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Noviembre 13

Palabras del presidente Uribe en la presentación del libro ‘América Latina: una agenda de libertad’

Bogotá, 13 nov (SP). “Presidente (José María) Aznar, mantenemos toda la gratitud con usted. Su apoyo firme, resuelto, a Colombia, durante los 8 años de su Presidencia del Gobierno español, es un apoyo que se constituyó no solamente en un gran soporte para aquel momento, sino en un gran soporte para la proyección de Colombia, en un gran ejemplo, en un gran punto de referencia.

No contento usted con 8 años de apoyo a Colombia desde la Presidencia del Gobierno de España, en estos años, ya por fuera del Gobierno, al frente de la fundación Faes, haciendo una gran tarea intelectual en favor de la libertad en el mundo, ha continuado usted la tarea de ser un gran soporte de Colombia. Muchas gracias.

Periódicamente viene a nuestro país, siempre nos llega con un nuevo libro, con una nueva investigación, con tesis que animan, que ponen puntos de referencia que nos ponen a pensar. No tenemos palabra para agradecerle tanto esfuerzo en favor de Colombia.

Nosotros continuamos aquí, empeñados en la tarea que usted conoce, en la tarea de que América Latina deje atrás el debate entre izquierda y derecha, obsoleto, que si bien en algún momento tuvo razón para oponerse con tesis de Europa Occidental a las dictaduras, hoy la única razón que encuentra es la de cimentar nuevas dictaduras.

En lugar de ello, nosotros hemos venido trabajando los 5 elementos que constituyen, a nuestro juicio, una democracia moderna: el respeto a las libertades públicas, la Seguridad Democrática, la construcción de cohesión social, la búsqueda de la transparencia como factor de confianza de cada ciudadano en la ciudadanía, en las instituciones, en la democracia. Y el respeto a una forma de Estado, integrada por instituciones independientes, donde impera el respeto de cada una por las otras y la cooperación armónica para los fines superiores del Estado y de la sociedad.

Estamos trabajando tres elementos. Son los objetivos fundamentales de nuestra acción de Gobierno: consolidar la Seguridad Democrática, consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales. Para poder superar la pobreza, para construir equidad necesitamos confianza; esa confianza exige buen manejo de la economía y esa confianza exige una permanente determinación para derrotar el terrorismo. He ahí la razón de ser de la Seguridad Democrática.

Hemos avanzado, vamos a ganar, vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Usted generosamente ha hecho mención de las últimas elecciones. Unas elecciones en las cuales los colombianos en las regiones votaron por sus alcaldes, por sus gobernadores, por sus concejales, por los diputados, por las juntas administradoras locales. Los colombianos votaron para proveer 18 mil 332 cargos. Hubo una afluencia récord en materia de candidatos: 87 mil candidatos de una amplísima diversidad de orígenes políticos.

No pudimos evitar la violencia. Mis compañeros de Gobierno me consuelan diciéndome: ‘Bueno, pero fue muy inferior a las de otras ocasiones. Se pudo votar en todo el país, la gente estuvo más tranquila’.

Veinte candidatos fueron asesinados. Hasta hoy se ha comprobado que 12 de ellos fueron asesinados por el grupo narcoterrorista de las Farc, 18 de ellos amigos del Gobierno, otros 2 de afiliaciones diferentes a la coalición de Gobierno, pero no de oposición al Gobierno.

Unas elecciones a las cuales acudimos sin paramilitarismo; una guerrilla debilitada, pero todavía con capacidad de hacer daño, como en efecto daño hizo.

¿Por qué digo que acudimos a estas elecciones sin paramilitarismo? La palabra paramilitar se utilizó en Colombia para denominar las organizaciones criminales privadas que tenían por objeto combatir a la guerrilla. Hoy en Colombia hay guerrilla en proceso de debilitamiento; bandas de narcotráfico que se alían con las guerrillas, las sustentan, y que también proceden de manera autónoma. Pero no hay paramilitares.

¿Por qué? Porque no hay organizaciones privadas de criminales combatiendo criminales. El Estado ha recuperado el monopolio que nunca debió perder, el monopolio de combatir a los criminales. Persistimos en esa tarea. Hace 5 años era muy difícil pensar que los poderes guerrilleros y paramilitares de dinero y de capacidad criminal, unos con ostentación desde el Caguán, otros con ostentación desde diferentes sitios de Colombia, pudieran ser debilitados.

Pero con el apoyo del pueblo colombiano, el heroísmo de los soldados y los policías, la comprensión de un sector importante de la comunidad internacional, apoyos como el suyo, Presidente Aznar, vamos avanzando en esa dirección.

Hemos avanzado en confianza inversionista. Este país, hace 5 años, tenía una tasa de inversión entre el 12 y el 15 por ciento. De cada 100 pesos que se producían, se invertían 12, se invertían 15. Ahora estamos invirtiendo entre 26 y 28. Ya aparecemos en América Latina como el país segundo en tasa de inversión. Nos gana solamente un país cuya tasa de inversión es exclusivamente estatal; nosotros empezamos a tener, de esos 26, 28 puntos, entre 19 y 22 que corresponden a la inversión privada, nacional e Internacional, y en múltiples sectores, lo que denota gran confianza en Colombia.

Esa confianza inversionista, con responsabilidad social, es el estímulo al emprendimiento y es el camino para lograr una Nación que pueda superar la pobreza y que pueda construir equidad.

No hemos podido bajar el desempleo todavía a un dígito. En pocos años, entre 1994 y el año 2000, el desempleo en Colombia pasó del 8 a casi el 20 por ciento. Las últimas marcaciones muestran el 10.6. Estamos haciendo un enorme esfuerzo para que al concluir el Gobierno en 2008 el desempleo no esté por encima del 8, ojalá no por encima del 7 por ciento.

Algo importante, el desempleo de jefes de hogar, que entre 1994 y el año 2000 pasó del 4 al 10 por ciento, ha vuelto a mostrar una tendencia de reducción. Está en el 5 y medio. Ojalá podamos dejarlo por debajo de 4.

Hemos avanzado en la cobertura de seguridad social. Aspiramos que en el año 2010 tengamos plena cobertura en salud. Hace 5 años el país tenía 23 millones de ciudadanos afiliados en salud, hoy tiene 36 y medio millones con seguro de salud. Nuestra tarea es para que todos tengan ese seguro en el año 2010. Estamos haciendo un enorme esfuerzo para avanzar en la cobertura pensional que, no obstante su crecimiento en este Gobierno, sigue siendo baja frente a la totalidad de la población ocupada.

Y hemos avanzado sustancialmente en el tema de afiliación en el seguro de riesgos profesionales. Tenemos unas metas sociales bien importantes que acompañan estas, como los avances que nos proponemos para lograr plena cobertura en educación básica y una cobertura no inferior al 34 por ciento en educación universitaria, que nos pondría ya por encima de muchos de los más altos niveles Latinoamericanos.

Para trabajar esa confianza inversionista ha sido fundamental que el sector privado nacional e internacional conozca que en Colombia reformamos el Estado, no lo desmantelamos, exigimos responsabilidad social y le damos todo el espacio al entendimiento privado.

Nosotros no estamos ni estaremos en el estatismo. Conocemos las funestas consecuencias del estatismo. Cuando miramos la historia del Brasil entre 1930 y los años 60, fue una historia de estatismo que desembocó en un desarrollismo que mostró mucho crecimiento y nula inversión social; aumentó profundamente las brechas de desigualdad. La historia del estatismo, de la revolución boliviana de 1950, nada bueno le trajo a ese país y fue funesto el proyecto estatista del General Velasco en su dictadura en el Perú.

Por eso, es oportuno advertir para que América Latina busque caminos de superación de pobreza y de equidad, diferentes al estatismo, que hoy podría tener algunos pocos años de luces, por recursos de hidrocarburos, pero eso desembocaría en una nueva tragedia, como ocurrió en la historia del siglo anterior.

Aquí le damos todo el espacio al sector privado. Le exigimos, sí, responsabilidad social. Responsabilidad social expresada en transparencia en las relaciones entre la inversión y el Estado; en solidaridad con las comunidades, especialmente en materia ambiental y en relaciones laborales fraternas. No relaciones laborales de odio de clases, que tanto daño nos hicieron en Colombia, ese odio inoculado por las guerrillas marxistas; no relaciones laborales de capitalismo salvaje.

El tema del TLC. Yo no puedo ocultar la preocupación, y en buena hora usted lo ha traído, Presidente Aznar.

Sí, ahora conseguimos otra ampliación del acceso al mercado de Estados Unidos, preferencias unilaterales. Pero eso no estimula la inversión. Este país podría tener hoy más niveles de inversión si ya tuviéramos el TLC aprobado.

Los inversionistas van a seguir a la espera de tener certeza. Las preferencias unilaterales no dan certeza, dan unos accesos furtivos, unos accesos a los mercados de corto tiempo, sin certidumbre sobre lo que pueda suceder en el futuro.

Quiero agradecer su interés para que su voz se escuche en los Estados Unidos en favor de esta aspiración de Colombia. El freno del TLC es el freno a la inversión; es el freno a la inversión para generar el empleo alternativo al narcotráfico; es el freno a la inversión para crear buenos empleos con afiliación a la seguridad social; el freno del TLC es el freno al avance social de Colombia, para que Colombia pueda, con avance social, defender su Estado, historia, su presente y su futuro de libertades.

Invocan en los Estados Unidos el tema paramilitar y el tema de la violencia contra los trabajadores.

El tema paramilitar, ese sí que era grave cuando se aprobó el Plan Colombia. La Nación colombiana había perdido en muchas regiones al Estado colombiano y había sido sustituido por el Estado terrorista de las guerrillas, por el poder usurpador y terrorista de los paramilitares. Eso lo hemos recuperado sustancialmente.

Yo me pregunto: ¿Por qué no preocupó el paramilitarismo cuando estaba en su fina, cuando estaba en su salsa? ¿Y por qué sí se invoca el paramilitarismo para frenarle la aprobación de un tratado a Colombia, ahora que hemos desmontado el paramilitarismo?

Quién iba a pensar, no imaginaban en los Estados Unidos, que 5 años después de instalado este Gobierno, aquel poder de los grupos paramilitares estuviera desmontado y los jefes paramilitares hubieran hecho el tránsito de la ostentación en la calle y en la selva, a las cárceles, a tener que respetar una Ley que equilibra muy bien la justicia, la paz y la reparación a las víctimas, algunas de las cuales se encuentran en esta reunión, esta tarde.

El tema de los trabajadores. Colombia tuvo años en los cuales asesinaron 256 líderes de trabajadores. Desde la hora cero de nuestro Gobierno, en nombre de la Seguridad Democrática, emprendimos el camino de la protección de los trabajadores. Descenso en el número de asesinatos año tras años, aunque quisiéramos cero asesinatos.

En el año 2005, tuvimos 25 casos, en el año 2006, 55, hubo algún recrudecimiento, porque al tradicional enfrentamiento entre guerrillas y paramilitares, se sumó el enfrentamiento entre las dos principales guerrillas.

Este año nos han asesinado 7 líderes sindicales y nos han asesinado 13 maestros. Quisiéramos poder decirle al mundo que ya tenemos cero asesinatos de maestros, de líderes sindicales. La tendencia ha mejorado mucho, pero nosotros estamos descontentos, no estaremos contentos sino cuando podamos dar la noticia de que ya ha habido cero asesinatos.

Eso se da en un país en el cual asesinaban, de acuerdo con las cifras oficiales, entre 28 y 30 mil personas. A lo cual, si se suman las fosas descubiertas, indica que hubo años en los cuales asesinaron en Colombia 35 mil personas.

El año pasado asesinaron 17.470. Este año hemos venido haciendo un esfuerzo enorme para que siga cayendo esa tasa de asesinatos que aún es muy alta.

El tema de la protección a los trabajadores y el tema de la impunidad. Nosotros tenemos en el país, presidente Aznar, 6 mil personas con protección individual del Estado. De ellas, más de 1.200 son líderes de los trabajadores. Eso tiene un costo de más de 40 millones de dólares para el año entrante. Un esfuerzo enorme.

El tema de la impunidad. Por ejemplo, la Fiscalía General de la Nación ha estado atenta, en cada uno de los asesinatos recientes, para poder contarle a la opinión nacional e internacional todos los detalles sobre ese asesinato. El Gobierno, desde la hora cero, en 2002, en cada ocasión que se ha presentado un asesinato, ha ofrecido recompensas con toda convicción, para estimular a los ciudadanos a concurrir, con su denuncia, a fin de que las autoridades puedan esclarecer el delito.

De los asesinatos de líderes sindicales este año, hasta ahora no ha dicho la justicia que uno solo de ellos haya sido en virtud de ejercer su profesión de líder de los trabajadores.

El último ocurrió hace dos semanas, en el departamento del Valle del Cauca. Asesinaron al líder del sindicato de un sector frutícola; una empresa que estaba intervenida por la Fiscalía y por la Policía, por nexos de sus dueños con el narcotráfico, pero que venía trabajando para salvar la fuente de empleo, ya ajena a los dueños.

Un sindicato empeñado en salvar la fuente de empleo, un líder sindical que había ido dos veces a los Estados Unidos a hablar en favor de la aprobación del TLC. Un líder sindical amigo de las tesis del Gobierno, como muchas veces se expresó, fue asesinado. Estamos haciendo todo el esfuerzo para poder capturar y llevar a la justicia a quienes cometieron ese asesinato.

La lucha contra la impunidad ha implicado grandes esfuerzos: primero, se hizo una reforma constitucional que introdujo el sistema penal acusatorio, la oralidad, con la dirección del ex ministro Fernando Londoño, aquí presente, se actualizaron los códigos.

Después, hemos hecho un inmenso esfuerzo presupuestal no fácil, en medio de limitaciones fiscales severas. En estos años, presidente Aznar, Colombia ha casi que doblado los presupuestos para la justicia. Y no fácil, porque este país todavía tiene déficit en el sector público consolidado, déficit que estaba en el 4,2 está en el 0,5; déficit en el Gobierno Nacional central, que por el problema pensional había subido al 7 y medio, el año pasado terminó en el 4, este año puede terminar entre 3.3 y 3,7. Todavía tiene un alto endeudamiento, que llegó a estar en el 50 por ciento del PIB, lo hemos reducido al 28 por ciento, pero no podemos estar tranquilos con ese nivel. En medio de severas limitaciones fiscales haber duplicado, casi que duplicado, en 5 años el presupuesto de la justicia es un esfuerzo que debería valorar toda la comunidad internacional.

Gobierno, empresarios, trabajadores y Fiscalía están trabajando con la Organización Internacional del Trabajo para poder dar resultados en materia de derrota de la impunidad.

En los últimos meses se han producido 56 sentencias, que han condenado 108 personas como responsables de asesinatos contra trabajadores. No se puede decir hoy que hay desprotección de trabajadores y no se puede decir hoy que falta voluntad para derrotar la impunidad.

La pregunta que la comunidad internacional tiene que formularse y la respuesta que la comunidad internacional debe escuchar es: ¿Quién mata a los trabajadores? ¿Quién asesinó a los trabajadores? No fueron los empresarios, presidente Aznar, fue el terrorismo.

Las guerrillas marxistas, de los años 60 y de los años 70, trajeron a Colombia la idea de la combinación de las diferentes formas de lucha. Asesinaban y penetraban el movimiento obrero, penetraban el movimiento estudiantil, penetraban sectores de la política y del periodismo, le daban la validez a la combinación de todas las formas de lucha y avanzaban, sin que el Estado las enfrentara con la severidad que se habría requerido, y generaron la reacción paramilitar, que vino a competir en crueldad y en métodos con esas guerrillas.

Y entonces, el pueblo colombiano vio que su Estado era totalmente desplazado por los poderes usurpadores de guerrilla y paramilitarismo. Y empezaron los paramilitares a asesinar líderes de los trabajadores, acusándolos de ser colaboradores de la guerrilla. Y reaccionaron los guerrilleros a asesinar líderes de los trabajadores, acusándolos de tener comportamientos de complicidad con el paramilitarismo.

Es bueno que eso se escuche en el Congreso de los Estados Unidos; que esa historia se conozca. Porque la combinación de las formas de lucha sí que ha hecho daño en este país.

El M-19, como organización terrorista, tenía lazos con la política que no se han esclarecido. Y, además, alianza con el narcotráfico. Y en esa combinación de formas de lucha produjeron el holocausto de la justicia, que hoy nos obliga a decir que este país no puede cometer el error de poner en pie de igualdad a los terroristas que acometieron esa acción y al Estado, que en cumplimiento de mandatos constitucionales reaccionó, así la reacción del Estado pudiera calificarse de acertada por unos y de equivocada por otros.

La combinación de las formas de lucha produjo en este país el capítulo de la Unión Patriótica, que hoy los señalan en contra de Colombia en muchos foros, especialmente de Europa. Muchos militantes de la Unión Patriótica fueron asesinados, se habla del extermino de la Unión Patriótica. No podemos olvidar que muchos de ellos estaban en la política y, al mismo tiempo, en la organización guerrillera de las Farc.

Esa combinación de formas de lucha hizo muchísimo daño, como también faltó decisión del Estado para enfrentar esa combinación de formas de lucha y para darle protección efectiva, para darle protección efectiva a los militantes de la Unión Patriótica.

Por eso, no podemos permitir que en Colombia renazca la combinación de las formas de lucha. Por eso tenemos que ser muy severos, en el combate político, para denunciar esos procedimientos, y muy rigurosos, en la acción estatal, para evitarlos.

Porque de esos contagios no estamos libres. El contagio en la política es como el contagio en las enfermedades del cuerpo humano: el paciente no se da cuenta cuando lo están contagiando, sino cuando la enfermedad se expresa en todo su rigor. Y aquí hay maneras soterradas de estimular la combinación de las formas de lucha.

Cuando yo veo las denuncias que se hacen sobre muchos países del continente, también miro con preocupación que la democracia colombiana tiene que vivir en alerta, para evitar que la asalten. Porque hay unos que se cuidan de no parecerse en las formas, a pesar de que son muy parecidos en los contenidos. Por eso esta democracia colombiana la tenemos que mantener en alerta. Y para mantenerla en alerta, tenemos que estar en pie de lucha en todo momento.

Presidente Aznar, muchas gracias por ayudarle a Colombia. Muchas gracias por dejar oír su voz en la comunidad internacional sobre nuestro país. Y muchas gracias por la preocupación de todos ustedes, en la Fundación Faes, por la suerte de América Latina.

A la Universidad, mil gracias por albergarnos”.