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Septiembre 24

Palabras del presidente Álvaro Uribe en la apertura de la Semana por la Vida y la Familia

Bogotá, 24 sep (SP). “Muchas gracias a la Fuerza Aérea por esta bella iniciativa, que ya lleva algunos años, la Semana por la Vida. Muchas gracias a la Consejera, a la Consejería, a la doctora Marta Lucía Vázquez, a todo su equipo. Muchas gracias a todos ustedes por apoyar el tema.

Es increíble. Pensar que mientras muchos países del mundo tienen tasas de 2 homicidios por cada 100 mil habitantes, Colombia llegó allí a tener tasas de 80 homicidios por cada 100 mil habitantes. Bajó a 67; el año pasado a 37. Este año vamos ahí. Este año baja porcentualmente, pero todavía no hemos logrado que baje el número, la cifra absoluta.

El año pasado fueron 17.476 homicidios. En lo que va corrido del año llevamos más o menos lo mismo del año pasado. La Policía me dice que si en ambos años se reducen los delincuentes dados de baja, que este año podríamos tener una ganancia del 5 por ciento. Pero es todavía muy alto.

Algunos me dicen, muy optimistamente: ‘Presidente, pero, si cuando empezó su Gobierno, al sumar la cifra oficial que era de 28 mil asesinatos, lo que ha aparecido ahora en las fosas comunes, eso asciende a no menos de 35 mil por año’. Es que lo que ha aparecido en las fosas comunes es de respeto. Y eso el año pasado descendió a 17.476. Es muy bueno, sí, pero no es suficiente.

Perder una vida es tan lamentable, como perder miles de vidas. Una sola vida merece todo el esfuerzo.

Nosotros tenemos que llevar estadísticas, pero estadísticas de homicidios, estadísticas de secuestros. Estas estadísticas les ilustran a los gobiernos sobre las tendencias, pero no tranquilizan el corazón de los ciudadanos. Para que haya tranquilidad en el corazón de los ciudadanos deberíamos tener una Colombia con cero asesinatos, una Colombia con cero secuestros, una Colombia con cero masacres.

Hacia allá tenemos que avanzar. Es la razón de ser de la política de Seguridad Democrática.

Nosotros miramos las estadísticas y las seguimos. Pero lo único que nos reconforta es pensar en la posibilidad de que algún día Colombia logre ser una nación con cero asesinatos y con cero en muchos de estos delitos que tanto maltratan a la gente.

Hemos hecho un gran esfuerzo, lo ha hecho todo el mundo: el Congreso, la Fuerza Pública, los contribuyentes. Nosotros hemos aumentado las Fuerza Pública en más de 100 mil hombres -ha crecido un 38 por ciento en este Gobierno-. Tenía 15 brigadas móviles, hoy tenemos 35. Tenía 184 municipios sin Policía, hoy todos tienen Policía.

Hemos avanzado mucho en Policía en los corregimientos. Hemos comprado los aviones Tucano para la Fuerza Aérea, los helicópteros. Conseguimos el dinero con qué pagarles a los soldados y policías, no lo había.

Recuerdo, finales de agosto de 2002. El ministro Junguito llegó al Consejo de ministros, acababa de empezar nuestro gobierno, y me dijo: ‘Presidente, aquí no hay con qué pagarles a los soldados, a los policías, y usted quiere aumentar el número’. ¿Qué tuvimos que hacer? Congelamos un billón de pesos de presupuesto y derramamos el impuesto a la Seguridad Democrática. Eso nos permitió avanzar en la financiación de la seguridad, que bastante le ha ayudado a Colombia. Pero reconocemos que así como hemos avanzado mucho, todavía falta mucho.

Se ha hecho un gran esfuerzo con los soldados y policías, un gran sacrificio. Hay 1.770 integrantes del Ejército y de la Policía que están en los pabellones de sanidad de los hospitales, aprendiendo a manejar una prótesis, en un tratamiento, en una terapia, porque han sido afectados por las minas antipersonas del terrorismo.

Han hecho un gran esfuerzo los contribuyentes. Primero pagaron el impuesto a la Seguridad Democrática en 2002, y ahora están pagando el nuevo impuesto a la Seguridad Democrática, en esta ocasión solamente los contribuyentes con patrimonios superiores a 3 mil millones de pesos, patrimonio fiscal declarado.

A ver cómo vamos mejorando la seguridad en esta Patria colombiana. Hemos avanzado, pero reconocemos lo que falta.

Y algunos me dicen: ‘Presidente, ¿por qué llama la Seguridad Democrática? ¿Por qué?’. Por que es para todos los colombianos, independientemente de que sea rico o pobre, blanco o negro. Independiente de que tenga unas ideas políticas afines al Gobierno o que sea crítico del Gobierno. Independientemente de que sea líder empresarial o líder sindical. Es la seguridad para todos los colombianos, por eso es democrática.

Y me hacen otra pregunta: ‘Presidente, ¿usted por qué llama a los grupos armados terroristas? ¿Por qué?’ Por que Colombia tiene una democracia muy bella.

En América Latina hubo grupos armados que enfrentaron dictaduras, entonces les decían “insurgentes”. Los calificaban en alguna fórmula con un título o benigno para unos, u honorífico para otros. En Colombia ocurre todo lo contrario. En Colombia enfrentan, maltratan una democracia, y ¡cómo la han maltratado!

Lo último que hizo las Farc el sábado fue asesinar al candidato de unos de los partidos de la coalición de Gobierno en Villarrica Tolima, en una vereda. Son sicarios de la democracia.

Cuando los grupos armados atentan contra la democracia, las legislaciones europeas los definen como terroristas. Una democracia profunda, como la colombiana, tiene el mismo derecho. Por eso, yo no he vacilado en llamarlos “terroristas”. Ellos están atentando es contra nuestra democracia. Un país que tiene una democracia respetable.

Ayer revisaba yo cifras para redactar el discurso que pronunciaré esta semana en Naciones Unidas. Colombia tiene hoy, en disputa para las elecciones de octubre, 18.332 cargos. Hay casi 87 mil candidatos de 235 orígenes políticos diferentes. En el 2000 hubo 45 mil candidatos, hoy 86 mil. ¡Por Dios, eso es una democracia respetable, respetable!

Colombia tiene 32 gobernaciones, 1.089 municipios. Solamente en 11 hay candidatos únicos, porque se acordaron coaliciones. Pero en todos los demás cargos que ahora se disputan hay muchísimos aspirantes. Una democracia vigorosa. Por eso no la podemos dejar atacar por los violentos. Por eso hay que señalar, sin ninguna duda, a los violentos como terroristas.

Y me hacen otra pregunta los compatriotas: ‘¿Usted negociaría con ellos?’. Si cesan sus acciones armadas, sí. El Gobierno tiene tanta firmeza para combatirlos, como tanta determinación para negociar.

En este Gobierno hemos desmovilizado 46 mil integrantes de esos grupos. Y es un gran avance, pero no suficiente. Eran 60 mil, eran 60 mil.

Hemos desmovilizado alrededor de 33 mil paramilitares y más de 12 mil guerrilleros. Nunca antes el país había tenido una desmovilización guerrillera de este tamaño. En la década de los 90, cuando el país asistió a la desmovilización del M-19, del EPL, del Quintín Lame, la Corriente de Renovación Socialista, se desmovilizaron 4.000 ó 4.500 guerrilleros en toda esa década. En estos cinco años de Gobierno nuestro se han desmovilizado alrededor de 12 mil.

Manejar hoy 46 mil colombianos en un proceso de reinserción es difícil, costoso. Pero el Gobierno lo viene haciendo, y lo viene haciendo con toda la entrega.

Imaginen ustedes dos pueblitos. Señora Presidente del Congreso, ¿cuántos habitantes tiene Agua de Dios, donde usted fue alcaldesa? Tiene 12 mil 500. 46 mil desmovilizados equivalen casi cuatro veces a la población de Agua de Dios. Imagínense la dificultad para manejar eso. Pero ahí vamos saliendo adelante. El país es tan firme hoy para enfrentar a los violentos, como generoso para negociar con ellos.

Y me preguntan: ‘Presidente, ¿y el acuerdo humanitario? Y que el Presidente Chávez, y que la senadora Piedad Córdoba’. Nosotros hemos hecho todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario. Aquí estuvo un delegado de las Naciones Unidas, el señor James Lemoine, dos años y medio, infructuosamente el Gobierno le dio todo el espacio.

Nosotros liberamos ya 177 integrantes de las Farc. Los hemos sacado de la cárcel, los hemos liberado como un gesto de buena voluntad para que nos liberen a nuestros secuestrados.

Además, liberamos a Rodrigo Granda, un preso bien importante de las Farc, a pedido del Presidente de Francia, para contribuir a que nos liberen a nuestros secuestrados.

Hemos tenido dos delegados permanentes de la Unión Europea. Aceptamos una proposición que nos hicieron hace dos años de una zona de encuentro en la Cordillera Central vallecaucana, de 220 kilómetros, en área rural, donde, a pedido de la Unión Europea no habría guerrilla pero tampoco habría soldados de la Patria, sino observadores internacionales. El Gobierno aceptó.

Las Farc primero mintió, dijo que no le habían propuesto. Y después, cuando la descubrieron en la mentira, tuvo que aceptar que sí le habían propuesto pero dijo que no aceptaba.

¿Qué esfuerzo no hemos hecho? Y toda la respuesta que hemos obtenido es el asesinato de los 11 diputados vallecaucanos, antecedido por el asesinato del Gobernador de Antioquia, por el asesinato del ex ministro de Defensa.

Y oigan esto, para saber con quien uno se entiende, para saber qué piensan estos señores de las Farc.

El día que asesinaron al Gobernador de Antioquia y al ex ministro Gilberto Echeverri, y a los compañeros de ellos en el lugar de cautiverio, sobrevivieron dos o tres personas del Ejército que estaban allí secuestradas, entre ellos un sargento. Y yo fui a hablar con él esa noche a una clínica de Medellín. Lo habíamos trasladado de las selvas entre Antioquia y Chocó a esta clínica. Y lo encontré con una herida muy profunda de leismaniasis; esa enfermedad tan difícil que tiene un mosquito vector que la transmite en nuestra selva tropical.

Le dije: ‘Hombre, mi Sargento, ¿cómo fue eso?’ Y me dijo: ‘Presidente, nosotros sentimos helicópteros y ahí mismo se volaron los guerrilleros. Pero como los soldados no llegaban los guerrilleros se devolvieron y dieron la orden de matar. Yo me pude escapar porque con la herida que me infringieron no me mataron y entonces me quede ahí quietecito’.

‘Y cuénteme de la amargura del cautiverio’. Y me dice: ‘Presidente, en esos tipos no se puede creer. El Gobernador Guillermo Gaviria y el ex ministro Gilberto Echeverri les dijeron un día a los de las Farc: ¿Hombre, pero por qué nos tratan así, sí nosotros hemos sido amigos de ustedes, estábamos buscando el diálogo, por eso esa caminada donde nos secuestraron? Y oigan lo que contestó las Farc. Les dijo: ‘Ustedes no son amigos nuestros, ustedes son nuestros enemigos de clase, ustedes son nuestros idiotas útiles’.

Cuando no hay corazón es muy difícil. Por eso el Gobierno que presido ha tenido que mantener toda la firmeza contra el terrorismo, sin ninguna vacilación. Porque ese terrorismo con odio, con plata, con sed de sangre, a pesar de toda la sangre que ha derramado, no va a negociar sino enfrentando un Gobierno firme, que logre que el pueblo colombiano permanentemente respalde la Seguridad Democrática como un camino hacia la paz.

Nosotros hemos buscado todas las opciones para que liberen a nuestros secuestrados. Pero no podemos permitir zonas de despeje. El país estuvo despejado 30 años. Por eso se llenó de guerrilla y paramilitares. Les daban una zona de despeje y aprovechaban era para armarse, para enriquecerse, para reclutar gente, etc. Por eso, nosotros hemos dicho ‘No a la zona de despeje’.

Además, hoy en todas partes le dicen a uno: ‘Presidente, no nos deje maltratar aquí de la guerrilla ni de los paramilitares; que esté la Policía, que esté el Ejército’. Valiente gracia, uno desde Bogotá o desde Medellín o desde Nueva Yok recetarle a Pradera y a Florida una zona de despeje. ¿Entonces vamos a dejar a nuestros compatriotas de Pradera y de Florida desprotegidos; en manos de los grupos violentos? Hay que ser considerado con ellos.

Lo otro que exigimos es que los guerrilleros que lleguen a salir de la cárcel no vuelvan a delinquir. Nosotros hemos liberado, con Granda, a 178 guerrilleros de la cárcel. Pero se han comprometido a no volver a integrarse al secuestro, al asesinato, al terrorismo.

Yo estoy dispuesto, a la hora del acuerdo humanitario, a liberar unos guerrilleros de la cárcel, para que liberen a nuestros secuestrados. Lo que no puedo permitir es que ellos, que se los entreguemos a las Farc en la selva, para que vuelvan a delinquir.

Imagínense ustedes un soldado o un policía, que está aprendiendo a manejar una prótesis, en un pabellón de sanidad del Hospital Militar o del Hospital de la Policía. Y entonces recibe la noticia de que el Presidente a liberado de la cárcel unos guerrilleros y se los entregó a las Farc para que vuelvan a delinquir. Qué va a decir él: ‘Mire mi sacrificio y vea cómo me pagan. Yo perdí una pierna buscando liberar a los colombianos de esta pesadilla y el pago que me dan es que los guerrilleros que capturamos ahora los devuelven a la selva, para que sigan plantando minas antipersonas y atentando terroristamente contra el pueblo colombiano.

Hemos tenido generosidad. Mi preocupación es el dolor de los familiares de los secuestrados. Por eso hemos abierto espacios. Hemos autorizado a la senadora Piedad Córdoba para que sea facilitadota, con la ayuda del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Hemos autorizado eso y anoche reiteramos nuestra confianza en esa gestión, como hemos autorizado a muchas personas para que sean facilitadores.

Lo que no podemos permitir es que ahora la guerrilla abuse de la generosidad de quienes quieren ser facilitadores y de la buena fe del Gobierno. Nosotros abrimos opciones, espacios para liberar a nuestros secuestrados, pero no vamos a permitir que esas opciones, que esos espacios, los utilice la guerrilla para reposicionarse políticamente. Valiente gracia: matando aquí y queriendo posicionarse políticamente en el extranjero.

Esta semana le recordaré a Naciones Unidas lo último que hicieron: ese asesinato aleve de uno de los candidatos a la Alcaldía de Villarrica, el pasado sábado, en una vereda de ese municipio tolimense del oriente, bien fronterizo con los municipios cundinamarqueses del área de la cual es oriunda la señora Presidente del Congreso de la República.

Nosotros vamos a seguir buscando la liberación de nuestros secuestrados. Pero sin permitir la farándula política del terrorismo.

Si quiere el terrorismo hacer política, que cese sus acciones violentas, que se dedique a la política, que abandonen los fusiles, se sometan a la Ley y se dediquen a la política. Pero eso de matar aquí y pretender hacer política en el extranjero o en el país no se puede permitir, porque eso es lo que más daño le hizo al país, la combinación de todas las formas de lucha. De ahí surgió el asesinato de líderes sindicales.

Eran los años 60, los 70. Yo era estudiante de la universidad pública en los 70. Allí actuaban las guerrillas marxistas. Esas guerrillas marxistas combinaban las diferentes formas de lucha, asesinaban y hacían política con el movimiento estudiantil. Secuestraban y penetraban el movimiento obrero. Crecían esas guerrillas sin un Estado que con eficacia las contrarrestara.

Y después vino la reacción paramilitar a competir en crueldad con la guerrilla y, entonces, los paramilitares empezaron a matar sindicalistas porque los acusaban de ser colaboradores de la guerrilla y la guerrilla, en venganza, asesinaba a sindicalistas porque los acusaba de estar en complicidad con los paramilitares.

Y hemos venido haciendo un esfuerzo enorme, que lo seguiremos haciendo hasta el ultimo día de Gobierno, por proteger a los trabajadores, por proteger a los sindicalistas.

Y hemos hecho un esfuerzo enorme por desmontar el paramilitarismo. Es el primer Gobierno que ha enfrentado el paramilitarismo, a mí me da pena decirlo pero es la realidad. Yo llevo 5 años en el Gobierno y puedo decir que los lideres paramilitares están en la cárcel, algunos ya en camino a extradición, hay 32 mil paramilitares desmovilizados y hoy en Colombia quedan guerrilleros y narcotraficantes, pero no hay paramilitares de acuerdo con el origen del vocablo.

¿De dónde surge la palabra paramilitar? La palabra paramilitar se utiliza para denominar bandas privadas de criminales cuyo objeto es enfrentar a la guerrilla. Hoy hay unos grupos que se llaman bandas emergentes, que están dedicados al narcotráfico y al secuestro en el país. Pero ya no hay bandas privadas de criminales remplazando al Estado en la tarea de enfrentar a la guerrilla. El único que enfrenta hoy a la guerrilla es el Estado, que en buena hora ha recuperado el monopolio que nunca debió perder. Y eso vamos a repetirlo esta semana en todos los escenarios de New York.

Y se hacen esfuerzos adicionales todos los días. ¿Cual es, mi General Páez, el número de la nueva Ley que nos aprobó el Congreso recientemente? La Ley 1142 ayuda mucho. Yo confío que a medida que se vaya aplicando contribuya a mejorar la seguridad ciudadana. Quiero agradecerle al Congreso, en cabeza de la señora Presidenta del Senado de la República, la aprobación de esta Ley 1142 que nos puede ayudar muchísimo.

Aquí veo algunos factores. Creo que hay que crear una gran conciencia en Colombia de que todos respetemos el derecho a la vida. Es que los criminales, alimentados por el narcotráfico y el odio, le enseñaron a este país a matar. Ahora, entre todos, hay que enseñarle a este país a respetar el don precioso, nunca bien preciado de la vida que nos ha dado Nuestro Señor.

Hablemos siempre con los hijos, con los papás, con los conyugues, con los amigos, con los compañeros de trabajo, sobre el don precioso, el don que tenemos que apreciar, el don de la vida. Ese don tan grande que mi Dios nos ha dado y que no se repite.

A todos, muchas, muchas gracias. Y el Gobierno seguirá firme para contribuir a rescatar el derecho a la vida, con la política de Seguridad Democrática, que debe desembocar algún día en la reconciliación total de los colombianos.

Gracias a la Fuerza Aérea, gracias a la Consejería de la Mujer, a la doctora Martha Lucía, gracias al Distrito por su presencia. Gracias, señor almirante David Moreno Moreno, gracias doctor Eugenio Marulanda, gracias pastores, gracias compatriotas de la Policía, gracias compatriotas de Bogotá que nos acompañan en este mediodía.

Las saludo, allá, a todas esas mujeres amigas, con todo el cariño.

Muchas gracias a todos”.