuando las nuevas generaciones de colombianos lo visiten, puedan llenarse de ese espíritu que anticipó la democracia participativa, que hoy tiene que mantenerse en equilibrio con la representativa.

Quiero destacar de Santander su capital social, su solidaridad, que la muestra esa pujanza de la pequeña empresa del departamento y la solidaridad de todos los ciudadanos con ella.

Uno de los historiadores más importantes sobre esta tierra, Don Emilio Arenas, solía decir que “los santandereanos nos consideramos criollos, no negamos el mestizaje, pero lo cierto es que tuvimos una inyección genética y cultural diferente al resto del territorio. Esa mezcla nos entregó ese carácter de beligerante, esa fuerza que se reconoce en personajes como José Antonio Galán y demás protagonistas de la revolución de los comuneros. El santandereano –agrega Don Emilio Arenas– tenía un enorme sentido de lo colectivo y de la defensa de los principios generales de la sociedad”.

Allí hay unas bases de ese capital social, que se ha traducido en las batallas colectivas de esta tierra, como la batalla por la pequeña empresa y la batalla por la obras del presente y del porvenir.

Permítanme referir a algunas de las intervenciones que hemos escuchado esta tarde. Agradecer las generosas palabras del Gobernador, con quien me ha tocado interactuar a lo largo de estos cuatro años para buscarle respuestas al departamento de Santander.

Tiene razón el doctor Alfredo Acevedo, cuando pide que todos nos convoquemos para hacer de este gran centro de ferias y exposiciones un verdadero centro de convenciones para esta tierra, con toda la tecnología moderna.

Nosotros, doctor Alfredo, hemos estado presupuestalmente comprometidos con el centro de convenciones de San Andrés, con el centro de convenciones de Cali, con el centro de convenciones de Popayán. No habíamos considerado esta posibilidad. Si me comprometo en recursos hoy, lo engaño. Y a mis compatriotas, especialmente al carácter santandereano, hay que hablarles con franqueza, como ustedes enseñan.

Busquemos lo siguiente: convoque socios, y aquellos que le digan que no tienen unos pesos para suscribir nuevas acciones, el Gobierno Nacional se los presta a través de Findeter. Y le encomiendo esa tarea a un hijo de Santander, el viceministro de Turismo, el doctor Óscar Rueda, quien nos acompaña esta tarde. Ojalá ponga, doctor Alfredo, un escritorio aquí, al salir de esta reunión, y haga suscribir acciones y me pase el listado. Yo intervengo para que les presten la plática y crezcan este centro de convenciones.

Quiero referirme a las palabras del doctor Juan Camilo Montoya. Agradezco a la Cámara de Comercio la oportunidad de haber trabajado en estos cinco años de Gobierno intensamente. Con ellos, en nombre de todos los santandereanos, por el presente y futuro de esta tierra. Estoy plenamente de acuerdo con esa alianza de las ‘Tres E’, que propone el doctor Juan Camilo Montoya: el Estado, la empresa y la educación. Por ese énfasis que le asigna a la educación como factor determinante de la competitividad.

Nosotros estamos trabajando tres objetivos principales de Gobierno: la consolidación de la Seguridad Democrática, la confianza inversionista y la política social. Y la política social la encabeza la política educativa, que se convierte en el gran factor de movilidad social, esencia de la democracia. Además, una política educativa de contribuir a una mayor productividad, a una mayor competitividad, a una mejor distribución del ingreso, es la que contribuye a cimentar la confianza inversionista, que se da cuando esa política educativa produzca los rubros que ha propuesto el doctor Montoya Bozzi.

Hemos avanzado. Nos proponemos que en 2010 el país entero y esta tierra tengan plena cobertura en educación básica. Acabamos de hacer un esfuerzo, el de las transferencias, no fácil, controvertido, pero fue un punto de equilibrio entre la necesidad de promover la descentralización y la necesidad de cuidar la salud fiscal de la Nación. El año entrante las regiones colombianas, en virtud de ese acto constitucional, tendrán un aumento básico del cuatro por ciento en términos reales en sus transferencias. Además un punto adicional para educación, que aspiramos que en Santander lo apliquen el departamento y los municipios a la Revolución Educativa, cabeza de la competitividad.

Ha definido también la reforma constitucional que si el crecimiento de la economía se da por encima del cuatro por ciento, cada punto equivalga a un punto adicional en transferencia a las regiones. Si el crecimiento de la economía se diere por debajo, eso no puede afectar a las regiones. Lo bueno será en favor de las regiones, lo malo en contra del Presupuesto Nacional.

Además, para los casi 800 municipios de la Patria de menos de 25 mil habitantes, la reforma constitucional da una tratamiento especial.

¿Y por qué aplazamos hasta el 2016 la fórmula para que a partir de allí los ingresos de las regiones, vía transferencias, aumenten en la proporción de los ingresos del Gobierno Nacional? Porque necesitamos una transición. Yo bien habría podido ahorrarme ese debate, como me sugirieron algunos, pero el gobernante no puede mirar sólo su propia época, sino anticipar responsablemente lo que le puede pasar al país, la herencia que va a dejar.

Estamos todavía en una situación presupuestal, fiscal y financiera, difícil de la Nación. En pocos años la Nación pasó de ser una Nación en equilibrio fiscal a un déficit que nosotros encontramos, en el Gobierno Nacional Central, en el 6,2. En pocos años la Nación pasó de un endeudamiento del 16 por ciento del PIB, a un endeudamiento del 50 por ciento, y apenas lo hemos reducido al 28.

A eso se sumó la crisis de las pensiones. Solamente las pensiones del magisterio oficial valen hoy 48 billones de pesos. La Nación tiene que responder por las pensiones de las universidades públicas, y cuando se examina el costo pensional de la Universidad Nacional está alrededor de 4 billones.

Todo esto nos obligó a esa fórmula de transición, pero es una fórmula generosa. Por ejemplo, sin la reforma el crecimiento a las transferencias el año entrante sería de de inflación más 2,5. Con la reforma, y dadas las proyecciones de crecimiento de la economía, el crecimiento a las transferencias el año entrante puede ser de inflación más ocho.

Llamo la atención de mis compatriotas santandereanos, porque allí hay un gran instrumento para apoyar el programa de competitividad. Y asociemos competitividad con los programas sociales, porque la competitividad exige una gran productividad, que está en buena parte basada en las políticas sociales.

Y lo que se sigue de la competitividad, su consecuencia inmediata, es la creación de empleo de alta calidad, de empleo de afiliación a la seguridad social y mejor distribución del ingreso.

Vamos a procurar con ustedes, señor Gobernador, señor alcalde Honorio Galvis, señores directivos de la Cámara de Comercio, cumplir un compromiso empeñado: que en 2010 esta tierra, como toda Colombia, tenga buena cobertura en educación básica, que hayamos empezado la educación de primera infancia para los sectores más vulnerables de la Nación, que cumplamos la meta de vincular a la educación a 400 mil de los más de dos millones de niños que hoy en materia nutricional son atendidos por Bienestar Familiar.

Y vamos a apoyar eso con otros programas. Por ejemplo, con el programa Familias en Acción, que es un programa que está logrando en este mes millón y medio de familias colombianas, desplazadas y de nivel uno, que reciben un subsidio para garantizar la educación y la nutrición de sus hijos.

Cuando nosotros empezamos, en la administración Pastrana se había iniciado el programa con 220 mil familias, un crédito y simplemente un experimento transitorio.

Lo convertimos en permanente, lo hemos financiado, estamos llegando a millón y medio de familias. Y si las circunstancias fiscales nos ayudan, nos proponemos en el año 2009 elevarlo a dos millones de familias.

Hoy está definido para el departamento de Santander más o menos 70 mil Familias en Acción. Confiamos que eso ayude mucho a la Revolución Educativa, a la revolución de competitividad.

Es un elemento donde se integran la política social y la política económica, porque si ustedes suman Familias en Acción, los crecimientos nutricionales de Bienestar Familiar encuentran que allí hay unas expresiones de política social que dinamizan la economía, vía demanda, al incluir en las corrientes dinámicas a sectores tradicionalmente marginados.

Usted lo ha dicho muy bien, doctor Juan Camilo: esta es una tierra universitaria, da gusto ver el florecimiento universitario de Santander, de Bucaramanga, de su área metropolitana. Cuando nosotros empezamos, teníamos en Colombia una cobertura universitaria del 22 por ciento, hoy del 29 y aspiramos dejarla en el 35. Aspiramos que la cobertura en Santander sea mayor que el promedio nacional en materia de asistencia universitaria.

Nos sentimos contentos de haber ayudado con recursos del presupuesto a salvar la crisis de la Universidad Industrial de Santander. Y cuenten ustedes con algo bien importante: estamos multiplicando al Instituto Colombiano de Crédito educacional por seis.

Encontramos 60 mil usuarios de crédito universitario y nos proponemos dejar 360 mil. Encontramos 500 mil millones de crédito y nos proponemos dejar una cartera en 3 billones. Y confiamos que Santander pueda seguir beneficiándose de ese crédito.

Es el departamento que mejor ha aprovechado una nueva acción del Gobierno Nacional, que son los centros educativos regionales. Me impresiona mucho, al comparar con otras regiones de la patria, aquí con la ayuda de los municipios, incluida Bucaramanga, de la Gobernación y de las universidades, que son nuestros socios, tenemos en funcionamiento los centros educativos regionales de Charalá, de Vélez, de Cimitarra, uno en Bucaramanga, otro en Puerto Wilches, de Cerrito, de Suratá, y están próximos a iniciar actividades Mogotes, Suaita y Sabana de Torres.

Sé la preocupación de ustedes por la conectividad, como elemento de competitividad. El país hizo una revolución conducida por Martha Pinto de De Hart, como Ministra de Comunicaciones. Se necesitaba el carácter santandereano para transformar a Telecom, para transformar la televisión y para transformar a Adpostal. Y ella lo hizo, con parquedad en palabras y pródigas realizaciones.

Telecom no tenía con qué pagarles a los pensionados. ¿Ustedes se imaginan cómo se habría agravado la crisis de la Nación si no se hace esa reforma y el Gerente de Telecom tuviera que llegar cada año a pedirle 600 mil millones al Ministro de Hacienda para cumplir con los pensionados de Telecom?

Las reforma permite decir que la empresa está al día, que está al día con los trabajadores, no tenía un peso para invertir y hoy tiene 8 billones en caja.

Además la confianza inversionista en Colombia, que se suma a la reforma de Telecom, nos permite decir los siguiente: en los años anteriores Colombia se desatrasó en telefonía móvil, pasó de 4 millones de aparaticos a casi 30 millones, y en este cuatrienio nuestro esfuerzo es desatrasar a Colombia en conectividad de internet para las escuelas, las bibliotecas, los centros de salud, las empresas públicas, los estudiantes de la patria y desatrasar a Colombia en banda ancha.

La Ministra de Comunicaciones, que aquí me acompaña, quiere seguir trabajando la idea de Martha Pinto para que Bucaramanga y muchos municipios de Santander sean ciudad digital y municipios digitales, como una gran contribución a la competitividad moderna.

Sé la preocupación de ustedes por la investigación. En una tierra de investigación en el sector agropecuario, en el sector petrolero, de magnífica investigación en el sector de la salud, como hemos tenido la oportunidad de comprobarlo los colombianos.

Estamos bien atrasados en el presupuesto. Creo que, con mucha dificultad, al final del cuatrienio podemos acercarnos a un punto del PIB para investigación.

Con mucha dificultad nos proponemos lograrlo. Vamos a ver hasta dónde nos acercamos, pero será totalmente insuficiente. El país tendrá que seguir aumentando esfuerzos en esa materia.

Lo bueno, y lo ha demostrado Santander, es que aquí se sabe hacer investigación con austeridad. Cuando uno compara los logros de investigación en muchas partes del mundo con Colombia y con algunos departamentos de Colombia como Santander, encuentra que mientras en otras partes con un dólar logran muy pocos resultados en investigación, aquí con el mismo dólar se logra muchísimo más resultado en materia investigativa.

Soy consciente de este requerimiento del programa de competitividad de Santander, y soy consciente de la idea de ustedes de un país y una región con más emprendimiento y menos burocracia.

Por eso nuestra reforma del Estado. Cuando revisamos el modelo que estamos tratando de impulsar en Colombia y lo comparamos con otro modelo de América Latina, llegamos a esta conclusión, mis apreciados santandereanos.

América Latina ha vivido dos modas recientes. Primero la moda del desmonte del Estado y ahora la moda del estatismo. Nosotros no estamos en ninguna de las dos. Nosotros creemos en la reforma del Estado, pero no en su desmantelamiento. Nosotros no estamos tampoco en el estatismo.

El modelo nuestro no es vergonzante para decir que aquí hay todo el espacio para la inversión privada, para la inversión privada nacional e internacional, que queremos emprendimiento democrático, ni monopolios de Estado, ni monopolios del sector privado. Queremos florecimiento de la dinámica del emprendimiento de los colombianos de esa pequeña empresa de la cual ha dado ejemplo Santander.

Inversión privada de responsabilidad social. No desmontamos el Estado, pero sí los reformamos. Hemos reformado 419 entidades del Estado. Empezando por Telecom, siguiendo por los hospitales de Santander, que no se privatizaron, pero sí se sacaron adelante, faltando todavía algunos de ellos y faltando otra reforma que vamos a presentar a consideración del Congreso.

No podemos pasar del exceso del viejo sindicalismo y de la vieja politiquería, al exceso de las cooperativas de trabajo asociado, que maltratan a los trabajadores de hospitales y de entidades públicas y privadas de Colombia.

Por eso hemos citado a la comisión de concertación laboral para un solo monto: para que respalde el proyecto de ley que exija a las cooperativas de trabajo asociado cumplir con la afiliación de los trabajadores a la seguridad social y con las cotizaciones de los trabajadores al Sena, a Bienestar Familiar y a las cajas de compensación.

Creo que ese es un paso muy importante para garantizar en los hospitales y en las entidades estatales reformadas armonía social dentro de la eficiencia.

Ustedes han sido los pioneros de la industria petrolera de Colombia. Hace cinco años el panorama no era bueno. Nos decían que en el año 2008 Colombia iba a perder la autosuficiencia en Colombia y que pasaría ser un importador neto.

Solamente se exploraban en aquel año diez pozos. Empezábamos a construir confianza inversionista a partir de la seguridad democrática. Este año se exploran en el país 76. Por cada 100 barriles que nos hemos gastado en los últimos tres años, en pequeños descubrimientos hemos agregado 140.

Esto ha aplazado la condición de autosuficiencia del país hasta el año 2014, pero nos falta persistir detrás de los grandes hallazgos, que esperamos que en algún momento se le pueda dar buenas noticias sobre ello a los colombianos.

Me decían: ¿y qué será del futuro de Ecopetrol? ¿Qué va a hacer Ecopetrol en el futuro con el costo pensional y el costo laboral y sin petroleo? Y entonces nos propusimos también reformar a Ecopetrol.

Sacamos primero la reforma laboral y la pensional y ahora el proceso de capitalización. Parecía imposible. El radicalismo ideológico que nos heredó la penetración de las guerrillas marxistas en Colombia en los años 60 y 70, se había convertido, en procura de la defensa del Estado, en un factor de condena de las empresas del Estado. Ese radicalismo ideológico impedía reformarlas y las condenaba a la liquidación

Creo que la capitalización de Ecopetrol es un salto magnífico. México quisiera hacerlo con Petróleos de México, pero no puede hacerlo porque no han obtenido mayoría para reformar la Constitución. Y quién sabe qué puede pasar en América del Sur con la tentación de tener exclusivamente inversión estatal en esa área, cuando los costos todos los días, se acrecientan y las tecnologías son más sofisticadas.

Nosotros, con la participación de 200 mil, de 250 mil colombianos como accionistas de Ecopetrol, dinero que no se va a gastar el Estado, que va todo a los proyectos de producción, de refinería y de diversificación, que permitirá tener en el Magdalena Medio santandereano no solamente una gran empresa de petróleo, sino una gran empresa de biocombustibles, con esa capitalización de Ecopetrol aspiramos a convertir a Ecopetrol en una de las empresas más importantes del continente, en una de las empresas más importantes del mundo.

Y algo mucho se gana, apreciados santandereanos, con estas reformas. Cuando discutíamos con la doctora Martha Pinto, en una mesa con el sindicato de Telecom, me decían los trabajadores de Telecom: “Presidente, no le eche toda la culpa al sindicato. Nosotros pedíamos y los gobiernos nos daban; los gerentes querían congraciarse con nosotros, querían que los sacáramos en hombros y dejaban a la empresa sumida en qué depresión. Aquí mandaban los gobiernos a personas para que ganaran salario sin trabajar y también mandaban a otros para que se mejorara su pensión. Y entonces nadie miraba el futuro de la empresa, sino que querían pasar tranquilos, con facilismo personal, y aplicar el adagio popular de que “el que viene de atrás que arree”.

¿Saben qué se gana con esta reforma al Estado? Se elimina el clientelismo. Hoy nadie me pide un puesto en Telecom, porque le contestaría: “Vaya pídaselo a los socios estratégicos”. Todavía piden puestos en la junta directiva de Ecopetrol. Ya nadie lo pide. Y el que me venga a decir ahora que para pasar una ley de la República necesita un puesto en la junta directiva de Ecopetrol, ya le podré contestar: “Hable con los 250 mil colombianos socios de Ecopetrol”.

Cuando estas reformas se adelantan, se gana inmensamente en la lucha contra el clientelismo. No hemos desmantelado el Estado. Esta reforma le da valor al patrimonio del Estado, hace que las empresas del Estado le sirvan mejor a la comunidad y les garantiza su futuro.

Y al lado de esas reformas, está el tema de la confianza inversionista. Confianza inversionista que empieza por nuestro respeto a la empresa privada, mientras en el continente hay tantas tentaciones estatistas. Y hay que decir con claridad: respetamos la determinación de otros pueblos de América Latina que se definen por el estatismo, pero nosotros somos un país resuelto a atraer inversión privada, nacional e internacional, con responsabilidad social.

Hace cuatro años, de cada 100 pesos que producíamos, se invertían en Colombia 12. Hoy se invierten 25. De cada 100 pesos que producíamos, el sector privado invertía 6 y medio. Hoy invierte entre 19 y 21.

Llegaban al país mil millones, 700 millones de dólares al año. Este es el tercer año con inversión extranjera por encima de 6 mil millones de dólares, y ya no concentrada en un solo sector de la economía, sino que está irrigando ampliamente la economía.

Confianza inversionista con seguridad democrática. Confianza inversionista con responsabilidad social. En eso es un ejemplo el pueblo santandereano. Su capital social, su preferencia por el interés colectivo, hace que esta tierra sea fértil para la responsabilidad social empresarial, que exige que las empresas, en materia social, vayan más allá de la ley. Que exige que esa responsabilidad se exprese en la transparencia entre las relaciones entre los inversionistas y el Estado, que esa responsabilidad se dé en la solidaridad de las empresas, no solamente con sus empleados sino también con las comunidades. Que esa solidaridad se dé en las relaciones laborales.

Nosotros abogamos no por unas relaciones laborales de capitalismo salvaje, no por unas relaciones laborales de odio de clases, sino por unas relaciones laborales de fraternidad. Por eso defendemos que Colombia no permita que se eliminen las cotizaciones para las Cajas de Compensación, el Sena y el Bienestar Familiar.

Hemos buscado un camino diferente para buscar la empresa. Hoy cualquier hotel, cualquier actividad turística que se instale en Colombia, tiene 30 años de exención tributaria.

Yo le veo a Santander un enorme futuro en turismo, lo está teniendo. Esta tierra agreste, como la montaña donde yo nací, tiene todos los atractivos de la naturaleza.

Doctor Juan Camilo: los países que se han dedicado a atraer inversión, como lo proponen ustedes en el plan de competitividad de Santander, saben que la inversión también necesita turismo.

Empujen ese sector, en el cual el departamento tiene todo todas las posibilidades. Las empresas de turismo ecológico, gracias a nuestra reforma tributaria, tienen hoy permanente exención de impuestos. Las empresas de cultivos de tardío rendimiento (palma africana, madera, cacao), bien importantes para Santander, tienen largos períodos, al momento de iniciar su producción, de exención tributaria.

Y algo bien importante: en una nación que era adversa a estimular la economía con la apelación al instrumento tributario, nosotros hemos cambiando la tendencia.

Hoy cualquier inversión que se haga en Colombia, tiene una deducción tributaria del 40 por ciento. A todos los inversionistas del sector de generación de energía que pasan por la Presidencia, les digo: Estén preparados para presentar a Hidro-Sogamoso en la subasta del año entrante, porque Hidro-Sogamoso no solamente tiene las condiciones de avance en el estudio que decía el doctor Juan Camilo, sino que el Estado contribuye al costo, con una deducción del 40 por ciento.

Si costare 2 billones, esa deducción del 40 por ciento es de 800 mil millones, que representa un aporte de 240 mil millones del Estado colombiano a la construcción de una hidroeléctrica que tenga como costo total 2 billones. Allí hay otra gran posibilidad para esta tierra.

Estudiaremos el tema del Distrito Metropolitano de Bucaramanga. Y confieso que no había tenido la oportunidad de escucharlo. Lo examinaremos. He creído que las áreas metropolitanas son una buena figura, en la medida de que en lugar de tener florecimiento burocrático, tengan planeación y servicios públicos comunes.

Qué bueno que avancen ustedes en el tema de los Centros de Llamadas, uno de los cuales se inaugura esta tarde en Bucaramanga.

Reclaman ustedes las zonas francas. La nueva ley se suma como otro elemento de confianza inversionista. Hoy para instalar un proyecto en una zona franca, no hay que instalarlo en las existentes, sino donde defina el gestor del proyecto.

La nueva ley ha creado el concepto de monousuarios de zona franca. Se da el tratamiento de nueva ley para actividades exportadoras, y también para actividades que produzcan para el mercado local. Ese es un gran avance. El estímulo ya no es en función de las exportaciones, sino en función de la creación de empleo.

Además para el sector agroindustrial se permite que se cumpla el requisito del empleo, sumando los empleos de la planta industrial con los empleos de los campos agrícolas que la van a alimentar. Bien interesante para la producción de biocombustibles, en lo cual aquí hay una gran posibilidad.

¿Y cuál es la tarifa de esa zona franca? El 15 por ciento, cuando la tarifa general de renta va a quedar en el 33.

Además, si la zona franca invierte, de cada peso de inversión tiene una deducción de 40 centavos. El Gobierno está dispuesto a agilizar los trámites para los proyectos de zona franca que quieran instalarse en Santander.

¿Qué es la preocupación del tema de infraestructura? Primero veamos las dificultades de Colombia. Les voy a hacer unas confesiones y también hablar de unos proyectos.

Yo pregunto: ¿cuál es la dificultad de la infraestructura de Chile? Y me dicen: el Transmilenio en Santiago.

Nosotros estamos construyendo nueve Transmilenios y hay otras 10 ciudades que están haciendo fila. Recorro América del Sur, América Latina en general, y todos los centros productivos están cerca del mar. De la frontera de Bolivia al Pacífico, por la línea divisoria entre Perú y Chile, no hay más de 120 kilómetros. De Bogotá a Santa Marta hay mil kilómetros. Réstele 450 aproximadamente, que hacen Bucaramanga sea aún una ciudad lejana del mar. De Bogotá al Pacífico hay 578 kilómetros. Y de aquí pasando por Medellín al pacífico debe haber algo más.

A esto se suma la difícil topografía del país. Pero les confieso que nuestro Gobierno entró con mucho temor al déficit fiscal para emprender grandes obras públicas. Además todos los proyectos estaban en pleito, la ingeniería colombiana quebrada y no había proyectos.

Reafirmo hoy unos compromisos. Ustedes tenían la justa aspiración de la vía El Escorial, pero creo que todas las razones ampliamente debatidas han demostrado que es prioritaria la doble calzada Cúcuta-Bucaramanga. Confío, mis compatriotas santandereanos, que este Gobierno no solamente la deje contratada en los próximos meses y a principios del año entrante, sino con una notoria ejecución.

Hemos contratado la concesión del área metropolitana de Bucaramanga, con un alcance progresivo a Barranca. La Comisión de Competitividad me ha dicho que les preocupa el alcance progresivo a Barranca, por la superposición que se puede presentar entre esa doble calzada y el área de la hidroeléctrica de Sogamoso. Lo estamos estudiando juiciosamente.

Desde que venía a estas tierras a pedir el apoyo de ustedes, con mi buen amigo, el rector Alberto Montoya Puyana, oí la aspiración justa de los santandereanos de la Autopista del Café Madrid, por la ladera del río a Lebrija. No he encontrado recursos para poderme comprometer con Santander en ese avance.

Les quiero decir con franqueza, a riesgo de estar equivocados: si pudiéramos sortear los escollos que ustedes observan a la doble calzada a Barrancabermeja, sería preferible darle prioridad. Porque lo que está demostrado es que en las montañas nuestras, una carretera de una sola calzada es una carretera muy lenta y es un obstáculo a la competitividad. Se imponen las dobles calzadas.

Nosotros analizamos muy bien el escenario de tener la carretera de Cúcuta reparadita, como se está reparando pero con las mismas especificaciones, más la carretera de El Escorial. Había que tener dos presupuestos para dos mantenimientos, dos peajes precarios en el recaudo y al mismo tiempo dos calzadas ineficientes de montaña. Todo eso nos llevó a la conclusión de que era mejor la doble calzada de Cúcuta a Bucaramanga, mirando muy bien cómo se sale de Piedecuesta a algún sector de la ladera, tema que está en estudio.

Hagamos una nueva reflexión, con toda serenidad y con todo compromiso, sobre la prioridad hacia el valle del río Magdalena.

Hemos avanzado en el Plan 2.500. Bueno para el departamento pero insuficiente. He ofrecido a los gobernadores que la Nación avala un crédito de mil millones de dólares. 25 años de plazo. Una tasa baja para que continúen con las carreteras departamentales. El compromiso de la Nación con las grandes troncales impide que la Nación emprenda nuevas carreteras departamentales por ahora, después de concluir el Plan 2.500.

Es bien importante para el departamento y el país, que la vía de Landázuri aCimitarra la concluyamos. Estamos avanzando en la carretera de Cimitarra al Carare, después de haber terminado la carretera de Vélez a Landázuri, y ese tramo entre Landázuri y Cimitarra es prioridad que comparto ampliamente con ustedes.

Todo lo que podamos ayudar, todo lo que podamos ayudar a que se instale y tenga éxito la agencia de promoción de inversión en Santander, estamos dispuestos a hacerlo, mis apreciados compatriotas santandereanos.

Los felicito en estos 150 años. Y como colombiano, me congratulo con la historia de esta tierra, con las bases de esta tierra para el futuro. Esta tierra tiene que ser un gran paraíso de competitividad, con la misma noción de equidad que siempre la ha caracterizado.

Pensemos en el futuro en tres elementos. Seguridad Democrática, confianza inversionista y política social. No los abandonemos. Decía esta tarde en Fenalco que lo que tengo previsto es: en lugar de aspirar a perpetuarme en la Presidencia, impulsar nuevos liderazgos. Eso sí, vigilar dos cositas: Seguridad Democrática y confianza inversionista.

Todo el mundo habla de política social. Hay unos que la hacen y otros que la dejan en la oferta electoral. Pero casi nadie habla de confianza inversionista, casi nadie se compromete con la seguridad democrática. Para sacar adelante la política social, se necesita seguridad democrática y confianza inversionista.

En ausencia de estos dos valores, la política social se queda sin recursos, se reduce al discurso y al mayor empobrecimiento de los colombianos.

Hemos avanzado en seguridad democrática. Sectores políticos del país que la entendían como una apuesta fachista en contra de la civilidad, espero que en algún momento la comprendan como un valor democrático y una fuente de recursos.

Pero falta mucho. Se han disminuido el secuestro, los atentados terroristas, los homicidios, pero todavía no hemos podido avanzar lo suficiente frente al hurto callejero, el hurto en residencias, el hurto en el comercio, las lesiones personales.

La nueva Ley, liderada por el Ministro Holguín (del Interior y Justicia), debe ayudarnos a avanzar en ello. La seguridad democrática no niega los procesos de paz, pero los procesos de paz nacen del ejercicio de autoridad, así el gobernante sea odiado por los terroristas, y no nacen del facilismo complaciente con los terroristas.

Creo que estaremos más cerca de la paz si persistimos en la seguridad democrática. Hemos desmovilizado a 46 mil terroristas en este Gobierno. Los paramilitares. Hace 5 años al único que se le decía paramilitar en Colombia, por razones políticas, era a mí. En el país no había discurso contra los paramilitares, porque de ellos se decía qué poder y qué capacidad de intimidación.

Hoy hay discurso contra los paramilitares, porque este Gobierno los enfrentó con toda severidad para poder legitimar de nuevo al Estado colombiano en todas las regiones, y en su lucha contra cualquier amenaza contra la democracia.

Los que están fugitivos seguirán siendo perseguidos severamente por el Gobierno. Los que cumplan con la Ley de Justicia y Paz, serán respetados en los derechos que se derivan de esa Ley. Los que reincidan, severamente sometidos a la justicia ordinaria.

Hemos extraditado a más de 600 delincuentes. Les hemos suspendido el envío de extradición a 11 paramilitares porque contribuyeron a la desmovilización. Pero el país sabe que con un nivel de severidad igual a la generosidad con el que suspendimos esos envíos, estamos dispuestos a enviar a los que han violado la ley o a quienes la violen en el futuro, porque para nosotros no hay tratamiento que discrimine entre guerrillas y paramilitares. Son igualmente terroristas. Le han hecho todo el daño al Estado colombiano.

Durante 40 años contemplamos a la guerrilla. Penetró el movimiento obrero en nombre de la combinación de todas las formas de lucha, penetró a sectores de la política, del periodismo, de la cultura. No se le contuvo ni se le combatió debidamente y engendró el paramilitarismo, que entró a competir con ella en crueldad.

Y entonces los paramilitares asesinaban a un trabajador sindicándolo de ser cómplice de la guerrilla, y la guerrilla después asesinaba a otro líder sindical acusándolo de ser colaborador de los paramilitares. Esa tragedia la estamos superando. No hemos ganado todavía, pero vamos ganando, apreciados santandereanos.

Tenemos que ajustar pero no desmayar. Y eso lo conecto con el acuerdo humanitario. Hemos hecho todos los esfuerzos. Miren. Cuando estos bandidos de las Farc asesinaron a los diputados vallecaucanos, todavía el Gobierno no había acabado de indultar a los 150 que nos comprometimos a liberar, a integrantes de las Farc, a liberarlos de la cárcel.

Alguien se me acercó y me dijo: como ese proceso de indulto es complejo, suspéndalo. ¡Qué va a indultar a esos bandidos! Las Farc acaban de asesinar a los diputados y dije: vamos a cumplir. Y hemos cumplido con la liberación de los 150.

Me pidió el Presidente Sarkozy (de Francia) que liberáramos a Rodrigo Granda, tal vez el preso más importante de las Farc. Lo hicimos para buscar la liberación de nuestros secuestrados. No les hemos negado a los colombianos la posibilidad de ser facilitadores.

Aceptamos hace año y medio una zona de encuentro en la cordillera central vallecaucana, de 200 kilómetros de área rural, con la condición de que al no haber Ejército tampoco hubiera guerrilla. Solo negociadores y observadores internacionales.

Estos terroristas mentirosos de las Farc primero dijeron que la Unión Europea no les había hecho esa propuesta, y después, cuando fueron sorprendidos en la mentira, su excusa fue que no podían aceptar.

Hemos estado dispuestos al acuerdo humanitario. Mañana en la reunión con el Presidente Chávez, de Venezuela, hablaremos con toda sinceridad y con toda fraternidad con él.

No le hemos negado a nadie de la comunidad nacional ni de la comunidad internacional, el derecho a darnos luces, pero tenemos dos inamovibles: el no a la zona de despeje y la exigencia de que aquellos guerrilleros que salgan de la cárcel no vuelvan a delinquir.

¿Por qué no a la zona de despeje? Porque el país estuvo despejado 40 años y por eso se llenó de guerrilla y de paramilitares.

Porque ustedes conocieron qué derivó del Caguán. Allí se creó una madeja terrorista, que todavía no hemos podido desmontar.

Porque ustedes conocieron la reacción de santandereanos y bolivarenses, vecinos por el río Magdalena, cuando se intentó crear otra zona de despeje.

Porque cuando uno habla con la comunidad de Pradera y Florida, ellos le dicen a uno con angustia y con rabia: “Presidente, es que es muy fácil proponer una zona de despeje desde Europa, desde Norteamérica o desde un escritorio capitalino, pero es muy difícil aceptarla cuando se vive en Pradera y en Florida, cuando aquí estamos trabajando y produciendo. ¿Qué es eso que nos van a dejar en poder de la guerrilla, como dejaron al Caguán?”.

Entonces los compatriotas me dicen: “Concédala, salga de ese debate”. Yo he dicho: prefiero hasta el último día de Gobierno debatir estos puntos, correr todos los riesgos del debate y de la controversia, en lugar de agacharme ante el facilismo personal y proceder a entregar una zona de despeje.

Repito, con toda firmeza, como enseña el himno de Santander, que no hay zona de despeje, que estamos procurando controlar el territorio para proteger a los ciudadanos con la Fuerza Pública. Que no queremos que los colombianos tengan que vivir intimidados por la guerrilla o con la intimidación, entre comillas, protectora, de los paramilitares, sino integrados con la fuerza institucional de la democracia.

En lugar de despeje para los guerrilleros, tenemos que despejar al país de guerrilleros y de lo que quede de narcotráfico.

Pienso, apreciados santandereanos, que no debemos hablar más de paramilitarismo. El Estado ha recuperado lo que nunca debió perder: el monopolio para combatir a los grupos que amenazan la democracia.

Hoy en Colombia hay guerrillas y hay narcotraficantes, pero no hay bandas privadas organizadas para combatir a la guerrilla.

Algunos allí en San Alberto, San Martín y Aguachica, quieren prosperar con ese pretexto, en nombre de las ‘Águilas Negras’, y no lo permitiremos. A mañana, mediodía y tarde, estamos trabajando con la Fuerza Pública para combatirlos.

Visité a Nariño el pasado sábado y encontré que se han refugiado en la costa nariñense guerrillas y narcotraficantes. Pero que los grupos paramilitares que existían hace cuatro años, que eran bandas privadas delincuenciales compitiendo en crueldad con la guerrilla, so pretexto de combatir a la guerrilla, han dejado de existir.

¿Y por qué, compatriotas, digo que si van a salir guerrilleros de la cárcel, salgan con el compromiso de no volver a delinquir?

Recordemos hace algunos años: liberaron a algunos, y a los tres días aparecían en los noticieros de televisión de nuevo con el camuflado guerrillero, blandiendo armas, maltratando la dignidad del pueblo colombiano y de sus instituciones.

Pensemos esto: en los pabellones de sanidad, en los hospitales de la Policía y el Ejército, hay 1.700 compatriotas de la Policía y el Ejército mutilados, esperando una prótesis por las minas antipersona de la guerrilla.

Esos compatriotas, si ven que de la cárcel salen unos guerrilleros con el compromiso de no volver a delinquir, aceptan que esos guerrilleros sean liberados en procura de la liberación de los rehenes, de los secuestrados.

Lo que no van a aceptar esos compatriotas, es que esos guerrilleros responsables de haber plantado las minas que les han mutilado, salgan para vincularse de nuevo al secuestro y a la extorsión.

Repito, desde esta tierra de carácter de Bucaramanga: estamos dispuestos a liberar guerrilleros para buscar el canje humanitario, pero con la condición de que haya un compromiso serio, como la pertenencia al programa de reinserción, para que no vuelvan a delinquir.

Ahora que nos hemos dado cuenta de que el Ejército necesita hombres y helicópteros, de que la Policía necesita equipos de comunicación y más policías, también tenemos que ser conscientes de que las fuerzas institucionales, más que logística y ampliación, requieren moral.

No vamos a tomar una sola medida que las desmoralice en la tarea de reconquistar la seguridad que requieren todos los colombianos.

Por eso tampoco vamos a aceptar la zona de despeje, que corre el riesgo de que la guerrilla la convierta en un lugar para eludir la acción de la seguridad democrática.

Cuando hablamos de temas que se discuten en Colombia, cuando hablamos de temas de controversia, hay una tierra que nos invita a ser firmes: esta tierra.

Si tuviéramos debilidades imperdonables, a mí me daría inicialmente vergüenza con dos regiones: con aquella del otro lado del río Magdalena que me vio nacer, y con esta que es un ejemplo de carácter y de firmeza histórica.

Por eso es bien emocionante cantar ese himno de aquí: “Santandereanos, siempre adelante; santandereanos, ni un paso atrás. Santandereanos, con el coraje por estandarte y por escudo la libertad”.

Para que las nuevas generaciones de colombianos y de santandereanos vivan felices, para que esos niños que interpretaron el Himno de Colombia y el Himno del departamento, y que nos hicieron emocionar al escucharlos en esta celebración de los 150 años, procedamos frente a Colombia con el amor de Santander por los intereses colectivos, y con la firmeza del carácter santandereano por las causas nobles de la Patria.

Muchas felicitaciones y un gran futuro, apreciados compatriotas de Santander”.