Noviembre 04
Palabras del Presidente Álvaro Uribe al instalar la Convención Internacional de Seguros en Cartagena

Cartagena, 4 nov (SP). "Era para nosotros una cita muy obligante acudir esta tarde a Fasecolda, a la instalación de esta nueva Convención Internacional de Seguros.

Las circunstancias de las lluvias y algunos temas que estábamos mirando en Bogotá, como una larga reunión con el Congreso para tratar de ponerle la mayor racionalidad a la Ley de Víctimas, y el tema de la renuncia del General Mario Montoya a la Comandancia del Ejército, nos causó una tardanza, por la cual ofrezco mis excusas. Preferí llegar tarde y no perder la oportunidad de escuchar el magnífico del resumen del doctor Luis Fernando Mathieu (presidente de la junta directiva de la Federación de Aseguradores Colombianos), y de expresar a ustedes los puntos de vista que el Gobierno ha venido construyendo sobre esta situación.

En primer lugar, recordemos lo elemental: este Gobierno trabaja para construir confianza en Colombia. La visión fundamental nuestra la resumimos en esa palabra: confianza, que se sustenta en la Seguridad Democrática, en la confianza inversionista y en la política social. La mezcla de Seguridad Democrática y confianza inversionista, crea un presupuesto de prosperidad que permite avanzar en política social, lo que a su vez se constituye como un gran validador de la Seguridad Democrática y de la confianza inversionista.

Intangibles de la Seguridad Democrática

En materia de Seguridad Democrática, permítanme hablar esta noche no tanto de resultados cuantificables, como enunciar algunos intangibles. Diría que hemos recuperado el monopolio del Estado para combatir a los violentos. Hemos recuperado el monopolio de la justicia. En muchas partes del país los ciudadanos no tenían confianza en las instituciones para buscar de ellas la prestación del servicio público de seguridad.

Hoy lo hace. Mucha gente, que era indiferente, hoy está más interesada en trabajar con el colectivo, en apelar a las instituciones. Muchos colombianos que veían que el único camino era acudir a sus propios medios para proveerse seguridad, hoy entienden que el camino correcto es el de la consolidación institucional. Los colombianos antes temían dar testimonio o lo encontraban inútil. Hoy se ha facilitado la acción de la justicia, porque los colombianos encuentran confianza para dar testimonio.

Lo que no podemos es pasar del extremo de que se le temía al testimonio, al extremo de manipular el testimonio con animadversión política.

El tema de las víctimas no aparecía, porque las víctimas, a pesar de que su número crecía, no se atrevían a reclamar por temor o porque encontraban inútil su reclamo. Hoy el tema está en el primer nivel de la agenda nacional. Han aparecido 137 mil víctimas. Hay un Decreto que regula la reparación, y se está complementando ahora con una Ley de la República, en trámite.

El tema de los derechos humanos

El tema de los derechos humanos. Diría que hoy hay más esfuerzo práctico y menos retórica. La política que hemos propuesto es una política adecuada, creemos, para un Estado de opinión, en el cual la sostenibilidad de la seguridad no depende de la voluntad del gobernante sino del respaldo de la opinión. Y esto enmarca la contradicción con lo que fueron los sistemas dictatoriales de América Latina, que impulsaron proyectos de seguridad.

Esa sostenibilidad, que reposa en la credibilidad de opinión, tiene fundamentos en la eficacia, en la transparencia y en la eficiencia. En esos tres anclajes nos esforzamos, todos los días, el Ministro de Defensa, los altos comandantes y mi persona.

Estas denuncias de derechos humanos las venimos enfrentando desde el principio del Gobierno, con la convicción de que Colombia tiene que llegar un momento en el cual rescate plenamente la eficacia de la seguridad y la realidad de la transparencia.

El Gobierno ha sido el primero en ponerle la cara al país ante estos hechos, en pedir la verdad, la investigación administrativa, y en renunciar a la jurisdicción penal militar y sugerir, solicitar, que la jurisdicción, la justicia ordinaria, sea la que de manera exclusiva aboque el conocimiento de estas denuncias.

Lo hicimos al inicio del Gobierno, cuando se conocieron los hechos de Guaitarilla en Nariño. Después, cuando se desvirtuó la versión inicial sobre los hechos de Cajamarca. Lo hicimos en Arauca, cuando murieron tres sindicalistas afiliados al Eln, pero que no fueron dados de baja en combate sino en clara violación de los derechos humanos.

La búsqueda de la verdad, de la transparencia, ha sido una constante, como lo demuestra el esfuerzo del Gobierno para clarificar lo que pasó en San José de Apartadó o en Jamundí, sin cálculo electoral. Faltaban diez días escasos para la elección presidencial de 2006, cuando ocurrieron los insucesos de Jamundí. El Gobierno dijo: si bien no podemos invocar la superioridad jerárquica para exigirle determinados resultados a la justicia penal militar, en esta ocasión sí la invocamos para decirle a la justicia penal militar que no se ocupe del caso, que se reconozca que la única competencia jurisdiccional que se va a ocupar del caso es la de la justicia ordinaria.

De la misma manera estamos procediendo ahora. Las decisiones que se han tomado obedecen a los hallazgos en nuestra investigación administrativa. Todavía no hay conclusiones en la investigación penal que adelanta la Fiscalía, pero las conclusiones a que llegó nuestra investigación administrativa nos obligaron a tomar las decisiones que el país conoció la semana anterior, soportadas en el hallazgo de la omisión de algunos requisitos de protocolo y de procedimiento, y de la posible participación en crímenes de algunos miembros de las Fuerzas Armadas.

En la parte administrativa, ha sido suficiente para tomar las decisiones administrativas. Los hallazgos que puedan tener repercusiones penales han sido trasladados a la justicia ordinaria.

Creemos que este es el Gobierno que más ha respaldado a la Fuerza Pública. Que este es el momento cuando la opinión colombiana más apoyo le ha dado a la Fuerza Pública. Y también creemos que a un Ejército victorioso como el nuestro, al que se le reconoce tanto avance para reconquistar la seguridad en Colombia, se le hace bien cuando se denuncian los errores, las posibles violaciones de derechos humanos, y se toman a tiempo los correctivos necesarios.

El Gobierno seguirá en ese camino. Porque además ha sido el Gobierno que se ha dedicado, en el Cauca, en Urabá, en Arauca, en una parte y en la otra, el pasado domingo, en La María, entre Cali y Popayán, a reiterar que los miembros de las Fuerzas Armadas también son acreedores de derechos humanos, que a ellos no se les pueden desconocer los derechos humanos, que en Colombia los derechos humanos son en favor de los civiles y en favor de los integrantes de las Fuerzas Armadas.

La renuncia del General Mario Montoya

El General Mario Montoya es uno de los comandantes más eficaces que haya tenido el Ejército colombiano. Con él empezamos, en septiembre de 2002, la derrota de la criminalidad en Medellín. Allí fracasó el proceso que durante 20 años se ensayó, de tratar de superar la criminalidad con un diálogo claudicante ante los violentos.

La llegada de nuestro Gobierno permitió también la llegada de la seguridad a esas comunas, de las cuales se había apoderado el terrorismo. Y fue el General Mario Montoya el que lideró esos operativos, conjuntamente con el General Leonardo Gallego, entonces Director de la Policía Metropolitana.

Con el General Mario Montoya se avanzó muchísimo en la recuperación de la seguridad en todo el Caribe colombiano. Recordamos el Golfo de Morrosquillo, en poder del paramilitarismo narcotraficante, y las llanuras de Sucre y Bolívar, en poder de las Farc narcotraficantes.

El General Mario Montoya ha tenido participación muy importante en las operaciones exitosas, que el país reconoce.

Al habernos presentado su renuncia y haber insistido en su decisión de retirarse del Ejército y de retirarse de su comandancia, nosotros le expresamos toda nuestra voz de gratitud y de admiración.

Designación del General Óscar González como Comandante del Ejército

Hemos nombrado al General Óscar González, quien se viene desempeñando como Jefe del Comando Unificado del Norte. El General Óscar González, en su larga carrera militar, ha demostrado probidad y eficacia.

Esta tarde, cuando conversaba con él, le decía: General, recuerde dos conjuntos: un conjunto relativamente anónimo y otro del Libertador’. ¿Cuál conjunto anónimo? Aquel que dice que el buen general tiene que tener una gran iniciativa en la agresividad para combatir a los delincuentes, que tiene que ser un gran comunicador, un gran líder, un gran gerente, un gran coequipero y proceder siempre con transparencia.

Recuerde, mi General, lo que decía El Libertador, bellamente recogido por el Coronel Luis Perú de la Croix, en el Diario de Bucaramanga. El Libertador no pudo llegar a Ocaña. Tuvo una extendida estadía en Bucaramanga. Y aquellas noches de tertulia las recogió en su libro el Coronel Luis Perú de la Croix. Narra él que El Libertador solía referirles cómo calificaba a los generales. Les decía: El mejor general es aquel que es bueno en el combate y bueno en la oficina. Yo entendería la oficina en nuestro tiempo como la organización, la planeación, la austeridad, la transparencia.

Decía El Libertador: el segundo general es aquel que es bueno en el combate y malo en la oficina. Y tercero es aquel que es bueno en la oficina y malo en el combate.

ería que la Colombia de hoy necesita es generales del primer orden, en la calificación del Libertador: generales buenos en el combate para liberar a esta país del terrorismo, y buenos en la oficina. Así lo ha sido el General Mario Montoya. Y el General Óscar González nos va ayudar a consolidar estos valores.

No se puede interferir la seguridad Democrática

Colombia no puede pretender que nos interfiera la Seguridad Democrática. Así como el Gobierno en ningún momento ha faltado a la iniciativa para buscar la verdad y la claridad sobre cualquier denuncia, el Gobierno también tiene que denunciar.

Cuando empezó nuestra administración, algunas organizaciones enemigas de nuestra política de Seguridad Democrática, en cada ocasión que había una baja de nuestras Fuerzas Armadas, propiciada por las Fuerzas Armadas a los grupos terroristas, decían: ‘Lo mataron los paramilitares y se lo entregaron al Ejército para legalizarlo’.

Cuando consolidamos el desmonte de los paramilitares, vino otra acusación: ‘No, a ese no le dieron de baja en un combate, eso es una ejecución extrajudicial’.

El Gobierno, dispuesto a que se clarifique todo, el Gobierno que ha estado siempre en la primera línea buscando que prevalezca la verdad, también tiene que prevenir a los colombianos para que impidamos que ahora que estamos avanzando en la derrota de las Farc, que ha condicionado a este país durante 60 años, vengan a interferirnos la Seguridad Democrática con denuncias temerarias.

Así como somos los primeros en avanzar en las denuncias con fundamento, tenemos que ser los primeros en rechazar las denuncias temerarias, que son el arma de algunos que, envueltos en la manta de los derechos humanos, en el fondo lo que quieren es frustrar el avance de la Seguridad Democrática en Colombia.

El tema de la confianza inversionista

El tema de la confianza inversionista. Nosotros hemos sustentado la confianza inversionista en varios elementos.

Primero, lo elemental. Nos obligamos a repetir lo elemental: mientras hay países en América Latina que manifiestan abiertamente su hostilidad a la inversión privada, nosotros en Colombia somos totalmente garantistas de la inversión privada, doméstica e internacional.

Segundo: le exigimos a esa inversión responsabilidad social, que es transparencia en las relaciones con el Estado, que es responsabilidad en temas tan difíciles como el tema ambiental frente a las comunidades. Responsabilidad social, que es fraternidad en las relaciones laborales, por oposición al odio de clases, por oposición al capitalismo salvaje. Responsabilidad social, que es entender el capital como un factor de producción y de bienestar, y no utilizar el capital como un factor de especulación.

Para esa confianza inversionista hemos mejorado muchos indicadores. Con el Ministro Roberto Junguito empezábamos la tarea que él emprendió valerosamente para disminuir el endeudamiento, recomponer el perfil de la deuda y disminuir el déficit.

Encontramos un déficit en el Gobierno Nacional Central que, al sumarle el agotamiento de las reservas del Seguro Social, subía al 7 y medio del PIB. Hoy está en 3,2. No estamos contentos. Deberíamos seguir disminuyendo. Pero hemos procurado hacer esa difícil tarea en estos años.

Encontramos un endeudamiento que representaba entre el 47 y el 50 por ciento del PIB. Hoy representa el 27.

Ya no podemos incluir a Ecopetrol para mirar las finanzas de la Nación, porque la reforma adelantada en la empresa de petróleos la ha sustraído de las cuentas nacionales. Si pudiéramos incluir a Ecopetrol, ese endeudamiento estaría en el 25, porque la empresa es acreedora neta y no debe un dólar.

Cuando empezamos, la deuda pública estaba representada en deuda externa en un 70 por ciento. Hoy la deuda externa de la deuda pública representa el 25 por ciento. El otro 75 por ciento lo representa la deuda interna.

Esto nos muestra menos vulnerables ante el mercado financiero internacional, pero nos exige más responsabilidad con el mercado financiero interno, que se ha venido fortaleciendo de manera importante.

Reforma del Estado

Hemos reformado 411 entidades del Estado. Una reforma enfrentando antagonismos ideológicos. Una reforma enfrentando radicalismos.

El doctor Mathieu se refería a algunas de las reformas estructurales, como la reforma constitucional de pensiones, la reforma laboral. Habría que agregarles otras reformas constitucionales, como la reforma de las transferencias y la reforma administrativa sobre 411 entidades del Estado. Hemos reformado a Telecom, a Ecopetrol, estamos reformando las clínicas del Seguro Social, ahora estamos en la tarea de vender las electrificadoras.

Creo que procedimos a tiempo. Creo que procedimos a tiempo cuando adelantamos estas reformas. Ojalá todavía sea tiempo para esta difícil reforma de la venta de las electrificadoras.

Creo que se ha saneado rápidamente a los bancos intervenidos y se vendieron a tiempo. Se recuperó un dinero muy importante. Creo que aprovechamos el momento en que surgía esa confianza para invertir en estos activos de Colombia, e hicimos la reforma de Telecom, la reforma de Ecopetrol, etcétera.

Estamos reformando el Seguro Social. Hemos eliminado la vieja EPS. Surge ahora una nueva EPS. Estamos haciendo el tránsito del desgreño del Estado a la eficiencia social.

Hemos eliminado en el Seguro Social esa mezcla vitanda entre excesos sindicales y politiquería. Y estamos entregándole el manejo de estas entidades del Seguro Social al sector social.

Por ejemplo, si ustedes van a las clínicas del Seguro Social aquí en Cartagena, ya no está manejada por la politiquería y los excesos sindicales. Está siendo operada por la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios, con eficacia, con transparencia, con eficiencia.

Las clínicas de Bogotá recientemente se reformaron, y la comunidad va empezar a ver los buenos resultados en los meses que vienen. Hoy están en manos de de una sociedad de entre los Hermanos de San Juan de Dios, la Universidad del Rosario y la Caja de Compensación Compensar. Aspiramos a reformar todas estas clínicas.

Hemos reformado más de 200 hospitales públicos. Y ahora estamos en la etapa, para que no recaigan en la enfermedad del clientelismo y de los excesos sindicales, de entregar esos hospitales públicos reformados a terceros operadores.

Tarea no fácil. Porque el Gobierno Nacional tiene que aportar recursos, pero finalmente las decisiones administrativas y de trascendencia política corresponden a las regiones.

A manera de mensaje para que tengamos fe en Colombia, el Gobierno reitera a ustedes que hasta el último día de la administración estaremos en la tarea de reformar el Estado.

Hasta ahora esa reforma nos significa un ahorro de millón 400 mil millones al año. ¿Se imaginan ustedes qué sería del fisco en ausencia de esas reformas? ¿El presidente de Telecom pidiéndole a Ministro de Hacienda 500 mil millones al año para pagar pensiones?

Antes de esta reforma, Ecopetrol tenía una capacidad para invertir 700 millones de dólares. Ahora tiene una capacidad para invertir por año más de 4 mil millones de dólares.

Incentivos tributarios

Vamos a seguir en el tema de los incentivos tributarios. Algunos me dicen: ‘Presidente, es el tiempo de eliminarlos’. Yo respondo: ‘Por qué, si acaban de nacer’. Hay que dar tiempo de que los proyectos se definan por parte de los inversionistas, maduren, se ejecuten.

Daríamos una señal de desconfianza si ahora que apenas están llegando los proyectos, vamos a eliminar los incentivos tributarios. Hay literatura para todo. Hay literatura que dice que las economías no son sensibles a los incentivos tributarios. Y hay literatura que demuestra lo contrario. Pero estamos ante una realidad. Países que han atraído mucha inversión han introducido estos incentivos.

Nosotros estimamos que han contribuido mucho a tener una tasa de inversión que ha pasado del 12 – 14 por ciento, a una tasa de inversión que en los últimos años se ha situado en el 21, en el 24, en el 27 y medio.

Este año, a pesar de la desaceleración, la tasa de inversión sigue siendo alta. Las cifras que tenemos al segundo trimestre nos muestran una tasa de inversión del 28 por ciento.

En inversión extranjera directa el país tenía más fluctuaciones: una inversión menos constante y menos cuantiosa. Una inversión de 700 millones de dólares, de 1.000, picos de 2 mil. Y se daba cuando aparecía Caño Limon o Cusiana o Cupiagua. O había una posibilidad en telefonía móvil o una posibilidad en televisión privada. Lo que vemos ahora es una inversión extranjera directa más constante y más voluminosa.

Hemos tenido, en los últimos años, cuando entró la cervecería, más de 10 mil millones. El siguiente año por encima de 6 mil 500. El año pasado 9 mil 28. Y todavía seguimos esperando que este año podamos superar los 10 mil millones, a pesar de las dificultades de la economía.

El 56 por ciento de esta inversión está llegando al sector minería e hidrocarburos, y el 44 por ciento está llegando a diferentes sectores de la economía.

Creo que este año hemos tenido unos avances importantes en confianza inversionista. La nueva concepción de zonas francas, el mayor de nuestros estímulos tributarios, ha llevado a tener 40 nuevas zonas francas que están en proceso de instalación. Todavía la semana pasada se aprobaron tres. Una grata sorpresa. El país en toda su vida había aprobado, había visto operar 11 zonas francas. Ahora hay 40 zonas francas nuevas, autorizadas.

También este año hemos asignado proyectos para instalar, por parte de empresas independientes, domésticas e internacionales, más de cuatro millones que kilovatios. Lo importante es esto: no se compromete un peso del fisco ni se compromete el endeudamiento público.

Recordarán ustedes, compatriotas, que en el pasado los compromisos del presupuesto en la generación de energía, llevaron a que el sector eléctrico representara el 27 por ciento de la deuda pública colombiana. Hoy representa el 3 por ciento, lo cual significa un gran avance.

Todos estos proyectos son proyectos de empresas independientes, comprometidas a instalarlos en fecha cierta. Incentivados por la confianza en Colombia. Incentivados porque a todos se les concedió el tratamiento de zona franca.

Lo que significa en el valor de inversión de uno de estos proyectos, la importación de los equipos, tiene hoy un gran aliciente, porque la zona franca les permite traerlos sin IVA y sin arancel. Y además la tarifa del impuesto de renta ya no será del 33, que es la tarifa ordinaria desde este año, sino del 15 por ciento. Con la posibilidad, que se ha abierto para todos los inversionistas, en lo cual trabajo mucho, con el Congreso, el Ministro Jorge Humberto Botero, de firmar los pactos de estabilidad con el Gobierno Nacional.

Además este año hemos asignado 12 millones de hectáreas a ocho bloques para exploración petrolera. El país venía explorando 8 pozos por año. El año pasado exploramos 76. Este año exploramos 100.

Teníamos autosuficiencia hasta el 2008. Ahora la tenemos hasta el 2017. No hemos tenido todavía hallazgos grandes, pero hay una suma de pequeños hallazgos que es venturosa para el país.

Y para despejar una duda: ya hay contratos suscritos por la Agencia Nacional de Hidrocarburos que obligan a los contratistas a explorar 500 pozos en Colombia en el curso de los próximos 4 años.

Estamos en el tema de los TLC. Confiamos abrir nuestra puerta de llegada a la Asociación de Países del Pacífico a través de suscribir el P4 (compuesto por: Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur), con Chile y con otros tres países.

Estamos avanzando en el acuerdo con la Unión Europea. La próxima semana en Perú firmamos con el Presidente de China el acuerdo de protección reciíproca de inversiones con China. Y avanzamos con India en el mismo acuerdo.

Hemos hecho el acuerdo de comercio con Chile. Hemos ido más allá del estatuto andino, en un acuerdo de inversiones con Perú. Hemos firmado el Acuerdo de Comercio con los países del Triángulo Norte de Centroamérica, y tenemos gran cantidad de proyectos en camino.

Confiamos que finalmente en algún momento podamos obtener, en el Congreso de Estados Unidos, la aprobación de nuestro TLC.

Y vamos a seguir en la tarea de abrirle posibilidades a la economía colombiana en todo el mundo.

Ventajas y riesgos frente a la crisis financiera internacional

Tenemos ventajas, como lo decía el doctor Mathieu para entrar a esta difícil crisis de la economía, pero también riesgos.

Ventaja. En estos años hemos pasado de 10 mil 600 millones de dólares de reservas en el Banco Central, a 24 mil.

Yo le pregunto cada semana el Superintendente Financiero, muerto del pánico por las noticias, pero hasta ahora hay motivos de relativa tranquilidad. Y me dice: en estos años el sector financiero colombiano ha pasado de unas provisiones para cartera morosa, antes 39 centavos por cada peso, ahora un peso con 10 de provisiones por cada peso de cartera morosa. Creo que allí hay algo que nos pone en mejor situación.

Fogafin, a lo que se refirió también el doctor Mathieu, tenía 400 millones de dólares cuando empezó este Gobierno. Hoy tiene tres mil millones de dólares de seguro de depósito. Un gran ahorro construido a lo largo de este Gobierno.

Diría que estamos en mejores condiciones. Vemos que algunos países que están en crisis y que han apelado a estos créditos de emergencia del Fondo Monetario, habían mostrado en estos últimos meses una gran prosperidad a debe, con llegadas de dinero con vocación de corto plazo. Y ahora con el tema del fly-to-quality, esos dineros han querido salir afanosamente de esos países, los han sometido a un enorme riesgo, que los han obligado a solicitar cuantiosos créditos del Fondo Monetario Internacional.

El Gobierno sostuvo en los últimos dos años, ante el peligro grande de ese exceso de revaluación para nuestro empleo, para la competitividad de empresas que habían hecho grandes esfuerzos de productividad que no los podían traducir en competitividad por la revaluación, el Gobierno sostuvo la tesis de que no podíamos desmontar los controles a los capitales de corto plazo.

Y en eso hubo una gran coincidencia con el Banco de la República. El Banco de la República expuso depósitos, el Gobierno también. Cada uno en la órbita de sus competencias.

Eso nos llevó a que a pesar de la controversia, en el momento en que explota la crisis la presencia de capitales de corto plazo en Colombia es bastante reducida. Sería muy distinto el escenario si hubiéramos tenido una gran presencia de capitales de corto plazo, que hoy estuvieran buscando afanosamente salida del país. Temería uno que de haberse dado esa situación, la demanda por dólares podría tener una tasa de cambio de alrededor de tres mil pesos, si no más.

Encontramos también a nuestro sector privado en mejores condiciones. La revaluación era muy atractiva para endeudarse en moneda extranjera. Algunos creían que iba a durar toda la vida. Los controles impuestos a tiempo, y mantenidos a pesar del debate, lograron el efecto de que el sector privado moderara sus ansias de endeudamiento en moneda extrajera.

Llegamos a esta crisis con una deuda registrada del sector privado colombiano de 17 mil millones de dólares, a primera vista una deuda manejable.

Y también fue prudente nuestro sector privado para no dejarse tentar de los derivados secundarios. Uno ve hoy el sector privado de algunos países de América Latina muy expuesto por las inversiones en los derivados secundarios. El sector privado colombiano, hasta ahora lo que aparece, no muestra esa señal de peligro. Creo que estas son todas fortalezas.

Riesgos. Tenemos riesgos en financiamiento, riesgo en el recaudo. Hasta ahora nos han dicho los bancos multilaterales que podemos contar con los recursos que necesita el financiamiento externo del Estado colombiano para 2009, del orden de 2 mil 400 millones de dólares.

Nosotros teníamos programado acudir a los bancos multilaterales para solicitar mil 40 millones y al mercado por mil millones, pero los bancos multilaterales nos han dicho que podemos contar con los 2 mil 400.

¿Qué preocupación me asalta? Hasta hace cinco semanas, seis semanas, ocho semanas, a los bancos multilaterales les sobraba dinero y les faltaban solicitudes. Muchos en el continente decían: ‘No, qué voy a ir yo allá si a mí me presta el Presidente Chávez’.

Nosotros siempre fuimos sumamente cuidadosos para mantener abierta esa línea con los bancos multilaterales. ¿Pero qué ha ocurrido? Nos decía el Presidente del BID en la reunión Iberoamericana de El Salvador, el viernes pasado, que en las últimas tres semanas la avalancha de solicitudes sobre los bancos multilaterales ha sobrepasado todas las predicciones.

Tenemos confianza que un buen cliente de todas las horas, como Colombia, vaya a tener la respuesta favorable que nos han anunciado.

Y tenemos desde ya que asegurar el financiamiento externo del país para el año 2010 y para el año 2011.

Hay que estar haciendo todos esos esfuerzos diligentemente, y buscar los momentos oportunos para poder concretarlos.

Nos preocupa el endeudamiento o el apalancamiento financiero que necesitan todos los proyectos de inversión en Colombia. Todas esas zonas francas asignadas comprometen hoy más de cuatro mil millones de dólares de inversión.

Solamente aquí en Mamonal en Cartagena, hay gran cantidad de fábricas en construcción, del sector plástico, del sector petroquímico, en adición a la inversión en la refinería, que adelantamos entre Ecopetrol y Glencore de Suiza.

Cuando empezábamos el Gobierno la idea era una refinería de 600 millones de dólares. Hoy es una refinería de tres mil millones de dólares: 50 Glencor, 50 Ecopetrol.

El primer dolor de cabeza fue cuando hubo que tomar la decisión de desvincularla de Ecopetrol, para poderla convertir en mixta. Allí tuvimos muchas dificultades políticas, pero las superamos.

Entonces la pregunta es: ¿van a tener –en el caso Glencor y Ecopetrol no hay problema-, pero los inversionistas de todas las otras zonas francas van a tener los recursos para poder cumplir con esas inversiones?

El Gobierno tiene que ser honesto, y sin entrar a crear alarmas, decir: ahí tenemos una preocupación. Ojalá esos inversionistas puedan cumplir con estos compromisos.

Les hemos dado un tratamiento de zona franca muy benévolo, y ellos han contraído la obligación de instalar esos proyectos en tres años.

Nos preocupa, pues, que este interés de invertir en Colombia se llegue a ver afectado por la falta de apalancamiento financiero para quienes se han comprometido a adelantar estas inversiones.

El recaudo

Y tenemos preocupación por el recaudo. A primero de octubre tuvimos un recaudo de 312 mil millones, inferior a las expectativas. Todavía no tenemos el balance de octubre.

Habíamos estimado, por el comportamiento de septiembre, que podíamos tener un recaudo disminuido en 700 mil – 800 mil millones al final del año.

¿Qué lo causó? Lo causó el menor dinamismo del comercio exterior y la liquidación de impuestos aduaneros con revaluación.

Teníamos estimado que quien trajera un vehículo al país de 100 dólares, los impuestos aduaneros se iban a liquidar con dólar de 2 mil 200 pesos, que ese vehículo pagaría IVA, arancel sobre una base para liquidar esos impuestos de 220 mil pesos.

Hubo que liquidar esos impuestos aduaneros con dólar de mil 700 – mil 800, lo que nos dio una disminución enorme del recaudo, frente a las expectativas.

Vinieron problemas delicados de sectores exportadores, por la revaluación.

Entonces en algunas cadenas tuvimos que eliminar el arancel, transitoriamente –lo advierto-, a materias primas, para devolverle algo de competitividad a estos sectores, con el compromiso de mantener todo el empleo, de no eliminar empleos. Con eso sacrificamos recaudo.

También sacrificamos recaudo, porque les tuvimos que quitar el arancel a los fertilizantes, dado el elevadísimo precio que entre septiembre y mayo, junio – julio de este año, adquirieron los fertilizantes. Todo eso nos afectó el recaudo.

Estas medidas han sido todas transitorias. Esos decretos tienen vigencia hasta el primero de noviembre. Está terminando la vigencia. Nos preocupa qué pueda pasar el año entrante, qué problemas vayamos a tener con los fertilizantes, y nos preocupa qué pueda pasar, a consecuencia de la desaceleración de la economía, con el recaudo de IVA y con el recaudo del impuesto de renta.

¿Por qué nuestra reacción no es eliminar los incentivos? Porque son incentivos sobre inversiones que no teníamos, que no tenemos. Entonces, ¿qué ganamos eliminándolos? ¿Qué nos trae?

Un punto filosófico importante de nuestra política tributaria ha sido darle un tratamiento diferente, benéfico, a quien invierte, en relación con el tratamiento que recibe quien no invierte. Por eso los incentivos.

Los incentivos son para inversiones con las cuales no contábamos. No teníamos esas inversiones. ¿Cuál es el efecto dañino de los incentivos en el recaudo? Ninguno.

Apoyo a los sectores sociales frente a la crisis

El Gobierno tiene un conjunto de medidas contingentes. Las estamos estudiando. Oportunamente llamaremos a los médicos, como el Ministro Junguito, que hay que llamarlo en cada ocasión en que este país tiene este tipo de dificultades.

Pero hay que cuidar lo siguiente, apreciados compatriotas: hay que cuidar los recursos de la Seguridad Democrática, los recursos de infraestructura y los recursos de política social. Sería muy grave que abandonáramos en este momento a los sectores sociales, que son los que más sufren en una crisis.

Los sectores más pudientes tienen que hacer recortes de gastos, de pronto no pueden cambiar de apartamento, se tienen que privar para adquirir un nuevo vehículo, de pronto privarse para un viaje. Pero a los sectores pobres una crisis los condena a hambruna.

Por eso tenemos que ser cuidadosos en los mecanismos de protección, como Bienestar Familiar, el Sena, Familias en Acción, etcétera.

Creo que el ánimo social de Cartagena es distinto con casi 50 mil Familias en Acción que hoy tenemos, que en ausencia de esas 50 mil Familias en Acción.

Invito al país a que pensemos medidas contingentes, pero con esos tres buenos cuidados: no afectar el presupuesto de inversión, no afectar el presupuesto de infraestructura, en un país que apenas está empezando grandes obras de infraestructura, y que tiene tanto atraso en infraestructura, y no afectar el presupuesto de política social, que va a ser más exigente en estos tiempos que vienen.

Vamos a seguir en ese diálogo permanente con el sector privado, con el Congreso, con los sectores sociales, tomándole el pulso a esta crisis todos los días, a ver cómo Colombia sufre las menores graves consecuencias en este momento tan difícil de la economía mundial.

Creo que muchos van a aprovechar para decir que llegó el fin de la historia del capitalismo. Creo que la gran defensa del sistema de iniciativa privada, es aceptar que el modelo de iniciativa privada en el mundo no puede incurrir de nuevo en el error de darle rienda suelta al capital especulativo.

Hay que hacer un gran compromiso doctrinario en el mundo democrático de las libertades y de la iniciativa privada, para entender, y plasmarlo así en todas las regulaciones, que el capital tiene que ser un factor de producción, de servicios y de bienestar, no un factor especulativo.

Celebro inmensamente el buen estado del sector asegurador. Reconozco todo el positivo impacto para las finanzas del país. ¿Qué tal que nosotros con estas preocupaciones, tuviéramos que sumarle ahora preocupaciones derivadas del sector asegurador?

Nosotros aplaudimos los esfuerzos que están haciendo ustedes para masificar seguros. Por ejemplo, el plan que tienen con la ciudad de Bogotá. Y tenemos todo el entusiasmo en trabajar en el tema de los microseguros. Tema que podremos examinar mañana.

Doctor Mathieu, doctor junguito y apreciados visitantes y compatriotas, una pregunta, una preocupación, con mucho gusto".

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