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Agosto 01
Palabras del Presidente Álvaro Uribe al instalar la Cumbre Regional sobre el Problema Mundial de las Drogas

El Presidente Álvaro Uribe Vélez hizo un recuento de la lucha de Colombia contra el narcotráfico, durante su intervención en la Cumbre Regional contra el Problema Mundial de las Drogas, que contó con la presencia de otros seis Jefes de Estado, además de un numeroso grupo de Cancilleres y Ministros de distintos países. Juntó a Uribe, el Presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, y Canciller colombiano, Jaime Bermúdez. Foto: Miguel Ángel Solano - SP

 

Cartagena, 1 ago (SP). “En nombre de los colombianos queremos saludarlos a todos, agradecer inmensamente la presencia de todos ustedes hoy en Cartagena. Nos honra muchísimo, nos estimula muchísimo.

Debemos recordar que esta iniciativa fue emprendida por el Presidente Leonel Fernández, en República Dominicana, en 2007. Nos comprometió muchísimo a todos a que avanzáramos en la tarea de lucha común contra el narcotráfico y el crimen que se organiza alrededor de este flagelo.

Permítanme contar alguna experiencia de Colombia.

Colombia, primero, fue un país de paso de narcóticos, y eso se desestimaba. Se decía: somos un país de paso, pero aquí

nunca se va a producir. Después, Colombia compraba narcóticos en otros países y los transformaba aquí. Empezó a ser productor. Pero se dijo: nunca vamos a tener cultivos. Después, Colombia tenía cinco mil hectáreas de cultivos. Entonces decían: eso es muy poco. Se desestimaba.

El Plan Colombia en el año 200 reconoció 170 mil hectáreas. Nuestra Policía estima que eran alrededor de 400 mil, porque no se midió en su totalidad el país. Se dijo: bueno, tenemos cultivos, pero no vamos a tener consumo. Hoy tenemos un inmenso problema de consumo.

Para contarles, apreciados Presidentes, jefes de delegación, cancilleres, que este negocio criminal es una actividad que va comprometiendo a un país en todas sus fases, se encadena en el propio país.

Permítanme hacer esta afirmación: lo que ha vivido Colombia nos impide a nosotros decir que aquí se produce porque en otra parte hay consumo. En alguna forma, nosotros también tenemos un alto problema de consumo.

Como creemos que en aquellos países donde hay los mayores problemas de consumo, tampoco se puede decir que ellos consumen porque aquí producen, porque ellos también son productores de drogas sintéticas, que compiten con estos narcóticos producidos en países como Colombia.

Creo que más allá de asignarle responsabilidades al otro, aquí lo que se necesita es un trabajo de hermandad para poder combatir este flagelo entre todos.

¿Qué estamos haciendo nosotros en el campo de la producción? Estamos haciendo un esfuerzo enorme para eliminar producción y para sustituirle fuentes de ingreso al campesinado.

Inicialmente con Estados Unidos se definió, en el Gobierno del Presidente Clinton, allá, y el Presidente Andrés Pastrana, acá, el Plan Colombia, que tiene una ayuda norteamericana importante para el combate al narcotráfico. Se definió un gran esfuerzo en fumigación, básicamente aérea.

Hace algunos años nuestro Gobierno introdujo adicionalmente la erradicación manual. El año pasado erradicamos 67 mil hectáreas, el año antepasado 43 mil. En año 2005, que fue nuestro primer año de erradicación manual, erradicamos 32 mil. La meta este año es erradicar manualmente 100 mil hectáreas.

Hoy tenemos 240 grupos de erradicadores manuales, cada uno está compuesto básicamente por 30 personas.

Todavía tenemos un hectariaje muy grande. El año pasado los Estados Unidos hablaban de que todavía quedaban en Colombia, en el año 2006, 156 mil hectáreas. Este año Naciones Unidas habló de que tenemos 100 mil hectáreas. Estamos esperando el informe de Estados Unidos sobre 2007, que todavía no se ha dado.

Hemos disminuido, pero todavía tenemos una extensión muy considerable.

Un aspecto positivo es que hemos podido llegar a las plantaciones de coca tempranamente, afectándoles la producción. Entonces ha sido más importante la reducción de producción, que la reducción de hectariaje. Y diariamente estamos perfeccionando a ver cómo podemos ser más eficientes en este combate.

Este país tiene un millón 160 mil kilómetros, de los cuales 578 mil están en selva. Colombia tiene una gran inserción en la Cuenca Amazónica. El gran enemigo de la selva es la droga.

Nuestra gran contribución en la estrategia contra el calentamiento global tiene que ser la preservación de nuestra selva, el 51 por ciento de nuestro territorio.

La siembra de drogas ilícitas ha destruido alrededor de 2 millones de hectáreas de selva en Colombia. Cortan la selva, viene una afectación severa al suelo, se empiezan a alterar las lluvias, se erosionan los suelos. Generalmente son terrenos en formación que se deben mantener en selva.

Después utilizan los precursores químicos. Esos precursores químicos contaminan las corrientes de agua, son grandes enemigos de la fauna y de la flora.

Nosotros creemos que todos los días tenemos que mejorar más la manera de erradicar la droga para eliminarle al país esa gran dificultad, que tiene también unas connotaciones muy severas en contra del medio ambiente.

Quería sugerirles a ustedes que en la lucha contra el calentamiento global se incluya la lucha contra las drogas ilícitas, dada la experiencia de Colombia de tener en las drogas ilícitas el enemigo principal contra nuestra selva, cuyo cuidado debe ser nuestra primera contribución en esa estrategia contra el calentamiento global.

Alternativas. La mejor alternativa es el crecimiento general de la economía. Estamos haciendo también esfuerzos muy puntuales en esas áreas: siembras de caucho, siembras de palma africana, piscicultura, ensayos de vainilla, otros productos.

Y un programa en el cual tenemos mucha fe: se llama Familias Guardabosques. Hoy tenemos en el programa 66 mil familias. Son familias rurales que en alguna forma estuvieron vinculadas al negocio de las drogas.

El Gobierno ha hecho este acuerdo con esas familias: ustedes abandonan el cultivo de drogas ilícitas, cuidan la recuperación de la selva, y el Gobierno le paga a cada familia algo más de dos mil dólares al año, además de ayudas en crédito. Pueden desarrollar proyectos productivos en áreas marginales. Ayudas en educación, etcétera.

Esas familias permanecen más o menos tres años en el programa. En la administración nuestra han pasado por el programa 90 mil familias, pero necesitaríamos muchas más. Prácticamente ese esfuerzo de Familias Guardabosques lo hemos hecho contra recursos del presupuesto nacional de Colombia.

Creemos que es un gran instrumento para la protección de la selva. En Colombia, para proteger la selva contra la amenaza del narcotráfico, de la narcoproducción. En otros países, para darle un ingreso a las comunidades rurales que viven en la selva, a fin de que no tengan que destruir la selva para sembrar cultivos, así esos cultivos sean lícitos.

Naciones Unidas hace la vigilancia, el monitoreo del programa. El Gobierno colombiano les paga a las Familias Guardabosques, solamente cuando Naciones Unidas certifica que están cumpliendo debidamente su obligación de mantener un área determinada libre de droga.

Tenemos mucha fe en ese programa, pero mucha angustia, porque necesitamos expandirlo. Colombia ejerce un control, con toda la voluntad política, a lo que es la importación de precursores químicos, el comercio de precursores químicos. Se hacen innumerables esfuerzos en esa materia.

Hay unas cifras muy grandes de decomiso de coca. En algún momento que ustedes quisieran conocerlas, aquí está es señor General Padilla, Comandante General de las Fuerzas Militares, y Ministro Encargado de Defensa, y el señor General Óscar Naranjo, quien es el Director de la Policía y el responsable fundamental de la política antidrogas. También con el General Caro. Y el Vicefiscal General de la Nación también nos acompaña.

Todos los días nos sorprenden las habilidades de la delincuencia. En el último año se han decomisado una gran cantidad de embarcaciones sumergibles que transportan la coca a grandes distancias. Se han decomisado embarcaciones, se han encontrado por México, se han encontrado por parte de Colombia.

Aquí hace pocos días se destruyó la fábrica donde estaban construyendo estas embarcaciones.

En materia de envíos aéreos, hemos sido más efectivos en el control, porque con Estados Unidos se restableció desde 2004 la interceptación aérea. Ha ayudado mucho, y eso ha disminuido -en los videos de Naciones Unidas se ve- una menor cantidad de trazas sobre el espacio aéreo colombiano. Eso ha ayudado muchísimo a avanzar en la interceptación aérea. Hay un buen sistema de interceptación aérea.

Hemos trabajado también mucho la extradición. En el Gobierno nuestro han sido extraditadas, se han firmado casi 900 órdenes de extradición. La extradición ha sido un disuasivo importante. Creemos que hay que dar otro paso: nosotros queremos hablar con los países requirentes, especialmente con Estados Unidos, porque así como en el pasado nos preocupaba que allá fueran a imponer sanciones superiores a la pena máxima colombiana, ahora nos preocupa que las negociaciones allá con narcotraficantes lleven a que les impongan una pena prácticamente indulgente, que se convierte en motivo de burla.

El próximo paso que queremos dar en materia de extradición, es examinar con los norteamericanos, como el mayor país requirente, que cualquier negociación que se lleve a cabo en los Estados Unidos con los narcotraficantes extraditados, por lo menos les impongan una pena mínima severa.

Es la nueva preocupación nuestra, porque extraña mucho cuando se oye decir que hubo un acuerdo allá con un juez de los Estados Unidos, y que un narcotraficante pagó una pena mínima y sale a vivir como un rey. Ese es un estímulo perverso.

En el tema de consumo tenemos mucha preocupación. Esta ciudad, que se ha recuperado tanto en turismo, puede recibir este año 200 mil – 250 mil pasajeros de cruceros del Caribe. Colombia, que había dejado de recibir los cruceros del Caribe, recibe este año, entre Cartagena, Santa Marta y San Andrés, alrededor de 300 mil personas. Ya han salido videos donde muestran a algunos turistas que vienen a buscar droga. O a mi ciudad de Medellín o a la capital, a Bogotá.

Nosotros, hoy, por interpretación de la Corte Constitucional del pasado, no podemos sancionar la dosis personal. Y nos preocupa mucho que el esfuerzo que se hace contra la producción, contra el tráfico, pierda buena parte de sus efectos, por la imposibilidad constitucional de sancionar la dosis personal.

El lunes nos reuníamos con la Policía de Cartagena. Aquí está el Comandante, el señor Coronel Carlos Mena, y nos decía: ‘Capturamos a los distribuidores de droga. Pero los jueces de garantías encuentran que lo que tiene cada distribuidor de droga es una dosis personal, no penalizable, y entonces los ponen en libertad’.

Uno de nuestros recursos de insistencia al Congreso de Colombia, y aquí hay una delegación importante de congresistas, es que nos ayuden a incorporar la reforma constitucional para poder sancionar la dosis personal.

La indulgencia frente al consumo es muy grave. No se entiende que un país que puede erradicar este año más de 200 mil hectáreas, sumando fumigación más erradicación manual, un país que en seis años ha extraditado casi a 900 personas, sea un país que tenga indulgencia con la dosis personal.

Y la dosis personal estimula enormemente la distribución. Ahí tenemos nosotros una falencia y una gran angustia.

No hay mal que por bien no venga. Confío que esos videos que hemos visto con mucha pena en la televisión, llamen la atención de nuestro Congreso para que este año, sin mayor dilación, se pueda probar la reforma constitucional que nos permita la sanción a la dosis personal.

Además es un camino de inducción de la niñez a la criminalidad. Se utilizan muchos niños menores de 18 años, penalmente, inimputables, para hacer la distribución de droga.

Entonces la inimputabilidad del menor, sumada a la falta de sanción de la dosis personal, estimula muchísimo la distribución y estimula muchísimo el consumo.

En materia de control a la riqueza ilícita, Colombia ha avanzado mucho. Primero, en la administración del Presidente Ernesto Samper se aprobó una ley para decomisar riqueza ilícita.

La práctica de esa ley demostró muchas dificultades, porque se obligaba a las autoridades de justicia, a la Policía Judicial, a la Fiscalía, a recoger todo el acervo que condujera a plena prueba de que la persona había adquirido ese bien con recursos ilícitos.

La primera ley aprobada en el ejercicio de nuestro Gobierno, por el Congreso, permite que la Fiscalía, la Policía Judicial, cuando haya un indicio, un motivo de sospecha, puedan pedirle al propietario de un bien que explique el origen de los recursos con los cuales lo adquirió.

Entonces ahí se traslada buena parte de la carga de la prueba al propietario. Se puede aplicarle una medida cautelar, un decomiso transitorio, preliminar, una interceptación. Y es el juez, con la sentencia, quien dice si el bien queda definitivamente extinguido del dominio, en cabeza del anterior propietario, o si se le regresa al propietario.

Esa ley ha servido muchísimo. En los últimos años hemos visto mucha prosperidad en esta ciudad de Cartagena y en todo el país. Ustedes miran la cantidad de construcciones nuevas en Cartagena, y podría decirles que eso no tiene dineros del narcotráfico.

El narcotráfico se apoderó de buena parte de la Colombia rural. Gracias a esa ley, hoy ya está muy disminuida la adquisición de predios rurales por parte del narcotráfico. En algunas zonas prácticamente eso ha desaparecido.

Hemos tenido un problema es con la administración de todos esos bienes. Allí tiene este Gobierno una dificultad. No hemos podido encontrarnos con un mecanismo eficiente, totalmente transparente, de administración de todos esos bienes.

Uno de los retos que tiene el nuevo Ministro del Interior (Fabio Valencia Cossio) es resolver, en cuestión de semanas, la administración de todos esos bienes.

Estamos procurando monetizarlos: que bien interceptado, se pueda vender. Si posteriormente la sentencia confirma la extinción, ese dinero queda en poder del Estado. Si la sentencia niega la extinción, se le devuelve al propietario.

En la extinción de dominio hemos tenido la enorme dificultad de la administración de esos bienes. Allí nos ha faltado eficiencia. No hemos sido suficientemente eficientes para administrarlos debidamente, ni para derrotar la corrupción que desde un principio se introdujo en el manejo de esos bienes. Allí tenemos un reto por delante, que reconocemos.

Nosotros queremos hacer eco de las palabras del Presidente Fernández en 2007, invitar a todos ustedes, presidentes, cancilleres, delegados de los países hermanos, a que trabajemos conjuntamente contra este flagelo.

Colombia tiene todavía terrorismo, porque tiene droga.

Cuando uno estudia cómo terminaron los problemas con movimientos guerrilleros en otros países y en países hermanos, encuentra que una de las causas es que esas guerrillas vivían de donaciones. Muchas de esas donaciones provenientes de Europa Occidental, de Ong’s de Europa Occidental. Cuando se frenaron esas donaciones, se creó la necesidad de estimular los acuerdos.

El problema nuestro es que estos grupos violentos en Colombia son muy ricos por el narcotráfico. En los años sesenta eran grupos ideológicos, en la orilla opuesta al narcotráfico. Paulatinamente se empezaron a acercar al narcotráfico y hoy son inseparables del narcotráfico.

Colombia tuvo ese movimiento paramilitar, tan cruel como la guerrilla, sustentado en el narcotráfico. Colombia sin narcotráfico, hace rato que hubiera superado esta amenaza.

Es muy importante destacar los aspectos positivos de colaboración de muchos de ustedes. Permítanme solamente destacar dos hechos recientes: el Gobierno de Venezuela nos ayudó con la captura de Gabriel Culma Ortiz, a quien el grupo terrorista de las Farc había designado como sustituto de ‘César’.

‘César’ está preso. Es quien tenía secuestrada a la doctora Ingrid Betancourt y a otros de los cautivos. Y a este señor Culma Ortiz lo habían nombrado como el sustituto de ‘César’.

Queremos agradecer al Gobierno de Venezuela su colaboración. Ayer fue deportado y entregado al Gobierno de Colombia.

Es muy bueno estimular esta hermandad, por la vía de destacar los hechos positivos.

Y queremos de corazón felicitar al Gobierno de México, al Presidente Calderón, por su valerosa lucha contra este flagelo.

Lo reconocemos con pena, lo reconocemos con pena, que buena parte de la cocaína que afecta al Caribe, a República Dominicana, a todos nuestros hermanos del Caribe, que afecta a todos nuestros hermanos de Centroamérica, va de Colombia.

Pero así como lo reconocemos, también reafirmamos nuestra determinación total de derrotar a estos bandidos. Y en esa determinación, nos ayuda el éxito que ustedes puedan tener.

Esta lucha del Presidente Calderón es encomiable. Esta mañana nos contaba la cifra de policías asesinados este año en México. El pueblo mexicano está pagando un sacrificio tan alto, como el que en su momento pagó Colombia y sigue pagando en esta lucha.

La captura ayer de Ever Villafañe, en México, es un paso muy importante en el proceso de desvertebrar a los grandes carteles de la droga. Nosotros lo celebramos.

Lo que queremos hacer con todos ustedes es que nuestro Gobierno, nuestra Policía, nuestras Fuerzas Armadas, nuestra administración de justicia, se integren con todas las instituciones de estos países hermanos, para poder tener éxito en esta lucha.

Queríamos proponer qué se creara aquí una especie de órgano ejecutivo, sin costos, sin burocracia, que podría ser manejado por una troica, si ustedes lo tienen a bien, donde estén el gobierno anterior, la nueva sede y la siguiente.

Debería empezar, si ese fuera el esquema, si hay otro lo estudiaremos, esto como para activar la idea, si este fuera el esquema, la troica inicial estaría integrada por República Dominicana, que fue la anterior sede; Colombia, la actual, y México, que ha pedido ser la siguiente sede. Y así seguiría rotando. Porque un seguimiento ejecutivo de una troica puede ayudar mucho a fin de que estas declaraciones se vayan convirtiendo en realidades.

Quiero invitarlos a todos a que enfrentemos este problema, incluso más con visión de padres de familia, que con responsabilidad política de Estados. Cuando uno observa este daño a las sociedades, se conmueve más como padre de familia, que como jefe de Estado.

Creo que el gran deber aquí es con los jóvenes y con los que habrán de venir. Y por eso la lucha es entre todos. Nosotros no queremos sino adelantar una lucha con hermandad, resaltar la colaboración que de cada quien recibamos y ofrecer toda nuestra colaboración.

Creo que es más práctico avanzar uniéndonos y resaltando lo bueno, que haciendo los reclamos, en la relación entre nosotros y en la relación con los grandes países industrializados.

Puede que allá haya más consumo, pero también tienen producción. Puede que aquí haya más producción, pero también tenemos consumo, y creciente consumo. Por eso esto dejó de ser una lucha entre quienes reclamamos porque allá consumen, y ellos que reclaman porque aquí producimos. Esta tiene que ser una lucha donde todos participemos hombro a hombro. Y nosotros, que somos los vecinos hermanos, que nos ayudemos con toda la determinación.

Lógicamente, el que más ayuda necesita es Colombia, porque tiene el mayor problema. Pero también en la medida en que nosotros podamos superar ese problema aquí, les vamos a causar menos problemas a todos ustedes.

Muchas gracias y bienvenidos”.