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Julio 02

Declaración de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a su llegada a Catam

Bogotá, 2 jul (SP). “A mí se me sale la voz porque estoy muy, muy emocionada. Acompáñenme, primero, a darle gracias a Dios, a la Virgen. Mucho le recé. Mucho me imagine este momento con mi mamita (nos más llanto). A Dios, primero; segundo, a todos ustedes que me acompañaron en sus oraciones, que pensaron en mí, que me tuvieron en su corazón, así fuera por un momentito; que, de pronto, sintieron compasión por nosotros los secuestrados; que nos hicieron vivir en sus vidas; que rechazaron el que la única solución fuera tener que esperar. A todos ustedes, colombianos, y a los que nos acompañaron en el mundo entero, que hicieron que estuviéramos vivos, que de alguna manera el mundo se enterara de lo que nos estaba sucediendo.

Gracias al Ejército mío, de mi Patria Colombia. Gracias a su impecable operación. La operación fue perfecta. Esta mañana, cuando me levante, recé el Rosario a las 4:00 de la mañana; me encomendé a Dios. Teníamos la expectativa que de pronto alguno de nosotros pudiera ser liberado por una comisión internacional de la cual ustedes, los medios, habían hablado.

Yo les debo mucho a los medios de comunicación. Si no hubiera sido por ustedes, probablemente tampoco estuviera viva. Aquellos de ustedes que tomaron de su tiempo para darnos en los espacios radiales la posibilidad de comunicarnos con nuestras familias, cuánto les debo.

Pudimos soñar, pudimos mantener la esperanza viva porque oíamos a los nuestros, a mi mamá, durante 7 años, a las 5:00 de la mañana. A mis niños; a todos los que yo quiero; a los medios de comunicación de Colombia, está victoria también es de ustedes.

Esta mañana, a la 5:00 de la mañana, oí a mi mamá. Iba a tomar el avión para Francia. Oí a mi hija Melanie, que me decía que se iba para la China. Oí a mi ex esposo, el papá de mis hijos, a quien adoro, Fabrice, diciéndome que había una foto mía en una cumbre en el Mont Blanc, en Francia, y pensé: ‘Bueno, de pronto no hay nada; de pronto esta vez no es para mí’.

Después nos hicieron empacar los equipos. Estuvimos esperando todo el día. No sabíamos qué y una hora antes que llegaran los helicópteros, el comandante ‘Asprilla’ habló conmigo y me dijo que todos íbamos a subir en un helicóptero, que nos iban a llevar, no sabían ellos a dónde, pero era para hablar con un jefe, un mando.

Entonces yo le pregunté si era con ‘Alfonso Cano’ o con el ‘Mono Jojoy’ y me dijo que probablemente, que ellos no tenían el detalle, pero era alguien muy importante y que de ahí nos trasladaban a algún sitio para tenernos en una situación de cautiverio mejor que la que teníamos y, claro, ahí se nos rompió el corazón. A mí se me rompió porque mas cautiverio, otro traslado, perder las esperanzas de una liberación.

Oímos los helicópteros. Mire para arriba, al cielo, y pensé: qué curioso es sentir felicidad oyendo un helicóptero cuando durante 7 años, cada vez que oigo el helicóptero, se me acelera el pulso, me da miedo, tengo que coger el equipo, correr, escondernos. Estos eran helicópteros blancos. Sentí que era emocionante. Nos hicieron cruzar el río. Llegamos a un sitio, todos con un guardia guerrillero armado al lado. La guerrillera que me tocó a mi era tosca: “Apúrese, ándele”, como siempre.

Llegaron los helicópteros y salieron unos personajes absolutamente surrealistas; unos señores vestidos con unos logos y con unas cosas que los certificaban de ser delegados de yo no se qué cosa. Y yo miraba todo esto y decía: ‘¿Pero está gente quién es? ¿Qué comitiva internacional es esta? ¿Qué comisión internacional?’ Y pensé: ‘¿Será que nos van a volver a poner de payasos en otro nuevo circo?, y yo no quiero prestarme para esto’.

Entonces, hablaron con el comandante ‘Enrique’ y con el comandante ‘César’. Miré más de cerca y vi que tenían camisetas del ‘Che’ Guevara y pensé: ‘Esto es de las Farc. Esto no es una cuestión ni salud. No es una brigada de salud, no es nada’. Y después nos dijeron que ya nos podíamos subir al helicóptero, pero teníamos que subir esposados. Y eso fue muy humillante.

Los muchachos que están conmigo, mis compañeros de infortunio que han sido mi familia; los militares y policías que me han acompañado en estos 7 años, a quienes tanto, tanto les debo, en particular a William Pérez, quien fue mi enfermero en momentos en que estuve muy mal de salud, a él le quiero hacer un reconocimiento muy especial, porque no estaría aquí sin él. Como no estaría aquí sin todos los comandantes del Ejército que tuvieron la valentía de planear este operativo tan extraordinario. A Juan Manuel, por su audacia; al Presidente Uribe, que supo jugársela por nosotros. Gracias, gracias a Colombia, porque somos colombianos, orgullosos de serlo. Les pido a los colombianos que creamos en este Ejército nuestro que nos va a llevar a la paz.

Y cuando nos embarcamos, muy frustrados porque nos pusieron esas esposas, yo no quería ni hablar con las personas que estaban ahí. Ellos trataron de ayudarme con el equipo y no quería que me ayudaran con el equipo. Estábamos muy molestos, muy indignados, muy humillados. Nos subimos al helicóptero. Nos hicieron poner dizque unas chaquetas blancas que porque íbamos a un clima frío, íbamos a sentir frío. Yo dije: ‘Eso no me lo voy a poner’.

Cerraron las puertas del helicóptero. Tomó el helicóptero vuelo. Subimos y, de pronto, hubo algo que sucedió. Yo no me di cuenta bien qué era y, de pronto, vi al comandante que durante tantos años, 4 años estuvo al mando de nosotros, que tantas veces fue tan humillante y tan déspota, lo vi en el suelo, empeloto, los ojos vendados. No crean que sentí felicidad. Sentí mucha lástima. Pero le di gracias a Dios de estar con personas que respetan la vida de los demás aun cuando son enemigos.

El jefe de la operación dijo: ‘Somos el Ejército Nacional. Están en libertad’. El helicóptero casi se cae porque saltábamos, gritábamos, llorábamos, nos abrazábamos. No lo podíamos creer. Díos nos hizo este milagro. Este es un milagro que quiero compartir con todos ustedes, porque yo sé que todos ustedes sufrieron, con mi familia, con mis hijos, sufrieron conmigo. Este es un orgullo para todos nosotros como colombianos.

No hay antecedentes históricos de una operación tan perfecta. Yo creo que en el mundo, de pronto los israelitas, en la historia de Israel, esa fama que tienen ellos de esos comandos operativos tan extraordinarios, de pronto esos pueden asemejarse al golpe que se dio hoy.

Yo no sé si en este momento el ‘Mono Jojoy’ o ‘Alfonso Cano’ sepan de lo que sucedió. De pronto solo hasta ahora se están enterando. Pero lo que sí les puedo decir es que la gente que quedó allá, los guerrilleros que eran nuestros guardias, los dejamos vivos y Dios quiera que sigan así. Porque espero que no estén sujetos a ajusticiamiento por parte de las Farc. Ellos no tienen la culpa de lo que sucedió. El operativo fue perfecto.

Le pido a Dios que esto nos permita a todos los colombianos pensar que la paz es posible, (…) y de hoy habernos guiado a nosotros a la libertad.

Gracias, Colombia, gracias Francia. Todos los colombianos sabemos que tenemos unos hermanos allá, del otro lado del Atlántico: los hermanos de Francia. Todos los colombianos que lleguen a Francia saben que están bienvenidos, porque Francia nos acogió, nos protegió, luchó por nosotros, se puso la camiseta de todos los secuestrados de Colombia y yo sé que con el Presidente Sarkozy, con todos los franceses, con todos los amigos, con toda Europa, con todo el mundo que nos ha apoyado, vamos a seguir luchando por la libertad de los que quedaron, porque tenemos que sacar a los que quedaron también. Dios quiera que sea por negociación, pero si no es así, tengamos confianza en nuestras Fuerzas Militares y hoy, también, en este momento quiero decirles que estoy pensando en aquellos que nunca volverán.

Que esta ansiedad no nos haga olvidar que es un milagro; que otros murieron. Pienso en los diputados del Valle, pienso en las víctimas de Urrao, pienso en todos los secuestrados de Colombia que han muerto en manos de la guerrilla.

A tantos extranjeros y tantos niños colombianos y mujeres embarazadas, abuelitos, a todos ellos, a todos los secuestrados de Colombia los vamos a sacar de ahí. La paz se tiene que hacer con el compromiso de que no haya más secuestrados, no solamente los del canje humanitario. No. Todos, aun aquellos que están por rescate económico. Todos tienen que sentir que la unión de los colombianos, esa unión nacional nos va a llevar a que todos vuelvan sanos y salvos.

Gracias”.