Una jornada musical en el malecón de la ciudad de Quibdó (Chocó), fue la excusa perfecta para que un grupo de personas desmovilizadas y en proceso de reintegración pidieran perdón a la sociedad por el daño que pudieron causar cuando hicieron parte de grupos armados al margen de la ley. Bogotá, 13 jun (SP). Con sonidos de tamboras, cantos y bailes, la población desmovilizada que habita en Quibdó (Chocó) realizó este viernes una toma cultural al malecón de la ciudad, como muestra de su voluntad de reconciliación con la sociedad.
Integrantes del grupo ‘Mamau’ bailan danzas tradicionales, durante el evento cultural promovido por la Alta Consejería para la Reintegración (ACR), que unió a 64 reintegrados con habitantes de Quibdó, en la zona conocida como el ‘Malecón’. El propósito del acto era que los desmovilizados demostraran su voluntad de reconciliación con la sociedad, a la que en algún momento le pudieron haber hecho daño. Foto: Cortesía ACR. Juan Manuel Barrero.

Fue una jornada musical y artística, promovida por la Alta Consejería Presidencial para al Reintegración, donde 64 reintegrados expresaron su arrepentimiento ante la sociedad. Hubo presentaciones de música rap, reggaeton, música romántica y bailable, amenizada por la orquesta de la Policía Nacional.

El evento también contó con la participación del grupo ‘Batuta’ y el grupo artístico teatral ‘Mamau’, los cuales hicieron sus presentaciones en horas de la tarde, ante unos 300 asistentes.

“Yo canto reggaeton desde que era niño, así me ganaba la vida en los buses. Ahora quiero decirle a la gente, a través del poco talento que tengo, que no importa si pertenecimos a un grupo armado, nosotros también tenemos capacidades y buena voluntad por ayudar”, dice Javier Montoya, reintegrado de las autodefensas.

"Muchacho, hay que pensar, que en la vida civil el que no estudia vale nada; sin embargo existe una oportunidad, y es que usted puede prestar el servicio militar”, dice una de las composiciones que Javier interpretó, en la llamada ‘toma al malecón’.

Este evento cultural permitió que las personas que abandonaron las armas se vincularan de forma activa a la sociedad, ya no como un actor armado sino como un ciudadano de bien que está aportando a la sociedad, liderando procesos de necesidades comunes con la comunidad.

Todas estas personas que avanzan en su proceso de reintegración, reciben por parte de la Alta Consejería la oferta de servicios, esto es: ayuda para su educación, salud, formación para el trabajo y una asesoría sicológica permanente.