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Diciembre 07

Palabras del Presidente Uribe en graduación de 115 nuevos oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) en Cali

Cali, 7 dic (SP). “Regresamos esta tarde a esta tierra de promisión que es el Valle del Cauca y a esta ciudad de la alegría, Santiago de Cali, para asistir a este evento que año tras año nos llena de ilusión a los colombianos, para asistir a la graduación de los subtenientes de la Fuerza Aérea.

Es este diciembre y esta fecha quizá una de las últimas oportunidades de una visita oficial a Santiago de Cali, antes de que terminen su período el Gobernador y el Alcalde y empiecen los nuevos mandatarios.

Quiero expresar al Gobernador Angelino Durán y al alcalde Ramiro Tafur nuestra gratitud por estos años en que hemos podido trabajar en equipo por el Valle del Cauca, por Cali y por Colombia.

Todos los consejos de seguridad, en momentos difíciles, hemos tenido la compañía, la consagración del Gobernador Angelino, y en su período del alcalde, Ramiro Tafur.

Muchas gracias, Gobernador, muchas gracias, Alcalde, en nombre de cada uno de los soldados y policías de Colombia, del Ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos), de los altos comandantes y de todos mis compañeros de Gobierno.

Graduamos hoy esta promoción de subtenientes. Nos llena de ilusión. Estos jóvenes se han dedicado con toda la vocación de sacrificio a avanzar en su carrera militar en la Fuerza Aérea.

Las niñas, en lugar de estar esperando la llamada de un pretendiente, han caído a la llamada de ese pretendiente que es el pueblo colombiano, para servirle en esta tarea tan delicada de la seguridad.

Los jóvenes, en lugar de estar en una vida tranquila que podrían tener, de estudio, de diversión, se han dedicado con sacrificio y con abnegación a esta tarea.

Gracias a estos jóvenes que hoy graduamos, a su vocación de servir, las juventudes colombianas van a poder vivir en un país más tranquilo, en un país con confianza, en un país con emprendimiento, en un país con prosperidad social.

A todos estos subtenientes de la Patria, un aplauso desde el fondo de nuestros corazones.

Y quiero identificarlos con sus compañeros distinguidos hoy, quienes han recibido la medalla ‘Francisco José de Caldas’.

Los subtenientes Peter Alvarado Prieto y William Hernando Ortiz Gaona, ejemplo de consagración, ejemplo de pundonor, ejemplo de estar en la batalla académica con excelencia, ellos, que representan esta promoción, son los destinatarios de nuestro aplauso, desde el fondo del corazón.

Cuando tenía la oportunidad de saludar a un grupo de compatriotas al entrar a este patio de la Escuela Marco Fidel Suárez, les preguntaba: ¿a quién tiene aquí? Una señora me decía al hijo, otra me decía al nieto, una niña me decía a mi hermano, otra me decía a un primo.

Estos familiares, estos compatriotas nuestros, entregan los mejor del ser humano, de ese núcleo básico que hay en la familia al servicio de la Patria.

Como lo pensaba esta mañana en la Escuela José María Córdova de Bogotá, los papás, las mamás que concurren a acompañarlos, vienen con un sentimiento de honor, de orgullo, pero también con un sentimiento de angustia por el riesgo.

Voy a pedir a los papás y a las mamás de los graduandos, que nos acompañan hoy, que se pongan de pie.

A ellos nuestro aplauso por entregarle a Colombia lo mejor: sus hijos, para que podamos vivir tranquilos todos los colombianos.

¿Dónde está don Pedro Antonio, doña Marleny, los padres del subteniente Alvarado Prieto? ¿Dónde están don Luis Hernando y doña Nelly, los padres del subteniente Ortiz Gaona? A ellos un aplauso. De tal palo tal astilla. Representan ustedes las mejores virtudes de la familia colombiana.

Muchas gracias por este ejemplo de hogar que se expresa en la excelencia académica de sus hijos. Muchas gracias a usted.

Y hemos condecorado al presidente de Satena, el general Héctor Campo Plata. Le ha correspondido en estos años duplicar los servicios de Satena.

Exactamente Satena transporta hoy más del doble de los pasajeros que transportaba hace cinco años. Muchas gracias, mi General Campo, por ese gran esfuerzo, por hacer de Satena una gran empresa social para los colombianos.

Y hemos condecorado al General Jorge Ballesteros Rodríguez, comandante de la Fuerza Aérea Colombiana, equilibrio y sensatez, una dirección efectiva para dar golpes certeros al terrorismo. Nos enorgullece mucho que usted sea el Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana. Muchas gracias, mi General.

Nos agrada mucho saludar hoy a los colombianos desde esta Escuela Marco Fidel Suárez, dirigida por el General José Javier Pérez Mejía. Muchas gracias, General, por todas sus contribuciones a la tranquilidad de los colombianos, las contribuciones de esta familia que es la base aérea en la Escuela Marco Fidel Suárez. Lo aplaudimos desde el fondo del corazón.

Estamos en un momento de tristeza. La tristeza que nos ha causado la aparición de las evidencias de tortura a los secuestrados. Pero quiero decirle esta tarde al pueblo vallecaucano que tenemos dolor pero no sorpresa.

Durante 50 años hemos soportado esta tragedia. Recuerdo que aquí se produjo uno de los primeros secuestros, el de don Harold Éder. Por la misma época, el de don Oliverio Lara.

Y fue creciendo la acción terrorista del secuestro. Llegaron a tener ciudades como Cali, víctimas de un secuestro colectivo, donde nadie podía moverse.

Nos han conmovido mucho las evidencias de tortura, pero no nos sorprenden. Es lo que ha padecido esta Patria en 50 años y es la razón para decirle hoy al pueblo colombiano, desde Cali, que en esta hora de dolor no podemos claudicar.

En esta hora de dolor tenemos que reafirmar nuestra determinación de derrotar el terrorismo, para que las nuevas generaciones de los colombianos, como estas niñas, puedan vivir felices en el territorio de la Patria.

Hemos hecho todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario. Como candidato a la Presidencia y Presidente electo, dije que no podría avanzar en un intercambio humanitario a no ser que las Farc aceptaran un nuevo proceso de paz con cese de hostilidades.

Después de hablar con los familiares de los secuestrados, con la Iglesia Católica, con el Secretario General de Naciones Unidas, aceptamos cambiar esa decisión.

Y empezamos de todo corazón una tarea para buscar la liberación de los secuestrados. Una tarea difícil, que hasta ahora como resultado sólo nos ha traído la respuesta del asesinato, de la mentira, de las dificultades.

Primero, los facilitadores. Durante dos años y medio tuvimos un delegado del Secretario General de las Naciones Unidas, el señor James Lemoine, como facilitador.

Autorizamos la facilitación del ex presidente López Michelsen (Alfonso), que en paz descanse. Aquel día me dijo: ‘Yo seré facilitador, pero independiente del Gobierno’. A lo cual le dijimos: ‘Presidente, eso se lo respetamos totalmente’.

Autorizamos la facilitación del ex presidente Ernesto Samper, del doctor Álvaro Leyva, de la Iglesia Católica.

Permanentemente hemos tenido dos facilitadores delegados de España, de Suiza, de Francia.

Y además de la facilitación, hemos hecho esfuerzos muy grandes. Un día liberamos unilateralmente a 27 integrantes de las Farc, como un gesto que mostraba la buena voluntad del Gobierno, el sincero afán de la liberación de los secuestrados.

Al otro día, antes de hacer efectiva la extradición de Simón Trinidad y de Sonia, integrantes de las Farc, propusimos que si las Farc liberaban a los secuestrados, nosotros revocaríamos esa extradición. No tuvimos respuesta positiva de las Farc.

Otro día aceptamos una proposición de los delegados europeos, de crear una zona de encuentro aquí en la cordillera central vallecaucana, para facilitar el intercambio humanitario.

Cuando los europeos me llevaron esa proposición, a través del Comisionado de Paz y directamente, intuí que estaba consultada y que había sido aceptada por las Farc.

Las Farc mintió y después engañó. Primero dijo que no le habían consultado. Y al ser rotundamente desmentida por los delegados europeos, dijo que no aceptaba. Nosotros habíamos dado un paso más.

Otro día llaman al Comisionado a pedir que el Ministro, los Altos Mandos y el Presidente abran un corredor militar del Valle del Cauca al Cauca y el Huila, porque las Farc había prometido liberar a una secuestrada.

Pasaban los días y finalmente nos llamaron los europeos a decirnos que gracias por el corredor, que había sido inútil, porque las Farc los engañó de nuevo y les dijo que se trataba de un malentendido.

Hemos hecho todos, todos los esfuerzos.

El Presidente Sarkozy se posesiona el 1° de mayo. Al día siguiente me llama y me pregunta si es verdad que el Gobierno de Colombia va a liberar a 150 personas de las Farc que están en la cárcel. Yo le digo: ‘Presidente, sí, para buscar la liberación de los secuestrados’.

A los cinco días me repite la llamada y me dice: ‘Presidente, ¿sí se va a dar la liberación?’.

Le digo: ‘Presidente, claro, somos de palabra’.

Y me pidió que adicionalmente liberáramos a Rodrigo Granda. Lo hicimos.

Confieso a mis compatriotas que en el momento en que liberamos a Rodrigo Granda, después de buscar posibilidades legales escasas, me albergó la ilusión de que empezaría la liberación de nuestros secuestrados. Vana ilusión.

Todos esos esfuerzos en vano. La última mediación, qué difícil. Ha traído dificultades para el país en relaciones internacionales. Puse en un lado la balanza, los riesgos políticos, los riesgos de las relaciones internacionales, los riesgos de las relaciones con un país hermano, con su Gobierno, los riesgos de las relaciones personales con otros mandatarios.

Pero puse en el otro lado de la balanza el sincero afán por obtener la liberación de los secuestrados. En este segundo lado de la balanza también encontrábamos que esa mediación podía ser el camino efectivo para la liberación de los secuestrados.

En consecuencia, descartamos los riesgos políticos. Dijimos: ante un imperativo humanitario, no hay riesgos políticos que calcular.

Y nos resolvimos por el segundo lado de la balanza, por el de permitir esa mediación, sin ponderar los riesgos políticos, porque se trataba del camino humanitario de la liberación de nuestros secuestrados.

Las respuestas: asesinato, engaño, mentira.

Estaba yo aquí, en mayo de 2003, en los Farallones de Cali, inaugurando el Batallón de Alta Montaña ‘Rodrigo Lloreda Caicedo’, cuando recibimos una llamada. Y nos dijo el General Montoya, quien estaba de Comandante de la IV Brigada, que en nuestro intento de rescate, sin combate, las Farc había asesinado al gobernador Guillermo Gaviria, al ex ministro Gilberto Echeverri, y a los oficiales compañeros de cautiverio.

Ese día nos trasladamos con los Altos Mandos y la Ministra a las selvas del Murrí, entre Antioquia y Chocó, selva densa, espesa, no en tierra plana sino en montaña bastante quebrada. Selva que no permite que del suelo se vea el cielo, ni del cielo el suelo.

Los sobrevivientes, dos de ellos, los visité esa noche en el hospital de Medellín, donde eran atendidos, porque habían contraído en la selva la enfermedad de leismaniasis, y tenían llagas con profundas heridas.

Escúchenme bien, compatriotas del Valle del Cauca, lo que me dijeron. Que cuando se oyó el ruido de los helicópteros, la guerrilla salió en estampida. Y al notar que no llegaban los soldados, la guerrilla regresó al cambuche y disparó, con la frialdad de siempre, contra los secuestrados, quienes estaban en el suelo, asesinándolos.

Había intento de rescate, pero no había combate. Siempre le hemos hablado al país con la verdad. Y escuché estas narraciones de los sobrevivientes.

Me dijeron: ‘Mire, Presidente, en muchas ocasiones el doctor Gilberto Echeverri y el Gobernador se acercaron a las Farc, a sus secuestradores, y les dijeron: ¿por qué nos tienen secuestrados a nosotros, si estábamos en una caminata de paz, si somos los amigos del diálogo, los amigos de ustedes?’.

¿Saben qué contestaron los terroristas? ‘Ustedes no son nuestros amigos, ustedes son nuestros enemigos de clase. Ustedes son nuestros idiotas útiles’.

La respuesta de odio, de engaño, que hemos escuchado a lo largo de 50 años.

Por eso el pueblo colombiano en esta hora de dolor, por eso los colombianos en esta hora de tristeza, no podemos permitir una nueva maniobra de las Farc, para convertirnos en idiotas útiles del terrorismo.

En esta hora de tristeza, lo que tenemos que hacer los colombianos es afirmarnos como soldados, en trance de derrotar definitivamente el terrorismo, para que el secuestro no siga enseñoreado de Colombia.

La mentira y el asesinato. Cuando asesinan a los diputados vallecaucanos, las Farc arma una farándula y comunica el hecho cuando amanece en Europa, un poco más de la medianoche aquí.

Aprovechando que allá tiene delegados, intelectuales europeos que les manejan la página de Internet, tan bandidos los europeos que manejan la página de Internet de las Farc, como los criollos de las Farc que están disparando contra los secuestrados.

Hay que decirles a esos bandidos europeos que manejan la página de Internet de las Farc, que ellos son la reproducción de los nazis de Hiltler. Y que en Colombia lo único que queremos para ellos es algún día poderlos traer a nuestras cárceles y a nuestra justicia.

Esos bandidos europeos que se las dan de intelectuales, de sociólogos y de politólogos, que manejan la página de Internet de las Farc, creyeron que iban a ser de la muerte de los diputados un momento de gloria para las Farc.

Mintieron. Dijeron que los diputados habían muerto en un combate de las Farc con el Ejército. Falso. Desde primera hora de la madrugada, el Ministro (de Defensa), los Altos Mandos, revisaron cuidadosamente si en el área donde habían muerto los diputados se había dado combate. Y solamente cuando ellos me dijeron: hemos revisado todos nuestros registros y no los hay, así se lo dijimos al país y a la opinión internacional.

Y ofrecimos una comisión internacional de legistas. ¿Qué pasó? Hasta ahí era la palabra del Gobierno contra la palabra del terrorismo. La palabra de un Gobierno democrático, que nunca ha mentido y cuya buena fe se presume, contra la palabra siempre engañosa del terrorismo.

Pero el dolor generaba la duda, y seguía la duda. Sin embargo, Dios premia la buena fe.

Hace poco el país conoció el reporte de la Fiscalía, según el cual las pruebas son concluyentes: a los diputados no los mataron en combate con la Fuerza Pública. Los asesinaron con todos los agravantes, en el suelo, a unos de ellos con disparos a corta distancia, que se conocen como disparos a quemaropa. Una vez asesinados, a los cadáveres les cambiaron de vestimenta y los trasladaron de sitio.

Ahí, con la ayuda de Dios, se va clarificando todo.

Ahora quisieron armar mentiras con las pruebas. Pero es que este Gobierno siempre ha dicho la verdad. El año pasado, cuando pusieron el carro bomba contra la Universidad Militar, el Gobierno supo en pocas horas, por pruebas fieles que recogieron el Ministro y los Altos Mandos, que el carro bomba lo había instalado y explotado las Farc.

Por esa razón en la mañana siguiente tomamos decisiones severas.

¿Qué dijeron en Europa, qué versión propagaron esos terroristas del Internet, que son los terroristas que manejan las páginas de Internet de las Farc?

Propagaron la versión de que el carro bomba contra la Universidad Militar lo había instalado el Ejército por órdenes del Presidente Uribe para poder frustrar el acuerdo humanitario.

Falso de toda falsedad. Allí hubo dos atentados terroristas. Oigase bien: el carro bomba contra la Universidad Militar tiene dos atentados terroristas: el atentado terrorista de las Farc, que lo instaló y lo explotó, y el atentado terrorista de los cómplices de las Farc en Europa, que mintieron.

Generales y Ministro: tan terroristas Marulanda y Briceño, como terroristas esos diplomados de Europa que le alcahuetean todo a las Farc y que la tratan de presentar como una organización política, a través de Internet.

Qué bueno que el pueblo colombiano, que todos los días que tiene acceso creciente a Internet, repudie a esos terroristas de las telecomunicaciones que manejan las páginas de Internet de las Farc desde Europa.

Mentirosos. Si alla tuvieran un Hitler, esos terroristas no estarían alimentándolos. Con qué derecho esos terroristas se proponen alimentar a ese Hitler que nosotros sufrimos todos los días, ese grupo terrorista tan torturador como Hitler, que es las Farc.

Mentiras y desengaño. El jueves pasado a las seis de la tarde, entre seis y siete de la noche, me llamó el Fiscal y me dijo que había acompañado al Ejército en un operativo que dirigía el propio General Montoya, y que acababan de decomisar un material en Bogotá que, al parecer, contenía las pruebas de supervivencia, finalmente de tortura, de los secuestrados.

Alrededor de las nueve de la noche me confirmaron que eran creíbles. ¿Qué hicimos? Ordenamos que se entregaran de inmediato, sin dilación en el tiempo, sin manipularlas.

Un gobierno amigo de las Farc habría podido decir: de la carta de Ingrid Betancourt entreguen apenas unos párrafos que demuestren que está viva. Un gobierno amigo de las Farc había prohibido decir: de la carta de Ingrid Betancourt no entreguen los párrafos que muestran que está torturada, para no revelar que las Farc no es torturadora.

Un Gobierno serio, como el nuestro, tenía siempre que decir la verdad. Y la dijimos, revelando las pruebas de inmediato.

Habríamos podido calcular, habríamos podido decir: no las revelen este jueves por la noche, no las revelen mañana viernes, entréguenlas apenas la semana entrante, para permitir que transcurriera un certamen electoral.

Pero el Gobierno nunca sobrepone el cálculo político al imperativo humanitario. No hubo cálculo político. Entregamos esas pruebas de inmediato.

Nuestro Gobierno habría podido decir: filtren esas pruebas, no entreguen los testimonios que van contra el Presidente Uribe, que lo presionan y lo critican.

Eso no lo hace nuestro Gobierno, que es diáfano. Entregamos todos esos testimonios.

Pero faltan pruebas. Hablan de 47 canjeables en el lenguaje terrorista de las Farc. Han llegado pruebas de supervivencia y de tortura de 16. ¿Dónde están las pruebas de los otros 31? ¿Dónde está la prueba del diputado sobreviviente? ¿Dónde está la prueba del Gobernador Alan Jara? ¿Dónde está la prueba del senador Gechen Turbay? ¿Dónde está la prueba de doña Consuelo de Lozada? ¿Dónde están las pruebas de los otros secuestrados?

Faltan pruebas. El mundo lo tiene que saber. Y faltan muchas mas pruebas. En los últimos diez años ha habido en Colombia 23 mil secuestrados. De los últimos años hay 730 secuestrados por las Farc, que no han sido vueltos a sus hogares.

Ayer el Vicepresidente de la República me decía que don Gerardo Angulo y doña Carmen Rosa de Angulo, de 68 años de edad, en el 2000 fueron secuestrados por las Farc. De ellos nada se sabe, como no se sabe nada de centenares de miles de colombianos secuestrados por las Farc.

Si le entreguen las pruebas al Presidente Sarkozy, al Presidente de Venezuela, si liberan unilateralmente a los secuestrados al Presidente Sarkozy o al Gobierno de Venezuela o a otro gobierno o a la Cruz Roja internacional, de manera unilateral, bienvenida esa decisión.

Nosotros tenemos dos limitantes para el acuerdo humanitario: primero, no podemos permitir una zona de despeje. El país estuvo despejado tantos años. Para nada sirvió el despeje.

Miren: hace dos noches, un colombiano cuyo padre está entre esos 47, secuestrado desde el 2000, me decía que después de que secuestraron a su padre en el 2000, hasta febrero de 2002, cuando se canceló la zona de despeje en el Caguán, él fue muchas veces al Caguán.

Conversó allá con los comandantes del grupo terrorista. ¿Qué le dijo el señor Briceño, a quien se le conoce con el alias de ‘Mono Jojoy’?

Se burlaba del despeje, se burlaba de las pretensiones de paz. Decía: “Nosotros no estamos por la paz. Nuestra única obsesión es la toma violenta del poder.

Y estaban convencidos. Creo, Generales y Ministro, que siguen siendo torturadores, pero ya no están convencidos de la toma violenta del poder, porque en estos años la Seguridad Democrática ha desmantelado el paramilitarismo y ha debilitado a las Farc.

Ellos saben el designio del pueblo colombiano, interpretado por el Gobierno, es combatirlos con todos con todos los instrumentos de la democracia, hasta que los tengamos condenados a alimentarse de raíces en la selva. En ese propósito no podemos declinar.

¿Qué tal una zona de despeje en Pradera y Florida? Desde Cali eso sí se entiende. Si uno hace un vuelo de noche, encuentra que Pradera y Florida están prácticamente en una conurbación con Cali. ¿Qué país del mundo acepta eso? Es muy fácil desde una capital extranjera, recetarle una zona de despeje a Pradera y Florida. Es totalmente injusto con los ciudadanos de Pradera y Florida.

Los que quieren el despeje tienen que preguntarse. Es que aquellos europeos de Anncol, de la página de Internet de las Farc, salen a las seis de la tarde y no trabajan los fines de semana. Viven en función de aplicar su seudo-intelectualidad al terrorismo. Ellos duermen tranquilos sin esperar una bomba. Ellos, en su tranquilidad y en su cinismo, de pronto no alcanzan a entender el riesgo que les recomiendan a los habitantes de Pradera y Florida, cuando estimulan la exigencia de las Farc de una zona de despeje en Pradera y Florida, que no la hemos concedido, ni la concedemos, ni la iremos a conceder.

Y tenemos otro límite: no podemos permitir que los guerrilleros que salgan de la cárcel, se reincorporen al secuestro, se reincorporen al asesinato. Siempre pienso en más de 1.700 integrantes de la Fuerza Pública que han sufrido mutilaciones, que están en silla de ruedas, cuadrapléjicos muchos, por las minas antipersonal. ¿Qué dirán ellos? Cómo salen guerrilleros de la cárcel para volverse a dedicar a instalar minas antipersona, a secuestrar y asesinar.

El acuerdo humanitario tiene que ser humanitario con los actuales secuestrados y tiene que ser humanitario con el derecho del pueblo colombiano de no permitir que por un acuerdo humanitario la Farc recrudezca la capacidad, alimente, su capacidad de secuestrar.

El acuerdo humanitario tiene que ser humanitario para rescatar a los actuales secuestrados y para impedir que la nueva generación de colombianos, que representan estas niñas, tenga que vivir en un país de secuestro.

Pedimos a Dios, al Espíritu Santo, que nos ayude a encontrar caminos para liberar a los secuestrados, que no sean caminos para debilitar la Seguridad Democrática.

Cuando yo veía en semanas anteriores el protagonismo político del terrorismo, me preguntaba: hemos logrado en cinco años que los colombianos pasen de la desolación a la esperanza. Hace cinco años, en medio de la desolación, nadie creía en el Estado. Cada uno quería defenderse por su cuenta. Hoy todos han recuperado esperanza en el Estado. Eso no se puede perder.

Por eso temía que de continuar ese protagonismo político de los terroristas, íbamos a hacer el tránsito de unos colombianos convencidos de la bondad de la seguridad, a una confusión babilónica que entraría a restarle a la esperanza que se ha ganado en el colectivo nacional.

En nuestro afán de buscar soluciones sin estimular la capacidad del terrorismo, hemos tomado dos decisiones.

Esta mañana la Conferencia Episcopal, la Iglesia Católica, en su propia representación y en la de un sector de la Comisión Nacional de Conciliación, nos propuso una zona de encuentro.

En el pasado el Gobierno había aceptado una zona de encuentro. Y hemos dicho que aceptamos la zona de encuentro que propone la Iglesia Católica y la Comisión Nacional de Conciliación, que debe tener requisitos como éstos: en área rural, despoblada o con mínima población para no crearle dificultades a la ciudadanía, sin instalaciones y sin presencia militar o policiva para no hacer desmantelamiento de la institucionalidad, con observadores internacionales, sin personal armado.

El Ministro y el Comisionado me han sugerido que sea por 30 días, y que desde ya que le pida a la Cruz Roja que exija que le permitan entrar a los sitios donde están los secuestrados para evitar que continúe su deterioro de salud.

Hemos autorizado al Comisionado para que, conjuntamente con la Iglesia Católica, busquen un encuentro con las Farc para definir, dentro de los requisitos anunciados, el sitio del país donde operaría esa zona de encuentro.

Segunda decisión: nosotros encontramos 60 mil terroristas. Se han desmovilizado 46 mil. La culebra está debilitada, pero sigue viva. Sigue con la ilusión de que va a recuperar su capacidad de hacer daño.

Se ha creado en el Ministerio de Defensa un fondo de 100 millones de dólares, para contribuir a la liberación de los secuestrados.

¿Cómo? Con cargo a ese fondo vamos a pagar recompensas a los integrantes de las Farc que se desmovilicen por cuadrillas y que consigo traigan a los secuestrados y los liberen.

Con cargo a ese fondo de 100 millones de dólares, vamos a pagar recompensas a los integrantes de las Farc que se desmovilicen en cuadrillas y consigo traigan los secuestrados y los regresen a la libertad.

Hemos tomado la decisión de difundir ese fondo por todos los medios. De trabajar intensamente con ese fondo.

Hago un llamado a los secuestradores. En la condición humana, finalmente deber ser tan torturante estar secuestrado, como torturante estar de secuestrador torturando al secuestrado.

Veo una diferencia entre quienes están con los secuestrados y los comandantes de las Farc. Mientras los comandantes de las Farc no ven a los secuestrados, siguen con pretensiones de hacer política. Aunque ahora ya no están durmiendo cómodos, aunque ahora no están con comida de reyes, aunque se les va aproximando la hora de que su vitualla se reduzca a las raíces de los árboles en la selva. Los comandantes de las Farc no están en contacto directo con los secuestrados. Los guerrilleros que los cuidan, sí.

Los comandantes de las Farc tienen todo el cinismo y la distancia probablemente al que ayuda a que sean mas cínicos. Quienes cuidan los secuestrados, al ver el estado de los secuestrados, tienen una contracorriente que tiene que frenarles el crecimiento del cinismo.

Por eso nuestra apelación a aquellos que cuidan a los secuestrados, para que se desmovilicen en cuadrillas y para que traigan consigo a los secuestrados y los liberen. Y nuestro compromiso de utilizar ese fondo de 100 millones de dólares para compensar esas decisiones, para retribuirlas, para animarlas.

Compatriotas: tenemos toda la decisión de seguir buscando la liberación de nuestros secuestrados, pero pongamos el buen cuidado de que ninguna decisión nuestra afecte la Seguridad Democrática.

Secuestraron y mataron a José Raquel Marcado, a doña Gloria Lara de Echeverri, a la ministra Consuelo Araújo Noguera, cariñosamente conocida como ‘La Cacica’, a miles de colombianos, a los diputados vallecaucanos.

Pongamos cuidado para que esta nueva generación de colombianos, la que aquí representan la Reina Nacional de la Belleza, la Virreina y las Princesas, las generaciones que apenas van creciendo, como estas niñas, puedan vivir felices en Colombia.

Que esta niña, cuando sea mayor, gracias a una Colombia tranquila, pueda dormir todas las noches de su vida con la placidez con que está durmiendo mientras estamos en esta ceremonia.

Pongamos cuidado en eso. Es un imperativo con las nuevas generaciones de colombianos.

Yo siento anclado mi corazón a este Valle del Cauca. Y cada dolor de muela que siente un vallecaucano es mi dolor de muela. Y he sentido apoyo y cariño del pueblo vallecaucano. Y vengo a decirles hoy que mantengamos toda la firmeza y repitamos en nuestro corazón una frase que coreábamos en Bogotá cuando las Farc asesinó a tantos colombianos con el carro bomba contra el Club el Nogal. Allá decíamos: ‘Bogotá llora, pero no se rinde’.

Estamos tristes con las pruebas de tortura de los secuestrados, pero no nos rendimos. No nos rendimos en el afán humanitario de buscar el intercambio humanitario, y no nos rendimos en el afán de autoridad de derrotar el secuestro para que vivan tranquilas las nuevas generaciones de colombianos.

Muchas felicitaciones, distinguidos subtenientes.

A las niñas y a los jóvenes, tenemos fe en ustedes, en la Bandera de la Patria que ustedes portan, llevadas por las manos juveniles de ustedes, puras como el oro y firmes como el acero.

La firmeza de ustedes, que es la firmeza de la nueva generación de colombianos, nos tiene que contagiar y determinar para que en esta hora de dolor no claudiquemos frente al terrorismo.

Muchas felicitaciones a la Fuerza Aérea Colombiana y nuestra gratitud a los papás y a las mamás que han entregado lo mejor de sí para el servicio de la Patria.

Muchas gracias”.