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Noviembre 12 Versión imprimible
Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la celebración del aniversario de la Policía Nacional

Los familiares de los policías fallecidos en el cumplimiento de su deber, recibieron este miércoles por parte del Presidente Álvaro Uribe, la Medalla al Valor en forma póstuma, durante el aniversario 117 de la Policía Nacional. En la imagen la hermana del agente, John Jairo Aristizábal Isaza. Foto: César Carrión - SP

El Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, General Rodolfo Palomino, recibió por segunda vez, del Presidente Álvaro Uribe, la condecoración Cruz al Mérito Policial, durante la ceremonia de Aniversario 117 de la Policía Nacional. Foto: César Carrión - SP

El Presidente Álvaro Uribe otorgó la Cruz al Mérito Policial al Subteniente Mauricio Rueda, quien resultó herido en el cumplimiento de sus funciones. El acto se cumplió este miércoles en la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander. Foto: César Carrión - SP

 

Bogotá, 12 nov (SP). “Qué acto tan importante este para la Patria. Cuatrocientos trece jóvenes de Colombia se gradúan hoy como subtenientes de la Policía. La promoción mayor. Increíble. Hace algunos años habría sido imposible anticipar una promoción de este número y de esta calidad. Y como pudimos advertir los aquí presentes, por primera vez la escolta de la bandera estuvo integrada exclusivamente por mujeres. Próximamente, la Policía tendrá la primera General en sus fuerzas.

Y el siguiente paso será que las mujeres puedan ascender sin barreras en todas las escuelas de las Fuerzas Armadas de Colombia. Qué paso tan significativo para la seguridad democrática de la patria. Cuatrocientos trece jóvenes muestran hoy la vocación de los jóvenes de la patria por las fuerzas institucionales, por la democracia, por el orden, por la disciplina.

Este es un desfile majestuoso. Una ocasión para todos los presentes inolvidable. El orden de este desfile, como lo expresa el Director Nacional de la Policía, el General Óscar Naranjo, significa ese espíritu de la Policía de infundir orden, que es el mejor camino para la eficacia y para la transparencia en la tarea que prestan los policías de Colombia.

Qué bueno para la seguridad democrática este nuevo grupo de subtenientes. Para la seguridad democrática, que ha venido incrementado la protección de la vida de los colombianos. Para la seguridad democrática, que no es un fin en si mismo. Es un medio para que las nuevas generaciones puedan vivir felices y tranquilas en el noble suelo de la patria.

Qué bueno para los colombianos saber que la seguridad democrática está encarnada en el patriotismo de los jóvenes policías de la patria, de los jóvenes soldados. La seguridad democrática, que ha ayudado todos estos años y que le permite a Colombia, que ha sido una gran contribución, para que Colombia sea calificada hoy, como se está dando la noticia internacional, uno de los 10 países que arriba a esta crisis de la economía con la economía mejor protegida.

Proteger a esta economía para que de ella pudiera predicarse lo que hoy de ella se dice: Colombia, uno de los 10 países con la economía mejor protegida para arribar a esta crisis.

Eso no se hubiera podido lograr sin el heroísmo de los policías y soldados de la patria, que han sido los personeros de la Seguridad Democrática, han sido el espíritu, la carne, el cuerpo presente de la Seguridad Democrática, que han permitido que haya lo que se respira hoy en todo el mundo: confianza para contribuir, con la inversión, a que se dé prosperidad en Colombia.

La prosperidad que será el único camino que nos llevará a tener bajos niveles de desempleo, a superar la pobreza y a crear un país con armonía social, con equidad en la distribución del ingreso.


Jóvenes subtenientes: nuestra inmensa gratitud y reconocimiento, nuestro respeto. Ustedes comprometen hoy a nosotros, los mayores, a no fallar en aquello de darles buen ejemplo. Y ustedes hoy estimulan a los niños y a los que habrán de venir a confiar en Colombia.

Ustedes son hoy un motivo para mirar a Colombia con más alegría, con más confianza. Esta promoción lleva el nombre del teniente Esteban Meléndez Reyes, asesinado cuando valerosamente se enfrentaba a aquello que era de usanza en el territorio de la patria: un bloqueo con ánimo de secuestro y de terrorismo realizado por la guerrilla en Aipe, Huila,

El teniente Meléndez se enfrentó con toda la energía de su juventud para salvar a quienes transitaban la carretera de ese atentado terrorista. Una víctima más por la seguridad de la Patria. A él rendimos un gran homenaje. Y esta promoción que hoy se gradúa en su nombre con sus ejecutorias recordará siempre el valor del aquel inmolado policía de la patria.

Rendimos un homenaje al Subteniente Cristián Andrés Figueroa Moreno, primer puesto de esta promoción. Subteniente: honra usted a todos sus compañeros de cursos y a todos los jóvenes de Colombia.

Que el mundo sepa que esta promoción de 413 subtenientes de la Policía, promoción de excelencia, promoción de calidad de élite, ha tenido como primer puesto al Subteniente Cristián Andrés Figueroa Moreno. Lo exaltamos como motivo de orgullo de Colombia ante la comunidad internacional.

Y queda usted comprometido con el éxito de sus méritos y de su esfuerzo a ser garantía en el ejercicio de su actividad policial, para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices y puedan vivir confiadas en la patria.

Hemos recibido hoy la visita de directores de Policía de países hermanos. A ellos toda nuestra gratitud. Nos sentimos muy honrados, muy comprometidos a que esta batalla contra el terrorismo, contra las diferentes formas de violencia, contra el narcotráfico que las financia, sea una batalla que honre el buen nombre de Colombia y que de motivos de confianza a las policías de todos los países hermanos.

Y nuestra gratitud por la condecoración que ustedes, directores de las Policías de los países hermanos, han entregado a nuestros jóvenes al condecorar al Subteniente Cristián Andrés Figueroa Moreno.

Hoy ha recibido la Medalla de Servicios Distinguidos por primera vez el cabo William Alberto Humberto Pérez Medina, suboficial del Ejército Nacional, tantos años secuestrado. Fue el enfermero de la doctora Ingrid Betancourt en varias de esas enfermedades del cautiverio.

Cabo, muchas gracias. Es usted un ejemplo de valor. Hoy reafirmamos nuestro compromiso de no perder un momento en nuestra angustia, en el trabajo abnegado del Ministro de Defensa, de los Altos Comandantes, de toda la Policía y de todos los soldados de la Patria para rescatar a quienes siguen secuestrados.

Se ha entregado también la Medalla al Mérito Ciudadano, ya por segunda vez, al periodista Erbin Hoyos Medina. Es un periodista anclado en el corazón de los colombianos: 10 años con el programa Voces del Secuestro. Es un periodista de consuelo y de esperanzas. Es un periodista que siempre estimula los mejores valores de la Patria. Al condecorarlo a él, reafirmamos el compromiso de trabajar sin ahorrar esfuerzos para derrotar el secuestro.

Una ocasión ésta de emociones y de esperanzas. También de tristezas. Hemos entregado la Cruz al Mérito Policial de forma póstuma a los padres y familiares del Intendente Jefe José William Arboleda Blandón, sacrificado; del Subintendente Juan Carlos Rueda Guerrero, sacrificado; del Subintendente Juan Camilo Giraldo, sacrificado; del Patrullero Óscar Stid Zarate Sicua, sacrificado.

A esas familias, nuestra solidaridad. Estas condecoraciones son expresión del alma para resaltar el sacrificio de sus seres queridos, el sacrificio por Colombia.

Hemos entregado la Medalla al Valor por actos excepcionales del servicio en forma póstuma al Capitán Jhony Estrada Valencia, sacrificado; al Patrullero Hernán Arroyo Palacios, sacrificado; Al patrullero Hernán Arroyo Palacio, sacrificado; al agente Carlos Ramírez Torres Caicedo, sacrificado; al agente John Jairo Aristizábal, sacrificado. A sus familias nuestra gratitud. La gratitud de la patria entera.

La condecoración Cruz al Mérito Policial, por quinta vez, al Brigadier General Luís Gilberto Ramírez Calle, Director de Inteligencia; por cuarta vez al Brigadier General, Rafael Parra, subdirector de la Policía; al Brigadier General Flavio Buitrago Delgadillo, quien tiene esa tarea tan difícil y tan incomoda de cuidar la Seguridad del Presidente de la República. Me conmueve muchísimo.

Por cuarta vez, al Coronel Luis Eduardo Martínez Guzmán. Él sabe qué ha hecho y qué esperamos. Recientemente destacamos en Envigado, uno a uno, sus excepcionales logros.

Por tercera vez, al Brigadier General Orlando Páez Barón, Director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional; ha tenido esa delicadísima misión de proteger la protesta social y evitar que la infiltración de los terroristas convierta la protesta social en violencia.

Por segunda vez, al Brigadier General Roberto Bautista Palomino López, Comandante de la Metropolitana de Bogotá; la seguridad de la capital es la vitrina de la seguridad de Colombia.

Qué bueno que el desmantelamiento de las bandas criminales de las últimas horas, continúe con toda velocidad, hasta que podamos decir que Bogotá está sin un delincuente.

Al Brigadier General Santiago Parra Rubiano, Director de Sanidad de la Policía; a medida que ha crecido la institución ha sido más exigente el servicio de Sanidad. Gracias a la tarea eficiente del Brigadier General Parra Rubiano y de todos sus compañeros, es que las quejas se han reducido en un 38 por ciento.

Al Coronel Ramiro Orlando Tobo Peña le correspondió la dificilísima tarea de dirigir la Policía de Buenaventura, en el momento en que tuvimos la suerte de empezar a derrotar allí los criminales, y ahora está al frente de la Policía del Cesar.

Por primera vez al Brigadier General Álvaro Caro Meléndez; confiamos que este año el esfuerzo en fumigación y en erradicación, en lo que se llama repaso para evitar que prosperen las nuevas siembras, esfuerzos a cargo del General Caro Meléndez, muestren una importante reducción de los cultivos de droga en Colombia.

Al Brigadier General Édgar Orlando Vale Mosquera, Director Nacional de Escuelas; muchas gracias, General.

Este grupo de subtenientes demuestra el aprecio de los colombianos por las escuelas de la Policía.

Al Coronel Fernando Jiménez, Comandante de la Policía de Nariño; Coronel, que Nariño pueda decir que ya no hay más delincuentes de esa organización del narcotráfico, que es la organización Nueva Generación.

Que no haya más delincuentes de las Farc, que no haya más delincuentes del Eln.

Al Subintendente Mauricio Rueda Mateus; el subintendente sufrió mutilación hace pocos días, cuando dirigía los esfuerzos de la Policía para proteger a los erradicadores de drogas en Tarazá, Antioquia.

Muy apreciados Directores de las Policías de los países hermanos: Colombia hace un gran esfuerzo contra la droga, lo hace en todas las partes, lo hace fomentando la producción a través de la fumigación, y también por intermedio de la erradicación manual.

Este año podremos erradicar, con fumigación, 130 mil hectáreas; la meta manual es de 100 mil hectáreas y vamos a estar cerca. Un sacrificio muy grande.

Los terroristas plantan minas antipersonal, atacan aleve y cobardemente a los erradicadores, a los policías y soldados que los cuidan, y hay una muestra: este joven, este joven subintendente, hoy lisiado.

Y condecoramos al Intendente, Aldiver Giraldo Galeano. Hace pocos días, cuando se presentaban unas protestas indígenas, quienes creen que pueden introducir la confusión, que pueden introducir el terrorismo, le mezclaron a esas protestas para desacreditarlas, le mezclaron a esas protestas terrorismo. Y el señor intendente Aldiver Giraldo Galeano perdió sus dos manos.

Antes de ayer, dos soldados de la Patria fueron asesinados por explosivos, que se detonaron desde un sitio de un resguardo indígena.

Protesta social sin violencia

Esta patria es una patria respetuosa de la diversidad étnica, es una patria con una Constitución y con un acervo cultural, ajenos a la discriminación. Es una patria respetuosa del pluralismo. Por eso nuestra seguridad es democrática. Es una patria estimulante del debate. Por eso nuestra seguridad es democrática. Es una patria respetuosa de la protesta social.

Aquí hemos hecho muchos esfuerzos. Las comunidades indígenas de la patria son titulares de 30 millones 732 mil hectáreas, en un país que tiene 115 millones de hectáreas.

Nosotros todos los días avanzamos para atender reclamos de crédito, de salud, de Familias en Acción: Pero tengo que repetir, una vez y otra, ante mis compatriotas: no podemos repetir que la protesta social se convierta en actos terroristas contra soldados y policías o contra civiles. Respetamos la protesta social, pero no podemos ser permisivos con la violencia.

Una cosa es la protesta social y otra cosa es el asesinato de los soldados y de los policías. Pedimos al mundo que mire el respeto del Gobierno por la protesta social, y el derecho de los colombianos y del Gobierno a protestar por los actos de violencia.

Nosotros no podemos ignorar los derechos humanos de los policías y de los soldados.

Generalmente, contra ellos reclamamos por violación de derechos humanos, pero también es la hora de exigir que se entienda que el soldado y el policía es un ciudadano de carne y hueso, igual al civil, y por tanto debe ser protegido plenamente con el respeto integral a sus derechos humanos.

Nosotros estamos abiertos al diálogo. Cuánto dialogamos con las comunidades indígenas, con el sector justicia. Ha sido el Ministro de Protección Social, Diego Palacio, quien ha estado en Cali, liderando los acuerdos entre los corteros de caña, las cooperativas y los ingenios, siguiendo una directriz: Colombia no puede tener en las relaciones laborales odio de clases; tampoco puede tener capitalismos salvajes; buscando los acuerdos de fraternidad, como los que se vienen encontrando, que dejen por fuera el capitalismo salvaje y dejen por fuera el odio de clases de los radicales de la política, que se quieren aprovechar de las necesidades de los trabajadores.

No se puede permitir la combinación de las formas de lucha

Colombia es un país que está buscando armonía social. Nosotros respetamos la protesta social, buscamos la reivindicación, dentro de lo posible, haciendo grandes esfuerzos, pero no podemos permitir la combinación de las diferentes formas de lucha.

Eso que trajo el odio marxista, en los años setenta, a nuestro país, hizo mucho daño, porque entonces enseñaron que había que combinar el asesinato con sectores laborales, estudiantiles o de la política o del periodismo. Eso no se puede permitir.

Así como no se puede permitir que se combine el terrorismo con la política, tampoco se puede permitir que se combine la protesta social con la acción violenta.

Fuerza Pública debe estar en todo el territorio de la patria

El Gobierno por eso reclama que el Ejército y la Policía estén en todo sitio del territorio. Nosotros tenemos la obligación de observar los derechos humanos, pero también la obligación de estar en todos los sitios del territorio.

Cuando algunas comunidades indígenas, en su pliego reivindicatorio, nos dicen que hay que excluir a la Fuerza Pública de su territorio, nosotros razonablemente contestamos: respetamos la justicia indígena, respetamos los derechos consagrados en la Constitución, pero la Fuerza Pública es la Fuerza Pública de toda la patria, que no la podemos excluir de un milímetro del territorio.

Se hizo mucho daño a Colombia cuando la Fuerza Pública la fueron excluyendo de uno y otro sitio y creció la guerrilla, se apoderó de mucha geografía y vino la reacción, igualmente cruel, del paramilitarismo, y nos llevaron a una patria en la cual amplias zonas del territorio ya no tenían protección efectiva de la Fuerza Pública sino dominación terrorista de los grupos violentos.

Los colombianos debemos pensar que después de haber sufrido tanto el terrorismo guerrillero y paramilitar, ambos secundados por el narcotráfico, no podemos aceptar la proposición política de que el Ejercito y la Policía tengan que ser excluidos de un sitio del territorio de la patria.

Se hizo mucho daño a Colombia cuando la Fuerza Pública la fueron excluyendo de uno y otro sitio y creció la guerrilla; se apoderó de mucha geografía y vino la reacción, igualmente cruel, del paramilitarismo y nos llevaron a una Patria en la cual, amplias zonas del territorio ya no tenían protección efectiva de la Fuerza Pública sino dominación terrorista de los grupos violentos.

Los colombianos debemos pensar que después de haber sufrido tanto el terrorismo guerrillero y paramilitar, ambos secundados por el narcotráfico, no podemos aceptar la proposición política de que el Ejercito y la Policía tengan que ser excluidos de un sitio del territorio de la Patria.

El subsuelo es de todos los colombianos

Como también tenemos que decir que el subsuelo es de todos los colombianos, del Estado, como lo precisó la reforma constitucional del Presidente Carlos Lleras Restrepo en 1968, y lo repitió la Constitución del 91.

Nosotros no podemos decir que el subsuelo pertenece a un grupo particular, sea cualquiera su conformación étnica. El subsuelo es de todos los colombianos.

Esa pretensión de privatizar el subsuelo no la podemos aceptar. Como tampoco podemos renunciar a dar razones para decir que si bien las explotaciones de hidrocarburos, de minería, la generación de energía, se tienen que someter a rigurosas normas ambientales, no se puede llegar al punto de que la consulta se convierta en veto. De que por consultar a una comunidad sobre una explotación minera o la construcción de una vía, sobre una explotación de hidrocarburos en su área, esa comunidad pueda ir más allá de las exigencias razonables a vetar esa explotación.

Al país no lo podemos dejar sin infraestructura, al país no lo podemos dejar sin minería, al país no lo podemos dejar sin hidrocarburos, apreciados compatriotas. Lo digo con todo respeto.

Tampoco se permiten bloqueos de vías

Nosotros llevamos seis años permitiendo las marchas de protesta, pero negando el hecho violento del bloqueo. A mí me midieron el aceite por allá en septiembre de 2002, cuando bloquearon las carreteras de Popayán. Se le dijo a la policía de la patria: que más se demoren en llegar los del bloqueo, que en llegar la policía de la patria.

Bloqueos no permitimos. Cualquiera sea la presión, no vamos a silenciar nuestra denuncia para señalar el acto violento contra nuestra Fuerza Pública, porque se quiere poner una cortina de humo de reivindicaciones que trascienden lo social. No se constituyen en un pliego social, sino en un pliego político que no podemos admitir, como el retiro de los soldados de Colombia de ciertos territorios.

¿Por qué se utilizan esas cortinas de humo para esconder el asesinato de policías y soldados? ¿Por qué cuando llegamos a la discusión pública, y estamos dispuestos a sostener todas las sesiones de discusión pública que se requiera, viene todo el reclamo con nuestra Fuerza Pública? Y en lugar de reconocer los asesinatos de soldados y policías, en lugar de tomar las medidas para que la protesta social no sirva de escondite a los terroristas, entonces vienen a decirnos que lo que pasa es que el Gobierno señala la protesta de terrorista.

El Gobierno no señala la protesta de terrorista. Creo que más vale el ejemplo que hemos dado durante seis años, que la acusación infundada que nos hacen. Pero el Gobierno sí señala cuando hay víctimas de las Fuerzas Armadas de Colombia, producto de la incursión terrorista, que quiere valerse de la protesta social para disparar alevemente contra nuestras Fuerzas Armadas y para explotar los explosivos que han causado estas mutilaciones y estos asesinatos.

Los soldados y policías de Colombia son titulares de derechos humanos que tenemos que hacer respetar. Colombia tiene un sistema democrático de seguridad que le da autoridad para que le haga sentir su voz ante el mundo entero en esta materia, apreciados compatriotas.

Eficacia y transparencia en la Seguridad Democrática

Por supuesto, tenemos todo el afán por los derechos humanos. La política de Seguridad Democrática, lo hemos dicho desde el primer día, tiene que ser eficaz y transparente. Cuando se alega eficacia sin transparencia, la urgencia de transparencia convierte a esa eficacia en simple crimen.

Desde la hora cero de nuestro Gobierno, hemos tenido una denodada lucha por la eficacia y por la transparencia. Hemos dicho que prevalezca la verdad, que el Gobierno reconozca, por iniciativa propia, los errores y vicisitudes, con incurable buena fe.

Lo dijimos cuando fracasó nuestra operación de rescate de los secuestrados encabezados por el ex Ministro Gilberto Echeverri y el Gobernador Guillermo Gaviria. Ahí no hubo discusión sobre qué íbamos a comunicar. Comunicamos, con actitud paladina de verdad, lo que había sucedido.

Pedimos la verdad en Guaitarilla, en Cajamarca, en Arauca, en Jamundí, en San José de Apartadó, en Soacha, en todas partes. Así lo seguiremos haciendo.

En estas materias hay que entender que muchos proponen quejas infundadas para desacreditar la política de Seguridad Democrática, pero nosotros estamos en la obligación de recibir y reaccionar ante las quejas que tienen fundamento.

Si hay una queja que tiene fundamento por violación a los derechos humanos, y el Gobierno, el Presidente de la República, el Ministro (de Defensa), los altos Comandantes, somos oídos sordos ante esa queja, perdemos la autoridad moral para rechazar la queja infundada que solamente pretende desacreditar la política de Seguridad Democrática.

Estas Fuerzas Armadas y esta Policía, que suman más de 400 mil patriotas, todos los días ganan autoridad moral en la medida en que prevalezca la verdad, que prevalezca la transparencia para poder estimular la eficacia. La eficacia nuestra se llama: agresividad contra los criminales, dentro de la Constitución y el orden jurídico, para que brille la transparencia como autoridad moral, en el proceso de que la eficacia sirva finalmente como garantía de protección de la vida de los ciudadanos.

Distinguidos comandantes de las policías de los países hermanos: nuestra política de seguridad no es para proteger a unos funcionarios estatales, ni un orden caprichoso de Gobierno, es para proteger los derechos democráticos de todos los ciudadanos de Colombia. Nuestra disposición es hacer sentir orgulloso a cada soldado y a cada policía de Colombia, liderando nosotros la eficacia y liderando nosotros la transparencia.

Que nuestra palabra en la reunión privada, que nuestra palabra en la reunión pública, que nuestro gesto, que nuestra insinuación no se salga de lo que es el camino de la combinación de la eficacia y de la transparencia, para que haya sostenida credibilidad en esta política.

No es bueno que cuando aquí hoy hemos condecorado a un grupo de generales y de coroneles de excelencia, que con su labor honran a las Fuerzas Armadas de Colombia; no es bueno que cuando aquí hoy hemos graduado a 413 subtenientes, honran a la juventud de Colombia, haya personas que excepcionalmente enturbian a la Fuerza Pública. Por eso los tenemos que separar. Da gusto aquí condecorar a los generales de la Policía, y da mucha tristeza cuando hay que separar a un oficial de las Fuerzas porque estaba en connivencia con un terrorista, porque fue sensible, permisivo, cuando un terrorista le pidió protección.

Nosotros, para honrar la confianza de estos 413 jóvenes que han abrazado la labor policial, tenemos que recordar que quienes portan las armas de la República tienen que dar ejemplo de transparencia en su vida, tienen que dar ejemplo de transparencia para escoger sus amistades, tienen que dar ejemplo de transparencia en la austeridad de sus costumbres.

Llevar las armas de la República es un gran honor, pero también implica una responsabilidad superior. Tienen que parecerse, no a monjes de buen vivir, sino a monjes de austeridad en el modo de vivir. El delincuente siempre busca penetrar la Fuerza Pública para poderse esconder, para protegerse en la impunidad, y Colombia todos los días, gracias a la entereza de la Fuerza Pública, lo rechaza. Y cuando alguno falla, nosotros tenemos que proceder con todo el rigor de la disciplina.

Al General (Óscar) Naranjo lo admiran en el mundo entero. La semana pasada me decía el Presidente de Costa Rica (Óscar Arias), nosotros necesitando al General aquí, y el Gobierno de Costa Rica nos llamaba y nos decía: dejen al General para que nos ayuden a estructurar la política de seguridad.

Yo quería regresar el lunes con él de México, y el Presidente de México le dice al Ministro de Defensa (Juan Manuel Santos): ‘Déjenos al General (Óscar Naranjo) si quiera hasta mañana, que nosotros necesitamos escucharlo para avanzar en la política de seguridad’.

Las Fuerzas Armadas de Colombia están hoy en la primera página de la admiración mundial: que por la Operación contra el terrorista (Raúl) Reyes, que por la ‘Operación Jaque’, que por los resultados de todos los días. He ahí razones superiores para impedir que algunos quieran mancillar el buen nombre de las Fuerzas Armadas.

Nosotros no vamos a permitir que alguien de la Policía viole el código moral o de ética, porque si lo permitimos, y no hay sanción después de conocer la violación, enturbiamos la magnífica tarea del General (Óscar) Naranjo, y la gran labor de todo el equipo directivo de la Policía y la confianza de estos jóvenes subtenientes.

Nosotros no podemos permitir que un sargento del Ejército esté en compañía de un narcotraficante capturado en Medellín, porque eso enturbia el nombre ganado en toda la faz del mundo, por operaciones tan importantes como la ‘Operación Jaque’ de nuestro Ejército.

Para que nuestro Ejército pueda mirar al mundo con los ojos enfrente de todos los increpantes, nosotros tenemos que ser tan francos para pedir agresividad en la lucha contra el terrorismo, como rigurosos para exigir observancia en materia de derechos humanos.

Rendición de cuentas de derechos humanos

El lunes día de fiesta (17 de noviembre) haremos la primera sesión pública en televisión del nuevo paso que hemos dado para el rigor de los derechos humanos. A esta hora las regionales de policía, los comandos locales de policía, las divisiones, las brigadas, los comandos del Ejército, recogen las quejas de la ciudadanía por lo que pudieran ser abusos de la autoridad.

Se van a procesar con toda transparencia. Se recaudan directamente, también por teléfono y por internet. Estaremos acompañados de la Fiscalía, de la Procuraduría, de las Naciones Unidas. Y ante el juez, que es el pueblo de Colombia, en la televisión, el próximo lunes, y los siguientes lunes, seguiremos en esa tarea de rendición de cunetas.

‘Hay esta queja’, ‘se ha desvirtuado de esta manera’, ‘consideramos que debemos adelantar la investigación por estas razones’, ‘esto lo atenderá directamente la Procuraduría, la Fiscalía, la Justicia ordinaria’, ‘esta queja la encontramos totalmente infundada por este motivo’. Procederemos a reaccionar con toda la objetividad.

Y esto sí que es importante. Es involucrar más y más a la ciudadanía en la protección de los derechos humanos, para que la ciudadanía tenga razones para darle más y más respaldo a la eficacia de la Seguridad Democrática, para que la ciudadanía, en la medida en que sepa que aquí hay un compromiso mayor de cada colombiano por los derechos humanos, también le exija al mundo, al Gobierno de Colombia, y a sus Fuerzas Armadas, más eficacia contra al guerrilla terrorista, contra el narcotráfico terrorista, contra toda la criminalidad.

En la evolución del Estado de Derecho, un día se dijo: es el Estado de los controles. Y entonces paulatinamente se fue creando lo que llamamos hoy la cadena de controles. Las contralorías a cargo del control fiscal, las procuradurías a cargo del control disciplinario y disciplinario y del control administrativo. Los congresos, las asambleas y los concejos a cargo del control político. Pero por encima de todo, está el control popular. Nuestro Estado es un estado de opinión.

Este no puede ser un Estado de caprichos de Gobierno. Este es un Estado de opinión, de creciente participación popular. Y en la medida que nuestros ciudadanos participen en aquello del control, para que no haya desbordamientos en materia de derechos humanos, en esa misma medida, se afianzará más nuestra democracia y se entenderá más, entre los colombianos y en el mundo entero, que la Seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos.

Esperamos confiados que ese proceso de participación ciudadana para que brille el imperio de los derechos humanos, como pilar de la eficacia de nuestra política contra el crimen, esperamos confiados que eso sea una garantía para que estos 413 subtenientes de la Patria, puedan saber en la actuación de todos los días que ellos están protegidos por un camino de transparencia.

Esta reunión está concurrida por mamás y papás, por esposas e hijos de los subtenientes, de los oficiales, de aquellos que han recibido condecoración póstuma y de aquellos que han recibido hoy condecoración de manera directa. A todas esas familias, nuestra inmensa gratitud.

Quiero hacer llegar a los papás y las mamás de los subtenientes graduandos la expresión de nuestra gratitud.

Ustedes han entregado sus hijos a la patria. Nos llenan de gratitud a todos los que somos padres de familia en Colombia.

A don Raúl Figueroa Murillo, a Dora Isabel Moreno Walteros, padres del subteniente Cristian Andrés Figueroa Moreno, toda, toda nuestra gratitud. Donde están ellos.

Vamos a darles un aplauso infinito. A ellos aplauso para que les llegue a todos los papás y a todas las mamás de esta promoción de subtenientes.

¿Dónde está Bernardo Meléndez Restrepo y doña Gloria Reyes de Meléndez, los papás del teniente Esteban Meléndez Reyes, que en paz descansé? Que el teniente desde el cielo nos ayude en esta tarea de más eficacia contra el crimen todos los días y de total disciplina en la observancia de los derechos humanos.

Que la historia no nos tenga que reprochar por haber sido débiles contra los criminales o por haber sido indisciplinados en la materia de observar los derechos humanos.

Que el rigor del teniente Meléndez, desde el cielo temple el carácter para el rigor, la eficacia y la disciplina de los soldados y policías de la Patria.

Compatriotas, como dice el Himno de una de las provincias de la tierra: siempre adelante, enfrente de los criminales, ni un paso atrás.

Nuestro estandarte, como dice ese himno, es el coraje: coraje para derrotar a los criminales. Que no nos aleguen injustamente faltas para parar la política de seguridad democrática, y que nosotros no perdonemos faltas probadas en materia de violación de derechos humanos.

¡Que viva Colombia y que viva la Policía Nacional!