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Junio 06

CRÓNICA
Por Edgar Laiton

Mileidis Mejía, una guajira que le apuesta al microcrédito para seguir creciendo

Levantarse a las 4:30 de la mañana y acostarse sobre las 9 ó 10 de la noche no es problema para Mileidis Mejía, una de las microempresarias de Riohacha beneficiada con un crédito otorgado por la Fundación WWB Colombia, a través de la Banca de las Oportunidades, y quien día tras días enseña a sus tres hijos que la mejor posibilidad para crecer y construir empresa se encuentra en el corazón y en la mente de todos y cada uno de los colombianos.

Riohacha, La Guajira, 5 jun (SP). “Mi jornada inicia hacia las 4:30 de la mañana, hora en la que me levanto a preparar el desayuno a Joel David, mi hijo menor y uno de los motores que ha llevado a poner mi mente y mi corazón en el desarrollo y el

 

Mileidis Mejía, empresaria guajira, dice que agradece a Dios por la puesta en marcha del Programa de la Banca de las Oportunidades y por el crédito que acaba de recibir, con el cual logró crecer su negocio: una miscelánea que se ha convertido en la empresa de familia, en su principal fuente de ingresos para mantener y proyectar su hogar.

crecimiento de mi familia, de La Guajira y de mi país”, afirma Mileidis Mejía, una de las microempresarias de Riohacha beneficiada con los microcréditos otorgados por la Fundación WWB Colombia, a través de la Banca de las Oportunidades.

Hacia las 5 de la mañana, Mamá Mile, como la llama el pequeño Joel, abraza a su hijo, lo consiente con la ternura con que solo una madre puede envolver a un pequeño, le da palmaditas en la ‘cola’ y, minutos después, este futuro empresario corre a la ducha para que “la mejor mamá del mundo” sea quien lo bañe y lo ‘apechiche’.

En el desayuno, antes de llevar a la boca del ‘Neni Neni’ la primera cucharada de chocolate o de huevo, Mileidis agradece a Dios por los favores recibidos, por la puesta en marcha del Programa de la Banca de las Oportunidades y por el crédito que acaba de recibir, con el cual logró crecer su negocio: una miscelánea que se ha convertido en la empresa de familia, en su principal fuente de ingresos para mantener y proyectar su hogar.

“Siempre me ha gustado trabajar independiente, generar empresa y, de paso, enseñar a mis hijos a ser sus propios jefes. Esa debería ser una política de muchas instituciones”, afirma esta morena, quien, luego de dejar a su hijo en el colegio, a las 7:30 de la mañana, sale rumbo a su negocio a producir los ingresos que permitirán en un futuro dar estudios universitarios no sólo a Joel sino también a Sharon y Yeilis, sus dos hijas de 9 y 13 años.

Ellas, mirando a su mamá, han aprendido a ver cómo se maneja un negocio, que en últimas es una empresa, explica Mileidis, quien no es la única que madruga a poner el pecho a los clientes, pues su esposo, Jhon Jaramillo, también la acompaña en esta tarea de forjar el futuro económico de su familia.

Con ese entusiasmo que la caracteriza, Mileidis dice que lo mejor que le ha podido pasar, aparte de sus hijos y de su familia, es que le hayan aprobado el crédito que permitió que su pequeño local comercial, en el que vende toda clase de útiles escolares, tuviera un mejor surtido.

“Es muy doloroso que los clientes pregunten algo y no lo tengamos en la papelería. Eso puede dañar futuras ventas”, asegura esta guajira, al señalar que una de sus obsesiones es surtir cada vez mejor su negocio.

Gracias al crédito otorgado a través de la Banca de las Oportunidades, ‘La Negra’, como la llaman algunos de sus clientes y proveedores, logró incluso reponer la fotocopiadora, que había perdido meses atrás, y darle un nuevo aire a su miscelánea.

“Yo estaba esperando la oportunidad de poder actualizar mi negocio y lo logré gracias a esta oportunidad que, valga la redundancia, me otorgaron a través de la Banca de las Oportunidades”, afirma Mileidis, con esa gran sonrisa que la caracteriza.

Pero de un momento a otro se pone seria, y explica que para seguir ampliando su microempresa, pone en práctica las enseñanzas de sus abuelos y de sus padres: pagar cumplido y estar al día en las cuotas, para que le vuelvan a prestar.

Por eso ya pagó su primera cuota y hará lo mismo con las que le quedan, hasta cumplir con la totalidad de la obligación, porque ella es consciente de que esos dineros les permitirán a más colombianos hacer empresa, crecer sus negocios y ofrecer un mejor futuro a sus familias y al país.

“Lo mas difícil ya se dio. Esperamos quedar bien para que nos sigan apoyando y para permitir el crecimiento de más colombianos”, concluye Mileidis, antes de acercarse nuevamente al mostrador para ponerse al frente de su pequeña gran empresa que, junto con su familia, es el principal motivo de orgullo de esta colombiana laboriosa y emprendedora.