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Octubre 04

Palabras del presidente Álvaro Uribe en el homenaje que le brindaron al Presidente de la Cámara

Bogotá, 4 oct (SP). “A mis compañeros de Gobierno y a mí nos honra muchísimo acudir esta noche a la comarca a reunirnos con este grupo de coterráneos, para rendir homenaje a uno de los antioqueños más distinguidos y más importantes en varias generaciones.

A quien ha ganado la Presidencia de la Cámara de Representantes no por azar, no por componendas de la política, no por resultados circunstanciales de última hora, sino como consecuencia de una vida de labor, de una vida estudio, de una vida de tesón, de una vida consagrada al servicio de la comunidad.

Celebramos esta noche que un coterráneo con todas las condiciones de liderazgo haya sido elegido para dirigir los destinos de la honorable Cámara de Representantes. Condiciones de liderazgo, todas que se dan el doctor Oscar Arboleda.

Competente -basta mirar su trayectoria académica- formado como jurista y formado como filósofo y especializado en el derecho laboral. No contento con los años dedicados a la universidad, en condición de estudiante, ha ejercido a lo largo de toda su vida la condición de maestro. La cátedra ha sido su fuente alternando como estudiante y alternando como profesor.

Erudito, polifacético, Antioquia lo ha visto actuar en los más diferentes campos para servir a la comunidad.

Cuando se pregunta por él en el sector educativo, toda la comunidad educativa de Antioquia lo aplaude por sus servicios en la cátedra, en la Secretaría de Educación, por sus servicios en la investigación, por sus servicios dando luces como abogado, como filósofo, como humanista.

Cuando se mira al derecho, a las leyes, todo el mundo lo respeta por su versación, por su capacidad de estudio, por su capacidad de actualización.

Cuando se mira a los sectores productivos, todos tienen que agradecerle, especialmente el sector agropecuario, que le ha visto durante toda su vida estudiar las dificultades y explorar las soluciones para el sector agropecuario.

Líder gremial exitoso, ha hecho de la carrera gremial lo mismo que ha hecho de la carrera política, una carrera para servir los intereses generales de la comunidad.

Ese bello paisaje del norte de Antioquia, esa tierra que nosotros los antioqueños nos ufanamos al llamarla ‘nuestra Suiza’, más bella que la Suiza europea, todos los rincones de ese norte de Antioquia, como todos los rincones del departamento tienen un motivo de gratitud, especialmente en el sector agropecuario, por la trayectoria política del Presidente de la Cámara de Representantes.

He allí una faceta del liderazgo tan importante: desempeñarse bien en tantos temas difíciles. En ninguno con superficialidad, en todos profundamente, dejando las mejores huellas para la comunidad.

El doctor Oscar Arboleda es un hombre de carácter y de relaciones humanas. Algunos consideran que esas facetas del liderazgo se excluyen. Algunos piensan que el carácter no puede ser convergente con un ejercicio natural de relaciones humanas.

El doctor Oscar Arboleda toda la vida ha ejercido con carácter para decir lo que piensa, para contrariar las tendencias aparentes con las que él esta en desacuerdo, así sean mayoritarias. Para expresar sin ninguna reserva sus puntos de vista, así tengan que chocar, inicialmente, con aguda controversia.

Pero tiene algo formidable: esa capacidad de combinar la firmeza del carácter con las relaciones humanas, que han hecho que lo rodeen con su amistad todos los antioqueños y los colombianos que lo han conocido, no importa que hayan estado en momentos en la misma orilla o en momentos en orillas diferentes.

Él ha hecho de las relaciones humanas, de una manera que fluye naturalmente, algo para poder manejar con nobleza las dificultades de la contradicción política.

Laborioso, laborioso como el que más. Ya se habla en los pasillos de Bogotá de los horarios impuestos en la Cámara, del orden que ha llevado a esa corporación. Nada raro en él. Es el producto de la disciplina de toda su existencia. Pero además de que labora con disciplina, lo hace con amor. Las causas de la vida, apreciados coterráneos y compatriotas, necesitan enfrentarse con disciplina, con todo el tesón, pero también con todo el amor.

El doctor Oscar Arboleda lo combina bien. Tiene la tenacidad de los laboriosos de ésta comarca y el amor de los mejores ciudadanos para poder sacar adelante las empresas comunitarias encomendadas a su liderazgo, a su gestión.

Nuestro Gobierno tiene por él toda la gratitud. Jugado a fondo en los momentos difíciles. Líder de la Ley de Justicia y Paz, vocero inmejorable de la política de Seguridad Democrática. Oscar Arboleda Palacio no conoce del cálculo mezquino. Lo único que pondera es el bien público. No conoce del cálculo cuando se trata de jugarse a fondo por las causas del interés general.

Tengo que decir que sin él tendríamos la falta de un soporte fundamental en las tres políticas de nuestro Gobierno que él acaba de mencionar: La Seguridad Democrática, la confianza inversionista como presupuestos y la búsqueda de la profundización de la inversión social como resultado.

Con cuánto carácter, con cuánta convicción contribuye todos los días a agregarle valor a esas tesis que lo han tenido como uno de sus más destacados adalides en el Congreso de la República.

Esta noche, el doctor Alberto Velásquez Martinez ha traído unas bellísimas citas para referenciar al Presidente de la Cámara.

La bella cita de Gonzalo Arango, cuando el vate de la tierra decía que la fe había sido el mejor remedio para su enfermedad. Y en las palabras de Alberto Velásquez, Gonzalo Arango practicó la fe en algún momento de su vida, pero sin llevarla a la superchería.

Oscar Arboleda ha sido un hombre de fe. Todos lo años de la angustia de Juliana, que con Manuela, Patricia, Ricardo -los amores de su vida- todos esos años de angustia fueron unos años soportados con toda la firmeza irradiada de la fe.

El doctor Alberto Velásquez Martínez ha destacado esta noche, en las palabras del ex presidente Alberto Lleras Camargo, el valor de la política como entrega al servicio de la comunidad, en un país ansioso para reencontrarse con la buena política, aquella cuyo significado es servir bien a la comunidad, Oscar Arboleda Palacio lo presentamos ante las nuevas generaciones como un valor que con su honestidad, su vocación de servicio, reivindica la política y nos hace sentir orgullosos al hablar de la política.

Qué bueno que Alberto Velásquez Martínez haya traído la tesis del ex presidente Alberto Lleras sobre la importancia de la política, para presentarla con el ejemplo de la vida política del doctor Oscar Arboleda Palacio.

Y después de escuchar al doctor Alberto Velásquez, de conocer la carta del ministro Carlos Holguín, las condecoraciones de la Asamblea, de las instituciones educativas, acabamos de escuchar un discurso de factura superior, escrito en la prosa directa, elegante, castiza del filósofo, del profesor universitario, del humanista, del hombre de letras, que es el Presidente de nuestra Cámara de Representantes.

En varias ocasiones hemos tenido el privilegio de acompañarlo a algunos de los lugares de su Patria más chica. Hace poco a acompañar a monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, el arzobispo de Santa Rosa, en un nuevo aniversario de esa gran universidad virtual.

Cuando Oscar Arboleda Palacio está en Santa Rosa o en Entrerríos o en San Pedro, desde allí, como comarcano, ejerce con visión universal. Y cuando está en la Cámara de Representantes, como hombre del universo, labora con compromiso parroquial. Qué bello. En las palabras de Borges podemos definir a Oscar Arboleda como aquel que cuando está en su terruño mira al mundo sin fronteras, con visión universal, y cuando está en el universo, jamás se desprende del compromiso con su propio terruño.
Así lo sentimos los antioqueños, que nos sentimos seguros cuando Oscar Arboleda está defendiendo a San Pedro de los Milagros, y orgullosos, cuando está defendiendo con visión universal el sentido de nuestra democracia, defendiendo la Seguridad como valor democrático, como fuente de recursos.

Muchos de los poemas de nuestra tierra son nostálgicos. En uno de aquellos versos de Jorge Robledo dice él: “hubo una Antioquia de arrieros fuertes, de mineros invencibles, de músculos que alzaban el futuro como vara de mimbre. Una raza enfrentada a la montaña con tesón de arrecife”.

Si nosotros miráramos las condiciones de Oscar Arboleda tendríamos que contrariar al poeta para decir ‘en Oscar no hubo una Antioquia, en Oscar Arboleda hay una Antioquia con músculo de arriero, en Oscar Arboleda hay una Antioquia con fe de los mejores mineros, en Oscar Arboleda hay una Antioquia con la capacidad de enfrentarse a todas las dificultades con tesón de arrecife.

Por eso al hablar de él no podemos decir ‘siquiera que murieron los abuelos’, sino que tenemos que decir ‘siquiera vienen las nuevas generaciones para que puedan seguir su ejemplo’.

Mis compatriotas y mis paisanos, Lincoln decía que la actividad que más difícil credibilidad crea es la política, y al mismo tiempo es la que más fácilmente produce el desplome de credibilidad. Qué bueno poder decir, Oscar, que la Cámara de Representantes está conducida hoy por unas manos firmes como el acero y puras como el oro. Las manos de Oscar Arboleda Palacio, que a lo largo de una vida de labor y de entrega a la Patria ha construido la difícil credibilidad tan difícil de construir en favor de los hombres públicos.

Esta tierra que nos infunde amor por Colombia, que ha sido particularmente tan generosa conmigo y que compromete todas las energías a servirla con amor me crea hoy un escenario para decir: en buena hora, coterráneos, ustedes se han reunido para hacerle sentir a uno de los mejores que le tenemos afecto porque lo admiramos y lo respetamos. Y que lo admiramos y lo respetamos por su valía, por lo que ha hecho como ciudadano de bien por Antioquia y por Colombia.

Lo apreciamos mucho, señor Presidente de la Cámara. Usted es orgullo para esta Antioquia y esperanza para toda Colombia.

Muchas gracias”.