Cartagena, 28 sep (SP). “Quiero saludar muy afectuosamente a todos ustedes, mis compatriotas transportadores. Felicitarlos por esta nueva versión de su congreso que muestra optimismo. Cuando entraba aquí a las instalaciones de este bello centro de convenciones, veía una magnifica exposición de transporte. Se ve vigor. Solamente al advertir uno lo que allí está expuesto, encuentra que hay un sector en plena ebullición, en mejoramiento acelerado.
Agradezco la decisión generosa e inmerecida. Los Gobiernos lo que tienen que hacer es bregar a cumplir con el deber, no trabajar con el micrófono y el taco de golf sino con el micrófono y el azadón, con el micrófono y el arado. Es lo que tiene que hacer los gobiernos.
Les agradezco inmensamente esa inmerecida decisión. La recibo. Recibo el Collar del Transporte para compartirlo con mis compañeros de Gobierno, a quienes les toca una tarea tan difícil todos los días. Y lo recibo simplemente como un muestra de la generosidad, de la nobleza de ustedes, apreciados transportadores de la patria.
Permítanme, antes de entrar en estos temas específicos que nos ha traído el doctor Jaime Sorzano, referirles algunos temas de lo que llamaría elementos de una política simple para Colombia.
Nosotros vamos a tener que repensar el modelo de Estado, afianzarlo. Es preocupante en América Latina. América Latina vivió épocas de estatismo, las superó. Vivió décadas de desmantelamiento del Estado y ahora quiere volver al estatismo, donde le cierran todo el espacio a la iniciativa privada.
Colombia no desmota el Estado, lo reestructura, pero tampoco puede entrar en el estatismo. Y hay que cuidar esto como elemento sustancial de un modelo político del presente y el futuro para crear confianza en Colombia.
Al no desmontar el Estado y tampoco entrar en el estatismo, estamos obligados a reformar el Estado permanentemente y a darle todo el espacio al sector privado, exigiéndole responsabilidad social.
Si ustedes me preguntaran cuál es la palabra que guía todo eso, yo les diría: confianza.
Entonces veamos el tema de la reforma del Estado.
Hemos reformado a la fecha 420 entidades del Estado. Empezamos por Telecom y hoy vamos en las clínicas del Seguro Social, después de haber pasado por Ecopetrol. Y eso no se hace gratuitamente.
El país ha tenido unos radicalismos ideológicos que se oponían a que estas empresas fueran reformadas. Qué difícil sortear los obstáculos de esos radicalismo ideológicos para poder hacer la reforma del Estado. Y ha ayudado bastante.
Si ustedes me hubieran preguntado hace cinco años: ¿van a hacer la reforma pensional y laboral de Ecopetrol?, les habría dicho: lo intentaremos.
Efectivamente, lo intentamos y lo logramos.
Si me hubieran preguntado hace cinco años: ¿van a capitalizar a Ecopetrol?, les habría dicho: creo que los radicalismos ideológicos no lo permitirán.
Sin embargo, lo logramos. Eso es algo bien importante que ha venido sucediendo en el país.
Cuando empezamos esta primera etapa de la capitalización de Ecopetrol, para capitalizar el 10 por ciento (el Congreso nos ha permitido capitalizar el 20 por ciento), dije al Ministro de Minas y el Presidente de Ecopetrol: “En la época de mayor dinamismo democrático de Bavaria hubo 140 mil accionistas. La democratización que acabamos de hacer en Isagén atrajo 70 mil accionistas. Sería una maravilla que logremos 150 mil en Ecopetrol”.
Y el Ministro de Minas se quedó mirando y el director de Ecopetrol dijo: “No, vamos a lograr 250 mil”. Entonces el Ministro me dijo: “Presidente, vamos a empujar a ver si llegamos a 200 mil”.
A mí me parece que es una gran señal de confianza en Colombia que hayamos logrado casi medio millón de accionistas. Eso hay que cuidarlo.
Esta primera ronda fue una ronda exclusivamente para colombianos y no ilimitada en la cantidad de acciones que se podían suscribir. Creo que lograr casi medio millón de accionistas es algo muy bueno. Y ahí no contabilizamos siete millones de trabajadores que son socios de los Fondos de Pensiones, que pusieron en esta capitalización dos billones 600 mil millones de pesos.
En la construcción de confianza de los países, es mayor el reto de la confianza nacional que el reto de la confianza internacional. Hay países que han logrado más fácilmente confianza internacional que confianza nacional.
Lo que acaba de ocurrir con Ecopetrol es una muestra de confianza de nuestros compatriotas en su propia patria. Por eso esto hay que manejarlo con mucho juicio, hay que responderles muy bien a los compatriotas y hay que seguir pensando cómo avanzamos en estos procesos. Una gran reforma del Estado.
Esto le abre el camino a Ecopetrol para convertirse en una de las empresas más importantes de la región y por qué no del mundo.
Petrobras de Brasil cuando empezó un proceso, no tan democrático como éste, un proceso de vincular al capital privado nacional e internacional, era una empresa pequeña y se convirtió en una de las empresas de petróleo más grandes del mundo.
Yo vislumbro hoy grandes posibilidades para Ecopetrol. Que van a responder al sector transporte. Cuando el doctor Sorzano en uno de sus puntos presenta su preocupación por la calidad el diesel colombiano, creo que estas reformas de Ecopetrol en la refinería de Cartagena, en la refinería de Barrancabermeja, van a responder a ese imperativo de tener un diesel de mejor calidad.
Toda esta reforma del Estado produce varios efectos. Déjenme referir a tres:
Sanea mucho el fisco. En efecto, es estos años hemos logrado un ahorro del uno por ciento del PIB, gracias a la reforma del Estado.
¿Ustedes se imaginan qué sería si estuviéramos asistiendo al hecho de que el Ministro de Hacienda recibiera al Presidente de Telecom para que el Presidente de Telecom le dijera: “Ministro, necesito 500 mil millones para pagar pensionados y no los tengo”?
Todas estas reformas nos han ahorrado un punto del PIB. Hay que continuar con esta reforma.
Segundo, esto garantiza un Estado que le sirva más a la comunidad.
Tercero, garantiza mejor gobierno en las empresas del Estado.
Hemos reformado apenas unas pocas clínicas del Seguro Social: la Clínica de Santa Marta, hoy a cargo de la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga. La Clínica del Seguro Social aquí en Cartagena, hoy a cargo de los hermanos de San Juan de Dios. Las Clínicas del Seguro Social en Medellín, hoy a cargo de la Universidad de Antioquia.
Estamos empezando la reforma de las Clínicas del Seguro Social en Bogotá.
Especialmente en Cartagena y Santa Marta se advierte una notable mejoría en los servicios al público en las clínicas del Seguro Social.
Y tercero: estas reformas del Estado logran mejor gobierno en las empresas del Estado. Logran erradicar clientelismo. Estas reformas del Estado logran que las empresas del Estado no estén controladas por la politiquería y los excesos sindicales.
Cuando estábamos en la reforma de Telecom, me decía el sindicato de Telecom: “Presidente, no le echen todas las culpas al sindicato. Nosotros presentábamos pliegos de peticiones y los gobiernos los aceptaban. Muchos gerentes no querían decirnos que no, porque preferían pasar agachaditos, terminar bien su período. O salir tranquilos o salir en hombros. Entonces nos decían que sí. Además muchos gobiernos mandaban amigos a Telecom a completar la pensión o a mejorarla”.
Y tenía razón el sindicato.
Hoy, con esta reforma, por ejemplo Telecom está al día con los pensionados, con la nómina activa. Se está modernizando enormemente. Está haciendo una inversión de ocho billones, que contribuirá mucho al propósito del país de desatrasarse en estos cuatro años en banda ancha y en conectividad.
Así como en nuestro primer Gobierno el país tuvo un gran desatraso en telefonía móvil, al pasar de cuatro millones de aparaticos a 30 millones de aparaticos, Colombia Telecomunicaciones tiene ocho billones para invertir. No tenía un peso.
Y se acabó el clientelismo. A mí ya nadie me pide un cargo en Telecom.
Todavía me piden puestos, me pedían hasta hace dos semanas, en la junta directiva de Ecopetrol. Ahora el que pida un puesto en la junta directiva de Ecopetrol, le digo: “Mirá, ¿ya hablaste con los otros 500 mil socios?”.
Esto es un gran paso para acabar con el clientelismo, con la politiquería, para mejorar esas empresas del Estado.
Y aquí hay un elemento político y sociológico de gran importancia. La ciudadanía se apropia más de una empresa cuando es socia directa de ella, que cuando le dicen: “Ah, es que es de toda la Nación y es de todos los ciudadanos”. Y esa empresa bien mal manejada.
En Medellín ha habido apropiación sobre Empresas Públicas de Medellín, no obstante que ningún colombiano es socio particular de Empresas Públicas de Medellín sino que es de toda la ciudad, porque la empresa ha dado muy buenos resultados. Y porque la empresa l ha dado al gobierno de Medellín tras gobierno de Medellín, unas utilidades que les ha permitido hacer una inversión muy buena en el área social de la ciudad.
Pero eso no es lo que impera. Lo que impera es que la gente siente alguna antipatía por las empresas del Estado, porque observa que esas empresas del Estado no sirven bien a la comunidad. En cambio con estas reformas y con la ciudadanía vinculándose directamente, tengo la esperanza de que la gente se va a sentir mucho más apropiada de la cosa pública, de estas empresas del Estado.
Miren que este es un camino muy importante, distinto al de América Latina. Aquí no estamos en la América Latina de los años 90, desmontando al Estado. Ni en la nueva tendencia de América Latina de estatizarlo todo. Aquí estamos en una vía colombiana de gran trascendencia.
En una discusión reciente, les decía a sectores ideológicos todavía muy radicales: “Hombre, pero ustedes hablan todos los días del estatismo. Ustedes dicen que yo he acabado con el patrimonio del Estado, por todas estas reformas”. Creo que están equivocados. Vale mucho más hoy la participación de la Nación en Telecom, cuando es dueña del 50 por ciento menos una acción, que lo que valía todo Telecom hace cinco años. Si no se reforma el Estado, se acaba. Si las empresas del Estado no se reforman, ¿a dónde llegan? Llegan forzosamente a liquidaciones, porque llegan un momento en que vuelven insostenibles”.
Esos temas políticos hay que prestarles mucha atención, porque de acuerdo a como se manejen, hay o no confianza para invertir en el país.
Y nosotros hemos repetido en toda parte: Colombia es un país lleno de espacio, de oportunidades al sector privado. Este es un punto fundamental de nuestro modelo. Exigiéndole al sector privado responsabilidad social, que, a mi juicio, hay que expresarla en la transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado. Hay que expresarla en la solidaridad con las comunidades.
Estoy agradecido porque he recibido la noticia de que ya Glencor empezó a pavimentar unos pedazos de esas carreteras carboneras del Cesar, me dijo el Ministro de Minas, ustedes que están en el sector transporte.
¿Cómo se llama uno de esos poblados entre la Jagua y La Loma? ¿Alguno de ustedes recuerda? Rincón Hondo. Me parece que ese es uno de los que hay allí. Por esa carretera transversal del Cesar pasaban muy poquitos vehículos hace años. Y las comunidades soportaban que por esos pequeños pueblitos cruzaran unos muy poquitos vehículos al día, levantando una polvareda en esa carretera. Pero es que hoy allí días en los cuales pasan 700 tractomulas con carbón, por una carretera destapada, que es calle de medio de uno de esos pueblitos. ¿Ustedes se imaginan la polvareda sobre los habitantes?
Entonces hay que tener solidaridad con esas comunidades. Ese es un caso clarísimo de lo que tiene que ser la solidaridad de las empresas con las comunidades del vecindario.
Otro caso clarísimo es, por ejemplo, resolver ese problema portuario de Santa Marta. Eso no puede seguir afectando al sector turístico.
Y la tercera expresión de la solidaridad es la parte laboral. En esto hay que ser repetitivos. Insistir. No queremos relaciones laborales de capitalismo salvaje, tampoco de odio de clases, sino relaciones laborales guiadas por los principios de la fraternidad cristiana.
En es orden de ideas, nuestro Gobierno trabaja tres objetivos esenciales: consolidar la seguridad, consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales.
Le agradezco inmensamente al doctor Jaime, el recuento que ha tenido de los resultados de seguridad.
En un país con necesidades, como Colombia, uno tiene que saber de dónde viene, qué ha hecho, pero tiene que preocuparse más por lo que falta. Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Creo que los desarrollos de los últimos días han sido muy importantes.
Por ejemplo, a principio de esta semana, se capturó en Sabaneta, cerca de Medellín, a un señor a quien conocen con el nombre de ‘Jonatan’, que manejaba una organización paramilitar. Era el segundo de una organización paramilitar del Norte de Caldas. Al primero lo habíamos capturado. Y eso precipitó que ayer se movilizaran 41, que permanecían en esa organización.
Creo que los golpes de los últimos días a bandas criminales y a guerrilla han sido pasos de gran trascendencia, pero hay que perseverar.
Esas culebras grandes todavía quedan por ahí. Y nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de acabarlas. Y eso exige una dedicación todos los días. El país políticamente tiene que pensar que la persistencia tiene que ser hasta acabar esas culebras. Dejar esas culebras vivas y que de pronto lleguen algunos creyendo que las van a encantar, sería muy delicado para el país.
Una de los objetivos del país es tener toda la prevención para no jugarles a los encantadores de culebras. El único camino con esas culebras es acabarlas. El que cree que va a encantar a esos bandidos, le hace un daño enorme al país. A esos bandidos hay es que derrotarlos. Es el único camino.
Vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Hay que persistir en el tema de seguridad.
Confianza inversionista
En la confianza inversionista hemos avanzado mucho. Lo vemos solamente en este sector transporte. A mí me impresionó lo que tiene ustedes aquí en el parqueadero. Una cosa muy vigorosa: marcas, modelos que uno no conocía. A los Consejos Comunitarios no los han llevado.
Estaba la inversión hace cinco años entre el 12 – 15 por ciento del PIB y hoy de cada cien pesos que producimos invertimos 25 – 27. Eso es bien importante. En el sector privado estaba en el 6 y medio y hoy entre el 19 y el 21.
La cifra de desempleo que se conoció hoy ya es mejor. Ya hay desempleo nacional del 10 y algo. O sea que eso nos va abriendo el camino. Ojalá al final de este Gobierno no estuviera por encima del siete. Estamos haciendo todos los esfuerzos.
Los dos últimos domingos los dediqué a preparar las intervenciones en Nueva York y en Naciones Unidas. E hice un ejercicio: revisé crecimiento de afiliación de colombianos a riesgos profesionales, a régimen contributivo de salud, a pensiones, a Cajas de Compensación, a Sena y a Bienestar Familiar. Allí no incluí régimen subsidiado. Sin incluir régimen subsidiado, ese crecimiento de la afiliación a la seguridad social se acerca al 45 por ciento. Creo que es bueno. Bien bueno.
Y me puse a hacer otro ejercicio. A mirar el ingreso de los colombianos y a depurarlo. A decir: vamos a medirlo en los mismos dólares y en los mismos pesos, sin las distorsiones de la inflación y sin las distorsiones de la revaluación o la devaluación.
En los mismos dólares y en los mismos pesos, hemos pasado de un ingreso per cápita de 1.900 dólares, a un ingreso per cápita de 3.500. Eso es bien importante.
Y cuando se indexa, se ajusta eso con lo que se llama la capacidad de compra, que le aplica ese índice de poder de capacidad de compra, entonces se dice: si con un dólar en Colombia se compra media camisa en Estados Unidos, entonces en Colombia necesitamos 2 dólares para la camisa y en Estados Unidos se necesitan 15 dólares. Algunas cosas así. De todas maneras internacionalmente ese ingreso per cápita nuestro, ya ajustado, era de más de 6 mil dólares y hoy es de más de 9 mil.
Aquí no estamos en el paraíso. No es sino ir aquí a tres cuadras y ver pobreza en Cartagena. Pero creo que vamos por unas buenas tendencias.
Y algo bien importante: Planeación Nacional ha hecho un ejercicio cuidadoso que muestra que el país está mejorando, por primera vez en muchas décadas, la distribución del ingreso.
Esto es: ha habido más crecimiento en los últimos años del ingreso de los sectores más pobres que de los más altos. Creo que es bueno. Y en eso vamos a tener que insistir y perseverar. Porque uno de los temas con los cuales nos golpean internacionalmente es por la inequidad en la distribución del ingreso. Hacer ese esfuerzo es bien importante.
Y todo esto va siendo el resultado de la confianza inversionista con responsabilidad social.
En el catalogo que llamaría de principios políticos elementales para visionar el futuro del país, hay otro que va relacionado con éste que me parece que hay que sembrarlo en la mente de cada compatriota: nosotros tenemos que llevar de la mano la prosperidad social de la prosperidad económica.
Es un grave error político agitar las masas simplemente con el discurso de la prosperidad social dándole la espalda a la prosperidad económica. No hay prosperidad social sino va acompañada de prosperidad económica.
América Latina en eso se ha equivocado históricamente. A mí me da mucho miedo. La historia muchas veces se estanca. No porque haya perdido el movimiento sino porque el movimiento la retrocede.
Ahora que veo estas nuevas tendencias estatistas en América Latina, he vuelto mi mente sobre la revolución brasilera de 1930: estatismo. La boliviana de 1950 – 1952: estatismo. La del General Velasco Alvarado del Perú: estatismo. Nada bueno nos dejaron: atraso y dificultades en América Latina.
Volver ahora al estatismo me parece de la mayor gravedad. Eso es llevadero un momento mientras hay grandes bonanzas, como una bonanza de hidrocarburos, pero en el largo plazo eso hace un daño enorme.
Construir clase empresarial es muy difícil. Destruirla es muy fácil. Imprudencias del estatismo en América Latina pueden destruir clase empresarial.
Cuando se cayó el Muro de Berlín y colapsó Unión Soviética, empezaron a enfrentar muchas dificultades para recuperarse. Una de ellas la agricultura Rusa. Yuna de las conclusiones a las cuales se arribaba en Rusia era que ellos quisieron devolverles la tierra, con Gorbachov, al campesinado. Y no encontraron campesinado. El mismo Lenin había sido cuidadoso para preservar el campesinado ruso. Stalin lo acabó.
Y cuando uno estudia ese caso de la agricultura rusa, confirma esa conclusión: es muy difícil construir clase empresarial, es muy fácil destruirla, es muy difícil recuperarla.
Por eso uno tiene que pedirle a la clase empresarial todos los días más responsabilidad social, pero también todos los días apoyarla más para que haya confianza, prosperidad y poder resolver los problemas sociales.
Hay que mirar esto con mucho cuidado para no permitir contagios a nuestro país. Y hay unos contagios que llegan sin uno darse cuenta. Los contagios de las enfermedades de la política son muy parecidos a los contagios de las enfermedades del cuerpo humano: mientras uno se está contagiando no se da cuenta. Se da cuenta es cuando ya la enfermedad se expresa. Por eso va a ver que ponerle toda la atención al papel de Colombia en el medio latinoamericano.
Para cimentar esa confianza inversionista hay temas de mucho fondo: el modelo de Estado, la perseverancia en seguridad democrática, el tema de la salud fiscal de la Nación.
Se ha hecho mucho y faltan temas. Diría que la aprobación este año en el Congreso de la República de las transferencias, fue valerosa y muy importante.
Se estimuló la descentralización sin quebrar a la Nación. Volver a la norma de la Constitución del 91 sería desastroso para la Nación y para las regiones. Para qué vamos a engañar a las regiones con algo que no les podemos cumplir.
De volver a la norma de la Constitución del 91, creo que las tasas de interés se nos dispararían. En pocos años les estaríamos incumpliendo a las regiones.
Por eso les he pedido en todos los foros a mis compatriotas: ayúdennos a que quede estable el acto legislativo que con tanta dificultad se aprobó este año.
Por eso he tenido que salir a pedirles a mis compatriotas: ayúdennos para que no se apruebe el referendo contra las transparencias. Que no niego, es una buena bandera electoral. Es una buena bandera electoral, pero es un riesgo muy grande para la salud fiscal de la Nación.
Y entendamos que este país es muy descentralizado. Brasil se llama República Federativa de Brasil. Las regiones brasileras gastan, en un país federal, el 30 por ciento de todo lo que gasta el Estado brasilero. En Colombia las regiones gastan el 52 por ciento. El Gobierno central el 48.
Pero hay unos dineros que aporta, excepcionalmente, no todos los años, el Gobierno Nacional, que también los gastan las regiones.
Por ejemplo, nosotros estamos haciendo sistemas de transporte masivo en nueve ciudades, empezando por Bogotá. El Gobierno Nacional paga el 70 por ciento y las regiones el 30. Ejecutan las regiones.
Las regiones ejecutan mucho más que ese 52 por ciento, porque hay otros dineros que no son recurrentes de todos los años, que excepcionalmente los transfiere el Gobierno Nacional y que los ejecutan las regiones. Este es un país muy descentralizado.
Y me han dicho bueno: Presidente, ¿porqué hay una fórmula hasta el 2016, que dice: las regiones cada año las transferencias se les aumentará en inflación más 4, en inflación más 3 y medio, un punto adicional para educación, etcétera, y por qué a partir del 2016 dice la reforma que acabamos de aprobar: a partir del 2016 las transferencias de las regiones crecerán de acuerdo con el crecimiento de los intereses corrientes de la nación? ¿Por qué ese aplazamiento? Por las pensiones. Es que la carrera pensional nuestra es muy alta.
En toda esta discusión encontramos lo siguiente: los profesores de primaria y secundaria, estatales, el costo pensional de ellos vale 37 billones. Eso es enorme.
Las universidades, solamente la Universidad Nacional de Colombia, el costo pensional vale 4 billones. Y todo eso lo tiene que transferir el Gobierno Nacional.
Esa carga pensional nos ha llevado a lo siguiente: creo que las pensiones del Seguro Social este año deben valer uno 6 billones y medio – 6 billones 800. El Gobierno Nacional le tiene que transferir al Seguro Social este año casi 5 billones, porqué el colecta, recauda 1 billón 800 este año. Lo otro sale de papá gobierno.
Y esto vamos atener que decírselo a los colombianos en todas partes: una de las causas de la crisis Argentina fue que tuvieron que rebajar las pensiones porque no podían pagarlas. Nosotros no hemos rebajado las pensiones, ni siquiera están gravadas. Colombia ha sido muy cumplida en eso”. |