Junio 05

Palabras del Presidente Uribe en el ascenso de oficiales de la Armada Nacional

Cartagena, 5 jun (SP). “Llegamos esta noche al campo de paradas de la Escuela Almirante Padilla, para cumplir con mucho entusiasmo un ritual de méritos.

En primer lugar, nos honra muchísimo a los colombianos, a los integrantes de las Fuerzas Armadas, a los altos comandantes, al señor Ministro (de Defensa), a mis compañeros de Gobierno, a mí, la presencia del Almirante Carlos Gamarra Elías, Comandante de la Marina de Guerra del Perú, de su señora esposa.

Tenemos toda la gratitud con el hermano pueblo del Perú, con su Gobierno, con sus Fuerzas Armadas.

Cuando empezaba esta administración presidencial ocurría algo difícil de anticipar años atrás: había crecido el frente amazónico del grupo terrorista de las Farc. Tenía bastante bloqueados los ríos, afectaba el turismo. Era una amenazada para la selva, porque estaba dedicado a promover la eliminación de la selva y la sustitución por la coca. El Perú no vaciló en ayudarnos.

No fue necesario discutir con el Perú. El Perú comprendió la amenaza terrorista, y qué colaboración magnífica nos prestó. Nuestras Fuerzas Armadas, con esa colaboración, pudieron desmantelar el bloque amazónico.

Todavía recordamos a sus tenebrosos comandantes terroristas, como a ‘Tiberio’. Trató de buscar refugio en el Perú, pero allí no lo encontró porque había toda la determinación de combatir el terrorismo.

Muchas gracias a las Fuerzas Armadas del Perú. Muchas gracias al pueblo y al Gobierno del Perú. Qué ayuda tan valiosa le han prestado a este pueblo colombiano, pueblo hermano del pueblo peruano.

Y ascendemos hoy al máximo nivel de Almirante, al señor Almirante Carlos Humberto Pineda Gallo. Qué bella carrera en la Armada, en la Patria. Qué manera de trabajar con discreción y con eficacia. Es uno de los artífices de todos los triunfos de la Armada en estos últimos años. Le agradecemos inmensamente, en nombre de la Patria toda, su dedicación, su labor. A su señora Stella, a sus hijos Carlos, María Victoria y Laura, nuestras felicitaciones.

Ascendemos hoy a Contralmirantes, al Contralmirante Luis Alberto Ordóñez Rubio, Director de esta escuela. Muchas gracias a él, a su señora Nydia Inés, a sus hijos Sebastián y Natalia, por todos estos servicios a la Patria. Y este servicio académico a la juventud de la Armada.

Contralmirante César Augusto Narváez Arciniegas, Jefe de la Jefatura de Inteligencia Naval. Felicitaciones a él, a su señora Ana Carmela, a sus hijos César y Daniela, a toda su familia.

Cómo hemos avanzado en materia de inteligencia, de coordinación de inteligencia, de combinación de inteligencia técnica y de inteligencia humana. Y de capacidad de reaccionar oportunamente, para convertir la inteligencia en actividad operativa eficaz.

Al Contralmirante Rodolfo Amaya Querkelen, Jefe de la Casa Militar de la Presidencia. Tengo particular gratitud con él. Durante estos seis años, casi cumplidos de Gobierno, he trabajado hombro a hombro con el Contralmirante Rodolfo Amaya Querkelen. Cómo agradezco su disposición de todas las horas, su temple, su ecuanimidad, su disciplina, su lealtad, su vocación de estudio.

Hemos encontrado en él, el mismo compañero en los más importantes y encumbrados foros internacionales, que en el diálogo con los más humildes pobladores de las regiones remotas de la Patria.

Muchas gracias Contralmirante Rodolfo Amaya Querkelen, nuestra admiración, nuestra gratitud. A Sandra, a Daniel, a Juan José, a Mauricio, a sus papás, a sus hermanos.

Ascendemos hoy a Brigadier General a Luis Mauricio Gómez Vásquez, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Conjunta ‘Omega’. Esa fuerza que le ha dado unos resultados tan importantes a la Patria.

Cuando el terrorismo de las Farc creía que había ganado un territorio y había esclavizado una ciudadanía en el oriente de la Patria, la Fuerza ‘Omega’ acudió allí para reivindicar el territorio de la Patria, para recuperar la libertad de sus habitantes y continuar esa tarea, para redondearla. Qué tarea tan importante la del Brigadier General Luis Mauricio Gómez Vásquez.

Y son 60 graduandos, dos mujeres, muchos de ellos son profesionales, estuvieron apenas un año en la Armada porque venían de graduarse en otras profesiones. Qué ejemplo de disciplina, de vocación de estudio, de servir a la Patria.

A lo largo del día, durante estas tres ceremonias, en la Escuela de Policía ‘Francisco de Paula Santander’, en la Escuela ‘José María Córdoba’ del Ejército y al inicio de la ceremonia en esta Escuela ‘Almirante Padilla’, el Ministro, los altos comandantes y mi persona comentábamos sobre algo que se percibe en la Patria: el respeto por las escuelas de las Fuerzas Armadas.

Cada día las vocaciones son mayores, la aspiración de ingresos crece vertiginosamente, y cómo se fortalece la Armada, al graduar hoy una promoción integrada por jóvenes que han estado aquí los cuatro años, y por profesionales que llegaron aquí después de graduarse en una profesión liberal. Cumplieron un año en la Armada y hoy empiezan su carrera ascendente en esta institución.

A todos ellos, muchas gracias.

Quiero saludar a ustedes, 60 graduandos. Hoy, al recibir el grado y la espada, se les notifica que todos son excelencia, que la Patria los admira y los reconoce, y deposita en ustedes toda la esperanza.

El rigor de las Fuerzas de la Armada obliga a destacar a uno entre ustedes. Se ha destacado al Teniente de Corbeta Rubén Darío Contreras Caballero, primer puesto de la promoción, quien ha recibido la Medalla Militar ‘Francisco José de Caldas’.

Él es un ciudadano Teniente de Corbeta, que representa los valores de excelencia de esta promoción de 60 graduandos.

Ayer, la señora Alcaldesa me acompañaba a un evento aquí en Cartagena, que congrega a muchos universitarios del Continente y del mundo: el Congreso de Educación Superior, con la participación muy activa de la Unesco. Y es bueno establecer similitudes, propiciar reflexiones.

Así como la graduación de esta noche es el producto de la tenacidad de la disciplina de los estudiantes de esta Escuela, hay millones de universitarios colombianos con tenacidad, y con disciplina y con abnegación.

Lo que no podemos permitir es que una minoría que está inducida por intrusos del terrorismo, haga daño al esfuerzo de las mayorías estudiantiles, a su disciplina y al sacrificio de sus padres.

Muchos de ustedes, apreciados graduandos de esta noche, lo han logrado no solo por su propio empeño, sino por el apoyo permanente, el sacrificio y la abnegación de sus padres y de su núcleo familiar. Así ocurre con millones de universitarios colombianos.

Respeto por las Fuerzas Armadas

No podemos permitir que a aquellos los frustren los intrusos del terrorismo, y que esos intrusos del terrorismo maltraten a las Fuerzas Armadas de Colombia.

Ningún maltrato se permite, ni el maltrato de hecho, ni el maltrato de palabra. Alguien se atrevía a decir ayer, lo que mi generación oyó en los claustros y en los auditorios de las universidades, a proferir un nombre peyorativo a los integrantes de las Fuerzas Armadas.

Alguien se atrevía a gritar en el Centro de Convenciones, “abajo la bota militar”. Eso no lo permitimos.

Nos dio la oportunidad de reivindicar ante la comunidad universitaria internacional, que aquí hay una determinación total de respeto a las Fuerzas Armadas de Colombia.

Este Gobierno ha respetado la universidad, su autonomía, sus libertades, su obligación de vocación científica.

Este Gobierno cree en una universidad de masas. Por eso, a lo largo de nuestra administración hemos pasado de un poco más de 900 mil estudiantes universitarios, a casi un millón 400 mil.

Este Gobierno no entra a las universidades para pisotear las libertades, pero apoya y ordena a las Fuerzas Armadas de Colombia, a entrar a las universidades a rescatar las libertades cuando quiera que el terrorismo las quiera destruir.

Aquí no hay ‘bota militar’, tampoco hay lugares vedados a las Fuerzas constitucionales de Colombia. Aquí no hay ‘bota militar’, aquí hay integrantes heroicos de unas Fuerzas Armadas, que han venido rescatando a Colombia de las garras del terrorismo.

Que no falle la memoria. Mientras los intrusos del terrorismo durante 40 años gritaban, “abajo la bota militar”, los terroristas se apoderaban de la Patria. ¿Y qué pasaba con los políticos?, la inmensa mayoría creía que tolerar la barbarie no era permisividad, sino respeto a las libertades; confundían la civilidad con la complicidad con los terroristas; se hería a los policías, se maltrataba a los soldados, y entonces se decía que eso era porque había que respetar las libertades de los muchachos, cuando se estaba asumiendo una conducta de complicidad con los terroristas intrusos en las universidades.

Que eso se cambie, que no se confunda la tolerancia con la permisividad, con la complicidad.

La tolerancia es con la ciencia, con sus hallazgos, con la validez de sus métodos. La tolerancia en con las libertades, con la crítica. La tolerancia es con el respeto al papel que la universidad tiene que jugar, como caja de resonancia donde llegan los problemas del país, laboratorio social donde se procesan, y del cual salen las recomendaciones de los ajustes a la sociedad.

Eso es la tolerancia con el libre pensamiento, con la multiplicidad de ideas, que haga parecer a Colombia un jardín multicolor. Pero no se puede hablar de tolerancia con el delito.

Cuando se invoca la tolerancia para no enfrentar al delito, se incurre en el delito de la complicidad, en el delito del ocultamiento, se incurre en la conducta cuasipunible de la permisividad.

Y a las Fuerzas Armadas de Colombia hay que hacerlas respetar de palabra y de hecho, y en todos los sitios.

Aquí no hay ‘bota militar’, aquí hay unos heroicos integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia, a quienes todos los colombianos tenemos que respetar, y querer, y apoyar, y valorar.

Las Fuerzas Armadas han hecho mucho sacrificio.

Yo pensaba en estos días: hay unos integrantes de las Fuerzas Armadas en la cárcel, por el holocausto del Palacio de Justicia, y los integrantes del grupo que produjo el holocausto al Palacio de Justicia, disfrutan hoy plenamente las libertades democráticas. ¡Qué sacrificio!

La justicia se quejó del holocausto, pero no ha hecho justicia contra los autores del holocausto.

No permitiremos lugares vedados

Este país es un país abierto a la crítica internacional. La crítica internacional estaba proscrita en las fuerzas dictatoriales de otros países de América Latina que enfrentaban el terrorismo.

Nuestras Fuerzas Armadas democráticas y profesionales, respetuosas de los derechos humanos, han tenido que enfrentar el terrorismo más rico, el terrorismo más tenebroso del continente, el terrorismo narcotraficante, y al mismo tiempo, recibir y soportar toda la crítica nacional e internacional.

Hablando de ‘bota militar’, maltratando el honor de las Fuerzas Armadas, cuando en los pabellones de sanidad de la Policía y el Ejército tenemos más o menos 1.700 integrantes de estas fuerzas, recuperándose de una mutilación, aprendiendo a manejar una ayuda física, para poder llevar el resto de sus años con una incapacidad producida por el terrorismo, como respuesta a la acción heroica, para rescatar la libertad y la seguridad para los colombianos.

No vamos a permitir que siga el maltrato físico. ¿Qué es eso, que algunos que se hacen pasar por universitarios, asesinan un policía e incineran un policía en Neiva, le sacan el ojo a un policía en Cali, queman con ácido a unos policías en Bogotá?

¿Y qué es eso de la vieja política de pensar que proceder sin reaccionar frente a ello, es proceder con tolerancia frente a la democracia? No nos equivoquemos, eso es simplemente complicidad con el delito.

Nosotros no podemos permitir que haya lugares vedados. Así como no vedamos la universidad para la ciencia y para las libertades, no permitimos que el terrorismo la vede para la democracia, y tampoco permitimos que sea sitio vedado para las Fuerzas Armadas y campo fértil para el terrorismo.

Y se ingresó a la Universidad Pedagógica por instrucciones del Presidente de la República, responsable del orden público, ¿por qué?, porque un pequeño grupo vandálico, agitado por personas ajenas a la universidad, por embajadores del terrorismo, produjo daños en el comercio y en las calles de Bogotá. Enseguida se refugiaron en la universidad y empezaron a destruirla. Lanzaron ácidos contra nuestros policías.

Donde quiera que ello ocurra, General Naranjo, altos comandantes, cuenten que el permiso del Ministro (de Defensa), y el mío, está dado por anticipado para entrar a cualquier universidad, en cualquier momento, para no permitir el terrorismo.

Es que el terrorismo tras bufón, ladrón. Reivindican la autonomía universitaria, pero ellos la maltratan. He recibido centenares de llamadas de muchachos de las universidades que nos dicen: “Presidente, no permitan que nos sigan cancelando los semestres, hacemos un sacrificio muy grande para poder avanzar en nuestras carreras”.

De papás y mamás que nos dicen: “Presidente, no permitan que nuestros hijos sigan perdiendo el tiempo en la universidad, sin poder estudiar, por los intrusos del terrorismo. Nosotros, padres de familia, hacemos un sacrificio muy grande para que ellos puedan atender la universidad”.

Seguiremos en esta tarea. Una universidad para la crítica social, una universidad de vocación masiva, una universidad popular, una universidad con multiplicidad de ideas, una universidad científica, pero jamás una universidad violenta, jamás una universidad manipulada por el terrorismo.

Es que así empezamos. Para mí el tema no es nuevo. Recuerdo mis años de la universidad pública, podíamos anticipar lo que iba a pasar. En Colombia las guerrillas allí inocularon el odio de clases, se dedicaron simplemente a sustituir la ciencia por la apología de la dictadura del proletariado, el pluralismo por la imposición de una única ideología.

Combinaron las formas de lucha: asesinaban y penetraban el movimiento estudiantil, el movimiento obrero, generaron a los paramilitares. Los paramilitares que este Gobierno ha desmontado son hijos de las guerrillas y del descuido del Estado.

No nos equivoquemos. ¡Qué tragedia, qué tragedia por haber permitido aquello en la universidad!

Ahora que el país gracias al heroísmo de la Fuerza Pública viene dando la vuelta a favor de la paz y la prosperidad, no vamos a empezar a permitir que vuelva a empezar el ciclo que nos condujo al dominio terrorista de la Patria.

Y hay que ser consistentes, hay que defender a la Fuerza Pública en todos los escenarios, en aquellos que son amigables, como el de esta noche, en aquellos que pueden ser neutros, como el de ayer, y en los escenarios aún antagonistas de nuestras tesis.

Una vieja profesora mía de liderazgo decía que el liderazgo hay que ejercerlo con competencia, la vocación de mejorar el conocimiento día a día, de reconocer lo mucho que se ignora, para poder superar un poquito día a día.

Que el liderazgo hay que ejercerlo con congruencia, el propósito de llevar a la práctica la teoría del predicamento, que el liderazgo hay que ejercerlo con solidaridad.

A uno le dan pocos momentos para ser solidario. Cuando se maltrata a un policía de la Patria, a un soldado de la Patria, lanzándole un ácido que quema la piel, que le afecta su integridad física, o simplemente maltratándolo en el tratamiento peyorativo, es el momento de ser solidario con los policías y los soldados de la Patria.

Y decía mi vieja profesora: hay que ser consistente, asumir la misma actitud, expresar el mismo pensamiento, defender las mismas ideas cualquiera sea el auditorio. Hay que defender las tesis de las cuales se está convencido, ante el auditorio amigable y ante el auditorio adverso.

Se equivocaron los enviados del terrorismo, creyeron que iban a desacreditar la Patria ante esa magnífica audiencia de universitarios internacionales reunida desde ayer en Cartagena.

Se equivocaron, porque aquí hay manera de responderles, y en frente de cualquier auditorio, del más encumbrado auditorio internacional, y de la más humilde audiencia de la Patria. Aquí hay manera de explicar por qué nuestra seguridad ha sido democrática, porque nuestra Fuerza Pública está rodeada del reconocimiento del pueblo colombiano, honrada por el respeto del pueblo colombiano.

Aquí hay manera de explicar cómo esta seguridad ha sido para rescatar la prevalencia de la democracia sobre la temeridad temerosa del terrorismo. Era lo que no calculaban los embajadores del terrorismo, lo que no calculan.

Hemos procedido de buena fe con el heroísmo de ustedes, soldados y policías de la Patria, y con toda la vocación democrática de nuestra historia, de nuestra Constitución, y eso nos permite enfrentar cualquier auditorio, cualquier reto, en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo.

Estas Fuerzas Armadas de la Patria nada tienen que esconder, todo lo han mostrado, todo lo tienen por encima de la mesa. Eso las honra y les da toda la energía para derrotar al terrorismo. Esa derrota del terrorismo que tanto resienten aquellos que han cogobernado por la vía de no dejar gobernar.

Es lo que le ha pasado a Colombia. Es que ahora hay mucha rabia en algunos porque se está desmontando el terrorismo, el terrorismo que trató de cogobernar por la vía de no dejar gobernar durante muchos años a nuestra Patria, apreciados compatriotas.

El heroísmo de las Fuerzas Armadas

Y queremos agradecer inmensamente la tarea heroica de las Fuerzas Armadas. Nosotros observamos todos estos congresos de Cartagena, la hotelería llena, la necesidad de buscar desarrollos en Barú, el crecimiento de la ciudad hacia Barranquilla. No caben ya muchos días los cruceros en nuestros puertos. ¿Por qué?, porque las cosas han cambiado, y han cambiado con el heroísmo de la Fuerza Pública.

Recuerdo todavía aquel 5 de agosto de 2002, la bomba terrorista contra la Gobernación (de Bolívar). Por todos los episodios terroristas se alejaron los cruceros, no querían venir los turistas, estaba totalmente maltrecha la economía, los únicos turistas que llegaban eran los millones de pobres desplazados del interior de Bolívar, de los Montes de María y el interior del país, que venían aquí a aglutinarse en los cinturones tuguriales, para poder huir de los violentos que les habían erradicado de sus parcelas.

Cómo han cambiado las cosas. Increíble ver hoy el entusiasmo en los Montes de María, por esa magnífica operación de la Armada, el Ejército con el apoyo de la Policía y de la Fuerza Aérea.

Cómo se pavoneaban los jefes de las Farc hace seis años, cómo secuestraban en camionetas ultimo modelo, lujosísimas, desafiaban al pueblo, se creían omnipotentes, pensaban que se habían tomado el poder. Y cómo han sido diezmados y destruidos por la acción heroica de las Fuerzas Armadas.

Si fuera a repasar aquí motivos de gratitud a las Fuerzas Armadas de Colombia, no acabaría.

Para citar uno tan cercano, la acción de los Montes de María; otro tan sentido todos los días, la recuperación de la confianza en la seguridad de Cartagena para la inversión, para el empleo, para el turismo.

Allí donde llegamos a acompañar a los compatriotas por una inundación, en Achí o en los otros municipios de La Mojana, en el Canal del Dique, en La Dorada, en Honda, en Puerto Boyacá, en Simití, en Puerto Berrío, en La Virginia (Risaralda), donde desemboca el río Risaralda al río Cauca, en la ladera cundinamarquesa en la vía al Llano, donde se presentó el movimiento telúrico que tanto daño causó, uno encuentra a los compatriotas con una expresión de angustia por el sufrimiento causado por las acciones de la naturaleza, y con una expresión de inmensa gratitud por el apoyo diligente de las Fuerzas Armadas que han llegado en su socorro.

Los colombianos tenemos solamente motivos de admiración, de aprecio por nuestras Fuerzas Armadas, por eso las queremos.

Ni qué hablar de los últimos sucesos, que son los de los últimos días, pero no los últimos de la acción, porque la acción apenas comienza, para dejar al país totalmente libre de terroristas.

Parte médico del terrorista mayor

Quiero referirme a uno de ellos. Un terrorista guerrillero, violador de soberanía, muy tieso, muy majo, muy orondo, con uniforme no de combate sino recién sacado de la plancha de la lavandería, un terrorista guerrillero en uso de vacaciones, salía a dar el certificado de defunción del terrorista mayor.

Pero no dio el parte médico, que es el parte medico que ha dado el señor Ministro (de Defensa Nacional, Juan Manuel Santos) y los altos comandantes, el que quiero repetir esta noche, para que los compatriotas analicen cómo nuestro señor Jesucristo ayuda, porque las Fuerzas Armadas de Colombia trabajan con abnegación, con devoción y con confianza.

El parte medico indica que en los tres meses anteriores a ese deceso, las Fuerzas Armadas de Colombia realizaron 31 operaciones aéreas contra esos campamentos, depositaron allí 296 bombas -una Fuerza Aérea que ha mejorado ostensiblemente la puntería- destruyeron 66 objetivos, 60 campamentos, una emisora, una central de comunicaciones.

Nuestro Señor dijo “Cómo trabajan, cómo son de abnegados, hay que ayudarlos a conseguir la victoria”. Y produjo el milagrito.

Si las Fuerzas Armadas, si la Fuerza Aérea se quedara disfrutando la piscina, el clima cálido de Apiay en Villavicencio, y esperando una nueva cena de ternera a la llanera, Nuestro Señor estaría distraído, pero Nuestro Señor se ha convertido en el primer soldado de Colombia, porque ha visto que las Fuerzas Armadas de Colombia por su empeño y por su sacrificio, merecen entregarle al pueblo colombiano la victoria de la derrota al terrorismo.

Y vamos a seguir, un buen resultado para las Fuerzas Armadas y para nosotros es un motivo de estímulo para buscar el siguiente, nada nos envanece. No pensamos en el triunfo de ayer sino en las dificultades de hoy, porque todos los días aparecen nuevas dificultades.

Paz sin concesiones al terrorismo

Esta graduación es un momento oportuno para reiterar a los compatriotas que aquí tenemos toda la voluntad para arreciar esta tarea, hasta lograr una Colombia sin terroristas.

Y me preguntan algunos: “¿Presidente y el diálogo?”. Hoy lo hemos dicho y lo queremos repetir ahora: este ha sido un Gobierno de resultados de paz, sin hacerle concesiones al terrorismo en nombre de la paz. Esta ha sido una gestión de resultados de paz en nombre de la seguridad.

Cuando en otras partes del mundo se desmovilizaban 2 mil 400, 7 mil integrantes de grupos insurgentes o terroristas, cuando en Colombia en los años 90 se desmovilizaron 4 mil, en este Gobierno se han desmovilizado 48 mil. Eso no tiene antecedente en Colombia, ni comparación con el mundo.

Y los hemos recibido a todos con propósito de perdón, con generosidad, con seriedad sí. No hay mejor demostración en favor de la paz que esa desmovilización. Ahora, tiene que ser seria.

La extradición grupal reciente se hizo porque no se pueden permitir estafas a la paz, ¡y cómo ha operado!

Hoy recordaba el señor General Oscar Naranjo, Director General de la Policía, que después de esa extradición reciente se ha facilitado obtener información ciudadana sobre los bienes y los testaferros de los extraditados, que los mantenían escondidos, los testaferros atemorizados, frustrada la expectativa de que esos bienes se entreguen todos para reparar las víctimas.

Y se ha agilizado la verdad, se ha demostrado que la extradición es compatible con la Ley de Justicia y Paz, que no excluye la acción de los jueces y fiscales de Colombia.

La paz tiene que ser en serio. Las Farc saben que si quieren la paz con este Gobierno la hace en 5 minutos, de manera simple, sencilla, práctica.

Nuestra gran oferta es muy elemental: el respeto total a la democracia.

Yo le creo más a la paz que proviene de la seguridad, aquella que se puede negociar con simpleza y con buena fe, que a un discurso despampanante de paz, con sofisticadas teorías, con enredos y entelequias, que solamente da espacio para que en nombre de la paz se fortalezcan los terroristas y se convierte en un elemento desmotivador de las Fuerzas Armadas.

Hagamos la paz, pero rápidamente, de manera práctica. Así como la seguridad hay que ganarla en largas jornadas, la negociación de paz tiene que ser en cortas jornadas, para que el pueblo no se llame a equívocos, para no desorientar a las Fuerzas Armadas.

Tenemos toda la voluntad de paz, quisiéramos lograr esa paz.

Las Fuerzas Armadas lo van a lograr. Los terroristas verán si esperan la derrota final o hacen un alto en el camino y negocian una paz, que les permitiremos que sea con dignidad, como con dignidad se ha permitido el reintegro de 48 mil de ellos que han abandonado sus actividades criminales y han regresado a la vida constitucional.

Lo que no permitiremos es engaños. Claro que estamos prevenidos. El Caguán lo utilizaron para engañar la buena fe del Gobierno que buscó la paz a través de esa concesión.

Plenas garantías a la oposición

Antes, los terroristas decían que el día que este país permitiera la elección popular de alcaldes y de gobernadores harían la paz, se aprobaron ambas. Su reacción no fue la paz, sino todo lo contrario: la penetración de las instituciones, interceptaron los presupuestos, introdujeron la corrupción, asesinaron alcaldes, presionaron gobernadores.

Dijeron: “si Colombia da garantías efectivas a la oposición política, haremos la paz”. La ha tenido, la oposición política ha tenido plenas garantías en este Gobierno.

Tienen garantías algunos de ellos, en nombre de la libertad, para hacer la apología del delito, y el Gobierno hace apenas tímidos comentarios.

Algunos de ellos se dedican a hacer la apología de los terroristas, y el Gobierno hace apenas tímidos comentarios.

Y mientras algunos de la oposición política delinquen como apologistas de terroristas, el Ministro, los altos comandantes y mi persona mantenemos la preocupación de rodearlos, de protección total, de efectiva seguridad.

La oposición política tiene plenas libertades.

Muchos de quienes criticaban este Gobierno, lo hacían desde el extranjero. Hoy, seguros de la eficacia de nuestra política democrática de seguridad, viven en Colombia y arrecian la crítica contra el Presidente y contra el Gobierno.

Lo que no podemos permitir es lo de la Unión Patriótica, que fue la combinación de las formas de lucha. Que no se sueñen los terroristas que van a tener ahora un partido político y al mismo tiempo una acción terrorista. La política hay que desvincularla totalmente del terrorismo.

Este Gobierno ha contribuido a que ocurra eso con el paramilitarismo. Lo que no ocurrió con la guerrilla. Y habrá que reivindicar en todos los escenarios, cómo la causa de desvincular el paramilitarismo de la política ha sido la Seguridad Democrática.

Teníamos las mismas Cortes, casi que con los mismos integrantes, y esos hechos estaban en la impunidad hace seis años. Y ahora con las mismas Cortes, casi con los mismos integrantes, eso sí, con más presupuesto, gracias a la Seguridad Democrática no hay impunidad.

El mundo debe reflexionar y reconocer en la Seguridad Democrática, cuyo actor principal es el heroísmo de la Fuerza Pública, la separación de la política frente al terrorismo paramilitar. Lo que no se hizo con la guerrilla, pero que algún día habrá que hacerlo.

Porque no han confesado. Hablan de moral y no confesaron sus crímenes. Hablan de ‘silla vacía’, y ellos ocuparon curules conquistadas con sangre en el Palacio de Justicia.

No podemos incurrir en engaños. En la Unión Patriótica faltó protección del Estado, es cierto, pero allí la guerrilla impulsó la acción política y mantenía unos individuos en el Congreso, que al mismo tiempo cometían acciones guerrilleras, acciones terroristas. Y engañaban a otros colombianos de buena fe, que acudían a la Unión Patriótica por meras razones ideológicas.

El engaño de la combinación de las formas de lucha no se puede repetir. Garantías efectivas a la oposición política, pero deslinde total con las actividades del terrorismo.

Y ahora que hay plenas garantías, la guerrilla que las pedía no da los pasos en favor de la paz. ¿Será que nos quiere engañar? Y hablaban de desmonte del paramilitarismo como condición para la paz. Lo hemos desmontado.

La palabra ‘paramilitarismo’ surgió para denominar bandas criminales privadas que se dedicaban a combatir a otros criminales. El Estado ha recuperado el monopolio del combate a los criminales.

De los 48 mil desmovilizados han reincidido tres mil. Se ha combatido a las bandas emergentes, el Ejército y la Policía lo hacen todos los días. Hoy son aliadas en narcotráfico de la guerrilla. No son enemigas ideológicas de la guerrilla.

Este país todavía tiene guerrilla, bandas emergentes, narcotráfico, pero ha desmontado el paramilitarismo. Y la guerrilla, que reclamaba ese desmonte como condición para negociar, ¿por qué no negocia?

Que negocien. Están dadas las condiciones. Hay la voluntad. Lo que no vamos a permitir es que nos engañen.

Porque también sabemos que dicen que quieren esperar a que termine el Gobierno de Uribe para volver con las suyas. Que se quieren refugiar estos dos años para volver con las suyas.

Eso no lo vamos a permitir. Porque si ellos se van a preparar para volver con las suyas, nosotros nos vamos a preparar para seguir con las nuestras. No con nuestros hombres, no con las mismas personas, pero sí con las mismas ideas fundamentales.

Con la idea fundamental de la Seguridad Democrática. Con la idea fundamental de la confianza inversionista. Con la idea fundamental de la construcción de justicia social.

Esas tres ideas fundamentales queremos que se aniden en el corazón del pueblo colombiano, para que el pueblo colombiano las perpetúe, sin perpetuar a los hombres, que somos simples accidentes.

Que la guerrilla piense: aquí hay unas Fuerzas Militares tranquilas, pero resueltas. Que la guerrilla piense si quiere hacer la paz o si va a esperar la derrota final.

Quiero agradecer a todos ustedes. Les voy a pedir a Don Rubén y a Doña Mabel, los padres del teniente de corbeta Rubén Darío Contreras Caballero, que nos acompañen por un momento en esta tribuna.

Muchas gracias Don Rubén y Doña Mabel. Ustedes representan todos estos padres de familia que han entregado lo mejor, el amor de sus hijos al servicio de la Patria.

El entusiasmo de estos graduandos ha sido irradiado por las familias que ustedes representan. Estos graduandos que ustedes entregan a la Patria, son motivo de tranquilidad para todos los demás que también somos mamás o papás de jóvenes de la Patria.

Muchas gracias por el sacrificio que ustedes hacen para la tranquilidad del resto de los colombianos. A los papás y a las mamás, nuestra felicitación, nuestra gratitud, el aplauso sentido y fervoroso de nuestros corazones.

Esta Armada, en los Montes de María, en los océanos, en los ríos, en las quebradas, en esa Colombia, uno de los países con mayor cantidad de agua dulce en proporción de la extensión del territorio, esta Armada es una de las prendas de garantía de la seguridad de la Patria, de la tranquilidad de las nuevas generaciones.

Para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en el noble suelo de la Patria, los invito a todos a que cada mañana, en nuestro corazón sellemos la coalición entre la Constitución, el pueblo y las Fuerzas Armadas, para que las nuevas generaciones vivan la felicidad que han sacrificado los soldados y policías de Colombia.

A todos, muchas gracias”.
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