Umuriwa, pueblo indígena arhuaco ubicado en el corregimiento Azúcar Buena - La Mesa-, jurisdicción de Valledupar. Está rodeado de cerros que están en proceso de regeneración natural.
Esta población, que se encuentra fuera de la zona de Reserva Natural y del Parque Natural de la Sierra Nevada, es el lugar donde se le aclaran y se le encomiendan las funciones que hoy en día tienen que cumplir cada uno de los fenómenos y elementos naturales.
Es decir, que allí se le da una función específica al día y a la noche, al agua y al viento, al aire y al fuego, a los rayos, truenos, piedras, bosques y nubes.
Su altura promedio es de 223 metros sobre el nivel del mar. Su piso térmico es cálido templado y posee una temperatura promedio de 20 grados centígrados.La topografía de este territorio indígena es ondulada y quebrada.
Para llegar a Umuriwa se debe tomar la vía que de Valledupar conduce al corregimiento de Azúcar Buena (La Mesa), por carretera destapada a media hora en vehículo.
En este nuevo pueblo indígena habitarán permanentemente 18 familias, 108 personas aproximadamente.
Igualmente se beneficiarán indirectamente 150 familias, un total de 1.350 habitantes, pertenecientes a las comunidades de Izrrwa, Yugada, Sabana Crespo, Birwa, Nabusimake y Seynimin.
Teniendo en cuenta que el pueblo Arhuaco está conformado por 27.000 indígenas, la población de Umuriwa representa el 5 por ciento de este total.
En el corregimiento de Azúcar Buena existen aproximadamente 250 viviendas de campesinos, de las cuales 70 son del centro poblado rural y 170 dispersas en las distintas veredas, donde habita un promedio de una familia y 8 personas por vivienda.
La diversidad de sus pobladores hacen de Azúcar Buena el pedacito de la Sierra donde se puede apreciar un importante ejemplo de convivencia, pues allí habitan indígenas, campesinos, 23 familias desplazadas, 29 desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia ( AUC), reinsertados del Ejército Popular de Liberación (EPL) y M-19, así como viudas y huérfanos que ha dejado la violencia.
Umuriwa se construyó sobre un predio comprado por la Confederación Indígena Tayrona en el año 2002. El predio denominado el Corralito posee 4 hectáreas y fue adquirido con recursos de transferencias al Resguardo Indígena Arhuaco, por valor de 6 millones de pesos.
Posteriormente se realizó un convenio de cooperación para el diseño de las obras comunales entre el Comité de Cafeteros del Cesar y La Guajira y Acción Social. El diseño estuvo a cargo del arquitecto indígena arhuaco, Jair Zapata, lo que permitió que las construcciones se enmarcaran dentro de la cosmogonía indígena.
En cuanto a las edificaciones tradicionales, fueron el resultado de un convenio entre el Resguardo Indígena Arhuaco y Acción Social. Allí se construyeron 18 viviendas tradicionales, un centro de reuniones, una cocina comunitaria, una casa de herramientas y otra de alojamiento.
La comunidad indígena realizó una muralla en piedra, la cual fue apoyada a través de la modalidad de ‘Alimentos por Trabajo’ de la Operación Prolongada de Socorro y Recuperación, programa adelantado por Acción Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Las construcciones son producto del trabajo conjunto de alrededor de 120 indígenas, que de manera permanente brindaron su mano de obra y conocimientos tradicionales durante los meses mayo y agosto de este año.
Las viviendas son el resultado de la búsqueda del equilibrio entre las costumbres Arhuacas y el mejoramiento de la habitabilidad. Es así como se logra que las viviendas sean más amplias, que tengan dos ventanas, y el piso y las paredes estén cubiertas con arcilla reforzada.
Por su parte, las obras comunales construidas en Umuriwa corresponden a las necesidades propias de los distintos grupos asentados en la cuenca del río Azúcar Buena. Fueron construidas con recursos de la Oficina de Alto Comisionado para la Paz - Fondo de Programas Especiales para la Paz. El ejecutor fue el Comité de Cafeteros Cesar y La Guajira, por un valor de 509 mil 081 millones de pesos. La supervisión estuvo a cargo de Acción Social.
La infraestructura comunal para los indígenas está representada en un restaurante y un preescolar, que servirá como espacio de transición para los niños en su proceso de escolaridad. Lo que se busca es suavizar su paso a la escuela porque los niños indígenas no aprenden castellano sino hasta cuando entran al colegio.
Para la comunidad campesina se concertó y construyó el mejoramiento y ampliación de la Institución Educativa Virgen del Carmen y un restaurante escolar.
Actualmente, la Gobernación del Cesar trabaja en el mejoramiento de la vía de acceso al pueblo, y la construcción y adecuación del sistema de acueducto, a cargo de la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar (Emdupar).
Seykun
(Sey: antes del sol de hoy Kun: padre espiritual)
Seykun, es un pueblo indígena arhuaco ubicado en Villa Germania, corregimiento del municipio de Valledupar. Al igual que Umuriwa se encuentra fuera de la zona de Reserva Natural y del Parque Natural de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Pertenece a la cuenca hidrográfica del río Ariguaní y está ubicado en la cuenca del río El Diluvio, límite del municipio de Pueblo Bello, Cesar.
Tiene una altitud de 582 metros sobre el nivel del mar y una temperatura de 16 a 24 grados centígrados.
Para llegar a Seykun se toma la carretera de Valledupar a María Angola, y de ahí hasta Villa Germania, por carretera destapada, aproximadamente a tres horas en vehículo.
Seykun es el lugar donde se estableció el padre de todos los fenómenos naturales que producen energía, como el trueno, el rayo, el fuego y las tempestades. Los indígenas los controlan a través de los pagamentos.
Para los campesinos, Villa Germania es el nombre que se adoptó en honor al propietario de las tierras señor Manuel Germán Cuello, político del Cesar, quien donó el predio para su construcción hace aproximadamente 50 años. Este lugar fue el refugio de colonos que, huyendo de la violencia del interior del país, se ubicaron allí.
En Seykun habitarán de manera permanente 18 familias, 108 personas aproximadamente. También se beneficiarán indirectamente otras 120 familias, para un total aproximado de 1.000 indígenas Arhuacos pertenecientes a las comunidades de Sogrome, Donachui, Timaka, Yukuinchukwa, Mamarwa, Bunyuagueka, chundwa.
La población de Seykun representa el 3,7 por ciento del total de la población arhuaca.
Seykun es la representación real de la recuperación del territorio porque se encuentra ubicado en la zona de ampliación del resguardo. Representa la realización del sueño de los Mamos de recobrar el territorio estructuralmente ancestral.
Para la construcción de Seykun se adquirió, en abril de este año, el predio Aguas Lindas con una extensión de 243 hectáreas y por valor de 161 mil millones de pesos. Esto se logró gracias a un convenio de cooperación entre la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta y la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar).
Las obras comunales se realizaron gracias al convenio de cooperación firmado entre el Comité de Cafeteros Cesar y La Guajira y Acción Social.
Las construcciones tradicionales, por su parte, fueron el resultado de un convenio entre el Resguardo Indígena Arhuaco y Acción Social. Esto permitió la construcción de 18 viviendas tradicionales, un centro de reuniones, una cocina comunitaria, una casa de herramientas y otra de alojamiento.
El pueblo tradicional tiene una muralla en piedra construida por la comunidad indígena, apoyada bajo la modalidad ‘Alimentos por Trabajo’ de la Operación Prolongada de Socorro y Recuperación, programa adelantado por Acción Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
En estas construcciones participaron alrededor de 80 indígenas, que de manera permanente brindaron su mano de obra y conocimientos tradicionales desde abril hasta el mes de julio del año 2008.
La construcción de obras tradicionales tiene gran trascendencia para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. La herencia de sus antepasados enseña que la unión de los materiales utilizados -las obras finalizadas-, representan una nueva persona a la que debe dársele “piso espiritual”.
Para esto, y para retribuir a la Madre Tierra el uso de los elementos obtenidos de ella, se realiza un acto de pagamento mediante una ceremonia de bautizo. El rito consiste en velar la construcción una noche completa familiarizándola con la función que va a tener en el futuro.
La infraestructura comunal de Seykun busca la conservación de las características propias de la cultura arhuaca, fue construida con recursos de la Oficina de Alto Comisionado para la Paz- Fondo de Programas Especiales para la Paz.
La ejecución de la obra estuvo a cargo del Comité de Cafeteros Cesar y La Guajira, y el costo fue de más de mil 218 millones de pesos.
La supervisión fue realizada por Acción Social y está representada en un centro etno-educativo, un centro de salud, un restaurante escolar, la interconexión eléctrica y el sistema de acueducto para las obras y el mejoramiento de la vía.
El asentamiento indígena más cercano a Seykun, se encuentra a 5 horas de camino, lo que justifica la llegada de estas familias al nuevo pueblo.
La conformación del pueblo ha dejado un importante ejemplo de convivencia y apoyo con las familias campesinas de la zona, que siempre han estado en la mejor disposición para su construcción.
Allí se han realizado importantes intercambios. Por ejemplo, los profesores de Villa Germania han solicitado a los docentes indígenas que vayan a las escuelas a enseñar a sus alumnos sobre la cultura indígena. Y en un gesto de agradecimiento, los estudiantes fueron hasta Seykun y conjuntamente hicieron una limpieza del pueblo.
El cordón ambiental
El Gobierno Nacional se impuso la meta de recuperar integralmente la Sierra Nevada. Uno de los propósitos es la preservación, conservación y defensa del medio ambiente y los recursos naturales de esta importante región, que comprende los departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira.
Para cumplir con este reto, se comenzó la construcción de los pueblos indígenas, que conformarán un cordón ambiental respetando las tradiciones de las cuatro comunidades que habitan la Sierra Nevada: Los Arhuacos, los Kogis, los Wiwas y los Kankuamos.
El primer gran paso en este cometido se dio el 14 de abril del 2007 cuando el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, en compañía de autoridades civiles, militares, del orden nacional, departamental y municipal, inauguró Gunmaku, el primer pueblo indígena de la Sierra Nevada, donde habitan los Arhuacos.
Allí el Gobierno reafirmó su compromiso con el proyecto del cordón ambiental para la Sierra Nevada y dijo que se continuaría con la construcción de pueblos indígenas que servirían para la defensa del medio ambiente.
De inmediato se inició a la construcción de Dumingueka, el segundo pueblo indígena en la Sierra Nevada, donde hoy habitan 60 familias de la comunidad Kogi, ubicado muy cerca del corregimiento de Mingueo, municipio de Dibulla, departamento de La Guajira.
Este proyecto, que necesitó de nuevas inversiones por más de mil quinientos millones de pesos, contó con el apoyo de Acción Social de la Presidencia de la República, del Comité de Cafeteros de Cesar y La Guajira, y la Gobernación de La Guajira.
El punto de partida
Gúmaku, construido en la parte baja de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre el río Tukurinka y la quebrada Tres Vueltas, con un área de 37 hectáreas, se convirtió en el primer pueblo indígena construido por el Gobierno Nacional en esta región y es ejemplo de recuperación social del territorio.
El pueblo es el resultado de un largo y único trabajo de concertación entre funcionarios públicos y líderes indígenas, que incluyó la elección y compra de los terrenos, el diseño de las viviendas, el sitio de reunión y las casas ceremoniales.
Las obras permitieron el ordenamiento territorial del pueblo Gúnmaku en tres espacios: Centro de Deliberaciones, Centro de Servicios Públicos y Centro de Tradiciones.
El primero, ubicado en la parte baja del pueblo, está destinado única y exclusivamente a los encuentros espirituales, en el que circulan mamos, cabildos e indígenas. Aquí se deliberan los aspectos más importantes de la comunidad y de su entornola Sierra Nevada de Santa Marta. Este sitio, al que además, solo ingresan personas que han logrado ganarse la confianza de la comunidad indígena, fue limpiado y adecuado con piedras que sirven de asientos.
El segundo, se encuentra en la zona media del pueblo. Construido con las técnicas occidentales, pero con la debida aprobación de las comunidades indígenas, concentra los servicios de educación, de salud y del restaurante escolar.
El centro educativo cuenta con una planta de docentes indígenas y fue dotado por la Gobernación de Magdalena.
La Embajada de Estados Unidos construyó el centro de salud que por solicitud de los indígenas lleva el nombre del mamo Mariano Suárez, líder Arhuaco que fue asesinado en noviembre de 2004 por las Farc cuando recogía café en compañía de su familia. El centro fue dotado por el Ministerio de la Protección Social, el Departamento del Magdalena y la Organización Indígena, incluyendo la entrega de una ambulancia.
El tercero y último espacio, está ubicado en la parte superior. En el se encuentran las viviendas tradicionales y las casas ceremoniales, respetando los elementos propios de la arquitectura Arhuacana, el respeto por sus particularidades socioculturales y la consolidación de su territorio y de las zonas de ampliación del resguardo.
A través del proyecto de vivienda de interés social rural que adelanta el Gobierno, el pueblo Gúnmaku cuenta con viviendas para 39 familias, dos casas de ceremonias y dos para la preparación de los alimentos. El uso de la tierra y de las cubiertas vegetales, incorpora elementos propios de la arquitectura indígena de las etnias de la Sierra Nevada de Santa Marta.
La casa de los Kogis
Dumingueka cuenta con 60 viviendas tradicionales, que fueron construidas por los mismos indígenas, quienes por su trabajo recibieron mercados y herramientas gracias al Programa Operación Prolongada de Socorro y Recuperación, que adelanta Acción Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y el Programa Mundial de Alimentos.
Este pueblo indígena además, cuenta con un puesto de salud, una escuela, un internado para los niños, un restaurante escolar, un centro de reuniones y dos Kankuruas, uno para los hombres y otro para las mujeres.
Gracias a estos trabajos, la educación en este pueblo indígena recibirá un impulso importante.
radicionalmente, la mujer Kogi no asiste a la escuela. Tras un acuerdo se logró que el 30 por ciento de la población estudiantil sea de niñas, que recibirán educación primaria y secundaria.
Otro de los avances para destacar es la construcción de un hogar de paso para los enfermos de Tuberculosis. Los Kogis es la comunidad que más padece esta penosa enfermedad, presentando los índices más altos en Colombia y América Latina.
La construcción de este segundo pueblo indígena no sólo traerá beneficios para los Kogis, pues el proyecto también contempla el mantenimiento de 10 kilómetros de la vía que comunica este asentamiento con el corregimiento de Mingueo. Los colonos que habitan en cercanías a Dumingueka ahora tendrán mejores condiciones para comercializar sus productos agrícolas. |