Bogotá, 28 may (SP). “Me honra mucho asistir nuevamente a esta Asamblea de Fenalco en Bogotá.
Quiero felicitar a Fenalco por su sostenido esfuerzo gremial, por su trabajo permanente por la Patria y por sus tareas para ampliar más el universo de afiliación de los colombianos.
Es muy importante, socialmente, lo que vienen haciendo en materia de vincular a los tenderos; los beneficios recientes que en el Congreso Nacional de Concejales se pusieron en práctica para los concejales de Colombia en Cali, y agradezco el anuncio que hace hoy el doctor Guillermo Botero Nieto (Presidente de Fenalco), de extender esos beneficios a los diputados de Colombia. Eso nos ayuda a crear capital social en la Patria.
Muchas gracias a Fenalco por todo su magnífico esfuerzo en la colocación de acciones de Ecopetrol. Estamos a la espera a ver qué pasa este año, cuando concluyan todas las etapas del proceso de licitación para las nuevas plantas de generación de energías y, entonces, sacar conclusiones sobre el futuro de la participación de la Nación en Isagen y otras empresas del Estado que podrían ir, también, al mercado bursátil, para ampliar el universo de colombianos propietarios.
Quiero agradecer las palabras de todos ustedes, doctor Guillermo Botero; sus generosas palabras, doctor Francisco de Paula Ochoa (Presidente de la Junta Directiva de Fenalco-Bogotá); sus generosas palabras, doctor Dionisio Araújo (Director Ejecutivo de Fenalco seccional Cundinamarca).
Quisiera compartir con ustedes la manera elemental como el Gobierno avanza en su plan de trabajo y, enseguida, responder inquietudes que nos han planteados los doctores Guillermo Botero, Francisco de Paula Ochoa y Dionisio Araújo.
Confianza en Colombia
Nosotros, apreciados comerciantes, miramos a Colombia como una casa en cuyo techo tiene que existir la palabra confianza.
¿De dónde viene?
En el proceso electoral de 2000-2001-2002, les preguntaba a los universitarios colombianos: ‘¿Quiénes de ustedes han pensado irse de Colombia?’. Y la mayoría levantaba la mano. Eso no preocupaba. Preocupaba la segunda respuesta: ‘¿Quiénes han pensado irse de Colombia definitivamente?’. Casi todos levantaban la mano.
Era una actitud de desprendimiento del país, una actitud de cierta aburrición con la nacionalidad, de desarraigo de Patria. Y en muchas regiones colombianas encontrábamos que los ciudadanos no pensaban que las instituciones existían o no confiaban en las instituciones o quería, cada uno, resolver el problema por su propia cuenta, o tomaban la decisión de someterse a la guerrilla o a los paramilitares.
Entonces, la primera palabra por la que debemos trabajar en Colombia es para que haya confianza de los colombianos en Colombia y de la comunidad internacional en Colombia.
Soportamos esa palabra confianza en tres pilares: seguridad desde la democracia, inversión desde la responsabilidad social y política social desde las libertades.
Son tres pilares que necesitan continuidad, que necesitan mucha determinación, que no se pueden someter a procesos de pare y siga.
Son tres pilares que hay que estar ajustándolos permanentemente, pero impulsándolos permanentemente.
Seguridad Democrática
Bien lo han dicho ustedes, la tarea de la seguridad no es una tarea de promesas ni de triunfalismos. La tarea de seguridad es una tarea de perseverancia.
La Fuerza Pública, con su heroísmo, ha venido ganando más peldaños en el afecto de los colombianos día a día. ¡Y qué bueno!, que en lugar de morirnos de pánico frente a los grupos terroristas, todos los días entreguemos más confianza en los soldados y policías de la Patria.
Continuar la tarea de seguridad, sin promesas, sin ofrecer milagros, sin triunfalismos, con perseverancia, es una obligación que sentimos en el Gobierno y en las Fuerzas Armadas, para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en el suelo de la Patria.
Confianza inversionista
En materia de confianza inversionista, hay nubarrones en la economía, pero crece la confianza inversionista en Colombia.
Es muy importante, y ahí empiezo a tocar el tema internacional por el cual me preguntaba el doctor Dionisio Araújo, mirar lo siguiente: mientras en otros países de América Latina hay tendencias de hostilidad con la inversión privada, hay tendencias a que la economía la jalone exclusivamente el monopolio estatal, en Colombia, nuestra orientación es de fomentar la inversión privada, doméstica e internacional, con un solo requisito: responsabilidad social.
América Latina no está experimentando nada nuevo. Los procesos estatistas fracasaron en el continente. El proceso estatista de Getulio Vargas en el Brasil condujo al desarrollismo, a las mayores dificultades sociales; la revolución de 1952 en Bolivia también fracasó, como fracasó el proceso estatista del General Velasco Alvarado en el Perú.
Conocemos el estatismo, cómo mata la iniciativa, y sabemos que el mejor camino es avanzar estimulando la iniciativa privada con responsabilidad social.
Entendemos esa responsabilidad social, apreciados compatriotas, en tres áreas: transparencia en las relaciones de los inversionistas con el Estado, en la tributación, en los contratos, en la manera de resolver las disputas; solidaridad de los inversionistas con la comunidad, que la vemos a diario en Colombia, pero hay que acrecentarla, generalizarla, especialmente en temas como el ambiental, etcétera, y las relaciones laborales. No estamos de acuerdo con relaciones laborales de capitalismo salvaje, tampoco con relaciones laborales de odio de clases que tanto daño han hecho en Colombia. Creemos en las relaciones laborales fraternas.
El Primero de Mayo, en este Gobierno, siempre ha sido un día importante. El año pasado lo celebramos en Paz del Río, para celebrar el renacimiento de esa empresa que estaba postrada, a la que solo en el 2002 faltaba expedirle partida de defunción y que se ha recuperado notablemente para el bien de Boyacá y de toda la Patria.
Este año lo celebramos en Medellín, buscando caminos de nuevos equilibrios sociales. En lugar de abusos de cooperativas de trabajo asociado, limitar estas cooperativas y buscar acuerdos de tercerización con los propios trabajadores. En lugar de la mezcla de sindicalismo y politiquería, buscar empresas eficientes, organizaciones de trabajadores con responsabilidad gerencial, contratos sindicales.
Hemos venido abriendo ese espacio. No son muchos los casos, pero yo creo que es importante para Colombia. Cuando el sindicato no piensa solamente en sus reivindicaciones, sino que piensa, además, con responsabilidad empresarial, contribuye al equilibrio y a la sostenibilidad de la empresa.
Desde la otra orilla, cuando el empresario no piensa solamente en el éxito de la empresa, sino en el éxito y en el bienestar de los trabajadores, contribuye al equilibrio, a la sostenibilidad social de la empresa.
Estamos terminando el trámite de dos proyectos de Ley de gran importancia: uno que restringe las cooperativas de trabajo asociado, y el otro, que da mayores garantías para que no sea el Estado, sino los trabajadores y los empleadores, los que convoquen los tribunales de arbitramento para ponerle fin a las huelgas. Y también atiende el reclamo de la Organización Internacional del Trabajo para que no sea el Ejecutivo, sino la justicia, la competente para declarar la ilegalidad en el ejercicio del derecho de huelga.
En las cooperativas de trabajo asociado había la idea extrema de prohibirlas. De ninguna manera.
Pero si permitimos que sigan siendo un vehículo para maltratar prestaciones de trabajadores, para deprimir salarios y para crear inestabilidades, las deslegitimamos.
El cooperativismo nació obedeciendo a principios cristianos y solidarios. Por eso, el proyecto exige que en las cooperativas de trabajo asociado se cumpla con la afiliación a la seguridad social; se cumpla con los pagos parafiscales; que sean cooperativas que presten servicios, no intermediarios laborales.
Yo vengo a invitarlos a ustedes a tener mayores reflexiones sobre estos temas. A invitar, por ejemplo, que en las grandes cadenas de almacenes se pueda hacer la tercerización a través de acuerdos con los propios trabajadores.
La experiencia que hemos visto en algunos casos en Colombia es formidable. Ahí vamos logrando responsabilidad social desde ese punto: la fraternidad en las relaciones laborales.
La continuidad de la política de Seguridad Democrática es fundamental para que haya confianza inversionista. Es un componente esencial, pero no el todo.
Saneamiento de la Nación
Tenemos que seguir en el saneamiento macroeconómico de la Nación. Si bien hemos avanzado, todavía falta.
El déficit del Gobierno Nacional central ha pasado del 7,5 (por ciento), al 3,3 (por ciento). Pero el superávit logrado en el balance primario es todavía pequeño. Y el problema pensional es especialmente preocupante, con miras al año 2016.
Entonces, tenemos que seguir trabajando en el saneamiento macroeconómico de la Nación.
Hemos rebajado el endeudamiento del 48 (por ciento) al 28 por ciento. Pero todavía es alto.
Uno diría: estamos mejor que en el 2002 en materia de endeudamiento y en materia de déficit, pero no estamos tan bien como se requiere, para que haya tranquilidad sobre el curso de la economía colombiana.
Tenemos que seguir haciendo esfuerzos superiores.
Por ejemplo, la doble calzada Bogotá-Santa Marta, que aspiramos dejarla contratada y en ejecución en este Gobierno -una de las respuestas al doctor Dionisio sobre la infraestructura para la competitividad de Bogotá-, nos puede costar 3 mil millones de dólares, 4 mil millones de dólares y el solo pago del Presupuesto de la Nación este año al Seguro Social, para que el Seguro Social pueda pagar pensiones, nos vale 6 billones 400 mil millones.
O sea que tenemos cargas muy grandes.
Hoy hemos hecho, en la Presidencia de la República, tres controles de gestión: esta mañana, en el Ministerio de Minas -me voy a referir al final a las medidas en materia de combustibles-, después al Ministerio de Comercio, en el área de turismo, y esta tarde a Planeación Nacional, en el área de reforma del Estado.
Reforma del Estado
A la fecha van reformadas 411 entidades del Estado. Tenemos un ahorro de caja anual de un billón 300 mil millones. Se han ahorrado 6 puntos del PIB (Producto Interno Bruto), en el periodo 2002-2008. Eso ha tenido incidencia muy favorable en las pensiones, en los gastos y, también, ha tenido incidencia muy favorable en el endeudamiento.
Algunos de los críticos dicen que con las entidades vendidas hemos afectado el patrimonio del Estado. Todo lo contrario. En los próximos días el Ministerio de Hacienda presentará una cuenta de cómo ha aumentado notablemente el patrimonio del Estado en este Gobierno.
Si nosotros sumamos las ventas de entidades estatales y restamos esas ventas de las valorizaciones de empresas como Telecom, que tenía valor negativo, de la gran valorización de Ecopetrol, vemos que hay un crecimiento, por fortuna, enorme del patrimonio del Estado, con menos dificultades en los ejercicios presupuestales anuales.
Vamos a continuar esa tarea de la reforma al Estado. Estamos empeñados ahora en la reforma de las clínicas del Seguro Social. Las venimos liquidando y entregándolas a operadores que garanticen eficiencia.
La de Santa Marta se liquidó, se entregó a la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga; el resultado para la comunidad ha sido extraordinario. La de Cartagena, a la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios, excelente resultado. Las de Bogotá se liquidaron, se vendieron a una entidad sin ánimo de lucro conformada por la Caja de Compensación Compensar, por la Universidad del Rosario y por la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios. La entrega efectiva se hizo el primero de mayo.
Esa reforma que parecía imposible por la oposición de radicalismos ideológicos, está dando buenos resultados.
Yo confío en que mis compatriotas de Bogotá, para el mes de diciembre, estén viendo unas clínicas del Seguro Social totalmente transformadas en la ciudad.
Hemos hecho una reforma semejante en Medellín y nos falta las clínicas del Seguro Social del sur del país para completar esa reforma. Seguiremos en esa tarea.
Reforma del Inpec
Y hay reformas pendientes de gran importancia como la reforma del Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario). Una de las luchas de los próximos meses será la reforma del Inpec. Es imposible, con las inflexibilidades administrativas, administrar guardia carcelaria.
A mí no me gusta esconder el ánimo reformista. Oportunamente les planteamos a los colombianos la reforma que se necesitaba en Ecopetrol y en Telecom.
Quiero decir, hoy, ante esta Asamblea de Fenalco-Bogotá, que el Inpec necesita una reforma como la que se hizo en la Policía hace algunos años. Que haya facultad de libre remoción de funcionarios.
Es imposible manejar la guardia carcelaria cuando no hay esa facultad que se requiere para oficios tan difíciles en el Estado como es la facultad de libre remoción. Ese es uno de nuestros empeños en el futuro inmediato: lograr esa reforma del Inpec es una necesidad.
Vamos pues a continuar esta reforma del Estado. Nosotros aspiramos que sea la mayor contribución del Gobierno nuestro como legado administrativo y fiscal, de saneamiento fiscal de la Nación.
Tema tributario
El tema tributario, que para nosotros es un componente fundamental en confianza inversionista. Yo acepto: nosotros no hemos podido simplificar la legislación. Tiene toda la razón el doctor Araújo. Pero sí la hemos convertido en una legislación competitiva en materia de captación de inversión.
Hicimos muchos intentos para simplificarla. No fue posible. A mí me da miedo, so pretexto de simplificar la tributación, entrar con nuevos proyectos tributarios al Congreso. Voy a pedirle al Ministro de Hacienda que tenga una discusión con ustedes sobre esta materia. Pero he creído que el país podría sacrificar alguna complejidad que reconozco, que se mantiene en la parte tributaria, con tal de garantizarle estabilidad en las normas de estímulo a la inversión. Eso, compartiendo las preocupaciones que trajo el doctor Araújo.
Confío que la reforma Muisca de la administración de hacienda ayude. Sin embargo, hay que tener en cuenta la preocupación que presentaba el doctor Guillermo Botero, el Presidente Nacional del gremio, sobre las exigencias en materia de detallar facturación. Ese tema, voy a pedirle también a la doctora Cecilia Álvarez, Ministra Consejera de la Presidencia, que lo trate con ustedes.
Quiero recordar algunas de las normas para estimular inversión en nuestro país en materia tributaria.
Nosotros, en lugar de haber rebajado las tarifas tributarias abruptamente y para todo el mundo, hemos introducido incentivos. Y era muy difícil. Ustedes saben que las propuestas tributarias que nosotros encontramos eran: aumentar renta, generalizar renta, eliminar todos los estímulos, al mismo tiempo universalizar IVA (Impuesto al Valor Agregado). El Gobierno hizo un gran esfuerzo para universalizar IVA. Incluso, logramos en la reforma de 2002, después de haber aumentado el porcentaje de la canasta sujeto a IVA, que el resto quedara con una especie de impuesto a las ventas del 2 por ciento. Yo creo que habría sido muy manejable, pero lo declaró inconstitucional la Corte Constitucional.
Las alternativas que nos propusieron fue: más impuesto patrimonio, más desmotivación de la inversión.
El otro esquema, el del actual Gobierno norteamericano, de reducción total de tarifas, se presta para una gran controversia política, con el argumento de que es una tributación orientada, simplemente, a enriquecer más a los ricos. Por eso, creo que lo que hemos hecho en Colombia, reconociendo que no hemos podido simplificar, ayuda a estimular inversión.
Hay una deducción general del 40 por ciento. Toda inversión que ustedes hacen, apreciados comerciantes, pueden deducirla en un 40 por ciento. Usted invierte 100 pesos, deduce 40.
Y alguien me decía: ‘Bueno, pero si en ese ejemplo suyo, en el cual puedo deducir 40, resulta que mi renta liquida gravable de ese año no fue de 40, sino de 20, ¿cómo hago?’. Fue la otra reforma importante: tanto las pérdidas fiscales, como estas deducciones, no es necesario absorberlas en el primer año, sino que se pueden absorber durante el número total de años que se requiera. En nuestro ejemplo, si la deducción fue de 40 pesos y la renta liquida gravable de 20, este año, entonces, se pueden deducir 20 y le queda un crédito fiscal al contribuyente, que lo puede hacer valer el siguiente año, deduciendo los otros 20.
Yo creo que allí hay unos buenos avances. Y veía esta semana, en un análisis con la Dian (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales), como esa deducción del 40 por ciento ha ayudado mucho a aumentar inversión.
Cada vez que asisto a la inauguración de un nuevo centro comercial, lo primero que les pregunto a los promotores y a los inversionistas, a quienes van a instalar allí los almacenes, que además de la inversión de comprar el local tienen que hacer una inversión muy grande en acomodarlo y en dotarlo y en surtirlo, ¿les ha servido la deducción del 40 por ciento?
En el último, en Hayuelos, me dijeron que esa inversión fue necesaria para la factibilidad del proyecto.
Y eso dio mucha lidia. Ustedes saben que el sector político y el sector de la academia económica en Colombia no han sido amigos de estas deducciones. Aclimatarlas no fue fácil.
Yo por eso diría que tengamos mucho cuidado; que mantengamos unos sacrificios con unos temas como el de la complejidad. Veamos (inaudible), sin tocar los fundamentos de estímulos tributarios a la inversión, simplificar más. Yo me voy a ocupar de eso y le voy a pedir al Ministro que hable con ustedes.
Quiero recordar otros estímulos para biocombustibles, para cultivos de tardío rendimiento, para hotelería. Un hotel que hoy se construye en Colombia tiene 30 años de exención tributaria; las empresas de turismo ecológico; la madera; los cultivos de tardío rendimiento; la sísmica en hidrocarburos; el nuevo concepto de zonas francas.
Hoy se puede crear una zona franca en cualquier parte del país, por una o por varias empresas. Y las hay de servicios, lo cual le ayuda mucho al comercio, y las hay productivas, y las hay del sector de la salud. Ojalá el país, que tenía 11 zonas francas, este año termine con 50 zonas francas aprobadas. Estamos velozmente trabajando a ver si podemos completar 50 zonas francas aprobadas al terminar el año.
Invito al comercio a pensar en esa figura que es bien importante. Ustedes saben que esas zonas francas no pagan IVA ni arancel para la importación de sus bienes de capital; tampoco lo pagan cuando el producto final va al mercado externo. En materias primas si lo pagarían solo en el caso de que el producto final venga al mercado interno.
Y la tarifa de renta de esas zonas francas es del 15 por ciento, ya de acuerdo con la Organización Mundial de Comercio. Eso tiene que estimular muchísimo la inversión.
Pero, además, hoy se pueden firmar con el Estado pactos de estabilidad de reglas de juego a 20 años. También quiero invitar a los comerciantes a que utilicen ese estímulo: quien vaya a hacer una inversión, que pida la norma de estabilidad que le garantice 20 años sin que le agraven las reglas de juego.
¿Por qué digo ‘sin que le agraven’? Porque el pacto de estabilidad es un piso. Si al inversionista le mejoran las reglas, esa mejoría lo beneficia; si le desmejoran las reglas, el pacto de estabilidad durante 20 años lo protege para que no le hagan efectivo ese desmejoramiento de las reglas.
Los tratados de comercio
Y está el tema de los tratados de comercio, como factor fundamental para estimular inversión.
Ustedes saben que primero hicimos el de Comunidad Andina-Mercosur. Hicimos el Tratado con Chile; el nuevo Tratado con Perú para profundizar inversiones; el Tratado con tres países centroamericanos; el Tratado con Estados Unidos. Me detengo.
Este año han llegado a Colombia gran cantidad de delegaciones de los Estados Unidos, generalmente lideradas por alguno de los ministros del gabinete del señor Presidente (George) Bush, por quien tenemos toda la gratitud. Gratitud por la manera como él ha trabajado en busca de que a Colombia le aprueben este Tratado.
Yo no puedo dejar de expresarle al Presidente de los Estados Unidos la gratitud por su esfuerzo, que es un esfuerzo sentido, sin apariencias; es un esfuerzo auténtico por Colombia.
Esas delegaciones han venido, lideradas por un ministro de los Estados Unidos y por congresistas demócratas y republicanos.
Nosotros mantenemos un diálogo prudente con el Congreso. Confiamos que el Congreso de los Estados Unidos, en algún momento, ojalá rápido, pueda darle curso a la votación y que este Tratado se apruebe.
Estamos haciendo todos los esfuerzos, por ejemplo, en protección de líderes sindicales. No solo ha disminuido notablemente el asesinato de líderes sindicales, en un país donde todavía, el año pasado, asesinaron 17 mil personas, pero es que venimos de años de 35 mil asesinatos.
Nosotros queremos cero asesinatos de líderes sindicales. No hemos llegado allá. Pero sí pedimos que nos reconozcan el esfuerzo que se ha hecho para protegerlos. El esfuerzo hecho para superar impunidad. Ya hay 113 criminales en la cárcel por ese delito.
El esfuerzo hecho para fortalecer la justicia. Hemos casi, doctor Francisco de Paula Ochoa, hemos casi duplicado en este Gobierno el presupuesto para la justicia.
Y el esfuerzo que estamos haciendo para proteger colombianos, individualmente. Hoy hay 9 mil colombianos con protección individual directa. Nueve mil. 1.900 de ellos son líderes sindicales. Y eso le cuesta al Estado 40 millones de dólares al año.
Estamos trabajando todos estos elementos, con miras a que también se nos apruebe este Tratado en los Estados Unidos.
Con Canadá, el lunes -festivo acá- se cerró el capítulo agrícola en Canadá. Cerramos, concluimos la negociación agrícola. Yo creo que esa es una buena noticia y eso nos pone cerca de cerrar el total de la negociación, que ojalá ese cierre se dé ahora en la primera semana de junio, cuando vamos a tener la próxima ronda. Tenemos optimismo de que vamos a tener ese Tratado de integración comercial con Canadá.
Yo decía a los demás países suramericanos que para nosotros el comercio no es un fundamento ideológico, sino un camino práctico. Y les decía: ‘¿Por qué se pone en contraposición el comercio entre los pueblos con el avance social?’.
Porque algunos, ideológicamente opuestos al comercio -como algunos de nuestros líderes sindicales y políticos- sustentan esa oposición al comercio entre las Naciones, diciendo que va contra los intereses de los pobres. Al contrario, esa prosperidad ayuda a los intereses de los pobres, a la movilidad social, que es un presupuesto necesario de la democracia. A más comercio formal e internacional, hay más empleo formal de buena calidad y con afiliación a la seguridad social.
Integración económica entre los países sin capítulo social es imposible. Ningún país hoy hace un acuerdo de comercio, sino se incluye el capítulo social para dar todas las garantías a los trabajadores.
Yo creo que eso es algo que debemos nosotros reproducir en el imaginario, en el diálogo con todos los colombianos. Para borrar del imaginario de algún sector del colectivo la idea de que los acuerdos de comercio van en contra de los intereses de los trabajadores.
Nadie en el mundo hace hoy un acuerdo de comercio que no tenga un riguroso capítulo social en favor de los intereses de los trabajadores.
Y estamos trabajando el tema con la Unión Europea. Hace dos semanas, en Lima (Perú), planteamos a la Unión Europea que Colombia y Perú estamos de acuerdo que se le den todas las asimetrías, todos los diferenciales a Bolivia y Ecuador, pero que no se aplace la negociación con Colombia y con Perú.
El 12 de junio hay una próxima reunión con la Unión Europea. Ese es un acuerdo no solamente de comercio, sino también de diálogo político y de cooperación.
Con China y con India avanzan los acuerdos de protección de inversiones. Son bien importantes. Y con varios países europeos los acuerdos de desmonte de doble tributación.
Con la señora Canciller de Alemania (Angela Merkel) se definió avanzar en dos acuerdos bilaterales: el acuerdo del desmonte de la doble tributación y el acuerdo de protección reciproca de inversiones.
Nos preocupa mucho el G3, que inicialmente firmaron Colombia, México y Venezuela, reducido hoy al G2. El ideal sería que en algún momento Venezuela regrese a la Comunidad Andina y al G3.
¿Qué nos preocupa? Tenemos una balanza muy descompensada con México. Mientras nuestras exportaciones a México el año pasado valieron 462 millones de dólares, nosotros le compramos a México 2.500 millones de dólares. Le estamos pidiendo al gobierno mexicano que eso se equilibre. Hay algunos capítulos que no los han abierto.
Entonces, un tema que hemos manejado en privado todos estos años, vamos a tener que empezar a manejarlo en público. Yo creo que el pedido de que se revise ese tratado, en algunos capítulos como el agrícola, que bastante ayudaría a Colombia, es un pedido justo y la justeza de ese pedido la da la dimensión del desbalance en contra de Colombia.
Estamos, pues, en ese tema, en los tratados por los cuales preguntaba el doctor Dionisio Araújo.
Tasa de inversión
¿Qué ha pasado con la tasa de inversión en Colombia? Hace 5 años, 6 años, de cada 100 pesos que producíamos se invertían 12, 14 pesos. En los últimos tres años hemos tenido inversiones, por cada 100 pesos producidos, de 21, de 24, de 28.
El Gobierno ha tenido más preocupación por la tasa de inversión que por el crecimiento. Porque lo único que garantiza un crecimiento estable, fuerte, sostenido en el largo plazo, es una gran tasa de inversión.
¿Y qué ha pasado con la inversión extranjera? Ha dado un salto de 700 millones de dólares que iban exclusivamente a petróleo, a carbón. En los últimos años hemos tenido, en el 2005, cuando entró Sab-Miller a la cervecería, la inversión superó los diez mil millones de dólares, el año siguiente superó los 6.000 millones de dólares.
El año pasado, el Banco de La República registra 9.028 millones de dólares y me halaga mucho el pronóstico del doctor Guillermo Botero, que este año podríamos tener una inversión extranjera alrededor de 12.000 millones de dólares.
La parte buena: se ha diversificado el destino. Esa inversión extranjera llegaba a carbón, a petróleo; o un año a unos canales privados de televisión, para abrirlos, o a una telefonía móvil. Ahora está bastante distribuida: el 54 , 56 por ciento a hidrocarburos y a minería, el resto a los diferentes sectores de la economía. El país tiene que seguir captándola.
Preocupaciones
El tema tasa de cambio. La verdad es que el Gobierno no puede ocultar la preocupación, tenemos sectores muy afectados.
Yo miro la Sabana de Bogotá. Digo: ¿qué hacemos donde colapse la industria de las flores, que genera 100.000 empleos, casi todos de compatriotas mujeres, cabeza de familia?
Mis paisanos, en el oriente antioqueño, están diciendo que van a abandonar los cultivos de flores y a urbanizar esas tierras.
¡Qué grave uno ver toda la Sabana de Bogotá, que es, a esta altura sobre el nivel del mar, la sabana más importante de la cordillera de los Andes, en tamaño y en fertilidad y en topografía! ¡Qué error que colapse la industria de flores y que el camino sea urbanizar esas tierras! Eso sería un desastre desde todo punto de vista.
Nos preocupa mucho el tema del banano, el tema del plátano, el tema de la piscicultura, el tema de los camarones, etc. Hay unos sectores muy afectados.
El Gobierno está haciendo esfuerzos. Esfuerzos con recursos fiscales. Vamos a ver hasta dónde podemos llegar.
El año pasado esos esfuerzos fueron muy grandes y este año serán más grandes.
¡Ojalá, ojalá podamos revertir esta tendencia de reevaluación!
La última decisión que ha tomado el Gobierno es la de empezar a convertir, prudentemente, deuda pública extranjera en dólares, a convertirla por deuda pública en pesos.
Nosotros reestructuramos mucho la deuda pública de Colombia. Cuando empezó el Gobierno, el 70 por ciento estaba contratada en moneda extranjera; hoy el 30, 38 por ciento y pasó del 30, 38 por ciento, contratada en moneda local, al 70 por ciento.
Además, hemos hecho un reciclamiento de la deuda, una reestructuración de la deuda bien importante, a la moda colombiana: sin defraudaciones, sin quedar mal en los pagos. Simplemente consiguiendo más confianza para el país.
El perfil de la deuda pública colombiana hoy, en plazos y en tasas de interés, es mucho mejor. Allí no tenemos mucho espacio. La gran deuda nuestra está es con los bancos multilaterales. Los bancos multilaterales que todos los días le dan más espacio a Colombia.
Pero es responsabilidad del Gobierno, teniendo este dólar tan barato, procurar que haya ahorros en materia de deuda pública.
Entonces, si teníamos previsto pagar una deuda con una tasa de cambio de 2.248, 2.300, aprovechar hasta donde sea posible y convertirla a pesos, con una tasa de interés en pesos razonable, ahora que ese dólar está bien barato. Hoy estaba a 1.765.
Pero ese tema de la pesificación lo tenemos que llevar delicadamente. ¿Por qué? Porque si no lo llevamos delicadamente nos puede producir un encarecimiento en la tasa doméstica de interés y una mayor desvalorización de los TES, los papelitos del Estado.
Entonces, la decisión está tomada, pero el camino hay que recorrerlo con prudencia, para evitarle daños a la tasa de interés en nuestro país.
La tasa de interés
La tasa de interés. Y voy a hacer estos comentarios con todo el respeto por la autonomía del Banco Central. Empiezo por aquellos puntos en los cuales pienso que el Banco Central ha acertado y haré, con todo respeto, unos comentarios discrepantes.
Primero, yo creo que fue prudente moderar el nivel de endeudamiento, para evitar que el país llegara a tener riesgos de un colapso.
Sin embargo, se debe tener en cuenta la comparación que hacía el doctor Guillermo Botero, de los actuales niveles de endeudamiento con niveles que tuvimos en el pasado, antes de las precrisis. Pienso que eso hay que anotarlo.
Reconociendo eso, yo creo que tuvimos un momento, en el 2006 y a principios del 2007, de tanta velocidad en el endeudamiento, que era prudente moderarlo.
El Banco de la República ha expresado que uno de los requisitos, uno de los objetivos que se buscan con la tasa de interés elevada, es que las personas naturales y las empresas tomen con mucho más juicio las decisiones de endeudamiento, de solicitud de crédito, de otorgamiento de crédito. Eso es válido.
Pero creo que para que haya juicio en el endeudamiento en nuestro país, hoy no es necesario hacer correr este riesgo para la economía que se deriva de altas tasas de interés. El temor a la situación difícil en la economía mundial, el temor a la desaceleración, que ya estamos viendo en el país, son suficientes para que el sector financiero y los ciudadanos moderen las aspiraciones en materia de solicitud y otorgamiento de crédito.
Disipado ese problema, se dan condiciones para que empiece la tendencia de reducción de la tasa de interés.
Yo temo que cuando ya la gente está suficientemente advertida que no puede seguir esta tendencia hacia el endeudamiento, que hay que moderar el endeudamiento, temo que mantener la tasa de interés en su actual nivel podría contribuir a desacelerar más la economía, a frenar la expansión de la oferta y a crearle dificultades mayores al proceso inflacionario, que el país también está viviendo como lo está viviendo el mundo entero.
Ojalá nuestro proceso inflacionario siga siendo menor que el que se está viendo en otros países. Y creo que hoy es más importante tener una tasa de interés que ayude a la producción, como un mecanismo para controlar inflación, que pretender enfrentar una inflación de causas universales, derivadas del petróleo, de los fertilizantes, de los alimentos, que pretender enfrentarlas con una desmotivación doméstica de producción, que es el aumento de las tasas de interés.
Ojalá en la próxima reunión de la Junta Directiva del Banco de la República se haga una nueva reflexión sobre la necesidad de empezar una nueva tendencia de reducción de tasas de interés.
Oferta productiva
Estamos haciendo un gran esfuerzo para aumentar la producción de alimentos este año. El Gobierno va a pagar 30.000 pesos de precio adicional por cada tonelada de maíz amarillo; en el segundo semestre, 50.000 pesos. Confiamos que el país, este año, bata récord en el hectareaje de maíz tecnificado y que subamos a 220.000 hectáreas de maíz tecnificado.
El Gobierno va a pagar 150.000 pesos por cada tonelada de fríjol como precio adicional. El país importaba 30.000 toneladas de fríjol, ojalá seamos autosuficientes y produzcamos excedentes.
Hace unas semanas, el gobierno de El Salvador estaba desesperadamente consiguiendo fríjol, porque Nicaragua cerró la frontera donde lo han comprado históricamente. Y nosotros no teníamos manera de venderles ese fríjol.
En arroz. Cada año, cuando le íbamos a comprar arroz al Ecuador, entonces se enojaban nuestros arroceros y con razón: nos van a deprimir el precio trayendo arroz de Ecuador. Y le comprábamos al Ecuador por cumplir las normas de la Comunidad Andina: 150.000 toneladas.
Este año no nos van a vender. Entonces, ¿qué estamos haciendo nosotros? Acabamos de separar 25 mil millones para financiar el almacenamiento de la cosecha de arroz, a fin de dar una señal de tranquilidad a los arroceros, para que se de una siembra récord en el segundo semestre. Y contra esos 25 mil millones, almacenar arroz y poder garantizar una autosuficiencia, porque, además, el producto, ustedes saben, la escasez que ha tenido en el mercado mundial y cómo se ha encarecido.
Entonces, estamos en esa lucha por la producción de alimentos.
Me dicen algunos: ‘¿Y el debate mundial de biocombustibles?’. Nosotros en Colombia tenemos dos garantías que nos permiten avanzar en biocombustibles. Primero, no tenemos que tumbar la selva y segundo, no tenemos que sacrificar el área de producción de alimentos. El país tiene 578.000 kilómetros de selva; 460.000 en la Amazonía Orinoquía y en el resto del país, el saldo. Eso es el 52 por ciento del territorio.
Pero tenemos 43 millones de hectáreas de sabanas. Hay 5 millones en agricultura; los otros 38 millones de hectáreas de sabana se utilizan para 23, 24 millones de cabezas de ganado. El país tiene suficiente para crecer allí el área agrícola, a fin de garantizar la seguridad alimenticia y para crecer la producción de biocombustibles.
Además, el Ministerio de Agricultura ha tomado la decisión de que todo proyecto de biocombustible necesite un certificado y un validador nacional o internacional de que no está afectando seguridad alimentaria y de que no está tumbando bosque.
Tema energético
Otro tema energético: yo tengo que reconocer, apreciados compatriotas, que los colombianos han sido muy abnegados para asumir el alza de la gasolina y generosos. Eso ha sido un trauma. Y nuestro pueblo, pacientemente, lo ha asimilado.
Yo recuerdo cuando empezaba el Gobierno que dijimos: hay que encarecer el precio de la gasolina hasta desmontar el subsidio. Entonces, dijimos, petróleo: 34 dólares. Y cuando ya íbamos a llegar a terminar el desmonte de ese subsidio se puso el petróleo a 50. Y cuando íbamos a llegar, se puso a 80. Ya estamos llegando a 80, pero ahora está el petróleo a más de 130 dólares.
Entonces, el señor Ministro de Minas anunció ayer unas medidas tomadas: primero, aplazar más en el tiempo la llegada al desmonte del subsidio y darle más plazo al desmonte del subsidio en diesel, que eso está vinculado al tema de la chatarrización, que es otra de las preocupaciones de ustedes.
Segundo, ustedes saben que en el combustible en Colombia tiene unos impuestos para la Nación y otros impuestos para las regiones. Vamos a congelar por decreto, lo podemos hacer, el precio que se determina en el combustible para liquidar el impuesto. Porque si vamos a tener un precio del combustible igualito a los 130 dólares que vale el barril de petróleo, para liquidar el impuesto, esa suma del precio más los impuestos nos haría, en Colombia, inalcanzable el desmonte del subsidio y el Estado no tendría dinero con qué pagar esos subsidios.
Entonces, en las próximas horas saldrá el decreto que congela en la cifra que venía, el precio indicativo para liquidar el impuesto. Para dar ejemplo, empezando por el IVA de la Nación. Congelado ha estado el otro impuesto que favorece a la Nación, que es el impuesto global al combustible. Así y todo el subsidio que el Estado tiene que pagar vale este año 5 billones.
Esto es, la diferencia entre lo que cuesta ese combustible y lo que pagan los colombianos, no obstante el encarecimiento, es una diferencia de un faltante de 5 billones, que lo tiene que pagar el Estado.
Me preguntan muchos compatriotas: ‘¿Con esta medida se va a rebajar el precio del combustible?’. No se rebaja.
Segunda pregunta, me dicen los compatriotas: ‘¿Se evitan las alzas?’. No se evitan.
Tercera pregunta: ‘¿Entonces, qué es lo bueno?’. No tener que tener alzas tan grandes como las proyectadas y poder alcanzar a pagar el subsidio. De otra manera el subsidio que tiene que pagar el Estado, se nos vuelve inalcanzable.
Ahí tenemos, pues, apreciados compatriotas, un tema delicado. Pero seguimos enfrentándolo.
Reformas a la Constitución
El tema de reformas a la Constitución, doctor Francisco de Paula, estamos para anunciar, en los próximos días, una comisión de colombianos de la mayor respetabilidad, que nos indique unas reformas constitucionales y legales. Precisitas. Yo creo que también hay que quitar la idea de que todo se resuelve con reformas constitucionales.
Uno de los aspectos que uno ve en el mundo, en materia constitucional, es que hay una especie de coincidencia entre los países que más han prosperado y que han sido más estables en sus normas constitucionales. Casi que la estabilidad constitucional ha sido un factor de prosperidad.
Yo creo que hay que todavía introducir unas reformas, pero el país debería aclimatar una idea de, en lo posible, estabilidad normativa, empezando con la norma constitucional.
Sin embargo, he anotado todas sus preocupaciones.
Chatarrización
El tema de chatarrización. ¡Qué tema tan difícil!, doctor Guillermo, usted lo ha traído. Porque nosotros permitimos la libre importación de tractomulas y, entonces, ahí mismo viene la queja de los pequeños transportadores, diciendo que hay una oferta de transporte, que está inutilizada y que están perdiendo mucho dinero.
Usted recuerda que el país tenía dos paros de transporte por año. En el Gobierno hemos tenido dos y ojalá no tengamos el tercero.
Ha sido muy difícil para el Ministro de Transporte manejar el tema con los pequeños transportadores. Ustedes los comerciantes y los gremios, algunos gremios del transporte, con razón, se quejan de ese requisito de la chatarrización, pero también otros transportadores se quejan de que hay mucha carrocería desplazándose vacía por las carreteras colombianas. Eso ha disminuido, pero hay que ser prudentes para no crear una sobreoferta en ese servicio. Ya he notado su preocupación en ese tema.
No sé, voy a mirarlo, su preocupación por el proyecto que le da a la factura alcance de título valor o, por lo menos, que reúna los requisitos para que pueda producir los efectos del título valor.
El tema de los medios magnéticos, el tema del capital de las sociedades de intermediación aduanera. Yo pregunto por ese decreto y me dicen: ‘Estamos negociando con Fenalco’.
Ojalá -la Asamblea anual es en agosto- en estos dos meses pueda haber un acuerdo sobre estos temas para llevarle esa buena nueva a la Asamblea Nacional.
Y el otro papelito ese, que ahí lo traía, el de las comisiones de tarjetas de crédito.
Usted me ha dicho que se necesitan unas decisiones de la Superintendencia, que las apure. Vamos a estimular.
Yo quiero agradecer inmensamente a Fenalco-Bogotá por la posibilidad de compartir estos temas y quiero ofrecer excusas, doctor Guillermo, mire, tenía toda la voluntad de ir mañana a Fenalco-Cali. Pero, ¿qué pasa?
Desde el viernes empieza la Asamblea de la OEA en Medellín, son los 60 años de la OEA. Entonces, yo estaba mirando un huequito del fin de semana para irme a la zona de inundaciones -porque este fin de semana estuvimos aquí, en la zona del desastre, en el oriente de Cundinamarca, que es muy grave y muy disperso-, y esto de la inundación del Magdalena Medio es muy grave. Yo no veo más espacio que irme mañana al Magdalena Medio y quedarles mal en Fenalco.
Me duele, me duele, por la generosidad de ustedes, su patriotismo, su preocupación por todos los problemas del país, pero no crean que es mala voluntad. Yo procuro no conjugar el verbo pereza, pero no veo otro huequito para ir a la zona de inundación.
Vamos a ver cómo, para la Asamblea General, llevamos resueltos algunos de estos temas que ustedes me han planteado hoy.
Sí, hay un momento de desaceleración de la economía; somos concientes, pero empujemos a ver cómo logramos mantener lo que nos garantice, en el largo plazo, alto crecimiento, que es una alta tasa de inversión.
Les agradezco mucho a todos y trabajando con amor por esta Patria todos los días la sacamos adelante.
Muchas gracias”. |