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Noviembre 06 Versión imprimible
Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la ceremonia de reconocimiento de tropas por parte del nuevo Comandante del Ejército

Bogotá, 6 nov (SP). “Acudimos a este Campo de Paradas de la Escuela José María Córdoba a presenciar la ceremonia mediante la cual el señor mayor general Óscar Enrique González Peña asume la Dirección del Ejército. Reemplaza al general Mario Montoya Uribe.

Quiero hacer llegar nuestra gratitud al general Mario Montoya Uribe, a doña María Eugenia, su señora; a sus hijos. Treinta y cinco años de servicio en el Ejército de la Patria, además de los años cursados en la Escuela. Treinta y cinco años de entusiasta dedicación en todas las horas a la seguridad de los colombianos.

“Nuestra inmensa gratitud al general Montoya”

Este Ejército victorioso ha tenido en el general Mario Montoya un gran apoyo, en momentos muy difíciles y en tareas muy exitosas.

 

El mayor general Óscar González asumió este jueves la comandancia del Ejército Nacional, ante el Presidente Álvaro Uribe Vélez, el Vicepresidente Francisco Santos, el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos y la cúpula de las Fuerzas Armadas, durante una ceremonia que se llevó a cabo en la Escuela Militar 'José María Córdova'. Foto: Miguel Ángel Solano - SP


Recuerdo aquel septiembre de 2002. Medellín había vivido durante lustros la idea de que el ‘bandidaje’ podía regresar a la vida constitucional, a través del diálogo infecundo.

Romper esa tradición no fue fácil. Dos generales de la República lideraron y encabezaron la operación para derrotar la delincuencia en la Comuna 13, el principio de la derrota de la delincuencia en la ciudad: a nombre del Ejército, el entonces Comandante de la IV Brigada, general Mario Montoya, y el entonces Comandante de la Policía Metropolitana, general Leonardo Gallego.

Está bien que a las nuevas generaciones hay que darles todas las oportunidades educativas. Que a la comunidad hay que mejorarle el espacio público, los servicios. Que tenemos que construir equidad.

Lo que no podemos olvidar es que frente a aquella delincuencia que se torna patológica -y que deriva en aquello que parodiando a Garófalo (Rafael Garófalo, ‘Teoría de la Criminalidad’) podríamos llamar ‘el delincuente construido’, en alguna analogía con el delincuente nato- esa delincuencia no se supera por oportunidades sociales. Esa delincuencia hay que derrotarla con autoridad. Las oportunidades sociales son para superar la pobreza y para construir equidad.

Esa delincuencia construida, esa delincuencia que se vuelve de las características del delincuente nato, necesita que la autoridad la confronte con toda la verticalidad, como se hizo en Medellín.

Cuando mis paisanos hagan el examen y vean cómo se ha venido saliendo de esa larga noche de la tragedia de la delincuencia, siempre verán un homenaje al general Mario Montoya y al general Leonardo Gallego.

Momentos muy difíciles, en medio de una gran presión, para que entráramos en una zona desmilitarizada que exigía las Farc, como condición para el acuerdo humanitario, en medio de una gran presión emprendimos la tarea de rescatar a los secuestrados.

El general Mario Montoya conduce la operación, en procura de rescatar al grupo de secuestrados, donde estaban el ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri y el Gobernador Guillermo Gaviria.

Cuando los helicópteros militares sobrevuelan la selva, sin que el Ejército de Colombia hubiera disparado un tiro -estaba programado proceder con toda prudencia- la cobardía del terrorismo asesina a los rehenes.

Con qué entereza el general Mario Montoya asumió esa responsabilidad.

En aquel momento, también, era mayo de 2003, se puso en marcha una doctrina. En algunas horas del día algunos discutieron cómo comunicarle eso a la opinión pública y la doctrina que se impuso fue: Aquí no hay preparación de comunicación, aquí se dice únicamente la verdad, la que hemos buscado que brille a lo largo de los años de esta política de Seguridad Democrática.

¡Cuánto avanzó el norte del país con el general Mario Montoya como Comandante de Comando Conjunto No. 1 del Caribe! ¡Y qué dificultades en el Ejército Nacional!

Aquel día, cuando ya el sol iluminaba Europa y aquí apenas pasaba la media noche, la guerrilla trata de engañar al mundo, diciendo que los diputados vallecaucanos habían muerto por un ataque del Ejército.

El Ministro, el general Padilla, los Altos Mandos, el general Mario Montoya, con toda prudencia y exclusivamente guiados por el sentido de veracidad, revisaron cuidadosamente las operaciones del Ejército esas semanas en esa zona y al mediodía se le dijo al país cómo el Ejército no había operado allí en esos días, cómo no se habían realizado esos combates.

Dimos la garantía de que viniera una misión legista internacional. ¿Y qué ocurrió? Primó la verdad: fueron los diputados asesinados por el grupo narcoterrorista de las Farc.

El general Mario Montoya, bajo la conducción del general Freddy Padilla, participa con todo entusiasmo en operaciones tan importantes como la Operación No. 6, eficaz y exitosa, contra ‘Raúl Reyes’.

Algún día los historiadores hallarán una relación de causa-efecto entre la operación contra ‘Raúl Reyes’ y la ‘Operación Jaque’. Creo yo, señor Ministro y señor general Padilla, que la ‘Operación Jaque’ habría tenido de pronto dificultades no superables, de no haber realizado previamente la exitosa operación contra ‘Raúl Reyes’.

Él tenía la capacidad de interferir todo lo que fuera un proceso de liberación de secuestrados.

Creo yo que habría tenido ‘Raúl Reyes’ la capacidad de interferir el proceso que condujo a la liberación del doctor (Óscar Tulio) Lizcano.

Y esa operación, que el mundo le aplaude a nuestro Ejército, al Ministro, al general Padilla, la ‘Operación Jaque’, cuente en todo momento con la imaginación, el deseo de acertar, el entusiasmo del general Mario Montoya. Un patriota con sentido total de servicio. Un hombre afable y espontáneo. Cuando hay esa afabilidad, esa espontaneidad; cuando no se tienen esos cálculos, se puede decir que nada está guardado en el escaparate, que todo está puesto a la consideración ciudadana.

Eso se puede predicar del general Mario Montoya. A él, nuestra inmensa gratitud.

“Que sea la hora final del terrorismo”

Y llega hoy al Comando del Ejército, con los mismos 38 años de vinculación a la vida militar, el señor general Óscar Enrique González.

Desde 2001 ha estado permanentemente en el campo de batalla; sin detenerse en las grandes ciudades, apenas de paso por ellas. Es ascendido a general en 2001 y asume la conducción de una de las brigadas más difíciles: Montería.

Por su eficacia y su transparencia, en aquel momento en que regiones del país estaban dominadas por guerrilla y/o paramilitares y ambos sustentados en el narcotráfico, al reconocer la eficacia y la transparencia del general Óscar Enrique González se le designa Comandante de la Cuarta Brigada en Medellín.

Posteriormente, llega a la nueva División y reemplaza al general Mario Montoya para avanzar en el proceso de recuperación del Caribe colombiano, desde el Comando Unificado del Norte.

Se constituye en gran apoyo al Ministro, al general Padilla y al general Mantilla San Miguel, en la exitosa operación contra ‘Martín Caballero’. El gran apoyo para todo el proceso que se ha adelantado para derrotar el paramilitarismo narcotraficante que dominaba el Golfo de Morrosquillo, y la Farc narcotraficante que dominaba los Montes de María y las sabanas de Sucre y de Bolívar.

General González, llega usted hoy rodeado de la confianza de quienes han trabajado bajo sus órdenes, de sus superiores, del general Padilla, del Ministro, del Gobierno entero y la esperanza de sus compatriotas.

En un momento de un Ejército triunfante, admirado por el mundo entero, que no puede permitir que algunas personas le hagan daño a su buena reputación.

Tenemos que avanzar. Las armas de la República están concebidas para garantizar la vida de los colombianos y a fin de garantizarla, derrotar a los violentos.

General, unos retos muy grandes. Que sea la hora final del terrorismo. Las armas de la República, ahora bajo su liderazgo en el Ejército, que lleguen rápido a lo que queda del Secretariado del grupo terrorista de las Farc. Que lleguen rápido a delincuentes como ‘Cuchillo’, el ‘Loco Barrera’ -no me gusta referirme a nadie si no por su propio nombre, pero en estos casos los desconozco-. Que las armas de la República le lleguen rápido a Briceño, a quien se conoce con el alias de ‘Mono Jojoy’. Que las armas de la República le lleguen rápidamente al otro terrorista, a ‘Cano’, y a todos sus secuaces.

Yo le decía esta semana que en el Comando Unificado del Caribe todavía hay motivos de preocupación. Quedan bandas criminales en el Cesar; guerrilla en el Perijá, ya poca, pero con capacidad de reproducirse en la Sierra Nevada; bandas criminales de extorsionistas en la vía de Santa Marta a La Guajira.

Queda el grupo de las Farc de Isaías Trujillo y sus secuaces en Paramillo. Después de la exitosa inteligencia de la Policía y la acción eficaz de la Fuerza Aérea contra ‘El Paisa’, en las laderas entre Antioquia y el río Atrato, en el Chocó, algunos de los forajidos subalternos de ‘El Paisa’ conservan capacidad de hacer daño, como lo hicieron hace pocos días cerca de Quibdo.

Tenemos que derrotar totalmente el narcotráfico, sus aliados, como la Organización Nueva Generación, el Eln y las Farc, en el sur del país.

En fin, es una tarea en la cual no podemos perder un minuto para derrotar a todos estos bandidos, a fin de que los colombianos todos los días puedan respirar aire más fresco de libertad.

General, tenemos toda la confianza en su tarea eficaz y transparente.

Quiero invitar a los generales de Colombia, a todos los oficiales, suboficiales, a todos mis compatriotas integrantes de las Fuerzas Armadas a unas reflexiones:

Los generales tienen que ser líderes, gerentes, comunicadores; tener una gran iniciativa con agresividad frente al crimen y una gran iniciativa de protección de los inocentes. Tienen que dar ejemplo permanente de transparencia; tienen que tener un gran sentido del trabajo en equipo.

El liderazgo implica visionar, visionar la Colombia de las nuevas generaciones que les dé paz y prosperidad; visionar cómo hacerlo; cómo avanzar hacia allá todos los días; cómo crear los equipos para obtener esos objetivos; cómo dar ejemplo de que esa visión se puede convertir en realidad.

Los generales tienen que ser magníficos gerentes. La tarea de la eficacia tiene que ser una tarea de eficiencia; la gerencia implica el mayor resultado con los menores recursos.

A pesar de los esfuerzos que se han hecho en los últimos años con los impuestos de Seguridad Democrática y esta crisis de la economía, la insuficiencia de recursos prevalece. Hay que hacer de la eficiencia el valor superior a la eficacia; producir los mayores resultados con los menores recursos.

Los generales tienen que ser excelentes comunicadores; contarle siempre, con total buena fe, sus dificultades y sus vicisitudes a sus superiores, cuando sea indicado y con la debida autorización, a la opinión pública.

Finalmente, aquí hay una seguridad desde un Estado de opinión; no una seguridad desde una dictadura. Y esta realidad nos compromete a todos con la opinión que se integra con la expresión y el sentimiento de cada ciudadano de familia.

Hay que tener un gran sentido de la comunicación al interior y al exterior de la institución.

Al interior de la institución, hay que hablarles con toda sinceridad a los superiores, oírlos y escucharlos. Hay que hablarles con ese equilibrio entre el mando y las relaciones humanas a los subordinados. Qué difícil, en la jerarquía militar, ir más allá de la orden de mando; que difícil, en la formación militar, tener capacidad de escuchar al subalterno. Hay que lograr ese gran equilibrio entre la orden del mando que se comunica y la capacidad de escuchar y de procesar aquello que dice el subalterno. Las órdenes siempre tienen que mostrar ese compromiso con la eficacia, ese compromiso con la transparencia.

No podemos, en esta hora, renunciar a un valor que es fundamental para el triunfo: la iniciativa, la agresividad contra los terroristas, contra los criminales.

De ninguna manera, podemos, en esta hora, paralizar la política de Seguridad Democrática. Sería tanto como permitir la recuperación del debilitado terrorismo.

Y esa capacidad de iniciativa hay que acompañarla de toda la voluntad de transparencia. La transparencia permite que la eficacia brille y en ausencia de transparencia no se puede reivindicar eficacia, porque en ausencia de transparencia, aquello que se cree que es eficacia, resulta simplemente en crimen institucional.

Son inseparables la eficacia y la transparencia y es de gran importancia el sentido de equipo.

Creo que a usted le ha tocado una formidable experiencia de trabajo con todas las fuerzas, en ese gran experimento que es el Comando Conjunto del Caribe, que con ese otro gran experimento que es la Fuerza de Tarea Omega, nos han iluminado caminos para integrar debidamente a las fuerzas, tras (inaudible) estratégicas que necesitan la unidad visionaria y táctica entre todas las fuerzas.

El Libertador, cuando no pudo llegar a Ocaña en 1828, se asentó durante una larga estadía en Buracamanga. Uno de sus acompañantes, el coronel Luis Perú De Lacroix, escribió un bello libro que se llama ‘El Diario de Bucaramanga’. En aquella estadía todas las noches había tertulias. El Libertador una noche narraba cómo era que había alcanzado una embarcación que estaba a 150 metros de distancia de la orilla en las playas del río Orinoco, con los brazos amarrados.

Otras noches les hacía demostraciones de ser un gran jinete. Saltaba el caballo simplemente apoyando sus manos sobre el espinazo, pasando limpiamente por la raíz de la cola y por el punto final de las orejas.

Otra noche, les hablaba de cómo calificaba a los generales y decía que en su concepto había tres niveles de generales:

Los mejores: buenos en el campo de batalla y buenos en la oficina. Los segundos: buenos en el campo de batalla y malos en la oficina. Los terceros: buenos en la oficina y malos en el campo de batalla.

Le preguntaron quién era el mejor y él no vaciló en decir que era Sucre. Sucre, que lo había acompañado especialmente en esa campaña del sur y, también, en la oficina, si cupiera el símil, para organizar el Estado boliviano, en el alto Perú.

Después le preguntaron por los segundos y los peores y que eso quede en el libro de Perú De Lacroix. No sería yo el indicado para decirlo.

¿Qué queremos? Que todos nuestros generales, en la calificación de El Libertador, estén al nivel de Sucre, por su eficacia en el campo de batalla y su eficacia en la oficina.

¿Qué es la oficina hoy? La oficina hoy es la planeación, la inteligencia, el respeto a los derechos humanos, el concepto de transparencia.

Hay que ser totalmente exitosos en la eficacia y en la transparencia. Que en el morral de todo soldado de la Patria, en el corazón y en el alma de todo soldado de la Patria, estén inscritos esos dos valores: eficacia y transparencia. Estén inscritos esos dos requisitos de El Libertador: gran eficacia en el campo de batalla y gran desempeño en la oficina de los derechos humanos.

Nueva iniciativa en materia de DD.HH.

A propósito de esto, esta mañana, en el día de la Fuerza Aérea propusimos lo que quiero repetir hoy a todos mis compatriotas:

Hemos tomado la decisión de una nueva iniciativa en materia de derechos humanos. Una iniciativa para vincular ampliamente a la ciudadanía a nuestra tarea de observancia rigurosa de los derechos humanos.

Desde hoy, en cada división del Ejército, brigada de batallón; en cada regional de la Policía o comando, las personas encargadas en materia de inspección, de acuerdo con las precisiones que hagan el señor Ministro (de Defensa), el general Padilla y los comandantes de fuerza, tendrán que organizar para que oficiales estén permanentemente recibiendo quejas de la comunidad sobre lo que pueda ser comportamiento indebido de integrantes de la Fuerza Pública.

Una vez por semana habrá una rendición pública de cuentas; después se puede espaciar. Se harán teleconferencias y con transmisión por intermedio del Canal Institucional.

En esa rendición pública de cuentas, serán relatores los comandantes de División en el Ejército y los comandantes de regionales en la Policía. Ellos recogerán todas las quejas que se hayan recibido en la semana, en los batallones, en las brigadas y en las divisiones, en los comandos y en las regionales de Policía.

Cuando sea del caso, de esa relatoría se excluirá la mención del quejoso. Esto se apoyará también con la posibilidad de que las quejas lleguen a través de Internet o a través del teléfono.

Trabajaremos con la Procuraduría y la Fiscalía, para que toda recepción de quejas, inmediatamente se procese y en una primera reacción se defina en manos de qué autoridades debe ponerse su conocimiento.

Cuando competa a la parte administrativa de las fuerzas tomar las decisiones, serán las fuerzas a su interior que tomarán las respectivas decisiones administrativas.

Hoy, uno de los intangibles de la política de Seguridad Democrática es que los colombianos han perdido el temor a denunciar. Invitamos a todos los colombianos que tengan alguna queja que formular en materia de derechos humanos, relacionada con las Fuerzas, con algún integrante, con el Gobierno, que por favor se acerquen a formular esa queja.

Los comandantes van a hacer toda la promoción para invitar a la ciudadanía a que lo haga.

Creemos mucho en el control ciudadano. Cuando hay control ciudadano y participación ciudadana, los gobiernos se obligan a ser más eficientes, totalmente transparentes.

La participación ciudadana es un elemento que estimula a la Fuerza Pública a la total transparencia y a mayor eficacia.

En la evolución del Estado de Derecho han aparecido diferentes controles: el control político, a cargo de los parlamentos; el control fiscal de las contralorías; el control administrativo disciplinario de las procuradurías; el control penal de las fiscalías.

Pero, finalmente, el Estado de Derecho es estado de opinión y el mejor control es el control de opinión.

Tengo la esperanza, señor Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y distinguidos comandantes y compatriotas, que si implementamos esto con toda devoción, el pueblo colombiano va a tener motivos de mayor confianza; le va a tener más confianza a la institución armada en la cual ha aumentado enormemente su confianza.

Tengo el convencimiento de que este mecanismo, también, en la medida en que nos obliga a nosotros a ser rigurosos y estrictos, totalmente, en eficacia y en transparencia, le llama la atención a la ciudadanía para no hacer del derecho a la queja, el abuso de la queja temeraria.

La participación ciudadana, así como es garantía de transparencia en las instituciones oficiales, también es garantía de responsabilidad en el ciudadano quejoso.

No podemos permitir ni la indulgencia ni la temeridad. Este mecanismo puede ayudarnos a que no haya esa indulgencia que genera impunidad y a que no haya temeridad, que hace acusación falsa y desacredita la política de Seguridad Democrática. Porque aquí hay de todo.

Aquí ha habido crímenes que afectan la imagen de la institución y que tienen que ser sancionados ejemplarmente, como lo han sido a lo largo de este Gobierno, en la búsqueda permanente de la verdad, que en Guaitarillla, que Cajamarca, que en Arauca, que en San José de Apartadó, que en Jamundí. Las recientes decisiones, sobre las recientes quejas.

Pero también hay la queja temeraria y hay la acusación con falsedad ideológica, que busca es desacreditar, entrabar y paralizar la política de Seguridad Democrática.

Creo que este mecanismo de participación de opinión les da más tranquilidad a las Fuerzas. El avance por el camino de la transparencia es el mejor estímulo para tener los resultados de eficacia.

La mejor autoridad para poder combatir eficazmente al delincuente es la autoridad moral que surge de la transparencia.

Este mecanismo permite que ese gran validador, el juez último, que es la opinión pública, le dé más confianza a la acción eficaz de nuestra institución armada y permitirá, también, establecer a tiempo la denuncia temeraria o la denuncia con falsedad ideológica, que solo pretende el descrédito de la institución armada y de la política de Seguridad Democrática.

Desde hoy, con la conducción del Ministro de Defensa, del general Padilla, el Vicepresidente Francisco Santos, quien ha sido gran líder toda su vida, antes y en estos años como Vicepresidente, en materia de vigencia de derechos humanos en nuestra Patria, desde hoy se empezará a organizar este mecanismo en todo el país.

Y nos citamos, para que, no este lunes que viene, sino el siguiente (será festivo), nos citamos desde ya para que, con la ayuda de Dios, ese día hagamos por televisión y en teleconferencia la primera Rendición de Cuentas sobre este mecanismo.

Con buena fe, con afecto a Colombia, con ese amor a la Patria que nos lleva a superar todas las dificultades y a enfrentar todos los desafíos, hoy, al agradecer con palabras que no (inaudible) en la dimensión el servicio del general Mario Montoya, como Comandante del Ejercito, recibimos esperanzados la llegada del general Óscar González al Comando del Ejercito.

General, que cada que sus hombres traigan capturado un bandido, los colombianos respiren refrescantes aires de libertad.

Usted se ha referido a ese carácter santandereano; a ese himno de su departamento, tan bello: ‘Santandereano, ni un paso atrás’. Ni un paso atrás mi general; ni un paso atrás, mi general. Todos los pasos para adelante. Los pasos atrás serán los pasos de la huida del terrorismo.

Muchas gracias”.