Logré ver ahora la Ciénaga del Totumo, con algo muy interesante: ya tienen ahí muchas jaulas de pescado en cautiverio, que creo que ahí hay una gran posibilidad para el Atlántico.
El departamento del Huila, en cautiverio en la represa de Betania, ya produce miles de toneladas de tilapia. Utilizan el espejo de agua de Betania, organizan ahí las jaulas, y todo ese filete de tilapia de Betania lo están exportando.
El conjunto cenagoso del Atlántico tiene todas las posibilidades, y además esa es una actividad muy intensiva en generación de empleo.
Quiero referirme a dos preocupaciones nacionales.
Ministro (de Transporte) Andrés Uriel (Gallego), yo creo que nos va a tocar hablar con el transporte, para que la resolución de tarifas se aplique gradualmente, porque hay mucho temor de que produzca un impacto difícil de manejar en los precios su aplicación inmediata.
A ver si podemos hacer un tránsito, ponerle unas fechas para aplicarla gradualmente, y hablar con el transporte a ver cómo logramos agilizar las importaciones de maíz para la industria avícola nacional, que anoche al conversar con el Ministro de Agricultura estaban bastante paralizadas.
Pero sí creo que es fundamental, por este riesgo inflacionario, buscar que la resolución de tarifas no la apliquen en el ciento por ciento de inmediato, sino que vaya teniendo una aplicación gradual. Pidámosle ese favor al transporte.
Preocupación por tasas de interés
Y hay preocupación, mucha preocupación en amplios sectores del país, por la decisión del Banco de la República ayer sobre tasas de interés.
La verdad es que estamos asistiendo a un fenómeno de inflación en el mundo entero, en Colombia. Países que estaban con cero inflación, con inflación del uno (por ciento), este año están con inflaciones del 6.5 del 7 (por ciento). La nuestra, que hace dos años se bajo al 4.4, este año ha tomado un nivel preocupante.
Hasta ahí uno comprende al Banco de la República, que hay que dar unas señales para evitar que el país entre en lo que sería una fase de inflación sicológica, que la gente piense que no se le presta atención a los precios y entonces se llegue a una escala inflacionaria, todo el mundo siga tranquilo, se llegue a la otra, y el país pierda todo el esfuerzo en materia de reducción de inflación.
Tenemos que evitar que el país llegue a lo que sería eso que podríamos llamar el estadio psicológico de la inflación, donde todo el mundo amanece con la expectativa de aumentar sus precios, y eso hace muchísimo daño.
Yo creo que el equipo económico del Gobierno va a tener que hacer un esfuerzo -y aquí está la directora de Planeación (Nacional) representándolos- con todos los gremios, a ver cómo se pueden hacer acuerdos de precios.
Hasta ahí es comprensible la preocupación del Banco de la República. Entonces para evitar que haya mayores expectativas alcistas, el Banco toma la decisión de subir las tasas de interés.
Ojalá se produzca ese efecto: que la elevación de las tasas de interés nos haga un llamado de atención a los colombianos para no entrar en lo que sería la fase sicológica de la inflación, aquél círculo maligno de más inflación más inflación; hay más inflación, pienso en más inflación, genero más inflación. Es un círculo vicioso sumamente dañino.
Deseamos, y vamos a tener que hacer un esfuerzo pedagógico en todo el país, a ver doctora Carolina Rentería si lo hace el equipo económico del Gobierno, para que todos los colombianos adquiramos conciencia de que el país no puede volver a lo que sería el estadio psicológico de la inflación.
De todas maneras, dándole la razón en ese punto al Banco de la República, hay otras derivaciones de la tasa de interés que nos preocupan mucho, me quiero referir a dos: primero, el tema de la tasa de interés y la voracidad por el crédito; y segundo, el tema de la tasa de interés, el consumo y la oferta productiva.
Primero, la voracidad por el crédito. Es verdad, el Gobierno no lo puede negar que en el año 2006 se disparó bastante en Colombia, se aceleró muchísimo, la solicitud de crédito y la colocación de crédito.
Habíamos perdido el temor al endeudamiento, le habíamos perdido el respeto al endeudamiento, y eso puede ser peligroso porque cuando no se le tiene respeto al endeudamiento se puede llegar a unos niveles de endeudamiento que hagan naufragar la economía.
Entonces la gente no mide bien las consecuencias, se endeuda y después tiene dificultades para pagar, y entra el país en una cadena moratoria, en una cadena de demoras en los pagos, también muy difícil de manejar.
¿Cuál es nuestra preocupación? que para eso no se necesitaba subir más la tasa de interés, para evitar ese fenómeno, ¿por qué? porque el país hoy ha corregido totalmente lo que pudo ser esa falta de respeto al endeudamiento en el año 2006.
Yo creo que ese fenómeno está totalmente superado, ese fenómeno de una voracidad por las solicitudes de crédito, de una voracidad por las aprobaciones de crédito. Ahí tenemos una preocupación frente a esta decisión del Banco de la República, en esa materia la consideramos innecesaria.
Y hay una queja muy grande de los gremios, porque se han frenado mucho los consumos y el freno de los consumos puede frenar la oferta productiva, y eso puede tener incidencia negativa en el empleo, en el crecimiento de la economía.
El Gobierno tiene que expresar esa preocupación.
Oír al pueblo colombiano
A nosotros nos preocuparía muchísimo que la consecuencia de la elevación de estas tasas de interés sea una parálisis de los consumos, una gran recesión en la oferta productiva y después puede sobrevenir más inflación.
La verdad es que no solo el Gobierno, sino todas la instituciones que conforman el Estado colombiano -que la Constitución les da independencia- que todas las instituciones, tenemos que oír al pueblo colombiano.
Yo pienso que el Banco de la República debe ponerle los oídos a la preocupación del pueblo colombiano con las altas tasas de interés. El Banco de la República debe ponerle atento oído a la preocupación del pueblo colombiano, que empieza a ver un frenón preocupante de la economía, que empieza a ver un frenón preocupante del consumo, y que anticipa una disminución preocupante de la oferta, lo cual pude generar más inflación.
Le queremos pedir respetuosamente al Banco de la República mirar eso. Ninguna institución en Colombia puede estar tomando decisiones sin oír al pueblo colombiano, son instituciones con independencia constitucional, pero son instituciones que todas se deben al pueblo.
Qué tal que cuando veníamos con unos niveles de crecimiento bien altos, ahora se frene totalmente el crecimiento.
Y el frenón del crecimiento se llama que se frena la disminución de la pobreza y que se frena la disminución del desempleo, y que se pierde la dinámica en la creación de empleo.
Haber subido las tasas de interés ya a tasas de referencia del 10 por ciento genera inmensa preocupación en amplios sectores de la vida nacional.
Ahora, el Gobierno escucha. ¿Por qué si al Gobierno se le pide escuchar, por qué el Banco de la República no lo hace?
Un Gobierno que ha reformado 411 entidades del Estado, que ha hecho un esfuerzo sin antecedentes en la reforma de Ecopetrol, en la reforma de Telecom, lo está haciendo en la reforma de las clínicas del Seguro Social, en la reforma del Seguro Social. Un Gobierno que ha producido ese enorme ahorro con esas reformas, un Gobierno y un Congreso que aprobaron la reforma constitucional que elimina privilegios pensionales, que aprobaron la reforma constitucional que gradúa las transferencias, y ahora al Gobierno le pidieron un nuevo recorte de gasto público.
Y sin embargo, el Gobierno ha hecho ese esfuerzo, no fácil. Yo llevó dos semanas diciéndoles a alcaldes, a gobernadores, a colombianos de muchas regiones: “no podemos, no podemos, no podemos”, porque ahora hemos tenido que recortar este año un billón 600 mil millones, y para el año entrante vamos a tener un presupuesto de inversión inferior en un 30 por ciento al inicialmente presentado.
Y el Gobierno escuchó el clamor, y en lugar de salir yo con disculpas a decir: “el Gobierno no recorta el gasto público porque el Gobierno ha recortado mucho el gasto público, el Gobierno no recorta el gasto público porque el Gobierno ha reformado 411 instituciones, el Gobierno no recorta el gasto público porque Colombia llevaba muchos gobiernos, yo no se cuántos, sin presupuestos adicionales”.
Este Gobierno no presentó presupuesto adicional en el 2005, tampoco en el 2006, un año electoral, es difícil pasar un año electoral sin presupuesto adicional.
No presentó presupuesto adicional en 2007, no lo va a presentar este año. Y los honorables parlamentarios saben que ocurría con los presupuestos adicionales: se presentaba un presupuesto adicional por 50, y el Congreso, que es inquieto, le agregaba 25, entonces aquella cifra que se requería de 50 se convertía en una cifra de 75.
Yo podría haber dicho: “un Gobierno que no presenta presupuestos adicionales es un Gobierno que no le tienen que exigir nuevos recortes de gasto público”. Sin embargo no dijimos eso.
Para contribuir y oír al pueblo colombiano, oír gremios, redujimos más el gasto público. Y no es fácil, obliga a decirle a una gran cantidad de necesidades del país, que no podemos.
Entonces uno no entiende porqué, cuando el Gobierno oye al pueblo colombiano, otras instituciones como el Banco de la República, no oyen al pueblo colombiano.
Esta bien la preocupación por la inflación, pero qué miedo no oír al pueblo colombiano y entonces paralizar el consumo, paralizar la oferta, paralizar el crecimiento, aumentar el desempleo, volver a aumentar la pobreza que venía disminuyendo y finalmente, por contracción en la oferta productiva, echarle más gasolina a la inflación.
Tenemos que consignar hoy estas preocupaciones con la tesis de que un Gobierno que permanentemente ha escuchado al pueblo, tiene derecho a pedir que todas las instituciones que conforman el Estado democrático, no obstante la independencia que la Constitución les da, también escuchen al pueblo.
Afortunadamente el vigor del pueblo colombiano es mucho. Yo veo las inversiones que están despuntando en Barranquilla y en Cartagena, gracias a las zonas francas, a la confianza inversionista en el país, y eso halaga. Lo que pasa es que con esta tendencia de tasa de interés eso se puede marchitar.
Uno ve todos esos proyectos de zona franca en Barranquilla, en Cartagena, en tantas ciudades colombianas, la posibilidad de que este año terminemos con 50 zonas francas aprobadas en Colombia, produciendo también 2 millones de litros de biocombustibles al día, por el lado del alcohol, del etanol, un millón, y por el lado del diesel otro millón.
Afortunadamente hay esas dinámicas, esas sinergias productivas del pueblo colombiano, que son capaces de sobreponerse a todas estas dificultades”. |