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Noviembre 22

Palabras del Presidente Uribe en homenaje al líder cafetero Luis Ignacio Múnera Cambas

Medellín, 22 nov (SP). “Acudo a este acto vinculado por muchas razones, y no puedo olvidar unas fundamentales en esta circunstancia especial: razones del afecto y de la amistad, mandatos de los seres queridos que ya no nos acompañan, para estar con la Federación Nacional de Cafeteros, su presidente, el doctor Gabriel Silva Luján, acompañándolos en la imposición de la Medalla Manuel Mejía a uno de los cafeteros más distinguidos en la historia cafetera de la patria: Luis Ignacio Múnera Cambas.

Él nos ha hecho un magnífico recuento de lo que fueron sus 41 años de servicio a la actividad del grano. El señor Gobernador nos ha recordado también cómo es de importante en esta tierra la colaboración entre la institución oficial y la institución cafetera.

Podríamos hablar del doctor Luis Ignacio Múnera Cambas en España, en Argentina, en Bogotá. Pero permítanme hacer unas referencias al doctor Luis Ignacio Múnera Cambas en sus 18 años al frente del Comité Departamental de Cafeteros de Antioquia.

Creo que en todos los lugares de esta comarca levantan la manos los cafeteros para decir: cuando necesitaba transformar una finca, pasar del viejo café pajarito, al café caturra de la productividad o de la variedad Colombia, siempre encontré la mano tendida, las puertas de la oficina abiertas, el apoyo del doctor Luis Ignacio Múnera Cambas.

No hay un cafetero de Antioquia que no recuerde cuando el doctor Luis Ignacio Múnera Cambas, al gremio y a cada uno en particular, abría los caminos para la obtención del crédito, para el mejoramiento de su productividad.

No hay un municipio de la Antioquia cafetera que pueda decir que en toda oportunidad que se requirió un acueducto, una electrificación, una escuela, un hospital, un centro de salud, un mejoramiento de vivienda, no estuviera presto el director del Comité Departamental de Cafeteros de Antioquia, el doctor Luis Ignacio Múnera Cambas, a ayudar allí en nombre del gremio cafetero.

Además de una gran visión sobre el tema, de una gran combinación de la estructura académica y del sentido común, Luis Ignacio Múnera Cambas se hizo querer de todos los cafeteros de Antioquia, porque todos vieron en él una voluntad irreductible de servirles a cada uno en particular y al gremio en general.

Quiero, apreciado Luis Ignacio, en tu presencia, repetir el compromiso del Gobierno Nacional con el gremio. Qué bueno ver que van despegando las tiendas Juan Valdez. De pronto nos equivocamos cuando nos quedamos por fuera de la consolidación de las grandes comercializadoras de alimentos en el mundo. Lo que no nos podemos equivocar es ahora con esta nueva modalidad de llegarles a los consumidores. En buena hora el doctor Gabriel Silva ha acogido eso como uno de los principales desafíos.
Qué bueno poder ver que Colombia sin temor va recuperando su producción cafetera, y que hay en la Federación un programa muy ambicioso de renovación de pequeñas plantaciones. La renovación de las pequeñas plantaciones tan importantes para mantener la estructura democrática en la producción de café.

Si hay en América Latina una zona agropecuaria de envidiable estructura democrática, es la zona cafetera. Lo que logró gran capital social para este país, lo que ha salvado a este país de muchas dificultades que pudimos tener, además de las que hemos sufrido.

El programa de renovación cafetera evita el desplazamiento del pequeño cafetero y garantiza mano de obra en el campo. Cuando el pequeño cafetero ve que se le envejece la población, que no tiene recursos para poderla recuperar, vende la tierra por unos pocos pesos que le alcanzan apenas para instalarse en un tugurio en los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Él entra a ese cinturón mayor de empobrecimiento y, por supuesto, su tierra empieza a tener orfandad en materia de quien la trabaje.

El programa de renovación es fundamental. Y qué bueno que ustedes estén revisando las metas para ver cómo el año entrante el país no renueva 60, sino 90 mil hectáreas. Ojalá el presupuesto del Gobierno los pueda ayudar y los pueda acompañar no sólo para las 60 mil hectáreas sino para la meta revisada de las 90 mil.

Y qué bueno que se han aprovechado los períodos del zoqueo, de improductividad, para avanzar mucho en la siembra de maíz y en la siembra de fríjol, con extraordinarios resultados. Eran los que esperábamos por la laboriosidad, por la gran capacidad de productividad del cafetero colombiano.

Halaga mucho, sin sorprender, observar que en algunas zonas de zoqueo se están produciendo siete toneladas de maíz por hectárea. Cuánto ayuda al ingreso del cafetero y cuánto ayuda a la seguridad alimentaria de la nación.

Todo esto es de la mayor importancia y reitero nuestro compromiso para apoyar con las instituciones y recursos del Gobierno Nacional esta tarea.

Esfuerzos por la liberación de los secuestrados

Sé que a ninguno de ustedes, apreciados compatriotas y coterráneos, escapan esta noche preocupaciones de la nación. Permítanme referir a algunas de ellas.

Hemos hecho todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario. Primero tuvimos aquí a un delegado durante dos años y medio del Secretario General de las Naciones Unidas. Sin resultados. Autorizamos la facilitación de los ex presidentes Alfonso Michelsen (q.e.p.d.) y Ernesto Samper Pizano. Autorizamos la facilitación de la Iglesia Católica. Liberamos, primero, a 27 integrantes de las Farc, de manera unilateral. Recientemente ordenamos liberar a 150, en difíciles circunstancias legales. A petición del Presidente Sarkozy de Francia se liberó, también con dificultades legales, a Rodrigo Granda.

Hemos hecho todos los esfuerzos. ¿Y qué resultados obtenidos hasta el momento? El asesinato del Gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa, el asesinato del ex ministro Gilberto Echeverri, el asesinato de integrantes de la oficialidad y de suboficiales de la Fuerza Pública, el asesinato de los diputados vallecaucanos.

En aquel amanecer en Colombia, cuando ya era la mañana en Europa y las Farc anunciaron la muerte de los diputados, mintieron y fueron incapaces de sostener la mentira. Le dijeron al mundo que los diputados habían muerto en un enfrentamiento con el Ejército colombiano. Falso de toda falsedad. Mintieron y fueron incapaces de sostener la mentira.

Hemos hecho nuevos esfuerzos. En relación con el último esfuerzo, los colombianos, muchos, me decían: “Presidente, ¿por qué ese riesgo político?”. Algunos compatriotas han apreciado que se corrió un riesgo político. Hacían cálculos y me decían: “Ese premio se lo puede llevar una tendencia política totalmente opuesta a la tendencia que rige hoy el curso de la nación, con un impacto muy difícil de administrar en el proceso electoral de 2010”. Compatriotas con muy valederas preocupaciones.

He dicho: nosotros hemos puesto en un lado de la balanza el riesgo político, y en el otro lado la necesidad del acuerdo humanitario para superar el dolor que causa en las familias, en la comunidad en general, el secuestro de estos compatriotas.

Prescindimos del riesgo político, nos olvidamos del cálculo político y nos jugamos a plenitud por el acuerdo humanitario. Pensamos que el procedimiento adoptado en los últimos dos meses y medio, las decisiones tomadas en los últimos dos meses y medio, necesariamente tendrían que conducir a la liberación de los secuestrados, como quiera que habíamos puesto la tarea de liberarlos en manos de personas a quienes la guerrilla no podía negarles esa aspiración.

¿Qué ha pasado? La guerrilla, en lugar de proceder en consecuencia, con reciprocidad, con proporcionalidad, volvió a sus viejos comportamientos dilatorios, a la combinación de las formas de lucha. Mientras hacían protagonismo político en la comunidad internacional, asesinaban a 12 candidatos en las recientes elecciones regionales. Mientras esta semana regresaban al protagonismo político internacional, intentaban asesinar al Gobernador del Cauca, hecho repudiable en cualquier país del mundo.

No sé qué habría pasado en otro país, con una tentativa de acuerdo humanitario facilitada por el Gobierno, cuando el actor terrorista a quien se pide la liberación de los secuestrados, en medio de la búsqueda de ese acuerdo humanitario asesina a candidatos a unas elecciones e intenta asesinar al Gobernador de un departamento.

Hemos hecho todos los esfuerzos. Han sido infructuosos.

Nosotros tenemos que preservar nuestra institucionalidad democrática autónoma, y no podemos crear confusiones en la conciencia nacional sobre la seguridad democrática. Por eso hemos debido tomar unas decisiones, porque lo que no podemos permitir es que la guerrilla abuse de buenos oficios, abuse del dolor de las familias, abuse de la angustia del pueblo colombiano que quiere la liberación de los rehenes, dilate decisiones, simplemente quiera tener protagonismo político, a tiempo que continúa con sus actos terroristas y cree confusión en el país.

Esa confusión nos crea el peligro de que se haga el tránsito de una conciencia colectiva que hoy de manera mayoritaria y clara favorece la seguridad democrática, a una conciencia babilónica, de confusión, que empezaría a producir el negativo resultado de minar la confianza que se ha venido consolidando en Colombia.

Por eso las decisiones que hemos debido tomar. Una guerrilla que sigue aprovechando las circunstancias que ella misma crea, no para avanzar hacia la paz sino para crear caos, para crear confusión, para crear dolor.

Hoy como ayer, han querido apelar a la combinación de todas las formas de lucha. Era yo estudiante universitario y presenciaba cómo las guerrillas en nuestro medio a tiempo que asesinaban y secuestraban, penetraban el movimiento obrero, sectores del movimiento estudiantil, sectores del periodismo y de la política.

Eso nos causó el problema del asesinato de los líderes sindicales. Ese terrorismo creció. No se le enfrentó con contundencia, a tiempo. Ese terrorismo guerrillero engendró la reacción paramilitar, que vino a competir con la misma crueldad. Y entonces los paramilitares asesinaban a líderes sindicales, acusándolos de ser colaboradores de la guerrilla. Y en venganza, la guerrilla empezó a asesinar a líderes sindicales, acusándolos de ser cómplices de los paramilitares.

El problema que estamos superando, el problema que invocan hoy sectores del Congreso de Estados Unidos, para negarnos el TLC, justamente ahora que ese problema se está superando.

Esa combinación de formas de lucha, que le causó al país el terrible episodio del exterminio de la Unión Patriótica. Ahora que hay esa reclamación internacional tan intensa por el exterminio de la Unión Patriótica, es importante recordar a la comunidad nacional, a la comunidad internacional, a los jueces de jurisdicciones nacionales y de jurisdicciones supranacionales a las cuales Colombia está vinculada, que en el exterminio de la Unión Patriótica hubo combinación de formas de lucha, que no se puede ignorar. Hacían política muchos de ellos y se mantenían en las actividades terroristas.

El señor Iván Márquez, que ahora sale del terrorismo a posar de señorón de la política, en esa época estaba en las Farc y también ungía como representante a la Cámara por la Unión Patriótica. Y lo propio sucedía con el señor Braulio Herrera.

Lógicamente el país conoce que a ese exterminio concurrió también la falta de una efectiva política de seguridad.

Pero esa combinación de formas de lucha es lo que no podemos permitir que ahora se repita. Qué tal que nosotros todos los días, por intentar el acuerdo humanitario, permitir que siga el protagonismo político de la guerrilla en el exterior, y simultáneamente los actos de violencia en el país. Eso nos crearía una confusión que haría mucho daño en la opinión pública, que mayoritariamente ha entendido que la seguridad democrática es un camino de felicidad de las nuevas generaciones de colombianos.

Hoy me preguntaban compatriotas: “Presidente, ¿la reciente decisión de las últimas horas quiere decir que no habrá esfuerzos del Gobierno por el acuerdo humanitario?”.

Y esta noche, ante esta audiencia de compatriotas y coterráneos, que nos hemos congregado para acompañar a Luis Ignacio Múnera a recibir la Medalla Manuel Mejía de la Federación Nacional de Cafeteros, desde aquí, desde esta tierra, debo decirles a todos los compatriotas y a la comunidad internacional, que así como el Gobierno no pierde un segundo en la brega por la seguridad democrática, también seguirá haciendo todos los esfuerzos por la liberación humanitaria de nuestros secuestrados.

Que Dios nos dé luces a ver cómo encontramos un mecanismo mediante el cual la guerrilla libere a los secuestrados y empiece la construcción de la paz, en lugar de dedicarse al protagonismo político combinado con el terrorismo, lo que llevaría a que simplemente, en lugar de avanzar hacia la paz, retrocediéramos en aquello que hemos ganado de seguridad democrática.

Buscaremos hacer todos los esfuerzos, pero sin poner a riesgo, apreciados compatriotas, la seguridad democrática. Estos bandidos hay que derrotarlos. Las nuevas generaciones de colombianos tienen derecho a vivir en un país sin terroristas. Nosotros no podemos seguir con esa idea con que se formó a mi generación, el mal entendido de hacerle creer a la gente que todo delito tenía una causa social, cuando hoy se demuestra que este tipo de delitos son causa de la problemática social.

Nosotros no podemos seguir en la equivocación de asimilar la civilidad a la debilidad. Lo que el país ha ganado en fortaleza para enfrentar a los terroristas, no lo podemos poner a riesgo.

Cuando escucho al doctor Luis Ignacio Múnera referirse al gran balance social de la Federación Nacional de Cafeteros, al gran balance social de los comités departamentales de Cafeteros, cuando escucho al señor gobernador (Aníbal Gaviria) hablar de los programas que adelantó con los cafeteros en construcción y mejoramiento de vivienda, que logró un número de 70 mil en el programa de nutrición infantil y en otros programas sociales, pienso lo siguiente, apreciados compatriotas:

La prosperidad social hay que llevarla de la mano de la prosperidad económica. Si no se lleva de la mano la prosperidad social de la prosperidad económica, el discurso social despierta ilusiones electorales y trae subsiguientes frustraciones colectivas. América Latina ha vivido experiencias en una y otra dirección.

Para que haya esa prosperidad económica, que hace realidad la prosperidad social, el país necesita confianza. Y esa confianza está soportada en la seguridad democrática y en un marco de manejo económico que dé confianza para invertir.

Hablar de lo social es fácil. Es lo que impera en el discurso político. Lo que generalmente está ausente en el discurso político es el compromiso con la seguridad y es el compromiso con la confianza inversionista, que son los dos presupuestos para poder lograr metas sociales de superación de pobreza y de construcción de equidad.

Por eso invito a cada uno de mis compatriotas a pensar que este país tiene que consolidar la seguridad democrática. Tiene que consolidar la confianza inversionista como presupuestos para poder tener una comunidad que derrote la pobreza y que construya equidad.

Y esa seguridad democrática hay que cuidarla en cada paso que, especialmente, corresponda dar al Gobierno Nacional.

No puedo desaprovechar la visita a Medellín esta noche a acompañar al doctor Luis Ignacio Múnera, para expresar mis felicitaciones al gobernador Aníbal Gavieria y al alcalde Sergio Fajardo por haber sido distinguidos como el mejor gobernador y el mejor alcalde del periodo que están finalizando alcaldes y gobernadores en nuestra patria.

Eso honra y estimula a esta comarca. Pone un punto de referencia muy alto, que obliga a todos aquellos que habrán de asumir idénticas responsabilidades, a mirar siempre hacia ese punto de referencia.

Doctor Luis Ignacio: déjeme decirle algo lleno de afecto. Usted nos enseñó a ver el país cafetero con rigor teórico y con gran sentido práctico. Usted nos enseñó a sumarle a las preocupaciones por la caficultura, el afecto por cada uno de los cafeteros.

Pensando hoy en ese periplo suyo por la caficultura colombiana y antioqueña, venía a mi reflexión la conclusión de que usted le ayudó a la gente con acueductos, alcantarillados, créditos, electrificación, escuelas y hospitales, pero por encima de todo usted a cada cafetero de Antioquia le dio afecto, le dio amistad, le dio compañía en momentos muy difíciles.

Y fue el mismo en Madrid que en Titiribí, el mismo en Argentina que en Salgar, el mismo en Bogotá que en San Roque. Al decir de Borges, de usted podemos predicar sus coterráneos que ha sido un cafetero con visión universal desde la localidad y con compromiso local desde el universo

Muchas felicitaciones y lo apreciamos enormemente, querido Luis Ignacio”.