Es el municipio más extenso de Risaralda. Allí convergen tres razas con sus propias culturas, que se caracterizan por el respeto al entorno natural. Estas condiciones hacen de Pueblo Rico el lugar ideal para implementar acciones de etnoturismo, proyectos artesanales, culturales, investigativos y educativos.
Pueblo Rico, Risaralda, 21 ago (SP). A 93 kilómetros de Pereira, sobre una gran manta verde en plena cordillera occidental, se levanta Pueblo Rico, el municipio más extenso de Risaralda y uno de los principales pulmones de esta región del país.
La región es una mezcla de culturas triétnicas, adornada por atractivos como el Cerro Tatamá, las piscinas naturales, los cultivos de chontaduro, las artesanías indígenas y su inmensa riqueza en flora y fauna.
El municipio cuenta con una extensión de 1.020 kilómetros cuadrados y una población superior a los 12 mil 300 habitantes.
Pueblo Rico es un refugio para quienes buscan la tranquilidad y la belleza que ofrece la exótica naturaleza de los paisajes, ríos, quebradas y cerros distribuidos en 84 veredas y los corregimientos de Villa Claret y Santa Cecilia.
Una gran variedad de atractivos que los habitantes de la región quieren dar a conocer a todos los colombianos.
“En principio queremos que conozcan las fortalezas que tiene el municipio. Tenemos culturalmente la etnia afro, indígena y mestiza, y un ambiente importante de biodiversidad que hace parte de la zona del Chocó biogeográfico donde se encuentran la mayoría de los pisos térmicos, además de gran cantidad de flora y fauna endémicas”, explica Jaime Mena, Alcalde de Pueblo Rico.
Conjugación perfecta de tres etnias
Conocido como “crisol étnico” o “municipio verde”, en la cultura de Pueblo Rico se encuentra un proceso que crea y recrea una realidad social, con significados en cada una de las acciones de su acontecer cotidiano y con procesos simbólicos de su propio pensamiento.
Y eso se refleja en la combinación de las razas indígena, negra y mestiza, presentes a lo largo de todo su territorio.
Allí se refugia la tradición del 34 por ciento de población Embera-Chamí y Embera Katio, el 14 por ciento del sabor de los Afrocolombianos y el 52 por ciento de la pujanza emprendedora de los mestizos de raíces paisas.
“Los grupos triétnicos de nuestra localidad han vivido desde los tiempos de la colonia de una manera pacífica. Aquí ya se encontraba la comunidad indígena y los afrocolombianos llegaron huyendo del proceso de esclavitud que se estaba viviendo en Tadó, Chocó.
A través de su recorrido formó palenques hasta llegar a esta parte del territorio. Igual pasó con los mestizos, quienes empezaron a emigrar de departamentos como Antioquia y el Eje Cafetero”, aseguró Carlos Andrés Bonilla, gerente de la empresa de servicios públicos de Pueblo Rico y conocedor de la cultura triétnica del municipio.
Otra característica que marca la diferencia en la región es el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales.
En la cuenca del río San Juan, donde predomina la población negra e indígena, se encuentran sistemas basados en horticultura y la agricultura itinerante, la recolección y la cacería, prácticas de uso apropiadas para las zonas selváticas.
Mientras tanto, en la cuenca del río Negro y la cabecera municipal prevalece la población mestiza, donde la arquitectura de sus casas y los productos son típicos de la cultura paisa.
En Pueblo Rico la raza negra conjuga su vida profana con su concepción religiosa, y el pasado con el presente; mientras tanto, el indígena busca recrear su existencia y equilibrarla con la naturaleza; y el mestizo hace una mezcla atrevida de todo lo que ve y lo relaciona para hacer más llevadera su existencia.
“A pesar de que tenemos costumbres e ideas diferentes, nos aceptamos y nos respetamos en forma pacífica y en armonía. Cada quien puede mostrar y desarrollar su cultura, y eso ha permitido crear el respeto y la tolerancia”, anotó el funcionario.
La permanente interacción y convivencia de estas razas en un mismo territorio, al compartir y articular sus diferentes expresiones culturales, convierten a Pueblo Rico en un lugar donde se pueden implementar acciones de etnoturismo, de proyectos artesanales, culturales y educativos, entre otros.
Una riqueza oculta entre el Tamamá y el Río San Juan
Pueblo Rico se ubica dentro de la cuenca del Río San Juan, una posición envidiable desde el punto de vista de desarrollo sostenible y como centro de conservación de recursos a nivel mundial.
“Esta región se encuentra en el silencio de los bosques húmedos donde hay una oferta ambiental como el Parque Nacional Natural Tatamá, considerado ‘el abuelo de los ríos’, una de las zonas de bosque andino más ricas gracias a su estado de conservación”, explica William Martínez Castaño, docente de la Institución Educativa San Pablo.
Su riqueza natural también incluye el Parque Regional Natural la Cuchilla del San Juan, el Parque Municipal Natural Río Negro, la áreas de manejo especial Alto Amurrapa y la zona indígena, el Jardín Botánico Cuna de Venus del Tatamá, así como ríos, cascadas, piscinas naturales y cerros como la Teta de la Bruja y el Alto de Pelahuevos.
La flora diversa, exótica e inimaginable abunda en esta área selvática. Se conservan en el bosque maderas como el guayacán, dinde, cartageño, cedro, nogal, comino y el laurel en sus distintas variedades.
Y su fauna es incomparable. Se encuentran especies únicas en el mundo como las serpientes equis 24, coral, verrugoso y jepá. También la zona esta poblada por mamíferos como la danta, el oso hormiguero, el tigrillo, el oso andino o de anteojos, la rana kokoi y la combinación de una gran variedad de aves.
Sus habitantes se ufanan de ver los cambios de colores que sufre la cordillera al amanecer de pasar de un verde natural que acompaña el día a día, a un azul celeste que cubre el majestuoso Cerro Tatamà en las tardes, y la llegada de la neblina en sus anocheceres.
La riqueza hídrica en esta población permite el desarrollo de proyectos energéticos, de comercialización de agua y de abastecimiento para los municipios vecinos, lo que permite ser considerado un distrito productor de agua.
Proyección económica
La economía de Pueblo Rico gira alrededor de la caña, el banano bocadillo o primitivo, el cacao, el chontaduro, el fique, la explotación forestal y el pancoger.
Actualmente en este municipio se desarrolla la producción de caña panelera en 1.167 hectáreas, producto que se lleva a 153 trapiches, de los cuales 10 son comunitarios.
“Son 3.450 toneladas de panela por año que se procesan, para una producción en promedio entre 2000 y 2400 bolsas de panela. En todo el proceso trabajan 700 familias y su mercadeo se orienta básicamente hacia los municipios de Apía, Santuario, La Virginia y Pereira, así como algunos poblaciones del Departamento de Chocó”, dijo el ex alcalde de Pueblo Rico, Germán Osorio.
La ganadería es uno de los renglones de la economía que ha empezado su auge después de la recuperación del orden público en la zona y el regreso de los habitantes a la región.
Pueblo Rico tiene las mejores oportunidades de desarrollo para convertirse en una potencia ecoturística ambiental, investigativa y económica de Risaralda, de Colombia y del mundo. |